Recibido: 06/04/2025
Aprobado: 29/04/2025
Publicado: 13/06/2025
Cuando los muertos hablan: la fragmentación en
El material humano de Rey Rosa
When the Dead Speak: Fragmentation in Rey Rosa’s
The Human Material
Estalin Calle Herrera
Investigador independiente, Ecuador
estalin70@hotmail.com
Resumen
En presente estudio, se analiza la novela El material humano de Rodrigo Rey Rosa (2017), con el objetivo de explorar su la estructura –en particular, los recursos del archivo y el diario– así como los aspectos del lenguaje empleados. La fragmentación en la novela funciona como un recurso estilístico que busca reflejar el rompecabezas de la memoria histórica, construida a partir de los recuerdos de los personajes fallecidos. Este enfoque permite presentar recortes de experiencias de ciudadanos, actores y otros involucrados en historias de desaparición, secuestro, asesinato y persecución política. Ese reconocimiento del valor de cada particularidad, experiencia, voz, miedo permite reconstruir los hechos que, en general, se los prevé, pero sin certeza. Para este acercamiento, se ha aplicado la lectura interpretativa y estructural, que según Ricœur (2006) parte de una conjetura y se ha validado con los referentes del mismo texto analizado.
Palabras clave: memoria, archivo, muertos, dictadura, fragmentación
Abstract
In the following text, the novel El material humano, by Rodrigo Rey Rosa (1958), has been taken as an object of study. The objective is to argue about the structure of both the novel (archive /diary) and the language used. Thus, fragmentation in the novel is a stylistic resource, because the aim is to reflect the puzzle of historical memory completed from the memories of the dead. Here, then, clippings of experiences of citizens, actors and those involved in stories of disappearance, kidnapping, murder, and political persecution are heard and read. This recognition of the value of each particularity, experience, voice, fear allows us to reconstruct the events that, in general, are foreseen, but without certainty. For this approach, interpretive and structural reading has been applied, which according to Ricœur (2006) is based on a conjecture and has been validated with the references of the same text analyzed.
Keywords: memory, file, dead, dictatorship, underworld, fragmentation
Vol. 1, N.° 36, 36-43
Cómo citar:
Calle Herrera, E. (2025). Cuando los muertos hablan: la fragmentación en
El material humano de Rey Rosa. Pucara, 1(36). https://doi.org/10.18537/puc.36.01.05
En cierta manera, repasar la historia
es ocuparse de los muertos.
Rey Rosa
Introducción
El afán de esclarecer un momento histórico de Guatemala ha llevado a su indagación desde lo académico y la ficción. Así, de acuerdo con Cieza (2018), en el periodo que inicia en 1954, con la dictadura de Jacobo Árbenz, y que termina con Ríos Montt en 1983, se llevaron a cabo más de doscientas mil ejecuciones. Este episodio tan cruento ha sido analizado desde la historia por Loaeza (2016), Angulo (2019) y López (2021); desde lo histórico-literario por Baldovinos (2018); desde la sociología por Jelin (2019), entre otros. El regreso al pasado incluso supuso la formación de una organización denominada Comisión para el Esclarecimiento Histórico en Guatemala (CEH), que buscaba desentrañar lo acontecido en ese momento.
Desde la perspectiva literaria, la producción artística de Rey Rosa se inserta en estas preocupaciones. En varias de sus obras se expresan las imágenes de violencia que patentizan la memoria sobre esos episodios. Así están: El salvador de buques (1993), Lo que soñó Sebastián (1994), El cojo bueno (1996), Que me maten si... (1996) y Piedras encantadas (2001): obras donde se enfoca la violencia en sus más diversas fases, por medio de una perspectiva altamente testimonial.
El material humano ha suscitado especial interés en la crítica, principalmente por el uso del recurso del archivo y por su pertenencia a la narrativa centroamericana, que aborda lo histórico desde un enfoque particular para reflexionar sobre lo colectivo y la memoria compartida. Así están estudios como el de Jossa (2013), quien la comparó con el relato Insensatez de Castellanos Moya. El de Martínez (2015), donde se analizó su hibridez entre la autenticidad y la ficción, diálogo que también se retoma en este trabajo. El de Spiller (2017) quien la comparó con el documental La isla, de Uli Stelzner y muestra, a través de la transmedialidad y la mediatización, la edificación de la memoria. Igual que el estudio previo de Ciniri (2014), cuyo argumento sobre el trauma se libera con la escritura, esclareció la presente lectura.
