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Patologías lingüísticas escritas en estudiantes
universitarios de Periodismo en la era digital
Marc Bayés-Gil
e-mail: m.bayes@udlanet.ec
Universidad de las Américas, Ecuador
Resumen
Los alumnos, objeto de estudio, cometen con frecuencia faltas de ortogra-
fía cuando elaboran textos de cierta complejidad, como por ejemplo: una
crónica periodística informativa. El ortógrafo de programas como Word
les ayuda notablemente a reducir los errores, pero, pese a ello, los siguen
cometiendo. El error antinormativo más común es la coma. Los estudian-
tes prescinden de este signo de puntuación de uso reiterado y necesario,
especialmente cuando tiene la función de marcar la alteración del orden
prototípico del español. Asimismo, la omisión de la acentuación es común
en estos textos, del mismo modo que algunos errores que tienen base fo-
nética, como, por ejemplo: la confusión s/z; faltas que la bibliografía tilda
de errores de ortografía arbitraria.
Palabras clave: ortografía, ortógrafo, puntuación, acentuación
Abstract
Students often make spelling and grammar mistakes when composing
journalistic texts, especially when these belong to complex journalistic
genres, such as chronic or reportage. The spelling and grammar correc-
tor software, such as the one in Microsoft Word©, helps to dramatically
reduce writers´ errors, but despite this, they continue to make mistakes,
sometimes profusely, especially in the area of sentences or paragraphs. In
this linguistic level, the most common error is the anti-normative comma.
The students, who were the subject of the present research, do without
this punctuation mark, especially when it has the function to mark the al-
teration in the prototypical Spanish order. Also, in the scope of the word,
the omission of the accent is common, as well as the errors that have a
phonetic basis, such as: confusion s / z. All are faults that literature has
branded as arbitrary spelling errors.
Keywords: journalism, journalism genres, arbitrary orthography, spell-
ing and grammar corrector.
Revista Pucara, N.º 27 (237-246), 2016
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Introducción
Las herramientas digitales de procesamiento de texto han ido ganando
protagonismo como apoyo para los estudiantes en la elaboración de ejer-
cicios de escritura de textos periodísticos en la Universidad de las Améri-
cas, en la carrera de Periodismo. Los aprendices de periodista confían en
la ayuda de estos software para lograr una mayor calidad de sus ejercicios,
pero, como señala la doctora María Ángeles García Asensio (2014, p.
48) en un magnífico capítulo del libro Manual de escritura académica y
profesional, las herramientas de corrección de los distintos dispositivos,
celulares, tabletas y ordenadores, sí ayudan, pero “existen múltiples li-
mitaciones, sobre todo cuando existen varias posibilidades gráficas para
representar un determinado fonema o para representar determinadas pala-
bras homófonas o extranjerismos, etc.”.
La doctora catalana se circunscribe al ámbito de la palabra cuando cues-
tiona las herramientas de corrección digital, pero cuando ampliamos el
campo del objeto de estudio, es decir, cuando tomamos en cuenta el ám-
bito del sintagma o de la oración, incluso del párrafo o del texto, el Word
no ayuda en nada, incluso puede perjudicar al discente si no tiene claro
que más allá de la palabra, el editor digital deja de prestar ayuda, excep-
tuando alguna orientación sintáctica (concordancia de género o número,
fundamentalmente) o de selección léxica. En otras palabras, si el alumno
confía en este software ciegamente los resultados pueden ser, cuando me-
nos, poco satisfactorios.
Uno de los programas más extendidos con los que los alumnos trabajan
es el Word, integrado en Microsoft Office. Este programa en sus múltiples
versiones cuenta con un software de corrección elaborado por una empre-
sa denominada Signum. Esta compañía radicada en Quito, Ecuador,
Inició –en 1994– el levantamiento del léxico español y su clasificación
formal en familias morfológicas, de manera que las palabras raíces, junto
con todas sus declinaciones, sumaron más de cinco millones de palabras.
En 1997 comenzó la adaptación del Ortógrafo para integrarlo completa-
mente dentro del ambiente de Microsoft Office, un trabajo eminentemente
de programación. También se inició el desarrollo del diccionario flexiona-
do de sinónimos y antónimos para lo cual fue necesario un estudio espe-
cial de las palabras que tienen cambio de género irregular (heterónimos)
y, sobre todo, un análisis semántico de las palabras que se ingresaban al
diccionario (Microsoft, 2004, párr. 9; Vela, 2012, p.121).
