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Ser editora en Guayaquil y no morir en el intento
Being an editor in Guayaquil and not die trying

Ser editor em Guayaquil e não morrer na tentativa

María Paulina Briones Layana
Universidad de Las Artes

paulina.briones@uartes.edu.ec

Resumen. Este trabajo es una indagación personal sobre la edición en
Guayaquil, que recoge testimonios y datos sobre un campo que ha
dado poco espacio a la producción independiente y autogestionada, y
que apunta directamente a la figura institucional de la Casa de la
Cultura Núcleo del Guayas como principal eje de publicaciones para
escritores locales y nacionales. La construcción de una memoria
íntima es la línea que cohesiona esta investigación que evidencia el
caso de la editorial Cadáver exquisito como proyecto unipersonal para
pensar en lo que implica ser editora, la forma en que se desarrolla un
catálogo, y las relaciones de tensión frente a las instancias públicas en
donde se gestan las políticas editoriales del Ecuador.

Palabras clave: campo editorial, memorias, mujer editora, políticas
públicas

Abstract. This work is a personal inquiry into publishing in
Guayaquil, which collects testimonies and data on a field that has
given little space to independent and self-managed production, and
which points directly to the institutional figure of the Casa de la
Cultura Núcleo del Guayas as the main axis of publications for local
and national writers. The construction of an intimate memory is the
line that unites this research that evidences the case of the publishing
house Cadáver exquisito as a unipersonal project that allows us to think
about what it means to be an editor, the way in which a catalog is
developed, and the tense relations between public instances and private
practices where the editorial policies of Ecuador are developed.

Keywords: publishing field, memories, female editor, public policies


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Resumo. Este trabalho é um inquérito pessoal à publicação em
Guayaquil, que recolhe testemunhos e dados sobre um campo que tem
dado pouco espaço à produção independente e auto-gerida, e que
aponta diretamente para a figura institucional da Casa de la Cultura del
Guayas como o principal eixo de publicações para escritores locais e
nacionais. A construção de uma memória íntima é a linha que une esta
investigação que evidencia o caso da editora Cadáver e exquisito como
um projeto de uma pessoa só para pensar sobre o que significa ser
editor, a forma como um catálogo é desenvolvido, e as relações de
tensão em frente aos casos públicos onde se desenvolvem as políticas
editoriais do Equador.

Palavras-chave: campo editorial, memórias, editora, políticas
públicas

Recibido: 15.12.2022 Aceptado: 23.12.2022



La vida debe ser comprendida hacia
atrás. Pero debe ser vivida hacia delante

SOREN KIERKEGAARD


Empecé a ser editora sin saber lo que hacía, por pura intuición, después
de haber emprendido una maestría en la materia, pero sin la
consciencia suficiente para entender lo que me proponía. Con pura
intuición, quiero decir, esa sensación de que lo que se está gestando
tiene alguna importancia, sin poder realmente determinar en qué radica
lo importante. La verdad es que me sobrepasaba la tarea y no podía
ser diferente. Yo nací en una ciudad que, como muchas del Ecuador,


14 https://matavilela.blogspot.com/p/quienes-somos_14.html

tenía poquísimas librerías y, como dice un texto de Daniel Lucas,
editor de la revista Matavilela14, un país que no ama la lectura. Estos
dos hechos ya condicionan la posibilidad de hacer una carrera de
Letras o convertirte en editora.

La memoria me obliga a recordar que mientras hacía mi carrera de
Letras jamás pensé en que la edición era algo que me interesara. La
lectura siempre, pero la materialidad de ella no era algo en lo que había
pensado. Aquí debo señalar que la orientación de las licenciaturas de
Literatura de los noventa en el Ecuador, y en Guayaquil, nada tenían
que ver con el campo literario, concebido como lo expresa Pierre
Bordieu15, es decir, “como un espacio social de relaciones donde se
produce aquello que una sociedad define como literatura”. La cuestión
iba por otro lado, tal vez los horizontes de la ficción, por ejemplo, o la
posibilidad de la docencia, dos aproximaciones, también valiosas.