Este estudio propone analizar la fragmentación de la obra como un recurso que permite entender cómo la memoria histórica se reconstruye a partir de sus partes, formando la memoria colectiva. Lo que amerita el tratamiento del objeto literario, la novela, como un rompecabezas, no solo en su estructura por textos intercalados, sino que requiere de un lenguaje quebrado, así como los cuerpos de los desaparecidos.
Para indagar sobre este tema se propone las siguientes preguntas de investigación: ¿Cómo se manifiesta el recurso de la fragmentación en el archivo (historia) y la memoria (literatura/ficción) en El material humano? y ¿En qué forma participan el archivo y el diario personal del protagonista en la diégesis narrativa?
Se plantea un estudio cualitativo, de corte descriptivo y con diseño hermenéutico basado en la hipótesis: La fragmentación como recurso narrativo en El material humano, busca restituir la historia de las víctimas que fallecieron producto de la última dictadura de Guatemala y de ese modo concederles el espacio para hablar. En la interpretación, se aplican aportes de M. Foucault (2008) sobre el archivo y de P. Ricœur en la parte de la metodología, pues él se centra en la interpretación literaria. Asimismo, se toma concepciones de Judith Butler (2020) la división del cuerpo que realiza el poder para desconocer su significado.
En esta perspectiva se plantea los siguientes objetivos: a) Identificar cómo se manifiesta la fragmentación del archivo y memoria en El material humano. b) Determinar la forma como actúa el archivo y diario personal del protagonista como elementos conexos de fragmentación en la obra.
El análisis de la novela revela un recorrido por un laberíntico mundo de los archivos y memorias, en el que la presencia de los cuerpos de los desaparecidos no se oculta ni silencia, sino que reivindica la de hechos aún pendientes de saldar. La memoria, en este contexto, transciende ser un simple deposito del pasado para convertirse en acto de resistencia y presente (Mancosu, 2020), Desde una perspectiva tanto colectiva como individual, la obra realiza un balance de episodios históricos y familiares, en los que cada soporte físico, los textos, los cuerpos, actúa como detonante de la memoria y la historia.
Recurso de la fragmentación en la novela
La manera de conocer la realidad es dividirla en fragmentos y así analizar su estructura global. Actualmente, con la aceptación de las teorías poscríticas, la discusión está en desmontar esas partes para discutir el centro. Así, frente a las verdades cimentadas, un carácter evaluador enfrenta todo lo dicho, en especial, lo generado en el poder. En las producciones artísticas,
la ruptura del discurso, presentado en forma de deslavazada aglutinación de fragmentos aparentemente inconexos, funciona como espejo de la voluntad de representación de un sujeto también fragmentado o de una identidad que se percibe como rota o escindida. No en vano, cada vez con más frecuencia hallaremos en el acercamiento crítico a la nueva narrativa la relación de conceptos como identidad, memoria y fragmento (Gómez Trueba, 2021, p. 106).
Así, el uso de la fragmentación, como forma intencional para indicar una falta de orden y denotar un cuerpo roto, está en la novela de Rey Rosa como cuestionamiento a la concepción positivista de la unicidad, por ello, propone un ataque a la estructura textual, debido a la forma de tomar notas en visitas al archivo en diferentes fechas y horarios y cómo estas son organizadas en la obra, así en la “primera libreta: Modo &Modo, segunda: pasta negra; primer cuaderno: Forro verde con motivos indios, segundo cuaderno: El Quijote; cuarta libreta: franjas rojas y azules; tercer cuaderno: Scribe y finalmente se apoya en hojas adjuntas” (pos. 44-99). Además, se considera que el protagonista realiza incisiones a su lengua cuando de manera recurrente lee diarios y correos en inglés de “Tracy Veal en otro de The Guardian Weekly sobre el archivo. The Guardian: The archive sits in a Forner police base in Guatemala City” […] (pos.782). También, lee a escritores como:
Balzac y Stendhal en la biografía de Zweing, viaja ficcionalmente a Paris y se considera un Fouché y por ello dice: algo parecido podría verse mi escritura, pienso. De Fauché, ministro de la policía de Napaoleón. Necesitaba de la intriga tanto como de los alimentos (pos. 1328).
