1

2

UNIVERSIDAD DE CUENCA
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación

REVISTA DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN PUCARA

Director
Manuel Villavicencio

manuel.villavicencio@ucuenca.edu.ec

Consejo Editorial
Aidalí Aponte Avilés, Universidad de Connecticut, USA

Esteban Ponce, Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador
Vicente Robalino, Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Rut Román, Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador
Cecilia Rubio, Universidad de Concepción, Chile

Consejo Consultor
Emma Camarero, Universidad de Salamanca, España

Guillermo Henríquez Aste, Universidad de Concepción, Chile
Nelson Osorio Tejada, Universidad de Santiago de Chile

Jorge Eduardo Serrato, Universidad Autónoma de México
Mónica Tapia, Universidad de la Santísima Concepción, Chile

Raúl Vallejo Corral, Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador
Roberto Viereck, Universidad de Concordia, Canadá

Traducciones
Marco Astudillo Jarrín / Instituto Universitario de Lenguas (UDC)

Corrección de Pruebas y revisión
Manolo Villavicencio Verdugo

Diagramación e Impresión
Mario Rodríguez / Imprenta Universidad de Cuenca

Información
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación

Universidad de Cuenca, Ecuador
Av. 12 de Abril. Ciudadela Universitaria

Teléfono (593) 07 4051000
pucara@ucuenca.edu.ec

Publicación indexada en:
LATINDEX

Folio: 11915 / ISSN: 1390-0862

3

ÍNDICE

Presentación 7

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio
comparativo entre estudiantes de primaria, secundaria y
universidad,
Ana Isabel Torre 9

Reflexiones acerca de la naturaleza del ensayo en los
espacios digitales,
Alejandro Caamaño Tomás 31

De alfabetizaciones y pasajes. De la escuela media a la
universidad,del aula a Internet, del cuaderno a la Netbook
y más… Reflexiones sobre una propuesta,
María Julia Simoni 41

Estereotipos de supremacía y subordinación
Creatividad ecuatoriana: un análisis imagológico de la
escritura juvenil lojana,
José Sarzi Amade y Leonor Taiano Campoverde 53

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones
metodológicas en la relación texto - lector,
Alfredo González Morales 67

Sentidos de la lecto-escritura: dos libros de texto,
dos preparatorias públicas,
Patricia del Carmen Guerrero de la Llata 81

Alfabetización académica y cultura escrita:
La perspectiva de los estudiantes sobre para qué, cómo
y qué escriben en la universidad,
Ana María Méndez Puga, Olga López Pérez
y Nancy Karen Ramírez Sánchez
93

4

Desarrollo de competencias genéricas en estudiantes de
educación media para el acceso y permanencia en la
educación superior,
Mauricio Zabala Hernández 105

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de
Formación Docente: un desafío para profesores,
Marta Pasut y Claudia Menna 115

Orientación y evaluación de la escritura en asignaturas
disciplinares.
Experiencia de trabajo colaborativo docente,
Karen Shirley López Gil y Violeta Molina Natera 131

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?,
Karina Alejandra Arenas Hernández y
Alejandro Rodríguez Campo
145

Diplomado “La lectura y la escritura en el aula universitaria:
una estrategia de alfabetización académica dentro de la
política curricular de la Universidad del Valle”,
Luis Emilio Mora C. y Esperanza Arciniegas L. 153

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua y el
fortalecimiento de competencias lingüísticas y de
comunicación interpersonal,
Myriam Merchán y Paulina Zary 165

Escritura de tesis: dificultades, desafíos y propuestas,
Marcelo Casarin 179

El contrato didáctico y la regulación de la escritura en el
aula universitaria,
Esperanza Arciniegas L. 189

5

Inclusión académica universitaria. Cómo inciden las
concepciones de los docentes sobre la lectura, sobre la
escritura y sobre los estudiantes en su actitud inclusiva al
inicio de tres carreras universitarias,
Mónica Prior Navarro 201

Experiencias en el uso de la lectura como forma de extraer
lecciones metodológicas de artículos científicos,
Esteban Samaniego 215

“Consciencia” lingüística y desarrollo cognitivo
en la formación universitaria,
Clemencia Ardila J. y Sonia López F. 225

Patologías lingüísticas escritas en estudiantes universitarios
de Periodismo en la era digital,
Marc Bayés-Gil 237

La lectura, de lo verbal a lo no verbal,
Vicente Robalino 247

Comprensión lectora y elaboración de resúmenes,
Sandra Guerrero Martínez 253

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para desarrollar la
competencia crítica,
Jackelin Verdugo Cárdenas 261

6

7

Leer y escribir
nos hace mejores personas

La Escritura Académica en el contexto
educativo actual

La producción escrita ocupa un lugar primordial en el ámbito educativo
en sus diferentes niveles, constituyéndose en un tema central de debate y
un atractivo campo de investigación. Alcanzar un buen dominio de la es-
critura no es fácil. Existe una real dificultad a la hora de producir un texto
por su mismo carácter de artificio, así como en la forma en que el lenguaje
escrito ha evolucionado en las sociedades virtuales contemporáneas.

¡Es cierto!: el lenguaje que usamos en una conversación con los amigos
del barrio es diferente del utilizado para solicitar matrícula en la univer-
sidad. El lenguaje escrito posee sus propias características que reflejan el
objetivo comunicativo para el cual se crea. En el proceso de adquisición
de la competencia escrita hay que tener en cuenta las diferencias que exis-
ten entre el lenguaje escrito y el lenguaje oral. Aunque los textos escritos
y orales comparten ciertas características comunes, los tipos de lenguaje
utilizados en cada caso son diferentes, pues las actividades sociales im-
plicadas, los contextos en los que se utilizan y su finalidad comunicativa
son también diferentes.

Aprender a escribir no es únicamente una cuestión de desarrollar una serie
de estrategias ortográficas mecánicas. Implica también aprender una serie
de nuevas relaciones cognitivas y sociales. Escribir de forma coherente,
apropiada y eficaz requiere tener en cuenta la finalidad del texto en con-
creto y las características de nuestro potencial lector.

Aprender a escribir propicia ciertos hábitos mentales y estimula las destrezas
cognitivas para clasificar, representar, analizar, adecuar textos a ciertos con-
textos, pues la competencia lingüística que posee un historiador difiere de la
competencia de un economista, un abogado o un médico. En cada comunidad
se presentan usos particulares de la lengua, ciertas reglas de juego, que son asu-
midas por sus miembros. Escribir no es, por tanto, una habilidad que se aprende
de una vez y para siempre, tampoco una adquisición elemental aplicable a cual-
quier contexto. La escritura requiere de un contexto específico o disciplina.

Presentación

8

En consecuencia, hay dos razones fundamentales por las que conviene
que estudiantes, docentes o investigadores escribamos, más allá de cum-
plir con los requisitos de la titulación o con las exigencias de la promo-
ción académica: el poder epistémico de la escritura y la función pedagó-
gica de la escritura.

La Revista de Humanidades y Educación Pucara N.° 27 recoge una serie
de artículos que nos relatan los esfuerzos de docentes e investigadores
por reflexionar sobre las implicaciones de la lectura y la escritura en el
aula. Es decir: la lectura y la escritura como medios para aprender y ser
mejores personas. Estos trabajos fueron presentados como ponencias en
el Primer Encuentro sobre Lectura y Escritura en las Disciplinas de Edu-
cación Secundaria y Superior, realizado en la Universidad de Cuenca del
6 al 10 de enero de 2015. Evento que contó con el apoyo de instituciones
nacionales e internacionales, y en el que se dieron cita profesionales de
12 países de América Latina, además de la visita de expertos de Estados
Unidos y España.

Este es el primer texto especializado que sobre lectura y escritura se pu-
blica en el Ecuador. La Revista Pucara, las autoridades de la Universidad,
la Dirección de Investigación (DIUC), la Facultad de Filosofía, Letras y
Ciencias de la Educación, el Programa de Lectura y Escritura Académicas
y la Cátedra UNESCO, sede Ecuador se complacen en presentarlo, para
evidenciar que nuestro país y nuestra Institución se han insertado en este
debate internacional.

El Director

9

Producción escrita de discursos argumentativos:
un estudio comparativo entre estudiantes de primaria,

secundaria y universidad

Ana Isabel Torre
Universidad Nacional de Cuyo, Argentina

e-mail: anatorre29@hotmail.com

Resumen
El presente trabajo de investigación se posiciona en los estudios más re-
cientes que conciben la competencia productiva como un proceso de ín-
dole sociocognitiva.
Se propone investigar el nivel de desarrollo de competencia productiva
de textos argumentativos en adolescentes que finalizan el primer ciclo
de educación primaria, en jóvenes que cursan el nivel medio y jóvenes
que cursan segundo año de estudios universitarios. Es un estudio que se
desprende del proyecto de investigación “Producción oral y escrita de
discursos argumentativos en el segundo ciclo de la educación básica”, di-
rigido por la Mg. Susana Ortega. Los objetivos generales son: a- Describir
el desarrollo de la competencia productiva escrita de textos argumenta-
tivos alcanzado por los tres grupos mencionados. b- Establecer si en su
proceso de producción de textos argumentativos, son capaces de efectuar
reflexiones metacognitivas y metalingüísticas. c- Identificar la cantidad y
calidad de los argumentos utilizados. d- Comparar los resultados de los
tres grupos de la muestra. Esta investigación se justifica por el alto índice
de fracaso de los estudiantes de todos los niveles en la modalidad textual
mencionada, particularmente en la escritura. La investigación, de carácter
descriptivo y comparativo, se lleva a cabo en tres instituciones públicas
de educación, una de cada uno de los niveles. Se espera una mayor com-
presión de los múltiples procesos que intervienen en la compleja tarea
de producir discursos argumentativos, precisar si las capacidades de los
distintos grupos para realizar reflexiones metacognitivas y metalingüísti-
cas durante el proceso de gestación de estos son diferentes y en qué grado
y, por último lograr a partir de los resultados obtenidos, el diseño de una
secuencia didáctica de complejidad progresiva para ser aplicada en los
distintos niveles educativos.

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

10

Palabras clave: Lengua escrita, metalingüística, competencia argumen-
tativa.
Abstract
This work is located in the studies that conceived the productive compe-
tence as a process of sociocognitive nature.
It intends to investigate the argumentative texts level of development of
productive competence in children who are finishing the first cycle of
elementary education, young people who are studying the high school
and young people taking their second year of University. It is part from
the research project led by the MSC. Susana Ortega “Oral and written
production of argumentative discourses in the second cycle of elementary
education”. The goals are: (a) to describe the development of the compe-
tence to produce written argumentative texts reached by the three groups
mentioned, (b) to identify the amount and quality of the arguments used
and (c) to compare the results of the three groups in the sample. This
research is justified by the high failure rate of students at all levels in the
aforementioned type of text. The research, of descriptive and comparative
nature, is carried out in three education public institutions, one of each
of the different levels. It is expected to achieve a greater comprehension
of the several processes involved in the complex task of producing argu-
mentative texts and, finally, to develop, based on the obtained results, an
approach of a teaching sequence of progressive complexity to be applied
at the various educational levels.
Key words: written language, metalinguistic, argumentative competition

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

11

Introducción
La escritura de textos argumentativos es un proceso cognitivo complejo
que permite desarrollar no solo la función específica de la escritura como
acto social de comunicación sino que además posibilita organizar el pen-
samiento de los estudiantes al ponerlos en situación de elegir los juicios
pertinentes de acuerdo a la situación contextual. No obstante, esto se in-
troduce en el diseño curricular de la educación solo en las últimas etapas
de la escolaridad obligatoria.
Si bien numerosas investigaciones han confirmado que los niños desde
edades tempranas ya son capaces de producir argumentos desde la orali-
dad también se ha manifestado en estudios y en las voces de los docentes
la dificultad para producirlos por escrito.
Ahora bien, si los estudiantes desde antes de comenzar su escolaridad ya
son capaces en su vida cotidiana de persuadir y convencer y de justificar
razones para lograr determinados objetivos con sus pares y con los adul-
tos ¿Por qué tienen dificultades para hacerlo luego por escrito? ¿Cuáles
son esas dificultades? ¿Podemos describirlas? ¿Tienen las mismas difi-
cultades los estudiantes de distintos niveles? ¿Esta descripción podría
aportar información para diseñar estrategias metodológicas conducentes
a mejorar la situación actual?

Metodología
Este trabajo representa solo una parte de las actividades propuestas en el
marco del diseño metodológico de la investigación y cuyo objetivo con-
siste en ofrecer un elemento diagnóstico que nos permita conocer nuestro
punto de partida para elaborar así la secuencia didáctica que será aplicada
en la siguiente fase del proyecto.
El trabajo de investigación se encuadró dentro de la perspectiva inves-
tigación-acción. Las investigadoras tomaron el rol de docentes en todas
las instancias del estudio. Muy importantes fueron los resultados de la
investigación que se realizó durante el periodo 2009/2011 por el equipo
de investigación, en el que se planteó la hipótesis que los niños al inicio
de tercer año de la escolaridad común han desarrollado competencias que
les permiten formular opiniones y defenderlas, al menos con un procedi-
miento argumentativo (Brassart, 1990, 1995; Golder, 1992; Camps 1995,

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

12

Dolz, 1996; Cotteron, 2003). Para corroborarla se trabajó con transcrip-
ciones de clases y escritura de aproximadamente 120 niños pertenecientes
a dos escuelas urbanas.
Se planteó el trabajo en tres grandes fases: 1) pretest; 2) aplicación de una
secuencia didáctica y 3) postest. Los registros del pretest fueron obtenidos
en una clase en que se realizaron actividades destinadas a la formulación
de opiniones y argumentos que las sustentaran, orales y escritas, referidas
al tema: El cuidado del medio ambiente.
Cabe destacar que en esta oportunidad decidimos ampliar el diagnóstico
inicial tomando como referencia el grupo de menor edad con el que ya
habíamos trabajado y tres grupos de edades más avanzadas. Nos pregun-
tábamos qué características tendrían los textos argumentativos de los es-
tudiantes del segundo ciclo de Educación Básica y de Educación Media y
Superior que no habían sido expuestos a la escritura de este tipo de textos
con anterioridad. Por tal motivo para este trabajo se tomó como muestra
tres cursos de distintos niveles, a saber:

a. Un curso de 6° de Educación Básica
b. Un curso de 3° de Educación Media; y,
c. Un curso de 2° de Educación Superior (Carrera Licenciatura en

Terapia del Lenguaje)
En esta comunicación, se dará a conocer una propuesta para el análisis de
los datos del pretest y los resultados que consideramos más significativos.
Los registros del pretest fueron logrados en una clase en que se realizaron
actividades destinadas a la formulación escrita de opiniones y argumentos
que las respaldaran, referidas al tema: La influencia de la tecnología en
las relaciones interpersonales, para los dos primeros grupos y La influen-
cia de la tecnología en las producciones escritas de niños y adolescentes
para el tercer grupo.
Los estudiantes de los dos primeros grupos realizaron primero un debate
oral sobre el tema y luego se les pidió la escritura de un texto en el impre-
so que figura a continuación:

Tema: “La influencia de la tecnología en las relaciones personales”.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

13

Nos gustaría conocer tu opinión sobre el tema y las razones a favor de
tu opinión

¿El uso de la tecnología disminuye las relaciones entre las personas?
Observa la imagen y responde. Justifica tu respuesta.
Se tomó una muestra reducida dado que la intención en esta etapa de la
investigación era validar el instrumento diseñado y aplicado con los niños
del primer ciclo para el análisis de las muestras de los estudiantes de los
grupos incorporados.
Para el caso de los estudiantes de Educación Superior se aprovechó la
clase en la que se estudiaría el tema de las dificultades en el aprendizaje
de la producción escrita para solicitarles que antes de observar las dificul-
tades en otros pasarían por la situación de escritura y reflexionarían luego
sobre algunos aspectos. La consigan que se les dio fue: “Deben escribir
un texto argumentativo sobre el tema de la influencia de la tecnología en
la producción escrita de niños y adolescentes”.
Se les explicó que podían
elegir la audiencia a quien la dirigirían y que debía tener una opinión y al
menos dos argumentos que la fundamentaran.

Análisis e interpretación
Los procedimientos de análisis pretendían la identificación de las opinio-
nes formuladas y los argumentos presentados, para luego clasificarlas y

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

14

organizarlas en categorías que nos permitieran describir las producciones
escritas que cumplieron sus objetivos en la población de adolescentes y
jóvenes de la nueva muestra tales como lo hicieron para los niños del
primer ciclo.
Por ese motivo y a partir de los aportes de Golder y Coirier (1996) y
Sánchez y Álvarez (2001) se adaptaron las grillas de análisis, teniendo
en cuenta las características del corpus de los nuevos grupos de estudio.
Para analizar los textos se procedió a su transcripción por escrito de modo
que permitiera observar la estructura argumentativa utilizada y clasificar
los tipos argumentos en los distintos niveles, como también identificar las
marcas lingüísticas utilizadas y la construcción del locutor y el alocutario.

A. Análisis de la estructura argumentativa:
Se sistematizó en una grilla que se conformó con cuatro niveles, uno de
ellos con dos subcategorías. Dada la dificultad que se presentó en algunos
casos para ubicar los ejemplos producidos por los estudiantes en cada una
de ellas tuvimos en cuenta principios que sostiene la lingüística cognitiva:
considerar las categorías como entidades difusas y no como “comparti-
mentos estancos claramente delimitados y definidos: el paso de una cate-
goría otra es gradual y viene marcado por miembros periféricos” (Cuenca
y Hilferty, 1999, p. 35).

Nivel I: pre-argumentativo. En este nivel los escritores no expresan su
opinión, la suponen como un dado y en torno a ella formulan argumentos
incipientes.

No matar a los animales indefensos. No pisar las plantas. No
tirar basura en los zanjones. No encender la luz tanto tiempo
porque nos quedamos sin luz. T. (M) Ejemplo de pretest escrito
de 3° de Educación Básica (PTEE3°EB).1

1 Los ejemplos conservan las formas usadas por los escritores, se corrigieron los
errores ortográficos pero se mantuvieron el resto de los errores del original. Entre paréntesis
están las iniciales de su nombre, entre paréntesis, F, si es niña y M, si es varón. Se ha colocado
una sigla que permite su rápida ubicación para el análisis. Ejemplo: PTEE3°EB: pre test es-
crito 3° de Educación Básica; PTEE6°EB: pre test escrito 6° de Educación Básica; PTEE3°EM:
pre test escrito 3° de Educación Media y PTEE2°ES: pre test escrito 3° de Educación superior.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

15

Nivel II: de argumentación escasamente elaborada. No expresan su opi-
nión, la suponen como un dado y en torno a ella formulan argumentos
con un nivel de elaboración básico.

Porque cuando estás en wi fi y te vas a la casa de una amiga
para jugar estas todo el día en el wi fi y también sirve para co-
municarse con un familiar lejano. C. (F) (PTEE6°EB).

Nivel III: de argumentación mínima: presencia de una opinión y pocos
argumentos.

En parte puede servir para hacer conversaciones a larga dis-
tancia pero también puede hacer que las relaciones sean más
tensas, personalmente a mí me gusta hablar por teléfono pero
facilitan muchas cosas en resumen pueden ayudar en algunas
situaciones y en otras no. G. (F) PTEE6°EB)

Nivel IV: de argumentación elaborada. Lo subdividimos en dos:

IV.a. Presencia de dos o más argumentos interconectados. Un grado
rudimentario de textualización:

Yo creo que sí, por parte porque influye mucho en las relaciones
entre amigos, familia, conocidos lo que se disminuye es hasta en
el modo de hablar o a veces creo que hasta hay peleas o cosas
así porque en la conversación se malinterpretan las cosas o lo
que escribe cada uno, pero también sirve cuando tenés fami-
liares o personas lejos y querés comunicarte y gracias a redes
sociales podés hacerlo y saber cómo está el otro y conversar. (F)
(PTEE3°EM).

IV.b. Presencia de dos o más argumentos interconectados y formulados
con un mayor grado de textualización.

Sí, por un lado influye de una buena manera y por otro lado de
una manera mala. La mala es que a veces no podemos controlar
el uso de la tecnología y nos hace dejar de lado a las amistades

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

16

por conectarnos en las redes sociales, y por otro lado podemos
retomar viejas amistades y mantener las relaciones a larga dis-
tancia, también podemos pelearnos y decirnos cosas que a veces
no podemos decir en persona. V. (F) (PTEE6°EB).

A. Tipo de argumentos
Para la categorización de los tipos de argumentos empleados utilizamos
una grilla de análisis que contempla cinco tipos de argumentos que men-
cionamos y ejemplificamos a continuación:

1. Argumentos centrados en el “yo” o en intereses y gustos particula-
res.

A mí siempre cuando yo veo un señor fumando me tira el
humo y toso. M. (F) (PTEE3°EB).
A mí me parece que el uso de la tecnología a veces ayuda
y en otras veces no, porque por ejemplo cuando conocés a
una persona en un lugar donde fuiste por las vacaciones y
capaz que por un tiempo no la veas más, con la tecnología
puedes comunicarte con esa persona. (PTEE6°EM).

2. Argumentos prácticos, cercanos al “yo” (conviene a todos desde
una óptica material).

Para mí que en parte si y en parte no. En parte no porque te
ayuda a comunicarte con otra persona y en parte sí porque
no te permite establecer una conversación con otra perso-
na. A. (F) (PTEE6°EB).

3. Argumentos con incipiente relación entre el individuo - “yo”- y el
colectivo - “nosotros”.

Sí, si disminuye las relaciones entre las personas porque
uno pierde las sensaciones que antes se sentían (el hablar

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

17

frente a frente con la otra persona, ver sus reacciones frente
a un tema planteado, poder saber qué siente cuando lo mi-
rás), nos aisla socialmente, de a poco uno pierde el sentido
que le veías cuando estabas con otra persona, no disfrutás
momentos junto a ella. (F) (PTEE3°EM).

4. Argumentos centrados en el interés colectivo (conviene a todos des-
de una óptica material)

Si bien es muy útil, es necesario darles información adecua-
da del uso de los mismos, ya que puede dañar la relación de
comunicación con los demás. (F) (PTEE2°ES).

5. Argumentos centrados en el interés colectivo con razones de nivel
menos concreto
.

Resulta evidente que estos insumos tecnológicos agilizan
mucho la escritura de mensajes, y la comunicación entre
compañeros, y amigos. Pero este hecho, lejos de favorecer
la ampliación del léxico de cada persona y de mejorar su
ortografía y sintaxis; dificultan cada vez más la inteligibili-
dad de los textos.
Otro punto importante para destacar es que de la misma
manera en que un adolescente escribe a su amigo por vía
celular o internet, es la que utiliza para escribir un texto en
su escuela, en alguna tarea, o en cualquier otro ámbito que
no conlleve la informalidad de una charla. (F) (PTEE2°ES).

6. Marcas lingüísticas
Asimismo, en nuestro estudio, también consideramos los procedimientos
habituales para argumentar que emplearon los estudiantes. Hemos regis-
trado una variedad de 64 conectores que nos permitieron identificar los
procedimientos de argumentación más frecuentes de acuerdo al grupo y
clasificar los argumentos en causales, consecutivos, de finalidad, condi-
cionales, concesivos, entre otros. Las grillas nos facilitaron además la
identificación de los elementos de conexión preferidos por cada grupo, la
variedad y la pertinencia de su uso.

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

18

7. Construcción del locutor y el alocutario
El análisis que realizamos en este apartado enfoca el modo cómo los es-
tudiantes, en su proceso de producción de textos argumentativos, con-
figuran un sujeto discursivo, el locutor, que asume lo dicho y a su vez
construyen un sujeto alocutario, al que se dirigen.
Asumimos que la selección de formas lingüísticas que hacen los hablan-
tes-escritores se correlaciona con la conceptualización y puesta en esce-
na de los participantes del evento comunicativo (Langacker, 2000, 2003,
2008). Con la finalidad de describir de qué modo asumen un punto de
vista desde el cual argumentan, realizamos un relevamiento de formas
pronominales y desinencias verbales utilizadas en los tres grupos de la
muestra.
En cuanto al uso de formas pronominales de primera y de segunda per-
sona que construyen en el discurso conceptualizaciones de los interlo-
cutores observamos la presencia de: la primera persona del singular, la
primera persona del plural, la segunda persona del singular y la segunda
persona del plural (Castro y Ortega, 2010).

Resultados
Ilustraremos el procesamiento final de los datos obtenidos en el pretest a
través de algunas tablas que permiten apreciar los resultados conseguidos
en cada una de las escuelas de la muestra.
En primer lugar mostraremos los resultados referidos a la superestructura
argumentativa. Como se puede apreciar en la tabla Nº 1 no se presentaron
casos de textos con título en 6º de EB ni en 3º de EM dado que la consig-
na consistía en responder a una pregunta, mientras que el 83,33% de los
estudiantes de ES colocaron el título. Los datos reflejan que una de las
dificultades de los estudiantes que no han recibido instrucción específica
de escritura de textos argumentativos podría ser la ausencia de conclu-
sión, aunque algunos autores no lo consideren como parte indispensable
de este tipo de textos.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

19

6° EB 3°EM 2° ES
TÍTULO 0 0 83,33%
TESIS 82,60% 100% 91,66%
ARGUMENTOS 91,30% 96,15% 100%
CONCLUSIÓN 8,6% 46,15% 50%

Tabla N.º 1: La superestructura argumentativa en
el pretest en los tres niveles educativos

En segundo lugar mostraremos los resultados referidos a la estructura ar-
gumentativa y, en tercer lugar, los que corresponden al tipo de argumento
seleccionado por los estudiantes.
En la siguiente tabla se observa la diferencia que se ha dado en la es-
tructura argumentativa producida por los sujetos en el pretest en cada una
de las escuelas de la muestra:

Estructura 6° EB 3°EM 2° ES
Nivel I 13,04%
Nivel II 78,2% 26,92%
Nivel III 8,7% 50% 33,3%
Nivel IV a 15,4% 50%
Nivel IV b 7,7 % 16,6

Tabla N.º 2: La estructura argumentativa en el
pretest en los tres niveles educativos

Se destaca de los datos obtenidos que en 6° de EB el mayor porcentaje y
de hecho muy significativo se encuentra en el nivel II, en 2° año de EM
se concentra en el nivel III y en 2° de ES se concentra en el Nivel IVa.
Esto podría indicarnos que a pesar de no haber recibido instrucción en
producción escrita de textos argumentativos y de evidenciarse textos con
dificultades de cohesión y con pobres argumentos en el Nivel Universi-
tario, se produce espontáneamente un progreso con el pasar del tiempo,
desde el Nivel I que posee estructuras argumentativas rudimentarias, que
es un nivel que denominamos preargumentativo en función de que los
niños no expresan su opinión sino que la suponen como ya consensuada y

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

20

solo esbozan argumentos muy rudimentarios, en el que solo se registró un
porcentaje del 13,04% en 6° de EB hasta los niveles superiores. Nótese
que no aparecen ejemplos del Nivel I en EM ni en ES.
El Nivel II, de transición entre el preargumentativo y el de argumentación
mínima, arroja los siguientes guarismos: el máximo porcentaje 78,20%
en 6° de EB, un porcentaje significativo de 26,92% en EM y desaparece
en ES. En el Nivel III, que es el que permite apreciar si los estudiantes
poseen la estructura argumentativa mínima, es decir que son capaces de
expresar su opinión y sostenerla con argumentos, las cifras finales indican
que solo un 8,70% de los estudiantes de 6° de EB llegan a este nivel, el
50% de los sujetos de 3° de EM acceden a él y un 33,33% de los estu-
diantes de ES.
Por último si nos referimos al Nivel IV a. no encontramos en el pretest
ejemplos en 6° de EB, en tanto que se observa porcentajes de 15,40% y
50% en los jóvenes de EM y ES respectivamente.
Mientras que en el Nivel IV b. en el que se espera encontrar textos con
una opinión fundamentada con al menos dos argumentos conectados y
con caracterísitcas de textualidadd aceptables, podemos indicar que solo
un 7,70% de los jovenes de EM lo lograron y solo un 16,60% de los es-
tudiantes de ES.
En general los porcentajes indican que el mayor número de los casos se
encuentra dentro de los niveles intermedios, es decir para 6° de EB en
la franja del Nivel II, para 3° de EM en la franja del Nivel III y para los
estudiantes de 2° de ES en el Nivel IVa.
Esto nos mostraría que en cada uno de los grupos se pudo observar los
menores porcentajes en los extremos, pero que al mismo tiempo, en nin-
guno de los grupos se observó la mayor concentración de casos en el
mayor Nivel.
Por su parte los datos obtenidos en relación con los que corresponden al
tipo de argumento seleccionado por los sujetos de la muestra, vemos en
la tabla que se presenta a continuación la distribución de los porcentajes.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

21

6° EB 3°EM 2° ES
NIVEL I 34,78%
NIVEL II 65,21%
NIVEL III 53,84% 16,6%
NIVEL IV 46,15% 41,66%
NIVEL V 41,66%


Tabla N.º 3: Tipos de argumentos en
pretest en los tres niveles educativos

Los resultados son similares, en el sentido que nos muestran que los ado-
lescentes de 6° de EB no superaron el Nivel II en el que se concentra
el 65,21% de los casos, los estudiantes de 3°de EM presentan el mayor
porcentaje de 53,84% en el Nivel III sin aparecer ningún caso de Nivel V
y en la muestra de ES encontramos el mismo porcentaje de 41,66% en los
niveles IV y V. Vemos entonces que en los niveles de mayor complejidad
en los que los alumnos logran formular su opinión justificada por dos
argumentos relacionados entre sí y con una producción poseedora de una
estructura argumentativa más compleja, se dan (en el pretest) solo en EM
y ES y con mejores porcentajes en EM.
La tabla comparativa entre los distintos Niveles de Educación presenta
datos que permiten visualizar logros muy similares. Sólo se observan Ni-
veles de producción textual centrados en el yo en el 34, 78% de 6° de EB,
los mayores porcentajes (65,21%) se dan en el nivel II, es decir, que los
niños emplean argumentos prácticos muy cercanos al yo. Esto nos indica
que aún no han logrado el suficiente grado de descontextualización que
permita construir al otro, en tanto alocutario de su discurso, y lograr, en
consecuencia el empleo de argumentos de interés colectivo y con mayor
grado de abstracción. Por su parte, no se registran ejemplos de los niveles
I y II en EM, pero el porcentaje mayor, 53,84% de los casos, se concentra
en el Nivel III (en el que comienza a observarse una interrelación entre el
individuo y el colectivo). Esto no es desalentador si observamos que un
46,15% de los estudiantes han logrado el nivel IV. En la muestra de ES
en cambio, registramos la mayor presencia de ejemplos en los Niveles IV
(en el que se incluyen los argumentos que permiten apreciar un interés
centrado en un colectivo) y V (argumentos centrados en el colectivo con
razones de mayor nivel de abstracción).

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

22

En lo que hace a datos cualitativos en general, las mayores diferencias de
los textos escritos entre los distintos niveles de escolaridad están dadas
por la incorporación en el texto producido en los estudiantes de EM y ES
de elementos propios del discurso argumentativo. Esto se evidencia en
la presencia del título, una opinión explicitada; el refuerzo de la opinión;
el empleo de distintos procedimientos discursivos (aunque escasos), ma-
yor presencia del locutor y del alocutario; mayor cantidad y variedad de
conectores, la presencia de argumentos interconectados y de una conclu-
sión, entre otros aspectos.

Correlación entre estructura argumentativa y desinencias verbales y
pronombres
La siguiente tabla registra la presencia del locutor y alocutario en el cor-
pus.

Presencia de locutor y alocutario 6°EB 3°EM 2°ES
Uso de la primera persona singular 12,93 10,63 6,42
Uso de la primera persona plural 13,79 41,13 32,14
Uso de la segunda persona singular 39,65 13,45
Uso de la segunda persona plural 5,17 0,70


Tabla N.º 4: Presencia de locutor y alocutario en pretest

En relación con las conclusiones referidas a la construcción del locutor y
el alocutario, en el pretest, en cuanto a la posibilidad de que los estudian-
tes construyan en su discurso un locutor que asume lo dicho y un alocu-
tario al que se dirige la argumentación, hemos corroborado lo siguiente:

§ Los estudiantes de 6° de EB manifiestan una transición hacia el
proceso de descentralización.

§ En los tres niveles educativos se observó que la primera persona
plural es utilizada, en la mayoría de los casos, en forma inclusiva
para construir un locutor que involucra al alocutario.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

23

§ En general, es muy escaso el porcentaje que ha usado la primera
persona singular para formular y defender opiniones desde el
yo” del que habla o escribe.

A partir de estos resultados podemos establecer ciertas correlaciones entre
las posibilidades de producir estructuras argumentativas más complejas
y las posibilidades de configurar a los interlocutores en el discurso. Se
evidencia que las mayores posibilidades argumentativas de los sujetos se
corresponden con mayor densidad de formas de conceptualizar a los par-
ticipantes del evento comunicativo: los estudiantes que mejor argumentan
y arman sus escritos más apropiadamente son también los que pueden
concebir al otro en la relación de alocución y asumir una voz propia y
personal para formular opiniones. Por otra parte, en el nivel III y IV, las
formas preponderantes son las de segunda o primera persona inclusiva.
De manera tal que la figura que se pone en escena de manera predominan-
te es la del alocutario (Castro y Ortega 2011). En los siguientes ejemplos
se ilustra la densidad de uso de las formas en dos grupos de discursos, que
pertenecen al pretest:

1) Para la tecnología nos comunica con amigos lejanos
pero tampoco tenés que estar hablando mientras estás con
otro amigo. A
(F) PTEE6°EB

Este ejemplo pertenece al Nivel I, el de menor elaboración de la estruc-
tura argumentativa. En un enunciado construido con 20 palabras emplea
cuatro marcas para la construcción de las personas discursivas (resaltadas
con negritas).

2) Sí, porque varias personas muestran solo lo que se quiere ver
o sea lo que lo que quieren que se vea en las redes sociales y
esto hace que conozcamos una parte de ella. También disminuye
las relaciones personales ya que el cara a cara con la otra per-
sona
es menor y no se disfrutan momentos de mayor valor que
el de hablar con una máquina, el valor que se tenía antes para
hablarle a alguien o los detalles a la hora de demostrar algo
cambian por la tecnología. Si bien está mal decir esto porque no
es por la tecnología sino por su uso indebido. Otro ejemplo sería

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

24

cuando se intenta entablar una relación y a la hora de encontrar
y conocer esa persona no es lo que se esperaba y las cosas dejan
de ser del todo claras.
Por eso pienso que influyen negativamente porque se pierden
momentos, capacidades y tiempo que tranquilamente se po-
drían
utilizar en acciones concretas, ya que si existe interés
verdadero se puede realizar con o sin internet o ayuda de una
red.
(F) PTEE3°EM

En este caso, que pertenece al nivel de mayor elaboración, sobre apro-
ximadamente 179 palabras2 la joven ha empleado 16 (8,93%) formas de
configurar conceptualizaciones de los participantes de la interacción. Di-
versas formas verbales y pronombres que refieren al locutor y alocutario.
Predomina en este discurso la puesta en escena del alocutario frente a la
presencia del locutor. Involucra a los demás a través del empleo del con-
dicional, como un alocutario colectivo, se incluye a través del nosotros en
la forma verbal “conozcamos”.
Para terminar con el análisis podemos observar algunos números sobre
las marcas lingüísticas

Promedio
de palabras

Promedio
de argu-
mentos

Variedad de
conectores
(Total 64)

Conector
es más fre-

cuentes
Frecuen-

cia de
Procedi-
mientos


EB 36 2 24

Porque (24)
Y (21)

Pero (10)
Para (9)

Causales
Aditivos
Contraar-
gumentos
Finalidad

2 El criterio para contar palabras fue la herramienta del procesador de textos.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

25


EM 96 4 40

Porque (40)
Y (37)

Pero (19)
Para (12)

Causales
Aditivos
Contraar-
gumentos
Finalidad


ES 168 4 44

Ya que (16)
Y (33)

Como (13)
Para (7)

Causales
Aditivos

Ejemplifi-
cación

Finalidad
A simple vista se observa que aumenta progresivamente el promedio de
palabras por texto, el número de argumentos, la variedad de conectores
utilizados pero se mantiene la calidad en el sentido que los conectores
más frecuentes y los procedimientos argumentativos más utilizados son
los mismos para los tres grupos.

Conclusiones
Al finalizar el pretest estamos en condiciones de afirmar que los sujetos
estudiados pueden formular una opinión y sostenerla, al menos con uno o
dos argumentos (salvo alguna excepción) con la intención de explicar re-
laciones de causa efecto entre hechos. Con respecto al tipo de argumentos
empleados se evidencia que a menor edad y nivel de instrucción emplean
argumentos prácticos muy cercanos al yo y que a medida que pasa el
tiempo van aumentando paulatinamente el grado de descontextualización
que permite construir al otro, en tanto alocutario de su discurso, y lograr,
en consecuencia el empleo de argumentos de interés colectivo y con ma-
yor grado de abstracción. En el Nivel III, en el que comienza a observarse
una interrelación entre el individuo y el colectivo, los argumentos rele-
vados están en la muestra de EM. El Nivel IV, en el que se incluyen los
argumentos que permiten apreciar un interés centrado en un colectivo y
el Nivel V (argumentos centrados en el colectivo con razones de mayor
nivel de abstracción) los porcentajes disminuyó en EM y aumentaron en
ES.

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

26

En cuanto a los procedimientos utilizados para argumentar el orden de
frecuencia de uso es el siguiente: explicación por causas; por finalidad,
contraargumentación y ejemplificación.
En general, la mayoría de los estudiantes utilizaron conectores con predo-
minio de los conectores causales (porque) y aditivos (y, también), conec-
tores para contraargumentar (pero) y de argumento por finalidad (para).
Los de menor frecuencia son los conectores temporales, concesivos y de
conclusión o resumen que se observaron solo en ES. A pesar de que pre-
sentan con alta frecuencia ejemplos, prácticamente no utilizan conectores
para introducirlos.
Los resultados evidenciaron que la mayor parte de los estudiantes están
en condiciones de expresar su opinión y de justificarla, no obstante las
dificultades se observan en la claridad de dicha expresión, en la capaci-
dad de reforzarla a partir del uso de distintos procedimientos discursivos:
ejemplos, definiciones, citas de autoridad, recursos de estilo: interroga-
ciones retóricas, de marcar una mayor presencia del locutor y del alocuta-
rio, de un uso más variado de elementos de conexión, entre otros aspectos.
Pensamos que tal competencia puede ser modificada y perfeccionada en
la interacción áulica. Orientar nuestros esfuerzos hacia la presencia de
un locutor conceptualizado en relación con un alocutario al que pretende
convencer, al que interpela y al que dirige sus argumentos, es uno de los
logros más interesantes que pretendemos luego de la implementación de
una secuencia didáctica con el objeto de perfeccionar las competencias
para argumentar.
En relación con el objetivo enunciado en el resumen sobre: Establecer si
en su proceso de producción de textos argumentativos, son capaces de
efectuar reflexiones metacognitivas y metalingüísticas, no lo hemos abor-
dado en este trabajo dado que los datos más significativos se obtuvieron
a partir del debate oral y en el momento de reflexión y no en las muestras
de producción escrita.
En definitiva es posible afirmar, a modo de cierre, que los datos aportados
por las muestras a partir de los procedimientos seleccionados y los instru-
mentos diseñados para el análisis de las producciones escritas resultaron
de un gran valor para describir el desarrollo de la competencia productiva
escrita de textos argumentativos alcanzado por los tres grupos del estu-
dio y nos permitieron identificar la cantidad y calidad de los argumentos
utilizados como así también comparar los resultados de los tres grupos de
la muestra.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

27

Referencias bibliográficas:
Brassart, D. (1995). “Elementos para una didáctica de la argumentación

en la escuela”. En Comunicación, lenguaje y educación, (25),
pp. 41-49.

Camps, A. (1990). “Modelos del proceso de redacción: algunas implica-
ciones para la enseñanza”. En Revista Infancia y aprendizaje,
(49), pp. 3-19.

Camps, A. (1995). “Aprender a escribir textos argumentativos: caracterís-
ticas dialógicas de la argumentación escrita”. En Comunicación,
Lenguaje y Educación,
(25), pp. 51-63.

Castro, C. 2009. “Alternancia entre omisión, expresión y duplicación de
formas pronominales”. Ponencia presentada en Primeras Jorna-
das de AALCO. Mendoza.

Castro, C. & Ortega de Hocevar, S. (2010). “Géneros argumentativos en
la escuela primaria”. Ponencia presentada en las Segundas Jor-
nadas Internacionales de Investigación y Prácticas en Didáctica
de las Lenguas y las Literaturas. Bariloche.

______ (2011). “Discursos argumentativos de niños que cursan tercer año
de la escolaridad básica: análisis de la construcción del locutor
y el alocutario”. En La lectura y la escritura como criterios de
calidad de la educación. Memorias del VI Congreso Internacio-
nal de Cátedra UNESCO
. Barranquilla: Universidad del Norte.
Barranquilla Universidad del Norte.

Cotteron, J. (2003). “¿Secuencias didácticas para enseñar a argumentar
en la escuela primaria?”. En Camps, A (comp). Secuencias di-
dácticas para aprender a escribir.
(pp.93-109). Barcelona: Graó.

Cuenca, J. (1995). “Mecanismos lingüísticos y discursivos de la argu-
mentación”. En Comunicación, lenguaje y educación, (25), pp.
23-40.

Cuenca, J. & Hilferty, J. (1999). Introducción a la lingüística cognitiva.
Barcelona: Ariel.

Documento curricular provincial (1998). Nivel Inicial, Primer y Segundo
Ciclo de la Educación General Básica
. Mendoza: Dirección
General de Escuelas.

Revista Pucara, N.º 27 (9-29), 2016

28

Dolz, J. (1995). “Escribir textos argumentativos para mejorar su compren-
sión”. En Comunicación, lenguaje y educación, (25), pp. 65-67.

Dolz, J. y Pasquier, A. (1996). Argumentar para convencer. Navarra:
Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra.

Golder, C. & Coirier, P. (1996). “The Production and Recognition of Ty-
pological Argumentative Text Markers”. En Argumentation, 10,
pp. 271-282.

Langacker, R. (2000). “Estructura de la cláusula en la Gramática cognos-
citiva”. En Revista Española de Lingüística Aplicada, volumen
monográfico, pp.19-65.

______ (2003). “Extreme subjectification. English tense and modals”. En
Cuyckens, H. et al., (eds). Motivation in Language, pp.3-
26.

______ (2008). Cognitive Grammar. A basic introduction. Oxford:
Oxford University Press.

Lo Cascio, V. (1998). Gramática de la argumentación. Madrid: Alianza.
Luján, M. (1999). “Expresión y omisión del pronombre personal”, En

Bosque, I. y Demonte, V. Nueva Gramática Descriptiva de la
Lengua Española
, pp. 1275-1315.