Sin embargo, pensar en el campo literario implica evidenciar a la
edición como parte de él y asumir los poderes que lo constituyen, en
lo económico, en lo político, de modo que aparecen dentro de él dos
“principios de organización jerárquica de posiciones: por un lado, una
jerarquización interna en donde aparecen los intereses puros literarios,
que organizan las posiciones en función de esos intereses y del éxito
entre iguales, entre los del oficio”. Se trata del espacio de los escritores,
por ejemplo, en donde prima la lógica del reconocimiento interno. El
otro principio es de jerarquización externa, que tiende a organizar el
campo en torno a intereses análogos al del campo económico o
político. “Este principio plenamente en vigor en el campo del poder en
general, cuando actúa en el campo literario lo jerarquiza mediante
posiciones definidas por el éxito comercial, notoriedad pública, en
donde prima la lógica del reconocimiento externo”. Esto implica que
lo que se llama gran escritor o escritora no lo sea sólo por razones
literarias.

15 Hay que recordar que el sociólogo francés tuvo una amplia experiencia
como editor en Les Éditions de Minuit. En esta empresa dirigió la colección Les sense
commun, posteriormente fundó la editorial Raisons d´agir.


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Como sugiere Anton Figueroa en “La noción del campo literario y las
relaciones literarias internacionales”, el campo literario es una red de
relaciones establecidas entre posiciones definidas por el capital
simbólico. Esto quiere decir: obras, nuevas temáticas, géneros, o
también manifiestos, publicaciones críticas. Y este campo literario
evoluciona históricamente en función de estrategias literarias. Por lo
tanto, los valores de la literatura son mutables, y no necesariamente
por razones estéticas.

Mirar al pasado

Vuelvo a mi toma de consciencia. Todo lo dicho antes es un acto
consciente desde el presente. Pero vuelvo a un momento anterior a esta
consciencia. Empiezo a concebir mi editorial, Cadáver exquisito,
mucho antes de que nazca en 2012. Este año cumplimos ella y yo 10
años. Tengo claro, en esa época, que no puede haber homogeneidad en
ella, y de esta idea tomo su nombre, guiada absolutamente por mi
orientación de lecturas, por mi asombro ante las vanguardias. Quiero
una editorial que sea disímil, que se constituya de una manera diversa
y que su catálogo lo muestre. Defino mis sellos siempre en
colaboración con mi cotidianidad, que es mi círculo de afectos. Mi
amigo Fabían Mosquera16, poeta y amante del cine conversa una noche
conmigo y hablamos de una película de Saura que nos encanta: Cría
Cuervos
. Él sugiere que sería un gran nombre para una colección de
poesía. Estamos de acuerdo. Luego, yo misma pienso en la novela rollo
chino de la que habló alguna vez Cortázar, en Rayuela, y creo que le
vendría bien a la serie de novela: unas cajas chinas parecidas a las
matrioskas y me fascino. Tengo una tía música que estudió en Rusia y
me traía de regalo matrioskas que yo colocaba abiertas en una repisa
en donde ordenaba mis juguetes. Cuando pienso esto se me ocurre en
cómo sustituimos unas cosas por otras. Solo conservo dos matrioskas,
no las que me regaló mi tía, y más bien pienso ya en Cajas chinas la
serie en que he publicado más de 12 novelas. Entonces me digo a mí


16 Escritor y académico ecuatoriano colombiano. Estudio en la Universidad

Católica Periodismo Cultural, y en la Universidad de Pittsburgh, Lenguas Hispánicas;
en la Universidad Pompeu Fabra, Pensamiento contemporáneo.

misma que mis objetos favoritos y mis juegos también están urdidos
en esta editorial, y que el futuro se presagia desde la infancia.

