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Los géneros académicos en la universidad:
la tesis como la escritura de la investigación1
Academic genres in the university:
thesis or the research writing process
Guillermo Cordero, Gloria Riera
y Manuel Villavicencio
Universidad de Cuenca (Ecuador)
Resumen
La tesis es un ritual de iniciación: el paso de la condición de estudiante a la
condición de miembro de derecho de las tribus académicas. Sin embargo, su
valor simbólico en el mundo académico no ha sido proporcional a la atención
que ha recibido como objeto discursivo. Sigue siendo “an under-theorized,
under-studied, and under-taught text” (Paré et at., 2009:179). Precisamente,
por esta limitada estela de reflexiones que avanzan a ritmo lento, (Borsinger
2007, Tamola 2007 en lengua española; Bunton 1998, Paré et al. 2009, Swales
2005 en lengua inglesa), existen serias confusiones, que requieren un estudio
esclarecedor. Sin duda, este desconocimiento de las reglas de su “ceremonia” lo
han convertido por antonomasia en el género de más difícil ejecución (la tasa de
cumplimento de la tesis en el mundo anglófono es menor al 50%, en Ecuador
solo logrado en un porcentaje que llega al 14%, podemos ya imaginar lo que
ocurre en otros países del medio hispano). Puntualizamos que la ejecución de
este género no se edifica únicamente sobre las nociones textuales y la ingeniería
humana capaz de orientar las prácticas. No obstante, revisar su escena discursiva
desde la investigación y luego referir su relación con el contexto social e histórico
pueden contribuir a aclarar la visión.
Palabras clave: géneros académicos, tesis, escritura académica, investigación.
1 Este artículo se inserta dentro del Proyecto de Investigación “De la tesis de grado
a los trabajos de titulación: ¿qué representa el cambio para la universidad ecuatoriana? Un
estudio de los trabajos de titulación aplicado a la Universidad de Cuenca”, DIUC, 2015.
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Abstract
The thesis is understood as an initiation ritual: the way through the condition
of being a student to becoming a member of the academic tribes. However, its
symbolic value in the academic world has not been proportional to the attention it
has been paid as a discursive object. It is still considered as “an under-theorized,
under-studied, and under-taught text” (Paré et al.,2009:179). Precisely, because
of this limited trail of reflections that moves slowly, (Borsinger 2007, Tamola
2007 in Spanish language; Bunton 1998, Paré et al. 2009, Swales 2005 in
English language), there are serious confusions that require enlightening
studies. Unquestionably, this unawareness of the rules of the “ceremony” has
changed it par excellence into the most difficult genre to perform or execute
(the fulfillment rate of the thesis in the English speaking world, is less than a
50%, and just a 14% in Ecuador; therefore , we can imagine what is the reality
of other Hispanic countries). We assert that the execution of this genre is not
only built on textual concepts and the human engineering which is able to guide
its practice. Nonetheless, to check its discursive scene from investigation and
then refer its relationship with the social and historical context can contribute to
clarify the vision of it.
Key Words: academic genres, thesis, academic writing, investigation /
research.
Recibido: 09: 07: 2014 Aceptado: 18:09:2014
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Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
La tesis en un género pensado como un soporte que da cuenta de un proceso
de investigación. Definimos investigación como un estudio metodológico
orientado a redefinir, ajustar, complementar o modificar las teorías validadas
hasta el momento, de modo que nuestra comprensión de los fenómenos sea
más nítida y completa (Escandell, 2003). La investigación tampoco apunta
propiamente a un conocimiento “original” como suele aducirse, no solo porque
es conflictivo definir qué es ‘original’ (¿novedoso?, ¿útil?, ¿importante?), por
lo que existen algunas versiones de originalidad. Para Ziman (2003 49), por
ejemplo, la originalidad es la contribución a algo nuevo, teóricamente una “gran
creatividad”, sino también porque un saber no es totalmente original, todo nuevo
conocimiento debe estar anclado en algo preexistente para que tenga sentido.
La investigación no se puede pensar como actividad monolítica, una diferencia
que ha sido vista de algunas maneras. Gläser (1993) contrasta dos tipos de textos
tomando como criterio el grado de originalidad de los contenidos: las formas
primarias y las formas derivadas. Las formas primarias son contribuciones
originales (primeras) a un conocimiento particular en las que priman las
secuencias expositivo-argumentativas. Las formas derivadas se concentran
en textos fuente y sirven sobre todo para divulgar información o para revisar
corpus y enterarse del ‘estado de la cuestión’, priman las secuencias expositivas,
aunque pueden estar acompañados de una posición crítica en función de una
utilidad prefijada. Para Barnett (1994), en la sociedad moderna hay distintos
tipos de letrados: los que no hacen más que reproducir y cambiar ligeramente la
forma de la información y los que generan esa información.
Puede haber una segunda escala de variación. Escandell (2003) la describe
tomando como criterio al investigador. Según su punto de vista, en el mundo
del saber circulan dos especies principales de personajes: los estudiosos y los
investigadores. Los primeros coleccionan datos acerca de un tema de interés,
datos que pueden incluir lo que otros investigadores han dicho sobre un tema
y están al día sobre la bibliografía relevante. Ese saber les faculta para verter
La escritura de la tesis para mí fue traumatizante. No sabía por
dónde comenzar. Ni siquiera mi director sabía cómo trabajar mi
tesis. Siempre me decía que era de otra área y que tenía muchas
cosas que hacer. Yo creo que tampoco él sabía escribir, porque
nunca me corrigió nada y nunca leí nada de él (R. C., estudiante
de maestría, julio de 2010).
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opiniones solventes sobre el tópico, enseñar, insertar el conocimiento en marcos
más amplios de referencia e hilar las parcelas de conocimiento con otros campos.
Los textos resultantes serían formas derivadas, según Gläser.
Los investigadores van más allá. Aspiran a superar el saber declarativo y avanzar
a un saber explicativo, es decir, un saber que dé cuenta de la realidad de forma
más general y abstracta; en ciertas disciplinas la explicación puede alcanzar
leyes generalizables; sus textos serían formas primarias, en la terminología de
Gläser.
Todavía es posible identificar otras diferencias conforme el tipo de investigación.
A criterio de Gibbons et al. (1994), en la universidad se fomentan dos tipos de
investigación: el denominado modo 1, modalidad clásica en la que interesa el
conocimiento por sí mismo y el modo 2 centrado en una dimensión pragmática
del saber, se dirige a la resolución de problemas de la industria o la sociedad,
es decir, la investigación tiene un carácter adaptativo más que genuino. El
modo 2 es una manera explícita de la versión posindustrial de la ciencia y del
llamado capitalismo académico que ha visto el conocimiento como un bien
vendible. No todo tipo de conocimiento puede convertirse en mercancía, por
eso se impulsa un conocimiento aplicado, como no todas las disciplinas pueden
tener ese carácter inmediato de aplicación (las Humanidades, por ejemplo), su
utilidad se ve cuestionada y sus estudios rezagados. Barnett (1994) recuerda que
no es la academia la que determina el valor del tipo de conocimiento, ella no
hace más que reformular y responder a los cambios sociales y tecnológicos, y
como la sociedad está produciendo sus propias definiciones de conocimiento, la
universidad recibe estas definiciones.