Ortega de Hocevar, S. (2011). Producción de discursos argumentativos
en el primer ciclo de la educación básica
. Córdoba: Río Cuarto
UNRC (en prensa).

Ortega de Hocevar, S. (2011). “La argumentación temprana: análisis de
discursos argumentativos en el primer ciclo de la educación bási-
ca”. En La lectura y la escritura como criterios de calidad de la
educación. Memorias del VI Congreso Internacional de Cátedra
UNESCO
. Barranquilla, Universidad del Norte.

Parodi, G. & Núñez, P. (1999). “En búsqueda de un modelo cognitivo/tex-
tual para la evaluación del texto escrito”. En M. Martínez (Ed.),
Procesos de comprensión y de producción de textos académicos:
Argumentativos y expositivos,
(p. 83-116). Cali: Universidad del
Valle.

Perelman, Ch. & Olbrechts-Tyteca, L. (1989). Tratado de la argumenta-
ción
. Madrid: Gredos.

Producción escrita de discursos argumentativos: un estudio comparativo entre estudiantes
de primaria, secundaria y universidad

29

Perelman, F. (2001). “Textos argumentativos: su producción en el aula”.
En Revista Lectura y Vida, (2), pp. 32-45.

Peronard, M. (1992). “Antecedentes ontogenéticos de la argumentación”.
En Scripta Philologica in Honorem Juan M. Lope Blanch, 3, pp.
417-431.

Rubio, M. & Arias, V. (2002). “Una secuencia didáctica para la enseñanza
de la argumentación escrita en el Tercer Ciclo”. En Revista Lec-
tura y Vida
, 4, pp. 34-41

Sánchez, I. & Alvarez, N. (2001). “El discurso argumentativo de los es-
colares venezolanos.” En Martínez, M. (comp). Aprendizaje de
la argumentación razonada. Desarrollo temático de los textos
expositivos y argumentativos 3
. (p. 89-104). Colombia: Univer-
sidad del Valle.

Silvestri, A. (2001). “La producción de la argumentación razonada en
el adolescente: las falacias de aprendizaje”. En Martínez, M.C.
(comp). Aprendizaje de la argumentación razonada. Desarrollo
temático de los textos expositivos y argumentativos 3
. (p. 29-48).
Colombia: Universidad del Valle.

Toulmin, S. E. (1958). The Uses of Argument. Cambridge: University
Press.
Van Dijk T. & Kintsch, W. (1983). Strategies of discourse comprehen-

sion. New York: Academic Press.
Van Eemeren, F. & Grootendorst, R. (2002). Argumentación, comunica-

ción y falacias. Una perspectiva pragmadialéctica. Santiago,
Chile: Ediciones Universidad Católica de Chile.

Vigotsky, L. S. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos supe-
riores
. Barcelona: Crítica.

30

31

Reflexiones acerca de la naturaleza
del ensayo en los espacios digitales

Alejandro Caamaño Tomás
Universidad Autónoma Metropolitana, México

e-mail: act@correo.azc.uam.mx

Resumen

En el año 2012, dentro del proyecto departamental “Las TIC como re-
curso en la investigación para las humanidades”, surgió la investigación
“El ensayo hipertextual como posibilidad de expresión y herramienta en
los espacios digitales” del grupo de investigación Discursos Sociales y
Comunicación del Departamento de Humanidades de la Universidad Au-
tónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, de la ciudad de México.
Durante las discusiones que nuestro grupo de investigación ha tenido,
desde el inicio de este proyecto, hemos estudiado la noción de ensayo en
sus diferentes niveles, lo que nos ha llevado a preguntarnos por la escritu-
ra ensayística en el ámbito universitario y las facilidades y peculiaridades
que otorga el espacio hipertextual para su producción.

En la presente ponencia, quiero reflexionar sobre la consideración del en-
sayo como género –siendo consciente de las dificultades taxonómicas del
género–, a partir de las definiciones propuestas por Mijaíl Bajtín para los
géneros discursivos y de las herramientas o recursos digitales utilizados
en su construcción. Para esto último, recurriré a los fundamentos teóricos
del hipertexto propuestos por especialistas de la talla de George Landow
y Yuri Lotman, entre otros.
Palabras clave: géneros discursivos, ensayo, hipertextual, TIC.

Abstract
In 2012, within the departmental project “ICT as a resource in research
for the humanities” arose the research “The hypertextual essay as pos-
sibility of expression and tool in digital spaces”, of the research group
Speeches Social and Communication, belonging to the Humanities

Revista Pucara, N.º 27 (31-40), 2016

32

Department at the Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco,
Mexico City.
During the discussions that our research group had, since the beginning of
this project, we have studied the notion of essay at different levels, which
has led us to wonder about essay writing at the university level and the
facilities and peculiarities gives the hypertext space for its production.
In this paper, I want to reflect on the consideration of the essay as gender
-being aware of the taxonomic difficulties of the genre-, from the defini-
tions proposed by Mikhail Bakhtin for discursive genres and digital tools
or resources used in its construction. For the latter, I will draw on the
theoretical foundations of hypertext proposed by specialists of the caliber
of George Landow and Yuri Lotman, among others.
Key words: essay, digital spaces, hypertext, Landow, Lotman.

***

El trabajo que quiero presentar aquí, titulado Reflexiones acerca de la
naturaleza del ensayo en los espacios digitales, está enmarcado en los
avances teóricos del proyecto El ensayo hipertextual como posibilidad
de expresión y herramienta en los espacios digitales
, que el grupo de
investigación Discursos Sociales y Comunicación del Departamento de
Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco
de la ciudad de México está desarrollando desde hace dos años y que es
parte del programa de investigación presentado por dicho departamento:
“Las TIC como recurso en la investigación para las humanidades”.
El propósito fundamental de dicho programa departamental es promo-
ver el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la
investigación en las disciplinas humanísticas. Por esta razón, se preten-
de incorporar el empleo de dichas tecnologías mediante la creación de
un espacio digital que tendrá dos finalidades: en primer lugar, quiere ser
una herramienta para la investigación del ensayo, género académico de
gran proyección y uso en los programas de las disciplinas académicas, en
general, y, particularmente, en las de carácter humanístico; en segundo
lugar, se piensa como un espacio que va a contribuir a la creación de hi-
pertextos, los cuales atenderán las temáticas relevantes para la academia
y para los intereses propios de los jóvenes universitarios.

Reflexiones acerca de la naturaleza del ensayo en los espacios digitales

33

Teniendo en cuenta los objetivos que desde un principio el grupo de in-
vestigación se propuso, la lógica iba marcando los pasos a seguir: no solo
debíamos estudiar las posibilidades pedagógicas del ensayo, sino que era
una obligación repensarlo, considerar la probabilidad de un cambio en su
naturaleza a partir del uso de herramientas digitales para su confección,
porque, efectivamente, nos planteamos una pregunta que se colocó en el
centro de la discusión: ¿se puede seguir llamando ensayo al texto produ-
cido en los espacios digitales, desde la perspectiva tradicional de género
discursivo? Y a esta siguieron otras que, en definitiva, parecían abrir la
puerta a posibilidades insospechadas: ¿Sería posible considerar al que de-
nominamos “ensayo hipertextual” como un nuevo tipo de género discur-
sivo, como un nuevo subgénero narrativo? Para poder reflexionar sobre
esto no quedaba más remedio que adentrarnos en dos sendas: la primera
nos iba a llevar a desentrañar la naturaleza del género ensayo –muy discu-
tida, por otra parte–; y en la segunda estudiaríamos y presentaríamos las
particularidades de la escritura en los espacios digitales. En último térmi-
no, podríamos llegar a hipotetizar hasta qué punto el ensayo hipertextual
podría ser considerado o no como una nueva modalidad textual. Esta será,
efectivamente, mi hoja de ruta en esta ponencia. Veamos primeramente
una serie de nociones sobre el ensayo.
Uno de los grandes problemas no resueltos sobre el ensayo –y podríamos
decir que si no de imposible sí de difícil resolución– gira en torno a su
carácter. Es quizá, su joven naturaleza, digamos, más bien, su relativa
modernidad la que provee al ensayo de su fantástica indefinición, pero
lo dota, al mismo tiempo, de una serie de características comprendidas y
aceptadas: reflexión y crítica del ensayista con el mundo; pensamiento y
juicio como elementos medulares en el camino de la mente al papel. Bien
pudiera pensarse que la falta de tiempo, y el relativamente escaso recorri-
do histórico del género es lo que haya hecho imposible que se aposenta-
ra con la madurez propia de otros géneros de igual naturaleza narrativa,
como atestigua el caso de otro modelo narrativo, la novela, género de an-
tiguos y reconocidos precedentes y una tardía consolidación medieval, o,
como afirma Georg Luckács (1975, pág.32) para el caso de la poesía: “La
forma del ensayo sigue sin terminar el camino de la independización que
su hermana la poesía ha recorrido hace ya mucho tiempo, el camino del
desarrollo hasta la autonomía desde una primitiva unidad indiferenciada
con la ciencia, la moral y el arte.”
No obstante, su encuadramiento, o más bien acercamiento, tanto a los
géneros de naturaleza literaria como no literaria, frente a la comentada

Revista Pucara, N.º 27 (31-40), 2016

34

dificultad e inutilidad de clasificarlo, es lo que más páginas han llenado y
sigue llenando en los estudios críticos. El mismo Luckács (1975, pág.35)
nos da su clara opinión al respecto: “El ensayo moderno […] se ha hecho
demasiado rico e independiente para ponerse incondicionalmente al servi-
cio de algo, pero es demasiado intelectual y poliforme para cobrar forma
por sí mismo.” Pero no va a ser este el centro de esta ponencia. Aunque
debemos aceptar que, en efecto, el acontecimiento intelectual que supone
su elaboración es la respuesta a esa catalogación: un experimento basado
en un sondeo limitado, en muchos casos, de pruebas pertenecientes al
dominio de las disciplinas sociales, pero con un componente interpreta-
tivo polifónico; cuyas exigencias técnicas, adecuadas y maniatadas por
el formalismo académico constriñen, en buena manera, la esencia misma
del género. Y decimos que violentan uno de sus atributos fundamentales:
su parcela estética.
En cuanto a este aspecto, Liliana Weinberg se expresa sobre el ensayo de
la siguiente manera: “Poética del pensamiento” (Garza Saldívar, 2007) y
que remite, indefectiblemente, al sujeto constructor y a su producto. Tal
notorio acercamiento de la autora al género como pieza de composición
estética tiene, en ella y en buena parte de la crítica, un origen en las ob-
servaciones de Theodor Adorno, el cual, contradiciendo las afirmaciones
de Georg Luckács, que apoyaba la idea del ensayo como “obra del arte en
nombre del orden, y de manera simbólica e inapropiadamente”, sostenía
que, aunque es indudable el componente estético que el ensayista toma de
las artes, este se aparta de ellas –y debe hacerlo– para poder preservar “la
espontaneidad de la fantasía subjetiva” (Adorno, 2007, pág.13).
El problema del ensayo, en cuanto a su naturaleza y su categorización
final como género discursivo –secundario según la tipología manejada
por Mijail Bajtín– es, aun intentando alejarnos de los inconvenientes que
suponen su filiación genérica, más importante de lo que generalmente se
admite, tal y como lo afirma el investigador ruso, quien resalta, en sus
investigaciones sobre los géneros discursivos, la dificultad e ineficacia
históricas para definir o limitar la naturaleza lingüística común de los di-
versos enunciados.
Y la siguiente declaración del autor dará mayor alcance a lo que represen-
ta el enunciado/género ensayo, a causa de sus características particulares,
en los espacios académicos y en su dimensión pragmática: “Porque el
lenguaje participa en la vida a través de los enunciados concretos que lo
realizan, así como la vida participa del lenguaje a través de los enuncia-

Reflexiones acerca de la naturaleza del ensayo en los espacios digitales

35

dos. El enunciado es núcleo problemático de extrema importancia” (Baj-
tín, 1998, pág.5). El modo en que nuestros alumnos pueden hacer presente
esta participación vital a partir de su tarea universitaria está recogido en el
binomio pensamiento reflexivo/voz autorial que configura determinante-
mente el enunciado ensayístico y que los llevará no solo a la reproducción
de tópicos lingüístico-sociales, sino también, y es el objetivo final desea-
do, a la construcción de la colectividad a la que pertenecen.
Veamos ahora el segundo objeto de estudio: el hipertexto.
Una de las definiciones del vocablo hipertexto más acertadas y que ahon-
da en la transformación de la función socio-comunicativa del texto nos la
da Iuri Lotman:

El texto de muchos estratos y semióticamente heterogéneo, ca-
paz de entrar en complejas relaciones tanto con el contexto cul-
tural circundante como con el público lector, deja de ser un men-
saje elemental dirigido del destinador al destinatario. Mostrando
la capacidad de condensar información, adquiere memoria. Al
mismo tiempo muestra la cualidad que Heráclito definió como
“logos que crece por sí mismo” (1996, p. 54).

Desde este punto de vista, el hipertexto para Lotman se equipara con la
obra artística en la medida en que “muestra propiedades de un dispositivo
intelectual: no sólo transmite la información depositada en él desde afue-
ra, sino que también transforma mensajes y produce nuevos mensajes”
(1996, p.54), generando nuevas semiosis que enriquecen y complejizan
la comunicación y la cultura; y, al mismo tiempo “cambia la idea que
se tenía sobre la relación entre el consumidor y el texto. En vez de la
fórmula ‘el consumidor descifra el texto’, es posible una más exacta: “el
consumidor trata con el texto”. Entra en contactos con él” (Lotman, 1996,
p.56). Es, entonces, cuando “el texto deja de ser un eslabón pasivo de la
transmisión de alguna información constante entre la entrada (el remi-
tente) y la salida (el receptor)” (Lotman, 1996, p.66) y se convierte en un
“dispositivo pensante formado como un sistema de espacios semióticos
heterogéneos en cuyo continuum circula algún mensaje inicial” (Lotman,
1996, p.67).

Revista Pucara, N.º 27 (31-40), 2016

36

A estas “nuevas creaciones”, es decir, textos y lenguajes relacionados con
las TIC, George Landow añade diferentes cualidades y particularidades
que harán presentar y caracterizar la lecto-escritura y la composición tex-
tual de manera rotundamente distinta a las concepciones tradicionales,
“ya que el hipertexto cambia radicalmente las experiencias que leer, es-
cribir
y texto suponen…” (Landow, 1995, p.59); y que, en consecuencia,
afectarán en mayor medida no solo la estructura textual, sino también al
escritor, al lector e, incluso, al texto, como producto destinado a la edu-
cación.
Por su parte, Roland Barthes nos habla de una textualidad abierta, en re-
lación con el dispositivo pensante de Lotman; una creación inacabada y
definida por términos como red, nodo, nexo, trama, red y trayecto, que
son también compartidos por otros teóricos, como Theodor Nelson, el
acuñador del término hipertexto, allá por los años sesenta; o Michel Fou-
cault, que incidió, en la variabilidad de la unidad textual, de cualquier
texto, que se manifiesta en la relación intertextual de los discursos que los
componen y, de modo más visible, en las redes y nexos que componen los
textos en los espacios hipertextuales.
A la particularidad de producción inacabada, sería necesario añadir otras
propiedades que delimitarían de manera exacta el hipertexto: en él, hay
una mayor apertura textual, un texto más rico, producto de una más am-
plia posibilidad intertextual y metatextual, y una mayor accesibilidad,
flexibilidad y agilidad para llegar a la información, lo que le otorga un
considerable dinamismo y una cierta independencia en cada una de las
lexías hipertextuales; sobre esto último, se puede afirmar que el hipertex-
to permite una polifonía que rompe la unicidad tradicional y la jerarquía
de un documento central sobre el que se establece el desarrollo textual:
ese centro puede considerarse como virtual, como un eje cambiante. Esta
multilinealidad –o descentralización característica–, con la consiguiente
ruptura de la linealidad de los textos no hipertextuales, es creada a partir
del uso de los nodos, redes y nexos en los que está incluida información
multimedia o no verbal, lo que provoca problemas a la hora definir los
límites textuales, de ahí su carácter de inconcluso o inacabado.
No obstante, es necesario aclarar que no voy a entrar a valorar las pro-
piedades del proceso lector de modelos hipertextuales, ni las ventajas o
desventajas con respecto a la lectura de textos impresos en los que no se
emplean las herramientas hipertextuales, ni tampoco incidiré en qué se
puede observar en el lector a partir de la aplicación de técnicas para la

Reflexiones acerca de la naturaleza del ensayo en los espacios digitales

37

lectura de tales textos; aunque es obligado decir que este lector va a verse
también transformado y se va a convertir necesariamente en un lector más
activo. El camino se va a dirigir al examen del texto y de la acción del
autor únicamente: al análisis del ensayo humanístico por alumnos univer-
sitarios. Y el centro de atención estará en los siguientes aspectos en los
que considero puede haber conflicto entre género ensayo e hipertexto:
extensión, estructura textual, presentación de la información, proceso ar-
gumentativo y voz autorial.
La variabilidad de la extensión en el ensayo ha tenido que ver, y mucho,
con las evoluciones culturales y sociales que provocaron el avance en
la teoría y en la praxis de los géneros discursivos, especialmente en el
último siglo. Hasta ahora, esta variabilidad en el género ensayo estaba
comprendida desde una perspectiva vertical –linealidad– y nunca como
un espacio periférico de acción. Desde luego, desde la necesaria transfor-
mación mental que supone para el ensayista la apertura de espacios hasta
el momento impensables e impensados, el margen espacial, ya sea este
aumentado o reducido, puede estar dentro de lo indicado para la extensión
del ensayo: la misma significación de “género de extensión variable” deja
en consideración del autor la pertinencia del desenvolvimiento ensayís-
tico, que, igualmente, estará lógicamente determinado por otros muchos
factores. Pero, en definitiva, no debiera ser este aspecto hipertextual un
elemento que altere de manera definitoria el concepto ensayístico tradi-
cional de variabilidad.
En segundo lugar, pensando en el ensayo más clásico, y conveniente-
mente utilizado para la enseñanza en los espacios académicos, debemos
considerar la estructura ensayística canónica, conformada por una intro-
ducción, un desarrollo y unas conclusiones, como una distribución que
favorece una innegable linealidad de pensamiento y de disposición de las
ideas y de los datos. La duda surge cuando enfrentamos el modelo de rup-
tura lineal, de descentralización hipertextual y configuración multilineal,
al tradicional ordenamiento del texto ensayístico.
Aunque la práctica docente exige y refuerza, por lo general, esta organi-
zación tripartita, al igual que lo que ocurre con la extensión, la estructu-
ra del ensayo es susceptible de alterarse. Tal posibilidad de adoptar una
perspectiva estructural más flexible –por otra parte, muy habitual ya en el
ensayo, académico o no, literario o no, o de cualquier otra índole en la que
podamos enmarcarlo– no parece estar reñida con la estructura del ensayo
hipertextual. Muy al contrario, el característico acceso multisecuencial

Revista Pucara, N.º 27 (31-40), 2016

38

del hipertexto, que permite al lector/escritor dar saltos de un material a
otro y de un discurso a otro; así como su forma de organizar la infor-
mación parecen favorecer uno de los fundamentos del género, que es el
interés del autor por plasmar y ordenar sus ideas y los materiales en un
orden lógico, pero absolutamente personal.
Otro punto importante a tratar es el tipo de información que el ensayista
hipertextual maneja; esa que es recogida a través de diferentes medios y,
que en un elevado porcentaje, no corresponde al texto impreso. ¿Tienen
estas fuentes hipermediales el mismo valor, en términos de calidad de la
información y de poder argumentativo, que las tradicionales? Me parece,
y volviendo al texto académico elaborado por los alumnos, que siempre
que la evaluación de la fuente se haga de un modo correcto, en relación a
su procedencia, autoría y calidad de la información, no deberíamos preo-
cuparnos por la eficacia argumentativa de estos datos.
Sin embargo, sobre el uso de las nuevas tecnologías y de la información
multimedial hay varias cosas que deben decirse: en primer lugar, si bien
es cierto que los escritores y los lectores hoy en día desarrollan fácilmente
destrezas asociadas con las TIC, por lo que de forma muy natural, aceptan
y adoptan el uso de la computadora en sus actividades de aprendizaje, por
otro lado, basta con pocos minutos para que se saturen de información,
mucha de ella inútil o repetida, lo que exige el desarrollo de habilidades
para seleccionar adecuadamente la que puedan procesar. En segundo lu-
gar, la navegación por páginas que no sean realmente provechosas puede
provocar que el estudiante que esté produciendo un ensayo pierda de vista
el objetivo que se propuso inicialmente. La dispersión de la lectura digital
y la recopilación de datos aleatorios, y a menudo mal evaluados, en un
entorno de muy fácil accesibilidad a ellos, son algunos de los grandes
problemas con los que los docentes nos enfrentamos.
Pero si hay algo que resaltar sobremanera dentro de un texto ensayístico,
eso es el papel del autor, su voz, su representación. Y si hay algo que pu-
diera, definitivamente, suponer una ruptura en el género eso es la pérdida
o alteración significativa en el texto de la voz autorial. Examinemos este
aspecto ahora en el ensayo hipertextual.
Desde el análisis hecho anteriormente, todo apunta a que el autor sigue
conservando las riendas en su escrito, tanto a la hora de planificar la
estructura del texto como de presentar la información dentro de él. No
obstante, lo planteado por algunos investigadores señala lo contrario: el

Reflexiones acerca de la naturaleza del ensayo en los espacios digitales

39

ensayista, desde el momento en que utiliza las herramientas digitales,
pierde cierto control básico sobre su texto: este conjunto de lexías des-
centralizadas que conforman el ensayo representarían cada una a su autor,
con lo que el “autor general” del escrito se vería desdibujado o en vías
de desaparición, por una parte; por otra, y esto tiene relación tanto con el
manejo de las fuentes como con el proceso argumentativo, a causa de esto
primero, se difumina la oposición entre el texto y las notas y comentarios,
que pasan a ser un texto más. La pregunta, entonces, sería la siguiente:
¿hay una pérdida del valor de la voz autorial, tal y como la conocemos
en el ensayo tradicional, por la particular presentación de la información?
El hipertexto se podría presentar como un producto multiautorial, como
una elaboración polifónica en la que el autor se puede llamar “represen-
tante multiautorial” desde el momento en que representa cada una de las
voces que allí aparecen. Para el ensayo, esto es fundamental, pero, en una
forma más o menos pronunciada, cambiaría la imagen del autor tradicio-
nal, el que habla por sí y recoge, incluso, la autoría de las voces de sus
fuentes. Considero que, ni aun así, hay una desaparición de la voz activa
autorial, o mejor, digamos, de las voces activas autoriales que están insta-
ladas en un mismo nivel estructural y significativo.

A modo de conclusión

Aunque el ensayo hipertextual no ha sido establecido genéricamente y
existen evidentes dificultades para hacerlo, pues implicaría reducir las
complejidades propias del ensayo a ciertos beneficios de corte técnico,
como el uso de hipervínculos y la edición de contenido hipermediales,
que además promuevan un cierto grado de interactividad, el ensayo como
lo entendemos, es decir, una herramienta de pensamiento y reflexión que
promueve la alfabetización académica, exige una serie de habilidades que
el uso de la tecnología no aporta de facto.

¿Podríamos hablar de ensayo hipertextual? Creo que sí, desde el momento
en que aceptamos que la esencia del ensayo permanece y es enriquecida
en el espacio digital, por los motivos anteriormente expuestos. Aunque,
este es un análisis hecho a vuelo de pájaro y con unos parámetros de
estudio limitados. El verdadero trabajo comienza ahora.

Revista Pucara, N.º 27 (31-40), 2016

40

Referencias bibliográficas:
Adorno, T. W. (1962). Notas de literatura. Barcelona: Ediciones Ariel.
Bajtín, M. (1998). Estética de la creación verbal. México D.F.: Siglo XXI

editores.
Garza Saldívar, N. (2007). “El ensayo como una poética del pensamiento:

entrevista a Liliana Weinberg”. En Andamios, 4 (7), pp. 271-287.
Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_
arttext&pid=S1870-00632007000200011&lng=es&tlng=es.

Landow, G. (1995). Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica con-
temporánea y la tecnología
. Barcelona: Editorial Paidós.

Lotman, I. (1996). La semiosfera I. Semiótica de la cultura y del texto.
Madrid: Ediciones Cátedra.

Luckács, G. (1975). El alma y las formas. Teoría de la novela. Madrid:
Grijalbo.

41

De alfabetizaciones y pasajes. De la escuela media a la uni-
versidad, del aula a Internet, del cuaderno a la

Netbook y más… Reflexiones sobre una propuesta

María Julia Simoni
Universidad Nacional del Nordeste, Argentina

e-mail: julia.unne.virtual@gmail.com

Resumen
Desde que iniciáramos nuestras experiencias de innovación con la incorpora-
ción de las TIC en el Taller de Comprensión y Producción de Textos, y –con
ellas– la revisión permanente de nuestras prácticas, nos hemos preocupado
por la exploración, reflexión y apropiación de saberes relacionados con el uso
de las TIC y las alfabetizaciones que demandan nuestros alumnos en el pasaje
entre los estudios secundarios y la universidad.
A lo largo de estos años (2008-2014), asediamos a esta problemática desde
diversos ángulos y nuestras propuestas de aplicación estuvieron centradas en
prácticas de taller de alfabetización. Por eso, en esta comunicación, nos pro-
ponemos un recorrido recursivo y espiralado que nos permita dar otra vuelta
de tuerca a nuestras experiencias y algo más…
Palabras clave: Pasajes, TIC, alfabetización, inclusión.

Abstract
Since we began our innovation experiences with the incorporation of ICT in
the Workshop for comprehension and production of texts and, with them - the
ongoing review of our practices, we have worried about exploration, reflec-
tion and appropriation of knowledge related to the use of ICT and literacies
demanded by our students in the passage between high school and college.
Throughout these years (2008 - 2014), we have been facing this problem
from different angles and our implementation proposals were focused on lit-
eracy workshop practices. Therefore, in this paper, we propose a traversal
and spiraled path that allows us to give another twist to our experiences and
more...
Key words: Passages, TIC. Literacy, inclusion.

Revista Pucara, N.º 27 (41-51), 2016

42

Umbrales y pasajes
Saber leer y escribir en la universidad garantiza en gran medida el avance en
las trayectorias académicas y supone el dominio –o la apropiación– de prácticas
concretas aplicadas sobre textos de alto grado de complejidad por su estructura, su
vocabulario y por los supuestos sobre los que se basa su discurrir conceptual. Za-
mero y Taboada (2012) sostienen que los discursos académicos suelen resultarles
opacos a los alumnos instalados en lo que en este trabajo denominamos umbrales.
Esta problemática, sitúa a nuestros alumnos en una zona de frontera (Lotman,
1996) donde los modos conocidos de decir y de hacer les resultan insuficientes.
Zona de frontera entre la escuela y la academia, entre sus prácticas vernáculas y
las prácticas que deben posibilitar sus aprendizajes en el contexto complejo de la
sociedad del conocimiento.
También, hablamos de alfabetizaciones y usamos el término en plural porque
entendemos que incluye problemáticas propias de alfabetización académica
(Carlino, 2006), alfabetización informacional (Cassany y Ayala, 2008), lectura
crítica (Fainholc, 2004; Cassany, 2008), literacidad (Cassany, 2008) y gramática
de la multimodalidad (Cope y Kalantzis, 2009). Y, en este caso, los recorridos de
aprendizaje y las apropiaciones nos incluyen en tanto docentes y aprendices. Por
eso, consideramos pertinente y relevante que narremos los derroteros que hemos
seguido como una forma de construir conocimiento para facilitar el pasaje de
estos umbrales.

La narrativa como práctica enriquecedora
Leemos en el documento ministerial La documentación narrativa de experien-
cias pedagógicas. Una estrategia para la formación de docentes
(M.E., 2005,
p.15) que “al contar historias acerca de la docencia aprendemos a enseñar mejor.”
Si somos lo que relatamos (Roldán, 2013), la narrativa de nuestros quehaceres de-
viene entonces en la manera natural que tenemos de documentar, revisar, compar-
tir y modificar nuestras prácticas. Por eso, desde (y en) el relato de nuestras prácti-
cas en el aula del Taller de Comprensión y Producción de Textos3 dependiente del
Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades de la UNNE, reflexio-
namos sobre la introducción del complemento virtual como factor propicio de
la inclusión. Especialmente, enfatizamos los aprendizajes ubicuos, los entornos
colaborativos y la apertura curricular en la atención de trayectorias diversas.

3 En adelante “el Taller”.

De alfabetizaciones y pasajes. De la escuela media a la universidad, del aula a Internet, del
cuaderno a la Netbook y más… Reflexiones sobre una propuesta

43

El contexto de aplicación
Nuestra materia, el Taller, se destina a los estudiantes de primer año de las ca-
rreras de Licenciatura y/o Profesorado en Ciencias de la Educación, Geografía,
Historia y Letras de la Facultad de Humanidades de la UNNE. En nuestro caso,
estamos a cargo del grupo constituido por los ingresantes en Ciencias de la Edu-
cación. Su régimen es promocional sin examen final y tiene una duración anual.
Los objetivos generales que la asignatura persigue consisten en: afianzar en los
estudiantes el uso del lenguaje desde una perspectiva plurifuncional y facilitar
su acceso a técnicas de trabajo intelectual.
En función de lo expuesto, podemos definirla como materia multidisciplinar
porque forma parte del Plan de estudios de varias de las disciplinas que se
cursan en nuestra Facultad; instrumental porque debe desarrollar las alfabeti-
zaciones que les serán requeridas a los estudiantes como usuarios del lenguaje,
como gestores de sus aprendizajes y como integrantes de una comunidad dis-
cursiva; y remedial porque se espera de ella que repare todas las dificultades
que presenten los ingresantes en relación con sus competencias comunicativas.
Los grupos son muy numerosos y heterogéneos. La matrícula promedia los
ciento cincuenta inscriptos y sus integrantes difieren en edad, formación de
base, experiencia laboral, y situación familiar-personal y socio-económica.
Los diagnósticos iniciales, anualmente arrojan resultados que indican: dificulta-
des para interactuar con textos analógicos y digitales de mediana extensión; ca-
rencia del hábito de resolver el problema retórico antes de proceder a la escritura
de sus textos; dificultades para la autonomía lectora y el estudio independiente
asociados con sus experiencias escolares; tendencia a la repetición memorística
de textos teóricos; dificultades para una gestión crítica de la información.
Los indicadores de desgranamiento son muy altos. Un 50% de los inscriptos no
inicia el cursado de la carrera o abandona la materia antes del primer parcial.
Tema que debe ser analizado en el seno de la institución como fenómeno recu-
rrente y general.
A lo largo del año académico, los indicadores de desgranamiento se mantenían
muy altos. Entonces, para la solución de este problema hemos ensayado diver-
sas propuestas. Iniciamos, así, un proceso de reflexión sobre nuestras prácticas
y el análisis de los resultados obtenidos. Compartimos aquí una síntesis del
recorrido.

Revista Pucara, N.º 27 (41-51), 2016

44

El problema por resolver
A lo largo de los ensayos que hemos realizado con el fin de mejorar nuestras
prácticas, priorizamos en el Taller, por una parte, el concepto de prácticas letra-
das como herramientas para la comprensión crítica, como el resultado de un
cambio de paradigma cultural: los textos ya no son documentos objetivos que
transmiten mensajes veraces. Hoy son artefactos culturales, situados en contex-
tos concretos, que usamos las personas para conseguir nuestros propósitos y
transmitir nuestras opiniones.
Y, por otra, como herramientas para construir el conocimiento. Ya que aprender
los contenidos de una materia consiste en la doble tarea de: apropiarse de un
sistema conceptual-metodológico y también de sus prácticas discursivas caracte-
rísticas. Para adueñarse de cualquier contenido, los estudiantes deben construirlo
y reconstruirlo una y otra vez, y la lectura y la escritura devienen herramientas
fundamentales en esta tarea de asimilación y transformación del conocimiento.
Por ello, debemos enseñar a leer y escribir de otra manera, desde otro lugar y en
otro contexto. Leer contrastando fuentes, desconfiando siempre de todo, identi-
ficando el autor/ lector, los propósitos, las intenciones, las fuentes, etc. (Cassany,
2009). Escribir valorando la escritura como medio de acceder al conocimiento
y comunicarlo.
Trabajamos con nuestros alumnos en pos del desarrollo de la alfabetización
académica e informacional con perspectiva crítica. Y, así el Taller deviene en
materia fundante para la apropiación de conocimientos y el desarrollo del pen-
samiento crítico.
Al evaluar los resultados obtenidos durante los últimos cinco años, llegamos a la
conclusión que, si bien tuvimos éxito relativo en las prácticas de lectura, los índi-
ces de deserción se mantenían y las dificultades de escritura carentes de reflexión
metalingüística seguían como problemáticas pendientes. Ante este estado de si-
tuación, pensamos que necesitábamos revisar una vez más nuestra propuesta y
que sería muy útil contar con datos proporcionados por los/las estudiantes referi-
dos a los motivos o dificultades que provocaban el desgranamiento.
Aplicamos, entonces, una encuesta con una sola pregunta abierta, en la que
solicitábamos a los/las estudiantes que nos contaran por qué se presenta-
ban a rendir en condición de alumnos/as libres. La sistematización de las
respuestas y su análisis nos permitieron determinar que un 31% del total
de encuestados señaló como causal de deserción a dificultades relativas al

De alfabetizaciones y pasajes. De la escuela media a la universidad, del aula a Internet, del
cuaderno a la Netbook y más… Reflexiones sobre una propuesta

45

rendimiento académico. Especialmente, señalaban los problemas que se
les presentaban a la hora de cursar regularmente todas las materias del
plan, hecho que los llevaba a priorizar las que son troncales de la carrera.
El 60% restante se dividía entre razones laborales, económicas y fami-
liares. Entonces, para atender la situación de este 60% que manifestaba
inconvenientes (extra) curriculares, consideramos que debíamos revisar
las maneras de incluir las TIC y buscar una nueva manera de operar con
ellas, que resultara más adecuada y nos permitiera incluir las diversas
trayectorias sin resentir la calidad.

Instrumentación de la solución
A la hora de revisar los modos en que integraríamos las TIC en esta pro-
puesta para el Taller, tuvimos en cuenta que hasta el presente las había-
mos utilizado solo como complementos del trabajo desarrollado en los
encuentros presenciales. Vimos, entonces, que era preciso repensar las
posibilidades que ellas nos ofrecían en dos sentidos. En primer lugar, y
desde el marco teórico/metodológico que Mishra y Koehler (2006) deno-
minan TPCK, reorganizamos las decisiones disciplinares, pedagógicas y
tecnológicas. En segundo lugar, decidimos que era muy oportuno apelar a
las posibilidades de las TIC para propiciar aprendizajes ubicuos (Burbu-
les, 2009) y colaborativos (Gross, 2007), puestas al servicio de la apertura
curricular (Connell, 2006), las prácticas inclusivas y el desarrollo de alfa-
betizaciones múltiples (Dussel, 2009).
Además, y a medida que avanzamos en la instrumentación, nos hemos
afianzado progresivamente en el diseño de una propuesta y en los mo-
dos de evaluación mediados por TIC que resultaran coherentes para unos
nuevos modos de hacer en el aula. Es así como comprendimos el valor de
diseñar secuencias didácticas (Magadán, 2012; Cano y Magadán, 2013)
que articulen lo disciplinar, lo pedagógico y lo tecnológico (Mishra y
Koehler, 2006; Harris, 2012). Revisamos nuestros relatos sobre evalua-
ción y tomamos contacto con conceptos como los de evaluación podero-
sa, retroalimentación y devolución (Camilloni, 2004; Perrenoud, 2010;
Anijovich, 2001; Roldán, 2013). Y, valoramos el papel fundamental que
tiene la narración (M.E., 2005) a la hora de construir nuestros trayectos
profesionales.
Resumiendo, en nuestra propuesta hemos tomado las siguientes decisio-
nes disciplinares, pedagógicas y tecnológicas:

Revista Pucara, N.º 27 (41-51), 2016

46

Los marcos teóricos disciplinares que hemos considerado fueron: proble-
mática de los géneros discursivos (Bajtín, 2002), tipologías –intenciones,
secuencias y tramas textuales– (Adam, 1985 / Calsamiglia Blancafort y
Tusón Valls, 2007) y la enunciación (Benveniste, 1974/ Kerbrat-Orec-
chioni, 1986). También, recuperamos para lo disciplinar los marcos del
enfoque sociocultural de la lectura/ literacidad crítica (Cassany, 2009).
En las decisiones pedagógicas, integramos los aportes teóricos de los
aprendizajes colaborativos (Gross, 2007), la organización del trabajo por
proyectos y secuencias didácticas (Camps, 2003; Zayas, 2012) y el Mo-
delo TPACK (Mishra y Koehler, 2006; Harris, 2012). Para concretar esto,
tomamos contacto con los responsables de la cátedra Biología del apren-
dizaje, materia de primer año de Ciencias de la Educación, cuyo trabajo
final consiste en la presentación de contenidos disciplinares a la manera
de artículos de divulgación científica. Acordamos con ellos en que, desde
el Taller, nos asociaríamos desarrollando actividades de gestión de la in-
formación, escritura colaborativa y apropiación de los modos de decir del
artículo científico. Estas decisiones le otorgaron doble significatividad a
los trabajos de ambas materias.
Las decisiones tecnológicas estuvieron orientadas por el tipo de conteni-
dos y el tipo de actividades que planificamos a la hora de diseñar la secuen-
cia destinada a insertarse en el proyecto pedagógico arriba sintetizado. En
función de estas cuestiones, decidimos utilizar motores de búsqueda para
la gestión de información y el uso de marcadores para archivar los do-
cumentos digitales (archivos de Adobe Reader o Foxit Reader, enlaces a
páginas web), en Google Drive alojamos documentos de escritura colabo-
rativa para que los distintos grupos escribieran –interactuando sincrónica
o asincrónicamente– sus artículos, los revisaran, editaran y compartieran
sus presentaciones en línea. Como en las aulas no tenemos conectividad,
destinamos los presenciales a instancias de consulta y exposición dialoga-
da o a trabajos de escritura analógica o a través de procesadores de texto.
Todo esto, sin descontar las posibilidades intrínsecas que nos ofrecía el
aula alojada en la plataforma de UNNE Virtual.
Fundamos estos cortes en el convencimiento de que las prácticas letradas
deben ser trabajadas en la universidad de forma integral, estableciendo las
relaciones entre usos, formas, contenidos y situaciones. Y, además, por-
que es preciso que estas prácticas se asuman en su condición de “prácticas

De alfabetizaciones y pasajes. De la escuela media a la universidad, del aula a Internet, del
cuaderno a la Netbook y más… Reflexiones sobre una propuesta

47

sociales” y, por lo tanto, sean aprendidas y desarrolladas en la interacción
y enriquecimiento de los aportes del otro.

Resultados provisorios
En este relato consideramos los resultados obtenidos en relación con la
matrícula total y la matrícula efectiva en el Taller durante este año acadé-
mico. Y su contraste con lo sucedido en los años 2012 y 2013.
En el grupo de Ciencias de la Educación, donde el Taller es una materia
anual, con régimen de promoción por exámenes parciales (con opción a
escoger el régimen de promoción regular con examen final), se inscri-
bieron ciento setenta y un (171) alumnos, iniciaron el cursado noventa y
cinco (95), cifra que consideramos de matrícula efectiva4, y promovieron
ochenta y ocho (88). Si bien es preocupante que se dé una deserción
temprana5 del 50% de los inscriptos en la materia, en este relato nos cen-
tramos en la relación existente entre la matrícula efectiva y la promoción
de alumnos en diciembre.6

Contrastamos estas cifras con las de los dos períodos anteriores, y ob-
servamos que la matrícula inicial ha decrecido de manera constante: 220
alumnos en 2012, 189 en 2013 y 171 en 2014. La deserción temprana se
mantiene alta durante los tres períodos, alcanzando su punto máximo en
2012 con un 54% y su punto mínimo en 2014 con un 45% considerando
la relación total de inscriptos-alumnos que se presentan a la evaluación
de diagnóstico.
Nos interesa detenernos en los resultados obtenidos en la relación entre
matrícula efectiva y alumnos aprobados. Consideramos que hemos obte-
nido resultados relevantes en este aspecto: en 2013 promovió la materia el
61% de los estudiantes, en 2014, lo hizo el 90%. Este 29% de diferencia
se debe, según nuestro análisis, a varios factores: el primero, se relaciona
directamente con el régimen de cursado promocional que se les ofreció
como opción en 2014 y que no existía en los ciclos 2012 ni 2013. El se-
4Consideramos matrícula efectiva a la que se compone por los estudiantes que
inician el cursado de la materia, realizan la prueba de diagnóstico y se presentan a rendir el
primer examen parcial.
5Llamamos deserción temprana al abandono de la materia producido antes de la
evaluación de diagnóstico que se realiza en la tercera clase de la materia.
6Las clases se inician en la segunda quincena de marzo y finalizan durante la
primera quincena de diciembre.

Revista Pucara, N.º 27 (41-51), 2016

48

gundo, tiene estrecho contacto con el tipo de propuesta de trabajo y los
modos de incluir las TIC como asistentes. Ambos, surgen como resultado
de la revisión de nuestras decisiones en función de los datos aportados por
las encuestas abiertas aplicadas en 2013.
La inclusión de las TIC, no como mero complemento, sino como medio
de asistencia y facilitación de aprendizajes ubicuos y colaborativos, nos
permitió incluir las diversas trayectorias de alumnos y alumnas que no
podían asistir con regularidad a clases. Consideramos que la realización
de tareas en línea sincrónicas o asincrónicas realizadas en línea equivalía
a las presenciales. Además, el trabajo/evaluación entre pares favoreció la
consolidación de redes solidarias que sirvieron de sostén para los estu-
diantes que tenían dificultades.