De esta manera, se vale de lenguas predominantes en la estética universal para adaptar su objeto novelable; lo cual constituye imposiciones del sistema que ha dominado la humanidad. En su caso, recalca su calidad de cuerpo social roto por causa de un régimen totalitario; esa misma estratagema se está empleando en otras novelas: Daniela Astor y la caja negra (2013) de Marta Sanz y Ordesa (2018) de Manuel Vilas entre otras, estudiadas por (Gómez Trueba, 2021, p. 106), donde se cuenta la experiencia de las guerras, las violencias internas, de carteles, o a menor escala, la de las bandas o de la violencia doméstica. Estas narrativas han convertido el cuerpo humano en un “material” en el cual ejemplificar el dominio, al transformarlo en partes esparcidas, sin derecho al duelo ni al entierro (Butler, 2020).
Este desmembramiento de los cuerpos como táctica de miedo no recae en lo físico sino en lo psicológico, es un trauma que busca purificación en la escritura, en la recuperación de voces, de restos de cuerpos, de dolores amordazados, que no solo son parte de una familia, es decir, de un deudo particular, sino que incumbe a una nación, cuando se acumulan bajo la misma historia y táctica (Carine, 2014). Con ello el narrador alude a la conciencia nacional, al traer a la memoria que sucesos violentos no vuelvan a repetirse; por eso, la escritura puede funcionar como procedimiento que enfrenta al poder tiránico. Pues, desde la primera visita al archivo el interés radicaba en “conocer los casos de intelectuales y artistas que fueron objeto de investigación policiaca —o que colaboraron con la policía como informantes o delatores —durante el siglo XX” (pos. 28).
En este contexto, esta narrativa desde el inicio propugna fragmentaciones en la estructura textual debido a que, la información es caótica, las carpetas, las fichas de los individuos desaparecidos y torturados son parciales, pues en ninguna consigue obtener la información completa. El afán del protagonista por develar la verosímil de las vidas abyectas en este sitio, ejecuta constantes visitas, llamadas a las responsables y entrevistas con ex empleados. Como se observa “llene una serie de cuadernos, libretas y hojas sueltas con simples impresiones y observaciones […] Supongo que quienes estaban ahí —empleados tanto los archivistas ex rebeldes o humanistas como Benedicto Tun que trabajo desde 1922 hasta 1970 y Ariana” (pos. 44). Estos recursos tienen algo en común, resultan dispersos e incompletos. Por consiguiente, la ansiedad lo lleva a sentir ensueños y decepciones. Sin embargo, su perspicacia hace que tome un vestigio de cada de estos recursos, relacione los datos con fuentes de informantes y vaya creando la metáfora del minotauro. Por lo expuesto, aquí se daría la osadía de representación que desea alcanzar de un individuo o nación en el relato (Gómez Trueba, 2021).
Continuando con esta idea la novela centroamericana ha experimentado este fenómeno como señala Rivera (2015), la novela Insensatez y Material humano se relacionan porque las frases que emanan en los relatos expresiones de limitada extensión y mantienen una trasgresión emocional de los protagonistas. Pues en Insensatez (2004) de Castellanos Moya leen las fichas policiales y el informe, van tomando nota de lo que encuentran, y así el lector encuentra las frases que el narrador considera más poéticas del informe que corrige (Rivera, 2015, p. 10). Mientras que en el Material humano esta forma de expresión discursiva esta simbolizado en apuntes que no guardan relación, ni el nombre y en cierta parte de información que contienen: Por ejemplo “Tercera libreta: pasta blanca me pongo a leer, ojear al menos autores guatemaltecos de la época —por ejemplo, de la generación del 20, a la pertenecía Asturias.
Retomando, el relato de la obra objeto de estudio su poética recuerda los más de ochenta mil informes archivados caóticamente en el gabinete de la Policía Nacional, documentos que aluden a las doscientas mil ejecuciones ocurridas en los gobiernos castrenses que vivió la República de Guatemala. Estos fragmentos rescatados de las llamas, del clima y de los que quisieron silenciar su existencia, se convierten en los pedazos que dan pie a las voces perdidas y al motivo de la obra, que toma la historia y la ficción para crear un cuerpo hecho de pedazos, que sobreviva y cuente su verdad.
