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Artículo científico / 2024, Vol. 15, No. 2, páginas 45 - 60


Autoestima y habilidades sociales en adolescentes de una unidad educativa de Latacunga, 2023


Self-esteem and social skills in adolescents of an

educational unit of Latacunga, 2023




Autores:


Jéssica Lorena Salgado Mejía Dayamy Lima Rojas

Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Ambato, Ecuador


Autor de correspondencia:


Jéssica Lorena Salgado Mejía

jlsalgado@pucesa.edu.ec


Recepción: 16 - mayo - 2024

Aprobación: 29 - agosto - 2024

Publicación online: 20 - diciembre - 2024


Citación: Salgado Mejía, J. L. y Lima Rojas, D. (2024). Autoestima y habilidades sociales en adolescentes de una unidad educativa de Latacunga. Maskana, 15(2), 45 - 60. https://doi: 10.18537/mskn.13.02.02


doi: 10.18537/mskn.15.02.03

© Author(s) 2024. Attribution-NonCommercial- ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0)


Autoestima y habilidades sociales en adolescentes de una unidad educativa de Latacunga, 2023

Self-esteem and social skills in adolescents of an educational unit of Latacunga, 2023


Resumen Abstract


El objetivo de la presente investigación es determinar la relación entre la autoestima y las habilidades sociales en adolescentes de 12 años de una unidad educativa de Latacunga. Se trabajó con un enfoque cuantitativo de diseño no experimental con un alcance descriptivo y correlacional, de corte transversal. La recolección de datos se realizó a 110 adolescentes mediante la Escala de Autoestima de Rosenberg y la Escala de Habilidades Sociales de Goldstein. Se encontró un predominio de autoestima baja en el 42% de la población y un nivel de habilidades sociales medio en el 50.91%. El análisis correlacional indicó que existe una relación positiva fuerte entre los resultados globales de las variables evaluadas. En el análisis por dimensiones de las habilidades sociales con el puntaje global de autoestima, todas muestran una correlación positiva moderada y significativa.


Palabras Clave: Autorrespeto, competencias sociales, relaciones interpersonales, adolescencia temprana, desarrollo humano.

The objective of this research is to determine the relationship between self-esteem and social skills in 12-year-old adolescents from an educational unit in Latacunga. We worked with a quantitative approach of non-experimental design with a descriptive and correlational, cross-sectional scope. Data collection was carried out on 110 adolescents using the Rosenberg Self-Esteem Scale and the Goldstein Social Skills Scale. A predominance of low self-esteem was found in 42% of the population and a medium level of social skills in 50.91%. The correlational analysis indicated that there is a strong positive relationship between the global results of the evaluated variables. In the analysis by dimensions of social skills with the global self-esteem score, all show a moderate and significant positive correlation.


Keywords: Self-respect, social skills, interpersonal relationships, early adolescence, human development.


Jéssica Lorena Salgado Mejía, Dayamy Lima Rojas

  1. Introducción



    La adolescencia es la etapa de la vida comprendida entre los 11 y 19 años; es considerada una época de transición entre la niñez y la adultez y está compuesta de varios cambios significativos a nivel físico, cognoscitivo, emocional y social (Papalia et al., 2012). Para Sigüenza et al. (2019), la adolescencia se caracteriza por ser una fase vulnerable y de difícil transición, cuyas dificultades suelen generar un desequilibrio en los jóvenes y en relación con los diferentes ambientes en los que se desenvuelven (familiar, escolar y social). Durante este periodo, los jóvenes centran su atención en la clarificación de la autonomía y la identidad para lograr ser capaces de definir quiénes son y cómo se perciben en su entorno social (Abadie, 2023).


    Según la teoría del desarrollo psicosocial de Erick Erikson (1988), los adolescentes atraviesan el estadio V del ciclo vital de los 12 a los 20 años, cuya crisis se centra en alcanzar una identidad propia en contraposición de la confusión de identidad. Feixa (2020) considera que esta etapa se encuentra vinculada con las etiquetas y construcciones sociales antes que con los procesos mentales que comienzan a desarrollarse; es por tal motivo que la identificación con sus pares, el sentido de perteneciente a grupos sociales y la búsqueda de un rol que cumplir en la sociedad toman relevancia en cuanto al desarrollo de la personalidad (Eddy, 2014).


    Superar favorablemente el estadio V equivale a fortalecer la virtud de la fidelidad y esto depende de la adecuada adquisición de logros en las edades previas. Para este punto se espera que los adolescentes cuenten con confianza, autonomía, iniciativa, laboriosidad y competencia (Papalia et al., 2012). Como se ha mencionado, las relaciones significativas en este período cambian, aunque aún ven en sus figuras parentales un lugar seguro; traspasan la necesidad de guía de los padres a líderes de grupos sociales con quienes comparten valores (Erikson 1988). Además, esperan afirmación y requieren sentir aceptación por parte de su entorno social. Por

    consiguiente, los temores más comunes en esta etapa son experimentar vergüenza ante sus pares, no agradar a un grupo específico y ser rechazados (Eddy, 2014).