Extrapolando las distinciones precedentes podemos sostener que la sociedad
aspira que la investigación que se ejecuta la academia sea una forma primaria,
que sus miembros sean investigadores más que estudiosos, que manejen la
información como letrados en sumo grado. El estudiante, por tanto, estaría
llamado a obtener las competencias necesarias para manejar el conocimiento
conforme a aquellas expectativas sociales. Dejando a un lado el modo 2, por
ahora, cabe pensar que el alumno universitario se convierte en un letrado que
evoluciona de ser un estudioso o receptor de información a un investigador,
y sus textos avanzan desde las formas derivadas hasta llegar a las formas
primarias. La progresión es coherente porque, conforme los aprendices
adquieren un conocimiento de la materia aprenderán a controlar conceptual
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y metodológicamente su objeto de estudio hasta poder llegar a plantear un
conocimiento genuino. Por eso es factible afirmar que el tipo de investigación
propicia un género peculiar, las monografías o trabajos de investigación
conformarían formas derivadas o estudios y las tesis o artículos científicos, las
formas primarias o investigaciones en estricto sentido, por la profundidad que
implican.
El texto. Iniciemos el estudio del texto con una visión microscópica de las
diversas concepciones que circulan sobre él en la comunidad académica hispana.
A continuación, diez conceptos que definen tesis:
1. Disertación escrita que presenta a la universidad el aspirante al título de
doctor en una facultad (drae).
2. Es un producto de investigación guiado por el interés en responder a al-
guna incógnita intelectual, cuya respuesta tendrá finalidades eminentemen-
te prácticas, en el terreno administrativo, social o tecnológico, en cuyo caso
el conocimiento que se obtiene es del tipo que se suele llamar aplicado. No
se debe confundirla con un plan o propuesta de implementación o acción
en los cuales la finalidad del producto intelectual es su aplicación. La tesis
trata de responder a preguntas sobre cómo ocurre determinado fenómeno,
por qué ocurre determinado fenómeno, de qué modo se comportan cier-
tas variables o factores en un fenómeno, cómo se relacionan determinadas
variables con otras, hasta qué punto una teoría sirve para explicar ciertos
fenómenos o en qué medida una teoría aplicada en un lugar y momento
funciona en otro lugar y momento. (Wynarczyk, 2002 -paráfrasis-, página
web Universidad de Córdova, Argentina).
3. La tesis es el documento en el que se exponen los resultados
científicos alcanzados por el aspirante en su trabajo de investigación. Se
presentan de forma sistematizada, lógica y objetiva esos resultados en
correspondencia con el proyecto presentado, discutido y aprobado para la
búsqueda de soluciones al problema planteado con respuestas científicas
contextualizadas a partir de la utilización del método científico (Hernández
Meléndez, Chile, 2006, 4).
4. Un trabajo analítico original con texto inédito, que se ocupa de un objeto
o un método inexplorado total o parcialmente y que sea publicable en
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revistas especializadas indexadas en Economía (Universidad de los Andes,
2012: capítulo 1, art. 1).
5. Proveniente del latín Tesis y este del griego thesis posición, conforme a su
etimología, designa la proposición que se mantiene con razonamientos para
llegar a una conclusión valida […] fundada con estas premisas debemos
considerar que los trabajos de Tesis tienen tres propósitos fundamentales:
a. Probar que el estudiante sabe trabajar e investigar independientemente.
b. La aplicación de conocimientos específicos de la disciplina cursada en
un estudio, investigación o proposición de una actividad, adquiridos por el
alumno durante su formación profesional.
c. Confirmar que el estudiante domina las destrezas necesarias para
comunicarse efectivamente con la comunidad académica, científica y
laboral (Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 2009, 2)
6. Es el resultado de un trabajo de investigación científica cuya finalidad
consiste en demostrar la capacidad investigadora de su autor, así como en
realizar una aportación original y sustantiva al acervo de conocimientos
relativos a una materia determinada o, si se prefiere, un valor añadido al
estado de la cuestión concerniente a algún aspecto particular de la misma
(González y González, uned, Ciencias Sociales, 74).
7. Es un estudio científico cualitativo y/o cuantitativo de un fenómeno
relacionado con la comunicación que exige confrontar postulados
teóricos con la realidad, a fin de plantear resultados, discutirlos,
presentar conclusiones y plantear recomendaciones […] Parte de una
fundamentación teórica e incluye el diseño de la metodología a aplicar,
así como el desarrollo del producto de comunicación, el cual deberá ser
validado y constituye el resultado de la investigación. En los casos en que
proceda deberá ser acompañado de discusión de resultados, conclusiones y
recomendaciones (U. Rafael Landívar, s. a., Comunicación, 7).
8. Consiste en un trabajo individual en torno a un aspecto de la realidad
económica o paradigma de la ciencia económica, o bien sobre alguna obra
o autor, donde se integren los diferentes enfoques teóricos, analíticos o
empíricos, así como los antecedentes generales del objeto de estudio
(unam, “Opciones de titulación”, Facultad de Economía, 63).
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Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
9. Hace una afirmación y busca fundamentarla; no procura reunir
información ya existente que se halla en varias fuentes, sino seleccionar
y crear o descubrir argumentos a favor de la afirmación hecha. Presenta la
proposición, acompañada de su comprobación y las conclusiones. Analiza,
tiene un razonamiento agudo y demanda originalidad y aporte. Su autor
propone un punto de vista personal con las pruebas correspondientes
(U. Nacional Mayor de San Marcos, Ingeniería Industrial, -paráfrasis-, 7).
10. La Tesis Doctoral puede ser una investigación, el desarrollo de teorías;
el estudio en forma rigurosa de valores éticos y estéticos; el análisis y
cuestionamiento de conocimientos y creencias en forma racional, o la
obtención de conocimientos mediante la participación activa en hechos
o fenómenos sociales que se plasmen en estudios de carácter objetivo,
sistemático y de elevado rango académico (U. Central de Venezuela,
Facultad de Ciencias Jurídicas, 8).
