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Investigar desde vinculación con la sociedad: dilemas
y retos de la intervención social

Research from community outreach: dilemmas and challen-
ges of social intervention

Investigar da vinculação da sociedade: dilemas e desafios da
intervenção social

Gloria Riera Rodríguez
Universidad de Cuenca

E-mail: gloria.riera@ucuenca.edu.ec

Xiomar del Rocío Ortiz Vivar
Universidad de Cuenca

E-mail: xiomar.ortiz@ucuenca.edu.ec
Resumen

Este estudio analiza la relación vinculación con la sociedad de la acade-
mia con la investigación. Con ese fin, revisa tres casos de intervención
psicosocial desarrollados por la Facultad de Psicología de la Universidad
de Cuenca (2018-2020) a la luz de una reflexión teórica sobre el signifi-
cado de la vinculación y la investigación. Como resultado encuentra que
la práctica de vinculación desde la intervención social se liga primor-
dialmente con la docencia y, en cuanto a la relación vinculación/inves-
tigación, identifica ámbitos problemáticos como las diferencias entre la
práctica de intervención y la de investigación, el valor epistemológico
del conocimiento aplicado, y la carencia de investigadores en el medio.
Como conclusión, se determina que para forjar una relación vinculación/
investigación existen muchos retos, entre ellos, revisar las políticas ad-
ministrativas de modo que propendan más adecuadamente la relación
vinculación/investigación, revisar las políticas de impacto de las publica-
ciones, y mejorar los procesos de formación de investigadores.

Revista Pucara, N.º 32 (187-209), 2022 Investigar desde vinculación con la sociedad: dilemas y retos de la intervención social

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Palabras clave: Educación superior, investigación, vinculación con la
sociedad, intervención social.

Abstract

This study analyzed the relationship between academia and communi-
ty outreach. Three cases of psychosocial intervention developed by the
Faculty of Psychology of the University of Cuenca (2018-2020), based
on a theoretical reflection on the meaning of community outreach and re-
search, were reviewed. The results showed that the practice of communi-
ty outreach from a social intervention standpoint was primarily linked to
teaching. Regarding the relationship between community outreach and
research, this study identified problematic areas such as the differences
between intervention and research practice, the epistemological value of
applied knowledge, and the lack of researchers in the field. To conclude,
there are many challenges such as reviewing administrative policies to
promote the link between community outreach and investigation more
adequately, the strategies for the impact of publications, and improving
the training processes for researchers to forge a linkage between research
and community outreach.

Keywords: Higher education, research, community outreach, social in-
tervention.

Resumo

Este estudo analisa a relação entre a academia e a sociedade de pesquisa.
Para tanto, analisa três casos de intervenção psicossocial desenvolvidos
pela Faculdade de Psicologia da Universidade de Cuenca (2018-2020)
à luz de uma reflexão teórica sobre o significado do vínculo e da pes-
quisa. Como resultado, ele constata que a prática de vínculo a partir da
intervenção social está primariamente ligada ao ensino e, em termos da
relação vínculo / pesquisa, identifica áreas problemáticas como as di-

ferenças entre a prática de intervenção e a pesquisa, o valor epistemo-
lógico do conhecimento aplicado, e a falta de pesquisadores no meio.
Concluindo, constata-se que muitos são os desafios para se estabelecer
uma relação / relação de pesquisa, incluindo a revisão de políticas ad-
ministrativas para que promovam de forma mais adequada a relação /
relação de pesquisa, revisando as políticas de impacto das publicações e
melhorando os processos de formação de pesquisadores.

Palavras-chaves: Educação superior, investigação, vinculação da socie-
dade, intervenção social.

Recibido: 16.04.2021 Aceptado: 23.10.2021

***

1. Introducción

La universidad, en su continua reinvención experimentada en su casi ya
milenaria vida, se afirma y sostiene hoy como la institución social en-
cargada de la producción del conocimiento y de proveer los medios para
asegurar la transmisión de ese saber. A estas funciones, la universidad
contemporánea ha añadido la figura de vinculación con la sociedad, una
especie de tercer rol (Arocena y Sutz, 2001) o tercera misión (García
Cuevas, 2020) que debe cumplir. La forma en que se concretan estas
funciones diverge según los contextos que circundan a las academias; en
la tradición latinoamericana supone, esencialmente, relaciones con los
sectores populares para mejorar la sociedad.