    A pesar de que los adolescentes están en busca de una identidad propia, desarrollando seguridad en ellos mismos, fortaleciendo la capacidad de confiar y ser confiables, y generando lealtad hacia causas que vayan acordes a sus creencias e ideales en los primeros años de esta etapa, rechazan lo diferente (Eddy, 2014; Erickson, 1988; Feixa, 2020). Estructuran grupos muy marcados basados en etiquetas sociales relacionadas a la imagen, reputación, nivel socioeconómico, nivel cultural y origen étnico (Papalia et al., 2012). Suelen mostrarse poco tolerantes con quienes no comparten los mismos intereses, lo que se atribuye a la falta de identidad antes mencionada (Eddy, 2014).


    La formación de una identidad favorable tiene sus pilares en uno de los componentes de la autoestima, que es el autoconocimiento; de esta manera se conseguirá identificar en uno mismo fortalezas y debilidades, virtudes y defectos, plantearse metas, reconocer logros, admitir errores, establecer límites y sentirse valiosos y capaces (Martínez y Alfaro, 2019). Para Sigüenza et al. (2019), desarrollar un nivel de autoestima alto es señal de bienestar mental y de poseer adecuadas habilidades sociales.


    Según Rosenberg (1965) la autoestima es la percepción que los seres humanos tienen sobre sí mismos y que engloba pensamientos y sentimientos tanto positivos como negativos. Comienza su desarrollo en los primeros años de vida; sin embargo, es en la adolescencia donde está en un punto crítico y determinante para reforzarla o debilitarla (Díaz et al., 2018).


    La autoestima se caracteriza por su dinamismo, puesto que puede variar y ser modificada a lo largo de la vida, y por su carácter multifactorial. Entre los principales factores que pueden influir en ella


    se encuentran los cambios físicos y biológicos característicos de la edad, los cuales generan percepciones y sentimientos del propio cuerpo. Esta etapa se caracteriza por la inestabilidad en cuanto a la autoimagen debido a la idealización de los estándares de belleza (Monroy et al., 2019; Moral et al.,2021; Pendones et al., 2021).


    El entorno familiar es clave en el desarrollo físico, mental y social de los niños, dado que se considera al hogar como el primer contacto con el mundo. En la adolescencia, la funcionalidad familiar, las conductas parentales, los tipos de apego y las vivencias familiares influyen en la construcción de la autoestima. Los adolescentes cuyas familias desempeñan un rol funcional y solventan sus necesidades serán capaces de sobrellevar las crisis (Pilco y Jaramillo, 2023; Sigüenza et al., 2019).


    De igual forma, el ámbito escolar toma relevancia en la construcción de la autoestima puesto que el desempeño académico y la práctica de deportes ponen a prueba sus destrezas y habilidades, al mismo tiempo que les otorga nuevas herramientas de afrontamiento. Como se ha mencionado, durante la adolescencia, el aspecto social toma gran relevancia; es por esto que las relaciones con amigos, compañeros y docentes repercute directamente en la autoestima (Moral et al., 2021; Sigüenza et al., 2019).


    Otros factores que se relacionan con la autovaloración positiva o negativa son las experiencias personales, circunstancias adversas, conflictos, factores internos, cambios emocionales, sucesos relevantes y crisis propias de la edad como la búsqueda de identidad y la necesidad de pertenencia a grupos sociales. En cuanto a distinciones de género se expone que los logros personales tienen una influencia prioritaria en la autoestima de los varones, a diferencia de las mujeres, en las que prima la validación de los demás (Monroy et al., 2019; Moral et al., 2021; Pilco y Jaramillo, 2023; Sigüenza et al., 2019).


    La autopercepción que poseen los jóvenes está fuertemente influenciada por el medio en el que se desenvuelven y la ambivalencia de pensamientos y sentimientos producto del miedo al rechazo y la búsqueda constante de aceptación por parte de

    sus pares (Eddy, 2014). El grado de satisfacción o insatisfacción que se genera a partir de las situaciones planteadas se reflejará por medio de conductas aprobatorias y desaprobatorias hacia sí mismos (Rosenberg, 1965). Se puede afirmar que la autoestima es un factor indispensable para el correcto desarrollo de los adolescentes, que conlleva una laboriosa tarea de autoconocimiento y favorece la autopercepción (Pérez, 2019). Para Tacca et al. (2020) la autopercepción está condicionada por el entorno social con el que se relaciona, sin embargo, el autoconcepto, el valor emocional que se le atribuye a las características adquiridas, depende del grado de pertenencia que el adolescente sienta hacia el grupo en cuestión.


