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Revista Pucara, N.º 23 (83-98), 2011

Bibliografía
Butler, Judith. 2007. El género en disputa. El feminismo y la subversión

de la identidad. Barcelona: Paidós, 2007.
Peri Rossi, Cristina. El amor es una droga dura. Barcelona: Seix Ba-

rral, 1999.

La memoria chilena hoy
The Chilean memory today

Aidalí Aponte Avilés
Universidad de Connecticut, USA

e-mail: aidali.aponte-aviles@uconn.edu

La memoria chilena hoy / Aidalí Aponte Avilés

99Aceptado: 27-09-2010.Recibido: 05-07-2010.

Resumen
Los escritores y artistas chilenos de la Generación del ochenta, abrieron

canales para recobrar y mantener la memoria de la dictadura. Su idea era
crear foros donde los ciudadanos pudieran romper su silencio y recontar su
experiencia. Sin embargo, la generación de artistas y escritores del principio
del siglo XXI están separándose de esa tradición de la memoria y están cre-
ando nuevas formas de arte donde utilizan (que usan) la memoria como base,
pero no como el centro de su trabajo. Este artículo analiza cómo los poemas
de Florencia Smits y los cómics del Equipo ZELM están creando una na-
rrativa chilena que mantiene la memoria, pero yendo más allá de ella para
formar la idea de nación en el nuevo milenio.

Palabras Clave: Memoria, Chile, cómics, poesía, Generación del 80.

Summary
Chilean writers and artists that belong to the 80’s Generation, devised

channels to recover and maintain the memory of the dictatorship. Their idea
was to create forums where citizens could break away from silence and re-
count their experiences. However, the generation of artists and writers from
the beginning of the XXI Century are breaking away from this tradition of
memory and are creating new forms of art that use memory as a foundation
but not as the focal point of their work. This paper analyzes how Florencia
Smiths’ poems and Equipo ZELM’s graphic novels are creating a Chilean
narrative that keeps memory but going beyond it to shape the idea of the na-
tion in the contemporary century.

39Aunque esto podría debatirse al recordar a escritores anteriores –por ejemplo, En-
rique Lihn– es necesario apuntar que es en esta época cuando esta práctica se acentúa
con el sentido específico de mantener la memoria precisamente porque buscaba la in-
tegración de la cultura de masas que, a su vez, permitía llegar a la mayor parte de la
población. Así, aunque de facto existieran los diferentes marcos de memorias, estos
podían encontrarse armónicamente en la producción literaria.

representar su memoria, sino las diversas evocaciones de las que habla Stern.
«It is the evocation of pasts, of richly layered, sometimes congruent yet more
often conflicting pasts, that turns memory (or memories) into literature» (O’-
Connell 181). Asimismo, esta generación buscaba subjetivizar la memoria
para volverla real y reciente, evitando así el olvido. «La nueva narrativa chi-
lena, al develar los quiebres de la memoria, buscaba darle su verdadero sen-
tido a la historia, salvándola de la pretendida objetividad de los hechos de
archivo y conectándola, a la vez, con la colectividad y con las vidas persona-
les» (Waldman 53). Finalmente, esta generación se caracterizó por su cons-
tante experimentación con otros géneros39 porque permitía representar la
«nueva cultura juvenil, aludiendo al cine, la música pop, el cómic, la cultura
de masas, [y] la imaginación» (Waldman 55). La generación de los ochenta
representa un punto de anclaje para entender a la nueva ola de escritores chi-
lenos porque ellos heredan y transforman algunas de las características iden-
tificadas. Lo que marca al grupo que comienza la producción de obras del
98 hasta hoy, es el tipo de memoria que presentan y cómo desean mantenerla.

Para ello, es necesario mantener en perspectiva un elemento impor-
tante. En primer lugar, los escritores que conciernen a este trabajo, en su
mayoría, no habían nacido antes de 1970; por lo tanto, su memoria no in-
cluye el golpe militar ni los cambios surgidos en los primeros años de esta,
y solo tienen constancia de los últimos años del régimen. Así, la memoria
del momento traumático, del heroísmo o del miedo, solo llega a ellos de
forma referencial.