En ese marco traslúcido que deja pasar la luz de los fines, también hay que
observar nítidamente cuestiones más sutiles como, por ejemplo, la mane-
ra en que esas funciones o macroobjetivos se concretan y se relacionan
con ese novísimo rol. La importancia y singularidad de este entramado
exige orillarnos en los desafíos que supone la vinculación como práctica

Revista Pucara, N.º 32 (187-209), 2022 Investigar desde vinculación con la sociedad: dilemas y retos de la intervención social

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para desentrañar las complejidades que supone su desarrollo desde cada
uno de los procesos universitarios, especialmente la manera de integrarlo
con la investigación (Cervino, 2020: Guzmán y Mariño, 2016).

Para aportar respuestas, nos centraremos en dos aspectos concretos: (a)
una breve revisión analítica a la manera en que se encara el accionar de
la vinculación en el marco organizativo de la academia, (b) los desafíos
que deben sortear los actores de la vinculación para ligar su práctica con
los procesos exigidos a los investigadores. Con ese fin y conscientes de
que las diversas áreas del saber se instalan con dinámicas propias para
concretar la tarea de vinculación, usaremos tres casos de intervención
psicosocial desarrollados como vinculación por la Facultad de Psicolo-
gía de la Universidad de Cuenca en el periodo 2018-2020.

2. Lineamientos teóricos

2.1 Vinculación de la sociedad

Los cambios sociales, políticos y culturales con los que se abrió el siglo
XIX condujeron a la redefinición del modelo universitario y a la llamada
‘primera revolución académica’, iniciada en 1810 por el rey de Prusia en
Berlín, que dio paso a la progresiva institucionalización de la investiga-
ción como misión universitaria. Un siglo después, en 1918, ya en el espa-
cio latinoamericano, el movimiento de la Reforma de Córdoba concluyó
que la misión de la universidad latinoamericana, además, era aplicar el
saber científico y tecnológico germinado en su seno a los sectores más
vulnerables, y preparar a los estudiantes para solucionar los requerimien-
tos sociales (Guzmán y Mariño, 2016). Esta función social se fortaleció y
adquirió nuevos matices según avanzaron los tiempos.

En el contexto de los años 60, 70 y 80, la universidad fue criticada por
el sector empresarial y por otros ámbitos por su tinte elitista y tradicio-
nalista, porque el saber que impartía no estaba vinculado con la sociedad

ni con la vida económica de su contexto (Barrón Tirado, 2000) y por su
escaso impacto en el desarrollo social. Esta descontextualización no le
permitía el ingreso acertado del profesional universitario en el mercado
laboral y no contribuía a resolver problemas sociales urgentes. La acade-
mia, vista así, se alejaba de los fines a los cuales debía responder.

También fue puesto en entredicho el saber producido por las ciencias
sociales, se le impugnó estar alejado de la acción, no poseer aplicabili-
dad, estar lleno de abstracciones estériles por su marcado carácter auto-
rreferencial, exclusivamente descriptivo (UNESCO y Foro Consultivo,
2010), y se criticó su sesgo político, por construirse en torno a ideologías
izquierdistas o conservadoras (Vessuri et al., 2012). Las increpaciones
alcanzaron incluso a ciertas ciencias naturales, históricamente tenidas
por objetivas y neutrales, por olvidar las repercusiones del conocimien-
to. La academia buscó resolver el dilema ligando el saber obtenido a las
necesidades de la sociedad (Velázquez et al., 2001).

En América Latina, en la década de los 90 y en los albores del siglo XXI,
en la llamada sociedad de conocimiento, se erige saber cómo la base pro-
ductiva de los Estados: había nacido la segunda revolución académica.
Con ello, se conminó a la universidad a replantear su estructura y orga-
nización para adecuar su misión a los renovados intereses y demandas
de la sociedad con el fin de incidir en el crecimiento económico de los
países. El Banco Mundial (BM) (2010), apoyado en los considerandos de
la UNESCO, percibió estas nuevas realidades en términos de expansión,
diferenciación y revolución del conocimiento. De ese modo, se propició
una mayor vinculación entre las universidades y las demandas sociales:
a la academia se le conminó a interactuar con sectores sociales posterga-
dos, y a una articulación más estrecha entre con los sectores productivos
(Arocena y Sutz, 2001; Malagón Plata, 2006, Vessuri et al., 2012).

La Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI
(1998), numeral 5, literal f, estableció como misión de la universidad la
búsqueda de soluciones para los problemas urgentes de la humanidad,

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ideales que se tradujeron en cofinanciamientos para innovar sistemas de
producción industrial, formar talentos humanos y auspiciar proyectos de
responsabilidad social. Así, la función social de la universidad implicó
poner el saber al servicio de la sociedad, y sus modos de ejecución pasa-
ron a ser los índices de medición de su pertinencia y calidad (Malagón
Plata, 2006). Intervenir en la sociedad exigió comprender la realidad, lo
que su vez fortaleció la capacidad de investigación científica y tecnoló-
gica de la academia.