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Estas apreciaciones nos indican con suma claridad el ámbito en el que
este y otros programas de corrección se inscriben, a saber: el ámbito de
la palabra. Si bien es cierto que en la sección de soporte de Microsoft, se
especifica que en el ámbito de la frase también se sugieren correcciones.
Por ejemplo, en azul la mala selección léxica:
El programa de Microsoft Office marca las palabras mal escritas [en rojo]
mientras trabaja para que pueda identificarlas con facilidad (…) Después
de habilitar la revisión gramatical automática, Word y Outlook marcan los
posibles errores gramaticales y de estilo mientras trabaja en documentos
de Word [en verde] (…) (Microsoft, 2007, párr. 3)
Objetivos de la investigación
La investigación se plantea el objetivo general de (i) analizar en qué medi-
da los recursos digitales ayudan al estudiante en la redacción de los textos
periodísticos que conforman el corpus. Entre los objetivos secundarios, el
estudio trata de (ii) recoger, clasificar y reflexionar sobre qué errores anti-
normativos se reflejan en los textos periodísticos de los discentes, cuáles
son propios de los escritos en soporte digital, y los propios de los textos
elaborados manualmente. Otro objetivo esencial es, además, (iii) compa-
rar el tipo de errores en uno y otro modo de escritura (digital y manual).
Corpus
Para esta investigación y para llegar a las afirmaciones anteriores se ha
reunido un corpus de 46 crónicas periodísticas escritas por los mismos
alumnos: 14 en soporte digital (7806 palabras) y 32 en soporte papel
(7745 palabras). La diferencia de número de crónicas analizadas en los
dos formatos, digital y manual, obedece al hecho de que las crónicas di-
gitales (CD) eran notoriamente más extensas. Los alumnos escribieron
las crónicas en soporte digital, mayormente con editores de texto (Word).
Para las crónicas manuales (CM), no contaron con herramientas de apo-
yo. Ambos textos se anunciaban como evaluables, es decir, que contaban
para la nota del curso.
Metodología
La investigación presenta varias fases metodológicas. En la primera fase
se daban instrucciones concretas de elaboración de la crónica a partir de
una hoja de pautas que tanto para las crónicas escritas a mano, como para
las escritas en soporte digital eran iguales (número de fuentes, titulares,
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antetítulos, subtítulos, primer párrafo gancho etc.). No había limitaciones
en cuanto a la extensión y al tema. Se informaba, asimismo, al estudiante
de que los textos eran evaluables y de los plazos para entregarlos. En la
segunda de las fases, el alumno elaboraba la crónica. El tiempo dedicado
podía diferir entre la crónica digital y la manual ligeramente, ya que la
manual debían terminarla en clase y no podían llevársela a casa para re-
tocarla, mientras que la crónica digital sí podían llevársela para retocarla.
En la tercera fase, entregaban la tarea para ser corregida y el investigador
clasificaba los errores por tipo: errores ortográficos en el ámbito de la
palabra, errores de puntuación y otros errores sintácticos. Todos ellos,
errores de ortografía arbitraria (Codina y Fargas 1988, citado en Cassany,
Luna y Sanz 1998, pág. 410), es decir, errores que “comprenden los as-
pectos más convencionales de la ortografía que no afectarían a la lectu-
ra”. En la cuarta y última fase, se cuantificaron los errores para obtener
los más frecuentes y se compararon los resultados: por un lado, los más
frecuentes en las CM y, por otro, los más frecuentes en las CD, a fin de
buscar coincidencias y diferencias.
Discusión
La primera evidencia recogida en este artículo es que las herramientas
digitales ayudan significativamente, como recoge la escasa bibliografía y
como se pone de manifiesto en los resultados de esta investigación. Del
total de errores identificados en el corpus, el 69% pertenecen a las cróni-
cas escritas manualmente; el 31%, a las escritas en soporte digital.
La cuestión que puede suscitar un mayor interés, sin embargo, es diluci-
dar qué tipo de errores arbitrarios se cometen, en qué ámbitos y en qué
medida. En otras palabras, ¿en qué aspectos lingüísticos los recursos digi-
tales están ayudando más y en cuáles menos o nada?