El hecho de que algo esté oculto no significa que no exista. De hecho, según la obra, las sombras del pasado rondan todo el entorno y la atmósfera del mundo guatemalteco; son los rastros de relatos, voces y datos que se entremezclan para conducirle a la Isla. Esas sombras son las que el autor, en un momento dado llama “almas” y las percibe como parte del mundo del presente, en especial, cuando se le aparecen en el sueño, en trozos que rehacen sus recuerdos, entonces, se lee: “Se ha dicho que nuestro cuerpo es una cierta cantidad de aire comprimido que vive en el aire. ¿No podría decirse que el alma es un fragmento de sociedad encarnada que vive en la sociedad?” (Rey Rosa, 2017, pos. 14).
La vitalidad de los cuerpos corresponde a la capacidad inmanente que emite los restos de los individuos que fueron violentados y su forma colectiva está presente en el efecto histórico que ha significado para sí y el Estado. Por tal motivo, en el relato el protagonista considera que la muerte es un cambio de estado que pertenece a lo vital, que el alma, individual y colectiva, va desagregándose y desagregándose en flujo continuo de imágenes simbólicas que evocan el constante regenerarse de la vida misma (Mancosu, 2020).
Por eso, su labor es reconstruir esos secretos escondidos en los archivos que construyen la identidad del poder del Estado, cuya saña se remonta más allá del tiempo de los años de la dictadura, pues encuentra pedazos de datos e informes de ciudadanos de los años treinta y cuarenta, que han sido particionados por su nombre, profesión y delito. Es decir, el reconocimiento del ser humano solo se da por unos cuantos signos y el resto se desecha. Este encuentro se anexa con la lista de nombres y sus crímenes, que inscriben las prohibiciones que para el poder son justificación para implementar el castigo sobre los cuerpos; así tenemos a “Ángela Fuentes, Rafael Figueroa, Efraín Molina López, Jorge Ochoa, Juan Menchú, Florentino Figueroa, María Luisa Gudel, Mario Gallardo, Pedro Méndez, Rodolfo Figueroa, Julia Caal, Enrique Ortega, Dolores Reyes...” (Rey Rosa). Ellos son “agricultores, estudiantes, cumplen oficios domésticos, jornaleros, labradores, zapateros, impresores, personas sin profesión, carboneros, mecanógrafas, plomeros, canteros, barqueros, barreneros…” (Rey Rosa). Sus faltas describen lo que hiere al poder. Pues,
El poder —como dice Borges— actúa siempre siguiendo su propia lógica. La única crítica posible de este poder es quizá la Historia; pero como la Historia se escribe desde el presente, y así lo incluye, no es probable que pueda hacerse una crítica imparcial. (pos. 503)
Así, en la novela, la escritura fragmentada se vuelve en un instrumento para apelar a la sanación o, en algunos casos, la inmolación; es lo que la literatura actual está haciendo para enfrentarse a la hegemonía del terror (angustia) implementada tanto por los gobiernos como por las mafias.
El archivo vs. el diario
La idea de la fragmentación pasa a reflejarse en la diégesis de la estructura textual. Así se edifican dos planos donde los recuerdos giran sobre los sucesos ocultados por el sistema, cuyos significados se los tiene en la memoria del país como algo general y vago. El primer plano comprende todas las citas referentes al archivo investigado; el segundo, las anotaciones personales de las vivencias que rodean la investigación, es decir, la información diaria que escribe el narrador-protagonista, cuya elección narrativa es la primera persona del singular (Martínez, 2015).
Ambos planos aparecen en un recurso físico de la memoria, las libretas de apuntes. Las características de estas son las que diferencian cada capítulo de la novela. Son las señales que deja el narrador para que siga el lector, ya que, en las narraciones fragmentadas, la labor del lector es activa (Gómez Trueba, 2021) como en el juego del rompecabezas, por ello, la metáfora empleada en este trabajo. Así, este es quien organiza los relatos que ahí aparecen para clasificar cuál corresponde a cada uno.
En el primer plano, la voz narrativa recurre al archivo cuando asevera que, constituye un espacio material o inmaterial donde se almacena una determinada información. Está formado por elementos de semejanza en contenido; lo que impide que las alocuciones se ubiquen de manera disímil o que desaparezcan en el espacio (Foucault, 2008).