La cuestión de la memoria es, sin duda, para este grupo, un elemento
esencial. Como explica Beatriz Sarlo, es en esta época cuando la memoria
es un producto comerciable. Cientos de novelas históricas, películas, bio-
grafías y documentales se venden diariamente en centros comerciales alre-
dedor del mundo. La memoria se ha vuelto más accesible y apetecible para
nuestra generación porque, según Sarlo, ya no solo se trata de presentar las
ideas del autor, sino de acercarse a una especie de periodismo (151). Por lo

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Revista Pucara, N.º 23 (99-110), 2011

Key Words: Memory, Chile, graphic novels, poetry, Generation of the 80´s.

La memoria chilena hoy
La nueva generación de escritores y artistas chilenos se ha dedicado a

replicar a la generación anterior presentando estrategia para mantener la me-
moria presente, pero tras bastidores. En este trabajo mostraré cómo artistas
de la presente generación intentan dejar una marca que no dependa de la
memoria de un pasado que apenas conocieron. Estos jóvenes buscan dejar
el silencio, no para hablar o ficcionalizar un pasado, sino para mostrar otra
cara del país, cuestionar el recuerdo creado en la poesía y crear al nuevo
héroe sin un pasado trágico y que pueda enfrentar las injusticias del presente
de cara al futuro.

Luego de 1973, la “cultura de la memoria” en Chile se dividiría en cua-
tro marcos principales que se mantendrían hasta la década de los noventa:
«la memoria como salvación, la memoria como herida incurable, la memoria
como testigo y la memoria como una caja cerrada que no se podía abrir»
(Stern 238). Si bien la dictadura dio pasos a cambios económicos que bene-
ficiaron al país, el precio pagado fue una historia plagada de muerte, repre-
sión y persecución. Sin embargo, una vez asentado el régimen, finalizado
el plebiscito del 89 y comenzado el proceso de democratización del país, la
memoria pasó a ser un tema casi tabú para los chilenos.

Como respuesta, la generación de los ochenta representó un cambio
radical en la manera de representar una vuelta al recuerdo por medio de la
literatura, abriendo así un canal para romper el silencio. «La nueva narrativa
rastreaba y desenterraba las huellas del pasado, daba cuenta del resquebra-
jamiento de la historia y se convertía en un ejercicio de memoria que recre-
aba un pasado que se resistía a ser recordado» (Waldman 56). Esta
generación compartía el «haber nacido entre 1948 y 1962 y estar marcada
por el impacto histórico del golpe militar de 1973» (Waldman 53). No obs-
tante, esto no es necesariamente relevante para entender la realidad de la
producción literaria hoy. Lo esencial de esta generación fueron las formas a
través de las cuales incrustaron la memoria en el espacio chileno.

En primer lugar, como explica Patrick O’Connell, la generación de los
ochenta ficcionalizó la experiencia traumática de la dictadura como una ma-
nera de representar la realidad de la represión y reinterpretar el pasado (182).
La reescritura de la historia que estos escritores proponían permitía no solo

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La memoria chilena hoy / Aidalí Aponte Avilés

40Publicada junto con Marcelo Mellado.

tanto, en su afán por mostrar esa historia, el nuevo escritor va a incluir en la
memoria detalles plagados de un sensacionalismo periodístico. Una vez ubi-
cados en este contexto, examinemos las obras.

Comenzar por la poesía es razonable considerando que es la forma li-
teraria más estudiada por la crítica. La obra de Florencia Smiths, De la ex-
trema irregularidad
40, marca el cuerpo como la superficie para inscribir la
memoria más allá de la página o el archivo. Para Smiths, el cuerpo es lo que
tiene la posibilidad de mantener unidos a la realidad con la memoria. Esta
poetisa también recurre al cuerpo, al igual que los poetas anteriores, por las
oportunidades de presentar no solo la memoria sino los riesgos del olvido.
Cabe recordar que la literatura escrita durante la dictadura, recurre al cuerpo
humano como un espacio donde se pueden representar y retrabajar tanto la
memoria como el olvido (Cardone 285). La poesía entonces, intenta recoger
ese miedo a olvidar un pasado que no necesariamente se posee, pero que es
parte de la memoria colectiva. Al ser memoria de todos, se vuelve propia,
como si la del cuerpo en crecimiento, vida y muerte fueran reflejos de la na-
ción misma.

