Maskana. 2023, Vol. 14, No. 2, 39 - 47.

https://publicaciones.ucuenca.edu.ec/ojs/index.php/maskana doi: 10.18537/mskn.14.02.04

© Author(s) 2023. Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0)

Artículo científico


Familias transnacionales y desigualdad de género en contextos de circularidad migratoria en la parroquia Victoria del Portete, Azuay, Ecuador

Transaccional families and gender inequality in contexts of migratory circularity in the Victoria del Portete parish, Azuay, Ecuador


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Gabriel Tenesaca Guzmán*,iD Isabel Gil Gesto iD


Resumen:

El artículo analiza los reajustes del sistema de cuidados que se gestan en el interior de las familias transnacionales ecuatorianas que viven procesos migratorios circulares y de retorno en la parroquia rural Victoria del Portete (Azuay, Ecuador). A partir de una metodología cualitativa, haciendo uso de entrevistas a profundidad a adolescentes hijos e hijas de migrantes entre 15 y 18 años, se estudia cómo la reorganización de las actividades de cuidado en contextos de circularidad migratoria implica no solo una sobrecarga de trabajo, sino también la perpetuación y exacerbación de las desigualdades de género. Los hallazgos de la investigación dan cuenta de cómo esta transferencia de cuidados recae en las hijas mayores de las familias nucleares, aún adolescentes en muchos de los casos, quienes asumen también roles productivos, provocando procesos de adultez precoz que refuerzan los mandatos y roles tradicionales de género.


Palabras clave: familias transnacionales, roles de género, cuidados, adultez precoz, desigualdad de género.


Abstract:

The article analyzes the readjustments of the care system that take place within Ecuadorian transnational families living circular and return migration processes in the rural parish of Victoria del Portete (Azuay, Ecuador). Using a qualitative methodology and in-depth interviews with adolescents, children of migrants between 15 and 18 years of age, the study examines how the reorganization of care activities in contexts of migratory circularity implies not only an overload of work, but also the perpetuation and exacerbation of gender inequality. The research findings show how this transfer of care falls on the older daughters of nuclear families, in many cases still adolescents, who also assume productive roles, causing early adulthood processes that reinforce traditional gender mandates and roles.


Keywords: transnational families, gender roles, caregiving, early adulthood, gender inequality.

Universidad de Cuenca, Ecuador


*Autor de correspondencia: gabrieltenesaca@gmail.com


Recepción: 15 – Febrero – 2023

Aprobación: 09 – Agosto – 2023

Publicación online: 22 – Diciembre – 2023


Citación: Tenesaca Guzmán, G. y Gil Gesto, I. (2023). Familias transnacionales y desigualdad de género en contextos de circularidad migratoria en la parroquia Victoria del Portete, Azuay, Ecuador. Maskana, 14(2), 39 - 47. https://doi.org/10.18537/mskn.14.02.04


image Publicado por VIUC - Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Cuenca 39

  1. Introducción


    Las migraciones en el siglo XXI adquieren nuevas dimensiones espacio-temporales estructurales (Ortín, 2013), que invitan a investigar su comprensión macro, meso y micro. En este sentido, la perspectiva transnacional ofrece importantes aportes para el análisis y comprensión del porqué de estos fenómenos, además de investigar sobre “los vínculos que se establecen, tanto en las sociedades emisoras como en las receptoras, así como entre ambas, una vez que los flujos son más dinámicos y universales” (Solé et al., 2008, p. 7). Esta perspectiva no solo cuestiona las concepciones clásicas acerca del Estado-Nación, sino que, al tiempo, discute sobre “las subjetividades que emergen de los desplazamientos colectivos, visibilizando también la circulación de significados culturales, religiosos, éticos e identitarios” (Boric Bargetto et al., 2021, p. 10).


    Sin embargo, dicha perspectiva no ha enfatizado lo suficiente en “las causas de género ni las experiencias específicas de género de la migración” (Jolly y Reeves, 2005, p. 4). Esto, a pesar de que las evidencias empíricas muestran cómo “las mujeres juegan un rol preponderante en los países de salida y en los de destino” (Palacios, 2016,

    p. 158). Y ello desde situaciones muy diversas que implican una amplia gama de vulnerabilidades y exclusiones, pero también situaciones de empoderamiento y autonomía personal.


    Los intentos por incluir la variable género en los estudios migratorios han enfatizado la presencia de las mujeres en la migración y su relación con el trabajo doméstico migrante hacia una mirada más holística sobre la organización social del cuidado, y ha propiciado, en un nuevo giro reflexivo, la difusión de estudios sobre las familias transnacionales que relacionan las crisis de las políticas de cuidado, la transnacionalización del trabajo de reproducción social y el incremento de las migraciones de las mujeres en el mundo (Herrera, 2013). Ello permite visibilizar el régimen global injustos de cuidados entre norte y sur (Herrera, 2013), la crisis de los cuidados en los países del norte (Gregorio-Gil, 2009), así como el surgimiento de las cadenas globales del cuidado (Herrera, 2005, 2016a, 2016b; Izquierdo, 2003; Molano y García, 2012; Pérez Orozco, 2006).