En la Ley Orgánica de Educación Superior del Ecuador (LOES) (1998),
este carácter social se organizó como vinculación con la sociedad. En
2000, su significado se adosó al de responsabilidad social universitaria.
En 2008 la LOES remarcó la obligación de la academia de contribuir a
materializar al derecho del buen vivir, en el marco de la interculturalidad,
del respeto a la diversidad y la convivencia armónica con la naturaleza.
De ese modo, este rol llegó a situarse al mismo nivel de la investigación
y la formación (Sánchez y Chávez, 2018). En 2018 se creó la Red Ecua-
toriana Universitaria de Vinculación con la Colectividad (REUVIC), con
el fin de propiciar el acercamiento entre las instituciones de educación
superior, las organizaciones e instituciones públicas o privadas y la so-
ciedad en general y canalizar así la ejecución de programas y proyectos
que contribuyan a la solución de las necesidades sociales.

La LOES también se encargó de normar y evaluar su desempeño. El ar-
tículo 87 dispuso que vinculación constituía un requisito de graduación
que podía ejecutarse mediante prácticas o pasantías, y que debía coordi-
narse con organizaciones comunitarias, empresas, e instituciones públi-
cas y privadas; y el artículo 88 especificó que debían atenderse de forma
prioritaria los sectores rurales y marginados (si la carrera lo permitía),
para lo cual podían crearse centros de atención gratuita. El artículo 107,
llamó a articular la oferta docente y de investigación con actividades de
vinculación para ajustarlas a las necesidades del desarrollo local, regio-
nal y nacional. El Modelo de Evaluación Institucional de Universidades
y Escuelas Politécnicas (Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la

Educación Superior, CACES, 2019) fijó como parámetro de evaluación
la vinculación junto con la docencia, investigación y condiciones insti-
tucionales.

Según Rueda et al. (2020), el 82 % de las universidades ecuatorianas han
incorporado como parte de su estructura organizacional un departamento
que planifica organiza, dirige y controla la vinculación con la sociedad y
han puesto en marcha 20 tipos de actividades como formas de vincula-
ción: 8 destinadas a prácticas preprofesionales y pasantías (seguimiento
a graduados, inserción laboral, movilidad estudiantil y docente, relacio-
nes internacionales, actividades deportivas o ayudantías de investiga-
ción) y las 12 restantes a la acción social, participación en la vida social
y cultural; de ellas 10 son actividades de transferencia de tecnología con
formación continua, servicios a la comunidad, capacitación, consultoría.
El art. 54 del Reglamento de Régimen Académico (2019) norma que los
estudiantes deben cumplir entre 96-144 horas para la vinculación.

El Reglamento General del Sistema de Vinculación con la sociedad de
la Universidad de Cuenca (2015) coordina y evalúa las actividades de
vinculación. En la sección procedimiento para la planificación (2019)
incorpora un aspecto llamativo, la distinción entre tipos de proyectos de
vinculación (art. 7): servicio a la comunidad, generado de acuerdo con
las necesidades de poblaciones vulnerables, resultados de investigación
aplicados a poblaciones vulnerables a través de intervención social, e
intervención de servicio para la investigación.

2.2 La intervención social

Se llama intervención social a las diversas acciones sistemáticas ejecuta-
das por profesionales en interacción con los miembros de un grupo para
actuar sobre la realidad con el fin de modificar situaciones problemáticas
que interfieren en el normal desarrollo de los individuos, grupos o comu-
nidades, reducir o prevenir situaciones de riesgo social y personal o para
contribuir a su desarrollo (Barreiro, 1974; Hernández y Valera 2001).

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En esta tarea, la psicología y la psicología social han venido cumpliendo
un papel relevante en la medida en que, lo explicó Rizzo (2009), se han
cuestionado la forma en que comprendemos los fenómenos psicosociales.
Bajo esa premisa, la intervención psicosocial supone un proceso integral y
constante orientado a acrecentar la capacidad de desarrollo del ser humano
a quien se entiende como parte de un colectivo, por lo cual su accionar se
comprende como un proceso bidireccional e interdependiente en el que se
articulan lo psicológico y lo social-comunitario. Para Mucchielli (1994), los
fenómenos psicosociológicos se entienden y se estudian como construcción
colectiva, de grupos, de personas, y se asume que solo existen por, para y
dentro de la colectividad.