Conclusiones provisorias
En función de lo que hemos reseñado hasta aquí y relacionando estos
conceptos con el propósito de esta comunicación, entendemos que nos
encontramos en un espacio inmejorable para reflexionar sobre nuestras
prácticas y para tomar decisiones sobre las mismas. Y, al hacerlo, cree-
mos que es imprescindible que consideremos que la tarea individual de
aprendizaje, asociada a un sistema de premiación meritocrático, debe ser
reemplazada por la noción de trabajo colaborativo, entendido como posi-
bilidad de compartir, socializar y construir de manera conjunta los cono-
cimientos. Los entornos de publicación propician la socialización de los
conocimientos y de los productos obtenidos, de modo tal que la circula-
ción de estos deja de tener como límite la pareja pedagógica. Los materia-
les multimedia abren numerosas posibilidades de trabajo y exigen nuevas
y múltiples alfabetizaciones. No se trata, entonces, de hacer lo mismo con
herramientas nuevas; sino de perseguir buenas prácticas con herramientas
nuevas o recuperando otras conocidas pero desnaturalizadas (Cano y Ma-
gadán, 2013 [Litwin, 2008] y De Pablos Pons y Jiménez Cortés, 2007).
La evaluación, entendida como parte de las buenas prácticas, habrá de
correrse de su papel de constatación de qué se aprendió, ya no se trata de
señalar errores y –en el mejor de los casos, algunas veces– aciertos. Se
trata, en cambio, de entender que las TIC están aquí para señalarnos que
en los escenarios inciertos el dudar, el no saber nos permiten crecer. Eva-
luación formativa, entendida como devolución y retroalimentación para
los alumnos y el docente, la que deberá conducirnos a la adaptación de

De alfabetizaciones y pasajes. De la escuela media a la universidad, del aula a Internet, del
cuaderno a la Netbook y más… Reflexiones sobre una propuesta

49

nuestras prácticas a las necesidades de nuestra clase (Aníjovich, 2014;
Camilloni, 2011; Cano y Magadán, 2014; Roldán, 2013).
El mundo ha cambiado y la universidad no puede permanecer ajena, ha-
brá de asumir que su lugar de centro del saber –y la cuota de poder que le
resultaba asociada– se ha dispersado y que son muchos los espacios, los
medios y los modos de aprender disponibles, más allá de la clase presen-
cial/magistral.
Ahora bien, “la construcción del conocimiento no es una tarea de los
aparatos, sino de las personas” (Zamero y Taboada, 2012, p. 5), por eso
habremos de entender que nos encontramos en un punto de inflexión en
nuestros trayectos profesionales, punto propicio para el ejercicio de una
mirada, desde adelante hacia atrás y hacia adelante una vez más: sobre
nuestras prácticas y los cambios que se han operado en nuestro entorno y
en nosotros mismos. Somos conscientes de que la inclusión de las TIC en
el contexto de la universidad actual, nos demanda la revisión sustancial
de un abanico de cuestiones que abarcan los lineamientos de la política
de estado referida a la educación, los saberes que deben priorizarse, y los
modos de entender y hacer en el ejercicio cotidiano de nuestra tarea.
Las políticas de Estado que sostienen la obligatoriedad de la enseñanza
media, apuestan a romper “con la reproducción de las brechas sociales en
brechas educativas” y persiguen el fin de que “nuestros adolescentes, jó-
venes y adultos cuenten con una propuesta educativa igualitaria, más allá
de sus recorridos previos y de los lugares que habitan.” (Res. Nº 84/09
-CFE); debieran producir un efecto cascada en los espacios universitarios,
y así producir un cambio de paradigmas que debe volverse consciente y
orientar nuestras reflexiones a la hora de (re) pensar nuestros modos de
estar, de ser y de hacer en la docencia universitaria.
Hasta aquí llegamos, estamos situados, pero ¿cómo seguimos? ¿Hacia
dónde? ¿Cuál es el papel que nos toca ante este incidente crítico que nos
interpela? Cuando nos respondemos estos interrogantes, asumimos que
los tiempos nos demandan que construyamos nuevos vínculos, que sea-
mos capaces de valorar lo diverso, que respetemos la validez de los dife-
rentes trayectos, que entendamos que las fronteras se desdibujan, que el
monopolio del saber ya no nos pertenece, que el eje del individualismo se
ha desplazado hacia el eje de la construcción colaborativa y, finalmente,
que encarnemos la responsabilidad de formar ciudadanos críticos.
Aquí estamos, construyendo con aciertos, retrocesos y avances una pro-
puesta. Nuestra situación de “viejas” docentes de la casa, nos permiten

Revista Pucara, N.º 27 (41-51), 2016

50

–o nos atribuimos estos permisos– organizar nuestros propios regímenes
alternativos. Tomamos decisiones, que no están contenidas en la currícula
oficial, por ejemplo el acuerdo de acreditar asistencia con trabajos virtua-
les. Pero, que como vimos están dando resultado y forman parte de las
soluciones que las TIC ofrecen.
En este relatar (nos), iniciamos la narrativa hablando de umbrales y al-
fabetizaciones y nos propusimos un recorrido recursivo y espiralado de
reflexiones. En uno de estos giros, caímos en cuenta de que al hablar de
pasajes y de umbrales expusimos la situación de los jóvenes que transitan
la frontera entre la escuela media y la universidad. Sin embargo, no per-
demos de vista que nosotros también nos situamos en los terrenos move-
dizos del cambio de paradigmas. Desde esta doble condición de viajeros y
de guías de viaje, situados en estos territorios de frontera, conscientes de
que nuestras cosas del decir y del hacer en el mundo se diluyen, rodeados
de extrañamientos y dudas pero abiertos a lo nuevo, lo posible, lo por
venir; así, habremos de encarnar y encarar el papel protagónico que nos
ha sido asignado.
Habremos de encarnar el hecho de que somos agentes de cambio; las
transformaciones no son cuestión de las tecnologías. Al contrario, las
transformaciones son el trabajoso resultado de los acuerdos y las deci-
siones que tomamos las personas. Por eso, necesitamos entender y co-
municar a la comunidad académica que no podemos seguir haciendo lo
mismo, cuando nuestro objeto de estudio, los modos de aprender de los
alumnos, la universidad donde trabajamos y el mundo donde vivimos han
cambiado.

De alfabetizaciones y pasajes. De la escuela media a la universidad, del aula a Internet, del
cuaderno a la Netbook y más… Reflexiones sobre una propuesta

51

Referencias bibliográficas:
Anijovich, R. (2014). “Sobre la retroalimentación”. Fragmento de una presentación so-

bre la evaluación de los aprendizajes. Diploma Superior en Constructivismo
y Educación, FLACSO. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?-
v=ylB6oU9O-1g

Bronkart, J. P. (2007). Desarrollo del lenguaje y didáctica de las lenguas. Buenos Aires:
Miño y Dávila.

Burbules, N. (2009). “El aprendizaje y el entretenimiento ya no son actividades sepa-
radas”. Entrevista realizada por Fabián Bosoer para Clarín. Recuperado de
http://edant.clarin.com/suplementos/zona/2009/05/24/z-01925084.htm

Carlino, P. (2005). “La escritura en el nivel superior”. En Escribir, leer
y aprender en la universidad. Una introducción a la alfabetiza-
ción
. México D.F. Fondo de Cultura Económica.

Cassany, D. (2006). Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea. Bar-
celona. Anagrama.

Dussel, I. (2009). “Los nuevos alfabetismos en el siglo XXI. Desafíos
para la escuela”, conferencia en Virtualeduca 2009. Recupera-
do de http://www.virtualeduca.info/Documentos/veBA09%20_
confDussel.pdf

Fainholc, B. (2006). “Lectura crítica en Internet. Análisis y utilización
de sus recursos”, En Comunicar. Revista científica de Comuni-
cación y Educación, 26, pp. 155 - 162. Recuperado de http://
redalyc.uaemex.mx/pdf/158/15802624.pdf

Gros, B. (2007). “El aprendizaje colaborativo a través de la red: límites
y posibilidades”. En Aula de Innovación Educativa Barcelona,
162, pp. 44-50. Recuperado de http://www.uninorte.edu.co/con-
gresog10/conf/08_El_Aprendizaje_Colaborativo_a_traves_de_
la_red.pdf

Magadán, C. (2012). Lengua 2. Serie para la enseñanza en el Modelo
1 a 1
. Conectar Igualdad. Educ.ar. Buenos Aires: Ministerio de

52

Educación de la Nación.
Ministerio de Educación (2005). La documentación narrativa de ex-

periencias pedagógicas. Una estrategia para la formación de
docentes
. Recuperado de http://aulapostitulo.educ.ar/location.
cgi?wid_objeto=5568&id_curso=7152&wseccion=03&wid_re-
positorio=R1&esMicrositio=no&wid_archivo=136511

53

Estereotipos de supremacía y subordinación en la
creatividad ecuatoriana: un análisis imagológico de la

escritura juvenil lojana
José Sarzi Amade

e-mail: jbsarzi@utpl.edu.ec

Leonor Taiano Campoverde
e-mail: lmtaiano@utpl.edu.ec

Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador

Resumen:
Los especialistas en didáctica y en estudios culturales cuentan con la es-
critura creativa como instrumento útil para analizar la fuerza que los este-
reotipos, presentes en la literatura infantil y juvenil, tienen en el imagina-
rio colectivo de millones de adolescentes alrededor del mundo. Este texto
aspira presentar los resultados obtenidos en el curso de Expresión oral y
escrita del bimestre octubre-diciembre 2014, que tuvo lugar en la Univer-
sidad Técnica Particular de Loja, en el cual, por medio de la creación de
ensayos, poemas, cuentos y obras teatrales, los estudiantes han dejado ver
la manera cómo los arquetipos y motivos literarios aprendidos durante
la infancia y adolescencia han condicionado su concepción del otro y de
ellos mismos. Además, la ponencia trata de demostrar la manera cómo la
cultura local y la percepción del mestizaje ha influido en la creación de
un sincretismo cultural que combina elementos propios de la idiosincrasia
ecuatoriana con valores extranjeros. En consecuencia, nuestro estudio se
centralizará en el análisis de cuatro estereotipos dominantes: el príncipe
azul, el indígena, la mujer protagonista y la mujer malvada.
Palabras clave: estereotipos, supremacía, subordinación, Loja

Abstract:
The specialists on Didactic and Cultural Studies define Creative Writing
as a useful instrument to analyse the impact that stereotypes, present in
the Children’s literature or juvenile literature, have in the collective ima-
ginary of teenagers around the world. This text aspires to show the results

Revista Pucara, N.º 27 (53-65), 2016

54

obtained within the course of Oral and Written Expression (October-De-
cember 2014) at the Technical University of Loja, in which, by writing
essays, poetry, tales and plays, the students show the way in which arche-
types and literary motifs learned during their childhood have influenced
their conception of the other and themselves. Additionally, this paper aims
to show the way in which local culture and the perception of miscegena-
tion have influenced in the creation of a cultural syncretism that combines
Ecuadorian idiosyncrasy and foreign values. Consequently, this research
will focus on the analyses of four stereotypes: the prince charming, the
indigenous, the feminine protagonist, the evil woman.
Key words: stereotypes, supremacy, subordination, Loja

***

Instead of being presented with stereotypes
by age, sex, color, class, or religion, children
must have the opportunity to learn that wi-
thin each range, some people are loathsome
and some are delightful.

MARGARET MEAD

Introducción
Este texto forma parte de un estudio imagológico de la cultura ecuato-
riana, que pretende definir los estereotipos presentes en la escritura de
los jóvenes lojanos para posteriormente poder analizar los conceptos que
constituyen el imaginario colectivo del macrocosmos cultural ecuatoria-
no. En la fase inicial de nuestra investigación, cuyos resultados presenta-
mos en este trabajo, hemos examinado las descripciones verbales de un
corpus textual producido por estudiantes del curso de Expresión Oral y
Escrita (paralelo C-2014) de la Universidad Técnica Particular de Loja.
Este grupo está formado por 42 personas, 31 de ellas son mujeres y 11 son
hombres, cuyas edades oscilan entre los 18 y 21 años. La mayoría se defi-
ne mestiza, mientras que uno de ellos se considera blanco, uno indígena y
ninguno se juzga afrodescendiente. Los de la primera categoría, los mes-

Estereotipos de supremacía y subordinación en la creatividad ecuatoriana: un análisis
imagológico de la escritura juvenil lojana

55

tizos, afirman tener sangre española, indígena y sefardí (Chiriboga, 2005,
p. 37), mientras que el euro-descendiente asegura ser totalmente español
y el indígena se juzga saraguro. En cuanto a la clase social, casi todos son
de clase media, uno de ellos pertenece a una de las familias de “abolengo”
de Loja y hay un pequeño porcentaje de becarios.7

Nos hemos visto forzados a mencionar la autodefinición étnica y social
proporcionada por nuestros estudiantes, porque esta se articula perfecta-
mente con la concepción que los lojanos en general tienen de sí mismos
(Guzmán, 2013, p. 117). Efectivamente, la sociedad lojana se cataloga de
“no india”, producto de una combinación perfecta de españoles, judíos y
aborígenes que ha originado una raza especial y privilegiada: la raza loja-
na: “Loja ha sido como una madre fecunda de espíritus privilegiados […]
el mestizaje que hizo una estirpe de raza nueva, han hecho del hombre
lojano un hombre con auténtica y especial identidad, tan especial que se
distingue de todos” (Pinza Suárez, 2014, p. 10)
En consecuencia, los miembros de esta etnia favorecida consideran que
el europeo, el indígena y el afrodescendiente se encuentran un poco al
margen de su cultura y sociopolítica, aspecto que resulta paradójico, sobre
todo en el primer y segundo casos, si tomamos en consideración la fuerte
influencia hispánica y la cercanía de los oriundos saraguros (Caillavet,
1996, p. 149-179).

Nuestra investigación
Acorde con la particular concepción que los lojanos tienen de sí mismos,
nuestra investigación centralizó todo su interés en la representación que
los jóvenes daban de su entorno y por ello hemos logrado obtener resulta-
dos relacionados tanto con las categorías sociales, como con las supuestas
particularidades etnográficas que rigen y caracterizan esta ciudad meri-
dional ecuatoriana, como se puede notar en los casos que os presentamos
a continuación:
En el primer caso, el estudiante se define como un lojano de cepa, favo-
recido por una mezcla digna de ser homenajeada en un discurso de amor
a Loja, al mestizaje lojano y al propio yo narrativo, pues posee todos los
elementos para integrarse totalmente a la lojanidad.

7No podemos precisar el número de becarios, pues esta información es confiden-
cial de UTPL.

Revista Pucara, N.º 27 (53-65), 2016

56

Soy lojano hasta las marimbas, vivo en una grande tierra, de
grandes músicos […] Me siento orgulloso de nuestro impar mes-
tizaje y en este texto le rindo homenaje […] lojano es mi corazón
[…] (J. D., hombre, 18 años, Loja)8

El segundo ejemplo muestra una voz narrativa que se considera parte de
una minoría étnica, la europeo-descendiente, a la cual se le prohíbe jac-
tarse de su propia identidad. Por consiguiente, su texto pone en evidencia
que en Loja, ser mestizo, como la mayoría de la población, es un factor de
inclusión y de seguridad. Desde su perspectiva, el euro-descendiente en
medio de los mestizos se siente excluido, sin voz y refutado.

¿Por qué esta sociedad ecuatoriana no permite a las personas
de raza blanca manifestar su orgullo por ser como son? Soy
blanco, como muchos lojanos, y no entiendo por qué se publicita
solamente a las demás razas […] Aquí se enaltece al mestizo, al
indio, pero nunca al blanco (J.E., hombre, 18 años, Loja)

De manera similar al joven que siente que su blanquitud9 viene silencia-
da, otro estudiante piensa que la mayoría mestiza se fija en él solamente
porque ha sido catalogado de indígena. Este joven juzga que en realidad la
exclusión al diverso no es verdadero racismo, sino que forma parte de un
simplismo que trata de etiquetar a alguien a partir de su aspecto externo.

No estoy cómodo entre mis compañeros, todos establecen jerar-
quías entre los orígenes de los chicos de la clase […] Soy indio
[…] esa es mi marca de fábrica […] En mi curso el racismo
funciona en dos sentidos muy simples […] Ellos me excluyen
por indio […] y yo me siento racista porque no quiero ser parte
de ellos (S.C., hombre, 19 años, Catamayo).

En el primer texto, de manera similar al ya citado de Benjamín Pinza
Suarez, puede percibirse un orgullo de formar parte de una raza única
producto del mestizaje. El segundo, en cambio, pone en cuestión la exa-
gerada alabanza al mestizaje y al indigenismo, planteando un problema de
exclusión a la minoría étnica de origen europeo. El tercero demuestra que
en Loja la jerarquía étnica conduce tanto al ser marginado como al auto
marginación. Si te reconoces como euro-descendiente o amerindio en una
8Debido a que nuestros estudiantes colaboraron con nuestra investigación, pero
no deseaban que sus nombres fuesen publicados, hemos decidido añadir sus iniciales, su
edad y su ciudad de nacimiento.
9Tomamos este término del estudioso Bolívar Echeverría, quien en su libro Mo-
dernidad y blanquitud
(2010), realiza un amplio análisis de este concepto.

Estereotipos de supremacía y subordinación en la creatividad ecuatoriana: un análisis
imagológico de la escritura juvenil lojana

57

sociedad que pregona el mestizaje, vives tu diferencia como algo que te
obliga a crear una coraza para no responder a posibles provocaciones.
Hemos seleccionado estos fragmentos porque pensamos que plasman uno
de los aspectos imagológicos de mayor importancia en la cultura lojana y
ecuatoriana en general que puede resumirse en cuatro interrogaciones; es
decir: ¿existe en Ecuador una sobrevaloración del mestizaje? ¿Existe una
segregación de los grupos étnicos minoritarios? ¿Cómo es percibido el 7
% de ecuatorianos que no se identifica como mestizo? ¿Son los euro-des-
cendientes, los indígenas y los afrodescendientes víctimas de la segre-
gación? ¿Cómo pueden estos factores ser analizados imagológicamente?
En esta fase inicial de nuestra investigación no podemos ofrecer respues-
tas absolutas a estas preguntas, pero podemos afirmar que la mayor parte
de nuestros estudiantes, tal vez de manera inconsciente, demuestra que en
Ecuador existe una concepción de supremacía mestiza. Esta noción pue-
de ser relacionada con la descolonización de la mentalidad ecuatoriana
que si no se canaliza podría estar conduciendo a la peligrosa separación
del mono-étnico. Además, pone en consideración de que aunque Ecuador
se declara constitucionalmente como un país multicultural y multiétnico,
el privilegio de ser ecuatorianos recae principalmente en los mestizos,
quienes, según el imaginario colectivo, están más cerca del estereotipo
del ecuatoriano y del latinoamericano en genera (López Nárvaez, 2012,
p. 47).

Supremacía social
Adicionalmente, los textos de nuestros alumnos revelan mucho más que
una cuestión de supremacía mestiza, pues nos permiten divisar que no
solamente la etnia es un marcador de integración, también lo es la situa-
ción social y la influencia de fuentes literarias y mediáticas foráneas, las
cuales, al unirse con los elementos socioculturales ecuatorianos, muestran
un sincretismo imagológico que asocia las palabras bello-rico-bueno con
el protagonista, mientras que la alianza feo-pobre-malo corresponde a los
antagonistas o a los personajes irrelevantes.
Efectivamente, hemos advertido que nuestros jóvenes autores relacionan
el papel protagónico con la posición social. En nombre del amor román-
tico, fuertemente basado en las películas y cuentos infantiles, nuestros
estudiantes dan muestra, inconscientemente, de un afecto de tipo mate-
rialista e interesado. Para las chicas, por ejemplo, el hombre ideal no está
marcado por su valentía, honor o inteligencia, sino que es considerado un
príncipe azul porque les permite una promoción social. El protagonista

Revista Pucara, N.º 27 (53-65), 2016

58

de sus historias es siempre alguien que puede permitirles acceder a una
riqueza mayor que la propia.

De lejos no podía distinguir su rostro, pensé que era uno de esos
campesinos pobres […] algún indígena de la región, pero cuan-
do pude verlo de cerca, noté que sus facciones eran diferentes y
que estaba vestido con ropas más caras […] Era un rico hacen-
dado, el más rico de la región […] Aquello que pensé sería una
tarde aburrida, se convirtió en un regalo único […] Disfruté de
la compañía de aquel delicado y joven hacendado […] sin duda
era mi príncipe azul […] (A.P., mujer, 20 años, Loja)

Este texto, en el que la estudiante trata de crear su propio cuento de hadas,
nos refleja una indiscutible percepción materialista del protagonismo y de
la belleza. Ella se sirve del personaje más usado para la formación de una
identidad de clase y de género: el del príncipe azul (García-Lago, 2002,
pp. 63-73), añadiéndole los valores económicos presentes en la sociedad
ecuatoriana: la hacienda grande y el dinero. Es así que este híbrido entre
el príncipe, proveniente de la literatura extranjera, y el próspero terrate-
niente del contexto lojano, se convierte en un símbolo del poder y de la
aspiración económica de una protagonista que asume su papel pasivo en
la sociedad y por ello busca, en quien define como el amor de su vida,
simplemente la protección económica. Efectivamente, después de ana-
lizar los textos de nuestras estudiantes, tenemos la sensación de que las
jóvenes lojanas no buscan un caballero, un cortesano, un humanista o un
Don Juan, buscan simplemente un “príncipe hacendado” cuyos peculios
sean lo suficientemente abundantes para poner al reparo a la mujer de su
elección.
En suma, podemos ver que, siguiendo la influencia de la literatura infan-
til, la simbología utilizada por nuestros estudiantes asocia lo masculino a
los roles activos, primordialmente de naturaleza económica (Goodman,
2013, p. 28). Por lo demás, es fácil entender que nuestros alumnos ne-
cesitarían incrementar sus fuentes de lectura, pues carecen de modelos
literarios en los que el hombre, además de representar el poder económico
y social, también simboliza importantes valores humanos, como son la
fuerza, el valor, la verdad o la justicia.

Estereotipos de supremacía y subordinación en la creatividad ecuatoriana: un análisis
imagológico de la escritura juvenil lojana

59

¿Qué papel desempeña el indígena?
Si el hacendado ocupa el papel del príncipe azul, al indígena lastimosa-
mente se le asigna el lugar del pícaro o del gracioso, pues para los lojanos
el “indio” es el antihéroe por excelencia. En consecuencia, muchas veces
se le retrata sucio y harapiento, rodeado de condiciones de vida difíciles
que hacen de él un ser pesimista, destinado a caer en la delincuencia.

El humilde indígena confesó, entre llanto y desesperación, que
había robado para comprar medicamentos para su hijo enfermo.
“La necesidad me obligó”, dijo mirando sus zapatos rotos.
“No nos da vergüenza, pues nuestro hijo estaba en peligro y se
podía morir”, justificó su esposa, mientras la prensa fotografiaba
su paupérrima vivienda (N.L., mujer, 19 años, Loja).

Como puede percatarse por medio del apenas citado fragmento, el abori-
gen es representado como un tipo de antihéroe de la sociedad ecuatoriana,
pues la necesidad de soportar la miseria social le ha llevado a asumir una
existencia sin más ambiciones que la sobrevivencia.
Adicionalmente, se le atribuyen las características del personaje simple,
rústico, de habla campesina, encuadrado en la servidumbre (Marchand,
2013, p. 46). Generalmente, se le confiere una naturaleza supersticiosa
que desemboca en la devoción interesada y en un espíritu pragmático
marcado por el deseo de hacer dinero.

Quería dejar aquel patrón […] Pidió a taita Diosito y a la Virgen
del Cisne que le protegieran y fuesen sus garantes. No hablaba
español […] tampoco inglés […] solamente conocía su quichua,
pero sabía que tenía que ir a Estados Unidos para hacer plati-
ta […] Quería tener una casita de cemento en San Pedro de la
Bendita [...] Plata…siempre soñaba con plata (C.M., mujer, 20
años, Loja)

A estas representaciones hay que sumar la de feo, pobre e ingenuo ca-
racterística de la híper-simplificación y caricaturización propia del racia-
lismo romántico. Esta concepción está indudablemente marcada por la
imagen del buen salvaje, su triste papel en el indigenismo americano (bas-

Revista Pucara, N.º 27 (53-65), 2016

60

ta pensar a Andrés Chiliquinga de Huasipungo10), y las representaciones
que fuentes extranjeras, incluyendo aquellas destinadas a los niños, hacen
del indígena. Entre las últimas podemos señalar al famoso ratón Speedy
Gonzáles, símbolo del mexicano indígena que roba el pan de los estadou-
nidenses anglosajones (Rivas, 2011, p. 23-31) o la imagen de los azules
na’vi de Avatar (Schuller, 2014, pp. 177-193).
Efectivamente, muchos de los textos escritos durante nuestro curso de
Expresión Oral y Escrita revelan que la imagen dominante del indígena,
retratado como un ser espiritual, simple y apegado a la tierra, está presen-
te en el imaginario de nuestros estudiantes lojanos, los cuales, aunque en
su mayoría se consideran mestizos, ven al indígena como un ser ajeno y
lo describen en base a modelos imaginarios globales.

Era un simple campesino […] indio del común […] pobre, anal-
fabeto […], pero era muy bueno […] trabajaba la tierra junto
con su hijo y creía en la honestidad. Era un hombre de la Pacha-
mama, solamente conocía la tierra y sus bendiciones […] Sus
ancestros habían sufrido la opresión española […], pero la tierra
era su única realidad y la de su familia entera (T.A., hombre, 20
años, Loja)

Es así que el indígena tan cercano a la hegemonía mestiza es representado
simplemente por medio de imágenes simplificadas que han sido conso-
lidadas por una tradición proveniente tanto de fuentes externas (Speedy
Gonzáles, Toro,11 Gerónimo,12 la india María,13 Tizoc,14 entre otros) como

10 Andrés Chiliquinga es uno de los personajes de la novela indigenista Huasi-
pungo
(1934) escrita por Jorge Icaza, representa al indígena revolucionario que muere en
su lucha.

11 Toro o Tonto es uno de los personajes de The Lone Ranger, traducida en español
como El llanero solitario. Para la crítica estadounidense, Toro representa una imagen despec-
tiva de los “piel roja”, sobre todo porque no habla un inglés apropiado, sino que habla un tipo
de pigdin que emplea muchas palabras indígenas (Lutz, 1990, p. 31).

12 Gerónimo es uno de los símbolos de la identidad apache. Ha sido representado
sea como un valiente guerrero indígena, sea como un cruel, salvaje y belicoso apache (Cle-
ments, 2013, pp. 27-68)

13 La india María es un personaje de ficción creado y representado por María Ele-
na Velasco. El objetivo del personaje es causar una reflexión sobre la discriminación racial,
la migración y las secuelas que la corrupción causa en la sociedad mexicana. Sin embargo,
ha servido, en cierto modo, a crear una imagen estereotipada del indígena (Pineda, 2012.
pp. 1-114)

14 Tizoc es el protagonista de la película Tizoc o Amor Indio (1956). Esta produc-
ción es una de las mejores pruebas de una creación racialista romántica. Tizoc es un indígena
habitante de la sierra mexicana que habla mal español, tiene una personalidad ingenua, bue-
na e instintiva (es el verdadero símbolo del buen salvaje).

Estereotipos de supremacía y subordinación en la creatividad ecuatoriana: un análisis
imagológico de la escritura juvenil lojana

61

por la concepción del indígena como ser marginal de la sociedad ecuato-
riana (Andrés Chiliquinga, Moti15).
La mujer
Otro elemento de gran interés es el papel pasivo que nuestros jóvenes
autores otorgan a la mujer. Efectivamente, podemos afirmar que estas son
sub-representadas en todos los textos producidos en nuestro curso de Ex-
presión Oral y Escrita, pues cuando se le concede un papel protagónico,
se la representa como una joven cuyo único mérito es su apariencia física
y su clase social.

Cuando la vi supe que la amaba, que era la mujer de mi vida […]
era una chica bellísima […] la que siempre había soñado […]
pertenecía a una clase social superior […] Era una princesa […]
todos conocían su apellido […] Nunca me miraría, yo era sola-
mente un chico de clase media (G.M., hombre, 18 años, Loja).

Como puede verse en apenas citado fragmento, el narrador enamorado
no conoce la personalidad de la muchacha, nunca le ha hablado y sim-
plemente sabe que la ama porque esta simboliza la perfección, es decir la
belleza, el abolengo y el dinero. Es así que nuestro joven escritor concede
un retrato irrelevante de la “protagonista” de su relato, basándose en imá-
genes prefijadas y reiterativas de la tradición literaria, principalmente de
la relacionada con la literatura infantil, donde los personajes femeninos
son representados con fuertes rasgos de ingenuidad (Wilkie-Stibbs, 2013,
p. 19). Adicionalmente, llama la atención que las descripciones realizadas
por nuestros alumnos excluyen otros modelos presentes en la literatura,
entre los que constan la mujer angelical, la mujer virtuosa o la mujer
caballero.
La mujer diabólica, en cambio, sí tiene un lugar predominante entre los
personajes antagónicos nacidos en nuestro curso de Expresión oral y
escrita. Esta encarna la perdición, la oscuridad, el pecado, la mentira y
todo lo desconocido. Además, está marcada por una belleza pasajera que
se convierte en excesiva fealdad para manifestar el peligro al que está
expuesto el protagonista masculino. Adicionalmente, puede notarse que
nuestros estudiantes tienden a fusionar la femme fatale con la imagen de
la bruja o de la diablesa.
15 Moti es un personaje que fue interpretado por el cómico ecuatoriano David
Reinoso en la serie Moti y Pescao. Este personaje representaba al indígena serrano (hablaba
un español andino, vestía poncho y usaba un sombrero boliviano), mientras que Pescao era
el símbolo del montubio costeño, vendedor de pescado, cuya pronunciación estaba marcada
por el betacismo, la omisión de la /d/.

Revista Pucara, N.º 27 (53-65), 2016

62

Su belleza era falsa como su alma […] cuando la vi de cerca
pude entender su maldad […] lo que me atraía de ella era el olor
del pecado […] me había hechizado […] ella era la causa de mis
dolencias físicas y mentales […]
Cada vez que la veía soñaba cosas feas […] Soñaba que una
chica hermosa venía hacia mí y que cuando comenzaba a desnu-
darla se convertía en una bruja […] y cuando la miraba más de
cerca notaba que la bruja era ella […] Buscaba encarcelarme en
sus brazos para ganar su libertad (A.M, hombre, 20 años, Loja).

Con todos estos elementos podemos ver que el imaginario de nuestro
pequeño grupo de autores asocia, sumándose al pensamiento occidental
hegemónico, la imagen de la mujer a ciertos personajes literarios que han
sido heredados de la tradición clásica y se han adaptado a las exigencias
del contexto ecuatoriano. Nuestros estudiantes utilizan el estereotipo de
la mujer ideal, representándola como un ser que debe ser contemplado y
amado por su belleza. Igualmente, la imagen de la femme fatale, fusionada
con la hechicera, expresa que la mujer astuta y ambiciosa es considerada
como un personaje negativo que solamente busca seducir y emanciparse.

Conclusiones
En este estudio tratamos de reflexionar sobre la manera cómo los textos
producidos por nuestros estudiantes del curso de Expresión Oral y Escrita
reflejan la identidad de una nación y las posibles imágenes de supremacía
y subordinación presentes en la literatura infantil. En base a los datos ex-
puestos podemos decir estas dependen principalmente de tres aspectos: el
étnico, el económico y el sexual.
En lo que refiere al primer aspecto, hemos visto que la mayoría de nues-
tros estudiantes siente un gran orgullo por ser mestizo. Este orgullo,
probablemente nacido a partir de posturas poscolonialistas, presenta ca-
racterísticas positivas, pero debe ser canalizado para evitar caer en una su-
premacía mestiza que excluye al mono-étnico (sea este de origen europeo,
amerindio o africano).
Dentro del aspecto étnico entra también la figura del aborigen, descrito de
una manera simplificada que se basa muchas veces en estereotipos forá-
neos que conducen a un tipo de racialismo romántico y muestran que en

Estereotipos de supremacía y subordinación en la creatividad ecuatoriana: un análisis
imagológico de la escritura juvenil lojana

63

el fondo los ecuatorianos conocen poco de la cultura nativa. Sin embargo,
el indígena puede considerarse más privilegiado que el afrodescendiente,
pues este representa el gran olvidado de los relatos escritos por nuestros
jóvenes lojanos.
En cuanto al aspecto económico, hemos notado que este representa un
factor primordial para otorgar el protagonismo a los personajes. De he-
cho, la mayor parte de nuestros estudiantes utilizan las asociaciones be-
llo-rico-bueno y malo-pobre-feo para caracterizar a los protagonistas y
antagonistas de sus textos.
La representación de la mujer también está regida por estereotipos. De
hecho, hemos demostrado que nuestros estudiantes prefieren dos tipos de
personajes femeninos muy presentes en la literatura: a) la mujer pasiva,
bella y rica b) la mujer malvada, combinación entre la femme fatale y la
bruja. Estas dos imágenes encierran un mensaje claro, la mujer digna de
ser protagonista debe ser una persona pasiva en la sociedad, mientras que
la ambiciosa representa la negativa emancipación.
Llama la atención también la carencia de representación de valores im-
portantes de la literatura universal. Ninguno de nuestros estudiantes ha
escrito textos que ponen en relieve el valor, la lealtad, la fuerza, la fideli-
dad. En consecuencia, podemos establecer como conclusión que nuestros
jóvenes lojanos están siendo influenciados por estereotipos de tipo étnico,
económico y social que los están conduciendo a crear peligrosas imáge-
nes de supremacía y subordinación. Ellos han asimilado que la superio-
ridad numérica y la posición económica son factores importantes para
determinar la hegemonía.
Creemos que más allá de alabar el mestizaje, Ecuador debería finalmente
asumir que su territorio es un mosaico de razas, en el que grupos hete-
rogéneos pueden formar una verdadera sociedad homogénea basada en
la multiculturalidad y la plurietnicidad. Ser ecuatoriano no significa ser
mestizo, un ecuatoriano puede sentirse totalmente indígena, afrodescen-
diente o eurodescendiente sin dejar de ser ecuatoriano.
Ecuador necesita establecer una pedagogía de deconstrucción de los este-
reotipos para comenzar a enseñar verdaderos valores universales, pues es
necesario que los ecuatorianos creen una identidad nacional que vaya más
allá del chauvinismo injustificado. Deconstruir los estereotipos es la única
manera de evitar razonamientos paralógicos e injustificadas relaciones de
supremacía y subordinación.

Revista Pucara, N.º 27 (53-65), 2016

64

Referencias bibliográficas:
Caillavet, C. (1996). “Los Grupos Étnicos Prehispánicos Del Sur Del

Ecuador Según Las Fuentes Etnohistoricas”. SE Moreno Yánez
(compi.) Antropología del Ecuador. Memorias del Primer Sim-
posio Europeo sobre Antropología del Ecuador,
(p. 149-179).
Quito: Abya-Yala.

Chiriboga, R. O. (2005). La herencia sefardita en la provincia de Loja.
Loja: Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Clements, W. M. (2013). Imagining Geronimo: An Apache Icon in Popu-
lar Culture
. Albuquerque: University of New Mexico.

Echeverría, B. (2010). Modernidad y blanquitud. México D.F.: Ediciones
Era.

García-Lago, V. (2002). “¿Educamos en prejuicios o educamos en valo-
res?”. En Revista Educación y Futuro, 7, pp. 63-73.

Goodman, L. (Ed.). (2013). Literature and gender. London: Routledge.
Guzmán, M. L. (2013). “Etnicidad y exclusión en Ecuador: una mirada

a partir del censo de población de 2001”. En Íconos-Revista de
Ciencias Sociales
, (17), pp. 116-132.

López Nárvaez, J. (2012). Análisis semiótico y discursivo de los grupos
musicales La grupa y Curare como base para la construcción de
la identidad mestiza ecuatoriana
(Tesis de pregrado). Universi-
dad Politécnica Salesiana, Quito. Recuperado de: http://dspace.
ups.edu.ec/bitstream/123456789/2570/1/Tesis2.pdf

Lutz, H. (1990). “‘Indians’ and native Americans in the movies: A history
of stereotypes, distortions, and displacements”. En Visual An-
thropology
, 3(1), pp. 31-48.

Marchand, D. (2013). L’Indien comme sujet politique: représentations
autochtones et luttes pour le sens dans le discours politique au
Mexique et en Équateur
(Thèse soumise à la Faculté des études
supérieures et postdoctorales dans le cadre des exigences du pro-
gramme de maîtrise em Science politique).

Estereotipos de supremacía y subordinación en la creatividad ecuatoriana: un análisis
imagológico de la escritura juvenil lojana

65

Université d’Ottawa, Ottawa. Recuperado de: https://www.ruor.uottawa.
ca/bitstream/10393/23847/1/Marchand_Dominik_2013_these.
pdf

Pineda-Dawe, M. (2012), Estereotipo, frontera y género. Una lectura ne-
gociada de tres cintas de la India María
, Montréal: Université
de Montréal.

Pinza, B. (2014). Fisonomía, identidad y talento lojano. Loja: Casa de la
Cultura Ecuatoriana.

Rivas, C. V. (2011). “The rise and fall of Mexico’s international image:
Stereotypical identities, media strategies and diplomacy dile-
mas”. En Place Branding and Public Diplomacy, 7(1), pp. 23-
31.

Schuller, K. (2014). “Avatar and the Movements of Neocolonial Senti-
mental Cinema”. Em Discourse, 35(2), pp. 177-193.

Wilkie-Stibbs, C. (2013). The feminine subject in children’s literature.
London. Routledge.

66

67

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones
metodológicas en la relación texto – lector

Alfredo González Morales
Universidad Tecnológica de Israel

Pontificia Universidad Católica del Ecuador
e-mail: gonzalezmoralesalfredo@gmail.com

Resumen
Los estudios teóricos sobre la recepción del texto literario muestran un
avance significativo en las últimas décadas, los cuales han incidido en la
modificación de las concepciones de interacción texto-lector, en la ma-
nera de asumir los estudios literarios y el proceso de enseñanza de la
literatura. La recepción del texto literario es compleja, al estar condicio-
nado por múltiples factores como puede apreciarse en el itinerario de las
investigaciones realizadas sobre la temática. Aunque los estudios sobre
la recepción poseen larga tradición, no es hasta la Escuela de Constanza,
Alemania, que ellos toman fuerza con los trabajos de Jauss e Iser, entre
otros; posteriormente ha existido un enriquecimiento por los aportes de
otros autores y escuelas. En el presente trabajo hace un recorrido por las
principales tendencias que abordan la recepción del texto literario,
precisa en lo fundamental su corpus teórico y ofrece algunas recomen-
daciones para el trabajo didáctico con el texto literario en la universidad.
Palabras claves: Lectura, texto literario, recepción

Abstract
Theoretical studies on the reception of literary texts show significant
progress in recent decades, which have influenced the change of con-
ceptions in the text-reader interaction, the way of taking literary studies
and the teaching of literature. The reception of literary text is complex,
being influenced by multiple factors as shown in the itinerary of the
research on the subject. Although studies have long tradition recep-
tion, it was not until t he School of Constance, Germany, they take
strength with Jauss and Iser’s work, among others; then there has

Revista Pucara, N.º 27 (67-79), 2016

68

been enrichment by the contributions of other authors and schools. In
this paper, a tour of the main trends that address the reception of li-
terary text is made; basically it is precise accurate theoretical corpus
and offers some recommendations for didactic work with the literary
text in college is made.
Key words: Reading, literary text, reception

***

En el itinerario del pensamiento estético desde la Antigüedad hasta
nuestros días aparecen reflexiones que aluden al problema de la recep-
ción del texto, en ver la lectura como un hecho intrínseco del proceso
literario. Pero no es hasta con la Escuela de Constanza, Alemania, que
los estudios de la recepción toman fuerza con los trabajos de Jauss e Iser,
entre otros. Para Rita Schober (1990) allí se arriba a una tercera etapa
en la teorización sobre este fenómeno; antecedida primero por una
vertiente que centraba su interés en la obra, seguida por otra cuyo núcleo
de atención radicaba en el receptor; mientras que la Escuela de Cons-
tanza enfoca la recepción como una interacción entre el lector y la obra.
Sin embargo, no sería justo desconocer como antecedente de las concep-
ciones de esta escuela a un grupo de trabajos que a mediados del siglo
pasado apuntan hacia una nueva comprensión de la receptividad, dentro
de los que cabe mencionar como pionera a Pierre Menard autor del
Quijote
(1938) de Jorge Luis Borges. Menard se propuso “reconstruir”
en “vano” al Quijote después de trescientos años; pero con el paso del
tiempo el texto ha adquirido para los nuevos receptores otros matices y
complejidades de los que tuvo en los momentos de su creación inicial.
La tesis borgiana apunta a que es imposible escribir el mismo texto dos
veces con el mismo sentido, como imposible es darle dos lecturas igua-
les. El texto es tanto un producto de su creador como del lector
que lo reconstruye, es inagotable, pues a cada cual lo lee a partir de
su experiencia vivencial y cultural acumulativa. El lector es una condi-
ción indispensable del texto. Las ideas manejadas por Borges no solo
constituyen un antecedente de la Escuela de Constanza, sino que fluyen
armónicamente con las más actuales sobre el proceso de recepción.

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones metodológicas en la relación texto – lector

69

Por otro lado, sobresalen en Europa los estudios ¿Qué es la litera-
tura?
(1948) de J. P. Sartre, Historia Social de la literatura y el arte
(1953) de Arnold Hauser y Sociología de la literatura (1958) de Robert
Scarpit. Sartre señala el sentido de cooperación del receptor ante la
obra cuando afirma que la literatura es un “llamamiento” del texto al re-
ceptor, mediante lo cual a partir de lo dicho en el primero se recaba una
respuesta que estará en correspondencia con la situación contextual del
lector. En Hauser, por su parte, resulta muy ilustrativo el análisis sobre
cómo se formó un nuevo público lector a finales del siglo XVIII con al
advenimiento burgués. El vínculo que se establece entre ese público, el
modo en que se formó y la producción literaria, revisten un importante
papel metodológico para los estudios de la recepción, puesto que no aísla
el proceso de la literatura del de la recepción, sino que lo aborda en su in-
tegridad. Por último, Scarpit considera que la sociología de la literatura
deberá ocuparse de la producción, la distribución y el consumo. Cuando
habla de consumo se refiere a la recepción de las obras; por eso, las cate-
gorías esenciales que trabaja en este aspecto son las de público y lectura.
Es evidente que los autores mencionados abren el camino a los represen-
tantes de la Escuela de Constanza para que puedan arribar a un corpus
coherente sobre la recepción del texto literario. Mas, si bien es cierto
que Jauss, Iser y los demás sientan las bases teórico - metodológicas
de la recepción, algunos de sus puntos de vista han sido superados
enriquecidos en la práctica investigativa posterior, como de alguna ma-
nera veremos en el desarrollo del presente trabajo. El proceso de recep-
ción es complejo. Está condicionado por múltiples factores, los cuales
siguiendo su lógica interna, es nuestro propósito analizar.