En el libro De la extrema irregularidad, el poemario se divide en poe-
mas: “La ciudad No”, “Esta ciudad No” y “Las Muertas”. En los primeros
dos poemas, el cuerpo se interconecta con la ciudad como «otro cuerpo»
donde puede inscribirse la memoria precisamente porque las personas de-
ambulan por sus calles y dejan huella de sus actos. Por lo tanto, la voz po-
ética pide que se le cuestione sobre los restos de esa memoria, para ella
señalarlos en medio de la ciudad.

“La ciudad No” coloca a los personajes principales de los cambios po-
líticos en Chile: los ciudadanos, los combatientes y los disidentes junto a las
fuerzas de poder, sean locales o internacionales:

dí / qué ha sido de eso / de los que caminamos y marcamos un
día / dos tres diez años / como un territorio nuestro / el cuerpo que
a(r)mábamos e íbamos cruzando / y que era la calle manchada muda
mortal / […] / no era de aquí ni de nadie / no tenía derecho a estar de-
limitada / a ser puente ni a serpiente ni animal de esos / que estaban /
que eran allí / en el cuerpo / que fuimos / en esa caminata idónea / en

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La memoria chilena hoy / Aidalí Aponte Avilés

ese andar a tientas por el laberinto del suelo / del campo / de esta ciu-
dad no ciudad / vigilada por los otros / ocupada por los otros (4-5).

No obstante, la voz poética, aunque se siente parte de esa memoria que
se da en la ciudad puesto que ha adquirido parte de esa memoria, se sabe
fuera de esta porque no la vivió: «seguiremos estando allí / aunque nunca ha-
yamos ido / andando y marcando la ciudad» (6). La voz conoce la historia y
posee esa memoria colectiva al afirmar: «yo puedo decir que hay gente / yo
puedo decir que hay trozos de gente / yo puedo decir dónde / los veinte / los
cien / los mil / quinientos / y sus partes / pisando / estamos» (8). Ese conocer
la ciudad y su pasado trágico sienta las bases en la que se ha desarrollado la
voz poética, pero de la que comienza a separarse precisamente al decir “No”.

“Esta ciudad No” marca quizás el contexto pasado más cercano a la
voz poética: la transición. «[E]sta ciudad sin luz ni suerte sin muerte / sin
fundación / ni olvido / se yergue / yo quiero hablar de esto» (10). La voz se
nombra a sí misma con los nombres genéricos de mujeres en busca de sus
muertos, de sus desaparecidos, para darle sepultura, pero que se mueven en
una ciudad ya pasiva, donde todo se ha ordenado, no obstante, sigue escon-
diendo un pasado triste. La voz se funde con las voces que no tienen dueño
precisamente porque pertenecen a la memoria colectiva de «cuando la ciu-
dad era a las siete de la tarde / la desolación y el despilfarro» (12) porque
«yo estaba allí con ellas / yo te puedo hablar de ellas cuando lo eran» (13).
La voz da cuenta del silencio al principio de la transición:

la ciudad tenía voces que decían y contaban / nada / en ese en-
tonces que callaba / a los dieciséis todo se lleva dentro y no se puede
/ pensar en nada más / la metáfora del cuerpo herido / qué lindo
sería escribirlo así pero No (13).

Más adelante, el cuerpo de la ciudad se confunde con el de una mujer.
Esto guarda relación nuevamente con la generación de los ochenta porque
como explica Cardone, «women writers of the 1980’s Generation frequently
brought to bear the tortured, oppressed female body as a metaphor for the
brutalized, censored nation under the regime» (285). Este patrón continúa
en el tercer y último poema presentando la separación total con la genera-
ciones que vivieron el golpe militar y la de la transición.