Según Bueno (2005), tres hechos impulsaron la preocupación por lo psico-
social: el cambio social acelerado y la forma en que influye en la interacción
entre el sujeto y su medio social, la aplicación de enfoques específicos a ma-
nifestaciones sociales y el accionar interdisciplinar (educadores, psicólogos,
trabajadores sociales, ingenieros, etc.) como manera eficiente de abordar el
problema social. A ello se suma el hecho de que hemos comprendido que
las problemáticas y necesidades de los seres humanos no solo se pueden
resolver con respuestas asistenciales o económicas, sino al incentivar el de-
sarrollo de las potencialidades y capacidades de los grupos.

La intervención psicosocial, entonces, implica trabajar en la solución de un
problema práctico atendiendo los pensamientos, razonamientos y conductas
del grupo y pretende que los sujetos pueden ejercer control y poder sobre su
ambiente individual y social y de ese modo puedan participar activamente
como miembros empoderados, con capacidad de decisión para proponer
cambios en el entorno social que mejoren el bienestar y calidad de vida del
colectivo. Las propuestas de solución, que provienen de un trabajo inter-
disciplinar, deben ser integrales, entrañan una acción mediadora entre los
usuarios y la estructura institucional, y deben instar la participación activa y
constructiva de los miembros de la comunidad.

Existen dos formas de intervención: la participativa y la dirigida (Montene-

gro, 2001). En la primera, participan activamente interventor y miembros
de la comunidad afectada por un problema particular, estos últimos son in-
terlocutores y actores protagónicos, pues son parte del diseño, ejecución y
evaluación de los programas y acciones. En la segunda, el interventor funge
como experto, idea un plan o estrategia para solucionar un problema par-
ticular guiado por su conocimiento con lo que se convierte en el principal
agente del cambio.

Para afrontar los problemas sociales el profesional debe situarse en el con-
texto específico en el que interviene y echar mano de métodos psicosociales
adecuados para resolverlo. En el momento inicial, lleva a cabo una inves-
tigación psicosocial o evaluación inicial para analizar: (a) la población y
ámbito de intervención, (b) detectar y analizar los fenómenos psicosociales,
y (c) evaluar las necesidades o problemas sociales (Mayo y La France, cit.
por Blanco y Rodríguez, 2007). La planificación, asimismo, debe tomar en
cuenta las dinámicas propias de la comunidad, sus condiciones intrínsecas,
su manera de asimilar factores externos, pues cada comunidad posee “su
propio ritmo, su lenguaje, sus flujos y reflujos de acción y de pasividad”
(Montero, 2004, p. 102). La intervención, explica Montero, no debe suceder
cuando los agentes externos la planifican, sino cuando la comunidad consi-
dera y siente que debe, quiere y puede hacerlas.

Montero (2004) adicionó que cualquier intervención, mucho más aquella
que incluye estudiantes, tiende a dilatarse en el tiempo y ser difícil tanto
para los interventores como para la comunidad porque requiere una serie
de procesos. Los primeros, deben presentarse, conocerse y conocer el lugar,
aprender sus características y dejar que los miembros de la comunidad se fa-
miliaricen con ellos. Es difícil también para la comunidad porque el tiempo
de intervención es limitado. Para suplir el problema, sugiere que los proyec-
tos de psicología comunitaria se articulen con organizaciones comunitarias
o instituciones de trabajo comunitario de tal manera que, al margen de los
plazos académicos, se mantengan el trabajo con la comunidad y sugiere que
la planificación académica brinde espacios para insertar estudiantes en el
proyecto en diferentes etapas, así no se perturbará el ritmo de los proyectos.

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de promoción y
prevención de
derechos de niños,
adolescentes, fami-
lias y comunidades
ya sea de forma
individual o colec-
tiva, con el fin de
promover y prote-
ger los derechos de
los miembros de la
comunidad.

- 46 casos
individuales en
las parroquias
intervenidas con
seguimiento
- 46 informes de
seguimiento de los
casos intervenidos
-71 capacitaciones
globales en
comunidad e
instituciones
educativas
- 19 eventos de
movilización
- 14 procesos de
evaluación de
las actividades
logradas.

