MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01D5A934.3D877A20" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como archivo de almacenamiento web. Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos, como Windows® Internet Explorer®. ------=_NextPart_01D5A934.3D877A20 Content-Location: file:///C:/0D4256B3/SelfPrint_MASKANA_Vol10No1art3.htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="windows-1252"
Mujeres y =
su
aporte al desarrollo local: Una mirada desde los cargos directivos
Women
and their contribution to local development: A look from the management
positions
Sonia Sigüenza1<=
/span>
1 Maestría de Investigación en Desarro=
llo
Local de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad =
de
Cuenca, Cuenca, Ecuador.
2 Maestría de Investigación en Desarro=
llo
Local de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad =
de
Cuenca, Cuenca, Ecuador
3 =
Facultad de
Ciencias Económicas y Administrativas, Programa ACORDES, Departamento de
Espacio y Población, Universidad de Cuenca, Cuenca, Ecuador.
Autora para correspondencia: soniasiguenza1@g=
mail.com
Fecha de recepción: 21 de noviembre de 2018 - Fecha de aceptación: 12 de marzo 2019<= o:p>
RESUMEN
Varios estudios a nivel de América Latina
evidencian que la participación de las mujeres en cargos de dirección aún es
escasa, a pesar de la existencia de un amplio marco legal que garantiza su
participación en igualdad de oportunidades. En la provincia del Azuay, en
Ecuador, existe limitada información, específicamente en organizaciones de
producción agrícola de tipo asociativo. Por tal razón, el presente
artículo analiza la influencia y capacidad explicativa de la variable
sociodemográfica del sexo en la ocupación sociolaboral de las personas
empleadas en organizaciones agrícolas. La investigación se realizó desde un enfoque cuantitativo y <=
span
style=3D'color:black;mso-themecolor:text1'>se utilizó el Cuestionario
Multifactorial de Sostenibilidad Organizacional Agroecológica (MSOA), aplic=
ado
a sus representantes. Los resultados evidenciaron que los hombres se desemp=
eñan
en cargos de presidencia y administración, en tanto, que=
las
mujeres lo hacen en cargos de tesorería, secretaría y contabilidad;
comprobándose la hipótesis planteada.
Palabras
clave: Asociación, género, igualdad de
derechos, participación social.
ABSTRACT
Several studies in Latin America show that the
participation of women in management positions is still scarce despite the
existence of a legal framework that guarantees their participation in equal
opportunities. In the province of Azuay in Ecuador exists is limited
information about this topic, specifically in associative agricultural
production organizations. For this reason, the present article aims to anal=
yze
the influence and explanatory capacity of the sociodemographic variable sex=
in
the socio labor occupation of people employed in agricultural organizations.
The research was carried out from a quantitative approach and the
Multifactorial Agroecological Sustainability Organizational Questionnaire
(MSOA), applied to its representatives, was used. The results showed that m=
en
work in positions of presidency and administration, while women do it in
treasury, secretarial and accounting positions; confirming the proposed
hypothesis.
Keywords: Association, gender, e=
qual
rights, social participation.
1. =
INT=
RODUCCIÓN
En las últimas décadas se observa el surgimient=
o de
asociaciones, organizaciones, cooperativas de producción como una estrategia
para enfrentar la crisis económica que afecta a las familias y comunidades =
(Martínez Corona, 2001). Éstas se
constituyen en un espacio de participación social, en donde las personas,
específicamente las mujeres, encuentran protagonismo en el ámbito público. =
Sin
embargo, esto se produce en un ambiente colmado de contradicciones y sobrec=
arga
de trabajo para las mujeres quienes asumen responsabilidades en este ámbito,
sin disminuir sus tareas relacionadas con el trabajo doméstico y cuidado de=
los
otros.