Así, al indagar sobre este pasado, el narrador-testigo se vuelve en un investigador imaginario que toma “fragmentos, [sectores] y niveles” con ese “alejamiento cronológico” que permite analizar “una región privilegiada: a la vez próxima a nosotros, pero diferente de nuestra actualidad” (Foucault, 2008, pp. 171-172). Así, inicia la escucha de las voces silenciadas que, regadas por el país, gritan para que alguien deje su burbuja de sordera impuesta o recuerde en la vigilia los sueños donde se han introducido para pedir justicia. Tal cual lo hace el narrador-protagonista cuando deja su espacio conocido de escritor, de padre, de amante para adentrarse en el misterio del archivo. Labor que la realiza aparentemente por azar; entonces, dice que:
Como Zagajews en su “Cracovia intelectual”, en el Archivo yo veía un lugar donde las historias de los muertos estaban en el aire como filamentos de un plasma extraño, un lugar donde podían entreverse “espectaculares máquinas de terror”, como tramoyas que habían estado ocultas. Los otros investigadores ¿verán algo diferente?, me pregunto. (pos. 838)
En esta relectura de los archivos, el narrador hace uso de otros recursos como: el número de violentados por el régimen, nombre de los dictadores, toma el lugar del Archivo Histórico que también aluden al valor de la memoria, pues como dice Sarlo (2005) esta es una forma de reconstruir la historia. Por ello, en su texto dialogan otros muertos que, como voces de autoridad, le llevan a evaluar el presente y a comparar situaciones, donde sus “consejos” se dejan escuchar para comprender y actuar en ese momento, pues, “[e]n cierta manera, repasar la historia es ocuparse de los muertos. La historia no la leemos, la releemos siempre — como a los clásicos según Borges—; antes de leerla, tenemos una idea general de lo que va a decirnos” (pos. 838)
Esta referencialidad con los autores del pasado se lo hace por citas, paráfrasis y paratextos. Es una exigencia de honestidad académica que pertenece a un texto de ese tipo y que, en esta obra, se la integra dentro del relato para replicar esa fragmentación del discurso, que es la edificación de la memoria nacional. Este citar a otros muertos que son parte de la historia y cuyas voces son validadas y honradas, frente a las otras que son acalladas, muestra que hay unos muertos que se eternizan y otros que se silencian. Indirectamente cuestiona la existencia de unos que tienen el derecho al duelo y a ser recordados, mientras que hay otros de los cuales se pugna por desaparecer su recuerdo (Butler, 2020); así, aparecen en:
El destino es siempre desmedido: castiga un instante de distracción, el azar de tomar a la izquierda y no a la derecha, a veces con la muerte. Borges citado por Bioy (pos. 79)
Un poco aburrido, un poco atemorizado. Disgustado (aunque también muy entretenido) por algunos pasajes del Borges de Bioy, que leo durante las pausas, (pos. 365)
Entonces, toma sus voces y las intercala, como se haría con un testimonio de autoridad. Así, lo hace con
Voltaire:
Las debilidades sacadas a la luz agradan sólo a la malicia, a menos que instruyan por las desgracias que las han seguido o por las virtudes que las han reparado.
¿Qué podemos pensar de estos errores y de otros muchos? ¿Nos contentaremos solamente con gemir sobre la naturaleza humana? Casos hubo en que fue necesario vengarla.
No a todo el mundo le está permitido cometer las mismas faltas. (pos. 355)
Con respecto a los datos de la investigación, estos son enfrentados con pocos detalles, salvo en la lista de nombres que se hace en la “Segunda libreta: pasta negra”, donde se reconoce la fragmentación de los ciudadanos y el descarte de sus cuerpos por el sistema, como se lo ejemplificó anteriormente; es decir, no hay una citación completa de los archivos, sino una alusión a ellos y a los resultados obtenidos luego de su lectura:
De veintiuno a treinta años: 36%
Solteros: 81%
Varones: 82% Obreros: 28% Ladinos: 11%
Suicidios:
De veintiuno a treinta años: 36%
Solteros: 70%
Obreros: 23%
Ladinos: 96% (pos. 474)
En esta amalgama de documentos que en la novela de Rey Rosa pasan como fuentes de las voces y archivos, hay que considerar textos intercalados como cartas (en inglés y español, pos. 765), correos electrónicos (pos. 744), reportes y boletines, incluso, googleos:
Y más abajo, esta carta del bachiller:
Guatemala, a 22 de enero de 1945.
Señor Director General de la Guardia Civil,
Presente.