    Por tanto, es crucial incorporar el enfoque de género en el análisis de las migraciones transnacionales, puesto que el género afecta “a todos los aspectos de la experiencia migratoria” (Petrozzielo, 2013, p. 22), así como a las relaciones sociales y de cuidado que se establecen entre lugares de origen, destino y tránsito. De esta manera, el análisis de las familias transnacionales permite comprender “las consecuencias de las familias divididas en las dinámicas y reproducción familiar” (Cerruti y Maguid, 2010, p.11), así como abordar los ajustes en términos de renegociación de las responsabilidades de las

    y cómo estos afectan a la reorganización y transferencia del cuidado, especialmente en contextos socioeconómicos complejos tanto en el origen como en el destino de la migración.


    En este contexto, a partir de una metodología cualitativa, haciendo uso de entrevistas a profundidad, se realizó esta investigación cuyos objetivos consisten en analizar los reajustes de las tareas de cuidado y su transferencia en familias transnacionales en la parroquia Victoria del Portete (Azuay, Ecuador), así como comprender de qué manera los cambios producidos por las migraciones del siglo XXI inciden en las relaciones sociales y de género. En cuanto a su estructura, el artículo, en primer lugar, aborda una breve discusión teórica sobre las familias transnacionales, la circularidad migratoria y el retorno, para posteriormente presentar la metodología y el contexto territorial de la zona de estudio. En segundo lugar, se presentan y discuten los resultados de la investigación social de carácter empírico y, en último lugar, se exponen las conclusiones del estudio.


  2. Contextualización teórica, metodológica y territorial


    Las familias transnacionales son aquellas familias cuyos miembros, a pesar de que viven separados físicamente, son capaces de construir y mantener vínculos afectivo-familiares entre las sociedades de origen y de destino, reafirmando así un sentimiento de pertenencia (Bryceson y Vuroela, 2002). Se trata de estructuras familiares que interactúan cada vez más en escenarios migratorios dinámicos, de retorno y circulares. Desde la perspectiva transnacional, se rompe con la idea de las migraciones de retorno como acontecimientos unidireccionales y definitivos frente a otros momentos históricos que presentaban al retorno como un evento definitivo (Cavalcanti y Parella, 2013), y se adquiere una noción de complejidad y dinamismo que remite a “una creciente intensidad de flujos poliédricos de personas, objetos, información y símbolos más allá de las fronteras nacionales”1 (Cavalcanti y Parella, 2013, p. 10).


    Esta visión implica asumir cómo las familias transnacionales reconstruyen sus procesos vitales y reconfiguran su organización familiar y de cuidados constantemente entre origen y destino. Por ello, las formas de organización social de este tipo de familias atienden progresivamente a una lógica circular. La circularidad, por su parte implica para estas familias sostener vínculos y lazos entre diferentes espacios por motivos económico-laborales, sociales y emocionales. Así pues, implica un vivir transnacional donde se construyen nuevas subjetividades (Cargua, 2016; Zapata, 2009; Cavalcanti y Parella, 2012). Para Zapata (2009) estos procesos implican una redefinición de los roles de género, así como la consolidación de nuevas figuras parentales y marentales en contextos transnacionales,

    tareas de cuidado y de asignación de recursos, al tiempo

    que permite analizar el impacto de dicha renegociación en los roles de género (Parella, 2012; Pedone, 2008). Además, estas familias son un tema de estudio importante para comprender los procesos de retorno y circularidad,

    1 Cavalcanti y Parella (2013) consideran el retorno como una etapa más del ciclo migratorio a partir de la lógica de la circularidad sustentada “en “dobles” o múltiples identidades que no están ancladas ni en el lugar de origen ni en el de destino y que generan un constante intercambio de re- cursos (dinero, bienes, ideas, información y valores)” (p. 16).

    Tenesaca Guzmán, G. y Gil Gesto, I - Familias transnacionales y desigualdad de género en contextos de circularidad migratoria en la parroquia Victoria del Portete,

    Azuay, Ecuador


    donde los tíos/as, abuelas y hermanos/as mayores se hacen cargo de las tareas de cuidado y la administración de nuevos recursos económicos (Zapata, 2009).


    Así, las familias transnacionales suponen reorganizaciones y renegociaciones en las actividades de cuidado sin cuestionar los roles de género, los cuales siguen asignados a la figura de la madre, lo que se conoce como “maternidad transnacional”(Betancourt, 2016). Esta dinámica se basa en redes sociales formadas mayoritariamente por mujeres que suplen a otras mujeres. La literatura existente se centra en la transferencia de las actividades de cuidado de madres a abuelas, hermanas o hijas mayores. Sin embargo, esta reasignación de tareas continúa sosteniendo la desigualdad de género patriarcal al seguir asignando el rol de cuidador a las mujeres de la familia. (Betancourt, 2016; Pedone y Gil, 2008; Oso, s.f.; Herrera, 2013), perpetuando así el moderno sistema colonial y de género (Lugones, 2008).