Estudios feministas evidencian esta situa=
ción
desde la década de 1970, demostrando los perjuicios asociados al determinis=
mo
biológico, que naturaliza la idea de posición socialmente subordinada e
invisibilizada de las mujeres, sustentada en las desigualdades de un sistem=
a patriarcal
profundamente arraigado en las estructuras sociales que fundamentan las
relaciones humanas a partir de las diferencias entre los sexos, constituyén=
dose
en una forma primaria de relaciones significantes de poder (Scott, 2008). En
este sentido, las sociedades están
estratificadas en géneros y casi todas, en clases y otras categorías social=
es
(Lagarde, 1996). Esta estratificación ha gen=
erado
percepciones específicas sobre las mujeres y los hombres, constituyéndose en
mandatos sociales que intenta normar la convivencia, que conlleva una serie de limitaciones=
span>, en donde las mujeres no tienen ventajas, por el
contrario, están sometidas a un control social rígido, trabajo invisible,
acceso y uso delimitado y restrictivo de los recursos, entre otros.De ahí q=
ue
Lagarde (1996) afirma que “en el sentido patriarcal de la vida, las mujeres
deben vivir de espaldas a ellas mismas, como seres para los otros…” (p. 18),
situación que genera una trama sólida de significados, que implica el repar=
to
de roles, atributos, espacios sociales. Estos aspectos, a partir del género,
legitiman una división jerárquica del trabajo y de actividades cotidianas,
asignando a las mujeres tareas y responsabilidades en la vida doméstica y de
cuidado, socialmente menos valoradas, invisibilizadas, no remuneradas, que
tienen lugar en el espacio privado. Sumado a todo esto, están las exigencia=
s de
ser buenas esposas, madres y amas de casa, como eje central de la feminidad.
Por el contrario, a los hombres se les ha transferido tareas relacionadas c=
on
la producción, remuneradas, valoradas, que se constituyen en fuente de pode=
r,
prestigio y autonomía en el ámbito público. Su eje de masculinidad les exige
ser proveedores, protectores, exitosos y, además, heterosexuales.
En Latinoamérica, a finales del siglo XIX,
gracias a la lucha constante de los movimientos feministas, se evidenciaron=
las
relaciones de desigualdad y de subordinación que viven las mujeres, sin
distinción alguna (clase social, etnia, procedencia, etc.), emergiendo con
fuerza demandas que colocaron en el debate la situación específica de las
mujeres rurales, dejando en evidencia, la dominación masculina inherente al
imaginario de la agricultura, en donde, el trabajo de la mujer es invisible
(Deere & León, 2000). Sin embargo, es a comienzos de los años noventa,
cuando el aporte de las mujeres rurales a la economía familiar y del mercado
agrícola es reconocido, debido a la modificación de actividades fuera de la
unidad productiva. No obstante, su visibilización como actoras relevantes e=
n la
economía rural, si bien provocó procesos de transformación social y familiar
(Osorio, 2011), no significó cambios en procesos estructurales de poder, ya=
que
las actividades laborales de las mujeres continuaron siendo una extensión d=
e su
rol en el ámbito privado, como cuidadoras de los otros (Fawaz Yissi & S=
oto
Villagrán, 2012).
En este sentido y debido a la limitada
información disponible sobre la participación de la mujer campesina involuc=
rada
en las asociaciones agrícolas y su participación en los cargos directivos, =
él
presente artículo tiene como objetivo analizar la influencia y capacidad ex=
plicativa
de la variable sociodemográfica sexo en la variable sociolaboral nivel del
cargo de representantes de las directivas y de personas empleadas de las
organizaciones agrícolas de la provincia del Azuay en Ecuador, a
través de los siguientes objetivos específicos:
o
De=
scribir
la estructura organizacional de las personas involucradas en las asociacion=
es
agrícolas de la provincia del Azuay por cargo y sexo.
o
De=
terminar
la influencia de la variable sociodemográfica “sexo” en la variable
sociolaboral “nivel del cargo que desempeñan los representantes de directiv=
as y
en personas empleadas contratadas y/o de apoyo” de las asociaciones de
producción agrícola en la provincia del Azuay.
Este
estudio se realizó desde un enfoque metodológico cuantitativo y que utilizó,
como técnica para el
levantamiento de información, la encuesta Cuestionario Multifactorial de
Sostenibilidad Organizacional Agroecológica (MSOA), aplicado<=
span
style=3D'font-size:9.0pt;font-family:"Times New Roman","serif";mso-fareast-=
font-family:
Arial;color:black;mso-themecolor:text1'> a
representantes de una muestra representativa de organizaciones agrícolas.
Información a partir de la cual se procesaron datos descriptivos que
permitieron dar cuenta de la estructura organizacional de las personas
involucradas en estas organizaciones y datos inferenciales a través de prue=
bas
de hipótesis T Student y de análisis de regresión que permitieron establece=
r la
influencia y capacidad explicativa del sexo en la jerarquía del cargo.
2.