La lectura nos dice que la tesis está concebida como:
a) Una tarea ritual que no es semejante en todos los casos, puede ser un
género de pregrado, de máster o de doctorado.
b) Un discurso 1, 3, 6 o como una investigación. Esta última tendencia es
predominante.
c) Como investigación se define por valores y prácticas orientadas
esencialmente al modo 1 de investigación y dentro de él se aprecian
algunos tipos de investigación (cualitativa o cuantitativa, analiza u
obtiene conocimientos, trata un tema teórico o empírico…).
d) Está imbricada en un área o disciplina, el emisor predominante, como
puede notarse, proviene de una tribu disciplinaria concreta.
e) Un texto que cumple variados propósitos. Es un medio de investigación,
un medio de evaluación o un medio de formación.
Las múltiples perspectivas desde las cuales se puede encarar la tesis contribuyen
aún más la confusión. Entonces, ¿qué es una tesis? Si hemos de querer entender
el género, proponemos mirarlo imbricado en (1) el contexto socio-histórico
y desde su carácter dual: es una práctica de discurso (2) y una práctica de
investigación (2).
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(1) La palabra tesis etimológicamente proviene del griego thesis
que significaba “juicio” (un pensamiento en que se afirma o se niega algo
de algo) u “opinión” (sentimiento que se forma uno de una cosa), es decir,
se refería a un pensamiento, creencia y/o sentimiento que una persona
puede desarrollar, y exponer, sobre algo: una persona, una cosa, un
proceso, etc. La filosofía recogió el término como “el juicio propio”
(expresado: “disertación”) que se llega a tener sobre algo (“posición,
afirmación”) como producto de la investigación (conocimiento) y la
reflexión (discusión) (Soto, 2003).
En el aula y en su sentido original, tesis era un género oral, parte de un ejercicio
retórico, el penúltimo del progymnasmata cuyo fin último consabido era
el debate que solía presentarse como parte de un examen final de curso o de
graduación. El género fue importado por Estados Unidos desde el sistema
educativo alemán y refuncionalizado para cumplir la nuevas metas que el modelo
de investigación concitaba2. Al resituarse abandona su carácter expositivo
inicial por uno más argumentativo y se decanta por la forma escrita que usa un
lenguaje muy especializado, el objetivo era emular la retórica de la disciplina y
proponer un verdadero trabajo de investigación. Hacia 1870, en la Universidad
de Harvard, ya se solicitaron trabajos originales de investigación acompañados
de un documento analítico-crítico. En 1879, en el estado de Iowa, se comenzó a
requerirlo como género de graduación.
En dicha época, los textos eran escritos a mano, en folios de 30 por 30 cm,
entre cien y trescientas palabras que podían leerse en minutos. Al principio
no lucieron el enorme aparataje retórico, pero luego este se incorporó e
incrementó; las instituciones ganaban prestigio si insistían en este aspecto;
también se incrementó su tamaño. En Harvard, los estudiantes eran eximidos
de un tercio de sus lecturas a cambio de componer una tesis de considerable
tamaño. Aunque las metas de investigación se fueron perdiendo, el modelo de
educación impulsado por Dewey reimpulsó el afán. En general, no hubo cursos
para enseñar su construcción como texto, sí abundaron los estudios sobre el
tema, pero relacionados con la metodología de la investigación o con aspectos
de forma como longitud, fuentes, formas de citar, etc. Con este afianzamiento,
2 Según Soto (2003), la tesis ya se había impuesto en la Fundación de las Univer-
sidades en América Latina, desde su fundación. El modelo de investigación habría refuncio-
nalizado su estructura y fines.
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Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
la práctica se extendió incluso para carreras estrictamente profesionales. Por
esta extensión, Soto (2003) sostiene que ya no conserva el sentido original
decimonónico de investigación vinculado con los doctorados o con las personas
doctas, sino que se inserta dentro de la Docimología, es decir, como un
instrumento de evaluación.
En la tradición hispana, la primera ocasión en que tesis aparece en el diccionario
hispano (drae, 1925) y que lleva una acepción relacionada con la enseñanza
estaba definida como una ‘disertación escrita que presenta a la universidad el
aspirante al título de doctor en una facultad’. En el corpus del español de la
misma rae, la palabra aparece en 1827 para aludir a un documento de grado de
la licenciatura en Medicina en la Universidad de Caracas. Esto quiere decir que
desde antaño el mismo género sirvió para nombrar a los textos de doctorado y
de pregrado. Como dato, adiciónese que el escaso número de doctorados que
se ofertan en ciertos países3 latinos y que el grado de doctor en América Latina
no siempre estuvo asociado a un título de posgrado, no olvidemos que hasta
hace poco en el país era común que un médico, un abogado, un veterinario,
un odontólogo, recibieran el título de doctor como certificación académica de
pregrado.
La tesis tal como la conocemos hoy, entonces, fue alumbrada como un género
de investigación, una matriz alemana que luego se dispersó y adquirió rasgos
locales. En el mundo hispano se convirtió en un género de pregrado o de
posgrado, dependiendo del medio, una equiparación que parece haber estado
fundamentada en su carácter ritual, en el paso de una comunidad a otra.
Ahora bien, las universidades latinas, fundadas o reformuladas por los estados
luego de su independencia, fueron concebidas emulando el modelo napoleónico
y no el modelo de investigación. Este paradigma incentiva el estudio de las
ciencias, pero bajo una concepción sustancialmente práctica: superar la retórica
y la especulación teórica y arrogarse el cargo de formar profesionales. Entonces,
como colige (Schwartzman, 2003), en América el sistema universitario se forjó
para promover la distribución del conocimiento más que para generarlo Pero la
sociedad del conocimiento imperante le ha exigido reformular sus paradigmas.
3 Contrastemos estos datos: en el 2006, el porcentaje de personas con doctorado
alcanzaba el 0,4 en Chile; el 0,1en Colombia; el 0,6 en México y Cuba; el 0,2 en Venezuela;
el 0,0 en El Salvador; el 0,3 en Paraguay (dato del 2005), el 4,3 en España. A principios de
2011, España contaba con 8000 doctores, Ecuador con 327.
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El resultado es un sistema dual y altamente heterogéneo, donde se combinan
grupos de investigación de alto nivel con una alta proporción de docentes que
no hacen investigación y con una concentración de las capacidades científicas
en un subconjunto reducido de instituciones4.
Este es el problema ontológico de la tesis en el medio latino, una falla del
sistema educativo superior: es un género del modelo de investigación que
se extendió al modelo profesional que prima en el mundo latino. ¿Cuál es el
problema con esta diferencia? Al ser un género de investigación se convierte
en un instrumento disfuncional en el sistema de pregrado y en un sistema de
educación profesionalizante. Es disfuncional porque el estudiante de pregrado
carecería del conocimiento teórico-metodológico suficiente para impulsar un
trabajo de la magnitud teórica que entraña una tesis en su sentido ontológico (ser
una forma primaria) y porque el sistema profesionalizante no tendría como fin
primordial impulsar tareas de construcción de conocimiento, sino de aplicación
y, consiguientemente, haría muy poco por imprimir una cultura de investigación
en estricto sentido.