    La autoestima, el autoconocimiento y la autopercepción, son componentes determinantes en los procesos de adaptación y en el desarrollo de la personalidad; son considerados mecanismos de autoprotección, ya que promueven el bienestar de los adolescentes, potenciando las habilidades sociales y la inteligencia emocional, salvaguardando su salud mental e incrementando el grado de satisfacción con la vida (Moral et al., 2021; Pilco y Jaramillo, 2023; Sigüenza et al., 2019).


    Los adolescentes con alta autoestima muestran rasgos competentes de seguridad, éxito e independencia; poseen una visión positiva del mundo, asumen riesgos de manera responsable y presentan menos problemas de conducta, ya que adquieren las habilidades necesarias para tolerar la frustración y resolver conflictos. De igual forma, se verán beneficiados en el ámbito académico al presentar un adecuado desarrollo escolar y forjar relaciones socio-afectivas estables (Pendones et al., 2021; Sigüenza et al., 2019). Para Pujupat y Kunchikui (2021), un nivel de autoestima medio varía su comportamiento entre los niveles altos y bajos según ciertas circunstancias; sin embargo, se distingue una tendencia predominante hacia uno de los extremos. En cuanto a características, pueden mostrar una actitud positiva ante situaciones comunes y experimentar inseguridad ante las crisis.


    Cuando los niveles de autoestima detectados están por debajo del promedio, se identifican en los adolescentes sentimientos desagradables,


    como la desvalorización, frustración, insatisfacción, desconfianza, temor y vergüenza. Muestran una actitud defensiva y un estado de ánimo con tendencia a la negatividad; suelen percibirse poco capaces, inferiores y desesperanzados, lo cual se refleja en el ámbito académico donde presentan un bajo rendimiento y altos índices de procrastinación. No obstante, todas las esferas biopsicosociales pueden verse afectadas, volviéndose propensos a padecer trastornos mentales como depresión, ansiedad social, pensamientos y conductas suicidas, trastornos alimenticios y consumo de sustancias. Una baja autoestima desencadena un quiebre en las relaciones y se origina como respuesta a un entorno poco favorable, una comunicación inadecuada, problemas en cuanto a la relación con los padres, compañeros o figuras de autoridad y habilidades sociales deficientes (Hidalgo et al.,2022; Pérez, 2019; Pendones et al., 2021; Sigüenza et al., 2019).


    Las habilidades necesarias para enfrentar situaciones sociales y desenvolverse favorablemente en un entorno se adquieren a medida que avanza la niñez media; sin embargo, es en la adolescencia que aprenden a identificar la mejor manera de utilizarlas (Papalia et al., 2012). Se conoce como habilidades sociales al grupo de capacidades que posee una persona para entablar relaciones socio-afectivas favorables (Tacca et al., 2020). Así como la autoestima, las habilidades sociales desempeñan un papel fundamental durante la adolescencia, puesto que son conductas necesarias para una interacción adecuada con otros individuos (Esteves et al., 2020).


    En la adolescencia, el adecuado desarrollo de habilidades sociales se asocia con un satisfactorio nivel de resiliencia, inteligencia emocional y autoestima, lo que evidencia un bienestar social que promueve el desarrollo de una calidad de vida saludable (González y Molero, 2022). Por el contrario, los adolescentes con habilidades sociales deficientes presentan conflictos en el desarrollo cognitivo y afectivo que podrían llegar a perjudicar su salud mental. Se caracterizan por exhibir índices elevados de agresividad, riesgo suicida y estrés debido al escaso nivel de resiliencia y la falta de herramientas para

    comunicarse de manera asertiva y crear vínculos. A su vez, el retraimiento social que genera el bajo nivel de habilidades sociales puede desencadenar sentimientos de insatisfacción, baja autoestima y conflictos en el ámbito familiar y en el escolar con compañeros y docentes (Jaimes et al., 2019; Gonzáles et al.,2019; Rosas-Castro, 2021; Sosa y Salas, 2020).


    Jéssica Lorena Salgado Mejía, Dayamy Lima Rojas

    Las habilidades sociales no corresponden a rasgos de personalidad, sino que son comportamientos aprendidos del entorno social por medio de la observación, las experiencias y los feedbacks (León y Betina, 2020; Tacca et al., 2020). Durante la adolescencia, se considera a las habilidades sociales como elementos esenciales para establecer vínculos sociales satisfactorios con lo demás. Al ser seres sociales, el relacionarse adecuadamente promueve el bienestar personal. En caso contrario, al no conseguir un desenvolvimiento oportuno en entornos sociales, se desencadenará un malestar psicológico (Llamazares y Urbano, 2020).


    El contexto social puede llegar a influir negativamente en los adolescentes debido a que las relaciones con sus iguales se tornan significativas (Jaimes et al., 2019). La falta de recursos para afrontar la serie de cambios que conlleva esta etapa puede tornar difícil la transición exitosa de la misma (Sánchez y Gómez, 2020). Las habilidades sociales permiten que los jóvenes puedan comunicarse asertivamente y fomenta la convivencia con sus pares; además, fortalecen la capacidad para reconocer errores, y aceptar críticas y opiniones sin que esto alteren de manera significativa la autopercepción y debiliten la autoestima (González y Molero, 2022).