MAR=
CO
TEÓRICO
2.1.=
La
organización como estrategia para disminuir las desigualdades de género
La concepción de trabajo se consolida durante los sigl=
os
XIX y XX sobre el proceso de industrialización y urbanización, caracterizado
por una división sexual, que confina a la mujer al ámbito privado y a los
hombres a la esfera pública. Sin embargo, en los últimos treinta años se
produjo la incorporación de las mujeres en la esfera pública. Esta inserció=
n no
ha sido armónica ni en igualdad de condiciones, ha estado caracterizada por=
su
precariedad e informalidad, dando lugar a la feminización del trabajo y de =
la
pobreza (Vidal, 2015, p. 205).
En este contexto, aún con las limitaciones
impuestas por su condición de género, cabe destacar la participación de las
mujeres rurales, quienes se involucran en iniciativas productivas de tipo
asociativo como una estrategia para desarrollar ventajas competitivas
individuales y conjuntas, además como un mecanismo de cooperación (Cantieri,
2009), en donde cada persona, decide voluntariamente participar, en un esfu=
erzo
conjunto, para alcanzar un objetivo común (Báez, 2005). Asociarse constituye
una oportunidad para superar dificultades socioeconómicas, conseguir un
adecuado nivel de producción, tanto cantidad como en calidad, pero también,
como una estrategia para potenciar la participación social, ya que son espa=
cios
colectivos imprescindibles para promover cambios que favorezcan relaciones =
más
equitativas para las mujeres, promoviendo su integración en el tejido socia=
l y
su protagonismo en los procesos de desarrollo.
Además, el asociativismo, según Rowlands
(1997, citado por Martínez Corona, 2001) propende al empoderamiento persona=
l,
colectivo y económico de las mujeres. Este empoderamiento implica
transformaciones profundas en la autopercepción, en las relaciones y toma de
decisiones en el interior de estas relaciones, y en la trascendencia del po=
der
que cada una puede desarrollar.
2.2.=
Asociaciones
y su aporte a la economía popular y solidaria
En los últimos años, en América Latina,
países como Bolivia y Ecuador, se orientan desde un enfoque de desarrollo
denominado “Buen Vivir” como una propuesta política de transformación de los
sistemas socioeconómicos, inspirada en los pensamientos indigenistas,
socialistas, ecologistas y post desarrollistas, cuyos puntos de encuentro
asumibles por diferentes autores, son la identidad personal, la equidad soc=
ial
y la sostenibilidad ambiental. El Buen Vivir es conceptualizado como una fo=
rma
de vida en armonía con uno mismo, con la sociedad y con la naturaleza. Éste,
propone, en nuestro país, un modelo económico social y solidario, conforman=
do
por organizaciones de economía pública, privada, mixta, popular y solidaria
(Constitución de la República del Ecuador, 2008) como resultado de un proce=
so
de construcción promovido por organizaciones populares que no funcionan con=
la
lógica de acumulación del capital.
La Economía Popular y Solidaria (EPS) es =
una
economía colectiva, asociativa, representa un avance a la economía popular
denominada también economía de los trabajadores[1]=
, que se fundamenta en la incorporación del principio=
de
solidaridad entre las iniciativas de economía popular, cuyos elementos
adicionales y centrales son el apoyo mutuo, la cooperación y diversas forma=
s de
compartir. Es decir, su principal estrategia es maximizar el factor solidar=
io
para lograr la satisfacción de las necesidades básicas y generar procesos de
desarrollo. Este modelo económico no busca únicamente incrementar producció=
n,
comercialización o beneficios sino sobre todo la inclusión del mayor número=
de
personas que propendan a este tipo de economía, es decir, privilegia al tra=
bajo
al ser humano como sujeto y fin de su actividad.
Ley Orgánica de Economía Popular y Solida=
ria
2017, en su Artículo 1 define a la EPS como:
…la forma de
organización económica, donde sus integrantes, individual o colectivamente,
organizan y desarrollan procesos de producción, intercambio, comercializaci=
ón,
financiamiento y consumo de bienes y servicios, para satisfacer necesidades=
y
generar ingresos, basadas en relaciones de solidaridad, cooperación y
reciprocidad, privilegiando al trabajo y al ser humano como sujeto y fin de=
su
actividad, orientada al buen vivir, en armonía con la naturaleza, por sobre=
la
apropiación, el lucro y la acumulación de capital (LOEPS, 2018).
En este sentido, cuando nos referimos a l=
as
asociaciones, específicamente hacemos referencia a las de producción agríco=
la,
objeto de nuestro estudio, que orientan sus actividades a satisfacer sus
necesidades de consumo y reproducir las condiciones de su entorno próximo. =
Sus
características principales propenden a la satisfacción en común de las nec=
esidades
de sus integrantes, especialmente, las básicas de autoempleo y
subsistencia; la no discriminación, la autogestión democrática y participat=
iva,
la prevalencia del trabajo sobre el capital, las relaciones de reciprocidad=
y
cooperación (Ley de Economía Popular y Solidaria, 2017). En concordancia con
los valores, principios y características que sustentan la economía popular=
y
solidaria.