I. Acercamiento teórico al proceso de recepción
Es imposible hablar de recepción si no se tiene una idea de en qué con-
siste la noción de literatura. En primera instancia debemos destacar que
la literatura es un tipo particular de discurso y que en la determinación
de su noción ocupan un rango primario lo histórico y lo institucional.
No existe un concepto permanente, universal, de literatura aplicable a
cualquier período del proceso literario mundial desde sus orígenes hasta
nuestros días, porque en lo que en determinado momento se entendió

Revista Pucara, N.º 27 (67-79), 2016

70

por literatura después no lo fue o viceversa. Ella es una noción flexible,
histórica. Para el siglo XVIII la obra de los pensadores formó parte de su
acervo literario, lo que no ocurre con la obra de los pensadores actuales,
al no ocupar un lugar dentro de la literatura.
Es decir, la literariedad de la que habla Jakobson –“lo que hace de una
obra dada, una obra literaria” (Citado por Fayole, 1987, pp. 13-14) – es
una categoría histórica y como tal, por lo que no se puede soslayar en
el contexto histórico en que se generó. Por otro lado, lo anterior no se
puede ver desvinculado de la institución literaria, porque es en ella,
en definitiva, quién dice qué es literatura. La noción es histórica, pero
quien acuña esa noción –su literariedad– es la institución de la literatura.
Por eso, Van Dijk (1987) le atribuye tanta importancia a la institución
literaria desde el punto de vista pragmático, ya que ella, al declarar un
texto como literatura, está de hecho planteando que su relación con él
obedecerá a esta esta clasificación tipológica del discurso.
El lector no informado aborda las obras literarias de otros contextos y
temporalidades según la noción que su momento histórico existe de li-
teratura. Quien hoy lee las obras de San Agustín o Montesquieu, las
lee como textos de pensamiento religioso, filosófico o político, pero no
como literatura. La relación, por tanto, que se establecía entre el lector
medieval y el del siglo XVIII y esos textos, es diferente a la que se
produce entre esos textos y los receptores actuales. Hoy día -como ha
sido en otras épocas- una de las tareas de la ciencia literaria es
aprehender la noción de literatura en correspondencia con su praxis
actual, como lo ha hecho Carlos Rincón (1987) ante las especificidades
de la literatura latinoamericana de los 60 del siglo pasado. No es nues-
tro propósito abordar ampliamente la noción de literatura, sino ofrecer
algunos elementos de la comunicación literaria.

Para Schmitd (1987) el primer criterio en la determinación de la comu-
nicación literaria es lo ficcional, que según él le es propia a toda comu-
nicación estética. Considera que lo ficcional estipula que “para todos los
participantes en la comunicación estética rige la instrucción de actuar
tendiente a obtener de ellos que de entrada no juzguen los objetos de
comunicación interpretables referencialmente o sus constituyentes según
criterios de verdadero/falso. La verdad o falsedad de una referencia se
mide, según la relación de los referentes con la realidad que los partici-
pantes de la comunicación aceptan, en un momento determinado, como
socialmente válido” (p. 203) Y siguiendo este hilo de pensamiento, el

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones metodológicas en la relación texto – lector

71

autor plantea que en la creación estética los papeles se han vuelto
fictivizados. En la instancia autor hay una superación consciente entre
“persona real” y “papel adoptado”, quien narra, quien habla, no es el
autor, sino una entidad fictiva.

Por su parte el receptor también se ha fictivizado al producirse el mis-
mo proceso anterior de separación entre un “yo real” y un “yo fictivo”
y aceptar entre el papel fictivizado propuesto por el productor. Derivado
de lo anterior Schmitd (1987) arriba al concepto de mundo fictivo, en-
tendiendo como tal a “un mundo o sistema de mundos que el receptor
pone en relación con el texto literario en la comunicación literaria, y al
hacerlo así admite que el productor no afirma la existencia o presencia
efectiva de personas, objetos o estados de cosas que aparecen en el
mundo textual, aunque acciones asiladas o secuencias enteras describen
hechos, estados de cosas, personas reales” (p. 208). Esta delimitación
teórica es de suma importancia para la concreción de la especificidad
de la comunicación literaria, al plantear que la obra literaria como ma-
croacto de habla es fictiva, y poderse arribar a la conclusión de que la
obra es autónoma, pues su mundo o sistema de mundos de los cuales
se apropia el receptor está proyectado dentro de los límites del texto.
Ahora bien, si se afirma que la obra literaria es autónoma, esto no
quiere decir que se produzca al margen de su contexto social. Existe
una relación entre el texto y las condiciones en que se genera. Solo
que esta relación es dinámica: se da de múltiples maneras. Las
coordenadas relacionantes que se pueden establecer entre la literatura
y el contexto nunca son directas y reactivas, sino que ellas están poli-
mediatizadas y adoptan las más variadas posiciones en su trayecto;
por eso, no es posible decir de una vez y para siempre cómo se dan
estas relaciones, sino que en cada caso particular hay que develarlas.
La literatura es pensamiento por imágenes en la que confluyen las más
ricas experiencias de la humanidad y de su autor; es un acto de creación,
una experiencia estética. Si bien el autor y la obra no se pueden aislar
de su contexto, la obra resulta un enriquecimiento de este contexto
logrado a través de la imaginación creadora, al decir de Car-
los Fuentes (1993): “Crea complementos verbales del mundo. Y aunque
siempre refleja el espíritu de su tiempo, no es idéntica a él” (pp. 17-18).
La verdadera literatura nunca es un reflejo simple de la realidad en que

Revista Pucara, N.º 27 (67-79), 2016

72

se genera o tematiza, la una no es la otra. Esta es una disquisición a tener
presente al deslindar las particularidades tipológicas del discurso
literario y que lo diferencian de otros discursos. No verlo así conduce
a enfoques vulgarizados, acientíficos, que desapropian a literatura de su
verdadera esencia artística.
La literatura es portadora también de una gran fuerza perlocucionria
dada su capacidad de lograr ciertos efectos sobre los sentimientos, pen-
samientos o acciones de los receptores. La literatura carecería de sentido
sino poseyera esa fuerza humanística, que no se logra solo recreando lo
que nos distingue como género, sino conminando a su enriquecimiento.
En torno a esta idea giraba el pensamiento de Sartre y de Ricoeur, cuan-
do señalaba el primero que la lectura es una entrega de toda la persona
capaz de “transformarle hasta lo más oscuro de su sensibilidad” (1966, p.
104) y el segundo se refería a que el sentido de la obra no está “oculto”,
sino “enfrente” (1986, p. 69), es decir, en el lector, en su carácter movi-
lizador, en la vida.
Tanto Jauss como Iser reconocieron el carácter activo del receptor ante la
obra literaria y en sus estudios esclarecen la naturaleza de ese carácter, el
cual es considerado en el sentido de la interrelación que se produce entre
el texto y el lector en cada hecho de lectura. El carácter activo radica en el
proceso de actualización semántica que se da en el encuentro texto-lector
y que depende tanto de lo planteado en el primero como lo aportado por
el segundo. Cuando estos autores hablan de recepción no focalizan su
centro de atención en el papel que desempeña el lector en el proceso de
apropiación semántica del texto, sino que ven este proceso como una
resultante de la cooperación mutua entre la obra y el lector. Jauss e Iser
estimaban que la literatura es un fenómeno que se realiza en el acto de
lectura. Humberto Eco en su libro Lector in fabula (1984) ofrece
una teorización sobre este fenómeno que consideramos de inobjetable
valor y actualidad. Según Eco, un texto es un mecanismo perezoso, no lo
dice todo, su autor dejó “intersticios”, “espacios en blanco”, que el lector
llenará en el momento de la lectura. El texto ofrece determinadas pautas
que el receptor deberá completar; y hay que verlo como un proyecto,
no como una entidad acabada, eterna, unívoca.
“Rellenar los espacios en blanco” implica darle sentido personal a la lectura,
lo que pudiera conducir a la errónea conclusión de que a un texto se le pue-
den hacer infinitas interpretaciones. Pero Eco (1984) nos advierte que si bien
un texto ofrece la posibilidad de darle múltiples interpretaciones, porque

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones metodológicas en la relación texto – lector

73

precisamente vive de la “plusvalía de sentidos”, estas nunca llegan a ser
infinitas. El texto es un proyecto, una estrategia en la que está previstas
sus posibles interpretaciones. En su propia generación está contenido el
alcance del abanico de posibilidades de sentido. Dos lecturas a una mis-
ma obra pueden conducir a interpretaciones bastante diferentes la una
de la otra, sin que por ello necesariamente haya que decir la una es más
válida que la otra. Si se encuentran dentro de las que potencia el texto,
solo se corroborará el carácter estratégico de dicho texto, su multifun-
cionalidad.
En correspondencia con esta tesis Eco elabora la categoría de lector mo-
delo, que es aquel destinatario que está postulado dentro de la estrategia
que se ha seguido en la conformación de la obra. El lector modelo es el
que el texto provoca que lo actualice y son muchos los medios de los
cuales puede valerse el autor para delinearla: elección de una lengua, de
un tipo de enciclopedia (conocimientos previos que se supone que
el lector posee), determinado patrimonio léxico y estilístico, el dirigirse
a un determinado auditorio, restringir el campo geográfico, etc. Claro,
esto no significa que el texto tenga que ser asumido por un lector real que
se corresponda con el lector modelo previsto, sino que al mismo tiempo
que se prevé se contribuye a armar ese lector modelo. Si por un lado se
puede hablar de lo perezoso de los textos, por otro hay que señalar la
activación que ellos producen, su convocatoria a la cooperación.
Todo este este proceso de cooperación, en el que seguiremos ahondan-
do, se da en la concretización de lectura, definida por Jauss como “el
carácter siempre nuevo que la obra en toda su estructura puede adquirir
bajo la influencia de las condiciones histórico-variables de la recepción”
(Citado por Markiewics, en Navarro, 1989, p. 149), y que Markiewics
(1989) más tarde deslinda de la interpretación cuando señala que por
concretización se entiende “la totalidad surgida de las operaciones que
se realizan sobre el texto literario en el curso de su recepción por el lec-
tor, y por interpretación entendemos cada rendición de cuentas de una
concretización” (pp. 149-150). De las definiciones de ambos autores
podemos arribar a dos conclusiones: primera, el proceso de recep-
ción es histórico y segunda, debido a ese carácter histórico es variable
y, por tanto, las rendiciones de cuentas de cada concretización puede
diferir las unas de las otras.

Revista Pucara, N.º 27 (67-79), 2016

74

El carácter histórico de la recepción es de suma importancia para com-
prender su naturaleza, su condicionamiento social. Por eso ofrecemos
algunas consideraciones a partir, fundamentalmente, de los criterios de
Manfred Neumann, quien aborda los factores que mediatizan la recep-
ción literaria. En primer lugar nos referiremos a la mediatización de la
institución literaria. El proceso de recepción está mediatizado antes de
que llegue al lector. Se ha ido condicionando por la institución literaria,
la que a través de sus diferentes instancias prepara las bases para fa-
vorecer las relaciones de empatía entre determinada obra literaria y los
lectores virtuales, dentro de los que más tarde están los lectores reales.
Mediante la elección que hacen las editoriales, de lo que se publica, del
trabajo valorativo de la crítica, de los que se promueve, se está contribu-
yendo a “imponer” determinada orientación de lecturas.
En este sentido la enseñanza de la literatura cobra una dimensión ex-
traordinaria porque es la vía mediante la cual se llega a un público más
amplio y se dan los instrumentos que permiten una aproximación apre-
ciativa a las obras, enseñan a trabajar con los textos, ejercita las opera-
ciones mentales. Por otro lado, como la escuela sigue, por lo general, un
criterio cerrado, tendencioso, en la selección de los textos, condiciona un
acercamiento de la literatura a un determinado rumbo.
La institución literaria es la que propaga las reglas de recepción, dice
cómo deben ser enfrentados los textos. Estas reglas, evidentemente, po-
seen un carácter histórico; tienen que ver con las particularidades que
adopta la creación literaria, el desarrollo de los estudios teóricos de
la estética y la aplicación práctica de estos. La concretización lectural no
se produce en un acto de incontaminación, sino que el lector, de alguna
manera, es interpelado por un sistema de influencias ajenas a él y que en
uno u otro grado la marcan, pues como dice Naumann (1984): “las obras
antes de llegar a ser objetos de recepción visual, ya han atravesado un
número más o menos grande de modos sociales de recepción, en depen-
dencia de cuánto tiempo ha pasado desde la época de su surgimiento”
(p. 33).
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el receptor es un indivi-
duo que vive dentro de determinadas condiciones histórico-sociales y que
posee un biografía individual: es en definitiva un ser bio-social. El con-
junto de estos factores lo mediatizan también como ente receptivo ante la
obra literaria.Cuando se habla de proceso de recepción se sobreentienden
lectores reales, históricamente condicionados y este condicionamiento es

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones metodológicas en la relación texto – lector

75

consustancial al propio proceso receptivo. Las condiciones histórico-so-
ciales crean en los hombres preocupaciones, puntos de vista, estados
espirituales, los cuales inciden en su relación con los textos. De igual
forma mediatizadora ocurre con sus biografías incluyendo en ella la per-
sonalidad, porque las condiciones de existencia, ideología, circunstan-
cias de vida, formación, nivel cultural, temperamento, sexo, relaciones
con las artes, intereses estéticos, experiencia como lector, condicionan
una predisposición frente a la obra literaria, ya que “se debe seguir te-
niendo siempre en cuenta que la situación personal más o menos casual
en la que halla el lector, influye sobre el curso resultados de lectural”
(Naumann, 1984, p. 40).
En esta dirección nos parece que la opinión del esteta Meilaj asume
acertadamente la repercusión de las condiciones histórico-sociales y lo
biográfico, cuando se refiere a que la recepción es determinada por un
complejo de particularidades de la personalidad del lector u oyente. El
contenido de la obra de arte es comparada constantemente con la expe-
riencia vital propia y se combina con las asociaciones que son propias
del sujeto de la percepción: depende tanto del medio social, como de la
receptiva situación en que se efectúa el acto de percepción.
Siguiendo la lógica de la exposición que hemos venido haciendo lle-
gamos al “horizonte des expectativas” y “legibilidad” del texto. Jauss
introdujo la categoría “horizonte de expectativa”, la cual tiene un ca-
rácter formalista al ver proceso de recepción únicamente intraliterario.
Después él la sustituyó por una más compleja, “experiencia estética”,
que traspasaba lo intraliterario y se adentraba en lo social del proceso
receptivo, en el conjunto de experiencias vividas por el receptor que in-
ciden en su identificación con el texto.
Más tarde Naumann, profundizando en este sentido, elaboró la categoría
“modo social de lectura”, que representa un estadio de madurez teórica,
al ver la recepción como la confluencia de factores intraliterarios y ex-
traliterarios. En los extraliterario Naumann le daba el debido peso a
los factores sociales, personales y culturales, analizados anteriormente.
En el presenta trabajo emplearemos, no obstante, la expresión de Jauss
“horizonte de expectativa”, pero dándole el alcance teórico que Nau-
mann le dio en “modo social de lectura”. Esto lo hacemos teniendo en
cuenta el carácter ilustrativo que posee la mencionada expresión cuando
se habla de proceso de recepción.

Revista Pucara, N.º 27 (67-79), 2016

76

Estimamos que un texto es legible en la medida en que se cum-
ple el horizonte de expectativa de los lectores, o sea la legibilidad
está dada por la “función de distancia entre el código que exige la obra
y la competencia individual”. Los elementos mediatiza dores han de
pertrechar al lector de una competencia multi-aspectual para enfrentar
determinado tipo de obras. Dentro de la competencia, lógicamente, la
literaria tiene una marcada significación, porque ella expresa la prepa-
ración del receptor para adentrarse en las especificidades del discurso
literario, en apreciar la naturaleza del hecho estético. Esta corresponden-
cia no puede asociarse exclusivamente a la que se recibe a través de las
distintas instancias de la institución literaria, sino que ella se vincula al
adiestramiento que el individuo adquiere mediante la lectura sistemática.
Adiestramiento que no solo lo familiariza con los convencionalismos y
particularidades de la comunicación literaria, sino que, además le afina
la sensibilidad estética, incidiendo en que pueda realizar un disfrute más
pleno en cada nueva lectura.
Si la recepción tiene un carácter siempre nuevo como dice Jauss, esto
se debe a que lo mutable es el grado de legibilidad. El enriquecimiento
de la experiencia humana en toda su diversidad explica que el encuentro
texto-receptor sea siempre diferente; la obra podrá ser la misma, pero el
lector se ha modificado y por tanto el nivel cooperativo está supeditado
a otras variables que antes no existían, dando como resultado
nuevas posibles interpretaciones.

II. Algunas recomendaciones didácticas para el tratamiento de la
lectura literaria y su recepción en la universidad
Los alumnos que ingresan a la universidad, por lo general, no han adqui-
rido en los niveles precedentes las competencias lectoras al nivel reque-
rido y se recaba continuar desarrollándolas, teniendo en consideración
las diferentes tipologías textuales.
El texto literario no debe ceder su espacio a otras tipologías en la forma-
ción universitaria sino que, junto a ellas, requiere que se profundice en su
abordaje porque, como expresamos en otro lugar (González, 2002). La
lectura literaria ofrece conocimientos, contribuye al fortalecimiento espi-
ritual, desarrolla el intelecto, perfecciona la comunicación y proporciona

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones metodológicas en la relación texto – lector

77

deleite. Es decir, la literatura constituye una vía para la formación inte-
gral de los estudiantes universitarios, que debe estar incluida en el currí-
culo y continuarse en las acciones de extensión universitaria.
La lectura literaria, no tiene un fin en sí misma como ejercicio escolar,
sino que ha de abordarse de manera que contribuya a su deleite, a su
disfrute, a asumirla al decir de Borges “Como una forma de felicidad” y,
por consiguiente a la estimulación del hábito de lectura, que se continúe
el encuentro con los textos más allá de las aulas universitarias.
Para alcanzar tales aspiraciones es necesario partir de un diagnóstico de
la situación de lectura que presentan los alumnos, lo que permitirá dirigir
el proceso en correspondencia con las particularidades de los grupos y
alumnos en particular. El conocer el nivel de comprensión lectora, el
agrado o desagrado que ella provoca, preferencias de temas y géneros,
frecuencia con que se lee, reconocimiento de la importancia de la lectura
literaria para el desarrollo personal, entro otros aspectos, favorecerá la
dirección del proceso de enseñanza aprendizaje de la lectura literaria y
de la lectura en general.
Lo anterior, esencialmente para los estudiantes que no poseen hábito de
lectura literaria, requiere más que traer textos preconcebidos para su es-
tudio en clases, seleccionarlos a partir de los resultados diagnosticados,
para que sean legibles y favorezcan un encuentro distensivo, agradable,
con los mismos.
El proceso de lectura y análisis del texto literario ha de estar en corres-
pondencia con la especificidad del discurso literario. No es lo mismo
una guía, el debate y conclusiones arribadas para el estudio de un texto
científico o informativo que de uno literario. La función estética del len-
guaje literario, su carácter connotativo y las demás circunstancias que
mediatizan el proceso de interpretación deben ser tenidos en cuenta.
Si como expresan diferentes autores referidos anteriormente, el texto li-
terario está compuesto por espacios en blanco que el lector deberá relle-
nar en el proceso de lectura; la no existencia de sentidos ocultos, sino que
el sentido se encuentra en frente, en el lector; las posibles interpretacio-
nes están previstas en la generación del texto, de manera que no puede
significar cualquier cosa y que la lectura es un proceso mediatizado por
circunstancias personales, culturales y temporales, entre otros aspectos,
entonces su tratamiento didáctico supone:

Revista Pucara, N.º 27 (67-79), 2016

78

Valorar previamente por el docente las posibilidades interpretativas que
poseen los textos, así como también la posibilidad de considerar otras le-
gítimas que puedan ser aportadas por estudiantes a partir de lo postulado
en el texto y sus situaciones de lectura.
§ Proscribir la imposición de interpretaciones, aun las que provengan

de fuentes muy autorizadas, y considerarlas una de las posibles in-
terpretaciones.

§ Propiciar las dimensiones personales y sociales de la lectura me-
diante el debate, y discusión colectivas, la exposición de puntos de
vista personales de los participantes, las interpretaciones realizadas
por críticos y estudiosos.

§ Establecer relaciones de texto autor-realidad y apreciar su carácter
fictivo como macroacto del habla.

§ Leer en clases fragmentos, pasajes, expresiones que permitan la va-
loración de la función estética del lenguaje, las posibilidades poten-
ciales del uso de la lengua, el disfrute del texto artístico.

§ Comunicar por escrito juicios y valoraciones sobre los textos leídos.
Hace unos años escribí: “Leer literatura es penetrar en un mundo de imá-
genes portadoras de experiencias, un acto de entrega en el que no se re-
nuncia a nuestra propia identidad; es copular, entablar un diálogo íntimo,
cuya felicidad radica en lo que está latente detrás de ese intercambio mu-
tuo y del cual brotan nuevas representaciones mentales que nos irrigan
y transportan, dejando una sensación espiritual tal vez no muy definible,
pero propicias para autointerrogarnos si somos en realidad los mismos”
(2002, p. 5). Si en alguna medida como profesores universitarios, sobre
bases científicas, logramos desarrollar la competencia de lectura literaria
en los estudiantes, no solo habremos alcanzado un objetivo instructivo,
sino que habremos contribuido al desarrollo integro de su personalidad.

Teoría de la recepción literaria y sus implicaciones metodológicas en la relación texto – lector

79

Referencias bibliográficas:
Dijk, T: A. (1987). “Pragmática de la comunicación literaria”. En Mayo-

ral, J. A.: (Comp.) Pragmática de la Comunicación literaria (p.
171-194). Madrid: Arco/Libros. S.A.

Eco, H. (1984). Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el
texto narrativo
. Barcelona: Ediciones Lumen.

Fayolle, R. (1987). “Para una definición histórica de literalidad”. En:
Problemas 2. Historia Literaria. La Habana: Editorial Acade-
mia.

Fuentes, C. (1993). Geografía de la novela. México D.F.: Fondo de Cul-
tura Económica.

González Morales, A. (2002). La promoción de la lectura: un reto para
el tercer milenio
.. México D.F.: Editorial Venecia.

Markiewics, H. (1989). “La recepción y el receptor en las investiga-
ciones literarias. Perspectivas y dificultades”. En: Navarro, D.
(Comp.): Textos y contextos II. La Habana: Editorial Arte y Li-
teratura.

Naumann, M. (1984). “La realización de las obras por parte del sujeto
activo”. En Criterios, (5-12), 33-46.

Ricoeur, P. (1986). Interpretation theory. Texas University.
Rincón, C. (1987). El cambio en la noción de literatura. Colombia: Ins-

tituto Colombiano de Literatura.
Sartre, J. P. (1966). ¿Qué es la literatura? (I). La Habana: Editorial Na-

cional de Cuba.
Schmitd, S. (1987). “La comunicación literaria”. En: Mayoral, José A.:

(Comp.): Pragmática de la Comunicación literaria. Madrid:
Arco/Libros. S. A

Schober, R. (1989). “La estética de la recepción y el problema del realis-
mo”. En Temas, (20), pp. 103-116.

80

81

Sentidos de la lecto-escritura: dos libros de texto,
dos preparatorias públicas

Patricia del Carmen Guerrero de la Llata
Universidad de Sonora, México

e-mail: pguerrero@correom.uson.mx

Resumen
El objetivo de esta ponencia es mostrar el concepto implícito o explícito
que reproducen los libros de texto que utilizan los profesores para las
materias de lecto-escritura en preparatorias públicas de Sonora, México.
Para llevar a cabo dicho objetivo, me apoyo en los planteamientos teóri-
cos de Eliseo Verón, quien propone una teoría de los discursos que clarifi-
ca la mediatización que realizamos en el reconocimiento y la producción
de lo social. Considero que gran parte de los imaginarios y las represen-
taciones sociales que tienen los estudiantes de bachillerato en torno a la
escritura son constructos sociales y que son éstos los que determinan los
significados y valores que dan al hecho de escribir.
Palabras clave: sentido, lectura, escritura, libro de texto

Abstract
Humanistic and social investigation guides to man’s knowledge through
the analysis of his social structures, thoughts, expressions, and most of his
daily actions. The objective of this presentation is to show and recreate
the implicit and explicit concept of the textbooks that teachers use for the
subject “Taller de Lectura y Redacción” on public high schools at Sonora
Mexico.
To complete this goal, I’m building my work upon one of the theoretical
frameworks of Eliseo Verón, who proposes a discourse theory that cla-
rifies the mediatization that we do on social recognition and production.
Discursive mediation has a triadic base and responds to the meaning of
the signs based on Gottob Frege’s and Charles Sanders Peirce’s studies.
This allows to define the sign-interpreter-object relationship and allows to
explain the way in which meaning is produced.

Revista Pucara, N.º 27 (81-92), 2016

82

I consider that most part of the imaginaries and social representations that
high school students have against writing are social constructs, and those
are the ones that decide the meanings and principles who give meaning
to writing.
Key words: meaning, reading, writing, textbooks.

***

La investigación social y humanística conduce al conocimiento del hom-
bre mediante el análisis de sus estructuras sociales, de sus pensamientos,
sus expresiones y sus acciones más cotidianas. Considero que gran parte
de los imaginarios y las representaciones sociales que tienen los estudian-
tes de bachillerato en torno a la escritura son constructos sociales, que
son estos los que determinan los significados y valores que dan al hecho
de leer y de escribir, y que dichos significados y valores repercuten en su
incorporación a las comunidades disciplinares de las que formarán parte
en la universidad.
El objetivo de este artículo es mostrar el concepto implícito o explícito
que de lectura y escritura reproducen los libros de texto que utilizan los
profesores para las materias Taller de Lectura y Redacción y Comunica-
ción Oral y Escrita
en preparatorias públicas de Sonora, México. Para
llevar a cabo dicho objetivo, me apoyo en los planteamientos teóricos de
Eliseo Verón, quien propone una teoría de los discursos que clarifica la
mediatización que realizamos en el reconocimiento y la producción de lo
social y permite explicar la manera en que se produce el sentido.
Verón parte de dos supuestos: por un lado, dice que los fenómenos socia-
les son procesos de producción de sentido y que en lo textual16 se pueden
encontrar huellas en forma de operaciones discursivas; y por otro, explica
que las producciones de sentido son esencialmente sociales, es decir, que
todo lo que signifique algo describe y explica algunas condiciones socia-
les productivas (1998, pág. 125). Una de las condiciones de producción
sería el conjunto de textos que están en circulación. Así, explica, es posi-
ble analizar la cultura desde los textos.
16 Para Verón, texto no es solo el discurso escrito, sino todo lo que está en la
superficie social en forma de paquetes textuales y dice que sólo a través de sus lecturas es
posible comprender la cultura y la sociedad.

Sentidos de la lecto-escritura: dos libros de texto, dos preparatorias públicas

83

Eliseo Verón señala, como base de su teoría sobre la discursividad,17 la
diferencia entre lo que es la lectura en producción y la lectura de repercu-
sión. El autor explica que al poner en relación la producción de un escrito
con la recepción de mismo (a lo que denomina circulación) se pone en
juego un proceso particular de interacciones que vinculan una gramática
de producción con otra de reconocimiento. En esta circulación, que inclu-
ye una ideología, se produce la percepción social del sentido y ello per-
mite señalar la articulación entre producción y consumo. De esta manera
el autor define a la lectura, como el efecto de sentido en el que se pone en
juego dos tipos de gramáticas que no son idénticos: la de producción y la
de reconocimiento. Explica así que lo ideológico esté siempre presente
en un discurso, incluyendo el discurso científico. Aunque, aclara que la
recepción dependerá del cómo se lee, dónde y cuándo aparece el efecto
ideológico y por lo tanto, lo ideológico depende del reconocimiento que
se haga de la lectura. El discurso entonces es una práctica social que pro-
duce un sentido para ser reconocido.
Una limitante para el trabajo que aquí expongo es precisamente el de la
recepción del sentido por los estudiantes, pues esto amerita una inves-
tigación más amplia que apenas empiezo y que necesariamente tendrá
que estudiar más de cerca el sentido que los estudiantes de preparatoria
le dan a los conceptos de lectura y escritura.18 Por el momento me quedo
con el análisis de las propuestas explícitas y/o implícitas en los libros de
texto utilizados en los cursos regulares del 2012. Me centraré en los libros
utilizados en dos de las principales preparatorias públicas en Sonora: Los
textos del Taller de Lectura y Redacción 1 y 2 del Colegio de Bachilleres
del Estado de Sonora (Cobach) y los de Comunicación Oral y Escrita 1 y
2 del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Sonora
(CECyTES). La primera con inclinación humanística y la segunda con
inclinación técnica.
Para empezar el análisis es necesario contextualizar un poco y recordar
que en 2005, dentro del marco de las reformas educativas mundiales ini-
ciadas desde los noventas, la Subsecretaría de Educación Media Superior
en México inició un análisis de propuestas para perfilar el ciclo 2008 y
2009; como resultado se obtuvo la Reforma Integral a la Educación Media
17 Verón define su teoría de los discursos sociales como “un conjunto de hipótesis
sobre los modos de funcionamiento de la semiosis social” y por semiosis entiende “la dimen-
sión significante de los fenómenos sociales […] en tanto procesos de producción de sentido”
(1998, p. 125).
18 Aunque lo intuyo por impartir clase en cursos de primer ingreso a la universi-
dad.

Revista Pucara, N.º 27 (81-92), 2016

84

Superior (RIEMS) que en el acuerdo 442, artículo primero del Diario
Oficial de la Federación, publicado el 26 de octubre de 2008, establece
los ejes de un mapa curricular común (MCC) basado en competencias19
en el que la lectura y escritura juegan un papel relevante. Sin embargo, al
revisar los libros de texto utilizados en las escuelas públicas antes men-
cionadas se observa una serie de diferencias y conceptos dispersos tanto
de lectura como de escritura, cada una con sentido distinto. Entonces se
empiezan a generar preguntas como: ¿qué están entendiendo los estu-
diantes por lectura? ¿Qué entienden por escritura? Considero que estas
reformas han generado una determinada manera de conceptualizar dichas
prácticas, empezando por el enfoque propuesto en la reforma antes dicha:
el de competencias, que considera que “los conocimientos por sí mismos
no son lo más importante, sino el uso que se hace de ellos en situaciones
específicas de la vida personal, social y profesional. De este modo, las
competencias requieren una base sólida de conocimientos y ciertas habili-
dades, los cuales se integran para un mismo propósito en un determinado
contexto” (RIEMS).
19 Las competencias genéricas incluyen 11 competencias específicas que definen
el perfil del egresado de la Educación Media Superior y que son transversales al Sistema
Nacional de Bachillerato. Cada una de las competencias están organizadas en seis categorías:
- Se autodetermina y cuida de sí:
1) Se conoce y valora a sí mismo y aborda problemas y retos teniendo en cuenta los objetivos
que persigue.
2) Es sensible al arte y participa en la apreciación e interpretación de sus expresiones en
distintos géneros.
3) Elige y practica estilos de vida saludables.
- Se expresa y comunica:
4) Escucha, interpreta y emite mensajes pertinentes en distintos contextos mediante la utili-
zación de medios, códigos y herramientas apropiados.
- Piensa crítica y reflexivamente:
5) Desarrolla innovaciones y propone soluciones a problemas a partir de métodos estable-
cidos.
6) Sustenta una postura personal sobre temas de interés y relevancia general, considerando
otros puntos de vista de manera crítica y reflexiva.
- Aprende de forma autónoma:
7) Aprende por iniciativa e interés propio a lo largo de la vida.
- Trabaja en forma colaborativa
8) Participa y colabora de manera efectiva en equipos diversos.
- Participa con responsabilidad en la sociedad:
9) Participa con una conciencia cívica y ética en la vida de su comunidad, región, México y
el mundo.
10) Mantiene una actitud respetuosa hacia la interculturalidad y la diversidad de creencias,
valores, ideas y prácticas sociales.
11) Contribuye al desarrollo sustentable de manera crítica, con acciones responsables.

Sentidos de la lecto-escritura: dos libros de texto, dos preparatorias públicas

85

De entre las competencias que la reforma subraya como las más relevantes
se encuentran las relacionadas a las habilidades lectoras, sin embargo, el
documento da por sentada una preconcepción de dichas competencias sin
definirlas, situación que se pone de manifiesto en la variación de objetivos
y programas observable en los libros de texto utilizados en las escuelas de
nivel medio superior. Para citar un ejemplo de lo anterior, cabe mencionar
que los enfoques planteados en los objetivos de las asignaturas impartidas
en las escuelas, tanto humanísticas como técnicas, son diferentes, incluso
los nombres de las materias son distintos, aun cuando la RIEMS eviden-
ciaba la necesidad de un tronco común. En los COBACH, la materia se
llama Taller de lectura y redacción y en las preparatorias técnicas como
CBTIS y CECYTES, se llaman Lectura, expresión oral y escrita. En el
COBACH el objetivo de la materia es que el alumno adquiera una herra-
mienta para propiciar su desarrollo como persona visionaria, competente
e innovadora y toma en cuenta tres saberes: el conceptual, procedimental
y actitudinal con el propósito de que, apoyado por el maestro, mejore su
aprendizaje. Utilizan un libro de texto por materia.
En el CECYTES se proponen dos objetivos, el primero dice: “que el es-
tudiante a través de estrategias de comprensión lectora desarrolle habili-
dades para comunicar en forma oral y escrita lo comprendido en una lec-
tura”, y el segundo: “que el estudiante utilice estrategias de construcción
y análisis para elaborar trabajos académicos, y analice diversos tipos de
textos que le permitan desenvolverse en situaciones y contextos comu-
nicativos variados”. Esta última institución maneja un libro de texto, un
libro de apoyo para la lectura y un manual para el profesor. Desde aquí
se empieza a observar cómo la producción de un escrito pone en juego
interacciones que vinculan la producción con la recepción, es decir, em-
pezamos a encontrar huellas en forma de operaciones discursivas, como
lo propone Verón. Los textos que circulan ya van cargados de imaginarios
que producen y/o reproducen una percepción social del objeto de estudio,
en este caso, de los conceptos de lectura y escritura.
Considero aquí que el hecho de contar con un libro de texto como guía im-
plica ya la idea que se externó en la reforma antes dicha (RIEMS): la de
unificar criterios en cuanto a la educación media y media superior de los es-
tudiantes. Si suponemos, de acuerdo con Ausubel (1986) en su teoría sobre
el aprendizaje significativo, que la educación es un proceso de construcción

Revista Pucara, N.º 27 (81-92), 2016

86

de significados y sentidos través de las experiencias de vida que los indi-
viduos forman en los distintos ámbitos y contextos educativos, entonces
es importante preguntarnos cuál es el sentido que se le da a las prácticas
lectoras y escriturales de los jóvenes y qué implicaciones tiene el sentido
que se propaga.
En primer lugar si se considera que el libro de texto, por ser impuesto
y guía de la clase, está cubierto de autoridad y lo que en él está escrito
es casi una verdad absoluta para el estudiante, ya estamos induciendo al
estudiante para que no cuestione, porque está “aprendiendo” algo dado,
en cambio si se le preguntara ¿quién lo escribió?, ¿con base en qué?,
¿para qué?, la situación sería distinta. Ahora bien, ya tienen el libro de
texto. Si como señala Verón, la circularidad pone en juego un proceso de
interacciones que incluyen una ideología y una percepción de sentido, la
pregunta será ahora, ¿qué imaginarios sociales se están reproduciendo a
través de los libros de texto, con respecto a la lectura y a la escritura?
Para comparar dos percepciones, reviso tres características importantes
de dichos textos: el objetivo, la cantidad de unidades (o bloques) y la
metodología que se utiliza para adquirir las prácticas de la lectura y la es-
critura. Veremos cómo aun cuando se ha insistido en un marco curricular
común, las diferencias son notables:

1) Objetivos: si partimos de los dos objetivos, que ya se mencionaron,
tenemos que la preparatoria con enfoque humanista está reproduciendo de
manera implícita sólo la parte utilitaria e inmediata de la lecto escritura.
Concibe a estas prácticas como herramientas útiles para el “desarrollo
como persona visionaria, competente e innovadora”, considero que se
queda en lo de competente y olvida lo visionario y lo innovador, pues
muestra la educación en la lecto escritura a la manera de una capacitación
para el trabajo no crítico: el estudiante sabrá hacer cartas, exposiciones,
resúmenes de información, pero no construirá su opinión; mientras que la
preparatoria con enfoque técnico, además de su preocupación visible por
darle importancia a la lectura (tienen un libro de apoyo aparte del libro de
texto), reproduce, por lo menos en el objetivo, la idea de la lectura como
un proceso que se realiza a través de estrategias que permitirán desarrollar
habilidades y lo harán competente para construir textos tanto académicos
como los que se utilizan en otros contextos.

Sentidos de la lecto-escritura: dos libros de texto, dos preparatorias públicas

87

Es decir, reproduce la idea de que a través de la lectura y la escritura el
estudiante puede construir conocimiento, expresar su opinión y desenvol-
verse de manera eficaz en diferentes contextos, lo que lo acerca más a la
obtención de un pensamiento crítico. La circulación de la propuesta en
el libro de texto de la escuela preparatoria con enfoque humanístico no
permite el desarrollo del pensamiento crítico, no examina la estructura de
los razonamientos ni los vincula a razonamientos sobre la vida diaria de
los estudiantes, tampoco le permite evaluarlos. Sólo considera el aspecto
mecánico del estudio. En el segundo caso, el de la escuela técnica, hay
cierta apertura para revisar, evaluar y reconstruir ideas.

2) Unidades o Bloques (contenidos): si observamos los bloques y su
organización, puede observarse que la escuela con enfoque humanista
habla de tipos de textos: funcionales, persuasivos y recreativos, y de uso
de léxico. Los contenidos de los bloques de léxico y semántica son ejer-
cicios ortográficos, de puntuación, de sinónimos, antónimos, así como
el uso de organizadores gráficos para darle sentido a una lectura. Ahora,
con respecto a los tipos de texto, si nos adentramos un poco más, vemos
que define a los textos funcionales como “aquellas herramientas indis-
pensables para la vida cotidiana” (p. 12) y explica con ejemplos de cartas,
solicitud de empleo y curriculum vitae; a los persuasivos los define como
los “orientados a inducir, mover, obligar con razones a creer o a hacer una
cosa” (p. 81) y ejemplifica con anuncios comerciales; por último, define
a las recreativos como los textos en los que un autor “da a conocer sus
emociones, gustos y percepciones” y ejemplifica con poemas. ¿Por qué
no llamarlo texto literario y no recreativo? ¿Qué concepto se pretende
reproducir con respecto a las tareas intelectuales en una escuela humanís-
tica? ¿Qué sentido tiene llamar al texto literario, texto recreativo? ¿Por
qué no utilizar discursos políticos, periodísticos o religiosos, por ejemplo,
para tratar el tema de discursos persuasivos?
Si de acuerdo con Verón pensamos que “La posibilidad de todo análisis del
sentido descansa sobre la hipótesis según la cual el sistema productivo deja
huellas en sus productos y que el primero puede ser (fragmentariamente)
reconstruido a partir de una manipulación de los segundos. Dicho de otro
modo: analizando productos, apuntamos a procesos” (1978, p.124). Enton-
ces estamos apuntando a un proceso educativo en el que se le está restando
importancia a todo un campo disciplinar: el literario. También se le resta
importancia a la construcción de opinión con respecto a aspectos sociales,

Revista Pucara, N.º 27 (81-92), 2016

88

ya que aunque se utilizan lecturas que pudieran prestarse a la discusión de
temas y conflictos sociales, las preguntas que se hacen con respecto a la
lectura son literales, no muestra preguntas de reflexión. Desde los libros
de texto, no se observa el desarrollo de habilidades para producir un pen-
samiento crítico en el alumno. Este proceso educativo está implicando,
también, un concepto parcial de lo que la lectura y la escritura pudieran
llegar a ser para los estudiantes.
Vayamos ahora a los contenidos utilizados en los libros de texto de la
escuela técnica. Aquí se mezclan entre las actividades de lectura algunos
ejercicios ortográficos, de puntuación, etcétera y se observan otros temas
como la trascendencia de la comunicación, conceptos que giran alrededor
de la lengua oral y escrita: funciones de la lengua, tipos de lenguajes, y
organizadores gráficos. Y en el libro de apoyo, se explica que para leer
es necesario interpretar para darle a la lectura un sentido propio y que
para evaluar una lectura es necesario establecer una relación entre lo que
el estudiante sabe y lo que dice el texto. Los contenidos de estos textos
refuerzan lo previamente dicho con respecto a los objetivos. Contrario a
lo que uno supondría, la escuela técnica reproduce un concepto de lectura
y de escritura más completo, de acuerdo con criterios académicos, que la
escuela humanística.

