COVID-19
posterior a vacunación en la Zona Norte del Ecuador
COVID-19 after
vaccination in the Northern Zone of Ecuador
Yu Ling
Reascos-Paredes, Silvia
Lorena Acosta-Balseca, Widmark Enrique
Báez-Morales*, Juan
Carlos Vásquez-Cazar
Universidad
Técnica del Norte, Ecuador
*Autor de correspondencia: webaez@utn.edu.ec
Recepción: 15 – Marzo – 2023
Aprobación: 23 – Junio – 2023
Publicación
online: 30 – Junio – 2023
Citación: Reascos-Paredes, Y. L., Acosta-Balseca, S. L.,
Báez-Morales, W. E. y Vásquez-Cazar, J.C. (2023). COVID-19 posterior a la
vacunación en la Zona Norte del Ecuador. Maskana,
14(1), 79 – 87.
https://doi.org/10.18537/mskn.14.01.06
1. Introducción
Los primeros casos de infección y transmisión por el virus
SARS-CoV-2 (coronavirus de tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo
severo) que produce la enfermedad del Coronavirus 2019 (COVID-19), se
reportaron en Wuhan en diciembre de 2019, se expandió rápidamente por China y a
otros países del mundo, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS)
declaró en enero del 2020 una emergencia sanitaria internacional y pandemia el
11 de marzo del mismo año (Tang et al., 2020).
La infección por SARS-CoV-2 ocasiona el síndrome respiratorio
agudo en etapas iniciales, aunque fue determinando con el tiempo que los daños
no se limitaban a dicho sistema, reportándose trastornos a nivel digestivo,
renal, hepático, cardiovascular y neurológico, en estadios tanto agudos, como
subagudos y crónicos inclusive (Vázquez et al., 2022). Desde el inicio de la
pandemia, se han descrito diversas manifestaciones de la COVID-19, yendo desde
su presentación sin síntomas con o sin virus detectable, pasando por síntomas
no graves y presencia viral, hasta con síntomas graves y alta carga viral
(Lozada-Requena y Núñez-Ponce, 2020). Así también, se presentaron como grupos
más vulnerables los adultos y adultos mayores inicialmente, entre los rangos de
30 y 79 años de edad, con una letalidad global del 2.3% que aumentaba en
personas con comorbilidades como enfermedades cardiacas, respiratorias crónicas
con compromiso broncopulmonar, hipertensión, diabetes, cáncer y en personas
sobre los 70 años de edad (Wu y McGoogan, 2020).
La COVID-19 produjo un impacto mundial y multidimensional,
que hasta el 28 de agosto 2022 se habían reportado más de 598 millones de casos
y 6.4 millones de fallecidos en el mundo (Mojica-Crespo y Morales-Crespo,
2020). Alrededor del 5 % de personas afectadas demandaban al inicio servicios
de salud en áreas críticas y acceso a tecnologías sanitarias de soporte vital,
que saturaron a los sistemas nacionales de salud a nivel mundial, dada la
rápida transmisión del virus, lo que exigió la investigación acelerada de
tratamientos y el desarrollo de vacunas para prevenir, contener y controlar la
enfermedad, utilizando distintas tecnologías biomédicas (World
Health Organization. 2022).
La Organización Mundial de la Salud reporta 598 millones de
casos confirmados y más de 6.4 millones de muertes en todo el mundo. Hasta el
momento en el Ecuador (31 de agosto 2022) se han reportado 995,968 casos
confirmados con prueba PCR positivo, un total de 35,843 fallecidos entre
confirmados y probables; siendo la provincia de Pichincha la que cuenta con más
casos reportados. A nivel de la zona 1 (provincias Carchi, Esmeraldas, Imbabura
y Sucumbíos) hasta el 31 de agosto 2022 se registraron 38,486 casos confirmados
y 1,273 fallecidos (Center for Systems
Science and Engineering at
Johns Hopkins University, 2022).