Sí, es cierto, la universidad se ha formado emulando los valores y el formato
estructural de las disciplinas (la división del currículo, valores como el afán
por el conocimiento, racionalidad al encarar los fenómenos, entre otros). No
obstante, ha carecido de instancias pedagógicas para mediar las prácticas de
investigación. Por doquier es posible encontrar instancias organizacionales que
buscan mediar en el ingreso del estudiante hacia el mundo laboral (pasantías,
practicum, becas, estancias de permanencia en instituciones), no ocurre lo
mismo para la investigación, la excepción son las pocas universidades que han
consolidado una práctica de investigación donde los estudiantes son atraídos
a participar como asistentes de investigación. La situación encuentra eco
en las prácticas de escritura5. Se pueden esgrimir como objeción los trabajos
de investigación que se componen durante el período escolar tienen el fin de
orientarlo a la investigación, pero, en realidad, son ficciones de investigación, son
4 Ateniéndonos a los datos de Martín del Campo, cerca de 80% de 2500 universida-
des se concentra solo en seis países y se estima que, cuando mucho, apenas el 15% de estas
instituciones tiene capacidad efectiva de llevar a cabo investigaciones a nivel competitivo y
solo en limitadas áreas (Moreno y Ruiz, 2009).
5 Carlino (2003) incluye cinco factores decisivos que interactúan en la construcción
de una tesis: la tradición disciplinar, el equipo de investigación, el tiempo con el que se cuen-
ta, la práctica de investigación y el tutor.
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Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
formas derivadas. Esto quiere decir que los textos de investigación propuestos
son exiguos. El estudio de una muestra colombiana tomada de diecisiete
universidades (Pérez Abril y Rincón, 2013), encuentra que el porcentaje de
composición de un artículo de investigación no va más allá del 11,81%, esto
sin añadir que el hecho de que aunque se escriban no está garantizado que sean
verdaderas investigaciones.
(2) El género, al estar ubicado en la comunidad disciplinar,
se acoge a una situación comunicativa propia y da pie a un dispositivo
administrativo-organizacional que resulta si no una experiencia
completamente inédita en la vida del estudiante sí una experiencia con un
nivel de complejidad que supera a sus experiencias previas. Debe actuar
como un miembro de la disciplina que presenta su primera contribución
significativa al conocimiento de su rama (Paré et. al. 2009), es decir, escribir
como si fuera un investigador o un profesional investigador, considerando
que su lector ideal son los miembros expertos. El problema es esta abismal
diferencia entre sus prácticas previas y lo que le exige la nueva situación.
Para comenzar, la comunidad disciplinar le plantea un nuevo rol, es investigador,
no estudiante. Como investigador debe proponer un conocimiento, como
estudiante debe aprender conocimientos. Si el estudiante no se siente todavía
un investigador le será muy difícil hablar desde esa posición, más difícil será
si no comprende que se encuentra ante una nueva situación comunicativa.
Y determinar quiénes somos cuando enunciamos es un paso de singular
trascendencia en la composición académica (Ivanič y Simpson 1992, Wenger
2001), de hecho, “discovering where the ‘I’ is one of the most important selfish,
indulgent and rewarding academic tasks there is.” (Ivanič y Simpson 1992;
153). Cuando el estudiante carece de respuesta se queda atascado, al no lograr
encontrar su identidad no logra encontrar desde qué posición hablar y sin esa
posición no puede tener el control sobre su discurso.
El estudiante también deberá comprender que ha mutado su receptor. Ahora
tiene un lector colectivo y otro tipo de audiencia: debe dirigirse a expertos que
son quienes pueden debatir, asentir o comentar sus aserciones. Esto le obliga a
incrementar el tono de formalidad, a no dar cosas por supuestas, a ser sigiloso en
sus conclusiones, a evitar hacer alusión a conocimientos consabidos, a moverse
como experto, a referirse a ellos en el metatexto. Si no consigue entender este
juego y si no consigue encarar al receptor desde esta visión, termina por dirigirse
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al profesor, lo que lingüísticamente se traduce en la ausencia de elementos
textuales explícitos que marquen a ese emisor ideal. Si logra asumirse como
investigador novato, en cambio, se presentan otras tensiones: ¿realmente puede
dirigirse a su audiencia como colega?, ¿tiene las credenciales suficientes para
proponer algo realmente nuevo como exige un trabajo de investigación?, ¿puede
oponerse a la escuela teórica de su centro o de sus “colegas” a sabiendas de que
su acreditación está sujeta a la evaluación que ellos efectúen?
Igualmente conflictivo resulta determinar el propósito del texto (es decir, para
qué escriben la tesis) porque es evidente que el motivo social de la tesis está más
allá de una evaluación o de demostrar un conocimiento, motivos pedagógicos
a lo que hasta ahora estaban acostumbrados; las definiciones de tesis leídas
exhibían muy bien las diversas funciones a las que es adscrito. La tesis tiene que
ser comprendida como un género polifuncional que cumple un macro objetivo
de la comunidad académica (aprender), los objetivos de la disciplinas (aprender
una metodología específica y aportar conocimiento), más los objetivos privados
del estudiante. Estas metas podrían solaparse, una de ellas podría hegemonizar,
otra podría desaparecer o podrían estar en tensión. No es fácil manejar estos
planos funcionales. Incluso en el plano de la investigación, los autores entrevén la
tesis privilegiando una de sus funciones. Swales (2005), por ejemplo, lo concibe
como una contribución sustancial y original a su campo de investigación, Parodi
(2008), igualmente, considera que su macropropósito es persuadir acerca de un
planteamiento teórico o ideológico; ambos privilegian el fin de las disciplinas.
Pedagógicamente, está pensado como un examen que pone a prueba la capacidad
del estudiante para desarrollar una temática con límite de tiempo y para estimular
sus destrezas investigativas, lo que presupone habilidades para plantear problemas,
buscar soluciones, manejar métodos, indagar en la bibliografía de forma metódica
y exhaustiva, reflexionar sobre el tópico de la disciplina. Y para Carlino (2003),
la tesis es uno de los géneros donde más confluyen los objetivos personales por el
prestigio que acompaña su culminación.
A nivel privado, el estudiante puede tener diversas trayectorias (Wenger, 2001),
puede ser una trayectoria entrante, porque la tesis es su medio para iniciar una
carrera académica, o una trayectoria saliente, porque la tesis le permite salir al
exterior de la comunidad académica, puede ser una trayectoria limitánea, porque
mantiene su identidad entre límites, con vacilación, una trayectoria periférica,
por elección por necesidad, es un requisito formal de graduación que hay que
cumplir y punto. Swales (2005) añade que luego del macropropósito, interactúan
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Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
una serie de factores que orientan su construcción, factores que tienen que
ver con la carrera, la universidad, el país, las expectativas del estudiante… El
estudiante debe entender para qué escribe el texto, pero el propósito que persiga
nunca puede (o no debería) descuidar al motivo social del género, ser un texto
que propone un conocimiento.