En el ámbito de la palabra, hay aspectos ortográficos arbitrarios en los
que las herramientas digitales pueden socorrer notablemente al alumno.
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Las tildes es el error más frecuente en las crónicas manuales (CM) y di-
gitales (CD). Observamos a la luz de los datos de este estudio que hay 52
incorrecciones con relación a las tildes en las CM, frente a las 10 de las
CD, lo que corresponde, en términos relativos, a un 84% de errores en las
CM, frente al 16% por ciento de las CD.
Es importante remarcar que ese 16% de las CD pertenece a palabras cuya escritura
sin tilde es correcta en español, pero tiene significado distinto si la lleva. Los ortó-
grafos digitales no discriminan la mejor opción por contexto. El caso de término,
termino y terminó es un buen ejemplo de ello. Las tres opciones son correctas en
español, pero caben en contextos distintos.
En las CM, el mayor número de incorrecciones en las tildes se da en las agudas;
en especial, en los tiempos verbales de pretérito.
Emma Zunz asesino a su jefe (asesinó)
Seguido de las llanas (sustantivos):
Coger el revolver, apuntar a la víctima y… (revólver)
Y de las esdrújulas (sustantivos y adjetivos):
La noche, complice de un crimen,… (cómplice)
Hay un grupo de palabras en las que las CD presenta un mayor número de casos
de error en las tildes que los que se producen en las CM: los interrogativos indi-
rectos. En los interrogativos indirectos es donde las CD tienen más casos de error,
incluso más que en las CM.
Sentir aquel sabor amargo y al mismo tiempo placentero, percibir cómo
los sentidos se vuelven más agudos…
La razón que explica este mayor número de casos de error en los interrogativos
indirectos es porque, como apuntaba García Asensio, existen palabras homófonas
que se distinguen por el acento o por cómo se escriben (juntas o separadas) y el
software de corrección no las detecta como incorrectas porque el corrector no
tiene en cuenta el contexto (García, 2014, p.48).
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El segundo error más común que repiten los estudiantes es la mala escri-
tura de algunas palabras, por ejemplo: la reiterada confusión entre s y z
cuando no tienen un corrector digital cerca. En las CM hemos detectado
30 casos de palabras mal escritas, la mayoría (8) tienen que ver con la
confusión s y z; mientras que en las CD, solo hemos encontrado 6 casos
de escritura antinormativa. Los ocho casos de confusión s y z que apare-
cen en la CM, frente al solo caso que aparece en la CD, puede explicarse
más que por conocimiento del alumnos, por las herramientas de correc-
ción o los editores de texto, aunque si bien tiene sus limitaciones, como
vemos en el siguiente caso de una de las CD.
Aún recuerdan a la pareja recién cazada. (casada)
Hay dos casos repetidos que presentan mala ortografía en las CM: echó
(hechó), quema ropa (quemarropa); y una palabra en las CD que se es-
cribe mal repetidas veces, concretamente tres veces: femicidio (feminici-
dio).29
Por lo que atañe al ámbito de la oración y del párrafo, los errores más
abundantes son de puntuación; concretamente, en el uso de la coma. Se-
ñala Javier de Santiago Guervós (2014) que la experiencia demuestra que
la mayor de las dificultades en el uso de los signos de puntuación suele
encontrarse en los más básicos, como en el uso de la coma (p. 333).
Estamos hablando de 59 casos de ausencia de comas necesarias en las
CM, frente a los 46 casos de las CD. Las distancias entre la frecuencia
de errores entre las CD y las CM se acorta ostensiblemente y así queda
reflejado en siguiente gráfico.
29 Este error suscitó cierta confusión en los medios periodísticos, tanto es así que la
Fundéu lanzó un artículo para subsanarlo en el que concluía: “Se recomienda evitar la for-
ma femicidio, calco del inglés femicide” (Fundéu, 2013, párr. 6).