- Aplican técnicas
de intervención
breve para
resolución de
conflictos dentro
del sistema familiar
- Ejecutan
planes de
intervención para
el fortalecimiento
de grupos,
organizaciones y
comunidades.
- Generan
planteamientos
frente a los
problemas
relacionados con la
disciplina.
- Aplican técnicas
de intervención
breves para
resolver conflictos
dentro del sistema
familiar.
- Muestra
capacidad en la
toma de decisiones

Primeros Auxilios
Psicológicos

Objetivo:
Brindar atención de
primeros auxilios
psicológicos duran-
te las primeras 72
horas a las perso-
nas que atraviesan
por diversas crisis
como emergencias
y catástrofes.

- 2 equipos de
primeros auxilios
psicológicos
de la Facultad
de Piscología
conformados
- 14 reuniones
de trabajo para
coordinación y
organización con el
equipo.

- Cuentan con
estrategias de
facilitación
de procesos y
habilidades para la
retroalimentación
de procesos.
- Han adquirido
conocimientos
básicos para
la atención de
situaciones de
emergencia y de
facilitación de
procesos.

No se contó
con una entidad
específica pero se
intervino en la zona
6 en articulación
con algunas
entidades como
es la Cruz Roja
Ecuatoriana

3. Vinculación con la sociedad: retos y dilemas de la práctica

Diversas universidades ecuatorianas han considerado que una forma de
cumplir su responsabilidad social es incorporar proyectos de interven-
ción social y servicios comunitarios, de hecho, según la investigación de
Rueda et al. (2020), la acción social junto con servicios a la comunidad
es la actividad más promovida por las universidades ecuatorianas: el 92
%). Ese es precisamente el caso de la Facultad de Psicología de la Uni-
versidad de Cuenca. Describiremos tres informes de estos proyectos (ta-
bla 1), escogidos al azar y desarrollados en el periodo febrero 2018-mar-
zo 2020, pues sus elementos organizan esta reflexión al proporcionar
muestras concretas de la intervención promovidas por una universidad
particular.
Tabla 1. Proyectos de vinculación con la sociedad 2018-2019. Psicología-Universidad

de Cuenca
Proyecto/
Objetivo

Principales resul-
tados del proyecto

Resultados de
aprendizaje

Entidad
Cooperadora

Brigadas de In-
tervención Psico-

social

Objetivo:
Desarrollar proce-
sos de intervención
psicosocial dirigi-
dos a situaciones

- 27 brigadas
de intervención
psicosocial
conformadas
en 7 parroquias
intervenidas
- 94 talleres de
capacitación en
metodologías
participativas
- 27 acercamientos
de las brigadas
a las zonas de
intervención
- 39 planes de
intervención

- Identifican
colectivos y
problemas que
requieren atención
diferencial.
- Poseen amplios
y profundos
conocimientos
psicológicos
teóricos y
prácticos.
- Manejo de
métodos y técnicas
necesarias para
la práctica de
la psicología
en sus distintas
especialidades

- Consejo Cantonal
de Protección de
Derechos de Cañar
- GAD parroquial
de San Bartolomé
- Parroquia El
Tablón

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- 17 jornadas
de capacitación
tanto en PAP
como en procesos
de violencia de
género.
- 112 personas
capacitadas en PAP.
En Azuay 80 y en
Morona Santiago
32
- Activación de
espacios para
el traslado de
estrategias de
manejo emocional
y PAP que
beneficiaron a 280
niños y niñas, 117
docentes y padres
de familia.
- Intervenciones de
PAP a 614 personas
en emergencia,
desastres y
catástrofes.
- 293 informes
de atención en
emergencias
mediante fichas de
abordaje en crisis
en el Consejo de la
Judicatura
- 76
microinformes de
acompañamiento
en crisis.

- Conocimiento
para accionar ante
situaciones de
crisis en el marco
de la violencia de
género.
- Generan procesos
de capacitación
y traslado de
conocimientos en
las comunidades.
- Identifican
contextos de
riesgo y abordan
situaciones de
crisis como proceso
de prevención
de posibles
afectaciones
emocionales a
medianos y largo
plazo.
- Articulan y
fundamentan
su intervención
en informes
de atención en
emergencias.