3) Metodología. En el libro del Colegio de Bachilleres hay secuencias di-
dácticas que preguntan ¿qué es? , a manera de diagnóstico, luego ejempli-
fican. Es decir, muestran un texto del tipo que están trabajando, después
solicitan al estudiante que escriba algo similar, en algunas ocasiones pide
al estudiante que localice la estructura de un texto y en raras ocasiones se
solicita su opinión con respecto al contenido de un texto.
En el CECYTES, al igual que en El Colegio de Bachilleres, el libro de
texto divide sus bloques en tres tipos de actividades: Inicio, desarrollo y
cierre. También inician despertando el interés en el estudiante, pregun-
tando ¿qué es?, a manera de diagnóstico. Sin embargo, varía en el mo-
mento en que explican el tipo de texto con el que se va a trabajar, luego
ejemplifican mostrando un texto y solicitan al estudiante que construya
uno similar. Es decir, los estudiantes empiezan a construir sus propios
textos a partir de una definición de los mismos y del análisis de la lectura
a partir de preguntas que van más allá del sentido literal y lo obligan a
construir inferencias. Es importante señalar también que la complejidad

Sentidos de la lecto-escritura: dos libros de texto, dos preparatorias públicas

89

de las actividades es gradual, empieza con las preguntas literales sobre la
lectura y termina con actividades de opinión y la construcción de textos
similares al escrito.
Si como Eliseo Verón señala, todos los discursos están atravesados por al-
guna ideología (yo prefiero hablar de imaginarios sociales con todo y sus
diferencias conceptuales) entonces los discursos implícitos en los libros
de texto están reproduciendo sentidos de la vida en sociedad, sentidos de
la vida escolar y estos sentidos pueden describir y explicar las condicio-
nes sociales que contextualizan dichas actividades. Aquí puedo aventurar
otras preguntas que me llevarían al contexto ¿qué tipo de ciudadanos se
pretende formar?, ¿se están dando las condiciones para que los estudian-
tes de bachillerato ingresen preparados a alguna universidad?, ¿ por qué
los estudiantes de la escuela técnica tienen más preparación que los de
la humanística en el sentido del análisis y contextualización de conteni-
dos?, ¿se está visualizando grupos de jóvenes con estudios truncados en
la preparatoria?, ¿en dónde quedan todos los estudios que actualmente se
han hecho con respecto a la enseñanza del desarrollo de habilidades del
pensamiento crítico a partir de la lecto-escritura?
Contestar a estas preguntas sin duda nos llevaría a comprender el fun-
cionamiento social de la educación, de las reformas a la misma, de los
discursos utilizados para promover cierto tipo de ciudadanos. O con pala-
bras de Berger y Luckmann, dentro del funcionamiento social de dichos
ámbitos se reproducen ideas y conceptos con los que “se transforma la
realidad subjetiva de las internalizaciones frente al reto de las definiciones
de la realidad, no porque aquéllas no estén establecidas o se aprehendan
como algo menos que real en la vida cotidiana, sino porque su realidad se
halla menos arraigada en la conciencia y resulta por ende más susceptible
al desplazamiento” (2012, p.184). La realidad subjetiva, las representa-
ciones que los estudiantes reciben con respecto a las prácticas lectoras y
escriturales, se internalizan en la preparatoria y se externan al llegar a las
aulas universitarias.
Es muy apresurado contestar las preguntas antes dichas sin considerar
otros factores como por ejemplo, la manera en que el profesor hace uso
del libro de texto y de qué manera lo percibe el estudiante y lo lleva a la
práctica. Existe una fuerte relación entre el concepto que tiene el profesor
con respecto al contenido que enseña y la forma en que lo enseña, así
como a quién lo enseña, de tal manera que quienes sólo siguen los linea-
mientos curriculares pueden no desarrollar habilidades de pensamiento

Revista Pucara, N.º 27 (81-92), 2016

90

crítico en sus estudiantes, quienes centran su atención sólo en transmitir
conocimiento estructurado, tampoco. Sin embargo, quienes se centran en
el aprendizaje del estudiante, puede ser que sí lo hagan. La enseñanza en
el aula es otro tipo de producción de texto, en el sentido que lo entiende
Verón, y forma parte del tejido de la semiosis social: “Un discurso realiza
determinadas operaciones, produce objetos y genera representaciones”
(1998, p.138). Sin embargo, este escrito, como lo dije al inicio, se limita
a explorar los conceptos que de lectura y escritura están propagando los
libros de texto. Aun así, podemos afirmar que los libros de texto son ma-
terias significantes que permiten realizar un análisis de fragmentos que
remiten a una red semiótica de significados que pone en juego opera-
ciones (producción), discurso (producto-circulación) y representaciones
(repercusión) (Verón, 1998, p. 124).
En esta circulación se observan elementos sociales que permiten acer-
carnos al sentido de la lectura y la escritura que se ha reproducido en las
escuelas preparatorias. Aclarando que la recepción del producto y su re-
percusión, dependerá de cómo se lee y se escribe, dónde y cuándo aparece
el efecto ideológico y por lo tanto, en que momento aparecerá el sentido
que se le da a estas prácticas para ser reconocidas como, herramientas
de utilidad práctica, inmediata; o bien, como quehaceres para construir
conocimiento y construir opinión.
Entonces, si todo discurso, incluyendo el del conocimiento, como prác-
tica social es ideológico y contiene en sus palabras una serie de imagina-
rios y representaciones sociales que permiten al individuo darle sentido
a sus prácticas, a su cotidianeidad, a sus vidas ¿Qué significado tienen
la lectura y la escritura en la vida de un ser humano? ¿Qué sentido les
están dando los estudiantes como receptores (consumidores) de estos sig-
nificados? ¿Cuáles son las condiciones de producción, de recepción y de
valoración de dichas prácticas? ¿Cómo es su experiencia en el aula? ¿Con
qué discursos de los vistos en clase podrán identificarse los estudiantes?
Considero que las ideas con las que llegan a las aulas universitarias los
estudiantes de nuevo ingreso son lecturas de fragmentos de semiosis que
han internalizado, son constructos sociales que determinan los significa-
dos, sentidos y valores que le dan a prácticas formativas como las de la
lectura y la escritura.
Hay mucho más que decir al respecto y mucho por analizar, pero, por el
momento, y para cerrar, creo que es importante recordar que la formación
de los individuos genera significados, que estos a su vez, generan identidad

Sentidos de la lecto-escritura: dos libros de texto, dos preparatorias públicas

91

y sentido y que los libros de texto utilizados en las escuelas reproducen
imaginarios y representaciones sociales que consumen los estudiantes en
preparatoria. Es importante recordar también que dichos estudiantes, en
su momento, serán los alumnos de nuevo ingreso a la Universidad, y ex-
ternarán dichas representaciones acerca de la lectura y la escritura, y que
son estas representaciones e imaginarios lo que les dificultará o facilitará
su adaptación a las nuevas comunidades discursivas de las que formarán
parte.

Revista Pucara, N.º 27 (81-92), 2016

92

Referencias bibliográficas:
Ausubel, D. et al. (1986). Psicología educativa. Un punto de vista cog-

noscitivo. México D.F.: Trillas.
Ausubel, D. (2002). Adquisición y retención del conocimiento. Una pers-

pectiva cognitiva. Paidós, Barcelona.
Berger, P. y Luckmann, T. (2001). La construcción social de la realidad.

Buenos Aires: Amorrortu.
Comunicación Oral y Escrita 1 y 2. (2013) Hermosillo: CECyTIS.
Subsecretaría de Educación Media Superior (2008). Diario Oficial de la

Federación 26 de octubre de 2008.
Navarro Gil, D. (2013). Taller de Lectura y Redacción 1 y 2. Hermosillo:

Colegio de Bachilleres.
Rodríguez Méndez, M. et al. (2011). CECyTES Lee y Memoria de Mate-

máticas Básicas. La lectura es el camino a la transformación de
nuestro mundo.
Hermosillo: CECyTES.

Verón, E. (1978). ) “Discurso, poder y poder del discurso”. En Memorias
del Primer Coloquio de Semiótica
, Universidad Católica de Río
de Janeiro. Ediciones Loyola.

________ (1984). Semiosis de lo ideológico y del poder. Buenos Aires:
Espacios de crítica y producción.

________ (1998). La semiosis social. Barcelona: Gedisa.

93

Alfabetización académica y cultura escrita:
la perspectiva de los estudiantes sobre para qué,

cómo y qué escriben en la universidad

Ana María Méndez Puga
e-mail: mendezana22@gmail.com

Olga López Pérez
e-mail: olga.lp.umsnh@gmail.com

Nancy Karen Ramírez Sánchez
e-mail: psic.ramirez.nk@gmail.com

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México

Resumen
La escritura y la lectura reconocidas como prácticas y procesos que de-
mandan la enseñanza sistematizada e intencional, que no se limitan a una
etapa de la vida y de la formación escolar, plantean la necesidad de dar
atención específica al contexto universitario. Así, el presente trabajo pre-
senta los resultados de un proyecto de investigación en proceso, orientado
al trabajo con jóvenes universitarios en temas de lectura y escritura, en
donde se busca que la lengua escrita facilite aprender sobre las discipli-
nas, encontrar elementos para lograr una mejor alfabetización académica
e incorporar a los jóvenes a la cultura escrita. El diseño de investigación
es mixto y el objetivo de la primera etapa corresponde a identificar para
qué, cómo y qué escriben los estudiantes durante su formación. Se en-
contró que hay una diferencia importante entre los estudiantes de primer
y último año, los primeros reconocen a la escritura en la escuela como un
medio de acceso al aprendizaje que requiere de tiempo y en donde existen
diversas formas de escribir; los segundos, manifiestan que la escritura es
sólo una forma de evidenciar la lectura de textos y la forma de escribir
depende del profesor y la asignatura.
Palabras clave: Alfabetización académica, Cultura escrita, Disciplinas,
Enseñanza Universitaria

Revista Pucara, N.º 27 (93-104),2016

94

Abstract
Reading and writing are recognized as practices and processes that de-
mand the systematic and intentional teaching, not limited to one stage
of life and schooling, raise the need for specific attention to the univer-
sity context. This paper presents the results of a research project in pro-
cess-oriented work with university students in reading and writing issues,
where it is intended that the written language facilitates learning about the
disciplines; find elements to achieve better academic literacy and incorpo-
rate youth literacy. The research design is mixed and the objective of the
first stage is to identify what, how and what to write the students during
their training. It was found that there is a significant difference between
students of the first and last degrees; the first to recognize the writing on
the school as a means of access to learning that takes time and where there
are different ways of writing; second, it shows that writing is just a way of
demonstrating the reading of texts and how to write depends the teacher’s
view and the subject.
Keywords: Academic literacy, written culture, disciplines, university
education

***

Antecedentes
El ingreso de los estudiantes a la educación superior se acompaña de la
expectativa de los profesores de considerar que cuentan con el dominio
suficiente de las habilidades de escritura y lectura que les permitirá no
solo acceder al conocimiento, sino también transformarlo y comunicarlo.
El desencuentro de dicha expectativa ha llevado a la conformación de di-
versos estudios que han dado cuenta que la alfabetización no debe limitar-
se al desarrollo de estrategias de enseñanza y aprendizaje, determinadas
por una perspectiva y con énfasis en los primeros años de escolarización,
sino que, se necesita expandir y atender el proceso de alfabetización en
los diversos momentos y contextos de la educación. De esta manera, la al-
fabetización académica posibilitó repensar el papel que juega la lectura y
la escritura sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje en la universidad,

Alfabetización académica y cultura escrita: la perspectiva de los estudiantes
sobre para qué, cómo y qué escriben en la universidad

95

además de dar respuesta a la interrogante sobre el por qué los estudiantes
presentan dificultades para aprender a partir de la lectura y la escritura de
textos.
Específicamente en el caso de la escritura se han realizado estudios que
indagan los elementos que influyen en el proceso de composición escrita
de un texto; estudios como los de Scardamalia y Bereiter (1992) a par-
tir de su modelo explicativo, señalan las diferencias entre los escritores
novatos y expertos, planteando que cada uno realiza diferentes procesos,
de ahí que sea relevante identificarlos para desarrollar estrategias para la
enseñanza de la escritura, tratando de lograr que el novato se convier-
ta en experto. También se han desarrollado investigaciones que buscan
identificar y caracterizar cuáles son los factores que conforman y deter-
minan las prácticas de escritura de los estudiantes. Algunos se dirigen
a explicaciones sobre los procesos cognitivos implicados en la escritura
(Flower & Hayes, 1981; Scardamalia y Bereiter, 1992; Camps y Caste-
llo, 1996), otros estudios reconocen la importancia de conceptualizar la
escritura a partir de la situación de comunicación, social y cultural (Van
Dijk & Kintsch, 1983; Carlino, 2005; Cassany, 2006). En ese sentido, hay
posturas que se inclinan a explicaciones de tipo psicológico, lingüístico
y/o sociocultural.
Retomando esos estudios y tratando de atender la situación que se vive en
cada contexto, diversas universidades latinoamericanas han configurado
una serie de acciones buscando que se logre en sus salones leer y escribir
para aprender para la vida y sobre una disciplina, adoptando la perspec-
tiva de la alfabetización académica y considerando la relevancia del con-
texto y la cultura escrita de la cual emergen los estudiantes.
En esa lógica, la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo, también se ha preocupado por lograr que sus es-
tudiantes sean mejores escritores. Michoacán está localizado en la región
centro-occidente de México y la universidad tiene un carácter humanista
y se caracteriza por recibir estudiantes de varios estados y etnias, de ahí
que la diversidad cultural de sus estudiantes haga aún más enriquecedora
la dinámica. Este trabajo se sitúa en dicho contexto de diversidad, en el
que los estudiantes día a día buscan mejorar su formación y entender la
profesión en la que están insertos.

Revista Pucara, N.º 27 (93-104),2016

96

Método
Para el primer acercamiento se trabajó bajo una metodología mixta, lle-
vando a cabo la aplicación de una escala tipo likert a 200 estudiantes, 100
de primer año y 100 de quinto; posteriormente, se realizaron entrevistas
individuales y 4 grupos focales, cada uno integrado por 8 estudiantes de
los grados señalados.
El análisis de los datos recuperados se estructuró a través de tres catego-
rías: 1) Tareas de escritura solicitadas en la formación de estudiantes; 2)
Proceso de escritura y 3) Prácticas habituales de la escritura.
Para efectos de este trabajo solo se retoman los de la segunda categoría,
que refiere al proceso de escritura; se presenta el análisis contrastando
lo expuesto entre los estudiantes de primer y quinto grado en los grupos
focales.

Proceso de escritura
Proceso y funciones de la escritura:
La función epistémica de la escritura (Scardamalia y Bereiter, 1992; Tol-
chinsky, L. 1993) como medio a través del cual se reestructura el pensa-
miento, es un aspecto identificado en los estudiantes de primer año, ello
debido a que una de las diferencias significativas encontradas señala que
estos estudiantes al escribir, expresan tener como objetivo plasmar sus
ideas de manera entendible y congruente, realizando revisiones constan-
tes, esto se constata con algunos de los testimonios recabados: “yo creo
que escribir sirve como por ejemplo… para darte cuenta que ya compren-
des algo, o has visto, pero implica una reflexión”, “escribir no es copiar
por copiar y copiar, tienes que pensar y decir de forma bien
… (cómo es
bien?) … es decir que tienes que comprender qué quieres decir y pensar
si lo que escribiste dice eso y lo que dices es cierto”,
es que pasa que
cuando hablas salen las ideas, pero cuando escribes sale diferente”,”si,
plasmarlo no es tan fácil, lo dices de una manera pero al leerlo ya no
suena tan bien que cuando lo dijiste, tienes que leer muchas veces y luego
ya hasta lo que pensaste no es igual que al inicio.
Desde luego, el que lo
identifiquen, no implica que lo logren, pero sí es fundamental como punto
de partida.

Alfabetización académica y cultura escrita: la perspectiva de los estudiantes
sobre para qué, cómo y qué escriben en la universidad

97

Por su parte los de quinto año, expresan como prioridad el cumplir con
los requisitos del profesor en cuanto a extensión y ortografía, algunas
participaciones que evidencian esto son: “cuando escribes pues piensas
y vuelves a pensar pero… …aunque pienses no sirve… si bueno… pues
no sabes que decir, luego si y lo dices, pero el maestro te dice que lo di-
jiste mal, pues porque eso no se dice en tan poquito espacio”, ”sí, pero
también pues uno lo dice y si te equivocas en cómo lo escribiste te baja
puntos o te dice que en su clase no se escribe como en el face, entonces
pues para que el maestro lo vea bien debe cumplir con lo que te pide”.
La diferencia identificada anteriormente, permite retomar otro de los re-
sultados obtenidos y que refiere a la función de las tareas de escritura,
mientras que para los de primer año es una práctica que los docentes so-
licitan para conocer lo que ellos saben y comprenden de un texto, por
ejemplo esto lo expresa una estudiante de primer año que menciona que
los maestros te piden que escribas de esa forma que no es igual, no como
antes que tenías un libro, sino que debes leer de otros libros y luego de-
cirle qué entendiste y él no te dice nada, tú le dices en lo que escribes”,
“Es que te lo piden, que leas y luego que escribas algo que pienses, pero
escribirlo te hace como pensarlo más porque tienes que leer y leer para
que lo que diga sí sea lo que quieres decir
”; en cambio, para los estu-
diantes de quinto, las tareas de escritura se reducen a ser sólo un medio
de registro y mecanismo utilizado por el docente para la verificación de
lectura previa, “No lo hacen como retroalimentación, como que nada más
quieren ver que sí leíste y ya, no te lo califican bien de que si está bien así
o por qué pones esto o así”.
La relación entre aprendizaje y escritura en la universidad, es un tema
bajo el cual estudios como los de Carlino (2005), ha puesto de manifiesto
la importancia de conocer no sólo el proceso por el cual el estudiante em-
prende el escribir, sino además, el objetivo y la función que le confieren.
Así, los resultados expuestos coinciden con uno de los problemas que
caracterizan a la enseñanza habitual y que expone Carlino (2002, 2003,
2004ª y 2004b), sobre la necesidad de compartir la responsabilidad por
parte de todos los actores, en particular, el repensar la función del do-
cente como figura que transmite el conocimiento y también, a la función
que cada docente y estudiante le otorgan a la lectura y la escritura en el
proceso de enseñanza - aprendizaje o a las creencias que tiene en torno
a ella (Miras, Solé y Castells, 2013). Es a partir de ello que la relación
entre alfabetización académica y cultura escrita resulta trascendente tanto
para analizar el contexto de la universidad, como para la conformación de

Revista Pucara, N.º 27 (93-104),2016

98

acciones que posibiliten al estudiante no sólo conocer las prácticas de es-
critura que confieren a la disciplina, sino además utilizarlas para transitar
y ser miembro de su comunidad.

Tiempo de escritura, revisión y ortografía:
En lo que refiere a conocer cómo escriben los estudiantes se encontraron
tres aspectos significativos, el primero corresponde al tiempo de escritura,
el segundo a la revisión y el tercero a la ortografía. Los estudiantes tanto
de primero como de quinto prestan especial atención a los tres aspectos,
de hecho ambas poblaciones expresan que de acuerdo a la tarea de es-
critura por realizar, depende el tiempo que deberán dedicarle, es decir,
aunque desconocen la existencia de la diversidad textual y los géneros
discursivos de forma disciplinar, reconocen que existen diferencias en las
formas en la que se escribe, diferencias basadas en el tipo de texto solici-
tado por el docente.
Las siguientes participaciones lo muestran: “cuando sabes que el maestro
dice que será para al final del semestre pues como que lo dejas, porque
no sabes de qué, cómo lo va a pedir, qué quiere que diga”, “algunos pro-
fesores hasta te ayudan y te lo hacen fácil porque te dicen cómo decir eso
que quieren que digas y así lo haces más fácil”.
Unido al aspecto anterior, pero que aparece como una diferencia entre
ambas poblaciones, es que los estudiantes de quinto año expresan que
existen dos determinantes del tiempo dedicado a escribir, una refiere al
destinatario del escrito y otra a la asignatura. Por su parte, los de primer
año sólo consideran que depende del texto por escribir y la fecha de en-
trega. “yo si lo hago igual con tiempo, es porque a lo mejor no se me da
tanto el choro
(palabra coloquial para explicación, discurso) y tengo que
empezar dos días antes para pensar un día en lo que voy a escribir, vuelvo
a leer y vuelvo a escribir y así lo que se me ocurre. Porque luego me que-
do dos horas ahí sin nada”, “es que así todo depende de qué te pidan, no
es lo mismo lo que te pide un maestro y cómo te lo califica que otro, unos
como que hasta te da flojera empezar porque nunca lo leen y así pues
como que te desmotiva escribir”, “bueno … yo digo que no escribes todo
igual, cuando tengo que hacer una tarea de epistemología tengo que leer
y pensar mucho más y así, porque me piden una reflexión, pero mmm…
cuando es para procesos pues sólo es un reporte, solo elijo las ideas y ya
las pongo las que yo creo”.

Alfabetización académica y cultura escrita: la perspectiva de los estudiantes
sobre para qué, cómo y qué escriben en la universidad

99

La revisión como segundo aspecto, en ella se destaca una diferencia entre
los estudiantes de primer y quinto año, los primeros expresan realizar
revisiones de sus escritos de dos formas, una es a través de la producción
por párrafo o cuartilla y los segundos mencionan que sólo realizan una
revisión final, centrándose en la extensión del párrafo y la ortografía. Esto
se puede evidenciar con dos participaciones, un estudiante de primer se-
mestre que menciona “yo vuelvo a leer cuando acabo el párrafo porque
luego estoy presionado y por lo mismo que no sabes, o sea pones algo y
te contradices y al releerlo dices: ah ya lo puse y depende de las postura
que tu tomes y lo mueves”, por su parte una estudiante de quinto año
menciona “
yo reviso que hable un tema y concluya y luego de otro y que
termine y que no que me pase de lo que pidió el profe y que tenga orden”,
otra estudiante muestra claramente la relación de la revisión de la es-
critura y los géneros textuales y discursivos, “Es que revisar no lo hace
cualquiera, por ejemplo, no es lo mismo de los que escriben música a los
que escriben poesía y más bien de lo que intentes transmitir y del contexto
pues depende lo que revisas, son como formalismos que deben llevar los
trabajos que no todos entienden, menos en psicología”.
Modelos como los de Scardamalia y Bereiter (1992) y Murray (1980)
exponen la importancia de la revisión de toda producción escrita, centrán-
dose en el proceso más que en el producto; a pesar de que cada modelo se
organiza de forma diferente para explicar cómo se lleva a cabo el proceso
de escritura, todos coinciden en identificar a la revisión como un elemento
que se ubica durante todo el proceso. Sin embargo, el proceso de revisión
es complejo porque demanda la resolución de problemas textuales, los
cuales el estudiante no suele conocerlos o por el contrario suele reducir-
los a las consignas de los profesores y sus conocimientos de ortografía,
motivo por el cual la revisión se relaciona a la escritura de borradores
como mecanismo a través del cual los estudiantes den cuenta de su propio
proceso de producción escrita.
El último aspecto que refiere a cómo escriben los estudiantes, es la rela-
ción que establecen entre la ortografía y la escritura, los estudiantes de
ambos grados coinciden en que la ortografía es un aspecto al cual deben
prestarle atención, ya que de equivocarse les repercute en su calificación.
De tal manera, las revisiones que realizan durante y al finalizar de la pro-
ducción de un texto, se centra a identificar errores ortográficos. Se reco-
noce la importancia de la ortografía en el lenguaje escrito, no obstante las
prácticas pedagogías de los niveles básicos de educación, prestan aten-
ción principalmente a la relación entre escribir bien y la utilización de las

Revista Pucara, N.º 27 (93-104),2016

100

reglas ortográficas, es decir, dejan en un segundo plano a los componentes
gramaticales y discursivos, situación que se reproduce en los estudiantes
universitarios al ser revisores de su producción o la de otros, en tanto que
también las reproducen los profesores. Esto se evidencia con la partici-
pación de los estudiantes en donde refieren que “Escribir para la escuela
es así como diferente porque es más serio, no puedes decirlo igual que
como lo hablas, tienes que hacer que se vea bien, con la ortografía”, “La
escritura es más formal tienes que revisar que esté bien escrito sin errores
de ortografía porque si no, habla de que no sabes escribir”.

Lo que se escribe en la universidad
Sobre qué escriben los estudiantes, los resultados muestran que su escri-
tura en la universidad se centra a la toma de notas, reportes de lectura y
ensayos. Ambas poblaciones coinciden en dedicar tiempo en cada asigna-
tura para tomar notas, fuera del horario de las asignaturas mencionan que
lo que principalmente escriben son ensayos y reportes de lectura. La dife-
rencia que se encontró es que los estudiantes de primer año dicen realizar
principalmente reportes de lectura, mientras que los de quinto mencionan
que son ensayos. De acuerdo a Solé y otros (2006), generalmente en el
contexto universitario las tareas de aprendizaje que se realizan a través de
la escritura mantienen una relación directa con la lectura, no obstante la
complejidad de cada una difiere, en ese sentido, los textos que solicitan
los profesores, en términos de un ensayo y un reporte de lectura, difieren
entre sí en el tipo de texto, pero no en la percepción del estudiante de que
es una tarea escolar.
Los estudiantes mencionan que le son solicitadas dichas actividades, para:
en el caso de los ensayos coinciden en que son un medio de evaluación
al finalizar el curso de una asignatura, demostrar lo aprendido, mientras
que el reporte de lectura le confieren la función de ser una evidencia de
lectura, en ambos casos los estudiantes reconocen que ambas tareas de
escritura son formas de evidenciar lo que aprendieron, sólo un número
mínimo de estudiantes refiere que además es una actividad que permite
repensar lo aprendido y aprender lo que no aprendieron anteriormente,
es decir reconocen su carácter epistémico. Dichos aspectos se reflejan
en las participaciones siguientes: “es más difícil hacer un ensayo porque
tienes que hacer comparaciones de diferentes autores y poner tu propia
perspectiva de lo que estás hablando de ese tema. Y se hace difícil por

Alfabetización académica y cultura escrita: la perspectiva de los estudiantes
sobre para qué, cómo y qué escriben en la universidad

101

la falta de vocabulario para expresarlo correctamente sin usar…”, “el
proceso que llevan un resumen casi, casi subrayo y lo paso así, el informe
de película solo describo la película y digo lo que pienso y el ensayo no,
tiene su forma y estás desarrollando la idea pero en base una teoría y tie-
nen que tener amplio conocimiento del tema para abordarlo de diferentes
puntos no están rígido he establecido y da libertad”, “pues es así, uno
requiere más preparación pues no es como los cuestionarios que vienen
las respuestas atrás del libro”.
Los resultados expuestos demandan reconocer la importancia de confi-
gurar en el contexto universitario prácticas de escritura que refieran a un
proceso de alfabetización académica y por lo tanto, de inserción a la cul-
tura escrita de la disciplina. De tal manera, se requiere realizar acciones
que no sólo se dirijan a los estudiantes en formación, sino además a los
docentes sobre el objetivo de aprendizaje, el uso dentro y fuera del salón
de clase y la retroalimentación que realizan de las tareas escritas. Especí-
ficamente en el contexto del cual se desprende el presente trabajo, esto se
refuerza al ser aspectos que se recuperan y coinciden de los datos obteni-
dos a través de la dinámica generada en los diferentes grupos focales y en
los planteamientos derivados de las diferentes investigaciones.

Conclusiones
A manera de conclusión, se pueden enumerar diversos puntos que deben
ser tomados en cuenta y en los cuales reside la importancia de la escritura
a nivel universitario; que sin duda, implica poner atención en la tareas
escritas solicitadas por parte de los docentes, y por parte de los alumnos
en generar procesos reflexivos para responsabilizarse de su propia forma-
ción profesional. Las tareas escritas solicitadas por profesores exigen una
corresponsabilidad entre alumnos y profesores; ya que por ser escritos
en un campo del saber específico requieren de un guía especialista y re-
troalimentación constante que evidencie logros o fallas, para que con el
tiempo los estudiantes mejoren y logren introducirse a la cultura escrita
de la disciplina.
Los estudiantes requieren ser enseñados a escribir en la universidad (Mi-
ras y otros (2013; Carlino, 2002, 2003; entre otros) por la especificidad
de contenidos y requisitos de cada disciplina, porque a pesar de saber
escribir y tener una concepción de lo que es la escritura y sus formas,
al hacerlo dentro de un campo específico se enfrentan con dificultades

Revista Pucara, N.º 27 (93-104),2016

102

específicas que se deben resolver por especialistas del mismo campo pro-
fesional. En esta visión es importante considerar como plantea Carlino
(2013) que no se aprende a escribir un tipo de texto para una disciplina
y ello implica que se aprende para todas y para todos los tipos de texto,
dado que el aprendizaje es contextual y requiere no solo de prerrequisitos
específicos, sino del manejo específico de esa disciplina y de la inmersión
en esa comunidad de práctica.
Los trabajos escritos no son sólo un medio de evaluación, sino una herra-
mienta para generar y configurar nuevos conocimientos, que favorece a
enriquecer el acervo científico de la disciplina, lo que requiere una trabajo
constante y recíproco entre los nuevos y viejos profesionales de la disci-
plina. Es importante que los profesores y profesoras conozcan los resul-
tados de investigaciones como esta, de manera que logren reflexionar y
generar acciones para transformar sus prácticas, en coordinación con sus
estudiantes.

Alfabetización académica y cultura escrita: la perspectiva de los estudiantes
sobre para qué, cómo y qué escriben en la universidad

103

Referencias bibliográficas:
Camps, A. & Castelló, M. (1996). “Las estrategias de enseñanza-apren-

dizaje en la escritura”. En C. Monereo e I. Solé (coords). El
Asesoramiento psicopedagógico: una perspectiva profesional y
constructivista
, pp. 321-342.

Carlino, P. (2002) ¿Quién debe ocuparse de enseñar a leer y a escribir en
la universidad?: tutorías, simulacros de examen y síntesis de cla-
se en las humanidades. En Lectura y Vida 23 1, pp. 6-14.

_________ (2003). “Alfabetización Académica: Un Cambio Necesario,
algunas Alternativas Posibles”. En Educere, 6(20) 409-420. Re-
cuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35662008

_________ (2004a). El proceso de Escritura Académica: Cuatro Dificul-
tades de la Enseñanza Universitaria. En Educere, Artículos Arbi-
trarios, (26), pp. 321-327.

_________ (2004b). “La distancia que separa la evaluación escrita fre-
cuente de la deseable”. En Acción Pedagógica, Vol. 13, (1), pp.
8-17.

_________ (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad. Una in-
troducción a la alfabetización académica
. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica.

_________ (2013). “Alfabetización Académica. Diez años después”.
En Revista Mexicana de Investigación Educativa, pp. 355-381.
http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001297/129777s.pdf

Cassany, D. (2006). Tras las líneas. Sobre lectura contemporánea. Bar-
celona: Anagrama

Flower, L. & Hayes, J. (1981). “A cognitive process theory of writ-
ing”. En College Composition and Communication, 32,
365-387. Recuperado de http://links.jstor.org/sici?si-
ci=0010-096X%28198112%2932%3A4%3C365%3AACP-
TOW%3E2.0.CO%3B2-A

Miras, M., Solé, I. & Castells, N. (2013). “Creencias sobre lectura y escri-
tura, producción de síntesis escritas y resultados de aprendizaje”.
En Revista Mexicana de Investigación Educativa (18) 57, pp.
437-459.

Revista Pucara, N.º 27 (93-104),2016

104

Murray, D. (1980). “Writing as process: How writing finds its own mean-
ing”. En T. Donovan, & b. McClelland (Eds.), Teaching com-
position: Theory into practice
. Urbana, IL National Council of
Teachers of English.

Scardamalia, M. & Bereiter, C. (1992). “Dos modelos explicativos de los
procesos de composición escrita”. En Infancia y aprendizaje, 58,
pp. 43-64.

Solé, I., Castells, N., Gràcia, M. & Espino, S. (2006). “Aprender psico-
logía a través de los textos”. En Anuario de Psicología, 37(1-2),
pp.157-176.

Tolchinsky, L. (1993). Aprendizaje del lenguaje escrito. Procesos evo-
lutivos e implicaciones didácticas
. Barcelona: Antrhopos-UPN.

Van Dijk T. & Kintsch, W. (1983). Strategies of discourse comprehension.
Nueva York: Academic Press.

105

Desarrollo de competencias genéricas en estudiantes
de educación media para el acceso y permanencia en la

educación superior

Mauricio Zabala Hernández
Universidad de Ibagué, Colombia

e-mail: mauricio.zabala@unibague.edu.co

Resumen
En este documento se resumen las estrategias, fundamentos pedagógicos,
logros, dificultades y aprendizajes alcanzados durante la ejecución del
proyecto orientado a jóvenes de los grados décimo y undécimo, de los co-
legios Hermann Gmeiner y Gimnasio Campestre de la ciudad de Ibagué.
Por lo menos dos situaciones problemáticas hacen necesaria la formula-
ción de este trabajo: de un lado, el precario desempeño de los estudiantes
en las pruebas Saber, y de otro, el alto índice de deserción en la educación
superior que registra el departamento del Tolima. El proyecto fue llevado
a cabo por profesores de la Universidad de Ibagué, entre los años 2011 y
2013, y se propuso elevar las posibilidades de ingreso y permanencia en la
educación superior mediante el desarrollo temprano de las competencias
genéricas definidas por el Ministerio de Educación Nacional de Colom-
bia, entre las que destaca la comunicación en lengua materna, entendida
esta en las tres funciones sustantivas del lenguaje, comunicativa, episté-
mica y social. Para tal fin, se diseñaron y ejecutaron cursos orientados por
los aportes del constructivismo y de las pedagogías activas, cuyos resul-
tados, en términos de aprendizaje y desarrollo de dichas competencias,
mostraron la pertinencia de las estrategias pedagógicas utilizadas.
Palabras clave: competencias genéricas, pedagogías activas, comunica-
ción, educación.

Abstract
This paper presents the pedagogical foundations, strategies, difficulties
and learning achieved during the implementation of the project (title of
the paper) aimed at young people in the tenth and eleventh grades of Her-
mann Gmeiner School and Gymnasio Campestre school of Ibague. Due

Revista Pucara, N.º 27 (105-114), 2016

106

to the poor performance on Pruebas Saber and to high attrition in higher
education in the department of Tolima, the project in question, conduct-
ed by professors at the University of Ibague, between 2011 and 2013,
was proposed to raise the entry chances and retention in higher education
through the early development of generic skills defined by the Ministry of
National Education of Colombia, among which communication in mother
language, understood this in the three basic functions of language, com-
municative, epistemic and social. To this end, we designed and imple-
mented courses geared for the contributions of constructivism and active
teaching methods, the results, in terms of learning and development of
these competencies, showed the relevance of teaching strategies used
Keywords: generic skills, active pedagogies, communication, education.

***

El problema
En el transcurso del año 2010, la Universidad de Ibagué dio lugar al
diseño y la implementación de un sistema para la permanencia estudiantil,
con el objeto de disminuir los altos índices de deserción institucional
que, porcentualmente, fueron del orden del 25, 78%, entre los años 1999
y 2008, según informa el Sistema para la Prevención y Análisis de la
Deserción en Instituciones de Educación Superior (SPADIES).
Estas cifras de deserción han sido el resultado de diversas situaciones
que comprometen, más que nada, aspectos académicos, económicos y
personales de los estudiantes. En lo que corresponde al ámbito académico,
a la Universidad de Ibagué se incorporan estudiantes cuyos puntajes en
las pruebas de Estado se encuentran en su mayoría en el nivel medio y,
por cuanto es posible apreciar una correlación entre los resultados de estas
pruebas y el desempeño académico en la universidad, se puso de relieve
la urgencia de elevar los niveles de competencias con que los estudiantes
ingresan a la educación superior, prestando especial atención al área de
comunicación en lengua materna.
Así mismo, el mundo contemporáneo exige hoy por hoy a las instituciones
educativas formar ciudadanos capaces de cambiar la sociedad a través de
habilidades y conocimientos que les permitan aprender a ser, saber, hacer,

Desarrollo de competencias genéricas en estudiantes de educación
media para el acceso y permanencia en la educación superior

107

y estar en situaciones cada vez más exigentes y complejas, de modo que
deviene importante dejar de lado los discursos de la educación tradicional,
cuyos enfoques y propósitos no sirven para dar cuenta de los cambios
sociales ante los cuales los estudiantes deben enfrentarse, y que requieren
de estos, competencias para el ejercicio de la ciudadanía, lo mismo que
para la apropiación y uso cotidiano de una cultura científico-tecnológica
y de la información.

Marco conceptual
El marco conceptual que orienta el desarrollo de este proyecto tuvo en
cuenta los siguientes referentes:
A). Competencias y competencias genéricas: La noción misma de
competencia no ha estado exenta de señalamientos críticos. Para
algunos sectores, la formación por competencias, llevadas al terreno de
la educación, pueden acarrear graves problemas, bien que se conviertan
en el único propósito de la formación, dejando de lado la variedad de
prácticas y componentes socioculturales que acompañan este proceso,
bien que se reduzca el aprendizaje a unas cuantas competencias que han
de homogenizar y sesgar una realidad cada vez más compleja, e incluso,
que atiendan a una mirada puramente operacional, reduciendo en tanto el
potencial de los estudiantes al desempeño de tareas en el mercado laboral
(Cassany, 2011).
No obstante, siendo esta formación una realidad de progresiva
importancia en el marco de la educación, la tarea que deben llevar a
cabo las instituciones de educación superior (IES), es la de incorporar
en sus currículos el desarrollo de competencias, pero desde una visión
amplia, compleja y de formación integral. Así entonces, el desarrollo
mencionado tiene como consecuencia que el estudiante sea capaz de
comprender, analizar, y transformar la realidad en la que se desempeña
como profesional y ciudadano, de la mano de valores como la autonomía
y la responsabilidad.
En la Universidad de Ibagué se entiende el concepto de competencias
como:
Conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, comprensio-
nes y capacidades cognitivas, metacognitivas, socioafectivas y psicomo-

Revista Pucara, N.º 27 (105-114), 2016

108

toras apropiadamente relacionadas entre sí para facilitar el desempeño
flexible, eficaz, responsable con sentido histórico y estético de una acti-
vidad o de cierto tipo de tareas en contextos nuevos y retadores que hace
posible la formación integral del estudiante. La estructura, dinámica, pro-
cesos y prácticas curriculares de la Universidad de Ibagué tendrá como fin
la formación y desarrollo de competencias, tanto genéricas como especí-
ficas, necesarias para aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer
y aprender a vivir juntos (2011).
De otro lado, se adoptó igualmente la definición de competencias gené-
ricas del MEN (2009), como aquellas que son comunes a las distintas
profesiones y disciplinas, e involucran una mirada integral sobre el ser
humano. Estas son: Competencia en ética y ciudadanía; Cultura científica,
tecnológica y gestión de la información; Pensamiento matemático y Co-
municación en lengua materna. Para efectos de esta ponencia sólo tendrá
lugar el enfoque de esta última, en lengua materna, si bien cada vez que
sea oportuno se hará preciso su entrelazado con otras competencias. Visto
de manera general, la competencia en lengua materna alude a las tres fun-
ciones sustantivas del lenguaje: comunicativa, referida a enseñar, evaluar
y hacer público el conocimiento, epistémica, como herramienta intelec-
tual y de aprendizaje, y social, en tanto que el lenguaje es mediador en
las relaciones interpersonales, los acuerdos y los proyectos cooperativos.
B). Pedagogías activas: Las situaciones asociadas a la deserción escolar y
a la frustración académica, suponen una reformulación de los currículos y
de los planteamientos y prácticas pedagógicas. Debido a esto, han cobrado
especial relevancia las pedagogías denominadas activas, que se alimentan
de los aportes de las teorías constructivistas y que asumen el conocimien-
to como resultado de un proceso de exploración que el estudiante realiza,
con base en sus experiencias, ideas y conocimientos previos.
En este sentido, el aprendizaje activo concibe el trabajo pedagógico en
su dimensión práctica, como acción. No obstante, las acciones, vivencias
y experimentación no garantizan, per se, el aprendizaje. Se reconoce
igualmente el lugar la teoría, de los procesos de pensamiento, de la
elaboración y apropiación de conceptos y el deseo de saber, es decir,
se tienen en cuenta los procesos que intervienen en la construcción
de conocimiento, que no son solo de orden cognitivo, sino también
psicológico, afectivo y social.
C). Evaluación: En este marco de reflexión se asume la evaluación desde
una postura crítica encaminada a cualificar los proces|os de enseñanza

Desarrollo de competencias genéricas en estudiantes de educación
media para el acceso y permanencia en la educación superior

109

y aprendizaje, posicionando a todos los actores en planos reflexivos y
comprensivos en aras de la formación del sujeto, de manera opuesta a
como lo hacen los modelos instrumentales, más orientados en certificar
y estratificar de manera negativa a los estudiantes. Este horizonte de
evaluación, invita a una mirada constante sobre los procesos más que sobre
los resultados, lo mismo que le apuesta a un aprendizaje significativo. Todo
esto hace imperativo diseñar y aplicar instrumentos para el seguimiento
continuo del trabajo de los estudiantes en el espacio de aprendizaje, lo
cual se dificulta dado que las IES no cuenta con suficientes antecedentes.
El diseño de este modo de evaluación debe establecer relaciones entre
las competencias que se buscan desarrollar, las actividades propuestas,
los indicadores de logros y los juicios valorativos correspondientes que
permitan seguir el estado de desarrollo de las competencias durante todo
el proceso.