A pesar de tener definidos los sellos que compondrán mi cadáver
exquisito no tengo nada para publicar. Un encuentro fortuito en una
feria del libro en Quito, con Gabriela Alemán, definen el proyecto. Le
cuento a Gaby que estoy creando una editorial y ella me dice que tiene
un texto que han editado en Colombia, pero que acá no ha circulado, y
que si lo quiero. No puedo creerlo. Un texto de mi autora ecuatoriana
favorita. Le debo todo a Álbum de familia, porque sin ese título no
habría podido publicar los tres textos siguientes: Historia sucia de
Guayaquil
de Francisco Santana, L. A. Monstruo de Andrea Crespo y
Matrioskas de Marcela Ribadeneira. Escribiendo este nombre para
este trabajo (Matrioskas) que presento aquí reparo en esto. Aparecen
otra vez las muñecas rusas y esto no es azar.

Esta primera producción de libros de Cadáver exquisito me muestra el
camino de la editorial autogestionada. Debo vender cada título para
avanzar con el siguiente. Es la única manera. Y ese será mi modelo de
gestión. Modelo que se rompe con todos los avatares que implica ser
editora en Guayaquil. Uno de ellos, podría ser, buscar una imprenta.
Los primeros libros de Cadáver se imprimen con un impresor que me
entregó la mitad de ellos al revés. Pese al error el impresor se niega a
reconocer que debe corregir la entrega. Disputas, amenazas, y luego
acuerdos. Así también se puede hacer libros.

Lo público

Aproximadamente en 2012, el Estado empieza a entregar fondos
concursables para la edición. En ese momento no puedo participar en
estas convocatorias porque dirijo el Sistema Nacional de Biblioteca
SINAB17, pero para mayo de 2015, estoy libre. Entre esta fecha y hasta
este año, es decir, durante 7 años participo en las convocatorias

17 El Sistema Nacional de Bibliotecas, SINAB, se creó en el gobierno de
León Febres-Cordero y el ministro de Educación Augusto Espinosa, ordena su
liquidación en febrero de 2014. Hasta hoy el Ecuador no tiene un Sistema Nacional de
Bibliotecas.


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públicas, pero pierdo siempre, excepto este año. Por primera vez gano
gracias a la colaboración de Andrea Crespo18, porque postulo con su
hermosa novela Los cielos de marzo. Pero, además, se encarga ella de
hacer seguimiento del proceso. Durante todo este tiempo veía cómo
mi catálogo se construía lentamente por falta de recursos mientras
otras editoriales ganaban esos fondos, y sus catálogos crecían mucho
más rápido. Al mismo tiempo, mi observación me llevaba a reflexionar
cómo cuando se ganan unos fondos públicos las editoriales tienden a
ralentizar sus procesos de distribución y ventas. Esto porque
desaparecen las urgencias. Urgencias es una palabra que define el
trabajo editorial desde Guayaquil.

Hay mucho más que no se puede dejar de decir. Cuando le cuento a un
grupo de amigas lo que quiero hacer, ellas: Cristina Santacruz y Silvia
Buendía, me dicen que cuánto dinero necesito. Yo no sé todavía de
muchos cálculos, pero recuerdo mi clase de economía editorial, así que
lanzo una cantidad un poco sabiendo y un poco sin saber. Cada una me
presta 600 dólares. Un año después ya les he devuelto su dinero. Ellas
no esperaban ninguna devolución, vale decirlo públicamente.

Todo esto me lleva a preguntarme si mi editorial es independiente. Hoy
prefiero la etiqueta de autogestionada.

El año 2012 también fue crucial para todas las editoriales
independientes de Ecuador. Más o menos en esa época la editorial
Planeta abandona su fuerte presencia en el país. Un hecho que habla
sobre nuestro pequeño mercado editorial, por un lado, y por otro sobre
las oportunidades para las editoriales que empiezan a crear proyectos
para publicar a autores locales. Este es el punto de inflexión para
comenzar a hablar de una ligera bibliodiversidad, además generada
porque el Sistema Nacional de Bibliotecas, luego de un censo nacional
de bibliotecas, empieza a adquirir libros para las bibliotecas. El fondo
editorial de estas bibliotecas públicas llegaba hasta principios del siglo
XXI y era necesario actualizarlo. De esta forma además se conectaba