Antes de dar los datos concretos, datos que engloban y demuestran la labor del Gabinete de Identificación a mi cargo el año último de 1944, considero del caso exponer, con más razón que nunca ahora que se abre para nuestro país una nueva era orientada sobre todo hacia la implantación de normas democráticas, en qué consiste el trabajo del Gabinete de Identificación dentro del engranaje policial[…] (pos. 525)
El recurso de la elipsis lleva al lector a imaginar la barbarie a la que fueron sometidos esos cuerpos, ya que se hace difícil representar la violencia cuando ya se la ha vivido (Martínez, 2015). No es necesario indagar sobre las torturas, sino las injusticias y los sistemas de violencia psicológica utilizados por el Estado para dominar. Asimismo, reconocer cómo los mismos ciudadanos en su papel de policías o empleados del régimen actuaban frente a las órdenes recibidas y aplicaban actos inhumanos. De igual modo, indagar sobre las transgresiones a esos mandatos como lo realizado por uno de los militares cuando debía hablar a los hijos de los asesinados1 (pos. 873).
Estos fragmentos de relatos hacen que el lector se enfrente a una novela donde debe seguir el principio del rompecabezas. Por ello, la táctica de la fragmentación es un recurso que convierte esta producción en un reflejo de la memoria nacional trans la violencia impartida por la dictadura. Ya que la historia ha sido rota y desordenada para que no se pueda esclarecer. Es una táctica del poder que ha convertido a los documentos y carpetas en un polvo inerte, ubicados en un lugar húmedo, como lo abyecto del discurso histórico, corroído, como lo condenado a la omisión perpetua, es decir, a la muerte (Foucault, 2008). Ese oscurecimiento de la verdad y de la memoria debe ir edificándose con los fragmentos que aparecen.
El otro plano empleado en la novela de Rey Rosa es el diario personal, que aparece en las mismas libretas de notas como acotaciones ficcionales, donde se presenta la realidad del protagonista. Un momento actual alejado de ese tiempo histórico violento y en el que se alternan las preocupaciones de índole laboral, creativa, personal, familiar y sentimental, donde el ancla es la mención de su hija Pía. En esta prima la banalidad de la vida moderna, se presenta en la antípoda de paz que vivencia la hija en los momentos de plena democracia, mientras la vida de sus padres esta figurada en la violencia y la del narrador es ambivalente porque trascurre entre la época dictatorial y la democracia del país.
Sin embargo, conforme avanza la lectura, estos dos mundos se van aproximando, debido a que emergen en su memoria aquello que se había olvidado y porque se introduce lo onírico. Estos elementos le abren otro tipo de lectura del pasado y presente, donde se da la premonición, lo que lo convierten en un ser especial: “No fue un sueño violento, fue lo que se diría un auténtico sueño de fantasmas […]. Fantasmas –le dije– eso tiene que ser la risa de un fantasma o de alguien que nos quiere espantar” (Rey Rosa, 2007, pos. 967). Así, anticipa la muerte de sus padres: “Sueño la muerte de mi madre […], su color de piel es del color de la ceniza. Ha oscurecido toda ella”, y más adelante, le ocurrirá lo mismo con su padre.
Es el miedo filtrado en su realidad que se fragmenta con cada momento y dato investigado. Así están la actitud del jefe, ciertos rasgos de los otros personajes, sus palabras, sus miradas y están las llamadas que hacen que lo que lee en los archivos se proyecte en su vida y compare el verdadero temor, que no es el producido por los muertos, sino aquel proveniente de los vivos. Entonces, pasa de testigo de una época de terror a reconocerse como víctima. Recuerda que la historia de su familia es una parte dentro de la táctica del sistema; él, su madre y su padre son otros nombres que están en los archivos. Por eso, le sorprende la frase de Pía, que le preludia el riesgo que tiene su vida: “—Conmigo llorando, porque no encuentro en ninguna parte a mi papá” (pos. 2080).
En sí, como dice Naiman (2020), que estudia la voz de los muertos en Rulfo, los fallecidos permanecen como signos de los restos de la violencia ejercida sobre el pueblo. En ese sentido, la voz del narrador-protagonista, la que habla desde su existencia, se inscribe en la ensambladura del cuerpo y el lenguaje para completar los testimonios rotos de Guatemala.