    Es complejo determinar si las habilidades sociales provienen de la autoestima o si, por el contrario, la autoestima se origina a partir de las interacciones sociales, puesto que entre estas variables existe una relación de reciprocidad y complementariedad (León y Betina, 2020). Por consiguiente, la presente investigación toma relevancia debido a la hipótesis de que existe una correlación positiva de nivel moderado entre la autoestima y las habilidades sociales, a partir de lo cual se plantea como objetivo determinar la relación entre la autoestima y las habilidades

    50 VOL 15, NRO 2

    doi: 10.18537/mskn.15.02.03


    sociales en adolescentes de 12 años de una unidad educativa de Latacunga. Los objetivos específicos son: fundamentar teóricamente la autoestima y las habilidades sociales en adolescentes de 12 años de una unidad, evaluar la autoestima y las

    habilidades sociales en adolescentes de 12 años de una unidad educativa de Latacunga y desarrollar un análisis correlacional entre la autoestima y las habilidades sociales.


  2. Materiales y métodos



    Se trabajó con un enfoque cuantitativo, diseño no experimental de corte transversal, con un alcance descriptivo y correlacional (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018).


    1. Participantes


      La población estuvo conformada por 110 adolescentes de 12 años, 67 hombres y 43 mujeres, estudiantes de una unidad educativa fiscal de la ciudad de Latacunga. Se realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia con los criterios de inclusión de contar con el asentimiento del participante, con el consentimiento informado del representante legal y tener 12 años. La edad de los participantes se basa en que se encuentran en el punto inicial de la adolescencia y se presentan cambios biopsicosociales (Papalia et al., 2012); adicionalmente, es la edad promedio en la institución, en la que se da el traspaso de la escuela al colegio, lo que conlleva un cambio de establecimiento, modalidad de estudios y la necesidad de establecer nuevas relaciones socio-afectivas, para lo cual las habilidades sociales desempeñan un rol fundamental. Se suma también que el cambio de estatus, de ser los más grandes de la escuela a los más pequeños del colegio, puede generar sentimientos de inferioridad e inseguridad si no se posee una autoestima adecuada (Calvo y Manteca, 2016). Valorar la autoestima y las habilidades sociales otorga una visión de las necesidades a solventar para facilitar la transición y fomentar el bienestar emocional.


    2. Instrumentos


      La recolección de datos se realizó mediante la versión de Atienza et al. (2000) de la Escala de Autoestima elaborada por Rosenberg en 1965

      y validada por Martínez y Alfaro (2019) en La Paz-Bolivia, en un grupo de 938 estudiantes de 12 a 17 años. Como resultado se obtuvo una confiabilidad de .966 en alfa de Cronbach, lo que sustenta que la escala es altamente confiable para ser aplicada en adolescentes con ese rango de edad. Se estableció que la coherencia entre las dos partes de la escala, los ítems positivos y negativos, es satisfactoria con un coeficiente total de .929. El porcentaje de varianza fue de 82,29%; es decir, la escala se encuentra por encima de los estándares de una prueba psicométrica. Por tanto, los autores concluyen que la escala es válida y confiable para ser aplicada en adolescentes de la ciudad de La Paz y en contextos similares.


      El fin de este instrumento es valorar y determinar la actitud que presenta el individuo hacia sí mismo como una totalidad. Consta de 10 ítems estilo Likert; los 5 primeros se encuentran formulados de manera positiva y los 5 últimos en forma negativa. Las respuestas se puntúan del 1 al 4, en donde 1 es “muy en desacuerdo”, 2 “en desacuerdo”, 3 “de acuerdo” y 4 “muy de acuerdo”. En los ítems negativos la puntuación se coloca de forma inversa. Es una escala auto- aplicada que dura entre 5 a 10 minutos. Los resultados son valorados en baja autoestima (10- 25 puntos), nivel de autoestima medio (26-29 puntos) y autoestima alta (30-40 puntos) (Richard y Vallejos, 2020; Rojas et al., 2009; Sánchez et al., 2021).


      Para la segunda variable se utilizó la versión de Tomás-Rojas y Lescano (2003) de la Escala de Habilidades Sociales elaborada por Goldstein en 1978 (citado en Donayre, 2017). La validez de la escala fue realizada por Goldstein et al. (1989), mediante un análisis factorial en una muestra de 890 estudiantes de 12 a 17 años;



      obtuvo una validez aceptable que oscila entre

      .789 a .891 y una alta confiabilidad de .944 en alfa de Cronbach. Más adelante Tomás-Rojas y Lescano (2003) estandarizaron y validaron la escala en Perú. En una población constituida por estudiantes de 2321 centros educativos, obtuvieron .958 de confiabilidad en alfa de Cronbach, lo que determina que el instrumento es altamente confiable para ser aplicado en contextos similares.