En este contexto crítico global, la OMS, la Administración
de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en
inglés) y otros organismos internacionales autorizaron el uso emergente de las
vacunas que se encontraban en desarrollo. Se esperaba que las vacunas contra
SARS-CoV-2 estimulen de manera adecuada la inmunidad humoral y celular,
estudios tras la vacunación han revelado que la respuesta de linfocitos T
parece adelantarse con respecto a la respuesta humoral (Rodríguez-Hernández y
Sanz-Moreno, 2020). Tan pronto los laboratorios superaron las fases clínicas y
recibieron las autorizaciones de las diferentes agencias de control
pertinentes, se pusieron en marcha programas de vacunación a gran escala, a
nivel mundial, que se desarrollaron con la inoculación de diferentes biológicos
para enfrentar la pandemia de COVID-19. Dichos biológicos presentaron buenos
niveles de efectividad, cercanos al 100%, en la estimulación de la respuesta
inmunitaria y prevención de casos graves, aunque no evitaban la infección. Esta
respuesta se da por tiempo límite en su protección, razón por la cual personas
ya inmunizadas con el esquema principal pueden contagiarse, a lo que se
denominó “infección en vacunados”; sin embargo, se ha observado que las
personas que cumplen con la cobertura de vacunación tienen menos riesgo de
adquirir la enfermedad con sintomatología severa, de necesitar hospitalización
y fallecer (Centers for Disease
Control and Prevention, 2022; Cairol
et al., 2022).
A lo largo de esta lucha por contener y controlar la
transmisión acelerada de COVID-19, además de la vacunación a gran escala, la
vigilancia epidemiológica pasiva y activa pasó a ser una estrategia clave en
los intentos de contener la propagación de la infección por SARS-CoV-2,
fortaleciendo la acción de los equipos de salud en forma permanente para la
toma de decisiones en el contexto de la pandemia (Sierra-Moros, 2022). Esta
vigilancia epidemiológica debía extenderse no solo a los casos de COVID-19 sino
también a las reacciones adversas a las vacunas, que como se explicó
anteriormente, empezaron utilizarse de manera emergente y en plazos récord a lo
largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos de rigor (Organización
Panamericana de la Salud, 2022; Corey et al, 2020). Las estadísticas mencionan
que el 5% de la población infectada por COVID-19 requiere unidades de cuidados
intensivos con soporte de ventilación mecánica, lo que amerita orientación
urgente para los médicos, fisioterapeutas y enfermeras que atienden a los
pacientes más graves (Pereira-Rodriguez et al.,
2020).
Tregoning et al (2021) realizaron una revisión de los estudios de
eficacia de las vacunas, así como datos del mundo real sobre su eficacia y el
impacto de las variantes del virus SARS-CoV2. Se encontró que se habían aplicado
en una alta proporción en la población adulta con alta efectividad en la
prevención de COVID-19, particularmente de cuadros graves. No obstante, hay
desafíos aún importantes para garantizar el acceso equitativo a las vacunas en
todo el mundo y lecciones que se pueden aprender para el control de esta
pandemia y para la próxima pandemia. También se describe que las personas
vacunadas contra la COVID-19, tienen la posibilidad de infectarse con una
probabilidad menor al 60%, dada la característica de ir mutando en el tiempo e
ir mejorando su capacidad de ingreso y trasmisión. Este estudio concluye que
las personas pueden haber sufrido dos veces de la enfermedad y en menor
cantidad un tercer episodio con mayor prevalencia en personas no vacunadas o
con esquema de vacunación incompleto (Tregoning et
al., 2021).
Es importante resaltar nuevamente que, las vacunas contra el
síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2 (SARS-CoV-2), se crearon a
un ritmo sin precedentes. En la primera mitad de 2021 estaban ya realizándose
los estudios de eficacia y el impacto de las variantes del virus, pero hay
desafíos aún importantes para garantizar el acceso equitativo a las vacunas en
todo el mundo y lecciones que se pueden aprender para el control de esta
pandemia (Hanna et al., 2022). Dentro de la salud pública es una máxima
considerar que la mejor forma de prevención de enfermedades transmisibles es
con la administración de vacunas a personas susceptibles. En el caso de la
COVID-19 se han aprobado al menos 13 vacunas de diferentes tecnologías
incluidas las de Ácido Ribonucleico Mensajero (ARNm), de vectores y vacunas
inactivadas; con resultados alentadores y evidenciándose que, en países con
altas tasas de vacunación, se presenta una disminución importante en las tasas
de hospitalización (Chaparro, Samper y Franco, 2021; Kantarcioglu
et al., 2022).