Descripción de la experiencia
El desarrollo general del curso de Comunicación en lengua materna se
llevó a cabo de la mano del curso de competencias en Ética y ciudadanía.
Si bien en un comienzo la formación en competencias reclamada por el
MEN tuvo lugar de manera separada, se hizo evidente con el pasar del
tiempo, y las discusiones del equipo de trabajo, las relaciones claras que
las competencias transversales hermanaban a uno y otro curso. Así, por
ejemplo, el ejercicio de la ciudadanía apremia de una acción lingüística
sólida y argumentada para poder participar de las transformaciones de
la sociedad, e igualmente un uso del lenguaje carente de una ética de la
comunicación que direccione, con arreglo al respeto y la convivencia de-
mocrática su uso, es algo malogrado.
El fundamento de las prácticas al interior del curso constituyeron un
puente entre las pedagogías activas implementadas en el curso de Ciuda-
danía
y la pertinencia que éstas mostraron tener en aras de la lectura y la
escritura en el campo de la Comunicación. Una vertiente especialmente
interesante en la formación moral, llamada ética y narración, advierte de
cómo la información ha ido sustituyendo progresivamente a la narración,
al punto de encontrar sujetos cada vez más “informados” y “comunica-
dos” que padecen un empobrecimiento de su experiencia (Brunet, 2003).
Esta referencia alude, desde luego, al desarraigo de valores y criterios
para juzgar los problemas éticos contemporáneos, pero atraviesa también,

Revista Pucara, N.º 27 (105-114), 2016

110

una precariedad en la comprensión de los textos escritos, toda vez que
la democracia encuentra sustento a su vez en la capacidad de compren-
der, en habilidades de lectura, comprensión y reflexión por parte de los
ciudadanos (Cassany, 2006). Así entonces, a mitad de camino entre la
discusión moral y la necesidad de reconocer habilidades lecto-escritoras
para denunciar la ideología que se esconde “detrás de las líneas”, se fue
tejiendo una competencia crítica de lectura, capaz de detectar problemas
acuciantes de la realidad global.
Los temas relacionados con la Constitución Política de Colombia consti-
tuyeron un escenario de gran importancia para hacer patente la necesidad
de una escritura clara, coherente y cohesionada con el ejercicio ciudadano
que a cada quien corresponde. Es preciso señalar que cada ciudadano lo
es, entre otras muchas razones, por cuanto pertenece a un país especifico,
con unas normas establecidas por un Estado particular (MEN, 2009), de
suerte que al hablar de consecuencias un ciudadano debe atender a la
comunidad entera de afectados. En este escenario tiene cabida a la vez un
reconocimiento y una crítica de las prácticas discursivas que amparan los
derechos y las posibilidades de los mismos ciudadanos, no en balde ad-
vierte Cassany que, “en muchos países hispanos la dictadura y la ausencia
de libertad de expresión consolidaron una prosa pública (administrativa,
judicial) oscurantista y barroca, con oraciones complejas, léxico arcaico
y técnico, totalmente alejada del habla cotidiana” (2006, p.156). Se diría
que en la manera de escribir y leer que relaciona el Estado con la sociedad
se juega al tiempo la salud de las libertades democráticas.
Por eso la necesidad de acercar a los estudiantes al orden y la retórica de
la Constitución Política, para reconocer en ella los aciertos y deficiencias
que presenta, lo mismo que propiciar casos hipotéticos de discusión, en
los que se veían vulnerados derechos de primera, segunda o tercera ge-
neración, cuidando de reconocer las acciones constitucionales pertinentes
para darles solución. Pero no se trataba solamente de reconocer cuando
procedía una acción de tutela, una acción de grupo, o una acción popular,
el estudio de casos los obligaba a planificar la escritura correspondiente
al instrumento a usar, cuidando de atender al orden de pretensiones, he-
chos, pruebas, fundamentos de derecho, entre otros, característico de es-
tas reclamaciones, por demás un derecho común de todos los ciudadanos,
reconociendo a su vez la manera particular de escritura que lo gobierna,
que se caracteriza antes que nada por ser llana, clara, sencilla, siendo que

Desarrollo de competencias genéricas en estudiantes de educación
media para el acceso y permanencia en la educación superior

111

cualquier otro lector debe estar en la capacidad de reconocer lo que allí
se establece.
La discusión en torno de dilemas morales constituyó una experiencia muy
importante para reconocer los valores morales comprometidos, al igual
que para imponer la necesidad de un esquema previo de escritura, ten-
diente a hacer más efectiva la participación en los debates. Hoy en día,
muchas de las intervenciones de la palabra oral en distintos medios de
comunicación, no son más que puestas en escena de procesos de escritura
que le preceden, así, lo que se dice, lo que se sugiere, e incluso todo el
componente kinésico que acompaña el desenvolvimiento en auditorios,
es preparado con cautela, se trata en el fondo de un texto excrito. Por eso,
era menester que los estudiantes elaboraran, antes que nada, una reflexión
escrita, para luego sí poder entrar en acalorados debates, elaborar argu-
mentos a favor y a contrario, tratar de persuadir, y como no, desarrollar la
capacidad de afectación al ser razonables y reconocer el peso argumental
de los demás compañeros.
El recurso de la narración, mediante el uso de historietas, fue una estra-
tegia que facilitó por mucho la dinámica de la escritura. Teniendo como
consigna el hecho de que es más pertinente para el aprendizaje de los es-
tudiantes lo que ellos mismos hacen, que los que los docentes dicen (Car-
lino, 2005), las estrategias estuvieron todo el tiempo orientadas a manera
de taller, exigiendo la participación activa de los asistentes. En este senti-
do, el horizonte narrativo, supone que ciertas dimensiones fundamentales
de la realidad no pueden sin más ser expuestas de manera lógica, sino que
para ser plenamente entendidas deben ser presentadas sensiblemente, me-
diante una comprensión logopática, racional y afectiva en conjunto (Ca-
brera, 1999), y es en este sentido que las historietas sirven para conectar
ese trasfondo emocional, requerido para dinamizar los procesos de lectura
y escritura. Secuencias de imágenes sin diálogos permitieron un ejercicio
de diégesis (Brunet, 2003), una construcción narrativa de aquello que se
intuía, una interpretación sugerente de los colores, las formas, la proxe-
mia, los gestos, y en general cada trazo que aparecía en el papel, deman-
dando la elaboración de diálogos, expresiones, ocurrencias, que dotaran
de sentido las escenas, y que fueran al tiempo suficientemente elaboradas
para resistir la apreciación crítica del resto de compañeros de clase.
Quino, Fontanarrosa, Art Spiegelman, entre otros, son autores destaca-

Revista Pucara, N.º 27 (105-114), 2016

112

dos e intemporales que permiten un franco diálogo con la realidad y el
potencial estético que se afana por salir en cada uno de los estudiantes.
Muchas de las construcciones que se elaboraban daban pie para sugerir
críticas al orden social, a la desigualdad económica, a la discriminación,
a los problemas de género, entre otros, pero también permitieron jugar
con lo absurdo, deconstruir las imágenes y colocar de revés el sentido que
normalmente se les pudiera haber atribuido.
Resultados generales
Al realizar las evaluaciones iniciales en cada curso, se logró determinar
que el nivel de desarrollo de las competencias, que constataban los estu-
diantes, oscilaba, en su mayoría, entre los niveles medio y bajo. Una vez
identificadas las principales dificultades en las competencias correspon-
dientes, se implementaron las estrategias didácticas ya señaladas, para
afianzar su desarrollo; con la implementación de estas estrategias, se pudo
observar, durante la segunda y tercera evaluación, un mejoramiento signi-
ficativo en el desempeño en cada uno de los cursos.
Así entonces, en los cursos de ciudadanía y lenguaje, gracias a los dis-
tintos talleres, se fueron involucrando aquellos estudiantes que en un co-
mienzo evidenciaban cierta reserva al hablar en público, y se logró poner
de manifiesto cómo el componente ético cumple un rol clave al momen-
to de desarrollar una discusión productiva, pues, quien argumenta, debe
estimar lo que los otros dicen, si es que quiere ser persuasivo, puesto
que lo que dice debe dar cabida a la alteridad, lo que los otros piensan y
expresan. No obstante, en las discusiones, también aconteció, con alguna
regularidad, una dicotomía de opiniones, en la que las palabras parecían
salir de control y los argumentos racionales daban paso a las agresiones
verbales.
De este modo, hacer visible, en el marco de las conversaciones, los valo-
res necesarios, y cómo la argumentación oral y escrita ha estado ligada,
en la tradición histórica, a la solidez de los cimientos democráticos de la
sociedad, contribuyó a que los estudiantes reconocieran la importancia,
no solo de hablar con fluidez y coherencia, sino de leer y escribir con
igual sentido.
En general, el principal logro de la experiencia se expresa en un signi-
ficativo mejoramiento en los niveles de desarrollo de las competencias
genéricas señaladas, de los estudiantes de grado 11, del colegio Hermman

Desarrollo de competencias genéricas en estudiantes de educación
media para el acceso y permanencia en la educación superior

113

Gmeiner, evidenciado en los resultados de las pruebas Saber 11 del 2012,
en las que obtuvieron un desempeño Muy Superior, a diferencia de años
anteriores.

Conclusiones
Siendo que se trata de una experiencia nueva, durante este proceso apare-
cieron dificultades que han causado reflexiones acerca de algunos aspec-
tos académicos, tales como:

a. Formación y actualización de los docentes que participan
en el proyecto, en estrategias para el desarrollo y evaluación
de competencias.

b. Fortalecimiento y ampliación del intercambio académico
iniciado con otras IES nacionales, que desarrollan
experiencias similares, en diferentes niveles educativos.

c. Revisión y evaluación de las estrategias utilizadas para
el desarrollo de las competencias en lengua materna y
ciudadanía, teniendo en cuenta que el cumplimiento de los
objetivos propuestos podría mejorar.

Referencias bibliográficas:

Revista Pucara, N.º 27 (105-114), 2016

114

Brunet, G. (2003). Ética y narración. Buenos Aires: Manual Moderno.
Cabrera, J. (2008). Cine: cien años de filosofía. Barcelona: Gedisa edi-

torial.
Carlino, P. (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad. Buenos

Aires: Fondo de cultura económica.
Cassany, D. (2006). Tras las líneas. Barcelona: Editorial Anagrama.
_________ (2012). En_línea. Barcelona: Editorial Anagrama.
Ministerio de Educación Nacional (2009). Las competencias en la edu-

cación superior. Recuperado de http://www.mineducacion.gov.
co/1621/article-189357.html

Universidad de Ibagué (2011). Orientación pedagógica de los procesos de
formación de la Universidad de Ibagué.

115

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de
Formación Docente: un desafío para profesores

Marta Pasut
e-mail: marta.pasut@speedy.com.ar

Claudia Menna
e-mail: mennaclau@hotmail.com

Instituto Superior del Profesorado “Dr. J. V. González
(Bs. As.), Argentina

Resumen
En los últimos años se ha incrementado la matrícula en los Institutos de
Formación Docente y, paralelamente, han decrecido las competencias con
que los jóvenes inician su recorrido por el Nivel Superior. Las dificultades
que aparecen en los distintos diagnósticos se relacionan con la oralidad,
la escritura y la comprensión lectora. En esta ponencia se describen
brevemente algunos problemas de los ingresantes. Se desecha el prejuicio
de que el factor determinante de la situación sea el “capital cultural” de
los jóvenes y se hace hincapié (siguiendo el concepto de “responsabilidad
compartida” de la Dra. Paula Carlino) en que cada enseñante cree las
oportunidades necesarias para el desarrollo de las competencias ausentes
y ceda espacios a la reflexión conjunta sobre los procesos involucrados.
Se exponen algunos conceptos teóricos que sustentan la importancia de
la lectoescritura, la oralidad y la escucha en la formación docente y se
revisan las acciones en curso para mejorar la situación. Finalmente, se
presentan algunas estrategias aplicables en el aula.
Palabras claves: Comprensión lectora, escritura, habla, escucha.

Abstract
In the past few years there has been an increase in the number of ap-
plicants pursuing teaching careers in Teacher Training Colleges and –at

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

116

the same time- there has been a decrease in the competences and abili-
ties that these young adults show. The areas of difficulties found among
these students are related to speaking, writing and reading comprehension
skills. The present paper purports to briefly describe some of the chal-
lenges these new students face. The belief –or prejudice- that it is because
of lack of “general knowledge” that students do not succeed has been
dismissed, thus adhering to Paula Carlino’s concept of “shared respon-
sibility.” The aforementioned author claims that each student creates the
necessary opportunities for the development of the skills he or she lacks,
which also allows the student to reflect on the processes involved in such
tasks. In this paper some theoretical concepts which give evidence of the
importance of the development of speaking, reading and listening skills
in teacher trainees are explored with the ultimate objective of suggesting
possible strategies for the classroom.
Key words: Reading comprehension, writing, speaking, listening.

***

En esta ponencia describiremos las dificultades que enfrentan los estu-
diantes que ingresan a carreras docentes. Expondremos conceptos teóri-
cos sobre la importancia de la lectura, la escritura, la oralidad y la escucha
en la formación docente. Revisaremos acciones en curso y propondremos
algunas estrategias aplicables en el aula.

A. La lectura y la escritura en la formación docente
Ingresar en el nivel superior implica insertarse en un espacio específico de
conocimiento y de lenguaje que tiene sus propias convenciones discursi-
vas y genéricas. Los textos que circulan en este nivel requieren una lectu-
ra reflexiva y crítica cuya finalidad es adquirir un conocimiento, analizar
problemas y formar juicio crítico. Ya no solo se lee para extraer datos,
sino que el lector debe ocuparse de los conceptos e ideas: relacionarlos y
analizarlos. El estudiante deberá ser capaz de asociar ideas teóricas con
entidades empíricas y observables y tendrá que poner en juego habilida-
des cognitivo-lingüísticas.

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de Formación Docente: un desafío para profesores

117

Pese a que desde el primer nivel de educación existe contacto con la pa-
labra hablada o escrita, muchos estudiantes manifiestan dificultades en
el momento de poner en práctica estos aprendizajes. Esas carencias se
vuelven problemáticas en el nivel superior: en general son la causa de la
demora en concluir las carreras o de la mayoría de las deserciones, con la
consecuente frustración de los jóvenes. Una de las primeras vicisitudes de
los ingresantes está relacionada con la transición entre el nivel medio y el
superior. Para Belmes (2008), “La inserción en una nueva lógica institu-
cional y en una modalidad distinta de producción y apropiación del cono-
cimiento generan la necesidad de aprender el oficio de alumno (Coulon,
1995), que demanda un tiempo y esfuerzo individual, tanto mayor cuanto
menor es el acompañamiento y la orientación previa”. Las instituciones
destinan tiempo a “aclimatar” a los jóvenes a las costumbres del estable-
cimiento. Pero cuando se trata de instituciones en las que se formarán
los futuros maestros y profesores, la situación se torna grave: se corre el
peligro de que –una vez en ejercicio– estos docentes no puedan distinguir
las deficiencias de sus alumnos, o desestimen su importancia o no sepan
cómo actuar ante ellas. Teniendo en cuenta que –como docentes– ense-
ñamos lo que aprendimos, se reproduce así un statu quo que comienza a
ser habitual.

B. Dificultades ante situaciones comunicativas
Distintas investigaciones realizadas por especialistas, encuestas respon-
didas por docentes en instituciones de nivel superior, notas aparecidas en
medios de comunicación… hacen referencia a las dificultades con que
llegan los estudiantes a las instituciones de nivel superior. En los últimos
años ha crecido la matrícula en estas instituciones. ¿Quiénes ingresan a
la carrera docente? Ya no lo hacen solo quienes se sienten atraídos por
la necesidad de trasmitir saberes. También llegan los que suponen que
–al tratarse de una carrera corta– será más fácil y podrán insertarse rá-
pidamente en el mercado laboral con estabilidad y sueldos atractivos;
también, quienes han fracasado en el ingreso a la Universidad y aquellos
que aprovechan la posibilidad de tener un IFD (Instituto de Formación
Docente) cerca.

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

118

Ante las carencias de los estudiantes, muchos docentes hablan del “capital
cultural”20 (en palabras de Pierre Bourdieu -1999- ) como factor determi-
nante del fracaso en las tareas del leer y del escribir. Definir a un alumno
desde esta coordenada es condenarlo al fracaso y, a la vez, volver hacia la
“ideología del don”, poniendo en evidencia los fenómenos de herencias
culturales. Se ha naturalizado el fracaso escolar, depositado históricamen-
te en las carencias de los alumnos más desfavorecidos socialmente.
Para analizar las dificultades de los alumnos a la hora de leer textos en el
nivel superior, no basta entonces con considerar las estrategias que no po-
seen y deberían poseer, ni las marcas que inscriben los propios docentes
con expresiones referidas a las configuraciones familiares de los sujetos.
Es necesario considerar también, qué hacen/mos los docentes (o qué de-
jamos de hacer) para propiciar lecturas y escrituras en estos tiempos. Es
el profesional competente en cada disciplina quien, conjuntamente con el
profesor de Lengua, debe ocuparse de formar lectores y escritores autó-
nomos.
Las dificultades que aparecen en los distintos diagnósticos se relacionan
con la oralidad, la escritura y la comprensión lectora. Presentaremos algu-
nos paliativos aplicables desde el aula. Porque, más allá de las instancias
de articulación que ofrecen las carreras, es necesario que cada enseñante
cree oportunidades que permitan el desarrollo de la competencia lectora
y escrituraria, y ceda espacios a la reflexión conjunta sobre los procesos
involucrados. De este modo, el abordaje de la situación formará parte de
una “responsabilidad compartida” que permitirá poner en práctica una
de las propuestas que la investigadora Paula Carlino (2005) manifiesta
cuando dice que “la problemática de los futuros docentes tiene que dejar
de ser una preocupación para pasar a convertirse en la ocupación de todos
y cada uno de los miembros de la comunidad educativa”.
El concepto de “responsabilidad compartida”, utilizado por Carlino, hace
referencia a que la lengua es una herramienta o un medio de acceso al
conocimiento, pero también es un modelo o una construcción de ese co-
20 El sociólogo francés Pierre Bourdieu sostiene que el sistema social se reproduce
no sólo porque se garantizan las condiciones económicas que hacen posible que una estruc-
tura se conserve, sino también porque se producen prácticas tendientes a modelar los esque-
mas de percepción y de apreciación subjetivos. Son prácticas que no se reconocen a simple
vista y que se valen de instituciones tales como la familia y la escuela para la reproducción y
producción cultural. Bourdieu utiliza la noción de capital para explicar los procesos de lucha
por la acumulación y apropiación de poder simbólico que tienen lugar en el campo de lo
cultural.

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de Formación Docente: un desafío para profesores

119

nocimiento. Y –en esa doble representación simbólica del lenguaje– el
docente de geografía, biología, etc. tiene que enseñar a apropiarse de cada
conocimiento disciplinar.

La lectura
En el nivel superior la comprensión de los textos se hace difícil cuando
los estudiantes carecen de algunas de las habilidades necesarias: les re-
sulta difícil identificar la postura del autor o reconocer los argumentos
que este expone para sostener sus ideas. Estos lectores no presentan un
comportamiento propio de una cultura lectora disciplinar –requerida en
el nivel superior– sino que leen desde una cultura lectora propia de la
escuela secundaria, en la que se ha suprimido la naturaleza argumentativa
del conocimiento científico.
Siguiendo a Deleuze (1974), enseñar a leer no es otra cosa que el modo
o la forma en que el mismo docente se relaciona con la lectura. Lo que
enseña el profesor es el aprender a leer. Por tanto, es necesario que cada
enseñante reflexione con sus alumnos acerca de la complejidad de los
textos y planifique y plantee actividades que tiendan a desarrollar la capa-
cidad para abordarlos. El docente es el lector experto que puede (y debe),
reflexionar sobre las dificultades que esta lectura conlleva y explicar po-
sibles acciones para afrontarla. El espacio destinado a estas cuestiones no
es pérdida de tiempo. Aprender los contenidos de un área implica apren-
der a leer los textos de esa área. Posibles acciones:
1. Estrategias. Reflexionar sobre las estrategias de lectura o escritura

permite la comparación de acciones realizadas o el descubrimiento de
formas de abordaje desconocidas. Buscar unidades de sentido, desta-
car ideas principales y secundarias, colocar un título que resuma cada
párrafo u unidades de sentido, elaborar preguntas a las que responda
el párrafo, hacer cuadros o redes conceptuales, inferir el significado
de vocabulario desconocido, son tareas que pueden unirse a las que
permiten evaluar lo que se aprendió: explicar con palabras propias,
escribir lo que se ha entendido, contar a un compañero el contenido
del texto y ponerlo en discusión. La mirada sobre los procesos reali-
zados conduce a la metacognición. A su vez es muy importante que el
docente comparta sus propios modos de abordar los textos.

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

120

2. La motivación. En cada aula de la enseñanza superior circula un
cúmulo de conocimientos que los jóvenes han adquirido fuera de ella
y que pueden estar relacionados con el tema sobre el que cada uno
tendrá que estudiar. La motivación a cargo del profesor es el mo-
mento propicio para contextualizarlo y movilizar sus conocimientos
previos.

3. El objetivo. El alumno tiene que saber para qué lee: para extraer
determinada información, o para explicar un tema, o para ampliar
datos, o para entretenerse. Buscar información, preparar una eva-
luación, organizar un resumen, comparar opiniones, buscar causas
o consecuencias de un hecho, etc., requieren estrategias diferentes.
Clarificados estos objetivos, el profesor guiará al alumno mostrándo-
le recursos para la elaboración e interpretación de textos y dejar que
cada uno desarrolle sus estrategias.

4. Los textos. Los textos que se usan en los estudios superiores pue-
den ser manuales escritos especialmente para estudiantes o textos
científicos especializados. De esto dependerá la accesibilidad a su
contenido. Una actividad posible consistiría en comparar (organiza-
ción, destinatarios, objetivos, etc.) de una misma temática en textos
científicos y en textos de divulgación masiva y analizar modos de
abordaje. Es interesante proponer el reconocimiento de los elementos
de las tramas textuales, para que deduzcan las diferencias. Luego,
profundizar en las estructuras pertinentes señalando rasgos distinti-
vos de cada uno.

5. El valor del paratexto. Los elementos que rodean al texto facilitan
el acceso al libro. Datos editoriales, prólogos, índices, etc. contienen
información importante. Interrogar sobre su finalidad o presentar a
los alumnos actividades tendientes a deducir contenidos, destinata-
rios, objetivos, etc. pueden ser actividades interesantes. Cuando el
material de lectura es un artículo o un capítulo, la exploración de
sus paratextos servirá de prelectura. La contextualización, el título,
los epígrafes, las ilustraciones… irán dando una idea del contenido
con el que se va a encontrar. Es importante que los materiales foto-
copiados contengan todas las referencias necesarias para que el texto
pueda ser contextualizado.

6. El vocabulario. Las palabras desconocidas son obstáculos que
pueden desalentar al lector. Cada asignatura tiene palabras con un

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de Formación Docente: un desafío para profesores

121

significado específico y conviene familiarizar al alumno con ellas.
Otro problema es el que se presenta con palabras de uso común pero
desconocidas. Daniel Cassany (1991) habla de lectores expertos y
aprendices y compara sus estrategias. Los aprendices suelen eludirlas
o adjudicarles un significado inapropiado. Cuando las buscan en el
diccionario, tropiezan con otros inconvenientes: desconocen su uso,
no dan valor a las abreviaturas, dudan ante la lista de posibles acep-
ciones, desechan la remisión a otros vocablos, etc. Al docente le co-
rresponde prever estas situaciones y ejercitarlas previamente.

7. La imagen. Para un estudiante poco avezado en la lectura o acos-
tumbrado a leer textos de manuales diagramados con subtítulos, ilus-
traciones, cuadros, resulta agobiante enfrentar capítulos sin ningún
espacio de descanso. Es conveniente acompañar los textos de estudio
con preguntas para dirigir la comprensión. El alumno debe conocer
estas preguntas-guía antes de leer el texto para activar los conoci-
mientos previos e ir formulando hipótesis.

8. Los materiales de consulta. Diccionarios, enciclopedias, herramien-
tas informáticas, manuales específicos son materiales que ayudan a
comprender los textos teóricos y que también requieren de instruc-
ciones para ser manejados.

C. La escritura
“Saber escribir” significa saber decir por escrito lo que se quiere decir,
“componer un texto”, prestando atención a la forma y al contenido. Es
necesario organizar las ideas de forma rigurosa y expresarlas de modo
claro y preciso.
La escritura es indispensable en la carrera estudiantil como en la vida
profesional. Los resúmenes y las narraciones van llevando al estudiante
a componer trabajos más complejos. Y mientras lo hace, pone en jue-
go competencias: conocimientos lingüísticos (en el aspecto gramatical,
oracional, textual), del código, del tema, conocimientos sobre el proceso
de composición y las actividades mentales que la escritura implica (es-
trategias), sin olvidar la dimensión pragmática. La escritura favorece el
desarrollo del pensamiento lógico y crítico y reestructura la conciencia.
Es hora de “reenseñar” la escritura.
Generalmente, los docentes se enteran de cómo escriben sus alumnos en
el momento de leer sus producciones. Y evalúan a través de una actividad

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

122

que tal vez nunca han enseñado. Como dice Carlino (2005, p. 31): “Si
queremos resultados distintos, hacen falta procesos diferentes. La educa-
ción superior necesita que los docentes también funcionemos como lec-
tores de sus textos. Lectores con quienes poner a prueba lo que escriben.
Lectores que, reservando para el final los señalamientos de ortografía y
gramática, enfoquen al comienzo cómo llegan los contendidos sustanti-
vos de lo escrito por ellos”. Por lo tanto, es conveniente reservar un espa-
cio de la materia destinado a la escritura. Algunas estrategias:
1. Tomar notas. Esta tarea exige operaciones cognitivas simultáneas

como escuchar lo que alguien dice, decidir qué es lo importante para
registrarlo sin perder el hilo de la explicación, resumir lo que se es-
cucha, cuidar que el texto pueda ser reconstruido luego, etc. Acos-
tumbrar a los alumnos a tomar notas permite agilizar la escucha y la
mano. Sería interesante destinar las primeras clases a ensayos gene-
rales de toma de notas.

2. Resumir: Carlino describe –en Escribir, leer y aprender en la uni-
versidad
(p. 34 y sig.) – las actividades de elaboración rotativa de
síntesis de clases que ha realizado con sus alumnos. Estos tienen que
“reconstruir el tópico de la clase: descubrir cuál fue el tema y las
ideas que se trabajaron”. En cada clase, una pareja de alumnos re-
gistra el desarrollo y –en su casa– selecciona lo más importante. Ese
resumen será leído en la clase siguiente y tiene que ser entendido por
quienes han estado ausentes. En forma colectiva y con las interven-
ciones de la docente, se hacen las aclaraciones pertinentes relaciona-
das con la comprensión de conceptos, la importancia de los temas, las
reformulaciones, entre otras.

Una de las habilidades más importantes para resumir un texto es la
reformulación. Reformular consiste en decir el contenido del original
de diversas maneras sin distorsionar sus conceptos. Pero, además de
usar otras palabras diferentes a las del texto fuente, se produce otro
texto genéricamente adecuado: con léxico formal y términos especia-
lizados, redistribuyendo la información. Esta habilidad se aprende a
partir de ejercitaciones específicas, pero también de manera indirecta,
como una consecuencia de la tarea constante y sistemática de escribir
y reescribir. El docente puede ofrecer ejercicios de reformulación de
párrafos: dado un texto, se presentan al alumno distintos comienzos
para rescribirlo conservando la información.

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de Formación Docente: un desafío para profesores

123

3. Responder a consignas. Resolver esta actividad implica la cabal
comprensión de lo que pide la consigna o a dónde apunta la pre-
gunta. Por eso también es necesario destinar momentos a la lectura
compartida de algunas respuestas a posibles consignas y a instancias
de reescritura en clase (expandir o ampliar, cambiar formas de expre-
sión inadecuadas, modificar, sintetizar...). Se puede proponer a los
alumnos que elaboren consignas de trabajo o que hagan la lista de
preguntas que apunten a comprobar si se ha comprendido un texto;
luego intercambiarlas y responderlas, mientras se hace hincapié en el
vínculo entre la comprensión y la producción.

4. La evaluación del escrito. El alumno que tiene dificultades para
escribir no está capacitado para corregirse a sí mismo ni a sus com-
pañeros. La mayoría de las veces no es consciente de ese problema.
De modo que la tarea de corrección debe considerarse una instancia
más de aprendizaje. La escritura como proceso permite volver atrás
y revisar los pasos dados para descubrir qué fue lo que falló, por qué
y cuál es el camino para la solución. Es interesante destinar espacios
de la clase a la reescritura, concebida como un momento central del
trabajo de producción de un texto.

5. La tarea de la institución. En una investigación de 2009, Carlino se
refiere a los Programas de Escritura con que cuenta cada universidad
norteamericana. Las instituciones investigadas tienen Centros de Es-
critura y brindan tutores que trabajan los borradores que escriben los
estudiantes, y suelen ofrecer “compañeros de escritura”: estudiantes
capacitados para apoyar a sus profesores a revisar y retroalimentar
los trabajos escritos por los alumnos. Estas instituciones elaboran,
además, folletos en los que se tratan problemas de los distintos mo-
mentos del proceso de escritura. Carlino cita títulos como “Enfren-
tar la ansiedad ante la escritura”; “Evaluar fuentes de información”;
“Cuestiones de gramática, puntuación y estilo”, entre otras. Estas ins-
tituciones ofrecen, además, especialistas que ayudan a los profesores
a planificar tareas de lectura y escritura y se publican materiales para
los docentes.

D. La escucha
Dice Daniel Cassany (1997) que Escuchar es la habilidad lingüística que
menos interés despierta y, a decir verdad, no es común encontrar “bue-
nos oyentes”. Escuchar significa dominar la memoria de corto plazo y la

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

124

técnica del resumen mental así como la elaboración de este resumen para
el uso de lo escuchado. Se escucha para obtener información, recibir una
respuesta, entender algo. La capacidad de predecir lo que vamos a oír nos
prepara para el proceso de comprensión. Cuando la escucha sucede en
presencia del emisor, el oyente agrega a su comprensión la información
no verbal que aportan los elementos paralingüísticos (tonos, gestos, mira-
das...), más los otros estímulos sensoriales (ruidos, olores, aspecto visual,
etc.). En síntesis, escuchar significa comprender el mensaje, y para ello
se pone en marcha un proceso cognitivo de interpretación de un discurso
oral (p. 100).
Diversas investigaciones indican que el 70% de una clase está constituido
por exposiciones de los docentes. Esto significa que la comprensión oral
tiene que ser una de las habilidades más practicadas por los alumnos. Sin
embargo, casi ningún profesor trabaja sobre la capacidad de escuchar. La
comprensión oral es una actividad pasiva. Para comprender el mensaje
que se escucha hay que poner en marcha un proceso cognitivo de cons-
trucción y de interpretación de un discurso pronunciado oralmente. Por
lo tanto, el oyente necesita práctica para desarrollar la habilidad de escu-
char. Al escuchar se ponen en juego los mismos mecanismos cognitivos
que para leer: hay que reelaborar e interpretar cómo está organizado el
discurso del hablante y decodificarlo dándole sentido. Y en esta “lectura”
también se tropieza con los mismos obstáculos que presenta la lectura
al inexperto: palabras desconocidas, alusiones ignoradas, construcciones
complejas…
Daniel Cassany (1997), en su libro Enseñar lengua, propone una serie de
ejercicios de comprensión oral. Para el nivel superior se adecuan los ejer-
cicios en los que hay que identificar errores (pueden ser conceptuales o de
datos), y ejercicios a partir de audición de grabaciones, reconstrucción de
textos, análisis de exposiciones, etc. Esta capacidad puede medirse en los
ejercicios de resumen.
E. Hablar
Hablar implica estar en condiciones de “tomar la palabra”: poder expre-
sar lo que uno siente, sabe y necesita; implica dominar el circuito de la
construcción textual, de la situación comunicativa, del acompañamiento
de lo gestual, del volumen de la voz.

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de Formación Docente: un desafío para profesores

125

El alumno de este nivel académico y futuro profesor se enfrentará –du-
rante su carrera– con situaciones comunicativas de evaluación: exámenes,
exposiciones, debates, clases. Más adelante, en la práctica concreta de su
profesión, estará ante un auditorio colectivo que lo considerará modelo de
lenguaje. Para estas situaciones se le exigirá la elaboración de discursos
orales narrativos, expositivos y argumentativos. Para adquirir las com-
petencias necesarias tendrá que incrementar la capacidad de observación
relacionada con la organización del texto, el uso de conectores, la selec-
ción de información según los receptores, las modalizaciones adecuadas,
entre otros.
Rara vez se dedica tiempo en el aula a la enseñanza de la oralidad. Se
da por supuesto que los alumnos ya se defienden mínimamente en si-
tuaciones cotidianas. Sin embargo, cuando se trata de comunicaciones
más formales, se advierten falencias tales como imprecisión léxica, es-
casa fluidez, falta de progresión, o dificultades de pronunciación. Por eso
conviene trabajar en clase con otro tipo de comunicaciones: las del ám-
bito social (parlamentos, exposiciones, debates, reuniones, discusiones),
las que se realizan a través de tecnologías (teléfono, radio, televisión, vi-
deoconferencias) o las de situaciones puramente académicas (entrevistas,
exámenes orales, exposiciones).
Algunas posibilidades didácticas para ejercitar la oralidad podrían ser
dramatizaciones, juegos de rol, simulaciones, representación de diálo-
gos escritos, juegos lingüísticos, trabajos en equipo. Son prácticas para
agilizar la palabra, desinhibir y preparar a los estudiantes para otro tipo
de comunicaciones. Se pueden emplear técnicas que hagan énfasis en la
expresión de la personalidad: hablar de uno mismo o dialogar sobre un
tema controvertido con otra persona que mantiene opiniones opuestas.
Los oyentes pueden aplicar guías de observación a dichas exposiciones.
Otra propuesta es la preparación de comunicaciones específicas (exposi-
ciones, improvisaciones, debates, discusiones…).
Otra práctica que puede ejercitarse es la lectura en voz alta o la oraliza-
ción de un escrito. En este caso, lo que se ejercita es un modo de comuni-
cación: leer una noticia del periódico o un cuento a un grupo de alumnos,
grabar algún mensaje escrito, etc. El manejo de la lectura oral constituye
otro aspecto poco considerado en el aula. En la lectura y en la palabra oral
han de tenerse en cuenta la entonación, la dicción, la fluidez, el tono, el
volumen… entre otras cuestiones.

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

126

Conclusiones
En esta exposición hemos descripto las dificultades de los ingresantes a
carreras docentes. También hemos expuesto algunos conceptos teóricos
que sustentan la importancia de la lectura, la escritura, la oralidad y la
escucha en la formación docente (y en todos los niveles educativos). Re-
visamos acciones y presentamos algunas estrategias aplicables en el aula.
Y, en el momento de despedirnos, consideramos oportuno recordar que el
mayor objetivo de estos encuentros apunta a convertirse en un estímulo
para asumir el desafío de modificar el aula. Para ello es necesario cobrar
conciencia de que quien escribe incoherentemente, quien no puede de-
cir lo que intenta, no lo hace a sabiendas. Nos toca a nosotros tomar la
mano que alguien soltó en algún momento de su recorrido por la escuela
y ayudarlo a superar los inconvenientes. Como afirma Carlino (2005),
será necesario volver sobre nuestra práctica docente y reanalizarla. Cabrá
preguntarnos, entonces, cuánto somos capaces de cambiar nuestras clases
para revertir el desinterés, la pasividad, la superficialidad que solemos
encontrar en las aulas.
El escritor George B. Shaw dijo alguna vez: “Hay hombres que miran la
realidad tal como es y se preguntan ¿Por qué? Hay otros que la miran tal
como debería ser y se preguntan ¿Por qué no?”. Los docentes que acep-
ten el reto que proponemos pertenecen al segundo grupo.

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de Formación Docente: un desafío para profesores

127

Referencias bibliográficas:
Antelo, E. (2006). “La pedagogía, “ladeliteratura” y el afán de atraer a

otros”. Clase 5 de la Diplomatura en Lectura, Escritura y Educa-
ción, FLACSO.

Arnoux, E. & Alvarado, M. (2002). “La escritura en la lectura. Apuntes
y subrayados como huellas de representaciones de textos”. En
Martínez, M.C. (comp.), Los procesos de la lectura y la escritu-
ra.
Cali: Editorial Universidad del Valle.

Abusamra, V. et al. (2010) Test Leer para Comprender TLC. Evaluación
de la comprensión de textos.
Buenos Aires: Paidós.

Álvarez, M. de los A. et al. “Módulo 3: Taller de lectura y escritura”, en el
Cuaderno Ingreso a la Formación Docente 2007. Ministerio de
Educación. Gob. Bs. As.

Archanco, P., Finocchio, A. M. & Yujnovsky, C. (2003). Enseñar Lengua
y Literatura. Actividades que favorecen el aprendizaje.
Buenos
Aires: Lugar editorial.

Belmes, A. (2008). “Condiciones académicas de acceso a la Educación
Superior”. Informes de Investigación de la Dirección de Inves-
tigación y Estadística del Ministerio de Educación del GCBA.
Recuperado de http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/
dirinv/pdf/condicionesaccesoedusuperior.pdf

Bourdieu, P. (1999). Conferencia magistral para la “Cátedra Michel Fou-
cault” de la Universidad Autónoma Metropolitana (Valle de Mé-
xico), sustentada el martes 22 de junio de 1999.

Bas, A., Klein, I., Lotitto, L. & Vernino, T. (1999, 2001). Escribir: Apun-
tes sobre una práctica.
Buenos Aires: EUDEBA.

Carlino, P. (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad. Una intro-
ducción a la alfabetización académica.
Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica.

_________(2009). “Enseñar a escribir en la Universidad: cómo lo hacen
en Estados Unidos y por qué”. Recuperado de http://www.rieoei.
org/deloslectores/279carlino.pdf

__________(2013). Leer y escribir para aprender en las diversas carreras

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

128

y asignaturas de los EFD que forman profesores de Enseñanza
Media. Concepciones y prácticas declaradas de los formadores
de docentes.
Informe Final (noviembre de 2013). Buenos Aires:
Ministerio de Educación. Área de Investigación INFD, Serie de
Estudios nacionales, 8.

Cassany, D. (1989). Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir.
Barcelona: Paidós.
__________(1991). “Las palabras y el escrito”. En Revista electróni-

ca de didáctica / español lengua extranjera. Recuperado de
https://repositori.upf.edu/bitstream/handle/10230/22470/Cas-
sany_REDELE_0.pdf?sequence=1

Cassany, D. et al. (1997). Enseñar lengua. Barcelona: Graó.
Cassany, D., Quer, J. y Hernández, C. (1999) “Escribir al margen de la

ley: prácticas vernáculas de adolescentes catalanes”. Recupera-
do de http://www.lllf.uam.es/clg8/actas/pdf/paperCLG21.pdf

Cassany, D. (Compilador) (2009). Para ser letrados. Voces y miradas
sobre la lectura
. Barcelona: Paidós Ibérica.

Cassany, D. Hernández, D. (2012). “Internet, 1-escuela 0”en Revista de In-
vestigación educativa 14”
. Recuperado de: http://ebookbrowsee.
net/cassany-hernandez-internet-1-escuela-0-pdf-d413469176

Chartier, R. Conferencia “¿La muerte del lector? La cultura escrita, entre
reproducción mecánica y representación electrónica
”. Semina-
rio internacional sobre la Ilustración, organizado por el Depar-
tamento de Historia Contemporánea organizado de la Universi-
dad Complutense. En Espéculo. Revista de estudios literarios.
Universidad Complutense de Madrid. Recuperado de https://
pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero15/chartier.
html

Deleuze, G. & Guattari, F. (1974). El antiedipo: Capitalismo y esquizofre-
nia
. Buenos Aires: Ediciones Corregidor

Derrida, J; (1986). “Leer lo ilegible”. Entrevista con Carmen González
Marín. En Revista de Occidente, pp- 62-63.

Leer y escribir, hablar y escuchar en los Institutos de Formación Docente: un desafío para profesores

129

Eco, U. (2007). “¿De qué sirve el profesor? En Diario La Nación. Recu-
perado de http://www.lanacion.com.ar/910427-de-que-sirve-el-
profesor

Ferrreiro, E. (2001). “Leer y escribir en un mundo cambiante”. En Pasado
y presente de los verbos leer y escribir
. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica. Recuperado de file:///C:/Users/Marta/
Downloads/leer%20y%20escribir%20en%20un%20mundo%20
cambiante%20-%20ferreiro.pdf

Gaspar, M. & Cortés, M. (2004). “La escritura en las distintas áreas curri-
culares (o de cómo escribir no es volcar ideas sobre el papel)”.
En Clase 9 del Postgrado de Lectura, Escritura y Educación,
FLACSO.

Foucault, M. (2001). Vigilar y castigar, nacimiento de la prisión. México
D.F.: Siglo Veintiuno.

Lahire, B. (2009). “Los orígenes de la desigualdad escolar: cultura es-
crita escolar, lecturas populares y configuraciones familiares”.
Clase 3 de la Especialización en lectura, escritura y educación.
FLACSO.

Marín, M. & Hall, B. (2005). Prácticas de lectura con textos de estudio.
Buenos Aires: Eudeba.

Ministerio de Educación, Unidad de Currículum y Evaluación, SIMCE
PISA. “Evaluación de las competencias lectoras para el siglo
XXI”. Sgo. De Chile. Noviembre de 2011. Recuperado de http://
www.agenciaeducacion.cl/wp-content/files_mf/pisa_evalua-
cion_de_las_competencias_lectoras_para_el_siglo_xxi_final.
pdf

Riestra, D. (2006). Usos y formas de la lengua escrita. Buenos Aires:
Novedades Educativas.

Silvestri, A. (1998). En otras palabras. Las habilidades de reformula-
ción en la producción del texto escrito.
Buenos Aires: Cántaro
Editores.

Revista Pucara, N.º 27 (115-130), 2016

130

Tolchinsky, L. (2008). “Usar la lengua en la escuela”. En Revista Ibe-
roamericana de Educación
, (46). Madrid, OEI.

Viramonte de Ávalos, M. (1997). Lengua, Ciencias, escuela, Sociedad.
Para una educación lingüística integral.
Buenos Aires: Edicio-
nes Colihue.

________(2000). Comprensión lectora. Dificultades estratégicas en re-
solución de preguntas inferenciales. Buenos Aires: Ediciones
Colihue.

131

Orientación y evaluación de la escritura en
asignaturas disciplinares. Experiencia de trabajo

colaborativo docente

Karen Shirley López Gil
e-mail: karens@javerianacali.edu.co

Violeta Molina Natera
e-mail: vmolina@javerianacali.edu.co

Pontificia Universidad Javeriana, Colombia

Resumen
Este artículo presenta los resultados de una investigación desarrollada en
el año 2014, en la Pontificia Universidad Javeriana Cali. La investigación
se apoyó teóricamente en las perspectivas de Alfabetización Académica y
de Escritura a través del Currículo. Se implementó una estrategia en la que
docentes de lengua trabajaron conjuntamente con docentes de Ingeniería,
Derecho, Administración y Medicina, en cuatro asignaturas propias de
esos programas académicos, con el fin de favorecer los procesos de apren-
dizaje de los contenidos de las materias a través de tareas significativas
de escritura. Se realizó un estudio descriptivo; la información se recolec-
tó a partir de encuestas a estudiantes, entrevistas a docentes, grupos de
discusión y análisis de documentos. En los resultados se destacan como
elementos influyentes en el proceso de aprendizaje mediante la escritura:
la asignación de tareas con propósitos específicos y con situaciones co-
municativas definidas; las orientaciones de los docentes a través de guías
escritas y asesorías; la posibilidad de presentar avances de los textos; y la
especificación de los criterios de evaluación. El trabajo colaborativo entre
docentes de lengua y docentes de otras disciplinas se plantea como una
estrategia que puede potenciar la escritura a través del currículo.
Palabras clave: escritura a través del currículo, enseñanza, aprendizaje,
universidad.

Revista Pucara, N.º 27 (131-144), 2016

132

Abstract
This article presents the results of research conducted in 2014, at the Pon-
tificia Universidad Javeriana Cali-Colombia. The research is based on the
perspectives of Academic Literacy and Writing across the Curriculum.
Writing teachers and content teachers of Engineering, Law, Medicine and
Administration worked collaboratively to promote the learning of disci-
plinary content through significant writing assignments in four courses.
The study was descriptive cross-sectional; information was collected
from surveys to students, teachers’ interviews, discussion groups and doc-
ument analysis. The results stand out as influential elements in the learn-
ing process by writing: assigning tasks to specific purposes and defined
communicative situations; teachers’ guides through written guidance and
advisory; the possibility of submitting progress of texts; and specification
of the evaluation criteria. Collaborative work between writing teachers
and teachers from other disciplines is seen as a strategy that can promote
writing across the curriculum.
Keywords: academic writing, teaching, learning, university.

***

Introducción
El trabajo colaborativo entre docentes de lengua y de las otras disciplinas
tiene por objetivo favorecer la enseñanza y el aprendizaje de los conteni-
dos disciplinares a través de la lectura y la escritura. Para ello se funda-
menta en la perspectiva teórica de la alfabetización académica, que “es un
proceso de enseñanza que puede (o no) ponerse en marcha para favorecer
el acceso de los estudiantes a las diferentes culturas escritas de las disci-
plinas” (Carlino, 2013, p.370). Desde esta perspectiva, que no pretende
remediar la formación de los ingresantes a la universidad, se busca ense-
ñar a participar en los géneros propios de un campo de conocimiento y
enseñar las prácticas de estudio adecuadas para aprender en dicho campo.
Lo anterior quiere decir que la alfabetización académica se enfoca en las
prácticas de enseñanza, por lo tanto, los docentes de las distintas áreas del
conocimiento, y no solo los de lengua, estarían implicados.