      El objetivo de la escala es medir y determinar si las habilidades sociales de los adolescentes son competentes o deficientes. Este instrumento consta de 50 ítems que evalúan seis dimensiones: primeras habilidades sociales (pregunta 1-8), habilidades sociales avanzadas (pregunta 9-14), habilidades relacionadas a los sentimientos (pregunta 15-21), habilidades alternativas (pegunta 22-30), habilidades para hacer frente al estrés (pregunta 31-42) y habilidades de planificación (pregunta 43-50). Se encuentra en formato Likert puntuando las respuestas del 1 al 5, donde 1 es “nunca”, 2 “pocas veces”, 3 “algunas veces, 4 “bastantes veces” y 5 “siempre”. La aplicación de la escala dura entre 15 a 20 minutos y puede ser auto-aplicada. El puntaje global es valorado en alto (188-250 puntos), medio (118-187 puntos) y bajo (50-117 puntos). Para obtener el puntaje de las dimensiones se utiliza la siguiente fórmula: [(puntuación directa/ puntuación máxima) *100] (Daza y Estévez, 2017; Iman y Yanac, 2019; Sosa y Salas, 2020).


  3. Resultados


    1. Análisis descriptivo de la Escala de Autoestima de Rosenberg


      La media es equivalente a un nivel de autoestima medio, la cual se considera inestable ya que puede variar según el contexto. De igual manera se evidencia que la puntuación se encuentra cerca del límite con el nivel bajo, que es 25; es decir, que podría tener una variación orientada mayoritariamente al nivel de autoestima bajo (Tabla 1).

        1. Procedimiento


          Jéssica Lorena Salgado Mejía, Dayamy Lima Rojas

          Éticamente se cumplió con el requisito de contar con el permiso de la institución, el consentimiento informado del representante legal, el asentimiento del participante, y el manejo confidencial de la información.


          La aplicación de los instrumentos se realizó durante las primeras horas de la jornada escolar con el fin de evitar sesgos por distracciones o cansancio físico y mental de los participantes. Posterior a las indicaciones, los jóvenes recibieron las escalas evaluativas y las resolvieron en un tiempo estimado de 40 minutos.


        2. Análisis de datos


      Para el análisis de cada variable se utilizó el software estadístico SPSS 29.0.2.0. En primera instancia, se realizó el análisis de normalidad de los datos con la prueba de Kolmogorov Smirnov, donde se obtuvo una significancia de .054 en la Escala de Autoestima de Rosenberg y una significancia de 0.22 en la Escala de Habilidades Sociales de Goldstein, lo cual da a entender que los datos son simétricos y siguen una distribución normal. Por tal razón, la correlación de las variables se realizó con el coeficiente Rho de Pearson. Partiendo de la sugerencia de interpretación de Cohen (citado en Hernández et al., 2018), se determinó que existe una relación positiva fuerte entre los resultados globales de las variables evaluadas correspondientes al valor de

      .001 de significancia y un Rho de Pearson de 1.0.


    2. Análisis categórico de la Escala de Autoestima de Rosenberg


      Según los resultados obtenidos el nivel de autoestima que predomina es el bajo, con un 42%, contrastando con el nivel alto equivalente al 19% de la población (Tabla 2), lo que significa que existen deficiencias en cuanto a la autovaloración, la autoconfianza y la tolerancia a la frustración.

      52


      Media


      26.46

      VOL 15, NRO 2

      doi: 10.18537/mskn.15.02.03


      Mínimo


      16


      Máximo


      33


      Desviación estándar


      3.4


      Tabla 1: Resultados descriptivos de la Escala de Autoestima.

      Fuente: Elaboración propia.


      Niveles

      F

      %

      Bajo

      46

      42

      Medio

      43

      39

      Alto

      21

      19

      Tabla 2: Resultados categóricos de los niveles de autoestima.

      Fuente: Elaboración propia.


    3. Análisis descriptivo de la Escala de Habilidades Sociales de Goldstein


      La media global de habilidad sociales equivale a un nivel medio y engloba un predominio en la media de habilidades de planificación; en esta dimensión se encasillan aspectos como la adecuada toma de decisiones y la identificación y resolución de problemas. La menor puntuación en cuanto a la media se encuentra en la dimensión “habilidades sociales avanzadas”, que representa el predominio de una dificultad en aspectos como pedir disculpas, admitir y corregir errores, participar activamente en actividades sociales y comunicarse con los demás de manera asertiva (Tabla 3).

