La A nivel global, el cáncer de cuello uterino (CCU) es el cuarto cáncer más frecuente en población femenina. En el año 2020 fueron diagnosticados 604,127 nuevos casos, lo que representa el 6.5% del total de muertes por cáncer (WHO & IARC, 2020a). De las 311,000 defunciones que ocurren anualmente por CCU, cerca del 85% se producen en los países en vías de desarrollo, a pesar de ser una enfermedad prevenible (Stelzle et al., 2021). Esta patología se presenta en forma desigual en los países desarrollados y en vías de desarrollo, de igual manera entre las regiones de un mismo país. En el año 2012 la mortalidad por CCU representó el 7.5% del total de la mortalidad por cáncer a nivel mundial, con una tasa de 6.8 por 100,000 mujeres, en España es de 2.1 y en Estados Unidos 2.8; en tanto que en los países pobres de Asia, África, América Latina y El Caribe se produce el 87% de los fallecimientos por CCU (Amengual et al., 2020).
En mujeres con afectación del sistema inmunitario la aparición del CCU puede tardar entre 5 a 10 años; mientras que, en aquellas con un sistema inmunitario normal tarda entre 15 a 20 años. La alta tasa de mortalidad mundial por este problema (tasa estandarizada por edad: 6,9 por 100,000 en 2018) podría reducirse con intervenciones eficaces como la detección temprana de alteraciones en citología cervical, a través del examen de Papanicolaou y con la inmunización contra el virus del papiloma humano (VPH) (WHO, 2021). En Ecuador en el año 2020 se registraron 1,534 nuevos casos de CCU, representando la segunda causa de neoplasia maligna en mujeres, luego del cáncer de mama y la mortalidad por esta causa ocupó el tercer lugar después del cáncer de estómago y de mama (WHO & IARC, 2020b).
La Agencia Internacional de Investigación de cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) reconoce que la infección por los VPH de alto riesgo constituye una causa necesaria para el desarrollo de CCU; no obstante, se admite también que la sola infección por VPH no es suficiente puesto que la mayoría de las infecciones son asintomáticas y desaparecen en un periodo de 2 años (IARC, 2007). Si bien se han caracterizado más de 200 genotipos de HPV, dos (HPV 16 y 18) representan el 80% del cáncer cervical inducido por HPV en todo el mundo, y otros doce (31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 66 y 68) también son potenciales conductores de alto riesgo de cáncer cervical (Landy et al., 2016; Schmitt et al., 2013; Lorenzi et al., 2015). Estos 14 genotipos de VPH se consideran de alto riesgo para el desarrollo del cáncer cervical. Por lo tanto, la detección estándar de VPH se basa en la discriminación entre estos 14 genotipos de alto riesgo y otros genotipos de bajo riesgo. Sin embargo, hasta el 40% de las infecciones por VPH son de genotipo mixto. En consecuencia, la identificación del genotipo presente en cada infección por VPH es importante para determinar el riesgo general de una mujer de desarrollar CCU (Lorenzi et al., 2015). En varios estudios realizados en España (Sánchez, 2012), China (Mijit et al., 2015), Estados Unidos (Krishnan & Thomas, 2016), entre otros, se ha demostrado que la infección por genotipos de alto riesgo está presente en casi todos los casos de CCU, principalmente por los genotipos 16 y 18.
La evidencia científica existente respalda que los factores de riesgo tales como la edad (Torres-Poveda et al., 2019), bajo nivel socioeconómico y educativo (Karadag Arli et al., 2019), el inicio temprano de la vida sexual (Muñoz et al., 2003), un mayor número de parejas sexuales (Torres-Poveda et al., 2019; Liu et al., 2015), infecciones de transmisión sexual (Kashyap et al., 2019), un mayor número de partos (Karadag Arli et al., 2019; Muñoz et al., 2002), uso de anticonceptivos orales por más de cuatro años (Torres-Poveda et al., 2019), el tabaquismo activo (Torres-Poveda et al., 2019; Sugawara et al., 2019) y pasivo (Su et al., 2018), aumentan de manera convincente el riesgo de cáncer de cuello uterino, de ahí la importancia de este estudio mediante el cual se contribuirá en el esclarecimiento de los conocimientos sobre el CCU y las prácticas que realizan las mujeres para su prevención, así como las barreras y facilitadores para la realización del PAP.
Este artículo forma parte del proyecto EarLy dEtection of cerVical cAncer in hard-to-reach populations of women through portable and pointof-care HPV TEsting (ELEVATE1) que cuenta con financiamiento de la Unión Europea, cuyo propósito es identificar a las mujeres de difícil acceso en Bélgica, Brasil, Ecuador y Portugal, abordar las barreras de acceso y diseñar estrategias para la detección genómica y proteómica del VPH en el lugar de la atención.