A pesar de los avances, tanto en conocimientos
fisiopatológicos, terapéuticos y preventivos, la pandemia por COVID-19 sigue
siendo una gran preocupación a nivel mundial. La enfermedad sigue presente y
todavía no se ha logrado controlar los contagios. En este sentido la evidencia
científica sobre las vacunas nos dice que siguen siendo efectivas parcialmente,
debido a la alta variabilidad mutable del virus; así también, éstas tienen
protección por tiempo limitado, lo cual coadyuva a una reinfección. Además, se
conoce que tanto las vacunas y la enfermedad producen una respuesta mediada por
anticuerpos y brindan protección natural o inducida respectivamente, con
eficacia superior al 70% aunque, sin lograrse establecer aún de manera precisa
el tiempo de inmunidad para proteger de nuevas infecciones. Sin embargo, las
vacunas son una estrategia importante para controlar la enfermedad (Ciscent et al., 2021).
El problema radica en que la pandemia, a pesar del
conocimiento amplio de los procesos fisiopatológicos de la enfermedad y su
agente causal, que lleva al desarrollo de tratamientos nuevos y la utilización
de vacunas, está lejos de terminar y mantiene picos con incremento de casos provocando
un impacto multidimensional en el mundo desde su inicio (Bedoya-Sommerkamp et al., 2021). Se conoce que la vacunación es
muy efectiva frente a la protección de casos graves y letales de COVID-19, y en
menor grado para casos leves o asintomáticos, lo que lleva a seguir de cerca el
comportamiento de la pandemia y continuar con investigaciones de carácter
epidemiológico en este caso sobre las reinfecciones en personas inoculadas con
biológicos contra COVID-19 para aportar en la toma de decisiones en salud
pública (Cruz et al., 2019; Bagshaw et al., 2022).
Si bien con la vacunación se han dado pasos grandes e
importantes para la contención y control de la pandemia, y con buenos
resultados, surgen nuevas preocupaciones secundarias a estos avances, como las
reacciones adversas relacionadas con la vacunación, las mismas que pueden
presentarse con cuadros leves a graves, incluyendo procesos anafilácticos
serios e incluso desarrollo de enfermedades autoinmunes posteriores a
vacunación (Rutkowski et al., 2021;
Montaño-Armendáriz et al., 2022).
Este estudio permitió caracterizar en la zona norte del
Ecuador, las infecciones por SARS-CoV-2 en personas vacunadas contra la
COVID-19, posterior a la primera y segunda dosis de los biológicos aceptados
por la Autoridad Sanitaria Nacional; además establecer el comportamiento de la
COVID-19 en esta zona del país.
2. Materiales y métodos
Es un estudio de abordaje cuantitativo porque permitió la
obtención y recolección de información después de la aplicación de la primera y
segunda dosis de vacuna contra la COVID 19, sobre las infecciones nuevas en la
zona norte del Ecuador, mediante el uso de estrategias estadísticas basadas en
la medición numérica. Es observacional sin ningún tipo de manipulación y
modificación de las variables, describiendo solamente los fenómenos tal cual se
presentan, con corte longitudinal, realizando dos levantamientos de información
a lo largo de un año de seguimiento, en dos tiempos distintos en la misma
población. El tipo de investigación es observacional epidemiológica y
correlacional, determinando el grado de asociación entre los esquemas de
vacunación, primeras y segundas dosis, con las características de relevancia
sociodemográfica, la incidencia y el comportamiento de las nuevas infecciones.
Se utilizó el método inductivo y epidemiológico, desde el levantamiento de
datos particulares hasta la generación de conclusiones generales,
caracterizados por variables sociodemográficas claves. Para la tabulación,
procesamiento y análisis de los resultados se utilizó la herramienta SPSS y la
estadística descriptiva, en torno a las variables: sexo, ciclos de vida y
etnia.