    4. Análisis categórico de la Escalade Habilidades Sociales de Goldstein


      El nivel de habilidades sociales predominante en el 50.91% de los participantes es el medio; se caracteriza por su tendencia a variar según el contexto y la dimensión que se requiera utilizar en un momento determinado. Puede estar compuesto por dimensiones deficientes y otras en las que se muestra competente. También se destaca que solo el 1.82% de los evaluados presenta un nivel de habilidades sociales satisfactorias (Tabla 4).


      Dimensiones Media

      Mínimo

      Máximo

      Desviación estándar

      I. Primeras habilidades sociales 49.36

      20.0

      82.5

      12.83

      II. Habilidades sociales avan- 49.00


      20.0


      83.33


      12.72

      II. Habilidades relacionadas 49.77


      22.86


      80.0


      13.33

      IV. Habilidades alternativas a la 49.72


      20.0


      80.0


      13.13

      V. Habilidades para hacer 48.29

      23.33

      76.67

      11.67

      VI. Habilidades de planifica- 52.68

      22.5

      77.5

      12.77

      Global 124.28

      63.0

      190.0

      26.13

      zadas


      con los sentimientos agresión

      frente al estrés


      ción


      Tabla 3: Resultados descriptivos de la Escala de Habilidades Sociales.

      Fuente: Elaboración propia.


      Niveles de las habilidades

      F

      %

      Alto

      2

      1.82

      Medio

      56

      50.91

      Bajo

      52

      47.27


      Jéssica Lorena Salgado Mejía, Dayamy Lima Rojas

      Tabla 4: Resultados categóricos de los niveles de habilidades sociales.

      Fuente: Elaboración propia.



    5. Análisis correlacional entre las habilidades sociales y la autoestima


      Los resultados en cuanto a la correlación entre las dimensiones de habilidades sociales y la autoestima varían ligeramente, pero se mantienen dentro del rango que denota la existencia de la correlación positiva moderada entre las variables (Tabla 5).


    6. Análisis sociodemográfico


      Se evidencia en las mujeres el predominio de un nivel de autoestima bajo (47%) y un nivel de habilidades sociales medio (67.44%), a diferencia de los hombres, que muestran una primacía en el nivel de autoestima medio (49%) y un nivel de habilidades sociales bajo (58.21%). En cuanto a los porcentajes más bajos relacionados a la autoestima, el 23% de las mujeres posee un nivel


      medio, mientras que el 12% de los hombres se encuentra en el nivel alto (Tabla 6).

      .

    7. Análisis sociodemográfico de las dimensiones de las Habilidades Sociales


      Al profundizar en las dimensiones de las habilidades sociales, las mujeres obtienen un promedio mayor al de los hombres en todas las categorías (Figura 1). La brecha de diferencia más amplia se da en las primeras habilidades sociales y en las habilidades para hacer frente al estrés. Estas últimas también resultan ser las que tienen el promedio más bajo en los hombres, mientras que las mujeres tienen el promedio más bajo en habilidades sociales avanzadas. Cabe destacar que, tanto en hombres como en mujeres, la media más alta se encuentra en la categoría habilidades de planificación.


      Dimensiones de HS / Global Autoestima Puntaje global de autoestima

      Rho .509

      1. Primeras habilidades sociales


      2. Habilidades sociales avanzadas


      3. Habilidades relacionadas con los sentimientos


      4. Habilidades alternativas a la agresión


      5. Habilidades para hacer frente al estrés


      6. Habilidades de planificación


      Global de Habilidades Sociales

      Sig. .001

      Rho .387

      Sig. .001

      Rho .442

      Sig. .001

      Rho .525

      Sig. .001

      Rho .448

      Sig. .001

      Rho .472

      Sig. .001

      Rho 1.000

      Sig. .001


      Tabla 5: Resultados de la correlación.

      Fuente: Elaboración propia.

      54

      VOL 15, NRO 2

      doi: 10.18537/mskn.15.02.03


      Escala de Autoestima de Rosenberg Escala de Habilidades Sociales de

      Goldstein



      Mujeres



      Hombres


      Mujeres


      Hombres

      Niveles

      f


      %

      f

      %

      f

      %

      f

      %

      Bajo

      20


      47

      26

      39

      13

      30.23

      39

      58.21

      Medio

      10


      23

      33

      49

      29

      67.44

      27

      40.3

      Alto

      13


      30

      8

      12

      1

      2.33

      1

      1.5


      Tabla 6: Análisis sociodemográfico de puntajes globales por sexo.

      Fuente: Elaboración propia.





  4. Discusión

    Figura 1: Dimensiones de las habilidades sociales por sexo

    Fuente: Elaboración propia



    Los resultados en la población evaluada en cuanto a la autoestima indican una media de 26.45, equivalente a un nivel de autoestima medio. Dicha puntuación se encuentra cercana al límite con el nivel de autoestima bajo, lo cual indica que, en general, la autoestima es inestable, con una predominante tendencia a decaer dependiendo del contexto y la situación a la que se enfrenten.