41La publicación de estos cómics es limitada a Chile. El tercer tomo aún no ha sido
publicado.

42Entiéndase videojugadores. Sin embargo, el término ya se ha extendido a fanáticos
de juegos de personaje (roleplaying), fanáticos de la ciencia ficción o los llamados “frikis”.

/ se borrarán de la memoria debilitada cuando / amanezca / tú me
hiciste repetir / que No / que sin mí ni mi suceso / no habría cárcel
de carne / […] / que sin este porte ni este género / no habría las
ganas / […] / esa palabra que me creció hinchada / y que dice No /
que se dice No / […] / he de aprender a darme / a mentirme / […] /
a definirme / esos son verbos que nunca olvidamos / es sólo que la
historia no hizo suponerlo (18 – 21).

Al verse como catástrofe y crimen, la voz poética busca una definición
de sí misma que no dependa de una búsqueda o deseo anterior. La llamada
de la generación de los ochenta a recordar, la voz poética la reta a crear. Si
bien la voz entiende la necesidad de romper el silencio, también demuestra
una urgencia ante la posibilidad del estancamiento: no se debe simplemente
recordar, es necesario actuar hacia una nueva definición de la nación.

Por otro lado, el cómic presenta una representación especial de la me-
moria. El Grupo ZELM está formado por varios artistas y escritores jóvenes
que desarrolla el cómic Zombies en la Moneda, el cual puede dividirse en
varias historias independientes, cuyo hilo conector es la aparición de zombies
en el centro de Santiago. Dividido en tres volúmenes41, Zombies se carac-
teriza por dos elementos principales: el uso de personajes y lugares de la
vida pública chilena actual (tanto política como de la farándula), y la repre-
sentación de prototipos de la sociedad (carabineros, gamers42 y los nuevos
hippies). Los personajes buscan la manera de defenderse y escapar de los
zombies, y aunque se nos presenta el origen de la plaga, esta no es el centro
de la historia. Este elemento es sumamente importante y diferencia al cómic,
una vez más, de la producción de la generación anterior.

Para la generación de los ochenta, la novela policial permitía enfocar
críticamente la realidad porque el detective se involucra «en la acción y
aceptando los riesgos que esto conlleva. Los delitos relatados en la novela
policial afectan a toda la sociedad, y su resolución se vincula a los procesos
de articulación de la memoria del país» (Waldman 59). Los personajes de
Zombies se involucran en la acción y aceptan los retos de ello. Por ejemplo,

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Revista Pucara, N.º 23 (99-110), 2011

En el poema “Las Muertas”, el cuerpo femenino es, como explica Car-
done, un reflejo de la nación. Sin embargo, esta ya no es la nación bajo el
régimen ni la de la transición (generación de los ochenta), sino una genera-
ción subsiguiente:


tú me vas
tú me vas a venir a decir
tú me vas a decir a mí
que estoy prestada
que no puedo parir
ni por la boca ni por el vientre
que no puedo hacerme la renuncia (16).

Este es el Chile de los que han heredado la memoria y que tienen que
vivir lo que ha quedado de ésta: tanto el silencio como proceso de olvido,
como la voz como la memoria colectiva. La voz empieza separándose de un
«tú» que intenta callarla. Este es el primer encuentro donde ya se expone
claramente el deseo de silenciar o de esconder los hechos para que la voz
poética no «pueda asomarme a esa casa morbosa / donde la muerte hizo de
su cuerpo / un hijo de ninguna vida» (17). No es el hijo de la voz poética
porque ella no existía cuando ese hijo desapareció o murió. Es un hijo que
pertenece a todos. No obstante, en esa colectividad, la voz también duda de
sí misma porque no tiene referentes porque «nada de mí se parece a nada de
ti ni de nadie» (17). Esa separación precisa la división entre su generación
y la anterior que sufrió el silenciamiento, su memoria no es la de ellos. Por
eso, ella no se reconoce «en el silencio nefasto» (17), pero tampoco sabe
mentirse «cuando los hechos están / abiertos ante mí» ni puede «ocultar la
marca que castiga a mi / cuerpo» (18). La voz poética entiende el desfase
que hay entre su generación y las anteriores, y siente su desajuste.