1.3. =
La organización interna de las asociaciones y la equidad de género
El artículo 28 de la LOEPS (2018) en
referencia al sector asociativo expresa que éstas se conformarán por grupos=
de
personas naturales o jurídicas, asociadas con la finalidad de producir,
abastecer o comercializar en forma conjunta su producción, con la intención=
de
mejorar, entre otras, su capacidad competitiva, la utilización de mecanismo=
s de
cooperación y la distribución equitativa de los beneficios entre sus
integrantes.
Según la mencionada ley, en su artículo 2=
9,
expresa que la estructura interna de las asociaciones, entre ellas las de
producción agrícola, tendrán el sistema de gobierno, administración, control
interno, admisión, representación y extinción que se los definirá en su
estatuto. Además, se constituirán bajo los principios de democracia, control
social, responsabilidad, alternabilidad y participación (LOEPS, 2018, p. 27=
).
En concordancia con los principios de solidaridad, cooperación y reciprocid=
ad,
distribución equitativa, prelación del trabajo sobre el capital,
interculturalidad y equidad de género de la economía popular y solidaria.
En este
contexto, si bien los discursos actuales enfatizan avances respecto a la
participación de las mujeres en los diferentes ámbitos de la vida, no obsta=
nte,
la bibliografía existente sobre esta temática evidencia que su participació=
n,
específicamente en cargos directivos y de liderazgo, aún es escasa. De ahí =
que,
estudios realizados en diferentes países ponen de manifiesto la desigualdad
entre hombres y mujeres en los cargos de representación de las organizacion=
es.
En España, investigaciones realizadas por López-Ibor, Escot Mangas, Férnand=
ez
Cornejo, & Mateos de Cabo (2008) y Fundación Mujeres (2011) evidencian =
que,
tanto a nivel empresarial como agrario, la participación de las mujeres en
cargos directivos es limitada tanto por los complejos entramados de estruct=
uras,
existentes en las organizaciones, como por la falta de conciliación entre el
trabajo productivo y el reproductivo.
De
modo similar, en Perú, Meentzen (2009), en su artículo participación políti=
ca y
liderazgo de las mujeres indígenas del Perú, demuestra que los bajos niveles
educativos, pobreza, falta de información, escaso manejo de nuevas tecnolog=
ías,
la existencia de agentes de discriminación de género, clase, étnica, tanto =
en
el ámbito público como privado constituyen obstáculos que las mujeres deben
enfrentar para ocupar cargos directivos. Así también, en Chile Gallegos,
Guzmán, Saavedra, & Silva (2012), reafirma el acceso desigual de las
mujeres a puestos de dirección, ocasionado por la falta de conciliación ent=
re
la vida familiar y laboral, conllevando a las mujeres a ocupar cargos de me=
nor
responsabilidad. Actualmente, Villagómez Weir (2016) en su estudio deja en
evidencia que los avances alcanzados a favor de la igualdad de género han
incurrido en aspectos formales y normativos que no han logrado transformar
estructuras socioculturales, persistiendo asimetrías de poder en la práctic=
a y
en la cultura de la sociedad.
Las
autoras coinciden en la necesidad de continuar indagando sobre este tema en
diferentes espacios, de este modo se podrá evaluar a qué nivel son
generalizables los hallazgos de las investigaciones, con la intención de ap=
ortar
con información relevante en cada contexto y tiempo que permita planificar
intervenciones que aporten a la eliminación de las desigualdades de género,
esto es una tarea que involucra a todas las personas.
En virtud de la limitada información disponible
sobre la participación de las mujeres en las directivas de las organizacion=
es
de producción agrícola de tipo asociativo de la provincia del Azuay se inic=
ió
un proceso investigativo que dé cuenta, entre otros temas, de los cargos que
desempeñan las mujeres en estas asociaciones, para ello, la investigación
generó sus propias bases de datos, a partir del cual se realizó un análisis
minucioso sobre la representación de las mujeres en las directivas de dichas
asociaciones como una oportunidad para visibilizarlas como actora activas q=
ue aportan
a la sostenibilidad de la vida. La presente investigación plantea la siguie=
nte
hipótesis: “En las asociaciones de
producción agrícola de la provincia del Azuay persiste la concepción de que=
los
hombres son los responsables del ejercicio del poder y son quienes
mayoritariamente ejercen los cargos de dirección”.