Grupo de apoyo
y asistencia psico-
social a mujeres
afectadas por la

violencia
Objetivo:
- Generar empode-
ramiento en mu-
jeres víctimas de
violencia de género
para mejorar su
calidad de vida, a
través de la con-
formación de un
grupo de apoyo

- Brigadas de
estudiantes
conformados
- 7 acercamientos
a las zonas de
intervención
- 2 grupos de apoyo
conformados en la
comunidad
- 2 talleres de
identificación
de tipos de
violencia en las 2
comunidades
- 2 informes de
violencia de las
comunidades
- 20 talleres de
sensibilización de
la violencia en las
comunidades
- 2 jornadas
vacacionales
con enfoque
de derechos y
10 jornadas de
actividades con
niños, niñas y
adolescentes en el
cantón Sevilla de
Oro y Patapamba
- Acompañamiento
a 3 parroquias del
cantón Sevilla
de Oro y 1 en la
comunidad de
Patapamba en Turi

- Hábil manejo
de los métodos y
técnicas necesarias
para la práctica
de la psicología
en sus distintas
especialidades
- Ejecuta planes de
intervención para
el fortalecimiento
de grupos,
organizaciones y
comunidades
- Poseedor
de amplios
conocimientos
psicológicos
teóricos y prácticos
- Genera
planteamientos
y soluciones
innovadoras frente
a los problemas
relacionados con la
disciplina
- Muestra la
capacidad de toma
de decisiones
- Analizan el
contexto de
los grupos de
apoyo, elaboran
planificaciones y
ejecutan talleres
con metodologías
participativas con
enfoque de género.

- Consejo Cantonal
de Protección
de Derechos de
Sevilla de Oro
- GAD parroquial
de Turi

Fuente: Autoras

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201200

Abordemos el análisis en dos subaspectos que nos conducen a los proble-
mas planteados para este estudio: (a) cómo se delinea la relación vincula-
ción/investigación desde el ejercicio, y (b) los diversos desafíos que deben
sortear los actores de la vinculación para ligar su práctica con los procesos
exigidos a los actores de la investigación.

3.1. Vinculación e intervención social: lecciones del ejercicio

Los informes de vinculación son valiosos porque refractan lo que la univer-
sidad espera de la práctica, si se han cumplido los objetivos, al tiempo que
sintetiza los aportes que, a juicio de los interventores, resultan primordiales.
En ese insumo, lo primero que destacamos es que los objetivos del proyecto
no se ligan de forma directa con actividades de investigación, sino con pro-
puestas centradas básicamente en la intervención: generar empoderamiento
en mujeres víctimas de violencia de género, brindar atención de primeros
auxilios psicológicos durante las primeras 72 horas posteriores a un evento
catastrófico, y promover y prevenir afectaciones a los derechos de niños,
adolescentes, familias y comunidades
. Este carácter se corrobora al leer los
resultados del proyecto: talleres de intervención o sociabilización, confor-
mación de brigadas, informes de atención. En un único caso se aprecian
talleres para identificar tipos de violencia, es decir, actividades de investi-
gación. Igual ocurre al enfocamos en los resultados de aprendizaje: ampliar
los conocimientos en la rama, manejar métodos y técnicas para resolver
problemas, ejecutar planes de intervención, habilidades para procesos de
capacitación y para estudiar contextos, y la capacidad de tomar decisio-
nes
. Solo en una ocasión se resalta que los estudiantes planteen soluciones
innovadoras frente a problemas.

Resumiendo, la generalidad de los aspectos enunciados implica competen-
cias para aplicar saberes: manejar técnicas o métodos, identificar grupos
según sus necesidades psicológicas, analizar situaciones. Es decir, la vin-
culación es vista como un ejercicio docente, con una tibia relación vincu-
lación/investigación, esta última ocurre sobre todo en los momentos ger-
minales del proceso (Montero 2004). Esta observación coincide con la de

Vera Ugalde (2020) para quien la vinculación se maneja como una labor de
docencia, como un medio para adquirir ciertos aprendizajes. Para Rueda et
al. (2020), al relacionarse de forma exclusiva con resultados de aprendizaje
evita adquirir competencias que rebasen el plano académico. A nuestro jui-
cio, esta práctica promovida por los formatos de los informes, se convierte
en hábito y naturaliza la idea de vinculación como dispositivo docente y
excluye usos más ambiciosos como la investigación.

3.2. Investigar desde la vinculación

El Manual de Procedimiento para la planificación (2019) de vinculación
con la sociedad de la Universidad de Cuenca promovió para el periodo lec-
tivo 2020 tres tipos de procesos de vinculación, uno de ellos insta una rela-
ción directa vinculación con investigación. Para ello, la ley requiere com-
plementarse con otras acciones.

Para entender lo dicho, hay que pensar en el valor asignado al conocimiento
proveniente de una intervención. Para ciertas perspectivas, ese conocimien-
to es el producto de una investigación aplicada, es decir, es el empleo de un
conocimiento proveniente de un saber científico preexistente, esto es, una
forma secundaria de conocimiento (Gooday, 2012). Valdés (s. f.) consideró
que más que una jerarquía de saberes, la investigación social aplicada po-
see una naturaleza diferente puesto que no busca la generación de conoci-
miento, sino mejorar la intervención social. Y Gooday (2012), creyó que la
ciencia aplicada “could exists independently of pure science by historically
preceding it” (p. 542), por tanto, inferimos, el conocimiento devenido sería
de primer orden, ya que sería la base para la formación de las teorías, de la
ciencia “pura”.