    Cabe destacar que, categóricamente, el nivel de autoestima bajo es el que muestra un predominio en los adolescentes con un 42%, seguido del nivel medio (39%) y el nivel de alto (19%);

    en concordancia con los resultados, el estudio de Pilco y Jaramillo (2023) en la ciudad de Ambato-Ecuador obtiene una media de 26.96 y un porcentaje categórico de 36.1% en el nivel de autoestima baja, el 34.4% en el nivel medio y el 29.5% en el nivel alto. Concluyen que los problemas de autoestima en los adolescentes pueden desencadenarse debido a los cambios biológicos, hormonales y emocionales propios de la edad, sin embargo, si no se tratan adecuadamente pueden provocar problemas moderados o graves de salud mental. A partir de la investigación de Ávila y Cañas (2023), en una


    unidad educativa fiscomisional de la provincia de Cotopaxi, donde se obtuvo como resultado baja autoestima en el 74% de los evaluados, se puede inferir que el factor sociocultural tiene relación con los bajos niveles de autoestima, dado que las dos investigaciones fueron realizadas en Cotopaxi. Adicional a esto, los estudiantes evaluados pertenecen a instituciones públicas en las que prima un nivel socioeconómico medio- bajo, el cual también podría considerarse un aspecto influyente en el nivel de autoestima. Para Vergara et al. (2021), la baja autoestima se relaciona con un autoconcepto negativo reforzado por situaciones adversas, conflictos o crisis. Como se ha mencionado, el inicio de la adolescencia representa una época de cambios que genera crisis en los individuos; las limitadas herramientas de afrontamiento afectan la consolidación de la autoestima, desarrollando en los adolescentes sentimientos de desvalorización, temor, vergüenza, miedo al rechazo, poca tolerancia a la frustración y problemas en cuanto a su autoconfianza, afectando de esta manera su desarrollo y desenvolvimiento social.


    En cuanto a las habilidades sociales, la media obtenida equivale a un nivel de satisfacción medio con un predominio en las habilidades de planificación que incluyen aspectos como la adecuada toma de decisiones y la identificación y resolución de problemas. Por el contrario, se encuentra que la población evaluada presenta una mayor dificultad en la categoría de habilidades sociales avanzadas que engloba: pedir disculpas, admitir y corregir errores, participar en actividades sociales y comunicarse de manera asertiva. Esto concuerda con el estudio de Llamazares y Urbano (2020), quienes afirman que un déficit en cuanto a una comunicación asertiva puede generar en los adolescentes sentimientos de inseguridad y miedo a no ser apreciados por sus pares, afectando negativamente su autoestima. De igual manera, Andrade et al. (2019), en su investigación, estipulan que un déficit de habilidades sociales puede generar relaciones conflictivas con sus pares o retraimiento social. Los adolescentes con un nivel de habilidades sociales medio muestran deficiencias en ciertas dimensiones y un uso competente en otras. Esto es determinado por el contexto o la situación a la que se enfrentan.

    Los resultados obtenidos equivalentes a una baja autoestima y deficientes habilidades sociales, presentes en la mayoría de los evaluados, determinan la existencia de una correlación positiva fuerte correspondientes al .001 de significancia. En concordancia, Galindo et al. (2023), en su estudio de una población de jóvenes brasileños institucionalizados, cuyas edades oscilan entre los 10 y 18, obtuvieron como resultado bajos puntajes en autoestima y habilidades sociales en los adolescentes más jóvenes, y concluyen que, a menor edad, mayor es la dificultad que presentan para desenvolverse socialmente y enfrentar situaciones estresantes. Los sentimientos de frustración generados a la par de dichos eventos y la poca tolerancia a la misma refuerzan negativamente el autoconcepto y afectan la autoestima de los adolescentes. Por otro lado, a pesar de que los resultados difieren con una investigación similar realizada por Valera y Jaramillo (2023) en el cantón Baños-Ecuador, en la cual se obtuvo una puntuación alta en los niveles de autoestima y habilidades sociales, coincide en que las variables están estrechamente relacionadas puesto que, mientras más bajo sea el nivel de autoestima, más deficientes serán las habilidades sociales y viceversa. Para Calvo y Manteca (2016), en su investigación cualitativa con adolescentes españoles entre 12 y 14 años, los bajos niveles de autoestima y las deficientes habilidades sociales traen consecuencias negativas en el ámbito escolar, ya que fungen como barrera en el proceso de transición de la escuela al colegio, dificultando la adaptación y afectando el rendimiento académico de los adolescentes, para quienes se vuelve sumamente importante el estatus y aspecto social; se identifica en los mismos sentimientos de preocupación y miedo referentes a la relación con sus pares y sus docentes.