El género presenta otra situación novedosa al estudiante: la institución le
adjudica un tutor, es la primera vez que es acompañado durante todo el
proceso de composición de un texto. La idea detrás de la figura instalada es
que el estudiante es un miembro novato de la comunidad disciplinar (no un
miembro escolar) y que el tutor, un miembro experto del grupo, le apadrinará en
ese trayecto. Pero en la práctica hay mucha dispersión sobre lo que realmente
comporta este acompañamiento, ni el tutor ni el estudiante tienen claro cómo
debe desarrollarse esa mediación y, por tanto, sus representaciones al respecto
podrían no coincidir. La dispersión ocurre, ya se habrá inferido porque maestro
y estudiante deben cumplir un nuevo rol, rol que no entienden o no pueden
asumir, el estudiante por las bases de su conocimiento y el maestro porque en los
centros latinos no siempre es un investigador. Adiciónese que la tesis actúa como
un género de graduación y este hecho lo somete a las presiones administrativas;
de ahí que el tutor esté llamado a actuar como representante de la institución y,
como tal, a ser la autoridad que soporte la ideología del centro.
Entonces, el profesor podría actuar como colega que orienta a un miembro
joven, como profesor con toda la jerarquía que emana de su figura, como un
personal administrativo que vela por que su texto se condiga con el lineamiento
teórico del centro. El rol que asuma influye en su grado de participación en la
configuración del texto. Paré et al. (2009) han encontrado algunas clases de
tutores de acuerdo, precisamente, a su involucramiento en la tarea: hay tutores
lectores (leen como profesores), lectores implicados (si actúan como un miembro
de la disciplina que lee un texto), aquellos que se sienten coautores, otros que
se sienten como colega investigadores, o pueden tener múltiples localizaciones.
Para Ivanič y Simpson (1992), el rol del tutor se mueve entre considerar su
tarea como una fatigosa función administrativa a la que le confieren mínimo
valor y tiempo, o considerarla como parte de su función como miembro de la
comunidad académica y asignarle mucha atención.
Al ser una relación tan “especial” emergen nuevas preguntas para el tutor: ¿cuánto
debe contribuir en el trabajo?, ¿hasta dónde puede intervenir?, ¿le compete el
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contenido o la parte lingüística referida a la construcción del discurso?, ¿es
el coautor del texto? En ciertas disciplinas de las academias norteamericanas
se espera que si el doctorando escribe un artículo sobre su investigación en el
transcurso de su composición, el tutor aparezca como coautor (Becher, 2001).
Para Prior (2006) los profesores son coautores de los textos en la medida que
deciden qué escribir, identifican subtemas, perspectivas de investigación,
imponen una fecha límite, especifican estilo y tipo y propagan valores, el
estudiante de alguna forma cree que debe aceptar la ideología del profesor.
De igual forma, los estudiantes han forjado sus propias expectativas sobre la
ayuda que esperan recibir del tutor. Hay un trabajo interesante que demuestra
cómo esas expectativas chocan o se diferencian de las que poseen los maestros.
La investigación de Yu Ren Dong (1998) ―aplicada a 122 estudiantes y 32
profesores de dos centros norteamericanos: Georgia Institute of Technology y
la University of Georgia no nativos― descubre que los profesores sienten que
ayudan a los estudiantes mucho más de lo aquellos perciben. Citamos el cuadro
comparativo con que realzan las diferencias, el porcentaje corresponde a las
respuestas afirmativas sobre el tipo de ayuda prestada o recibida por el tutor
en el desarrollo de la tesis, nos parece iluminador porque reconocemos en qué
aspectos se aspira recibir orientación (solo hemos tomado seis de ellos) y, claro,
por el contraste de datos (solo hemos tomado el porcentaje):
________________________________________________________
alumnos Profesores
________________________________________________________
1. Definición del tema 36,89 68,75
2. Material de lectura 17,21 31,25
3. Citación 18,03 37,50
4. Organización de párrafos 29,51 50,00
5. Vocabulario 49,18 50,00
6. Gramática 45,08 62,50
________________________________________________________
Tabla 1
El estudio deYu Ren Dong (2008) además planteó las expectativas que tienen
los alumnos de forma general (no entrega datos porcentuales) sobre la figura del
tutor: que estén más implicados, que les entreguen más tiempo, más cooperación,
más detalles y que procuren atender sus trabajos con menos correcciones
207
Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
negativas. Las vacilaciones y la complejidad de la relación se dilatan si
contemplamos la perspectiva de la institución. En nuestra investigación hemos
comprobado los diversos nombres que puede tomar este acompañante según la
institución educativa, nombres que, por supuesto, llevan diversas asociaciones y
jerarquizaciones vinculada al grado de participación que se aspira para su trabajo.
CENTRO NOMBRES DE LOS TUTORES
1. Universidad Mariano Gálvez. Guatemala Metodólogo (proyecto de investigación)
Director
Asesor
2. Universidad de Chile Profesor guía
Profesor consejero
Colaboradores
3. Universidad de El Salvador Docente director (licenciaturas)
Docente asesor (grado en Medicina)
4. Universidad San Andrés. Argentina Mentor
5. Universidad de los Andes. Colombia Asesor
6. Universidad Central del Ecuador Tutor
7. Instituto Tecnológico de Monterrey. México Asesor
8. Universidad de Piura. Perú Asesor
Coasesor
9. Universidad Simón Bolívar de Venezuela Asesor
10. Universidad de Salamanca. España Director
Tabla 2
La Universidad Mariano Gálvez y la Universidad de Chile distinguen tres tipos
de figuras, cada una con una misión específica; es una manera de evidenciar
cuán diferentes son las necesidades del tesista y cómo el centro ha percibido
esas necesidades. La figura de un asesor o coasesor parece importante, un
complemento a la tarea del tutor, ¿cómo manejan esa relación estos intervinientes?
Finalmente, están los distintos nombres asignados, vayamos a la asociación
semántica que cada término lleva consigo (drae):
Asesor: ilustrador o consejero
Mentor: consejero, guía, padrino, maestro
Tutor: defensor, protector, orientador, director
208
Revista Pucara, N.º 26 (193-220), 2015
Director: gobernador, consejero, orientador, regidor
Guía: que dirige o encamina
Consejero: que aconseja
González y González (2001) hablan de él como un manager, al estilo de un
entrenador deportivo. Aunque el campo semántico es similar y subiste la idea
de ‘consejero’, hay diferencias y connotaciones, no es lo mismo hablar de un
director o de un mentor. Es evidente que si el centro opta por un nombre, que no
parece indiferente, es porque involucra en él una información que estudiante y
tutor reinterpretan a su modo. En suma, la variada terminología administrativa
devela las diferentes instancias de participación que se pretenden para este tutor,
un rol que no siempre parece sencillo a tal punto que puede ramificarse en una
serie de figuras adicionales.