18 Poeta y narradora Guayaquileña autora de L. A. Monstruo, Registro de la

Habitada (Premio Aurelio Espinosa Pólit) y Libro Hémbrico (Premio David
Ledesma).

la producción editorial naciente con el acceso a los libros dese las
bibliotecas públicas. Todo esto hasta que, en febrero de 2014, el
ministro Espinosa ordenó el cierre de SINAB. Hasta hoy somos un
país sin Sistema Nacional de Bibliotecas. Existen bibliotecas, pero no
hay sistema. De ahí el título del artículo de Daniel Lucas que señalé al
empezar: “El país que no amaba la lectura”.

Editar desde Guayaquil

Editar en Guayaquil, pensar en la edición desde Guayaquil supone un
problema, como habrán notado, metodológico y afectivo. Desde dónde
pensar el trabajo de la edición y con qué herramientas, qué archivos
consultar, desde qué óptica enfocar una investigación, ¿será desde lo
público, o pensamos en la edición independiente?, ¿pensamos en la
prensa como la primera o el primer contenedor de textos de otros textos
que más adelante serán separatas y posteriormente libros? Esa es una
observación desde mi aproximación al maravilloso archivo de diario
El Telégrafo que reposa en la biblioteca más hermosa de Guayaquil, la
biblioteca de la Universidad de Las Artes en donde trabajo.

¿Valdrá la pena hablar del material producido durante las dictaduras
militares, los panfletos, por ejemplo, como cuerpos cartográficos al
momento de trazar unas líneas de recorrido de una labor que sigue
haciéndose en Ecuador, salvo honrosas excepciones, de manera
doméstica y no profesional?, y por otro lado, ¿se podrá celebrar que
siga siendo doméstica, en la medida en que se niega a sí misma a entrar
en un mercado? Como verán hay tantas preguntas que me hago hoy.
Es posible que los cuestionamientos no hayan empezado cuando creé
Cadáver exquisito, sino cuando comencé a dar clases de edición en la
Universidad. Sí, porque la carrera de Literatura planteaba un itinerario
de Edición. Es la primera universidad pública de este país que
contempla esta posibilidad. Entonces, como nadie más tenía una
titulación en este campo, me entregaron la cátedra sin otras resistencias
porque lo que se quiere enseñar en una carrera de Letras es eso:


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Literatura. La edición no se ve como Literatura, aunque también lo es
y por otro lado, también constituye un campo autónoma a la Literatura.
La edición es una forma de escritura, una forma de hacer circular las
ideas y lo que se concibe como Literatura está siempre acompañado de
una materialidad, cualquier que esta fuera, ya sea digital o física. De
hecho, concebir a la Literatura de una manera pura es casi
inconcebible. La edición también puede llegar a ser creación. Todo
esto suena bien, pero sé que mis primeras clases de edición tienen que
haber sido desastrosas, en parte. Pero también sé que fueron
alimentando la curiosidad y la mirada hacia esta gran posibilidad de
comunicación y de creación que es la Edición. Paralelamente a esto
propongo una feria de editoriales independientes desde la carrera de
Literatura de la Universidad. Este año ese encuentro celebró ocho
ediciones, y se renovó totalmente gracias a la persistencia de Andrés
Landázuri, la colaboración de Fernando Montenegro y la dirección de
Camila Corral Escudero, que con su conocimiento y entusiasmo logró
rescatar algo que yo creía que estaba perdido.