3. METODOLOGÍA
3.1. Pobl=
ación
y muestra
El enfoque metodológico utilizado es
cuantitativo. Para el análisis propuesto se utilizó datos provenientes del
levantamiento de información a través del cuestionario Multifactorial de
Sostenibilidad Organizacional Agroecológica (MSOA) diseñado[2]=
y aplicado[3]=
a una muestra representativa de asociacio=
nes
de producción agrícolas de la provincia del Azuay. La encuesta fue aplicada=
a
representantes de las directivas de las asociaciones de producción agrícola=
s de
la provincia del Azuay en el año 2016, por ser quienes lideran los procesos=
al
interior de las asociaciones. Las asociaciones son de orden social, pertene=
cen
al tercer sector de la economía ecuatoriana (la Economía Popular y Solidari=
a),
y busca la obtención de excedentes para la reinversión y generación de ingr=
esos
para la familia. Los
datos de las asociaciones fueron tomados de los bancos de datos de las
instituciones públicas encargadas de apoyar y regularizar las asociaciones =
de
producción agrícolas, tales como el Ministerio de Agricultura Ganadería, Pe=
sca
y Acuacultura (MAGAP), el Secretaría de Economía Popular y Solidaria (SEPS)=
, el
Instituto de Economía Popular y Solidaria (IEPS), y la Red Agroecológica del
Austro (RAA). Se consolidó una base conformada por 204 asociaciones de
producción agrícola activas en la provincia del Azuay en el año 2016.
La
información procesada y analizada, en el presente artículo, parte de los da=
tos
obtenidos en una muestra representativa de 170 asociaciones de producción a=
grícola
de la provincia del Azuay, con un nivel de confianza del 95%, un margen de
error máximo permisible del 2.7%, probabilidad de éxito del 74% de asociaci=
ones
que se consideran agroecológicas en la población de asociaciones y 26% de
probabilidad de fracaso de asociaciones que no se consideran agroecológicas=
. La
selección de las unidades muestrales se la realizó mediante el método de
muestreo probabilístico estratificado con afijación proporcional bajo el
criterio de territorialidad (15 cantones de la provincia del Azuay).
3.2.=
Herramienta
y técnicas de análisis
El cuestionario MSOA fue aplicado a una muestra
representativa de asociaciones de producción agrícola de la provincia del
Azuay. Éste contempla dos ejes investigativos: la Sostenibilidad Organizaci=
onal
Agroecológica y Componentes Organizacionales. El segundo eje contiene dos
dimensiones: interna y externa. La dimensión interna recopila información,
entre otras, sobre la variable tale=
nto
humano que consta de dos variables intermedias: composición del talento humano y capacitación. Esta investigación centró su análisis en la varia=
ble composición del talento humano,
procurando dar respuesta a la hipótesis y preguntas planteadas en el presen=
te
artículo, para ello se analiza específicamente las variables número de empleados y representantes en las directivas de las asociaciones de producción agrícola co=
n el
cargo que desempeñan, información sociolaboral que se cruza con la variable
sociodemográfica sexo.
Los resulta=
dos de
la variable sociodemográfica “sexo<=
/i>” y
las dos variables sociolaborales “número de representantes en cargos de la directiva” y “número de empleados
contratados o de apoyo en cargos en la asociación” se proces=
aron
en el programa estadístico SPSS (=
Statistical
Package for the Social Sciences) versión 20 en tres fases, según se
detalla a continuación:
o&nb=
sp;
Primera fas=
e: Se generó=
datos
descriptivos que contextualicen el número de socios, número de representant=
es
de la directiva, número de empleados contratados o de apoyo y número de
técnicos que apoyan a las asociaciones, con su respectivo cargo cruzando de
manera transversal la variable sexo.
o&nb=
sp;
Segunda fas=
e: Se utiliz=
ó la
técnica de pruebas T para muestras independientes con el fin de medir la
influencia que ejerce la variable sexo en el nivel del cargo de los
representantes de las directivas y de empleados contratados y/o de apoyo de=
las
organizaciones.
o&nb=
sp;
Tercera fas=
e: Se genera=
ron
los coeficientes regresión estandarizados con la finalidad de medir el nivel
explicativo del sexo en los cargos directivos de representantes y empleados=
de
las asociaciones.