(3) El último punto que deseamos tocar es la refuncionalización que
actualmente sufre el género y que está relacionado con la investigación.
El ritual de iniciación ha exigido su reformulación ya porque el período
educativo universitario se ha extendido gracias a la masificación del
posgrado (entonces no entraña la culminación de un ciclo) o porque
debe responder a las nuevas demandas sociales que reorientan el tipo
de investigación. Barnett (1994) nos recuerda que la sociedad de la
información ha reorganizado el saber y ha determinado nuevos tipos de
conocimiento y con ello nuevos tipos de investigación, el llamado modo
2 que retomamos aquí. Estos nuevos modos de aprehensión cognitiva se
cuelan en las progresivas reformas que afronta el sistema universitario
latino afanado en evolucionar hacia el nuevo paradigma de investigación y
convive con las representaciones tradicionales del modo 1.
En este panorama podemos registrar dos movimientos básicos: uno que
mantiene el género (1), aunque puede requerir de renominaciones y otro que lo
desplaza (2) y (3) para dar cabida a otros textos. Visto de forma más general, los
cambios serían:
1. La tesis se desdobla en géneros diferenciados, según se dilate o contraiga,
en función del ciclo al que se asocie, puede ser un género de pregrado o de
posgrado. La diferencia puede ser expresada por medio del mismo nombre
con el respectivo determinante (tesis de pregrado, tesis de doctorado) o con la
asignación de un nuevo término como en los ejemplos que prosiguen:
209
Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
Trabajo de grado. Es un trabajo académico, resultado de una investigación
original sustentada en conocimientos y razonamientos teóricos, métodos
y técnicas con rigor y coherencias científicos. Puede incluir también la
realización de pruebas que afirmen o refuten las teorías […] Se presenta
una teoría original o derivada de un tema específico y se demuestra su
validez usando un métodos de investigación con cuyo análisis se llega
a conclusiones (Cisneros Estupiñán 4-5). Se caracteriza por ser una
investigación que profundiza en un campo del conocimiento o lo presenta
en una forma novedosa y crítica. Debe ser producto personal, representar
un aporte valioso para la materia y demostrar autonomía de criterio
intelectual y científico, capacidad crítica, analítica, constructiva, en un
contexto sistémico y el dominio teórico y metodológico de los diseños de
investigación propios de la materia (U. Central de Venezuela, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas, Derecho 9).
El cambio puede encausar el texto hacia el modo de investigación 2, un
conocimiento más ligado a fines inmediatos:
Trabajo final de graduación. Es de carácter individual y deberá
contemplar las siguientes pautas:
a) Ser integradora de los conocimientos y habilidades adquiridas durante
la carrera
b) Requerir procesos de análisis y síntesis del tema desarrollado.
c) Evidenciar la actitud crítica del autor.
d) Seguir una metodología propia del tema que se aborda.
e) Contar con sustento teórico suficiente.
g) Aportar un enfoque original a la solución profesional de un problema
específico.
h) Proporcionar una oportunidad para que el alumno/a ordene, sistematice
y aplique conocimientos adquiridos y los transforme en un producto nuevo.
Podrá basarse en: formulación de estrategia de negocio, programa de
desarrollo organizacional, diagnóstico de competitividad empresarial,
plan de reconversión de recursos humanos, desarrollo de un plan de
negocios, revisión bibliográfica exhaustiva de una temática pertinente a las
disciplinas de la carrera, con un objetivo crítico, constructivo o desafiante
de nuevas incógnitas surgidas del análisis (Universidad Nacional del
Centro de la Provincia de Buenos Aires, Administración, página web, el
subrayado es nuestro).
210
Revista Pucara, N.º 26 (193-220), 2015
2. El surgimiento de nuevos géneros, o más bien, de géneros que se refuncionalizan
para operar como rituales de culminación de ciclos inferiores. La tesis como
onomástica queda desplazada a favor de nombres más especializados en trabajos
de menor dimensión, el texto requerido es una forma derivada, un estudio,
aunque más “especializado”, en todos estas citas las cursivas son nuestras:
informe de graduación. El informe estudia y desarrolla un tema de forma
documentada y actualizada con fines de difundir el conocimiento existente,
procura reunir información ya existente que se halla en varias fuentes y la
ofrecen al lector ordenadamente; sus partes esenciales son la introducción,
los capítulos y las conclusiones. Su elaboración requiere efectividad,
capacidad de síntesis, saber ordenar, escoger y utilizar la información
disponible. Su dosis de originalidad es reducida (Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Ing. Industrial, 7).
memoria. Es un breve escrito que constituye una aproximación a la
metodología del trabajo científico, sin ser un enfoque rigurosamente
monográfico y sin el requisito de la originalidad (Prellezo, 2010, España,
énfasis nuestro).
Tesina. Se entiende por tesina una afirmación sustentada en evidencias que
no necesariamente son resultado del trabajo experimental del sustentante,
sino que pueden ser extraídas de trabajos publicados en revistas o libros,
con la adaptación necesaria para el problema específico que plantee
el sustentante. (unam, “Opciones de Titulación,” Facultad de Ciencias
Químicas, 45).
Trabajo de grado. Se busca evaluar la habilidad del graduando para
determinar un problema de investigación y estudiarlo dentro de un marco
analítico que incorpore los conocimientos teóricos adquiridos y/o el uso de
herramientas cuantitativas correctas. A diferencia de una Tesis de Grado,
la Memoria de Grado no requiere de un objeto de estudio inexplorado. Las
fuentes de información pueden ser, por tanto, de carácter secundario. El
tratamiento del problema debe superar el nivel puramente descriptivo, pero
no requiere ni innovación teórica ni metodológica. Aunque la Memoria de
Grado es esencialmente una revisión bibliográfica de carácter analítico,
el estudiante debe aportar un valor agregado al contenido bibliográfico
(uniandes, economía, web).
211
Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
3) La desaparición de géneros de investigación en el pregrado por géneros
profesionales, un afán por afirmar el nivel de pregrado como una práctica
profesional, naturalmente en relación con la carrera y dejar el posgrado para la
investigación propiamente dicha.