    1. Metodología y contextualización territorial

      La investigación se realizó en la parroquia rural Victoria del Portete (Azuay, Ecuador). Tiene una población aproximada de 5.251 habitantes (54.46% mujeres y 45.54% hombres) (INEC, 2010). Su economía es principalmente agrícola. Además, se trata de un territorio de larga data migratoria, pues entre 1996 y 2010, 544 personas, el 10.4% de su población, emigró a países del norte global y el 12.6% tiene al menos un miembro de la familia que reside en el exterior, siendo el 85% quienes residen en Estados Unidos, y el 12% en España (INEC 2010).2


      La metodología utilizada es de tipo cualitativo a fin de analizar la reorganización y transferencia de cuidados en familias transnacionales en procesos de retorno y re- emigración en Victoria del Portete, desde una perspectiva de género. Para ello, se realizaron entrevistas en profundidad a adolescentes entre 15 y 18 años, hijos e hijas de migrantes, que asistían a la Unidad Educativa del Milenio (UEM) de la parroquia durante el período 2018-2019. Es importante destacar que los/as entrevistados/as permanecieron en la parroquia debido a que nunca migraron o emigraron con sus progenitores, pero se encontraban asentados/as en el área durante el período de realización de las entrevistas.


      Para el desarrollo de las entrevistas, primero se realizó una breve encuesta a las/os estudiantes de bachillerato

      (130) con la finalidad de identificar integrantes de familias transnacionales. La encuesta levantó información sobre el número de familiares en el extranjero, su relación de parentesco, el país de residencia y el tiempo. Esto, a su vez, permitió identificar el número de estudiantes hijos e hijas migrantes. A partir de estos resultados, se procedió a la selección de la muestra considerando tres criterios: a) paridad de género en la muestra (50% hombres y 50%


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      2 Lastimosamente no contamos con información actual, pues el último censo en Ecuador se realizó en el 2010. Existe un Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) de Victoria del Portete, publicado en 2014, sin embargo, fue elaborado con los datos del censo 2010. Si bien a finales del 2022 se realizó el nuevo censo nacional, se espera que los resultados oficiales sean difundidos a finales del 2023.

      mujeres); b) experiencia migratoria directa; y c) rango de edad entre 15 y18 años. De esta manera, se conformó un total de 15 estudiantes (8 mujeres y 7 varones), para la investigación.


      Las entrevistas a profundidad abarcaron preguntas sobre la experiencia de la migración como hijos e hijas de migrantes y su vivencia del hecho transnacional. Una vez identificado a familias transnacionales, se indagó sobre la transferencia de los roles de cuidado y el impacto en su vida cotidiana. El análisis de la información se realizó mediante el software Nvivo. Se aplicaron criterios de confidencialidad en los resultados, utilizando nombres ficticios para citar la información aportada en las entrevistas de manera precisa y protegiendo la privacidad de quienes participaron.


      A partir los resultados de las encuestas y entrevistas, se sistematizó la información en una matriz, la cual identificaba quién recibió la transferencia de las actividades de cuidado al vivir una experiencia migratoria transnacional directa. La Tabla 1 muestra información pertinente de las ocho mujeres jóvenes entrevistadas, que son hijas de migrantes y forman parte de familias transnacionales con edades entre 15 y 18 años. Del total, el 75% tiene a padre y madre en el exterior y el 25%, solo a uno de los progenitores. El 50% de las jóvenes entrevistadas tiene a sus progenitores en Estados Unidos, y el 50% en España. Del análisis de los proyectos migratorios, se observa que el 62.5% se encuentra en un proceso reciente de re-emigración, lo que significa que estos proyectos de segunda emigración se han desarrollado en el último año a la fecha de la entrevista. Además, se destaca que la mayoría de los proyectos migratorios son de larga data, pues llevan más de 10 años residiendo en el exterior o estuvieron en situación de emigración por más de 10 años y posteriormente retornaron a Victoria de Portete.


      En cuanto a la transferencia de cuidados, se observan tendencias que coinciden con otras investigaciones donde se muestra que, cuando el padre migra, la madre asume la responsabilidad exclusiva de los cuidados familiares (25% de las entrevistas). También se recogen casos en los que otras mujeres de la familia extensa se hacen cargo de los cuidados (en el 25% de los casos, la sobrina o la abuela). Sin embargo, es destacable que, en la mitad de las entrevistas realizadas, son las hijas mayores de las familias nucleares las que asumen la responsabilidad de los cuidados en situaciones de re-emigración


      En la Tabla 2 se presenta la información relacionada con los varones (7). De ellos, el 57% tenía a su padre en el exterior, mientras que en el 47% de los entrevistados, ambos progenitores estaban en el exterior. En cuanto a la emigración a largo plazo, todos los varones con progenitores en Estados Unidos llevaban más de 10 años en el exterior, aunque no se identificaron procesos de re-emigración. En relación con la transferencia de los cuidados, a diferencia de lo observado en el caso de las hijas de migrantes, en el 57% de los casos fueron las madres quienes se encargaban de las tareas de cuidado, mientras que en el 14% de los casos, fue la tía paterna y en otro caso la hermana mayor.