4. RESULTADOS
4.1. Estructura organizacional=
[4]=
de las asociaciones agrícolas de la provincia del Azuay
La
investigación evidencia que las organizaciones agrícolas de la provincia del
Azuay están conformadas mayoritariamente por mujeres en un porcentaje del
72.53% que representan 2,632 mujeres de un total de 3,629 personas que
conforman las mismas. Se puede observar en la Tabla 1 que las organizaciones
cuentan con una directiva básica conformada por presidente/a, secretaria/o,
tesorero/a y/o contador/a. Hay un total de 169 organizaciones que tiene un
presidente/a, 168 organizaciones un/a secretario/a que corresponden al 99.4=
1% y
98.82%, respectivamente. 74 organizaciones que representan el 43.5%, indican
que no están obligadas a llevar contabilidad, por tanto, su directiva cuenta
únicamente con un/a tesorero/a, mientras que 90 organizaciones, esto es un
52.1%, afirman estar obligadas a llevar contabilidad, optando la mayoría de
ellas por contratar los servicios de contabilidad. Se observa además que de
forma minoritaria las organizaciones, en su directiva, cuentan con vocalías=
o
con otros tipos de cargos en comisiones que permiten dividir sus actividade=
s de
gestión por áreas, únicamente en 8 organizaciones, de las 170 estudiadas, se
cuenta con vocales y en una organización se observa además que hay otro tip=
o de
cargo en la a directiva como presidencia y secretaría de vigilancia de la
producción y secretaría de administración.
Al
observar el número de representantes en las directivas se visualiza que las
mujeres están presentes es éstas en un porcentaje de 64.30%, en tanto que l=
os
hombres representan un 35.70%; sin embargo, el cargo directivo más alto,
Presidencia, y desde donde se toman las decisiones, lo ejercen los hombres =
en
un 57.99% con respecto a las mujeres. En tanto, las mujeres se desempeñan
principalmente como tesoreras en un 77.38%, secretaria en un 87.5%, y vocal=
es
en un 57.69%.
Por
otro lado, en lo que respecta a cargos de empleados contratados o de apoyo,=
se
observa que apenas 8 organizaciones cuentan con un administrador/a, 13 orga=
nizaciones
cuentan con servicio legal, esto es, un/a abogado/a, y 3 organizaciones han
contratado otros servicios, de los cuáles: una organización ha contratado
servicio de movilización –choferes, y las dos organizaciones restantes
obreros/as que apoyen con la distribución de la producción. De este grupo, =
el
cargo administrativo lo ejercen mayoritariamente los hombres en un porcenta=
je
del 62.5%, mientras que las mujeres realizan cargos de apoyo en contabilida=
d en
un 78.57%, y servicio legal en un 61.54%.
Por
último, de acuerdo con la información proporcionada por representantes de l=
as organizaciones
agrícolas, un total de 164 técnicos están involucrados, mediante apoyo
institucional brindado por parte del MAGAP, SEPS, AGROAZUAY y/o IEPS, en la
muestra representativa de 170 organizaciones agrícolas, en las cuales 137
técnicos son hombres y 27 son mujeres, que corresponde al 83.53% y 16.47%,
respectivamente.
4.2.=
Influencia
y capacidad explicativa del sexo en el nivel de cargos de los representante=
s y
empleados
En
la Tabla 2 se evidencia que existen diferencias estadísticamente significat=
ivas
en los niveles de los cargos de los representantes de las directivas de las
organizaciones agrícolas por la variable sexo,
infiriéndose, con un 95% de confianza en toda la población de organizaciones
agrícolas de la provincia del Azuay, que es el hombre quien está en cargos =
de
ejercicio de poder más altos, que una mujer (p=3D0.000), lo cual evidencia diferencias extremadamente
significativas en el largo plazo. Al desagregar la variable cargo se observa que los datos mue=
stran
diferencias estadísticamente significativas en los cargos de presidencia,
tesorería y secretaría. Infiriéndose que en toda la población de organizaci=
ones
agrícolas del Azuay son los hombres quienes ejercen el cargo de presidencia=
de
forma significativa, en un porcentaje superior a las mujeres, que va desde =
un
porcentaje mínimo del 28% hasta un porcentaje máximo del 46.7%, como lo ind=
ica
la estimación aplicada con Intervalo de Confianza del 95%. Por otra parte, =
se
observa que las mujeres son quienes ejercen de forma significativa los carg=
os
de tesorería y secretaría, con porcentajes superiores al desempeño de los
hombres, en los cargos mencionados, que van desde 10.5 a 22.8% y de 12.9 a
30.9%, respectivamente. No hay diferencias significativas por sexo en cargos de vocalías y otros=
.