ProyecTo. Son trabajos cuyo objetivo es poner en práctica los diferentes
métodos de producción de mensajes (escritos, audiovisuales o
publicitarios), de estrategias de comunicación o proyectos específicos del
campo profesional […] Parte de una fundamentación teórica e incluye el
diseño de la metodología a aplicar, así como el desarrollo del producto
de comunicación, el cual deberá ser validado y constituye el resultado de
la investigación. En los casos en que proceda deberá ser acompañado de
discusión de resultados, conclusiones y recomendaciones (Universidad
Rafael Landívar, s. a., Comunicación, 7)
Trabajo de TíTulo. Es una actividad terminal de la carrera, es el primer trabajo
profesional desarrollado por el estudiante. Debe enfrentar un problema de
ingeniería industrial, en cuya solución debe hacer uso de las competencias
adquiridas, las habilidades logradas y los conocimientos apropiados en
el transcurso de sus estudios. Consiste en emplear metodologías y buenas
prácticas de ingeniería para formular, analizar, desarrollar y dar solución a
un problema real relacionado con áreas propias de la disciplina. El trabajo
debe ser un aporte personal del alumno, original, con la rigurosidad y ética
profesional de un ingeniero (U. de Valparaíso, Facultad de Ingeniería Civil
Industrial, Chile, página web).
Esta ampliación tiene dos efectos discursivos relevantes. Cuando se mantiene la
noción de tesis para las titulaciones que no sean el doctorado, se proyecta cierta
confusión para diferenciar los alcances de los textos en función del nivel y, la
profusión de nombres que se inauguran para precisar a los géneros de graduación.
¿Qué define una tesis de pregrado que la oponga a una de master? o puede ser
que estemos llamando tesis a algo que realmente no lo es.
La profusión onomástica (a propósito, cada nombre está impuesto por sus
padres creadores: los administradores educativos) es evidente a pesar de la
microscópica muestra esbozada, solo en ella se han develado siete nombres de
géneros de graduación:
212
Revista Pucara, N.º 26 (193-220), 2015
1. Proyecto de grado o de graduación
2. Trabajo de título
3. Trabajo de grado
4. Informe de grado
5. Memoria (o Memoria de carrera)
6. Tesina
7. Tesis de pregrado
La diversidad es natural, la variedad regional se verá reflejada en preferencias
discursivas y es natural en un sistema que ha ido asentado cambios de forma
adaptativa más que revolucionaria, de forma espontánea más que con una
ideología detrás. Pero esto no conlleva a que abandonemos la pregunta de si
géneros como tesina, memoria, tesis de pregrado, trabajo de grado que están
sirviendo al mismo fin (trabajo final de pregrado) son formas sinónimas o
géneros diversos como variantes diatópicas (pues no parece estar asociada
exclusivamente a la disciplinariedad). El asunto de las regularidades es crucial
porque una distinción de género debe ser capaz de decir qué diferencias de valor
encontramos en los textos para oponerlos entre sí y lo es también porque la
bibliografía a la que se recurre no siempre circula por un campo local. Si no
ocurre, se generan polisemias que hacen que no estemos seguros si tal texto
tiene una forma exclusiva, se torna una onomástica conflictiva.
En la investigación descubrimos algunas propuestas. Para Bizcarrondo y Urrutia
(2010), tesina es el equivalente de proyecto de fin de carrera y memoria sustituye
a tesina. La Universidad Santiago de Chile, en su manual de elaboración de tesis,
advierte que usa el nombre tesis para referirse a todo trabajo presentado por los
estudiantes de pre y posgrado, conducente a la obtención de un título profesional
y/o grado académico, esto es: seminario de título, memoria, informe de título,
etc. Según Alcaraz Varó (2000), los trabajos en los que se presenta la reflexión
e investigación están englobados en un macrogénero llamado ensayo (artículo
de investigación, monografía, recensiones, etc.). Prellezo (2010) advierte que
tesis y tesina son nombres sinónimos y que el término monografía actúa como
hiperónimo de todos estos géneros, porque su elaboración responde de forma
sistemática a los mismos principios y elaboraciones metodológicos.
Ateniéndonos únicamente a esta exigua muestra se traducen dos ideas: los
géneros están emparentados por sus estructuras discursivas tanto que resulta
difícil percibir sus límites y, de cierta forma, parecen sugerir un orden de gradación
213
Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
entre ellos −para Swales (2005), muchas veces la tesis es un desarrollo macro
del artículo científico−, aunque no hay unanimidad sobre si el género macro es
el ensayo, la monografía o la tesis. Esto ocurre, entendemos nosotros, porque las
características formales de los textos (salvo en el caso del proyecto) −que deberían
contemplarse como rasgos caracterizadores determinante de las propiedades
específicas− no poseen rasgos definitorios que aportarían sus propiedades
constitutivas. Los géneros no parecen diferenciarse por su macroestructura
discursiva (que varía desde el esquema del artículo científico de las ciencias
puras hasta la forma introducción, cuerpo y conclusiones de las ciencias sociales
y humanidad, sin olvidar mencionar secciones como bibliografía, dedicatorias,
agradecimientos, anexos), varían por el tipo de investigación. Tal parece que la
tesis doctoral estaría tipificada como una investigación del modo 1, como forma
primaria y como investigación en estricto sentido, a diferencia de los demás
textos, como revelan las distintas definiciones que prescriben los géneros.
El asunto, pues, merece una mayor indagación y muestras más extensas. Por
ahora, cabría apuntar que no parece acertado pensar en una fórmula macro
alrededor del ensayo o de la monografía debido a las particularidades que hemos
referido y por la manera en que tales textos vienen funcionando dentro del
sistema. Habría que encumbrar a la tesis como género modelo discursivo y como
modelo de investigación. Igualmente, pensamos nosotros, debería discutirse
el nombre ‘trabajo’ por el que los padres administradores han registrado los
textos sin mayores argumentos. Es un nombre altamente peligroso porque en la
mentalidad estudiantil la palabra ‘trabajo’ está arraigada, como texto pedagógico
supone continuidad y el género pretende su ingreso en otro tipo de comunidad,
supone cambio. Es peligroso también porque no entraña por sí mismo una
característica textual definitoria que sí se percibe en otros géneros (pensemos
en ensayo, monografía, reseña), si trabajo es todo tipo de tarea, necesariamente
hay que prever la nota que lo particularice. Y es peligroso porque la categoría
estaría actuando como denominar a la clase de ritual no cómo debe ser ese ritual,
y esto lo convierte en un auténtico cajón de sastre; si no, he aquí una muestra de
lo que el nombre puede concitar, una apabullante cantidad de formas:
el Trabajo de grado. Implicará que los estudiantes centren su atención en
la elaboración de diagnósticos o documentos académicos, sistematización
de nuevos modelos teóricos de experiencias en una comunidad, productos
artísticos y proyectos profesionales. Un ejemplo de esto es que se podrá
medir los conocimientos de un futuro médico mediante casos prácticos
como la intervención en una operación (Ecuador, énfasis nuestro).