Luego de luchar con la voz que busca el silencio, la voz también lucha
con las voces (de la generación de los ochenta) que buscaban precisamente
forzar el recuerdo:

tú me hiciste decir / que yo lo quise / que sin mí no habría ca-
tástrofe / y yo, Catástrofe / y el crimen / […] / y mi parte más abierta

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La memoria chilena hoy / Aidalí Aponte Avilés

43Patricia Maldonado y Jordi Castell. Cabe señalar que estos no son los personajes
principales de la historieta y se vuelven zombies en el segundo tomo.

44Obsérvese aquí el elemento ficcional. Si bien es cierto que Bachelet fue encerrada,
su compañera real fue su madre. Ambas lograron salir al exilio por conexiones dentro de
la milicia. En la historieta, Bachelet es encerrada con un grupo de amigos universitarios.

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el carabinero Claudio, personaje principal de “El pago de Chile” (Tomo 1)
y “Expiatus” (Tomo 2), arriesga su vida por ayudar a los ciudadanos margi-
nados y olvidados. Los carabineros que defienden la Moneda en “Gloria y
victoria” (Tomo 1) y “Después de la gloria” (Tomo 2) se responsabilizan de
seguir luchando aun cuando las órdenes de sus superiores desaparecen. Los
gamers de “Escape de la espatión Mapocho” (Tomo 1) y “Vodoo Zombie”
(Tomo 2) utilizan sus conocimientos de juegos y de ciencia ficción para
mantenerse con vida aún cuando podrían ser considerados no aptos por su
condición física. Incluso, los conocidos faranduleros mantienen el espectá-
culo para los zombies en “TV Zombie” y Reality Zombie”. Sin embargo, la
resolución –si es que hay una– de cada historieta no «se vincula a los pro-
cesos de articulación de la memoria del país» (Waldman 59).

Por el contrario, las historietas ya proponen un país donde existe una
memoria y que es esta la que está afectando el funcionamiento del país. Es
decir, los zombies son la Memoria que se levanta y mata lo que se ha logrado.
Como explica Juan Andrés Salfate en la introducción al primer Tomo, los
zombies son una horda «compuesta por detenidos desaparecidos, gente olvi-
dada y anónimos enfurecidos» (3). Escapar de los zombies o destruirlos es,
hasta cierto punto, escapar también de la memoria no mediante el silencio,
sino mediante la supervivencia y la creación de nuevos héroes. Y es imperante
señalar que, a excepción de dos figuras conocidas de la televisión que perte-
necieron a la generación del golpe militar43, el resto de los personajes de las
historietas mencionadas son reflejo de los jóvenes nacidos durante las décadas
de los ochenta y noventa lo cual implica que estos héroes no tienen la me-
moria de la dictadura o solo poseen el recuerdo del final de esta.

Por el lado de la política, los héroes no se limitan a prototipos de jóvenes
nacidos en las últimas décadas del siglo XX sino a los líderes políticos re-
cientes, Michelle Bachelet, presidenta del país al momento de la publicación,
y los candidatos a la presidencia en la elección, Sebastián Piñera (Renovación
Nacional), Eduardo Frei (Partido Demócrata Cristiano), Marco Antonio En-
ríquez-Ominami (Partido Progresista) y Jorge Félix Arrate (Partido Comu-
nista). Es interesante que sea la presidenta Bachelet la heroína de “La casa
donde tanto se sufre” (Tomo 1), pero al mismo tiempo sea la memoria misma

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La memoria chilena hoy / Aidalí Aponte Avilés

de la historia. Es decir, en la historieta del primer tomo y en la del segundo
(“Monstruos prometedores”), el candidato Piñera (actual presidente de Chile)
es una especie de salvador para el resto de los personajes cuando utiliza su
helicóptero privado para rescatar a varios de ellos lejos de la Moneda (Tomo
1) y luego salva al resto de los candidatos del laboratorio mismo donde se
crearon los zombies (Tomo 2). No obstante, su labor se reduce a ser el hom-
bre con recursos e ideas para sacar de apuros al resto. Bachelet, por su parte,
no solo rescata a su edecán, sino que sacrifica su vida por él no sin antes tener
memoria de su encierro en Villa Grimaldi el 10 de enero de 1975.