Esta fragmentación no solo se presenta en la estructura de las libretas donde se alterna lo tomado de los archivos con las vivencias del narrador-personaje, sino que se recalca con el uso del lenguaje. Están los diálogos parcos y las frases poco descriptivas, cuando en una de sus visitas al archivo “una colega cometa sin dirigirse a nadie en particular: –Habemos los que pensamos, y los comen chicle. La otra responde: –Ah, Señor ilumínalos o elimínalos” (pos. 457); mientras en uno de sus ensueños dice “sueño con cocaína, con Carper Coleman, Breat Easton Ellis, Alejandro D– Mi viejo amigo cobanero y– JL.” […] (pos. 1415).
También, se puede considerar una sintaxis abrupta y cortante, lo que le da esa connotación de rapidez, que acelera la angustia y el temor. Cuando se refieren al archivo son solo enumeración de apuntes, donde aparece una palabra clave o frase esencial, que se usa como apoyo nemotécnico. En el diario son pequeños relatos que resumen lo hecho en ese día, por eso, hay un subtítulo que especifica el momento cronológico. Guarda el tono de bitácora, por consiguiente, exige del lector una traducción de esa amalgama de momentos y la dotación de un sentido completo. Lo emotivo y psicológico queda aludido, ya que, el sentimiento de temor es lo que prima; sin embargo, en ciertos momentos de crisis se emplea el discurso indirecto para fragmentar el instante en la memoria.
Viernes. Cinco de la mañana. Insomne.Cené anoche con Atice Audouin, a quien no veía hace años. A ella también le hablo del Archivo. Me pregunta si trabajar en algo así no me pone en peligro físico. Le contesto —exagerando un poco— que en un país como Guatemala todo el mundo vive en constante peligro físico (pos. 1311).
Asimismo, el final queda accidentado como el corte de un cuerpo que busca su complemento en las diferentes textualizaciones de ese dolor nacional, donde los otros investigadores trabajarán para completar el archivo-memoria con cada aporte realizado en el tiempo.
Conclusión
La novela de Rey Rosa es un texto amalgamado, que combina los fragmentos de recuerdos en planos que integran el archivo (historia) y la memoria a la que convoca desde la novela (literatura/ficción). Es el deseo por desentrañar el laberíntico discurso, texto-memoria, que se halla detrás de los archivos que contienen los datos sobre las muertes ocurridas durante la cruenta dictadura que sufrió Guatemala; a la par, la trama se alterna con lo que le ocurre al personaje en su vida diaria con su hija, con sus amigos, con su familia y con sus tareas de investigador/ciudadano atemorizado y que se redactan en las mismas libretas, donde se combina lo público y lo privado, lo nacional y subjetivo en un intento por reconstruir la historia con la memoria de todos, donde el tiempo presente aúna el pasado y lo venidero incierto, ya que el peligro de las represalias del poder está latente para el narrador-protagonista; y en sí, para cualquier ciudadano guatemalteco.
Para reflejar esta relectura de la historia y de la recuperación de la memoria, con la palabra dicha que se enfrenta y muestra la lucha contra el miedo, la novela emplea la fragmentación de la estructura del texto completo.
En este trabajo hemos defendido que el recurso de la fragmentación constituye una constante en la novela, pues replica el temor experimentado tanto por los nombres aglomerados en los archivos como por el protagonista en su diario personal. Esta revisión de la memoria histórica solo logra completarse mediante lo rescatado de los recuerdos, declaraciones, confesiones y conversaciones de los diversos personajes, así como de lo leído e investigado. Estos elementos, al unirse, constituyen la memoria colectiva, que no representa un mero ejercicio nostálgico, sino que sirven para generar una verdad: la versión vedada para quienes fueron silenciados bajo un sistema tiránico. Por ello, esta diégesis se presenta como un cúmulo de fragmentos (tanto en relatos como en lenguaje) que siguen la lógica del rompecabezas mayor, conformado por los múltiples textos que se han elaborado o se elaborarán sobre ese momento histórico de Guatemala.
Conflicto de intereses: El autor declara no tener conflictos de intereses.
© Derechos de autor: Estalin Calle Herrera, 2025.
© Derechos de autor de la edición: Pucara, 2025.
1 “Algo acerca de los vínculos de amistad que los unían, desde su infancia en una “colmena” —como se llamaban los refugios para hijos de miembros del Ejército Guerrillero de los Pobres” (pos. 873).
Referencias
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