    Jéssica Lorena Salgado Mejía, Dayamy Lima Rojas

    Respecto al análisis sociodemográfico, se determinó que en las mujeres predomina un nivel de autoestima bajo y un nivel de habilidades sociales medio, contrario a los hombres, quienes presentan un nivel de autoestima medio y un nivel de habilidades sociales bajo. En concordancia parcial con estos datos se encuentra el estudio de Tacca et al. (2020) en Lima, Perú, en el que los varones obtuvieron un puntaje superior al de las mujeres en cuanto a la autoestima. Dicho


    estudio explica que los estereotipos de belleza y los roles de género tienen una repercusión mayor en la autoestima de las mujeres en contextos con una ideología machista fuertemente arraigada. Para Sigüenza et al. (2019), los logros personales suelen influir de manera positiva en la autoestima de los hombres, mientras que las mujeres ven reforzada su autoestima por la validación de fuentes externas, razón por la cual sus niveles de habilidades sociales tendrían un mayor desarrollo en comparación a los hombres.


    En cuanto a las habilidades sociales, las mujeres obtuvieron un promedio mayor al de los hombres en todas las dimensiones. Estos resultados coinciden con Carrera y Barrera (2019) quienes concluyeron en su muestra de 506 estudiantes de la ciudad de Ambato-Ecuador, que las mujeres tienen un nivel levemente mayor en cuanto a las habilidades conversacionales, lo que beneficia la interacción con sus pares y la integración a grupos sociales. A la par, el estudio de Torres et al. (2020), con estudiantes de la ciudad de Loja- Ecuador, encontró que las mujeres tienen un nivel mayor de habilidades sociales asociado al grado de empatía, lo que favorece la capacidad de una comunicación asertiva y un adecuado rendimiento académico. En síntesis, las mujeres presentan un mejor desarrollo de las habilidades sociales, principalmente en la dimensión de planificación, interacción y comprensión de


  5. Conclusiones

    sentimientos, debido a que el desarrollo de la inteligencia emocional y la empatía suele ser superior en comparación al de los varones (González y Molero, 2022).


    La investigación se muestra innovadora, ya que se centra en la relación recíproca entre la autoestima y las habilidades sociales en una etapa específica de la vida, como es el inicio de la adolescencia, en la que evolutivamente se presentan cambios significativos, y explora las diferencias de las variables entre hombres y mujeres. Este tipo de estudios da pie a que se obtenga más conocimiento sobre cómo estas variables pueden ser determinantes positivos o negativos en el desarrollo personal y el desenvolvimiento social de los jóvenes y la relación que podrían llegar a tener con otros factores sociodemográficos.


    4.1. Limitaciones de la investigación


    Se presenta, como principal limitación, que la población de 12 años es la menos estudiada en cuanto a autoestima y habilidades sociales a pesar de ser el punto central entre la niñez a la adolescencia. Adicional a esto, para futuras investigaciones, una población más grande y diversa en contextos socioculturales y económicos contribuiría a comparar, refutar y generalizar los resultados obtenidos.



    Los adolescentes de 12 años de una unidad educativa de Latacunga presentaron un nivel de autoestima bajo y un nivel de habilidades sociales medio con una predominancia satisfactoria en la dimensión de planificación, y una marcada dificultad en las habilidades sociales avanzadas. Adicionalmente, se corrobora la hipótesis sobre la existencia de una correlación positiva fuerte entre las variables.


    Al analizar los resultados en conjunto con la literatura se determina que, tanto la autoestima como las habilidades sociales, juegan un papel fundamental al inicio de la adolescencia, puesto

    que consolidan las bases de su desarrollo biológico, psicológico y social. El bajo nivel de autoestima que predomina en la población estudiada resulta alarmante, ya que se ve afectado su autoconcepto y autoconfianza, provocando sentimientos de inferioridad y dificultades para comunicarse con los demás; por otro lado, las deficientes habilidades sociales, especialmente las avanzadas, generan un desarrollo social poco satisfactorio, lo que limita en los adolescentes el adecuado establecimiento de relaciones socio- afectivas.


    La autoestima y las habilidades sociales mantienen una relación recíproca: si la autoestima muestra niveles deficientes, las habilidades sociales también se verán afectadas. De igual forma, si las habilidades sociales muestran alteraciones es muy probable que la autoestima no se encuentre en niveles adecuados.


    En cuanto a la distinción por sexo, las mujeres presentan un nivel de autoestima bajo y un nivel de habilidades sociales medio, contrario a los hombres, quienes presentan un nivel de

    autoestima medio y un nivel de habilidades sociales bajo. Esto puede verse influenciado por factores como roles de género, estándares de belleza e ideologías que impactan, de diferente manera, en hombres y mujeres.

    Jéssica Lorena Salgado Mejía, Dayamy Lima Rojas

    La afectación severa en ambas variables puede concluir en problemas de salud mental, afectar el bienestar de los adolescentes en sus diversas esferas y dificultar el traspaso de la educación básica media a la básica superior; por tal motivo, los datos y resultados de este estudio contribuyen como base para futuras investigaciones.


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