      Tabla 1: Experiencias migratorias de las adolescentes

      Fuente: Elaboración propia


      Nombre

      Edad

      ¿Quiénes migraron?

      Destino Tiempo de residencia en el Transferencia de exterior (re-emigración) cuidados

      Natalia

      18 años

      Ambos

      España 6 meses Hija mayor Segunda migración

      Daniela

      18 años

      Ambos

      EE.UU 1 año Hija mayor Segunda migración

      Estefanía

      18 años

      Ambos

      EE.UU 17 años Abuela paterna

      Carolina

      17 años

      Padre

      EE.UU 16 años Madre

      Andrea

      17 años

      Ambos

      España 1 año Hija mayor Segunda migración

      Belén

      17 años

      Ambos

      España Segun 1 año ración Hija mayor

      da mig

      Paula

      17 años

      Ambos

      España 1año Sobrina Materna

      Segunda migración

      Angélica

      16 años

      Padre

      EE.UU 12 años Madre

      Total Ocho adolescentes

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      Tabla 2: Experiencias migratorias de los adolescentes

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      Fuente: Elaboración propia


      Nombre Edad ¿Quiénes migraron?


      Destino Tiempo que residen en el

      exterior (re-emigración)


      Transferencia de cuidados


      Bryan

      18 años

      Padre

      EE.UU

      17 años

      Madre-hermano mayor

      Pablo

      17 años

      Padre

      EE.UU

      12 años

      Madre

      Jonatan

      17 años

      Madre

      EE.UU

      15 años

      Madre

      Cristian

      17 años

      Ambos

      EE.UU

      12 años

      Tía paterna

      Jason

      16 años

      Ambos

      EE.UU

      14 años

      Hermana mayor

      Juan

      15 años

      Padre

      EE.UU

      6 años

      Madre

      Joel

      15 años

      Padre

      EE.UU

      10 años

      Madre

      Total Siete adolescentes encuestados.

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      En resumen, de los 15 casos, se encontró que en el 33% hubo una transferencia de responsabilidades de cuidado a las hijas mayores adolescentes en el contexto de familias transnacionales, cuando ambos progenitores migran. De estas, en el 26% esta transferencia de cuidado se produjo durante procesos de retorno y re-emigración a España. Sin embargo, no se observaron situaciones de transferencia de cuidado a los hijos varones, excepto en un caso donde el hermano mayor comparte las responsabilidades de cuidado con la madre, lo que sugiere un reajuste en las funciones parentales a través del hombre mayor del hogar.


      La migración transnacional ha generado complejos procesos sociales en la parroquia austral. Muchos/as migrantes mantienen vínculos estrechos con su comunidad de origen y sus familias, motivados por la posibilidad de regreso, lo que a menudo depende de la obtención del permiso de residencia y/o ciudadanía en los países de destino. Otros/ as han optado por romper vínculos familiares con su lugar de origen, ya sea temporal o permanente. Asimismo, se presentan situaciones de retorno, temporal o definitivo. El retorno en esta parroquia, al igual que en otros lugares del país, tiene que ver con diferentes causas, tales como:

      los objetivos migratorios previamente trazados que se lograron; nostalgia del entorno; deseo de estar presente en el crecimiento de los hijos (cuando éstos se quedaron en el lugar de origen), o de llevarlos consigo para que se eduquen o vivan en un ambiente

      que a su criterio está más acorde con su cultura y valores (Mena y Cruz, 2017, p. 285).


      Las dificultades de adaptación en el lugar de destino o las rupturas conyugales pueden ser motivos de retorno, especialmente para las mujeres debido a los mandatos de género que las obligan a cuidar de hijos, adultos mayores u otros dependientes en su lugar de origen (Mena y Cruz, 2017). Sin embargo, el retorno no siempre resulta como se esperaba y, debido a las dificultades de readaptación a la vida en la comunidad o a la difícil situación económica del país, algunas personas deciden emigrar de nuevo.


  3. Resultados y Discusión


    La migración transnacional implica reajustes en los cuidados, siendo las mujeres, especialmente las abuelas y tías maternas en familias ampliadas, las receptoras de estos cuidados (Oso, s.f.; Zapata, 2009; Parella, 2012; Betancourt, 2016). Sin embargo, en los movimientos migratorios actuales, donde el retorno no es definitivo y la re-emigración es frecuente, las hijas mayores menores de edad en familias nucleares también reciben estos cuidados, lo que profundiza las desigualdades de género previas (Herrera, 2013).