La población de estudio estuvo conformada por 722,523
personas que viven en la zona norte del Ecuador que fueron vacunadas contra
COVID-19 con la primera y segunda dosis de las vacunas de esquema autorizado
por el Ministerio de Salud Pública del Ecuador (MSP) durante la campaña
promovida por el gobierno nacional, según los datos reportados por el mismo
MSP. Se trabajó con una muestra de 1,541 personas que accedieron a participar
en el estudio, pertenecientes a todos los ciclos de vida. Como instrumento se
utilizó una encuesta estructurada en línea, de auto-llenado,
cuya información fue sistematizada en una ficha de registro (base de datos). El
instrumento fue validado por tres expertos (dos epidemiólogos y un salubrista),
cuyo link https://forms.office.com/r/NHNHnGLYp2 fue enviado por mensaje de texto y facilitado por el equipo
de investigación, para recabar información de casos de infecciones nuevas de
COVID-19 posteriores a vacunación, en el territorio de la zona norte del
Ecuador (provincias de Carchi, Esmeraldas, Imbabura y Sucumbíos), bajo
selección y asignación no probabilística, de las personas vacunadas tanto con
1ra y 2da dosis en la misma población.
3. Resultados
En la Tabla 1, se presentan los resultados de nuevas infecciones
Covid-19 posterior a vacunación por sexo, ciclos de vida y etnia. Se puede
evidenciar que la gran mayoría de la población en estudio no presentaron infecciones
por COVID-19 posteriores a la vacunación. Ligeramente se incrementan nuevas infecciones
luego de la aplicación de la segunda dosis con un 12% (188 personas) y con
mayor frecuencia en el sexo femenino. Con el sexo, la correlación fue débil
(Spearman), con un valor de 0.086, sin embargo, existe significancia
estadística con un p-valor de 0.009.
Tabla 1: Incidencia de Infecciones COVID-19 posterior a vacunación por variables
sociodemográficas y dosis
Fuente: Elaboración propia
n: 1,541
*p-valor <
0.05
Con respecto a nuevas infecciones
COVID-19 posterior a la vacunación y a los ciclos de vida, se puede evidenciar
que la incidencia es muy baja y más frecuente en personas de 20 a 39 años de
edad y posterior a la aplicación de la segunda dosis en su esquema de
vacunación. En estas variables la correlación fue alta (Spearman), con un valor
de 0.95 y con significancia estadística p-valor de 0.000.
En la misma Tabla 1, al relacionar
infecciones COVID-19 posterior a vacunación y etnia, se puede observar que, dentro
de la baja incidencia, la etnia mestiza es la que presenta mayor frecuencia de
casos (11.16%), y de igual manera se incrementa a partir de la segunda dosis
administrada en esquema de vacunación. En estas variables la correlación es
moderada (Spearman), con un valor de 0.55 sin embargo no tuvo significancia
estadística con un p-valor de 0.307.
Tabla 2
Incidencia de COVID-19 posterior a vacunación por severidad
y dosis
Fuente: Elaboración propia
1a
dosis |
2a
dosis |
|
Leve y no ameritó
tratamiento* |
2% |
7.33
% |
Moderado con tratamiento domiciliario* |
1% |
0.13% |
Grave con hospitalización* |
0.2% |
0.1% |
n: 1541
*p-valor < 0.05
En la Tabla 2, se puede observar que dentro de la baja
incidencia de casos COVID-19 posteriores a vacunación, la mayor parte de ellos
no presentó ninguna complicación y no fue necesario recibir ningún tratamiento
médico; y, de igual manera, la frecuencia fue mayor posterior a la aplicación
de la segunda dosis en su esquema de vacunación. Así también, un mínimo
porcentaje de personas vacunadas, presentaron reinfecciones y aunque la
severidad fue algo mayor, solo ameritó tratamiento ambulatorio y domiciliario
en el 0.13% (n=70). Los casos graves de reinfección por COVID-19 posteriores a
vacunación que requirieron de hospitalización llegaron apenas al 0.2%, con la
primera dosis y disminuyeron con la segunda. En estas variables la correlación
fue moderada (Spearman), con un valor de 0.481; sin embargo, existió
significancia estadística con un p-valor de 0.000.