Como verán todo se urde, se va fraguando desde lo privado hasta lo
público, desde una editorial y la pequeña librería que tengo en la sala
de mi casa, hasta la universidad. Justamente el stand de la feria del
libro de Cuenca de este momento nos permitió juntar a Cadáver
exquisito, la editorial de la U. de Las Artes, a un miembro de La
colectiva de Guayaquil, Martín Alvarenga con sus libros usados, a las
editoriales Fondo de Animal y Manzana Bomb de Isabel Mármol
diseñadora y Ernesto Carrión, escritor, y al fondo de libros usados de
los estudiantes de Literatura de la U. Artes que han llegado hasta este
encuentro como yo llegué a él cuando estudiaba Literatura motivada
por mis profesoras entusiastas, en un gesto poco probable en
Guayaquil. Porque todo esto que les he contado no ocurrió en otra
ciudad del Ecuador sino en Guayaquil, la ciudad con mayores muestras
de inequidad social de este país, en donde los esteros son oscuros y
sostienen casas de madera y zinc, en donde las fiebres son cuestiones
de todos los días, en donde los sicariatos son comunes y parecería que
nos hemos acostumbrados a ellos. En esta ciudad, en la misma ciudad,
también hay espacio para el asombro, uno que todavía puede hacernos
pensar en el futuro.

Uno de los errores más comunes es creer que se empieza de cero, pero
a veces podemos ratificarnos en el error. Antes de mí no hay nada. O
hubo algo. Para empezar a levantar esta memoria, Marcelo Báez,
escritor, compañero de carrera y editor, me ha autorizado para
nombrarlo fuente de este trabajo. Recurro a él porque en 1995 creó
Manglar editores. Desde lo público no puedo dejar de señalar a la Casa
de la Cultura Núcleo del Guayas como una entidad que entra en este
engranaje de la edición. Claramente. Marcelo señala que el presidente
que más publicaciones hizo fue ese gran poeta Rafael Díaz Ycaza, eso
en los 70, y luego en los 90, Miguel Donoso Pareja, pero de una manera
muy desordenada.

Sobre Manglar, su sello, me cuenta que lo emprende con Dalton
Osorno, poeta guayaquileño, y publican el emblemático premio Ismael
Pérez Pazmiño de poesía, por los 75 años de Diario El Universo.

Le recuerdo yo, a Marcelo, que el Municipio de Guayaquil también
tuvo un programa editorial durante la administración de Jaime Nebot,
llevado por Javier Vásconez, y Baez me recuerda que los libros eran
muy parecidos a los de la editorial española Pre textos y también que
los prólogos fueron hechos por personas que no necesariamente
estaban ligadas a la ciudad. Elemento por decirlo de alguna manera
“dudoso” que abordaré en algún momento.

Quiero volver a la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas solo para
mencionar la colección Letras para el pueblo, o la colección La rosa
de los vientos
para poesía con un formato alargado poco usual en
donde iban apareciendo los exponentes de la poesía local. Dos intentos
democratizadores de lectura, y por otro lado, la revista Cuadernos del
Guayas.

Hay otra fuente que debo señalar para este recorrido y es el de Miguel
Donoso Gutiérrez que me dice que empieza su editorial Imaginaria a
finales de la década de los noventa (1998), con la publicación de
Sentidos opuestos de Leticia Loor, Precisando el sentido de Martha
Chávez y el tercero La muerte de Tyrone Power en el monumental de
Barcelona
(1997) de Miguel Donoso Pareja. Hago un pequeño
paréntesis acá para señalar un dato de nuestro gran escritor. Donoso


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Pareja, en 1963, fue el jefe de recaudación de fondos de un folletín o
semanario del Partido Comunista de Guayaquil que se llama El pueblo.
Podríamos trazar una línea de investigación también sobre estas
publicaciones periódicas como las revistas literarias, y políticas de la
ciudad. En Guayaquil a principios del s. XX había más de 5 o 6 revistas
circulando, con la participación de mujeres. Otro filón más que empecé
a investigar a propósito de la figura de la poeta Dolores Sucre (Poesía,
1914), y las mujeres del círculo modernista y que me lleva a verificar
que existieron algunas que además de escritoras eran editoras como
Zoila Ugarte de Landívar, más conocida como Zarelía (1864-1969).