    Tenesaca Guzmán, G. y Gil Gesto, I - Familias transnacionales y desigualdad de género en contextos de circularidad migratoria en la parroquia Victoria del Portete,

    Azuay, Ecuador


    En esta investigación se observa una reconfiguración de los roles en las familias transnacionales, donde las actividades de cuidado se concentran en las familias nucleares y se transfieren cada vez más a hijas mayores, incluso adolescentes, en procesos de retorno y circularidad migratoria. Sin embargo, estos procesos profundizan las desigualdades de género y resultan en sobrecarga de trabajo y adultez precoz para las adolescentes. Así pues, se destaca la importancia de analizar las segundas generaciones migratorias que experimentan el retorno forzado al país de origen de sus progenitores.


    En ocasiones, estas segundas generaciones presentan diferencias etno-territoriales y estatus jurídico- administrativos distintos, lo que provoca y profundiza las desigualdades entre los miembros de las familias transnacionales, incluso entre hermanos y hermanas (Camarero, 2010). Aunque estas familias se configuran cada vez más como familias nucleares, siguen manteniendo relaciones de poder verticales basadas en el género y la edad, lo que las hace parecer una versión reducida de las familias extensas premodernas, aunque su funcionalidad sea extensiva y estén deslocalizadas territorialmente (Camarero, 2010, p. 43).


    En la parroquia estudiada se han formado familias transnacionales entre Ecuador - Estados Unidos, y entre Ecuador – España, lo que refleja los cambios en las sociedades contemporáneas y en las estructuras familiares que están en constante adaptación a las circunstancias políticas y económicas locales y globales. En este sentido, se observan interacciones recíprocas entre las normas culturales y los comportamientos de las familias y sus integrantes, lo que deviene en acuerdos y arreglos familiares, que buscan garantizar la reproducción material y emocional de sus miembros (Herrera y Carrillo, 2009).


    La crisis económica mundial a partir de 2008 en Estados Unidos y Europa generó diversos escenarios en las familias transnacionales. En algunos casos, se produjeron procesos de retorno de la unidad familiar completa, mientras que, en otros, solo algunos miembros regresaron al país de origen. Aquellos que retornaron enfrentaron dificultades en su readaptación a la comunidad local debido a la falta de oportunidades laborales, lo que llevó a muchas familias a re-migrar. Pero, los acuerdos familiares que se establecen frente a los procesos de re-emigración son ahora muy diferentes.


    Se ha observado que en estos procesos migratorios circulares ya no se contempla necesariamente la migración de la familia completa y los acuerdos de cuidado adquieren formas diferentes. En la parroquia de estudio, se ha constatado que cuando solo el padre vuelve a migrar en hogares biparentales, las tareas de cuidado siguen siendo responsabilidad de las madres, como ocurrió en el caso de la re-emigración a Estados Unidos. En ellos, al ser el padre quien emigra, no se observan cambios significativos en la asignación de roles de cuidado a las mujeres de la familia, en línea con la división tradicional del trabajo. Sin embargo, surgen ciertos conflictos relacionados con la

    contradicción entre el rol de proveedor del padre y su falta de autoridad debido a su ausencia. En algunos casos, esta autoridad ha sido suplida por la figura del hermano mayor que ayuda a la madre en el cuidado de los menores.


    Cuando mi papá migró, mi hermano mayor se convirtió en un padre para mí y mi hermana menor. Mi mamá siempre nos dice que él maduró pronto. Yo le veía como la figura paterna, le tengo mucha confianza, él siempre me aconseja y me apoya (Bryan, 18 años).


    En los hogares biparentales que decidieron volver a emigrar hacia España, los hijos e hijas ya no formaron parte del proceso de toma de decisiones y reorganización familiar. En la investigación realizada, se observó que las hijas mayores fueron las encargadas de asumir los cuidados de los hermanos menores, a pesar de ser aún menores de edad. Natalia, una estudiante de Bachillerato de 18 años, explicó cómo la falta de oportunidades laborales en Ecuador motivó a sus padres a re-emigrar a España y transferir la responsabilidad de los cuidados a su hija mayor, quien asumió esta tarea a pesar de su juventud. Así, según lo explica Natalia: “hace 6 meses decidieron regresar a España porque aquí no encontraban trabajo o lo que ganaban no era suficiente porque mi papá era carpintero. Mis hermanos y yo nos quedamos, ahora, yo como la mayor, cuido de ellos”.


    En algunos casos, cuestiones administrativas como la posible pérdida del permiso de residencia, llevan a los progenitores a decidir re-emigrar sin incluir a sus hijos en el nuevo proyecto migratorio. Como resultado, la responsabilidad de cuidar a los hijos queda en manos de la hija mayor, quien también es menor de edad.

    Un día llegó un comunicado de la embajada indicando que, si no regresaban a España, podían perder la residencia y regresaron (…) nos dejaron a mí y a mi hermano de 12 años (…) cuando se fueron, mi mamá me dijo que cuide de mi hermano. (Belén, 17 años).

    En este caso, podemos observar cómo el criterio de género tiene mayor peso en la toma de decisiones respecto a la transferencia de cuidados, ya que la madre asume que su hija mayor, a pesar de ser menor de edad, tiene la capacidad y responsabilidad de hacerse cargo del hogar y de la familia en su ausencia. Esto refleja la persistencia de los roles de género tradicionales, donde se espera que las mujeres asuman la carga de los cuidados y las tareas domésticas, incluso en situaciones de migración y re-emigración.