4. Discusión
En la respuesta inmune protectora contra la infección por SARS-CoV-2
se presenta tanto la de tipo innata como la adaptativa, a través de los
componentes humoral y celular, proceso dependiente de la especificidad
antigénica, así como la respuesta a las proteínas estructurales de la cápside
viral, donde la proteína S de spike o espiga juega un
papel importante tanto en la infectividad del virus como en la estimulación del
sistema inmune (Bruno et al., 2022) y diana de la mayoría de vacunas
disponibles (Urbiztondo et al., 2020). Según Ruiz-Bravo y Jiménez-Valera (2020),
en su artículo SARS-CoV-2 y pandemia de síndrome respiratorio agudo (COVID-19),
nos dicen que la enfermedad cursa con tos, fiebre y dificultad respiratoria.
Las formas más graves, que afectan principalmente a personas de edad avanzada y
con determinadas comorbilidades, se manifiestan por afectación de la función
respiratoria, que requiere ventilación mecánica, y síndrome de respuesta
inflamatoria sistémica, que puede conducir a un choque séptico con fallo
multiorgánico, y altas tasas de mortalidad. En el caso del presente estudio, al
haber trabajado con población vacunada, se encuentra que la incidencia de
infecciones COVID-19 son muy bajas, al igual que las complicaciones, como más
adelante se detalla (Plasencia-Urizarri, 2020;
Rodríguez-Morales et al., 2021).
En la población estudiada, la incidencia de COVID-19 luego
de la vacunación con primeras y segundas dosis fue muy baja, si comparamos con
la frecuencia presentada en el primer año de pandemia. En este caso se presenta
un incremento ligero luego de la aplicación de la segunda dosis, con una
incidencia acumulada de 12% (188 personas) y con mayor frecuencia en el sexo
femenino. Al correlacionar los nuevos casos con el sexo, la correlación es
débil, con un valor de 0.086, sin embargo, existe significancia estadística con
un p-valor de 0.009. Según Ruiz-Cantero (2021), en su artículo sobre las
estadísticas sanitarias y la invisibilidad por sexo y de género durante la
epidemia de COVID-19, indica que la prevalencia difiere entre países y refiere
que las mujeres estuvieron con contagios más frecuentes y lo superaron, y los
hombres fueron hospitalizados con mayor frecuencia con datos similares con
nuestro estudio. De la misma manera, en un estudio realizado por Luzuriaga et
al. (2021) en Buenos Aires, Argentina, en trabajadores de la salud, se encontró
que la incidencia de casos de COVID-19 empiezan a disminuir considerablemente
en la población vacunada, frente a la población no vacunada y en general.
En cuanto a la frecuencia de infecciones por SARS-CoV-2
posterior a la vacunación y en relación a los ciclos de vida, los resultados
indican una mayor incidencia en personas de 20 a 39 años de edad y, posterior a
la aplicación de la segunda dosis en su esquema de vacunación, con una correlación
alta y significancia estadística (p-valor = 0.000); algo que no sucede al
correlacionar con la etnia. Estas nuevas infecciones COVID-19 posteriores a
vacunación, en la población estudiada, se suman a la evidencia global donde se
concluye, desde diferentes estudios en diversos lugares del mundo de que, la
inmunidad contra la reinfección es temporal (Guanche-Garcell
y Barbán-Arias, 2021; López-Matiacci
et al., 2021). En esta misma línea, González-Castro et al. (2022), analizaron
el impacto de la campaña de vacunación contra SARS-CoV-2 en relación a los
ingresos a la unidad de cuidados intensivos de un hospital español de tercer
nivel a lo largo de 1 año, encontrando una disminución por debajo del 50% en los
pacientes mayores de 60 años de edad luego de alcanzar una cobertura de
vacunación de la menos el 17% de la población general.
Aunque en el estudio no se consideró la variable condición
laboral, podemos deducir que la población comprendida entre 20 a 39 años de
edad, quienes presentaron mayor incidencia de infecciones posteriores a
vacunación COVID-19, son más vulnerables, de manera similar a los resultados
presentados por Vicente-Herrero et al. (2022), en su artículo “Criterios de
vulnerabilidad frente a infección Covid-19 en trabajadores”, manifiestan que en
el ámbito laboral interesa destacar la vulnerabilidad del trabajador frente a
la infección, esto es, la probabilidad de ser afectado por el virus con riesgo
superior al normal y con consecuencias más graves, ya sea como resultado de la
susceptibilidad mayor a los efectos del virus, o por un nivel de exposición
superior a la media. En un trabajador vulnerable frente a esta infección
pandémica, se considera de utilidad incluir en la valoración: aspectos
personales de la persona que trabaja, enfermedades previas y su grado de
control, aspectos laborales y las opciones de gestión preventiva de las
empresas. El resultado de esta combinación de factores nos permitirá
cuantificar la vulnerabilidad individual y orientar las actuaciones preventivas
posteriores en el mundo del trabajo.