En este mismo sentido, Bocco (2009) prefirió diferenciar entre ciencia
aplicada y aplicabilidad de una disciplina y considera que toda disciplina
ofrece datos y conocimientos potencialmente aplicables a problemas reales,
muchas veces incluso sin que el autor tenga la intención de hacerlo. Gib-
bons et al. (1994) diferenciaron entre modos de conocimiento 1 y 2, el pri-

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mero es como el motor disciplinario, y el segundo, el modo de aplicación,
el conocimiento que busca ser percibido como útil, orientado a resultados.
Esta diferencia conlleva pensar el saber tensionado por las fuerzas internas
y las fuerzas externas, las expectativas provenientes de la sociedad y las de
los actores no académicos.

En el campo de la psicología social, Sánchez Vidal (2002) indicó que exis-
ten autores que jerarquizan la aplicación a la teoría aduciendo que el primer
paso para su solucionar un problema social es entenderlo y que se aprende
en contacto directo: las reglas se elaboran en la práctica, no la preexisten
(Feyerabend, 1982), y si los interventores se limitaran a aplicar lo que vali-
dado científicamente, su papel quedaría reducido al de meros técnicos, in-
capaces de hallar un enfoque flexible de resolución de problemas sociales.
Otros subordinan la teoría a la práctica con el sofisma de Habermas: la teoría
es autónoma, se basta como racionalidad práctica a sí misma y se va confi-
gurando en función de los casos particulares. La idea de que un determinado
enfoque científico soluciona problemas psicológicos prácticos sería ingenua
y simplista, el interventor debe desarrollar y emplear modelos conceptua-
les generales
que trasciendan problemas concretos si ambicionan impactar
positivamente y a largo plazo. Una tercera posición reivindica que teoría/
práctica son una misma totalidad, así que tendría tan poco sentido hablar de
psicología social como una aplicación. Según Rodin (Sánchez Vidal, 2002),
la investigación aplicada es un terreno idóneo para desarrollar y verificar
de teorías psicosociales y un instrumento para resolver problemas sociales.

En la práctica, esta oposición teoría/práctica supone un desafío para los
investigadores de la intervención social porque, lo explica Sánchez Vidal
(2002), la aplicabilidad podría ser imputada por falta de legitimidad cien-
tífica, por ser subjetiva y neutral, lo que a su vez podría dar lugar a que el
investigador orille los aspectos «blandos», discutibles y no objetivos como
valores y significados sociales, subjetividad, etc., de su práctica. En segunda
instancia, los investigadores podrían verse obligados a justificar y a resaltar
la naturaleza de sus conclusiones que podrían parecer como menos sugeren-
tes, de impacto meramente local o de bajo impacto.

Arocena y Sutz (2001) explicaron el problema mediante el pulso entre
pertenencia y relevancia que afronta el investigador: pertenecer al mun-
do científico mediante la publicación en revistas indexadas, interesadas
en temas más globales, y ofrecer investigaciones con temas netamente
locales, menos generalizantes, menos atractivos para las revistas por su
aparente bajo impacto. García Cuevas (2020) mostró que las evaluacio-
nes de las revistas científicas en función del factor de impacto y los ran-
kings tradicionales infravaloran la vinculación universidad-sociedad.

Además, hay que destacar que en piscología social se considera que la
aplicación es distinta del ejercicio intelectual teórico o científico (Sán-
chez Vidal, 2002). La empresa científica requiere habilidades técnicas,
valores, metas; en tanto la intervención implica capacidades positivas
y poder de activación y manejo de grupos, buena capacidad de comu-
nicación, crear sentimientos de respeto y confianza, ciertas destrezas
políticas como identificar los resortes del poder. Para el científico las
teorías son siempre hipótesis provisionales y perfectibles, mientras que
el practicante son datos ciertos. Para Deutsch (1980), el científico busca
verdades duraderas y se rige por estándares de verificación, en tanto
que el practicante busca verdades útiles y se rige por la efectividad. El
científico tiene una perspectiva temporal de largo plazo, se mueve en un
espacio abstracto, mientras que la del practicante es más inmediata, más
concreta. Las dos orientaciones no están enfrentadas, pero podrían estar-
lo en determinadas circunstancias.