Cuando le digo a Marcelo que puede que sea el primer editor
independiente de Guayaquil me dice: “Yo sólo soy un pequeño
facilitador editorial. Nunca llegaré a ser editor”. Le digo que no es
cierto. Manglares editores, me dice Marcelo: “fue una quijotada en la
que participó Dalton Osorno. “Nuestro lema era Contra la tala de la
palabra.
Nuestra idea era hacer un contrapeso a la tradición editorial
de la Sierra”. Después de este período, Báez, junta sus esfuerzos con
Xavier Oquendo en un intento de unir sierra y costa. Publican valiosos
títulos, pero tienen diferencias conceptuales y acota: “Nuestro sello se
dividió. Por un lado, El ángel editor y por otro Báez editores. En este
sello se publicaron más de 30 títulos, entre ellos Bumerán de Gilda
Holst, Cuerpos guardados de Maritza Cino, Dice que no sabe de
Carolina Portaluppi, La cabeza del náufrago de Miguel Donoso
Pareja, la novela Frágiles de Carolina Andrade, y Eses fatales de Sonia
Manzano. De este período Marcelo cree que el libro más logrado que
publicó fue El escote de lo oculto (2000), una antología del relato
prohibido ecuatoriano

Bajo el sello Manglar se publicaron: Plumas de Carlos Béjar Portilla,
Beberás de estas aguas de Ángel Emilio Hidalgo, El libro del sosiego
de Luis Carlos Mussó, El encanto de los bordes de Edgar Allan García,
Vida póstuma de Jorge Martillo, Más allá del agua de Sara Vanegas,
En este mundo gris lleno de ratas de Rubén Darío Buitrón, Un puma
tras las rejas
de Eduardo Carrión, y Visión de Ciudad de Dalton
Osorno. La publicación que tal vez llena de más orgullo a esta editorial
es la primera edición de La luna nómada de Leonardo Valencia con un
posfacio de Wilfrido Corral.

Miguel Donoso Gutiérrez cree que la primera editorial independiente
de Guayaquil fue la que él creo con su padre. Justamente editorial
Imaginaria
. Donoso precisa “después en Quito, Edwin Madrid sacó
una revista que se llamaba Línea Imaginaria”.

En un texto de Diario El telégrafo del 28 de abril de 2014 se publicó
un reportaje en Cartón Piedra, titulado, “Báez, facilitador editorial”.
En él, Báez explica que la tendencia es tener un logotipo, pero sin una
oficina de respaldo, sin una bodega, sin una estructura empresarial y
casi siempre sin tener una marca registrada en el Ministerio de
Industrias. Entre otras cosas Marcelo habla sobre Imaginaria, la
primera editorial independiente de Guayaquil, y señala que toda
editorial es imaginaria y dice: “Imaginamos que hay lectores, y que la
liquidación trimestral de las librerías va a ser positiva, imaginamos que
la proyección internacional es posible, imaginamos que la prensa va a
hacerse eco de nuestras publicaciones”.

En la construcción de esta memoria, que no espera ser la última palabra
sobre el tema, se irán incorporando otras miradas y voces. Guayaquil,
mi ciudad, tan enorme y opresiva, tan plana, guarda misterios que han
quedado grabados en algunas publicaciones. Creo que seguir la pista,
el recorrido, la génesis de la publicación de algunos libros podría abrir
umbrales.

Si este recuento tiene un corte entre los noventa y el 2022. ¿Qué pasó
antes? ¿Cómo llegaron a publicar las escritoras emblemáticas de la
ciudad como Gilda Holst, Livina Santos, Marcela Vintimilla, y Liliana
Miraglia. Alguna de ellas me comentó que cuando vio la forma en que
uno de sus libros fue editado intentó comprar todos los ejemplares.
Estas cuatro autoras publicaron sus primeros libros como talleristas de
Miguel Donoso Pareja, pero luego también en otros sellos de la capital.
En 2020, publiqué la Obra completa de Gilda Holst, un proyecto en el
que participaron varias personas: lectores, académicos, escritores.
Además, ya de la mano de la nueva imagen de la editorial creada por
María Mercedes Salgado. Es posible que este sea el libro más valioso
que haya hecho. En estos momentos estoy en una fase de pensar en la
reimpresión de los títulos de mi catálogo. No quiero que pase lo mismo


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que ocurría con las ediciones que se quedaban en un primer tiraje y ya
nunca más volvían a circular.