    Mi mamá decidió venir a vivir aquí, pero no encontró un buen trabajo y también mi papá le decía que se regrese y por eso, se regresó. Nosotros como estamos estudiando nos quedamos aquí en la casa de mis papás (Andrea, 17 años).

    En el caso de Paula, de 17 años, tanto ella como su hermana menor y su madre retornaron a Ecuador, mientras que su padre decidió permanecer en España. Al poco tiempo, la madre decidió regresar a España y transfirió el cuidado de sus hijas a su sobrina, un poco mayor en edad a Paula.

    Vinimos con mi mamá hace dos años, pero ella no se enseñó aquí porque no consiguió trabajo y decidió regresarse a España, nosotras como ya estábamos matriculadas en el colegio, si nos regresábamos, íbamos a perder otro año, entonces mi mamá nos dijo que termináramos el colegio y de ahí nos llevaría (Paula, 17 años).

    En los casos citados, las hijas mayores que se quedan a cargo del cuidado de sus hermanos/as menores son una segunda generación que nacieron en el país de destino, en este caso España, y que poseen su nacionalidad. Sin embargo, sus progenitores deciden re-emigrar por razones laborales, desadaptación a la comunidad de origen o para mantener su estatus administrativo-jurídico en el país de destino. La decisión de dejar a sus hijos en Ecuador se toma con el fin de mantener el pequeño patrimonio familiar, resultado de las remesas, o para permitirles completar el año académico en la comunidad de origen. Empero, la decisión de re-emigrar no se toma de manera consensuada, sino que se impone verticalmente desde los progenitores, lo que demuestra las relaciones de poder asimétricas dentro de algunas familias transnacionales. Los menores desempeñan un papel pasivo en la toma de decisiones y, en algunos casos, son obligados a ir en contra de su voluntad.

    Quiero regresar a España, pero mis papás no quieren. Allá era mucho mejor que aquí. Mi mamá quiso venir acá, la verdad no sé ni por qué (…). Allá me dedicaba a estudiar, era buena estudiante. Ahora no lo soy, a veces mi mente está por las nubes y tengo bajas calificaciones (Paula, 17 años).


    Esta segunda generación de migrantes que retorna involuntariamente para asumir los cuidados de su familia transnacional en origen no siempre logra adaptarse exitosamente. La transferencia de cuidados a menudo implica una sobrecarga de trabajo, especialmente en un contexto donde otros miembros de la familia ampliada han perdido importancia. Como resultado, muchas de estas adolescentes viven con la idea del eterno retorno a su país de origen.

    Estamos viviendo en la casa de mis papás, vivimos con mi prima de 21 años. Sí nos llevamos, pero no tenemos mucha confianza porque no nos conocíamos mucho, como nosotros estábamos allá (…) pero estamos intentándolo (Paula, 17 años).


    Por otra parte, los diferentes tipos de violencia de género en la que viven algunas adolescentes en el ámbito de las familias transnacionales dan cuenta de su extrema vulnerabilidad ante la violencia sexual:

    A los 9 años, mi tío, abusó sexualmente de mí. Mi abuela nunca hizo nada. Hasta hace un año atrás, él [el violador] seguía entrando a la casa. Le conté a la psicóloga del colegio y le dije que no quería vivir con mi abuela, ya no aguantaba más. (…) me llevaron a una casa de acogida. Allí dijeron que era una adolescente en riesgo y estuve cuatro meses, los dos primeros no supe nada de mi familia, pensé que estaban enojados conmigo, a los dos meses mi hermano me fue a visitar. Cuando salí (…) me fui a vivir con mi hermano (Estefanía, 18 años).


    En general, la desadaptación que viven estas mujeres adolescentes se debe a que asumen tareas domésticas y de cuidados a edades tempranas. Aunque exista poca literatura sobre la transferencia del cuidado a hijas mayores en familias transnacionales (Zapata, 2009; Herrera y Carrillo, 2009; Herrera, 2013), la presente investigación, ha demostrado que la transferencia de actividades de cuidados, productivas, gestiones administrativas, actividades comunitarias y gerencia de las remesas recae de manera desproporcionada en las hijas mayores frente a los hijos varones. Ninguno de los varones menores de edad ha reconocido asumir tareas de cuidado, recayendo estas

    en la figura de la madre cuando el padre permanece en el exterior. Estas desigualdades de género en la asignación de los cuidados implican un proceso de “adultez precoz” (Pedone, 2008), donde las hijas mayores de las familias transnacionales, aún adolescentes, asumen nuevas actividades y responsabilidades que, previamente estaban a cargo de la madre y del padre.