Orientación y evaluación de la escritura en asignaturas disciplinares.
Experiencia de trabajo colaborativo docente

133

Uno de los postulados más importantes de la alfabetización académica
es que hay una estrecha relación entre la lectura, la escritura y la cons-
trucción del conocimiento. Autores como Lea y Street (1998), Castelló
(2002), Carlino (2005), entre otros, plantean que la escritura tiene una
función epistémica, es decir, que es la herramienta fundamental con la
que se cuenta para adquirir, elaborar, transformar y comunicar el cono-
cimiento. Esta función se establece tanto a nivel individual (cada perso-
na puede reelaborar el conocimiento) como a nivel colectivo, pues las
diferentes disciplinas no podrían avanzar en la construcción de nuevos
conocimientos si no se contara con una cultura escrita. De acuerdo con
las investigaciones realizadas por Carlino (2005), desde la alfabetización
académica, la escritura es concebida como “un método para desarrollar el
pensamiento, asociado a una práctica social discursiva con rasgos típicos
en cada comunidad disciplinar” (p. 157).
Ahora bien, los estudios que se han adelantado en relación con las formas
para materializar la alfabetización académica en la educación superior
han sido influenciados por el movimiento de escritura a través del cu-
rrículo. Este enfoque “se entiende como un programa comprensivo que
transforma el currículo en todas las disciplinas. Si aprender a escribir bien
implica manejar el discurso particular de las disciplinas, entonces la es-
critura pertenece a todo el currículo, no solo a una asignatura” (Molina,
2012, p.100). Se trata pues de un abordaje que tiene en cuenta de múlti-
ples formas las prácticas de lectura y escritura para favorecer el apren-
dizaje, bien sea prácticas orientadas a la enseñanza de los docentes o al
aprendizaje de los estudiantes. En particular, las tareas que involucran la
lectura y la escritura requieren instrucción explícita y son objeto de traba-
jo conjunto entre los expertos en la enseñanza de lectura y escritura y los
expertos en las diferentes disciplinas.
En la Pontificia Universidad Javeriana Cali, el Centro de Escritura Ja-
veriano viene adelantando desde hace algunos años un programa de for-
mación docente a través de un seminario llamado “Leer y escribir para
aprender”. Este seminario ha formado a profesores de las diferentes disci-
plinas a través de los enfoques anteriormente expuestos, haciendo énfasis
en el diseño de situaciones didácticas que impliquen escribir para apren-
der
y escribir para comunicar (Young, 2006). Una vez sensibilizados y
capacitados los docentes para el diseño de guías de actividades y rúbricas de
evaluación, entre otras, requieren del apoyo de los profesionales de lenguas
para el acompañamiento en la elaboración de dichos productos. Por esto se
vio la necesidad de implementar un programa de trabajo colaborativo que

Revista Pucara, N.º 27 (131-144), 2016

134

brindara el empoderamiento que requieren los docentes para poner en
prácticas sus aprendizajes de forma autónoma. Este fue el objetivo de la
investigación de la que se da cuenta en este artículo y que se convertirá en
un programa institucional a partir del 2015.

Descripción de la estrategia de acompañamiento
Primera fase:
consistió en el seminario-taller “Leer y escribir para apren-
der”, que se mencionó anteriormente. Este curso tenía como propósitos
generar reflexiones en los profesores sobre el lugar que tienen la lectura
y la escritura como herramientas de aprendizaje en el aula y evidenciar
algunas estrategias que podían poner en marcha en sus asignaturas.
Segunda fase: consistió en el trabajo colaborativo entre los docentes du-
rante todo un semestre. Los profesores de las asignaturas y los profeso-
res de lengua materna identificaron unos objetivos comunes, revisaron y
ajustaron las actividades de escritura que se involucrarían en el curso, las
orientaciones y las formas de evaluación. Durante esta etapa se llevaron
a cabo encuentros presenciales y comunicación a través de correo elec-
trónico. De igual forma, se hizo escritura conjunta de guías y rúbricas de
evaluación y se desarrollaron talleres en algunas clases. Las asignaturas
con las que se llevó a cabo la intervención fueron:

- Procesos de Ingeniería de Software. Los estudiantes reali-
zaron dos trabajos grupales: un miniproyecto de desarrollo de
software, cuyos resultados debían presentarse en un documento
tipo artículo científico. Se creó una guía escrita para orientar la
actividad, así como una rúbrica de evaluación. Los estudiantes
presentaron un borrador que fue revisado por el profesor y pos-
teriormente presentaron la versión definitiva. Se desarrolló tam-
bién un proyecto de desarrollo de software en tres fases. Las tres
fases se acompañaron de entregas escritas. Se crearon guías para
cada entrega, así como rúbricas de evaluación. Los productos fi-
nales fueron un informe general del proyecto, un manual técnico
y un manual de usuario del software desarrollado. En ambas ac-
tividades, miniproyecto y proyecto, el profesor de la asignatura
estableció espacios para asesorías a estudiantes.
- Títulos valores. La principal estrategia fue la escritura de sínte-
sis de clases. En cada clase, un estudiante registraba y organizaba

Orientación y evaluación de la escritura en asignaturas disciplinares.
Experiencia de trabajo colaborativo docente

135

la información más relevante, se hacía la lectura en la clase si-
guiente, con el propósito de recordar los principales conceptos y
aclarar las inquietudes. Se escribió, hacia el final del semestre,
un texto argumentativo en el que los estudiantes debían asumir
una postura respecto a si un documento podía considerarse un
pagaré. La profesora diseñó un caso en el que cualquier respues-
ta podía ser acertada, siempre y cuando estuviera bien argumen-
tada. Se presentó una guía escrita de la actividad, así como una
rúbrica de evaluación. Antes de la entrega definitiva, los estu-
diantes hicieron una revisión entre pares del escrito y contaron
con una sesión de asesoría de la profesora. Esta actividad fue
individual.
- Creatividad e idea de negocios. Se llevó a cabo la escritura
de síntesis de clases. En cada clase, un estudiante registraba y
organizaba la información más relevante, se hacía la lectura en
la sesión siguiente, con el propósito de recordar los principales
conceptos y aclarar las inquietudes. El profesor fomentaba la
presentación de información en distintos formatos (texto, organi-
zador gráfico, historieta, etc.). Durante el semestre, los estudian-
tes desarrollaron un proyecto que consistía en presentar una idea
de negocio y acompañar esta idea con un texto argumentativo en
el que se sustentara su importancia en la resolución de un proble-
ma identificado. Antes de hacer este trabajo, el profesor les pidió
escribir un ensayo de ficción (con temas y fuentes inventadas)
para que pudieran identificar el propósito, la estructura y el estilo
de un texto argumentativo, así como los distintos tipos de argu-
mentos (revisaron el libro Las claves de la argumentación). Para
el trabajo final, el profesor proporcionó una guía escrita en LA-
TEX y también se desarrolló un taller sobre escritura del ensayo,
orientado por una profesora de lengua materna.
- Bacteriología y cine. Se escribió un texto argumentativo sobre
las implicaciones éticas y sociales del VIH-SIDA, a partir de dos
películas vistas en clase y de varios textos recomendados por la
profesora de la asignatura. Se diseñó una guía escrita de la acti-
vidad, así como una rúbrica de evaluación. También se orientó
un taller sobre aspectos formales de la escritura y sobre citas y
referencias bibliográficas con normas Vancouver. La profesora

Revista Pucara, N.º 27 (131-144), 2016

136

del curso solicitó y revisó un borrador del texto, que consistía en
plantear la tesis del texto, tres argumentos y las posibles referen-
cias bibliográficas. Los estudiantes completaron y ajustaron sus
textos y entregaron la versión definitiva del ensayo.

Metodología
La metodología planteada para el desarrollo de esta investigación se ins-
cribió en un enfoque cualitativo, debido a que se buscaba comprender a
profundidad las cualidades que caracterizan un fenómeno social. El di-
seño metodológico se enmarcó en el estudio de caso, definido por Yin
(1994) como una investigación empírica que estudia un fenómeno dentro
de su contexto real, en la que los límites entre el fenómeno y el contexto
no son claramente visibles pues están estrechamente relacionados y son,
en la mayoría de ocasiones, interdependientes. Se apoyó la recolección de
información con un instrumento de naturaleza cuantitativa, como se ve a
continuación:
— Encuesta. Tenía como propósito identificar las prácticas de escritura

académica de los estudiantes al inicio y al final de la asignatura.
— Entrevista a docentes. Se realizó una entrevista semiestructurada

para identificar las percepciones de cada docente respecto al
trabajo colaborativo y al impacto que tuvieron las actividades
de escritura en el aprendizaje de contenidos por parte de los
estudiantes.

— Análisis documental. Se revisaron las orientaciones y rúbricas de eva-
luación creadas en la estrategia de trabajo colaborativo.

— Grupo de discusión. Se realizó un grupo de discusión con el fin de
profundizar en las percepciones de los estudiantes respecto a lo
sucedido en los cursos y para evaluar el impacto de las prácticas
de escritura en sus aprendizajes.

En la interpretación de los datos, se hizo uso de técnicas de estadística
descriptiva para las encuestas y de la técnica de análisis de contenido, con
apoyo del software Atlas.Ti 7.0, para los otros instrumentos.

Orientación y evaluación de la escritura en asignaturas disciplinares.
Experiencia de trabajo colaborativo docente

137

Resultados y análisis
De acuerdo con las distintas fuentes de información y con los instrumen-
tos aplicados, se puede considerar que hubo una incidencia positiva de
la orientación de las tareas de escritura en el aprendizaje de contenidos
por parte de los estudiantes. Esta incidencia es percibida por el 92% de
los estudiantes (encuestas) y por todos los profesores participantes (en-
trevistas). Los elementos que se destacaron como más influyentes en el
aprendizaje fueron: el propósito y sentido de las asignaciones de escritura
en el marco de las asignaturas, las orientaciones escritas y apoyos propor-
cionados por los docentes, el énfasis en la escritura como un proceso y no
solo como un producto, y la explicitación de los criterios de evaluación
de las tareas de escritura.

Propósito y sentido de las asignaciones de escritura
Esta categoría responde a ¿para qué se escribe en las asignaturas? En las
encuestas iniciales, el 82% de los estudiantes indicó que en las distintas
materias se suele escribir para certificar saberes, es decir, para ser califica-
dos por el profesor. En contraste, en las encuestas finales, apenas el 25%
marcó esta función, mientras que el 93% indicó que la escritura sirve para
comunicarse efectivamente en sus áreas de conocimiento y el 88% iden-
tificó a la escritura como herramienta de aprendizaje de los contenidos
disciplinares.
En el grupo de discusión, los estudiantes resaltaron la importancia de que
las tareas de escritura los enfrentaran a situaciones comunicativas que son
propias de su ámbito profesional, pues eso favorece tanto el aprendizaje
como la posibilidad de comunicarse efectivamente. Por ejemplo, en la
asignatura de Ingeniería debían escribir un manual técnico de desarrollo
de un software y también un manual de usuario; aunque estos manuales
compartían conceptos, su forma de presentación debía ajustarse a audien-
cias distintas (expertos vs. público general). En la asignatura de Derecho,
los estudiantes escribieron un texto argumentativo dirigido a un juez, en
el que podían defender o no la validez de un pagaré. En la asignatura de
Administración, los estudiantes debían escribir un texto en el que sus-
tentaran a un inversionista la importancia de un producto innovador que
habían creado. Finalmente, en la asignatura de Medicina, los estudiantes
debían definir el rol del médico y asumir una postura crítica frente a las
implicaciones sociales y éticas del VIH-SIDA. El ajuste a audiencias no

Revista Pucara, N.º 27 (131-144), 2016

138

especializadas constituyó un reto para los estudiantes, como se evidencia
en los siguientes fragmentos:

Estudiante 5 (grupo de discusión): “…el problema es cuando hay
que hacer entender eso mismo a otra persona [información de un
manual técnico], cuando no es un ingeniero, hay que expresarse
claramente, hacerlo entendible para el usuario. Es muy difícil.
Creo que es lo que más nos cuesta a los estudiantes”.
Estudiante 2 (grupo de discusión): “A veces uno no piensa en
el otro, eso hace que no escriba bien. Es importante cuando uno
sabe a quién le escribe, por ejemplo en el consultorio jurídico
uno le escribe a un consultante de verdad, no al profesor, enton-
ces tiene que hacerse entender. Es importante cuando uno prac-
tica realmente para enfrentarse a eso, porque así es que se da
cuenta si tiene claros o no los conceptos”.

En las entrevistas, los profesores destacan el papel de la escritura en la
organización del pensamiento y en el desarrollo de habilidades que los
estudiantes necesitarán para desempeñarse adecuadamente en el contexto
profesional:

Profesor 3: “La razón por la cual ellos entregan el ensayo es
porque a mí me parece que cuando ellos están pensando en una
nueva idea, escribir les ayuda a organizar esa idea, porque en
realidad, yo podría decir que no escriban ensayos, pero yo creo
que el mismo ejercicio de hacerlo les ayuda a buscar, por ejem-
plo, razones por las cuales su negocio debería de salir a flote…
cuando se presenta una idea de negocio ante empresarios o enti-
dades que financian, argumentar es indispensable”.

Orientaciones a través de guías escritas y asesorías
Esta categoría se refiere a los apoyos que los docentes ofrecen a los es-
tudiantes para que puedan desarrollar las tareas de escritura. Las orienta-
ciones fueron elaboradas por los docentes de las asignaturas, con apoyo
de las docentes de lengua. En la encuesta inicial, 87% de los estudiantes
indicaron que, en sus carreras, reciben pocas orientaciones respecto a la
escritura. Estas orientaciones generalmente son orales y no implican un
proceso, sino la entrega de un producto. En la encuesta final, centrada
en las prácticas de las asignaturas objeto de investigación, el 98% de los
estudiantes indicó que el profesor encargado proporcionó guías escritas

Orientación y evaluación de la escritura en asignaturas disciplinares.
Experiencia de trabajo colaborativo docente

139

detalladas y que estas orientaciones les ayudaron a identificar el propósito
de la tarea, sus características, su estructura y formato.
En el grupo de discusión, los alumnos destacaron que estas guías escritas
se socializaban en clase y que se acompañaban de asesorías o de resolu-
ción de inquietudes por parte de los docentes.

Estudiante 6 (grupo de discusión): “Muchas veces, en la carrera,
nos dejan escritos y no sabemos qué hacer. En esta materia, por
ejemplo, la profesora nos daba unas instrucciones escritas, con
eso nos guiábamos bien, aunque uno siempre tiene que revisar
otras cosas, por ejemplo lo de las normas Vancouver que yo no
lo manejo; me tocó complementarlo buscando en páginas web y
otras… El punto es que si el profesor explica bien qué se debe
hacer, uno está más tranquilo y complementa lo necesario”.

De igual modo, en las entrevistas a profesores se evidencia la importancia
de las orientaciones claras para que los estudiantes perdieran el temor a
las tareas de escritura y pudieran desarrollarlas con éxito.

Profesora 4: “Yo al principio sentí temor, pero luego sentí que el
proceso se fue transformando cuando ya tuvimos intervenciones,
visitas, sesiones de tesis, rúbrica y esa guía tan detallada, donde
hablaba de cada parte de la estructura del ensayo. Yo fui sintien-
do la cosa como más aceptada y más calmada, porque se sintie-
ron más acompañados, porque yo pienso que esa resistencia fue
más por una aceptación interesante del reto. Apenas dos o tres
de 23 casos no respondieron, o sea que los demás sí hicieron un
esfuerzo y se disipó un poco el temor a lo desconocido”.

Proceso de escritura
Esta categoría se refiere al procedimiento que siguieron los estudiantes
para desarrollar los escritos. En la encuesta inicial, el 75% de los estu-
diantes indicó que generalmente entregaba el producto final al profesor y
este se lo devolvía con una nota numérica. En la encuesta final, el 100%
de los estudiantes coincidió en que en las asignaturas que participaron en
la investigación se hizo énfasis en el proceso de escritura. Esto quiere de-
cir que antes de entregar el texto, los profesores pidieron a los estudiantes
que hicieran una planeación y al menos un borrador. Los borradores de los
textos fueron revisados por el propio profesor (en los casos de Ingeniería,
Administración, Medicina) o por los compañeros (en el caso de Derecho).

Revista Pucara, N.º 27 (131-144), 2016

140

Después de la revisión y de los ajustes, se hacía la entrega definitiva.
De acuerdo con los estudiantes, la entrega de borradores permitió orga-
nizar mejor las ideas, presentar de forma más clara la información, apro-
piarse de los contenidos y aprender a partir de la revisión de un lector
externo.

Estudiante 2 (grupo de discusión): “Al menos este semestre con
la doctora aprendimos mucho de eso, de que hacíamos los en-
sayos pero ella los mandaba a comunicar por otras personas, o
sea que nos revisaran porque muchas veces nosotros hacemos un
ensayo y uno lo hace a la carrera y no lo vuelve y lo lee. Cuando
hay que escribirlo y mostrar el borrador, revisarlo y volverlo a
pasar, uno es más consciente, aprende más y le queda mejor”.

Para los profesores, este proceso implicó un poco más de trabajo y una
mayor estructuración de las actividades, pero consideraron que favoreció
el aprendizaje de los estudiantes.

Profesora 2: “Creo que la revisión no calificable del borrador fue
muy importante. Me demoré mucho más, pero ellos valoraron
los comentarios y siguieron las recomendaciones, lo que hizo
que la revisión de la entrega final fuera más sencilla y también
satisfactoria, porque trataron de hacer los ajustes. Hay algunas
cosas que quedan por trabajar, pero se nota el esfuerzo que hacen
y se toman en serio la tarea de escribir”

Criterios de evaluación
Esta categoría responde a ¿cómo se evalúan las tareas de escritura en la
asignatura? En la encuesta inicial, 78% de los estudiantes indicaron que
la práctica más común de los profesores en la universidad es evaluar los
trabajos y devolverlos únicamente con una calificación numérica; gene-
ralmente, con pocos comentarios y sin la posibilidad de ser corregidos. En
la encuesta final, 98% indicaron que las prácticas evaluativas del profesor
incluían una revisión para realimentar los procesos y que se podían hacer
ajustes y aprender de ellos, pues los criterios estaban detallados y bien
explicados.
En el grupo de discusión, los estudiantes destacaron que conocer los crite-
rios de evaluación les ayudó a comprender el significado de la calificación
numérica, revisar y concentrarse en sus errores.

Orientación y evaluación de la escritura en asignaturas disciplinares.
Experiencia de trabajo colaborativo docente

141

Estudiante 5 (grupo de discusión): “… pues yo creo que también
es importante mirar eso, porque pues no estoy diciendo que en
todas las materias sea así pero hay unas que o no se le prestan a
uno las herramientas para hacer lo que le piden o muchas veces
uno entrega y no pasa nada más... por ejemplo tenemos un cur-
so en que entregamos trabajos, los reparte la profesora, ella los
califica pero nunca nos entrega nada, entonces uno como que
bueno saqué tres pero… y qué me quedó malo o por qué saqué
esto. Y puede que ella se lo muestre, “bueno ve a la oficina y le
muestro”, entonces uno lo mira más o menos por encima, pero
no es lo mismo que se lo entreguen a uno y uno pueda revisarlo a
que uno en un momentico le estén diciendo: ‘no, a usted le quedó
malo esto, esto, esto y esto’ y ya”.

De igual manera, los estudiantes resaltaron el papel de los comentarios en
las revisiones de los borradores. Consideraron estos comentarios como
muy pertinentes, siempre y cuando sea posible ‘hacer algo’ con ellos, es
decir, poder hacer los ajustes pertinentes y entregar una nueva versión.
Los comentarios de las versiones finales también son valorados, pero los
estudiantes indican que les prestan menor atención.
Finalmente, establecer los criterios de evaluación también fue un elemen-
to valioso para los profesores, pues facilitó el proceso de calificación y
aportó a una valoración más objetiva y formativa de los textos.

Profesor 1: “La rúbrica ayuda mucho, no solo para que los mu-
chachos sepan qué se espera de ellos, sino para que uno mismo
deje de evaluar intuitivamente. Obliga a hacer el esfuerzo de
pensar qué es lo que realmente se va a tener en cuenta en la ca-
lificación y cuál es la diferencia entre una nota y otra. Entonces
es un aprendizaje y un recurso valioso, tanto para los estudiantes
como para los profesores”.
Profesora 2: “La rúbrica de calificación ayuda mucho a que el
proceso sea más sencillo. Al principio uno no está familiarizado,
pero a medida que la usa le encuentra utilidad y sabe que es per-
tinente tanto para uno como para los muchachos”.

Las disciplinas evidenciaron tendencias en las formas de construir los
instrumentos de orientación y de evaluación. En el caso de las rúbricas de
la clase de Ingeniería, además de los criterios de evaluación hay una es-
cala de gradación con indicaciones precisas del significado de cada valor,

Revista Pucara, N.º 27 (131-144), 2016

142

mientras que las de las otras asignaturas son más generales. Para el caso
de Derecho, el énfasis se da a la argumentación, al igual que en Adminis-
tración, lo cual concuerda con los desempeños que se esperan del futuro
profesional en esas áreas.
Conclusiones
La estrategia de trabajo colaborativo tiene un impacto positivo en el
aprendizaje de los estudiantes universitarios por medio de actividades
de lectura y escritura. La investigación demostró la importancia de tener
conciencia del propósito de las actividades de lectura y escritura para mo-
vilizar el aprendizaje en las diferentes disciplinas. Tradicionalmente se ha
establecido que algunas disciplinas requieren, y por lo tanto desarrollan,
más la escritura que otras y que la formación académica transcurre aislada
de estas prácticas. Sin embargo, en las disciplinas que se involucraron,
que para los estudiantes, y para la mayoría de los docentes, no implican
una formación en lectura y escritura, se evidenció que estas tareas, con la
adecuada orientación, facilitaban la comprensión y posterior comunica-
ción de los contenidos académicos para públicos diversos con diferentes
propósitos.
Lograr estos objetivos requiere de las actividades de lectura y escritura
ciertas características. Es necesario que exista propósito en la formación,
lo cual implica una reflexión epistémica por parte del docente en la que
esté definido el papel que la lectura y la escritura tienen en la enseñanza
y en el aprendizaje; para esto, es fundamental la orientación del docente
de lengua. En segundo lugar, las evidencias obtenidas indican que son in-
dispensables las orientaciones claras y por escrito, en las que el estudiante
pueda reconocer el propósito, el alcance y el proceso que seguirá para
llevar a cabo la tarea, al igual que las características que se esperan del
texto y los criterios de evaluación. Además, seguir un proceso (entregas
por etapas, revisiones parciales, asesorías), en lugar de solo limitarse a
la entrega de un producto final, implica mayor compromiso por parte del
docente y, por lo tanto, por parte de los estudiantes. Por último, el esta-
blecimiento de criterios de evaluación con unos indicadores claramente
establecidos, por una parte facilita la labor de evaluación (no solo la cali-
ficación) al brindar mayor objetividad para el docente, y, por otra, muestra
a los estudiantes las metas que el profesor espera de ellos y les garantiza
una evaluación justa y objetiva.

Orientación y evaluación de la escritura en asignaturas disciplinares.
Experiencia de trabajo colaborativo docente

143

El trabajo colaborativo es una estrategia que se ha desarrollado en mu-
chas instituciones siguiendo los lineamientos de la escritura a través del
currículo, por lo tanto, es una actividad de fácil implementación que posi-
bilitaría el logro de un programa extensivo a nivel institucional. Se pudo
comprobar que el establecimiento de unos objetivos comunes, tareas es-
pecíficas y una relación horizontal entre los docentes de lenguas y los
de las disciplinas derriba los muros disciplinares que han atomizado el
conocimiento a lo largo de las últimas décadas. Cuando un profesor da la
bienvenida al aporte que un colega de un campo diferente puede hacer a
su saber y a su hacer, no solo se está construyendo comunidad académica
al interior de una institución, sino que se están juntando esfuerzos para
el logro del objetivo final de todo profesor: formar profesionales con un
pensamiento crítico que les posibilite leer las necesidades de la sociedad
para proponer, de la mejor forma, alternativas de solución para el bien de
su comunidad y de su país.

Revista Pucara, N.º 27 (131-144), 2016

144

Referencias bibliográficas:
Carlino, P. (2013). “Alfabetización académica diez años después”. En

Revista Mexicana de Investigación Educativa, 18 (57), pp. 355-
381.

——— (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad: una intro-
ducción a la alfabetización académica.
Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica.

Castelló, M. (2002). De la investigación sobre el proceso de composición
a la enseñanza de la escritura. En Revista signos, 35 (51-52),
pp. 149-162. Recuperado de: http://www.scielo.cl/scielo.php?pi-
d=S0718-09342002005100011&script=sci_arttext

Lea, M. & Street, B. (1998). “Student writing in higher education: An
academic literacies approach”. En Studies in Higher Education,
23(2), pp. 157-172.

Molina, V. (2012). La escritura en el currículo en Colombia: situación
actual y desafíos. En Magis, Revista Internacional de Investiga-
ción en Educación,
5 (10), pp. 93-108.

Yin, R. (1994). Case study research: Design and methods. California:
Sage.

Young, A. (2006). Teaching Writing Across Curriculum. Fourth Edition.
Upper Saddle River, NJ: Pearson Education.

145

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la

Universidad del Valle?
Karina Alejandra Arenas Hernández

e-mail: karina.arenas@correounivalle.edu.co
Alejandro Rodríguez Campo

e-mail: alejandro.rodca@correounivalle.edu.co
Universidad del Valle, Colombia

Resumen
En el contexto de educación superior, la alfabetización académica se ha
consolidado como una tendencia que hace explícita la necesidad de orien-
tar los procesos de lectura y de escritura no sólo desde cátedras específi-
cas, sino también como prácticas con proyección institucional. Teniendo
en cuenta esta perspectiva, en la Universidad del Valle, Colombia, se han
venido consolidando estrategias de apoyo a la lectura y la escritura que
pretenden descentralizar los asuntos relacionados con estos procesos para
ubicarlos en un paradigma de reflexión disciplinaria.
En esta ponencia se presentan de manera detallada dos de los procesos
que se están llevando a cabo, de manera articulada, en la institución men-
cionada. El primero de ellos es el diplomado “La lectura y la escritura en
el aula universitária”, que se ha venido ofreciendo desde agosto de 2013
a docentes de diferentes facultades de la universidad. El otro proceso es
el “Grupo de apoyo a la lectura y a la escritura”, concebido como una
estrategia para brindar asesorías en comprensión y producción de textos
a estudiantes de distintos pregrados de la institución. Para finalizar, se ex-
ponen los principales logros y aprendizajes que se han consolidado hasta
el momento con la implementación de estas dos alternativas.
Palabras clave: Alfabetización académica, institucionalidad, estrategias
de apoyo, grupos de apoyo.

Revista Pucara, N.º 27 (145-152), 2016

146

Abstract
In the context of higher education, academic literacy has become a move-
ment that makes explicit the need of guiding the processes of reading and
writing in specific disciplines, and conceiving those processes as institu-
tional practices. From this perspective strategies to support reading and
writing are becoming established at Universidad del Valle – Colombia.
The aim is to decentralize the issues related to those processes, and plac-
ing them in a paradigm of disciplinary reflection.
The objective of this paper is to present all the relevant information about
two of the current processes that are articulately developing in the in-
stitution aforementioned. The first one is the diploma course “Reading
and writing at university classroom” addressed the teachers from differ-
ent faculties of the university since 2013. The second one is the “Sup-
port group for reading and writing
”, conceived as a strategy for coun-
selling undergraduates in understanding and production of texts. At the
end, the main achievements and lessons learned by the implementation
of these two alternatives to approach reading and writing are discussed.

Key words: Academic literacy, Institutionality, Supporting strategies,
Supporting groups.

***

Introducción
Existe una problemática que se ha venido identificando en las universi-
dades alrededor del mundo en relación con la orientación de los procesos
de lectura y de escritura tanto de estudiantes como de profesores, y las
instituciones colombianas no han sido ajenas a esta situación, de acuerdo
con lo que reportan Abril y Manzano (2013). En general, se puede hablar
de un panorama que hace explícita la necesidad de crear políticas insti-
tucionales que permitan abordar la lectura y la escritura como procesos
dinámicos, de construcción del conocimiento a partir de diversos diálo-
gos, que se ponen en juego en la formación de acuerdo con los objetos de
estudio de cada disciplina (Carlino, 2013).

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

147

La transición en la que se está enmarcando el contexto latinoamericano
refleja un paso de retomar la comprensión y la producción de textos como
asuntos netamente remediales y de solución a través de cursos específi-
cos, hacia una visión más compleja y retadora que implica la formulación
de diversas alternativas para hacer frente a estos procesos y para que se
involucren en ellas a los docentes, a los estudiantes y a las instituciones,
en general. Esto como respuesta a la corriente de la Alfabetización Aca-
démica (Ávila, González y Peñaloza, 2013).
A continuación se presentan dos estrategias con las que la Universidad del
Valle ha empezado a asumir no solo la reflexión sino también la interven-
ción sobre los procesos de lectura y de escritura como posibilidades de
construcción de conocimiento en las disciplinas.

Contextualización: ¿Cuál es la propuesta de la Universidad del Valle
frente al abordaje de la lectura y la escritura?
Como inicios de lo que se esperaría derive en algo similar a un lineamien-
to institucional, la Universidad del Valle, con el apoyo de la Vicerrectoría
Académica y el grupo de investigación “Leer, escribir y pensar” de la
Escuela de Ciencias del Lenguaje, ha venido llevando a cabo desde el se-
gundo semestre del año 2013 los niveles I y II del diplomado “La lectura
y la escritura en el aula universitaria”, en el marco del programa de cuali-
ficación docente. Este programa se ofrece de manera gratuita a través de
la Dirección de Autoevaluación y Calidad Académica –DACA– a todos
los docentes de la universidad que de manera voluntaria deseen asumirlo
y se certifican 120 horas al semestre.
En el nivel I se busca apoyar a los docentes en el reconocimiento de la
lectura y la escritura como procesos cognitivos complejos que viabilizan
la construcción de saberes disciplinarios y en general sobre algunas de
las estrategias que se podrían usar en el aula para promover sus prácticas
desde esta perspectiva. A lo largo del semestre, se apoya a los docentes
para que creen y consoliden una propuesta de intervención en una de sus
asignaturas, teniendo en cuenta sus necesidades, las de sus estudiantes,
las particularidades de los cursos, las condiciones de aplicación, entre
otros factores. La metodología de las sesiones es de seminario-taller y,
en general, se promueve un trabajo colaborativo y activo en el que los
docentes puedan expresar y construir conocimientos desde sus realidades
y no desde panoramas ajenos, simulados o impuestos.

Revista Pucara, N.º 27 (145-152), 2016

148

En el nivel II del diplomado se busca hacer un acompañamiento a la im-
plementación de las propuestas que los docentes diseñan en el nivel I.
Hasta el momento, se ha implementado en una ocasión, en la que además
de lo anterior, se promovió la escritura de ponencias para llevarlas a dis-
tintos eventos académicos, tales como el V Encuentro Internacional y VI
Nacional de Lectura y Escritura en la Educación Superior, IX Seminario
sobre Leitura e Produção no Ensino Superior, realizado en agosto de 2014
en Bucaramanga, Colombia y el Primer Encuentro de Experiencias Signi-
ficativas de Lectura y Escritura en la Universidad del Valle, llevado a cabo
en septiembre del mismo año.
Otra de las estrategias que se ha gestado con el apoyo de la DACA y se ha
propuesto como un espacio que complementa el diplomado es la creación
de los grupos de apoyo para la lectura y la escritura, que tienen como pro-
pósitos: 1) Apoyar a los estudiantes en las tareas de lectura y de escritura
tanto en la parte retórica y formal de los textos como en la construcción de
sentido en sus disciplinas; 2) Asesorar a los docentes para que involucren
actividades de lectura y de escritura en sus cursos partiendo del reco-
nocimiento de su función epistémica y 3) Contribuir a la consolidación
de una comunidad académica interdisciplinaria que evalúe y proponga
estrategias y prácticas de lectura y de escritura en la educación superior.
La estructura de los grupos de apoyo presenta los siguientes niveles:

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

149

Desde el nivel de ‘Universidad’ se trabaja en el reconocimiento de la
problemática de la lectura y la escritura no como asuntos acabados
sino como procesos que deben seguirse trabajando a lo largo de la
formación, pues cada disciplina maneja discursos que le son propios
y los estudiantes deben aprender a leer y a escribir tal y como se hace
en dicha comunidad académica. Es clara la necesidad de organizar y
articular todo el trabajo a una política institucional que fortalezca y
dé sostenibilidad a los nodos del grupo de apoyo al interior de cada
facultad. Hasta el momento la estrategia que se ha ejecutado es la
de promover la capacitación de los docentes a través del diplomado.
Desde el nivel de ‘Facultad’ se han conformado los nodos de los
grupos de apoyo, en los que se cuenta con un docente con una dedi-
cación preferiblemente de medio tiempo y 2 monitores que se des-
empeñan como “tutores de escritura” (Carlino, 2004); uno de estos
monitores es estudiante de Lenguas Extranjeras con una orientación
hacia el Español y el otro es estudiante de alguno de los programas
académicos de dicha facultad, que presenta un buen nivel de des-
empeño en los procesos de lectura y escritura durante su formación.
Desde el nivel de “Escuela/ Programas académicos” se ha promo-
vido una participación activa de los docentes en las actividades que
propone el grupo de apoyo de su facultad así como también se ha
apoyado a la universidad en el desarrollo de planes de capacitación
que reconozcan el papel de la lectura y la escritura en la educación
superior. Cabe aclarar que se establece un contacto directo con los
maestros que participan en el diplomado, con el fin de hacer acom-
pañamiento en sus cursos (con algunos talleres de aspectos formales
o tipologías textuales, por ejemplo) y a sus estudiantes en particular.
Desde el nivel de “Cursos/ asignaturas” se propone que los docentes
que estén interesados en diseñar y aplicar estrategias de lectura y de
escritura en sus cursos, y que por cuestión de horarios no puedan
participar en el diplomado, puedan recibir orientación del nodo de
su facultad en el ajuste de los programas de curso o en el ajuste de
guías que orienten el desarrollo de las tareas de escritura. De igual
manera, se proporcionan asesorías para diseñar pautas de evaluación
de las tareas de escritura y fomentar estrategias metacognitivas para
abordar los procesos de lectura y escritura en el aula.

Revista Pucara, N.º 27 (145-152), 2016

150

¿Cómo funciona un nodo del grupo de apoyo para la lectura y la escritura
en cada facultad de la Universidad del Valle?
Hasta el momento, se han conformado 3 nodos de los grupos de apoyo
anteriormente descritos: Humanidades, Ingeniería y Salud; básicamente
la conformación ha respondido a la acogida que han tenido las propuestas
en estas facultades. Esto se resalta porque el funcionamiento de los nodos
depende de que cada facultad pague entre 60 y 80 horas mensuales a
cada monitor, lo que debe pasar por una aprobación previa. El trabajo de
los monitores es acompañado por un docente coordinador que se encarga
de discutir con ellos los casos de los estudiantes que acuden al espacio,
diseñar talleres grupales e individuales, orientarlos en la lectura de textos
sobre acompañamiento entre pares, asesorar a los docentes que consul-
ten en el espacio, etc. Este trabajo es asesorado, en general y de manera
permanente, por el grupo de investigación “Leer, escribir y pensar” de la
Escuela de Ciencias del Lenguaje.
Cada grupo de apoyo se concibe como un espacio de estudio y de asesoría
orientado no solo a estudiantes y docentes, sino que también se reconoce
como un espacio de formación de tutores de pregrado y postgrado que se
interesan por investigar sobre la problemática de la lectura y la escritura
en las distintas disciplinas.
Cada nodo cuenta con un espacio físico localizado al interior de cada
facultad en el que se dispone de materiales de lectura, un computador y
una mesa. Los tutores diligencian una “ficha de ingreso y seguimiento”
por cada estudiante/profesor que solicita apoyo; este instrumento permite
nutrir una bitácora que permite conocer las dificultades que se reportan y
las estrategias para su resolución de manera semanal y semestral. Una vez
al mes se realiza una reunión con los integrantes de todos los nodos de las
diversas facultades con el propósito de realimentar el proceso, documen-
tarlo y tratar casos específicos.
El apoyo que se le brinda a los estudiantes se realiza a través de dos mo-
dalidades: individual y grupal. En la primera, los estudiantes conciertan
una cita con el nodo de la facultad ya sea de manera presencial o a través
del correo electrónico. En esta primera cita, que es presencial, se le pide
al estudiante que lleve su tarea de lectura o de escritura y se le brinda un
apoyo para que identifique las dificultades que está presentando para su
realización, en dicha sesión se diligencia la “ficha de ingreso y segui-
miento” para la posterior sistematización del apoyo. Una vez realizado el

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

151

diagnóstico sobre dicho proceso, se orienta el uso de estrategias metacog-
nitivas y metalingüísticas.
Por su parte, el apoyo grupal se centra en brindar estrategias, a través de
talleres presenciales, que les permitan a los estudiantes cumplir con me-
nos dificultad las tareas de escritura, que son, generalmente, por las que
más acuden. Por ejemplo, se orienta la reflexión sobre el tipo de discurso
solicitado, cómo realizar un trabajo colaborativo, qué asuntos sobre el
conocimiento en particular deben revisarse antes de escribir un texto, etc.
Otro de los temas sobre los que se proporcionan apoyos grupales es para
los mecanismos de citación; estos se ofrecen a estudiantes que están en el
proceso de escritura de sus trabajos de grado.
Para finalizar, es pertinente destacar que las estrategias de difusión de los
grupos de apoyo incluyen carteles en las zonas comunes, correos elec-
trónicos y cartas formales a los directores de programa académico de las
facultades que están apoyando el trabajo, difusión entre los participantes
del diplomado, voz a voz entre los estudiantes, entre otras.

Algunas reflexiones finales
La lectura y la escritura deben ser ejes transversales en la formación de
los estudiantes de la Universidad del Valle; se trata no solo de orientarlos
en tareas relacionadas con estos procesos, sino además de aprovechar su
valor epistémico para que el estudiante aprenda los saberes de su discipli-
na y, desde luego, aprenda a escribir como lo hacen en ella. Para cumplir
con ello, en nuestra institución se ha iniciado un trabajo que involucra
acompañamiento a docentes desde un diplomado y atención a estudiantes
y a otros docentes interesados en los grupos de apoyo a la lectura y la
escritura.
Aunque se reconoce que aún falta profundizar en otras tantas estrategias,
se destaca que se ha logrado iniciar un importante trabajo en una insti-
tución de carácter público y que, de alguna manera, se está haciendo un
aporte para que cada vez la idea de que la lectura y la escritura son asuntos
de cursos remediales y de expertos tenga menos fuerza. Se está avanzan-
do hacia la consideración y la materialización de prácticas que dan cuenta
de esfuerzos y estrategias institucionales y que cada vez se deben forta-
lecer más para consolidar una perspectiva de abordaje en las disciplinas.

Revista Pucara, N.º 27 (145-152), 2016

152

Referencias bibliográficas:
Ávila, N., González, P. & Peñaloza, C. (2013). “Creación de un programa

de escritura en una universidad chilena: estrategias para promo-
ver un cambio institucional”. En Revista Mexicana de Investiga-
ción Educativa
18(57), pp. 537-560.

Carlino, P. (2013). “Alfabetización académica diez años después”. En Re-
vista Mexicana de Investigación Educativa
, 18(57), pp. 355-381.

________ (2004). “Escribir a través del currículum: tres modelos para
hacerlo en la universidad. Lectura y Vida”. En Revista latinoa-
mericana de lectura
, 25(1), pp. 16-27.

Pérez, M. & Manzano, A. R. (2013). “¿Para qué se lee y se escribe en la
universidad colombiana? Caracterización de prácticas de lectura
y escritura en 17 universidades”. En Revista de docencia univer-
sitaria
, 11(1), p. 24.

153

Diplomado “La lectura y la escritura en el aula
universitaria: una estrategia de alfabetización

académica dentro de la política curricular de la
Universidad del Valle”

Luis Emilio Mora C.
e-mail: luis.mora@correounivalle.edu.co

Esperanza Arciniegas L.
e-mail: esperanza.arciniegas@correounivalle.edu.co

Universidad del Valle, Colombia

Resumen
Esta ponencia da cuenta de la experiencia piloto que se ha seguido en la
Universidad del Valle con la implementación del Diplomado “La lectura
y la escritura en el aula universitaria
”, propuesto en dos niveles desde la
Vicerrectoría Académica como parte del programa de cualificación do-
cente de la Universidad del Valle. El propósito del diplomado es reflexio-
nar sobre el uso que se le da a la lectura y a la escritura en las disciplinas,
para que los docentes de áreas distintas al lenguaje reconceptualicen y se
apropien de la función epistémica de la lectura y la escritura en el aula.
La ponencia da cuenta de las concepciones básicas que, como la Alfa-
betización académica, dan origen al Diplomado, de sus objetivos, de los
contenidos y de la metodología que se desarrolla en el aula como una
forma de construir y de acompañar propuestas de los docentes en las di-
versas áreas disciplinarias de la institución, para incluir la lectura y la
escritura con función epistémica en sus asignaturas, y culmina con una
reflexión en torno a lo que ha sido la experiencia durante año y medio en
la Universidad del Valle.
Palabras claves: Diplomado, Lectura, Escritura, Alfabetización acadé-
mica, Política curricular.

Revista Pucara, N.º 27 (153-163), 2016

154

Abstract
This article reports the pilot study conducted at Universidad del Valle de-
rived from the implementation of the diploma program called “La lectura
y la escritura en el aula universitaria.” This diploma program has two
levels scheduled by the Academic Vice-Presidency as part of the teaching
qualification program at Universidad del Valle. The diploma’s purpose is
to reflect on the processes of reading and writing in the disciplines in or-
der for teachers from other fields different from language to reconceptua-
lize the epistemic function of reading and writing in university classroom,
and take ownership of the matter.
This article also reports both the concepts as academic literacy that con-
tribute to the origin of the diploma program, and the diploma program’s
objectives, contents and methodology developed in the classroom. That,
with the purpose of accompanying teachers from different fields at Uni-
versidad del Valle to design and implement proposals to include reading
and writing in their courses. At the end, they have the opportunity to
share what they discovered and learned from that academic experience
which lasts a year and a half.
Key words: Diploma program, reading, writing, academic literacy, cu-
rricular policy.

***

Desde el año 2011 la REDLEES21, Nodo Univalle, ha participado en lo
que la Universidad del Valle ha denominado La Recreación de la Política
Curricular
. El equipo constituido para llevar a cabo esta tarea ha estudia-
do las problemáticas de nuestros estudiantes en relación con la deserción
y su bajo rendimiento en pruebas nacionales e internacionales, y ha de-
tectado que estas dificultades están estrechamente relacionadas con la for-
mación que tienen los estudiantes en lectura y escritura en la universidad.
La discusión que hemos desarrollado en estos tres años se puede resumir
así:

21REDLEES, Red de Lectura y Escritura en la Educación Superior.

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

155

Analizar el papel de la lectura y la escritura académicas en la univer-
sidad, necesariamente nos obliga a repensar asuntos como su impacto
social y político en la formación de ciudadanos y en la construcción
de democracia, la construcción de conocimiento, la didáctica, el cu-
rrículo y la formación profesional y profesoral.
Cualquier trabajo con los estudiantes en relación con la lectura y la
escritura académicas debe partir del capital lingüístico y cultural con
el que los estudiantes llegan a la universidad.
La lectura y la escritura deben constituirse en prácticas continuas y
habituales para que no se pierdan y se fortalezcan cada vez más y, en
esto, el papel de los docentes de las disciplinas es fundamental. Por
esta razón, no se trata de ofrecer “cursos remediales” a los estudian-
tes que ingresan por el solo hecho de cumplir con un requisito formal,
sino que es claro que debe darse una nivelación inicial para avanzar
en el proceso.
Los profesores de las disciplinas necesitan un trabajo de acompa-
ñamiento de los profesores de Lenguaje en las prácticas de lectura
y de escritura de sus estudiantes. La formación docente para la uni-
versidad no se ha ocupado de los procesos de lectura y escritura para
construir conocimiento en el ámbito universitario.