Además de la baja incidencia de casos COVID-19 posteriores a
la vacunación que se reportaron en este trabajo, la mayor parte de ellos no
presentó ninguna complicación y no fue necesario recibir ningún tratamiento
médico. Estos resultados tienen
correspondencia con un estudio realizado en España por Gómez et al. (2021),
donde se hace referencia a la eficacia de las vacunas probadas en los ensayos
clínicos, frente a la prevención de la infección por SARS-CoV-2, así como
también en la disminución de la gravedad de los síntomas, expresada en menos
hospitalizaciones y fallecimientos; impacto colectivo favorable a pesar de la
presentación poco frecuente de reacciones adversas graves. En dicho trabajo,
Gómez et al. presentan una comparación de trabajos publicados sobre la
efectividad de las vacunas en España, Israel y Estados Unidos, encontrándose
una efectividad para prevenir tanto la infección como la hospitalización, sobre
el 90%; y el fallecimiento, sobre el 95%, en la mayoría de las poblaciones
estudiadas. A decir de Ortiz de Lejarazu (2021), el devenir de la vacunación
frente al SARS-CoV-.2 se verá marcado por la efectividad sostenida de las
vacunas, la adherencia a la inmunización de la población, juntamente con las
estrategias a desarrollar, y la evolución del virus.
Una de las limitaciones del presente estudio es que la
información se la recolectó directamente desde la población vacunada y no se
han cotejado los datos con los registros sanitarios oficiales, considerando
además que, la baja gravedad de los nuevos casos posteriores a vacunación sin
atención médica, lleva a un subregistro importante.
5. Conclusiones
Un factor crucial en el manejo de una pandemia es la
vacunación de la población susceptible. La incidencia de nuevas infecciones
COVID-19 posteriores a la vacunación, según el reporte de los encuestados, ha
sido baja y ligeramente mayor en adultos jóvenes y población mestiza.
Observamos que existe más casos después de administrarse la
primera vacuna y va disminuyendo de acuerdo con las dosis administradas. En las
variables por sexo, edad por ciclos de vida y por gravedad la correlación es
débil, sin embargo, existe significancia estadística con un p-valor menor a
0.05 en las infecciones COVID-19 posterior a la vacunación. En cuanto a la
gravedad de los nuevos casos COVID-19 post-vacunación,
si bien aumentaron levemente luego de las segundas dosis, mínimamente
requirieron tratamiento médico y hospitalización, según contestaron los
encuestados; y se evidencia una disminución de la gravedad a partir de las
segundas dosis. Todos estos aspectos son necesarios considerarlos para estudios
posteriores de efectividad y estrategias vacunales en escenarios tanto
pandémicos como post-pandémicos.
Las reinfecciones por SARS-CoV-2 y la inmunidad adquirida
por los esquemas de vacunación completos, sin duda refuerzan la inmunidad
grupal, creando indirectamente un entorno protector para aquellas personas más
vulnerables a padecer COVID-19. Es importante seguir objetivando a través de
estudios en diversos sectores sociales y geográficos.
6. Recomendaciones
Considerar que los resultados obtenidos en el presente
informe responden a las encuestas realizadas a la población de estudio de
manera directa, siendo un insumo importante para contrastar con los registros
médicos del Sistema Nacional de Salud y ampliar el panorama de los casos nuevos
posteriores a la vacunación COVID-19. Sin embargo, esta información puede
usarse como insumo útil para fortalecer las estrategias de vigilancia
epidemiológica y farmacovigilancia relacionadas con la vacunación contra
COVID-19 y nuevas infecciones posteriores, de manera que se disponga de
información para la acción en Salud Pública, de manera actualizada y
permanente.
7. Agradecimientos
Se hace expreso el agradecimiento a los estudiantes de la
Carrera de Enfermería de la Universidad Técnica del Norte por la colaboración
en el levantamiento de la información.
8. Referencias bibliográficas
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