Con
respecto, a cargos de empleados contratados, o de apoyo, se observa diferen=
cias
estadísticamente significativas en el caso de la prestación del servicio de
contador/a, siendo las mujeres las que mayoritariamente ejercen este cargo,=
en
un porcentaje que muestra una estimación por intervalo desde 13.5 a 55.2% d=
el
ejercicio de estas funciones con respecto a los hombres. Los cargos de
administración, servicio legal y otros, no muestran diferencias significati=
vas
por sexo.
Al analizar=
la
medida en que explica el sexo al
nivel del cargo que desempeña un representante de la directiva, se observa,=
de
forma estadísticamente significativa con un valor p =3D 0.000, que es al hombre a quién se le asignan roles de
jerarquía más altos en las directivas, con respecto a la mujeres, y, al
desagregar los coeficientes de regresión estandarizados por cargo, se obser=
va
que los hombres son los que ejercen cargos directivos de primer orden de
jerarquía, esto es, la presidencia; mientras que el sexo mujer explica =
de
forma significativa el ejercicio de cargos en segundo y tercer orden en las
directivas, esto es, la tesorería y la secretaría.
En lo refer=
ente a
la agrupación entre el sexo y el
nivel del cargo de empleados contratados y de apoyo, no se evidencian
explicaciones significativas por sexo con un valor p =3D 0.000; sin embargo, al desagregar por cargo, es el sexo hombre
el que explica de forma significativa los cargos de administración y ot=
ros
(contratación de choferes y obreros/as, el sexo
mujer explica de forma significativa el ejercicio del cargo de contador=
a.
5. DISCUSIÓN
El objetivo principal de esta investigación fue
evidenciar la influencia del género en los cargos directivos y de
administración en las asociaciones de producción agrícola. Los resultados
obtenidos, mediante la aplicación de pruebas estadísticas, permiten general=
izar
lo que ocurre en toda la población de asociaciones. Estos resultados
evidencian, en primer lugar, mediante las pruebas de independencia T de stu=
dent
que, con respecto a las mujeres, es al hombre a quién se le asigna roles de
jerarquía más altos en las directivas y; en segundo lugar, al desagregar los
coeficientes de regresión por cargo=
se observa que los hombres son los que ejercen cargos directivos de primer
orden de jerarquía.
En este sentido, los resultados permiten corrob=
orar
la hipótesis planteada que en las directivas de estas organizaciones
prevalece la presencia mayoritaria de los hombres en los cargos de direcció=
n, a
pesar de ser las mujeres quienes conforman casi las tres cuartas partes las
organizaciones del sector agrícola. Situación similar se observa en los car=
gos
administrativos, en donde las mujeres se desenvuelven principalmente en rol=
es
de apoyo, contadoras y servicios legales, mientras que los hombres ejercen =
los
cargos de administradores.
Estos
resultados han permitido, a modo general, inferir que, a pesar de la existe=
ncia
de normas y leyes a favor de la igualdad de oportunidades, persiste la
subrepresentación de las mujeres en estos espacios, determinando que se
mantiene un modelo predominante que elude este principio y propiciando la
persistencia de este fenómeno, profundamente arraigado en la sociedad, muy
naturalizado, pero escasamente reflexionado. En este sentido, en nuestro pa=
ís,
si bien son claras las leyes sobre la paridad y alternabilidad[5] de
participación, se requiere del compromiso y de responsabilidad de la socied=
ad
en su conjunto para su aplicación real.
Además,
en concordancia con los estudios realizados en España, Perú, Chile desde el
2008 (López-Ibor et al., 2008;
Fundación Mujeres, 2011; Meentzen, 2009; Gallegos et al. (2012); Villagómez Weir, 2016) se evidencia la distribuc=
ión
desigual del poder entre hombres y mujeres, siendo una de las causas las
posibilidades de acceso que tiene cada tipo de sexo, o género, a altos carg=
os
jerárquicos, pues estos requieren de una gran disponibilidad horaria, situa=
ción
incompatible con las mujeres, a quienes históricamente se les ha asignado l=
as
responsabilidades familiares, principalmente el cuidado de los otros (niños=
/as,
personas con discapacidad, adultos mayores).
