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Universidad de Cuenca, Cuenca - Ecuador
del ámbito de la palabra. Decimos esto porque
la literatura suele reducirse a la gura de una
creación u obra que corresponde con los así
llamados géneros literarios como la narración, la
lírica o el drama, ejecutados en alguna vía de los
subgéneros como el cuento, la poesía, el teatro
o la novela. Sin embargo, podemos encontrar
una extensión didáctica, que actualmente
cuenta como género, donde situamos artículos,
ensayos, biografías o crónica, relacionados con
otros ámbitos profesionales como las ciencias,
el periodismo, la política, la religión, etc.
De manera práctica y generalizada, el término
literatura engloba toda expresión discursiva que
permita entender un aspecto del mundo, como
un cuento o un tratado. El tema de la justicia, por
ejemplo, tiene una literatura correspondiente
como lo tiene la medicina aeroespacial,
personicada, en ambos casos, por ensayos,
artículos, códigos, compendios, etc., donde se
depositan las expresiones discursivas de esas
áreas. No obstante, el tema de la justicia está
representado por narraciones como el cuento
o la novela, donde se abordan ciertas temáticas
recurrentes al quehacer judicial o al de la justicia
en sí. Las Bodas de Fígaro, de Beaumarchais, La
barraca, de Blasco Ibáñez, o Sonata a Kreutzer
de Tolstoi, son ejemplos de la galaxia de obras
de esta índole, muchas de ellas llevadas al cine,
haciendo de esas historias un producto cultural
recalcado.
LaCroix, McAdams y Nussbaum (2017), por
ejemplo, arman que, en la intersección del
Derecho y la literatura, existen tres aspectos que
hacen de esta relación un ejercicio humanista:
en primer lugar, se cuenta el proceso criminal
y la política debido a que la justicia es una
acción política relacionada con la forma en
que los gobiernos protegen a los ciudadanos
con acciones preventivas o reactivas, lo que se
ha convertido en argumento de algunas obras
literarias. La ciencia cción, v.g., es un manantial
de esta forma literaria como señala Richard
Posner (2009) a través del término “sátiras”. En
Un mundo feliz, de Huxley, y 1984, de Orwell,
Posner habla al respecto de una realidad llena
de tecnologías y procedimientos que, sin operar
actualmente, ponen en la mesa una serie de
especulaciones temáticas que envuelven el
trabajo de los juristas frente a posibles derechos
para tales cuestiones (Posner, 2009).
En segundo lugar, tenemos el carácter
psicológico de la literatura criminal, debido
a que los personajes de las obras literarias
desarrollan una tentativa que podría ser
común a todos: atreverse a romper las reglas
establecidas. “Todos luchamos con el impulso
de hacer el mal”, proclaman los autores al
respecto de este punto. Meursault, en El
extranjero, es posiblemente uno de los ejemplos
más conspicuos de este planteamiento, aunque
existen otras obras del estilo como e silence
of the lambs, de omas Harris o El túnel, de
Ernesto Sábato, donde el retrato subjetivo del
criminal es la piedra angular de sus relatos.
En tercer lugar, se encuentra la caracterización
del juicio, el ritual dramatizado en que
participan jueces, abogados, testigos y un
jurado para llegar a la justicia. La imagen,
alimentada por un sinfín de películas realizadas
en diferentes latitudes, tampoco es una novedad
si volvemos con Platón, ya que la Apología de
Sócrates se despliega en esa misma ceremonia
si nos acercamos a tal diálogo en la forma de un
texto literario,
Desde el drama de la antigua Grecia a
las modernas cciones sobre detectives,
la imaginación literaria se ha enfocado
intensamente siempre en las causas y
consecuencias políticas y psicológicas de
los actos criminales, las diferencias reales
o imaginarias entre venganza y justicia, así
como la posibilidad de piedad, expiación
y reconciliación para aquellos que actúan
equivocada y criminalmente (LaCroix et
al., 2017, p. xiv).
La relación entre la literatura y el Derecho es un
tema revisado por varios autores académicos,
especialmente porque entraña un ismo, una
forma de ser como es la vida humana en
función de las leyes. Las normas, aceptadas o