Se trata de un estudio descriptivo de corte transversal, con base en el análisis de 174 entrevistas realizadas a mujeres de 30 años y más de edad que acudieron de manera espontánea a la consulta en el Instituto del Cáncer SOLCA de la ciudad de Cuenca y Hospital Vicente Corral, durante el período octubre de 2019 a junio de 2021. Considerando que únicamente disponíamos de la información de mujeres con lesiones histopatológicas de cuello uterino, sin tener la misma información de mujeres sin lesiones, no fue posible analizar la asociación entre la infección por VPH con la salud, las variables de comportamiento y el perfil sociodemográfico; en este marco realizamos el análisis descriptivo que consta en los resultados.
Los datos fueron recolectados por el equipo de investigación entrenado, mediante un formulario estructurado. Las mujeres fueron abordadas en sala de espera, y quienes manifestaron su voluntad de participar en el estudio fueron conducidas a una oficina privada donde se realizaron las entrevistas, por un tiempo promedio de 10 minutos, previa firma del consentimiento informado; luego, las mujeres entrevistadas fueron acompañadas al consultorio de ginecología donde el especialista ginecólogo le realizó el interrogatorio, examen físico y la toma de muestras para el examen de Papanicolaou, de acuerdo con el protocolo establecido por la institución.
El formulario contiene preguntas relacionadas con las variables sociodemográficas, factores de riesgo, conocimientos y prácticas de prevención del cáncer de cuello uterino. El protocolo del estudio ELEVATE fue aprobado por el Comité de Bioética en Investigación del Área de la Salud de la Universidad de Cuenca (código 2018-074EO-I). La información recolectada fue transcrita a una base de datos en el programa Excel versión 2016; a cada registro se le asignó un código numérico de 21 dígitos en el que se detalla el país de origen (1), institución donde se atendió (1), fecha de nacimiento (8), número de paciente (3) y fecha de la toma de la muestra (8), como mecanismo de anonimización. La base de datos fue protegida con una clave y tenían acceso únicamente los investigadores. Las variables cualitativas fueron analizadas mediante frecuencias y porcentajes y de las cuantitativas se obtuvo promedios, valor máximo, mínimo y desvío estándar.
Como se muestra en la Tabla 1, la edad promedio de las participantes fue de 48 años, con una edad máxima de 89, una mínima de 30 y una desviación estándar de 12.73; cerca de la tercera parte de las mujeres entrevistadas en el Instituto del Cáncer SOLCA de la ciudad de Cuenca y en el Hospital Vicente Corral se ubican el grupo de entre 30 a 40 años de edad; en similar proporción se encuentra el grupo de participantes de 41 a 50 años y algo más de la tercera parte se ubican en el grupo eterio de 51 años y más. La mitad de las participantes reside en la zona urbana, cerca de la tercera parte en zona rural y el resto habita en barrios urbano marginales. Siete de cada diez proceden de la provincia del Azuay; una cuarta parte provienen de las provincias de Cañar, El Oro y Morona Santiago y en menor proporción de otras provincias del país. En lo referente al medio de transporte que utilizan para llegar a un centro de salud para realizarse el examen de PAP, más de la mitad llega a pie, una de cada tres utiliza el transporte público, una de cada cinco dispone de vehículo propio y solamente una mujer acude utilizando motocicleta. Con respecto al nivel educativo, cuatro de cada diez participantes han alcanzado la primaria, una de cada cuatro completó los estudios secundarios, una de cada cinco realizó estudios universitarios, cerca de una de cada diez se educó en centros de alfabetización y el 6, 25% de las mujeres son analfabetas. En cuanto al estado civil, más de la mitad de las mujeres mencionaron estar casadas, una de cada ocho manifestó ser soltera o divorciada, y en menor porcentaje indicaron ser viudas. Nueve de cada diez entrevistadas se auto identificó como mestiza, las demás se identificaron como blancas, indígenas, afroecuatorianas y morenas. En lo referente a la situación económica, seis de cada diez participantes han manifestado que tienen problemas para pagar las facturas de sus gastos personales y familiares; así mismo, más de la mitad han expresado dificultades para solventar los gastos relacionados con la alimentación.
Considerando que en el proyecto ELEVATE antes mencionado, está orientado a seleccionar mujeres tanto con lesiones histopatológicas, como aquellas sin lesiones histopatológicas del cuello uterino, con la finalidad de diseñar e implementar un prototipo capaz de detectar, tanto los 14 genotipos (16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 66 y 68) del virus del VPH, como la detección