    Los domingos me levanto a las 5am para preparar todo. A las 7:30 am ya tenemos todo listo y nos vamos a vender. Ahí comienzo a cocinar mientras mi hermana menor hace la masa para las empanadas. A las 11:30am ya tenemos preparada la comida. (…) A veces si se vende todo, a veces sobra algo, pero eso ya traemos a la casa. Al principio tenía miedo porque no sabía cuánto era de invertir, o cómo hacer, pero poco a poco estamos saliendo, teníamos miedo de preparar la comida porque antes solo veíamos como se hacía, pero bueno, si pudimos y si vendemos (Natalia, 18 años).


    Las hijas mayores adolescentes juegan un papel fundamental en las dinámicas de las familias trasnacionales al asumir y reemplazar el rol de los padres y/o madres (Parella, 2012). La sobrecarga de tareas, el agotamiento físico, mental y emocional afectan su ciclo vital, adelantando el proceso de asunción de responsabilidades adultas. Narrativas como: “convertirse en una madre o un padre”, dan cuenta de lo que implican estos procesos de profundización en los roles y mandatos de género:

    Es como convertirse en una mamá o en un papá, tengo que ver todo, que avance el dinero; la alimentación, y también me encargo de las cosas que faltan en la casa. A veces ya falta la comida (…) mis papás si envían dinero, pero como todavía no se estabilizan económicamente allá, nos mandan poco, la última vez nos mandaron $120 para la comida y tenemos que hacer que alcance (Natalia, 18 años).


    Este proceso de adultez precoz de las mujeres jóvenes desencadena una serie de sentimientos de temor, inseguridad e incertidumbre cuando se trata de cuidar a menores, así como de administrar los recursos económicos. El caso de Daniela ilustra este fenómeno. Cuando tenía 17 años, sus padres emigraron a Estados Unidos hace un año, lo que la obligó a asumir la función social de “madre”.

    El dinero manda a mi nombre, como soy mayor de edad, administro el dinero. Tengo que pagar de la luz, separar los fiambres, comprar comida (…). Es difícil porque tienes que estar ahí pendiente de todo, no sabemos qué va a pasar, el otro día se dañó el carro de mi papá y nos tocó pagar de la plata de la comida. Es una responsabilidad muy grande porque yo asumí el papel de mi mamá. (Daniela, 18 años).


    La sobrecarga de tareas y funciones domésticas, de cuidado y productivas, a menudo hace que las hijas mayores tengan que renunciar a sus propios proyectos de vida, ya que sus procesos de formación y esparcimiento se ven dificultados. Mientras tanto, esto no ocurre con sus hermanos varones o hermanas menores. Un ejemplo de ello es Natalia, quien, al momento de la entrevista, se encontraba embarazada y debía hacerse cargo de la dirección del hogar de origen y de su nueva familia.

    Como yo soy la hermana mayor, soy como la mamá de ellos, soy quien está a cargo y soy la representante en las reuniones de la escuela. También, debo estar al pendiente de mi pareja, tengo que hacer la comida y lavar la ropa mía y de mi pareja, el uniforme y el de mis hermanos (Natalia, 18 años).

    Tenesaca Guzmán, G. y Gil Gesto, I - Familias transnacionales y desigualdad de género en contextos de circularidad migratoria en la parroquia Victoria del Portete,

    Azuay, Ecuador


    De igual manera, lo expresa Carolina:

    Los fines de semana son aún más profundos porque me levanto 8am y tengo que cuidarle a mi hermanito menor, y también tengo que lavar, barrer, limpiar los polvos, hacer la comida (…) Mi hermano mayor solo hace los deberes, este año ya termina el colegio y le mandan bastantes deberes, entonces yo trato de entenderle. Mis deberes hago en las noches (Carolina, 17 años).

    Se observa un panorama completamente distinto en el caso de los hijos varones de las familias transnacionales. Los hijos menores de migrantes continúan con sus actividades académicas y proyectos de vida después de la migración de sus padres, sin tener que asumir tareas reproductivas, de cuidado o comunitarias. El tiempo libre que tienen lo utilizan para el ocio y para su desarrollo personal:

    Los sábados vengo al colegio desde las 8am hasta las 12pm a cumplir con las horas de participación. En las tardes tengo libre, a veces me voy a Cuenca a comprar cosas que necesito para mí o para el colegio, para las practicas (…) (Pablo, 17 años).

    Los varones entrevistados se benefician de las remesas para mejorar su formación académica y disfrutar de actividades recreativas, exentos de las actividades de cuidado. Esta situación refleja el persistente sistema colonial y de género (Lugones, 2008) en el que las mujeres siguen siendo objeto de las mismas lógicas tradicionales y de género, asignándoseles principalmente las tareas domésticas y de cuidado, mientras que los hombres continúan exentos de la responsabilidad en dichas actividades.


    Hay veces que mi papá nos envía $50 a cada uno y eso nos sirve para comprarnos ropa, o lo que necesitemos (…) la última vez me compré unos pupos para entrenar futbol y también materiales para las prácticas del colegio. En abril, me van a poner en un preuniversitario para poder dar el examen de ingreso a la universidad (Bryan 18 años).