214
Revista Pucara, N.º 26 (193-220), 2015
Conclusiones
En esencia, hemos sugerido que para comprender el género no debemos mirar
solo hacia el frente, al acto mismo; hay que girar la vista hacia quienes fomentan el
ritual (la sociedad) y hacia los elementos que forman parte del acto (la estructura
académica). Al actuar de esta manera hemos podido obtener una panorámica
más envolvente del género. Hemos comprendido que se trata de un problema
profundamente vinculado a los vaivenes de la academia como institución
(vaivenes impuestos por el contexto social) y a los paradigmas que han regido
en ella; ha pasado de ser un ejercicio retórico, a un ritual de graduación como
género oral, luego se refuncionalizó como ejercicio de investigación, y después
se convirtió en un instrumento pedagógico. Actualmente la tendencia vacila
entre sostener el texto para el posgrado o vitalizarlo como un ejercicio entendido
como ritual de graduación al modo de investigación 2, que busca dirigir al
estudiante a situaciones pragmáticas que no solo resultan más operativas, sino
también más necesarias para el sistema, para lo cual se hace necesario, en ciertos
casos, mutar su nombre.
De igual manera, hemos comprendido que los problemas pedagógicos que
entraña el texto radican en la configuración del sistema de educación superior:
es un género de investigación incrustado en una atmósfera profesionalizante.
Un sistema profesionalizante promueve una organización administrativa y
curricular que no contribuye o contribuye muy poco a forjar una comunidad
de práctica afín a la investigación, sin esa participación difícilmente se pueden
aprehender las prácticas letradas altamente especializadas. De esta manera, la
tesis emerge como un cuerpo extraño, como un ritual incómodo no solo para
los estudiantes, incluso los maestros tutores sienten la incertidumbre que genera
su figura. La organización administrativa no ha construido una cultura de
investigación por medio de espacios institucionales, tampoco ha alcanzado a
hacer explícitos aspectos como los alcances del género, la manera de orientar
a los estudiantes sobre su construcción o a organizar la relación del tutor con
el nuevo investigador. La tesis es de esos géneros que lleva muchos (a veces
demasiados) elementos tácticos6: no se presentan argumentos para definir cuál
es el modelo ideal que hay que seguir, las tesis que reposan en las bibliotecas no
6 Huerta convenientemente acierta al mencionar ciertos hábitos ‘intuitivos’ que per-
viven en la construcción de la tesis, por ejemplo, que el número de folios está dictaminado
por “el sentido común y las costumbres”, y ese sentido común tiende a concluir que “mien-
tras más hojas es mejor” (s. p.).
215
Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
suelen estar acompañadas de la nota recibida o de las recomendaciones7, entonces,
como Bunton (2008) entrevió, no siempre pueden ser una referencia del “buen
hacer”. Las universidades promulgan reglamentos, pero ‒salvo excepciones‒
estos se refieren a los requisitos formales, la manera de presentación y asuntos
administrativos, más que a cuestiones estructurales. Mientras esto no cambie, la
tesis seguirá siendo el ritual doloroso que se abandona a medio camino o que
se construye apelando al sentido común o, lo que es muy doloroso, recurriendo
a los numerosos centros de “ayuda” de tesis que pululan a lo largo de todo el
mundo hispano.
La práctica de aula muy poco hace al respecto, aunque podría y debería hacer
más. Enclaustrada en un orden curricular y en una pedagogía conservadora,
ha sido incapaz de ver el valor de la escritura como un elemento modular
del aprendizaje y de la construcción del saber y ha reducido el texto a un
instrumento de evaluación. Tal vez por la ausencia orgánica de espacios, tal
vez por la desidia, las prácticas letradas terminan por menoscabar la escritura
de investigación. Igualmente, hace falta reorientar las actividades discursivas y
forjar una pedagogía que no solo enseñe contenidos, sino también maneras de
ser: construir una tesis es aprender a ser miembro de la disciplina, es cambiar
de identidad (Barnett, 1994, Ivanič y Simpson 1992, Wegner, 2001), un ritual
que conecta prácticas e identidades locales con otras posiciones en el tiempo y
en el espacio (Wenger, 2001). Solamente cuando el estudiante logre plantear
su ubicación y saber que se le concede voz para que actúe simétricamente
como emisor autorizado y que, por tanto, debe posicionarse desde otro plano
de actuación podrá anticipar el grado cognoscente que se le está exigiendo. Un
ritual de iniciación no puede concebirse sin la consciencia del cambio.
Otra necesidad imperiosa es que el sistema y el maestro encaren el género
como práctica de investigación y como práctica letrada. Cercenar una de estas
dimensiones es olvidar una parte capital de su constitución. Esto es esencial si
recordamos que la construcción del conocimiento pasa inevitablemente por la
retórica de los textos y, más aún, si tenemos en mente que la función social de
la academia es conducir una reflexión sobre la práctica misma y sobre su valor
dentro del sistema. Los estudiantes necesitan conocer los textos que componen,
7 Hay excepciones. La Escuela de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile
obliga a que conste la nota del trabajo en la contraportada de la Memoria de graduación, un
indicativo de la estima que ha merecido. De acuerdo, las universidades suelen premiar los
mejores textos, pero esto rara vez se menciona en el trabajo mismo ese valor adjudicado.
216
Revista Pucara, N.º 26 (193-220), 2015
pero no solo como medios de comunicación; además, deberían conocer sus
fundamentos, sus asuntos problemáticos, debatir sus valores.
El sistema escolar como toda institución no solo funciona por el viento que
sopla de fuera, es posible modificarlo desde dentro, desde sus propias bases;
este cambio solo puede ser incitado por la materreflexión. La responsabilidad
del sistema, por tanto, es clave para reordenar y avivar la práctica y evitar así
el naufragio que inicia al principio de la travesía. Un ritual de iniciación no
sobrevive como práctica cultural solo porque modifica al sujeto, es la sociedad
misma la que se constituye y reafirma en cada ejercicio. Vale recordar que la
re-alfabetización académica promueve la inclusión social como muestra de un
verdadero ejercicio de la ciudadanía en la construcción de la equidad y que está
contemplado en el Plan Nacional del Buen Vivir. Además, mediante la lectura y
la escritura académicas, el Ecuador mostrará su real participación en el mundo
científico y empresarial, visibilizando a un país que está implementando cambios
profundos en su educación superior y que debe ocuparse de estos temas, para
posicionarse en el orbe académico internacional a través de la publicación de su
pensamiento.
217
Los géneros académicos en la universidad: la tesis como la escritura de la investigación
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Ziman, John. ¿Qué es la ciencia? Trad. Eulalia Pérez Sedeño y Nuria Galicia
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