Editar en Guayaquil también ha sido para mi la posibilidad de
convertirme en librera, y durante varios años yo misma llevaba y
cargaba mis libros para exhibirlos en ferias, por ejemplo, hoy puedo
tener ayuda como hoy, que mientras estoy acá, Aniris Sabagay, alumna
de la universidad de Las Artes se hace cargo del stand de Cadáver
exquisito. Después de 10 años he vuelto a repensar mi catálogo en el
que he publicado a escritores y escritoras valiosas de Ecuador, a la que
se han juntado las voces de Lina Meruane y Edmundo Paz Soldán, dos
escritores sustanciales, y sobre todo, grandes personas que han
confiado en mi proyecto editorial.

¿Qué cómo es editar desde Guayaquil? Es como navegar por el estero
contaminado, pero saber que cuando se ha avanzado algo más, las
aguas se vuelven más diáfanas, y casi transparentes. Editar desde
Guayaquil es pensar cada dos o tres meses que mi editorial debe
desaparecer y al día siguiente, pensar que no, que ya no puedo separar
al cadáver, de la casa morada, de mí misma. Entonces, por ahora hay
dos proyectos que estoy pensando. El uno es un nuevo sello, La
flaneuse,
inspirado en la mujer que mira de la narrativa de Gilda Holst,
identificada por Yanna Hadatty, y por otro lado, la idea de que los
escritores, las autoras de mi editorial tienen que leerse en otros países.
Ahora ya puedo decir que en abril de 2023, Cadáver exquisito estará
en Madrid y Barcelona con varios de sus autores: Eduardo Varas,
Andrea Crespo, Jorge Martillo, Ernesto Carrión, y Carlos Luis Ortíz.
Nos acompañará Martín Riofrio, quien será nuestro apoyo logístico y
prensa. Martín tiene 20 años y es mi alumno en la Universidad de Las
Artes, mantiene un programa de entrevistas por IG que se llama El
lector semiótico. Nuestro recorrido será por varias librerías: Lata
peinada, Finestres, Alberti, y varias asociaciones de migrantes.
Agradecemos, Andrea Crespo y yo, a Mónica Ojeda que nos
proporcionó los contactos que respondieron de una manera efusiva a
nuestra propuesta. También a Carlos Burgos. Así que nos vamos, si
todo ocurre como lo hemos planeado, con nuestros libros en la maleta
imaginando que tendremos más lectores y porque creemos en nuestros

escritores, en su palabra, en su indagación y en su propuesta de
escritura.

No ha sido un camino fácil, eso sí, ya con la consciencia nacida, la
edición deja de ser un “emprendimiento” como le dicen en mi ciudad
cuando intentamos generar ingresos, y se convierte en una poderosa
herramienta de posicionamiento intelectual, por lo tanto, político, que
mira las relaciones que establecemos con nuestra comunidad.
Observamos cómo el mercado editorial aún se organiza desde España,
y buscamos nuevos caminos para agitarnos y asombrarnos desde el
trabajo que alguna vez se intuyó, se presagió, y que hoy camina, con
algo más de soltura, siempre con la colaboración de tantas personas.
Mercedes Salgado, Andrea Crespo. Sin ellas, sin la cabeza gráfica y
sin la precisión de gestión de Andrea, estos dos nuevos proyectos no
serían posibles.


Referencias

Archivos de entrevistas de Diario El Telégrafo de Guayaquil.
Conversaciones con Marcelo Báez Meza.
Bordieu, P. (1992). Génesis y estructura del campo literario. Tauro

ediciones.
Figueroa, A. (2003). “La noción del campo literario y las relaciones

literarias internacionales”. El texto como encrucijada.
Universidad de La Rioja.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1011635.pdf

Saura, C., Querejeta. (1975). Cría cuervos.