Esta
situación constituye una de las causas principales que limitan la participa=
ción
de las mujeres en cargos directivos, pues las normas sociales ejercen una b=
urda
discriminación, que conlleva a la mujer a renunciar a estos espacios por
considerar que las tareas del cuidado y atención a los otros (hijos/as, pad=
res,
madres, personas con discapacidad, con enfermedades catastróficas, etc.) es=
de
su exclusiva responsabilidad. Sumado a ello está la desvaloración de sus
actividades, la censura del medio familiar y social, su baja autoestima, en=
tre
otros; constituyéndose en razones suficientes para que ellas elijan a un ho=
mbre
como representante de sus organizaciones, lo cual puede ser visto como un g=
esto
de sumisión. En otras palabras, los resultados evidencian que el género
condiciona el cargo o tarea que desempeñan las mujeres en estas organizacio=
nes,
es decir, sigue siendo un determinante fundamental en su participación. Por=
lo
tanto, las palabras de Largade (1996) continúan vigentes, pues los resultad=
os
evidencian que las mujeres viven
para los otros, a espaldas de sí mismas.
6. CONCLUSIONES
Esta investigación trata sobre la influen=
cia
del género en el desempeño de cargos directivos y de administración en las
organizaciones de producción agrícola de tipo asociativo, desde una perspec=
tiva
de género, se pone en evidencia la desigualdad en cuanto al ejercicio de ca=
rgos
de poder. A pesar de ciertos avances, la inequidad de género ha sido y sigue
siendo desfavorable para las mujeres, pues se mantienen las estructuras de
poder jerárquicas y diferenciadas. Es así como expresamos que al ser el gén=
ero
una categoría de análisis que conlleva a reflexionar sobre espacios, atribu=
tos
y roles asignados socialmente, este se convierte en un elemento sustantivo =
de
las desigualdades, por lo tanto, en concordancia con la tesis de Hoetmer, “=
es
urgente una transformación del conjunto de las relaciones de poder en nuest=
ras
sociedades, para crear un mundo más justo, equitativo, democrático …” (Hoet=
mer,
2009, p. 15).
En este sentido, trabajar en pro del
empoderamiento personal, colectivo y económico de las mujeres es fundamenta=
l,
pues, como ya se indicó, implica transformaciones profundas en la
autopercepción, pero sobre todo involucra promover la igualdad de
oportunidades, la defensa de los derechos y la no discriminación, promover =
la
educación, la formación, lo cual requiere de la participación y compromiso =
de
toda la sociedad. Es fundamental, que las mujeres tengan voz, voto y autono=
mía
en estas organizaciones, para que puedan expresar su interés y necesidades,
participar en la planificación, en la toma de decisiones, que influyen es s=
us
vidas y en la de los demás. Fomentar su participación activa en estas
asociaciones, en todos los espacios, incluidos los cargos directivos, es
fundamental para impulsar nuevas formas de relaciones, nuevas formas de eco=
nomía,
nuevas formas de producción y consumo, para ello, es fundamental deconstrui=
r la
cultura que relega a la mujer al ámbito doméstico y que penetra en las
instituciones, en la comunidad y en sí mismas, todo lo cual implica constru=
ir
estrategias que garanticen su plena participación, que contemple a la famil=
ia,
a las organizaciones y a la comunidad en conjunto.
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[1] <=
/span>Economía de los trabajado=
res,
es decir, aquellos miembros de la sociedad cuyas unidades domésticas depend=
en
de la realización de sus capacidades de trabajo para obtener su sustento,
combinan trabajo para la producción de satisfactores de consumo doméstico
(Coraggio, 2010, p.12).
[2] Por: Gabriela Álava en el marco del proyecto de investigación
doctoral “Sostenibilidad de Organizaciones Agroecológicas que apoyan el fom=
ento
de la Economía Popular y Solidaria”.
<=
span
style=3D'mso-special-character:footnote'>[3] Por: Sonia Sigüenza en el marco del proyecto de investigación de
maestría “Mujeres semillas de cambio” y Gabriela Álava en el marco del proy=
ecto
de investigación doctoral “Sostenibilidad de Organizaciones Agroecológicas =
que
apoyan el fomento de la Economía Popular y Solidaria”.
<=
span
style=3D'mso-special-character:footnote'>[4] Estructura organizacional: es el conjunto de las funciones y de
las relaciones que determinan formalmente las funciones que cada unidad deb=
er
cumplir y el modo de comunicación entre cada unidad (Strategor, 1988 citado=
en
Esquiaqui & Escobar, 2012).
[5] La Constitución 2008 de la República del Ecuador, en su Capítul=
o V
sobre Derechos de Participación, en el artículo 65 establece la representac=
ión
paritaria de mujeres y hombres (Asamblea Nacional de la República del Ecuad=
or,
2008).
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19–26,
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