Esta diferencia entre las dos actividades se vislumbra mejor si enfoca-
mos los resultados de la intervención. En varios casos es difícil saber
si los cambios observados se atribuyen realmente a la intervención so-
cial (cuando se trata de variables psicosociales o psicológicas), o que no
siempre se puedan medir u observar determinadas conductas (Valdés, s.
f.). A ello se suma que no existe un concepto unívoco de evaluación de
impacto de la intervención (Valdés, s. f.), que la medida del éxito podría
ser relativa y depender de la perspectiva del estudio, si al peso de la inter-
vención (la política o método empleado, la acción de los interventores)

Revista Pucara, N.º 32 (187-209), 2022 Investigar desde vinculación con la sociedad: dilemas y retos de la intervención social

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o a las acciones de los participantes (Montenegro, 2002). En cambio, la
investigación exige medición o cuantificación de los efectos observados,
resultados concretos, verificables, menos prestos a la subjetividad de los
procesos, lo que requiere otros márgenes de tiempo, otra metodología de
medición.

Un tercer aspecto tiene que ver con las competencias de los sujetos para
intervenir y para investigar, competencias que requieren un aprendiza-
je sistemático. Ya hemos señalado que estamos ante dos procesos di-
ferentes: ser interventor no equivale a ser investigador y viceversa, así
que sería peligroso dar por hecho que un interventor puede investigar
y viceversa. Para Tornimbeni (2011), las competencias de un investi-
gador en psicología son: autorregula sus emociones, percibe estímulos
novedosos, actitud crítica, comunicación eficaz, pensamiento analítico,
experticia para utilizar y ampliar los conocimientos básicos operativos,
pensamiento sistémico, conocimiento de metodologías y tratamiento de
datos, competencias que no siempre posee un interventor.

Otro problema es que, infortunadamente, el país posee poca cultura de
investigación. Si bien las políticas gubernamentales en el ámbito de la
educación y de la ciencia han buscado mejorar la producción científica
y han creado leyes para fomentar, financiar y regular la investigación,
los resultados son muy pobres (Castillo y Powell, 2019): el país en 1019
registró 2554 investigadores acreditados activos, especialmente en las
áreas de ciencias de la vida y las ingenierías con 595; la mitad de las ins-
tituciones cuenta con 14 o menos investigadores (Zambrano Mendoza,
2019).

Esta situación ocurre porque, lo explicó Zambrano Mendoza (2019), las
universidades del país continúan privilegiando el modelo de docencia en
desmedro del modelo investigación. Samaniego (2016) consideró que
hay tres factores que impiden una adecuada formación en investigación:
la desconexión con la realidad de la investigación, la falta de inmersión
en la actividad investigativa, y la necesidad de un contexto que vuel-

va significativo tal aprendizaje. Esto último se corrobora con el ideario
de las teorías socioculturales que consideran que el aprendizaje ocurre
cuando las personas forman parte de las actividades de su comunidad.
Ciocca y Delgado (2017) apuntaron que diversos factores limitan el au-
mento de investigadores: falta de normativas para implementar la carrera
del investigador, salarios inadecuados, inestabilidad laboral y falta de
recursos. En consecuencia, estimular la relación vinculación/investiga-
ción exige un proceso que depure estructuras acarreadas por el modelo
de universidad profesionalizante.

3. Ideas finales: retos de la investigación y la vinculación

La novísima misión de la academia, la vinculación, requiere articularse
eficientemente con la función de investigación, para lo cual, como sos-
tiene el CACES (2020), se debe pensar conceptualmente su papel y así
mantener coherencia entre la conceptualización, la normativa, la imple-
mentación y la evaluación. Este artículo propone varios retos pendientes.
El primero es revisar la forma en que se llevan a cabo ciertas prácticas de
vinculación, en las que predomina una relación con la docencia. El se-
gundo reto es luchar contra el sistema de publicaciones y contra supues-
tos epistemológicos e ideológicos que infravaloran la ciencia aplicada.
El tercer reto es terminar de dar forma a esa cultura de la investigación,
de modo que se multiplique el personal capaz de poner en marcha, desde
sus competencias, proyectos de investigación. En definitiva, la academia
debe clarificar ese conocimiento parcial (Rueda et al., 2020) sobre la
naturaleza de las actividades de vinculación y, agregamos aquí, sobre
los procesos de gestión de la práctica. La vinculación requiere cambios
integrales para articularse con la investigación.

Revista Pucara, N.º 32 (187-209), 2022 Investigar desde vinculación con la sociedad: dilemas y retos de la intervención social

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