    Mi hermana reniega de las cosas que le manda a hacer mi mamá. Siempre dice, solo yo, pero no le sirve de nada porque le toca hacer. Yo también si ayudo, pero no siempre porque estudio en las tardes, estoy en un preuniversitario para entrar a la universidad (Jonatan, 17 años).

    Como señala Herrera (2013), cuando los roles de género convergen en una sola persona, ocasionan una sobrecarga de trabajo y, a su vez, una exacerbación en la desigualdad de género al interior de las familias y de la sociedad, la cual se naturaliza y se perpetúa. Esta desigualdad de género es percibida por las hijas mayores del hogar transnacional cuando comparan su situación con aquella que vivían en contextos más igualitarios del país de destino. La nostalgia se hace presente; el lugar de pertenencia se difumina:


    En España mi vida diferente, solo tenía que estudiar, pero aquí tengo que ayudar a hacer las cosas, (…) ver que mi hermano haga los deberes y casi no tengo mucho tiempo para hacer los deberes. A veces hago en las horas libres en el colegio y también en las noches (…) En exámenes estudio en las noches, pero ya me quedo dormida (Paula, 17 años).

    Los acuerdos, “arreglos y desarreglos en torno al cuidado que surgen a raíz de la migración, especialmente femenina, son un reflejo de los procesos más generales de desigualdad social” (Herrera, 2013, p. 18). Así, la migración tiene una influencia significativa en las relaciones de género, perpetuando las desigualdades y los roles tradicionales asignados a las mujeres, quienes son responsables de

    las labores domésticas, de cuidado y de producción, así como de las actividades comunitarias, simplemente por el hecho de ser mujeres (Solé et al., 2007). En los procesos migratorios, en especial aquellos circulares, se produce una transformación importante que implica la transferencia de los roles domésticos y de cuidado a otras mujeres, en particular a las hijas, quienes asumen una carga intergeneracional del trabajo de cuidado entre mujeres (Parella, 2007). Esto perpetúa y profundiza las desigualdades de género existentes.


    Ellas consideran que son designadas para realizar las tareas del hogar por norma, por costumbre y, por ello, naturalizan, interiorizan y normalizan las actividades de cuidado:


    Ya me he acostumbrado a hacer las cosas de la casa, cuando mi mamá estaba aquí, ella se encargaba de todo (…) ahora me toca a mí. Es duro no tener a mis papás aquí, no es lo mismo de antes, me hacen mucha falta (Natalia, 18 años).


    Los roles de género han sido perpetuados históricamente por instituciones sociales clave (Estado, familia, religión), que funcionan como agentes constructores y reproductores de patrones y valores sociales que relegan a las mujeres al ámbito privado, cristalizando en el estereotipo de madre abnegada y sacrificada, encargada de transmitir los mismos valores culturales, y del estereotipo del padre como principal sostén económico de la familia, fundando su autoridad en el núcleo familiar.


    En definitiva, durante el proceso migratorio, que nunca termina, es posible que se construyan nuevas identidades femeninas y masculinas (Ciurlo, 2014), pero ello no implica que se generen relaciones más equitativas dentro del hogar o de la sociedad. De hecho, las desigualdades y la discriminación de las mujeres más jóvenes se extienden e intensifican en muchos casos.


  4. Conclusiones


    La migración en el siglo XXI se caracteriza por su circularidad y la formación de hogares transnacionales en los que se mantienen prácticas familiares a pesar de la distancia física. En este contexto, se producen ajustes y reajustes en cuanto a la reproducción social y la transferencia de los cuidados, especialmente en el marco de los nuevos procesos de retorno y re-emigración que continúan perpetuando las desigualdades de género tanto en el ámbito familiar como en la sociedad en general. La literatura existente ha puesto de manifiesto que las madres de las familias transnacionales transfieren habitualmente las actividades de atención directa del cuidado de los hijos a otras mujeres de su familia, habitualmente mujeres de la familia extensa materna. Sin embargo, en la presente investigación, en contextos migratorios circulatorios, son las hijas mayores, frecuentemente adolescentes, quienes asumen la atención directa del cuidado.


    Además, los hogares transnacionales reproducen prácticas familiares más allá de la distancia física, ayudados frecuentemente por las nuevas tecnologías de la

    información, la comunicación y las redes sociales. En los hogares de las familias transnacionales en procesos de re- emigración, las tareas directas de cuidado son asignadas a las hijas mayores sin que exista consulta y consenso, y generando procesos de adultez precoz, lo cual perpetúa y exacerba el desigual sistema de género existente. En conclusión, estos hallazgos subrayan la necesidad de repensar las relaciones de género y el papel de las mujeres en las familias transnacionales y en las sociedades en general, para lograr una mayor equidad y corresponsabilidad en la reproducción social y los cuidados.


  5. Agradecimientos


    Agradecemos, especialmente, a las/os estudiantes hijas/ os de migrantes que participaron en la investigación; asimismo, al personal del Departamento de Consejería Estudiantil de la UEMVP por su apoyo.


  6. Referencias bibliográficas


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