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Si bien es cierto que en el cómputo total de errores de las comas, las CD
tienen menos errores que las CM, las herramientas digitales tienen claras
limitaciones, ya que en algunos usos de la coma, las crónicas escritas en
soporte digital, presentan más errores que en las CM:
─ Cuando se invierte el orden regular de las partes de un
enunciado, anteponiendo al verbo elementos que suelen ir pospues-
tos y estos elementos presentan una cierta complejidad
Como si estuviera en un camerino de teatro ▐ Carlos Gómez comienza a
maquillar su cara de blanco
─ Ante oraciones causales lógicas o explicativas,
No le molesta este sobrenombre ▐ ya que no lo considera ofensivo.
─ Ante el sujeto y el verbo de una oración es incorrecto es-
cribir coma, incluso cuando el sujeto está compuesto de varios ele-
mentos separados por comas.
Cientos de rescatistas, voluntarios y centros de albergue animal ▐ espe-
ran que se apruebe en la Asamblea esta ley.
Mientras que hay más errores en la CM con respecto a la CD en los si-
guientes usos de la coma:
─ Para delimitar incisos.
Emma Zunz ▐ una joven de casi 29 años de edad ▐ aún siente…
─ Coma detrás de determinados enlaces oracionales, con-
cretamente detrás de los elementos adverbiales para la expresión
temporal:
Luego ▐ tomó el teléfono y dijo…
─ Ante oraciones coordinadas adversativas introducidas por
pero, mas, aunque, sino (que)
Talvez cruzó por la cabeza de Lowenthal ▐ pero su instinto falló.
─ Coma detrás de los complementos encabezados por lo-
cuciones preposicionales de valor introductorio
…personas que han recibido formación de tipo ▐ dijo un experimentado
miembro de la policía.
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Tampoco las herramientas digitales pueden orientar al alumno respecto de
la decisión de si es mejor usar un punto o una coma, o una coma o un pun-
to y coma, etc., en determinados segmentos de la oración. De hecho, los
resultados de nuestro corpus muestran que hay más usos incorrectos que
tienen que ver con la confusión de una coma por otro signo de puntuación
en las CD que en las CM.
También en el ámbito de la oración, por último, se dan algunos aspectos
antinormativos donde el corrector digital no está ayudando tanto como se
esperaría: es el caso de la concordancia. En el corpus de textos manejado,
hay más casos de falta de concordancia en las CD que en las CM. Sin
ánimo de apabullarlos con gráficos, estamos hablando del doble de casos
de falta de concordancia en las CD que en la CM.
Un grupo de amigos salen del comedor y se dirigen a su aula de clases.
87 Por tanto, dejar al corrector la revisión de ese aspecto, como de los
tantos otros comentados, es perjudicial. En el ejemplo que traemos a co-
lación el corrector no señala el error porque las palabras inmediatamente
adyacentes: amigos y salen sí que concuerdan en número y género, lo
que no activa la alarma del corrector. Puede ocurrir en un sinfín de casos
donde el complemento del nombre está en plural, pero el núcleo del SN
está en singular, como por ejemplo: la mayoría de los ponentes/ la gente
de las comunidades, etc.
Conclusiones y líneas futuras de investigación
Los resultados de la investigación ponen de manifiesto que los ortógrafos
digitales son una herramienta que ayuda ostensiblemente a los estudiantes
cuando elaboran sus textos periodísticos, pero presentan limitaciones sig-
nificativas, especialmente en los ámbitos más allá de la palabra.
Hay varios errores ortográficos que los estudiantes de Periodismo de la
Universidad de las Américas de segundo semestre cometen y que repiten
tanto en las crónicas escritas manualmente, como las escritas en soporte
digital. El primer error más frecuente tanto en la manual como en la digi-
tal es la ausencia de comas necesarias, especialmente aquellas que deben
escribirse cuando alteramos el orden prototípico del español. El segundo
error más representativo es el de acentuación, concretamente en las pala-
bras agudas, específicamente en la escritura del pretérito, seguido por las
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graves. El tercer error más repetido es un error de base fonética, el que
tiene relación con la confusión entre s/z.
Es necesario ahondar en el estudio de las dificultades sintácticas de los
alumnos que han participado en esta investigación con el objetivo de en-
contrar soluciones de mejora de la calidad sintáctica de sus textos, más
aún después de corroborar que el ortógrafo de los programas de edición
de texto tiene limitaciones claras en este ámbito.
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Vela Casado, C. (2012). La Industria del software. Quito: FLACSO.