Bachelet es la única que recuerda un suceso traumático de la dictadura.
Para ella, la horda de zombies le recuerda a la compañera que delató a su grupo
de amigos ante las Fuerzas militares44. La joven compañera, por sus servicios,
no fue torturada, pero comenzó a morirse en vida: a convertirse en una zombie.

(62)

Para Bachelet, el poseer esa memoria, el ser parte de ella y recordarla,
es la razón de su muerte.

(Tomo 1, 64)

(Tomo 2, 7)

Como expliqué anteriormente, las historietas crean nuevos héroes en
jóvenes que no poseen memoria de lo sucedido; son ellos los que logran so-
brevivir y ayudar a otros, o escapar. Como vemos, la memoria de Chile pre-
sentada anteriormente y estudiada por los críticos, ha comenzado a
evolucionar. Nelly Richard afirma que

La memoria remece el dato estático del pasado con nuevas sig-
nificaciones sin clausurar que ponen su recuerdo a trabajar, llevando
comienzos y finales a reescribir nuevas hipótesis y conjeturas para
desmontar con ellas el cierre explicativo de las totalidades dema-
siado seguras de sí mismas. Y es la laboriosidad de esta memoria
insatisfecha, que no se da nunca por vencida, a que perturba la vo-
luntad de sepultación oficial del recuerdo mirado simplemente
como depósito fijo de significaciones inactivas (30).

Esta aseveración se ajusta al pensamiento de la generación de la tran-
sición a la que ella se refiere. Sin embargo, la misma ha perdido pertinencia
en la nueva producción de Chile.

En conclusión, la poesía y los cómics, han logrado el nexo entre «me-
moria, lenguaje y trizaduras de la representación» (15) que propone Richard.
En la generación de la transición o la generación de los 80, lograron sentar
las «superficies de inscripción» (15) que mantendrían y mantienen los acon-
tecimientos. El producto de aquella generación, por consecuencia, liberó
«nuevos efectos de sentido» (15). Ese sentido de nueva nación, nuevos hé-
roes y cuestionamientos se puede apreciar en la poesía de Florencia Smiths
y los zombies del grupo ZELM. Los escritores analizados en este trabajo
han logrado mantener la memoria de los acontecimientos de los setenta y
los ochenta como telón de fondo, a través de las referencias e imágenes,
cuyo objetivo y sentido es proponer una nueva visión y un nuevo destino
para el Chile de hoy.

La memoria chilena hoy / Aidalí Aponte Avilés

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Revista Pucara, N.º 23 (99-110), 2011

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Derechos Humanos y literatura
Human Rights and Literature

Claudio Maíz
Universidad de Mendoza, Argentina

e-mail: cmaiz@logos.uncu.edu.ar

Derechos Humanos y literatura / Claudio Maíz

111Aceptado: 13-11-2010.Recibido: 22-10-2010.

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Revista Pucara, N.º 23 (99-110), 2011

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Resumen
En el presente trabajo pretendemos establecer una correlación entre la

idea universal de los Derechos Humanos y los discursos literarios. En ambos
campos se juegan los permanentes modos dicotómicos de enfocarlos, esto
es, los términos abstractos y las realidades locales. Los derechos humanos
tienen en la literatura latinoamericana y mundial en general una expresión
conflictiva del carácter declarativo ínsito al discurso de los derechos.

Palabras Clave: Derechos humanos, literatura latinoamericana, universa-
lismo.

Summary
In this paper, we intend to establish a correlation between the universal

idea of Human Rights and the literary discourses. In both fields, the per-
manent dichotomy modes of focusing them interact, that is, the abstract ter-
minology and the local realities. The human rights within the
Latin-American and world literature in general have a conflictive expression
about the declarative spirit inherent to the discourse on rights.

Key Words: Human rights, Latin-American literature, universalism.