Es urgente recuperar el sentido de formación integral y hacerlo
efectivo. Esto requiere que transformemos el paradigma en el que
nos movemos para pasar de un currículo “fragmentado” a otro ba-
sado en problemas transversales, que permita articular los distintos
procesos en los que se fundamenta la formación que requiere un pro-
fesional en cada disciplina.

Más que centrarnos en un enfoque o perspectiva teórico-metodo-
lógica del componente de español en la Universidad, nos estamos
ocupando del espacio que deben de tener las prácticas de lectura y de
escritura académicas en los planes de estudio y, en consecuencia, el
espacio que deben ocupar en el currículo. Esta discusión se enmarca
en aspectos fundamentales que se debaten actualmente a nivel nacio-
nal y mundial en relación con estos procesos en la universidad.

Revista Pucara, N.º 27 (153-163), 2016

156

Además, hemos analizado cómo estas problemáticas están relacio-
nadas con la falta de capital intelectual, con la dificultad que tienen
los estudiantes para construir conocimiento y con la aceptación de
que los estudiantes ingresan a la nueva cultura académica universi-
taria
sin estar preparados.

En este marco debemos entender, entonces, que una buena parte de la
función de la formación profesional de la universidad consiste en lograr
que sus estudiantes, que ingresan a la universidad, lleguen a ser parte de
una comunidad académica particular, que se apropien no solamente de
unos campos conceptuales específicos sino de unos modos discursivos
específicos, y esto nos lleva a promover y a orientar unas prácticas de lec-
tura y de escritura que van a permitir unos modos particulares de indagar,
de adquirir, de transformar, de construir y de comunicar el conocimiento,
propósitos que no son, precisamente, los que se buscan en los niveles edu-
cativos previos. De esta manera, se espera que tanto los docentes –exper-
tos tanto en unos contenidos como en unos modos particulares de trabajar
con la lectura y la escritura–, como la dirección universitaria puedan asu-
mir su responsabilidad en ese proceso de alfabetización académica de los
estudiantes, abriéndoles las puertas de la nueva cultura y acompañándolos
en su proceso de iniciación y de inmersión en la misma.
Como lo muestran las investigaciones recientes, las instituciones univer-
sitarias reconocen el problema, y en el caso de Colombia (Pérez A. M. y
otros, 2013, pág. 23) la lectura y la escritura están relegadas a programas
de curso que se consideran actividades remediales necesarias para que
los estudiantes que ingresan a la universidad mejoren sus competencias
y habilidades lingüísticas, y se desempeñen mejor en su formación pro-
fesional. Durante la vida universitaria estas habilidades poco se mejoran
e incluso se constituyen en obstáculos para el éxito de los estudiantes en
su formación. Los docentes en general son conscientes de las dificulta-
des de los estudiantes, pero por razones de tradición se considera que
este problema debe ser solucionado por la facultad o el área encargada
del Lenguaje. Es este el tipo de concepciones que se considera necesario
transformar en un proceso de formación de docentes universitarios.
Dentro de los lineamientos trazados para la política institucional de lec-
tura y de escritura se destaca el que hemos denominado Iniciación a la
cultura académica discursiva y se ha establecido que, para su desarrollo,

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

157

una de las estrategias necesarias es la formación de los docentes de las
áreas disciplinarias de la Universidad, en la lectura y la escritura con fun-
ción epistémica. El punto de partida para el desarrollo de este proceso es
la concepción de alfabetización académica que se ha venido trabajando
en la Universidad del Valle desde el 2007 cuando la Universidad se hace
miembro de la REDLEES, y se inicia en la institución una dinámica de
talleres y seminarios con el objetivo de que los profesores de las distintas
disciplinas discutieran con interlocutores internacionales, nacionales y
locales la problemática de la lectura y la escritura en la vida universitaria.
Compartimos en estos siete años con especialistas como Daniel Cassan-
ny, Paula Carlino, Monserrat Castelló, Charles Bazzerman, Leme Britto y
Valdir Barzotto. A la par con esta discusión especializada, abrimos espa-
cios de reflexión y de sensibilización para los docentes de las disciplinas
distintas a las del Lenguaje, en los que se destacó la participación de las
Facultades de Ingeniería, de Ciencias de la Administración y de Salud, no
solo por la asistencia de sus profesores sino por las actividades que han
surgido como resultado de estos eventos, y que nos permiten decir hoy
que se ha conseguido, en buena parte, el objetivo propuesto inicialmen-
te: hacer que los profesores de las disciplinas referidas se sensibilizaran
frente tanto a la problemática de la lectura y la escritura en la Universi-
dad, como a la Alfabetización académica a través del currículo. Además
de esto, iniciamos una serie de conversatorios semestrales que nos per-
mitieron conocer las diferentes propuestas y reflexiones que, desde las
disciplinas, hacen algunos docentes alrededor de las prácticas de lectura
y de escritura.
A partir de estas discusiones y del análisis de la problemática de la lectura
y la escritura en la Universidad del Valle se ha adoptado la definición de
Paula Carlino de la Alfabetización Académica como el concepto base de
un trabajo que consiste en incluir en la vida académica a la lectura y a la
escritura como actividades al servicio del aprendizaje, ya que los estu-
diantes necesitan que en la universidad se les enseñe y acompañe en las
tareas de investigación y construcción de conocimiento que involucran
actividades de lectura como: buscar información, leerla, comprenderla y
asumir posición frente a todo ese conocimiento, y en relación con la escri-
tura: tomar notas, reelaborar notas, redactar nuevas versiones y construir
nuevos textos.

Revista Pucara, N.º 27 (153-163), 2016

158

Sugiero denominar “alfabetización académica” al proceso de enseñanza
que puede (o no) ponerse en marcha para favorecer el acceso de los es-
tudiantes a las diferentes culturas escritas de las disciplinas. Es el intento
denodado por incluirlos en sus prácticas letradas, las acciones que han de
realizar los profesores, con apoyo institucional, para que los universitarios
aprendan a exponer, argumentar, resumir, buscar información, jerarqui-
zarla, ponerla en relación, valorar razonamientos, debatir, etc., según los
modos típicos de hacerlo en cada materia. Conlleva dos objetivos que, si
bien relacionados, conviene distinguir: enseñar a participar en los géneros
propios de un campo del saber y enseñar las prácticas de estudio adecua-
das para aprender en él. En el primer caso, se trata de formar para escribir
y leer como lo hacen los especialistas; en el segundo caso, de enseñar a
leer y a escribir para apropiarse del conocimiento producido por ellos. De
acuerdo con las teorías sobre aprendizaje situado y sobre géneros como
acciones sociales, alfabetizar académicamente equivale a ayudar a parti-
cipar en prácticas discursivas contextualizadas, lo que es distinto de hacer
ejercitar habilidades desgajadas que fragmentan y desvirtúan esas prácti-
cas. Porque depende de cada disciplina y porque implica una formación
prolongada, no puede lograrse desde una única asignatura ni en un sólo
ciclo educativo. Así, las “alfabetizaciones académicas” incumben a todos
(Carlino, 2013, pp. 270 y 271).
Como vemos, la alfabetización académica va más allá de leer y escribir
como simples tareas automáticas. En la Universidad se trata de enseñar a
aprender leyendo y escribiendo; no es un asunto de simple decodificación
y uso instrumental de la lengua, se trata de que nuestros profesionales
estén en capacidad de interpretar el conocimiento, pensar sobre él y so-
bre ellos mismos como sujetos que aprenden y saben qué hacer con ese
conocimiento.
En este contexto se hizo una propuesta al Programa de Formación Docen-
te para conformar la línea La lectura y la escritura desde las disciplinas, y
así ofrecer el diplomado La lectura y la escritura en el aula universitaria:
“alfabetización académica: un cambio necesario”. Esta es la experiencia
que se está llevando a cabo desde el 2012 en la Universidad del Valle.
El objetivo general del diplomado es llevar a los docentes a reconocer
y comprender las dinámicas propias de la lectura y de la escritura como
procesos cognitivos complejos que se enmarcan en contextos culturales

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

159

específicos, vías de adquisición y de construcción de saberes disciplinares
en la universidad, para construir propuestas de trabajo que promuevan la
apropiación de estas prácticas académicas en el aula.
Para lograr este objetivo el diplomado establece tres objetivos específi-
cos: Reflexionar sobre el uso que profesores y estudiantes le dan a lectura
y a la escritura en el aula universitaria desde las disciplinas; reconceptua-
lizar la lectura y la escritura en la universidad para apropiarse de nuevas
maneras de valorar la función de estas prácticas académicas, y reflexionar
tanto sobre las condiciones de los estudiantes que ingresan a la universi-
dad en relación con la lectura y la escritura, como sobre las exigencias
académicas a las que se enfrentan en este contexto.
El Diplomado se sustenta en los principios pedagógicos del aprendiza-
je significativo, lo que implica que los participantes se reconozcan en la
práctica como sujetos portadores de saberes y de experiencias que movili-
zan, acrecientan y reajustan con los nuevos conocimientos que se adquie-
ren cuando se realiza cualquier tipo de tarea. La modalidad de trabajo es
la de seminario-taller, por lo tanto, partimos siempre de actividades prác-
ticas a través del reconocimiento, la exposición y la contextualización del
problema que implica adquirir las habilidades intelectuales exigidas por
la cultura académica para, entonces, llegar a la teoría. Las actividades
incluyen:
— Reflexión y reconocimiento de las concepciones que los docentes tie-
nen sobre la lectura y la escritura.
— Lectura compartida y modelada en el aula de los materiales propues-
tos.
— El trabajo colaborativo para formar una comunidad de aprendizaje en
la que todos los profesores participantes tengan la oportunidad de apren-
der con otros y de otros: compañeros, tutores, invitados.
— Análisis de textos escritos de los estudiantes, de niveles diferentes,
para detectar las fortalezas y las dificultades en la lectura y la composi-
ción escrita.
— Paralelamente con el desarrollo del curso, los profesores irán identifi-
cando en su práctica cotidiana –programas de curso, materiales de clase,
guías, etc.

Revista Pucara, N.º 27 (153-163), 2016

160

— las actividades de lectura y de escritura que promueven para propiciar
el aprendizaje en las asignaturas. Esto con el objetivo de ir analizando y
construyendo distintas alternativas y estrategias para el uso de la lectura
y de la escritura en el aula.
Se espera que a lo largo del Diplomado los profesores vayan elaborando
una propuesta para revisar y transformar sus prácticas, de uso y de orien-
tación, de la lectura y de la escritura por unas prácticas integrales del
desarrollo de los cursos a su cargo.
Los contenidos del curso se centran en los siguientes temas: Introduc-
ción: Cómo leen y escriben los estudiantes que ingresan a la universidad
y qué exigencias se hacen desde la educación superior; la alfabetización
académica; análisis de los usos que los profesores le dan a la lectura y a
la escritura en el aula; estrategias para la lectura y la escritura en el aula
universitaria; necesidades e intereses de los profesores respecto a la lectu-
ra y a la escritura en el aula universitaria; la evaluación de la lectura y la
escritura en la universidad.
La evaluación del Diplomado se hace sobre el trabajo de conceptuali-
zación de los participantes quienes construyen una propuesta de inter-
vención en uno de los cursos a su cargo, de acuerdo con las reflexiones
y conclusiones que se hacen a lo largo del Diplomado. Este ejercicio se
constituye en un ejemplo de construcción de un texto en proceso, en un
ejemplo de regulación de la escritura y en una experiencia de escritura
colaborativa en el aula, lo que implica que durante el proceso se hace
acompañamiento a los docentes para que construyan sus propuestas.
Como ejemplo de escritura en proceso, el ejercicio se comparte durante
cuatro momentos con toda la clase: una primera reflexión, en la primera
sesión, una exploración de los conocimientos previos de los docentes uni-
versitarios sobre los procesos de lectura y escritura; una presentación, en
la cuarta sesión, solicitando una síntesis de los contenidos; una segunda
reescritura, en la sesión doce, para discutir y socializar el texto y la pro-
puesta de aula; una presentación y la entrega final en la última sesión.
A manera de resultados y conclusiones se puede decir que el ejercicio de
escritura, si bien es una tarea de evaluación del Diplomado, permite al-
canzar otros objetivos que surgen del proceso mismo: primero, hacer que

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

161

los docentes revisen sus conocimientos y concepciones sobre la lectura
y la escritura en la universidad. En un segundo momento, que el docente
haga una escritura profesional, ya que es poco usual revisar y construir
las propuestas de programa de aula pensando en la lectura y la escritura
como elementos fundamentales de la didáctica y no solo como medios de
evaluación. Por otra parte, se construye en la experiencia un ejercicio de
escritura por parte de cada uno de los docentes alumnos del Diplomado.
Aunque no es el objetivo central, se hace una revisión continua de los pro-
cesos de lectura y de escritura propios y se aprenden, tanto en la reflexión
como en el ejercicio del aula, las ventajas de la escritura colaborativa y de
la escritura para construir conocimiento.
De la primera promoción del Diplomado surgió la necesidad, por parte de
los docentes participantes, de crear un nivel II con el objetivo de acom-
pañar la implementación de sus propuestas para dar así continuidad a la
aplicación y continuar con la reflexión sobre la práctica en el aula. Se
formalizó, entonces, el segundo nivel del Diplomado como un espacio de
acompañamiento a los docentes que tomaron el nivel I, y se agregó a la
implementación de las propuestas en el aula de clase hacer un ejercicio de
sistematización de cada una de las experiencias.
Este proceso, hasta la fecha, ha permitido desarrollar cursos que incluyen
la lectura y la escritura en distintas modalidades; cursos en los que el
docente incluye dentro de su metodología y evaluación la escritura como
ejercicio epistémico; cursos compartidos entre un docente de Lenguaje
y uno de la disciplina; cursos disciplinarios con la lectura y la escritura
como partes fundamentales de su desarrollo metodológico, un curso de
español con un proyecto de aula sobre un tema disciplinar, seminario dis-
ciplinar orientado a la producción de un artículo, el informe de práctica
como una forma de construcción y producción de conocimiento.
El análisis de este proceso ha dejado como tarea de investigación la carac-
terización de la escritura de los estudiantes en cada una de las disciplinas
ya que, lo que se hace evidente a la luz de las discusiones en el Diploma-
do con los docentes de las disciplinas, es que la diversidad textual en la
producción de los estudiantes universitarios requerida por los docentes de
las áreas es desconocida. Si bien, se leen textos científicos que algunos
docentes vuelven académicos, la diversidad de la escritura universitaria

Revista Pucara, N.º 27 (153-163), 2016

162

desborda los modelos de los géneros discursivos generales. Se puede de-
cir que es difícil caracterizar los textos que escriben los estudiantes en sus
disciplinas ya que el ejercicio de escritura en la Universidad es un ejer-
cicio que se hace de manera empírica y casi que irreflexiva, lo que hace
que los cursos de lectura y escritura que imparten los especialistas del
Lenguaje no aporten a los procesos de lectura y de escritura en las áreas
más allá de los aspectos puramente lingüísticos y formales.
En conclusión, si se quiere que tanto la lectura como la escritura en la
Universidad se constituyan en verdaderos procesos epistémicos, debemos
conocer la manera cómo se expresa ese conocimiento en los textos que
escriben los estudiantes como resultado de sus procesos de formación, y
para ello hay que conformar grupos interdisciplinarios que nos permitan
explorar esa realidad textual y, sobre todo, descentralizar la lectura y la
escritura en la universidad y reconocer que es una tarea de todos. Leer y
escribir es, entonces, un proceso que se construye durante toda la vida y
no se termina ni se remedia en un curso especializado.
Como tareas de la política institucional, después de la experiencia del
diplomado tenemos: 1) A partir del resultado de estas dos cohortes del
Diplomado, establecer los programas para los dos niveles. 2) Establecer
como requisito que los docentes que son nombrados de planta en la Uni-
versidad tomen el diplomado durante el año de prueba como parte de su
formación docente. 3) Desarrollar proyectos de investigación conjuntos
entre los docentes de las disciplinas y los profesores del área de Lenguaje
para caracterizar los textos universitarios que se producen en la univer-
sidad, con el ánimo de orientar y mejorar sus procesos de producción. 4)
Replantear los cursos de investigación en las disciplinas de tal manera que
permitan a los estudiantes desarrollar procesos de lectura y de escritura
como tareas significativas. 5) Implementar, en la medida de lo posible, la
lectura y la escritura en los cursos universitarios como una práctica coti-
diana y no solo como ejercicios de evaluación. 6) Construir una cultura
Universitaria en la que leer y escribir sean ejercicios epistémicos funda-
mentales para construir y producir conocimiento.

Lectura y escritura como prácticas institucionales:
¿Cómo se están construyendo en la Universidad del Valle?

163

Referencias bibliográficas:
Arciniegas E. & López G.S. (2012.) La escritura en el aula universitaria:

estrategias para su regulación. Cali: Programa Editorial, Uni-
versidad del Valle.

Baker, L. (1994). “Metacognición. Lectura y educación científica”. En
Minnick Santa, Carol y Alvermann, Donna E. (comp.). Una di-
dáctica de las ciencias. Procesos y aplicaciones,
Buenos Aires:
Aique.

Carlino, P. (2013). “Alfabetización académica diez años después”. En
Revista Mexicana de Investigación Educativa”, (57), pp. 270-
271.Perez A. M. et al. (2013) ¿Para qué se lee y se escribeen
la universidad colombiana?
Un aporte a la consolidaciónde la
cultura académica del país. Bogotá: Pontificia Universidad Ja-
veriana.

164

165

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua
y el fortalecimiento de competencias lingüísticas

y de comunicación interpersonal

Myriam Merchán
Pontificia Universidad Católica del Ecuador

e-mail: myriamster@gmail.com

Paulina Zary
Escuela Politécnica Nacional

e-mail: pau_za31@hotmail.com

Resumen
El momento histórico que vivimos presenta complejidades que constitu-
yen retos que debemos considerar en nuestra formación como personas
integrales: la espiral del silencio, el descrédito de las humanidades, la
individualización de la sociedad, la exaltación de lo efímero… Frente a
ello, el trabajo conjunto entre la Pontificia Universidad Católica del Ecua-
dor y la Escuela Politécnica Nacional ha tratado de ser coherente con
la decisión de compartir desde la trascendencia del diálogo, el proceso
de aprendizaje-enseñanza y resaltar la importancia de la palabra en la
construcción del conocimiento. El referido momento actual, considera el
desarrollo de competencias genéricas para la formación integral de se-
res humanos capaces de resolver múltiples desafíos. Dentro de ellas, las
lingüísticas constituyen competencias instrumentales, ejes transversales
que se relacionan estrechamente con el impulso que se da al perfecciona-
miento de las distintas formas de pensamiento. Para llevar a cabo varios
proyectos conjuntos, se ha considerado el concepto de competencia que
propone la Universidad de Deusto, por los docentes-investigadores Au-
relio Villa y Manuel Poblete y el Proyecto Zero: Hacer visible el pensa-
miento. Cómo promover el compromiso, la comprensión y la autonomía
de los estudiantes.
Palabras clave: Competencias genéricas, competencias lingüísticas,
estrategias didácticas, palabra, pensamiento.

Revista Pucara, N.º 27 (165-177), 2016

166

Abstract
The Ignatian Paradigm assumes the education as a process to raise per-
sons, and considers the complexities currently evident nowadays: the
spiral of silence, the discrediting of the humanities, the individualization
of society, the exaltation of the ephemeral. “The Pontifical Catholic Uni-
versity of Ecuador” together with “The National Polytechnic School”
have chosen the importance of dialogue as a fundamental element in the
learning-teaching process, and have conducted several research projects
about it.
In our investigation, the language skills are essential in the construction
of knowledge, as they are closely related with the impulse given to the
improvement of different forms of thought; our position considers the
proposals of MIES, Deusto University’s Project of Higher Education In-
novation’s Model, and some results from Harvard University’s Project
Zero, particularly the one related to Learn how to think and think how to
learn.
Key words: generic skills, language skills, teaching strategies, word,
thinking

***

…vivimos en una cultura que privilegia la autonomía y
el presente, y sin embargo el mundo tiene una gran necesidad de
construir un futuro en solidaridad; contamos con mejores medios
de comunicación pero experimentamos a menudo la soledad y la
exclusión; algunos se benefician enormemente, mientras otros son
marginados y excluidos; nuestro mundo es cada vez más transna-
cional, y sin embargo necesita afirmar y proteger sus identidades
locales y particulares; nuestro conocimiento científico se acerca a
los más profundos misterios de la vida, y sin embargo continúan
amenazadas la propia dignidad de la vida y el mismo mundo en
que vivimos.

SOCIETATIS IESU

167

El desarrollo de la sociedad del conocimiento ha planteado como consig-
na el cumplimiento de altos estándares de calidad en todos sus ámbitos
constitutivos; se señala entre los más importantes, el educativo. Celebra-
mos la organización de este I Encuentro Internacional de Lectura y Es-
critura como un espacio que permite compartir la palabra, las palabras
de nuestros otros legítimos, las palabras que nos conforman y que nos
dan la posibilidad de compartir-compartirnos con los demás. Conside-
ramos que los maestros comprometidos con la investigación y la inno-
vación, debemos tender hacia la consecución de una educación integral,
no como acción reactiva al cumplimiento de estándares impuestos, sino
que responda a la reflexión y a la toma de decisiones para conseguir me-
joramiento y aseguramiento de la calidad educativa de acuerdo con la
identidad de nuestras instituciones. Concebimos la educación como un
proceso de aprendizaje-enseñanza que debería considerar las necesidades
sociales, una educación que genere inquietudes, busque capacitar a las
personas para gestionar el conocimiento, desarrollar los diversos pensa-
mientos y concretar acciones desde el discernimiento para conseguir así
la formación de personas responsables de sus acciones, que tiendan hacia
el interaprendizaje, el interpensamiento (Mercer, 2001), la innovación y
el aprendizaje social.
Este proceso exige que los maestros consideremos la necesidad de flexibi-
lidad para responder a las realidades específicas, consideración de tiempo,
lugares y personas; que podamos desarrollar trabajo en equipo, incorpo-
rar conocimientos tecnológicos como herramientas válidas para gestionar
el proceso de aprendizaje-enseñanza; maestros que creen en su profe-
sión, que han desarrollado su sentido de la responsabilidad y del com-
promiso, no como una obligación molesta, sino como una opción profe-
sional, como una opción de vida, propia de un espíritu integrador. Tejada
Fernández (citado por Saturnino de la Torre y Oscar Barrios, 2002).
Para gestionar este proceso es fundamental la consideración de una nueva
profesionalidad donde el cambio social sea visto como un sistema diná-
mico e impredecible –para el que debemos prepararnos como docentes y
preparar a los estudiantes para saber responder y manejar la incertidum-
bre–, cambios que son propios de sociedades modernas con procesos de
desarrollo complejos, “donde los problemas sociales no tienen definicio-
nes estables y las explicaciones y comprensiones llegan a ser situacio-
nes personales, controvertibles y negociables mediante el diálogo y la
reflexión compartida” Eliot, (citado por Saturnino de la Torre y Oscar
Barrios, 2002). Esta considera el desarrollo de competencias genéricas:

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua y el fortalecimiento
de competencias lingüísticas y de comunicación interpersonal

Revista Pucara, N.º 27 (165-177), 2016

168

cognitivas, lingüísticas, interpersonales, entre otras, que son necesarias
para la formación integral de seres humanos capaces de resolver los múl-
tiples desafíos que nos plantea este, nuestro mundo actual. Consideramos
el concepto de competencia, desde la propuesta del sistema MIES, Mo-
delo de Innovación de la Educación Superior, desarrollado en la Univer-
sidad de Deusto, por los docentes-investigadores Aurelio Villa y Manuel
Poblete. Con especial énfasis, nos referimos a las competencias lingüísti-
cas que constituyen competencias instrumentales, ejes transversales que
se relacionan estrechamente con el impulso que se da al desarrollo de
las distintas formas de pensamiento, elemento medular en esta propuesta,
pues a decir de A. Villa & M. Poblete: “Cuantas más modalidades de
pensamiento desarrolle una persona, mayores posibilidades intelectuales
poseerá” (p. 59).
Entonces, la formación de un ser humano reflexivo, analítico, crítico, crea-
tivo, sensible, propositivo… es un deber ineludible del campo educativo
en todas sus formas, y el lenguaje es el protagonista en este proceso. Sin
embargo, las grandes falencias que se evidencian en todos los niveles de
formación académica, revelan la proliferación de individuos que obede-
cen ciegamente a un orden dominante, incapaces de cuestionar y de cues-
tionarse, pues las palabras les son ajenas, son otras, es difícil apropiarse
de las palabras para proponer soluciones, mirarse en el otro, trabajar por
sí mismos y por los demás para conseguir sociedades justas, equitativas,
dialógicas. Estas complejidades dejan al descubierto que asistimos –algu-
nos como protagonistas, otros como testigos impotentes– a un proceso de
fragmentación social, como espectáculo propio de una sociedad líquida,
como diría Zygmunt Bauman, una sociedad que plantea como meta “vi-
vir el momento”, liberarse de responsabilidades, rechazar el compromiso;
que promueve el temor de detenerse a pensar, a sentir, a establecer “modo
y orden” en decisiones y acciones que se expresan con palabras o con la
ausencia de ellas en una terrible espiral de silencio. Estos elementos se
evidencian en la cotidianidad devaluadora del lenguaje y su accionar en
las aulas, en su manera de ver, interpretar y actuar en el mundo.
La modernidad líquida se caracteriza por la escasez de puntos de orien-
tación estables, la estructura sistémica deviene remota e inalcanzable, la
fragilidad, la vulnerabilidad, la transitoriedad de los vínculos se plantean
como responsables del derrumbamiento de las redes humanas, la libertad
se asume como un problema, se rechaza la posibilidad de tomar decisio-
nes en forma consciente, responsable. Por tanto, la necesidad de retomar
y reconstruir la consistencia del mundo es un reto que podemos asumirlo

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua y el fortalecimiento
de competencias lingüísticas y de comunicación interpersonal

169

desde la palabra, desde nuestras palabras, desde la posibilidad de forta-
lecer nuestra humanidad en comunidad, encontrando nuestras palabras
propias, compartiendo nuestras palabras con los demás.
Las competencias lingüísticas, como ejes transversales de la vida de todo
ser humano, juegan un papel esencial en nuestro desenvolvimiento evolu-
tivo, mucho más de cara a la sociedad del conocimiento y la comunicación
en la que estamos inmersos. La didáctica tradicional que aún está presente
en las aulas de primaria, secundaria y a nivel académico superior –la ma-
yor parte de las veces–, no ha permitido el cabal desarrollo del lenguaje
como invalorable facultad que nos permite expresar cómo aprehendemos
el mundo, cómo lo asimilamos y lo vivimos en las diferentes situacio-
nes comunicativas, en la cotidianidad, en lo académico, en lo íntimo de
nuestro ser, en la palabra que susurra nuestros nombres y nos congrega,
que nos hace sentir amados, que nos incorpora en la colectividad, que nos
recuerda de dónde venimos, que comunica a dónde queremos ir, que hace
factible que compartamos con los demás nuestras creencias, la interpre-
tación de las palabras de los demás y con los demás... Lograr expresar y
compartir toda esta experiencia de pensamiento, sentimiento, de pensa-
miento sentiente y de sentimiento pensante como diría G. Grammatico, a
través de la palabra es una tarea –entre las más importantes– que debemos
cumplir en el proceso de aprendizaje-enseñanza de la lengua.
El ejercicio docente-investigador implica una carga de responsabilidad
muy grande, pues es categórica la incidencia (del educador) en la forma-
ción de otro ser humano como persona, con quien se comparte y se de-
sarrolla la capacidad para manejar todas las herramientas necesarias para
prepararse en la vida, para actuar propositivamente en ella. Por esta razón,
es vital la innovación en el proceso de aprendizaje-enseñanza, la propues-
ta del desarrollo coherente y pertinente de competencias, en nuestro caso,
lingüísticas. Las iniciativas que en el mundo se han generado revelan la
profunda preeminencia del tema: la necesidad del trabajo sostenido en
el conocimiento, valoración, amor y apropiación manifiestos en el uso
adecuado del lenguaje. Tema que debería gestionarse como un proceso
interdisciplinario, como un referente para la comunidad académica y una
necesidad en el desarrollo de líneas de investigación que guíen el trabajo
docente hacia la búsqueda de las mejores estrategias para el proceso de
aprendizaje-enseñanza del lenguaje. Esta reflexión constituyó el vínculo
que unió, a través de la propuesta de un pensamiento colegiado, varias
ideas que se convirtieron en la semilla que germinó y se materializó en
diferentes proyectos conjuntos.

Revista Pucara, N.º 27 (165-177), 2016

170

Puesta en escena: Estrategias para motivar el desarrollo de compe-
tencias genéricas en el aula: pensamiento sistémico, crítico, comuni-
cación verbal y escrita y competencia interpersonal
Un trabajo investigativo fundamentado en el desarrollo de competencias
debe tener una clara sistematización de los procesos que se deben gestio-
nar, de los objetivos que se proponen, de la realimentación y de la evalua-
ción constante –para conseguir fortalecer la metacognición–; además del
conocimiento claro de las competencias elegidas para esta investigación.
Es un trabajo arduo, pero que concede satisfacción por el deber cumplido,
pues en un contexto en el que se verifica un sinnúmero de insolvencias del
sistema educativo en la rama de las Ciencias Sociales, motivar el desarro-
llo de las competencias lingüísticas no es una tarea fácil, especialmente
por el descrédito y desvalorización que ha sufrido la palabra, pero la tarea
de reivindicarla, de hacer posible el conocimiento de todas sus dimensio-
nes, constituye un compromiso social impostergable. Hay que recordar
que “una competencia supone la integración de una serie de elementos
(conocimientos, técnicas, actitudes y valores) que una persona pone en
juego en una situación concreta demostrando que es capaz de resolverla”
(Villa & Poblete, 2007, pág.52). Cambiar la realidad cotidiana de las au-
las es verdaderamente un desafío al que debemos aproximarnos desde la
decidida profesionalidad.
La Universidad de Deusto ha propuesto para el ámbito universitario el
trabajo con competencias y manifiesta que una educación basada en com-
petencias genéricas es fundamental para la formación integral de un ser
humano. Estas se resumen en el siguiente cuadro:

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua y el fortalecimiento
de competencias lingüísticas y de comunicación interpersonal

171

CUADRO DE COMPETENCIAS GENÉRICAS
INSTRUMENTALES COGNITIVAS Pensamiento:

analítico,
sistémico,
crítico,
reflexivo,
lógico,
analógico,
práctico,
colegiado,
creativo,
divergente y deliberativo

METODOLÓGICAS

Gestión del tiempo
Resolución de pro-
blemas
Toma de decisiones

Orientación al apren-
dizaje (en el marco
pedagógico, estrategias
de aprendizaje)
Planificación

TECNOLÓGICAS
Uso de las TIC
Utilización de base de
datos

LINGÜÍSTICAS
Comunicación verbal
Comunicación escrita
Manejo de idioma
extranjero

Revista Pucara, N.º 27 (165-177), 2016

172

INTERPERSONALES

INDIVIDUALES

Automotivación
Diversidad e intercul-
turalidad
Resistencia y adapta-
ción al entorno
Sentido ético

SOCIALES

Comunicación inter-
personal
Trabajo en equipo
Tratamiento de conflic-
tos y negociación

SISTÉMICAS

ORGANIZACIÓN

Gestión por objetivos

Gestión de proyectos

Orientación a la ca-
lidad

CAPACIDAD EM-
PRENDEDORA

Creatividad

Espíritu emprendedor

Innovación

LIDERAZGO
Orientación al logro
Liderazgo

Cuadro 1: Organización
de las competencias, Aurelio Villa y Manuel Poblete.

Es importante anotar que la experiencia como docentes en el área del len-
guaje en distintos niveles de la educación formal, nos permitió tener una
visión clara de los procesos cognitivos y a la vez, reflexionar acerca de la
aproximación didáctica de los docentes hacia los estudiantes y su inciden-
cia en la aceptación y apertura hacia el aprendizaje de las competencias
genéricas con énfasis en las lingüísticas, cuya interrelación con la mayor
parte de las competencias genéricas está manifestada en el cuadro 1.
La concienciación del valor de la comunicación verbal y escrita, el desa-
rrollo del pensamiento sistémico, analógico, crítico y divergente a través
de la lectura y, el progreso del tema interpersonal fueron los objetivos

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua y el fortalecimiento
de competencias lingüísticas y de comunicación interpersonal

173

para las acciones emprendidas a favor de la optimización de la formación
de los estudiantes de las asignaturas de Lenguaje y Literatura en el nivel
básico y Bachillerato, y en Lenguaje: Teoría y práctica y Expresión Oral
y Escrita en el pregrado.
Los grandes clásicos de novelas, cuentos, relatos cortos, la tradición mi-
tológica, la tragedia griega…se convirtieron en útiles e importantes he-
rramientas para el desarrollo de estos proyectos. Así también, el Proyecto
Zero: Hacer visible el pensamiento. Cómo promover el compromiso, la
comprensión y la autonomía de los estudiantes, que adaptamos a nuestros
propósitos a través de matrices como las que ejemplificamos a continua-
ción:

Cuadro 2: Hacer visible el pensamiento. Cómo promover el com-
promiso, la comprensión y la autonomía de los estudiantes
(Elaboración: Myriam Merchán).

Rutinas de pensamiento Presentar y explorar ideas

RUTINAS
MOVIMIENTOS
CLAVES DEL
PENSAMIENTO

NOTAS Y DESCRIPCIÓN

Puente 3-2-1
Pensar sobre el tema
del concepto clave e
identificar:
Respuesta inicial:
3 adjetivos,
2 comparaciones,
1 metáfora/símil
Puente: Identifica cómo
tus nuevas respuestas se
conectan o han cambia-
do en relación con las
respuestas iniciales.

Activar conoci-
miento previo,
cuestionar, extraer
y establecer cone-
xiones a través de
metáforas y fenó-
menos sociales de
la realidad más
cercana.




Positiva con estudiantes
que tienen conocimientos
previos y la propuesta de
enseñanza puede dar nueva
dirección, se puede utilizar
en toda la unidad.

Revista Pucara, N.º 27 (165-177), 2016

174

Una de las experiencias importantes fue el proyecto: Mitos y microcuen-
tos para fortalecer las competencias lectoras, de pensamiento crítico
y de pensamiento sistémico
. Fue un proyecto muy interesante que nos
permitió contrastar las diferencias entre la lectura y evaluación de un libro
completo, en un tiempo determinado –que no tenían buenos resultados,
pues los estudiantes acudían al resumen que encontraban “fácilmente” en
la web–, y la lectura guiada en clases y fuera de ella, de mitos y micro-
cuentos.
Cabe recordar que partimos de una consigna: la lectura, junto con la ex-
presión oral y escrita, representa un cimiento básico para el desenvolvi-
miento académico y social de los estudiantes. Las competencias lectoras,
específicamente, presentaban las mayores dificultades para los estudian-
tes, pues el acceso al contenido, su comprensión global, su análisis, re-
sultaba un reto que la mayoría de los estudiantes no lograba cumplir a
cabalidad: su encuentro con el texto resultaba altamente complejo y esto
se evidenciaba en un porcentaje muy alto en los trabajos escritos u orales
de los estudiantes universitarios en un inicio.

Autores como Otero, Castro y Maturana, definen la comprensión lectora
como el proceso para elaborar los significados de las ideas relevantes del
texto y relacionarlos con los adquiridos previamente, proceso gracias al
cual el lector interactúa con el texto. García (1993) (citado por Martí-
nez-Díaz, E. S., Díaz, N. & Rodríguez, D. E.) sostiene que para compren-
der un texto escrito se realizan variadas operaciones intelectuales de gran
complejidad:

… ‘no basta con la decodificación de signos gráficos o letras escri-
tas, el reconocimiento de palabras y lo que esto significa (procesos
léxicos). Estos son procesos necesarios pero no suficientes para la
lectura comprensiva’. Además de los procesos de reconocimiento,
se precisan procesos de orden sintáctico y semántico; los primeros
se refieren a poner en relación las palabras para constituir unidades
mayores como las frases y las oraciones; los segundos hacen refe-
rencia a procesos para captar el significado de las oraciones y del
contenido del texto integrándolo con los conocimientos previos
del lector (p. 534).

Sin duda alguna, son muchos los procesos cognitivos que se requieren para
cumplir una actividad lectora plena; lo mismo ocurre con los procesos de
escritura y el desarrollo de la expresión oral. No hay que olvidar que cada

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua y el fortalecimiento
de competencias lingüísticas y de comunicación interpersonal

175

estudiante posee sus propias características cognitivas y desarrollará pro-
ceso de aprendizaje “a su manera”, sin embargo, luego de esta práctica
que integraba estrategias innovadoras –que nos propusimos desarrollar
durante las clases por tres meses consecutivos–, el interés por conocer
otras lecturas mucho más amplias de los autores propuestos se puso de
manifiesto.
Partimos de una encuesta diagnóstica –propuesta por Daniel Cassany,
modificada para nuestros propósitos– y conseguimos que los estudiantes
reflexionaran sobre sus actitudes frente a la composición escrita (https://
es.surveymonkey.com/r/G9FMDZZ). Esto permitió que se convirtieran
en protagonistas de su proceso de aprendizaje, que conocieran sus pro-
cesos, realizaran cálculos –en la primera encuesta–, pusieran atención al
proceso de escritura y pudiesen realizar una autoevaluación, sin necesi-
dad de esperar una nota que ponderase su aprendizaje, sino como parte de
su proceso de metacognición.
Dentro de las consignas para conseguir el fortalecimiento de competen-
cias genéricas, se pidió el parafraseo de uno de los textos. Este ejercicio
motivó a varios estudiantes a continuar con la práctica de la escritura
creativa, lo que brindó la posibilidad de acercarse en forma alternativa al
aprendizaje de la lengua, desde el interpensamiento y el interaprendizaje
enrumbados a conseguir aprendizajes sociales significativos.
A pesar de que la evaluación de este estudio nos indicaría que aún hay re-
sistencia de los adolescentes hacia la lectura o la escritura, un buen grupo
de estudiantes que estaban por terminar su ciclo académico de bachille-
rato se sintió motivado con esta práctica diferente frente a la lectura. Los
estudiantes de primer nivel de la carrera de Comunicación de la PUCE
tuvieron una respuesta similar: el 70% del curso asumió la importancia
que tenían las competencias lingüísticas de comunicación oral y de co-
municación escrita, no sólo en su carrera profesional, sino como parte
integrante de su cotidianidad, encontró sentido para destinar parte de su
tiempo al cumplimiento de las lecturas y encontró motivador la posibili-
dad de reescribir mitos, microcuentos, de crear sus propios textos.
Esta experiencia se replicó en la Escuela Politécnica Nacional donde las
competencias genéricas instrumentales referidas a lo lingüístico presen-
tan complejidades específicas; sin embargo, los resultados revelaron indi-

Revista Pucara, N.º 27 (165-177), 2016

176

cadores valiosos que corroboraron que el trabajo de un docente en estas
áreas de conocimiento debe redoblarse, conseguir que los esfuerzos sean
más sostenidos y sistemáticos para alcanzar los logros deseados.
Conclusiones:
El trabajo en común privilegió el pensamiento colegiado, favoreció la
construcción de un conocimiento conjunto y compartido que generó una
comunidad de pensamiento (Villa & Poblete, 2007). Y a su vez, la conse-
cución de acciones creativas que contribuyeron al logro de los objetivos
planteados desde el interpensamiento pues el lenguaje no solo transmite
información con precisión de un cerebro a otro: “permite que los recursos
mentales de varios individuos se combinen en una inteligencia colectiva y
comunicadora que permite a los interesados comprender mejor el mundo
e idear maneras prácticas de tratar con él” (Mercer, 2001, p.23).
Poner en práctica estos proyectos nos ha permitido examinar la realidad
y concluir que aún falta mucho por hacer para desaprender las fórmulas
tradicionales que se han utilizado en el proceso de aprendizaje del len-
guaje, y estar abiertos a la innovación y a la creatividad para abordar los
temas vinculados a las competencias lingüísticas, que a su vez implican
otras competencias igual de importantes para el desarrollo integral del ser
humano como persona.
Los resultados de los proyectos propuestos tuvieron un sentido positivo
para todos quienes participamos en ellos. La oportunidad de innovar, de
poner en marcha nuevas estrategias, de crear vínculos entre las expresio-
nes artísticas clásicas y la juventud –que en apariencia está tan alejada
de ellas–, la posibilidad de entregar nuevas herramientas para desarrollar
formas innovadoras de pensamiento: constituyó una experiencia enrique-
cedora que debería multiplicarse y continuar.
La meta de toda institución educativa, sobre todo en el ámbito univer-
sitario, es la formación personas, seres sociales pensantes y sentientes,
capaces de expresar con claridad y precisión su universo personal y de
proponer cambios positivos para sí mismo y para su comunidad y poder
manifestarlo desde su propia voz, desde sus palabras que reivindican su
humanidad. Si esta ingente tarea, legada a los docentes, puede ser com-
partida, dialogada, discutida con otros colegas que persiguen los mismos
propósitos, el trabajo del docente tendrá mucho mayor sentido y su aporte
se verá enriquecido y multiplicado.

Estrategias didácticas en el aprendizaje de la lengua y el fortalecimiento
de competencias lingüísticas y de comunicación interpersonal

177

Referencias bibliográficas:
Bauman, Z. (2004). La modernidad líquida. Argentina: Fondo de Cultura

Económica.
De la Torre S. & Barrios O. (2002). Estrategias didácticas innovadoras.

Barcelona: Ediciones Octaedro.

Grammatico. G. (2008). Experiencia de la palabra y del silencio. Espa-
ña: Fundación Dialnet Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/
servlet/articulo?codigo=3847484

Díaz, N. & Rodríguez, D. E. (2011). “El andamiaje asistido en procesos
de comprensión lectora en universitarios”. En Educ. Educ, 14, (3),
pp. 531-556. Recuperado de http://www.scielo.org.co/pdf/eded/
v14n3/v14n3a06

Maturana, H. (2001). Emociones y Lenguaje en Educación y Política.
Santiago de Chile: Dolmen.

Mercer, N. (2001). Palabras y mentes. Cómo usamos el lenguaje para
pensar juntos
. Barcelona, España: Paidós.

Ritchhart, R., Church, M. & Morrison, K. (2014). Hacer visible el pensa-
miento. Cómo promover el compromiso, la comprensión y la auto-
nomía de los estudiantes
. Buenos Aires: Editorial Paidós

Villa, A. & M. Poblete. (2007). Aprendizaje basado en competencias.
Una propuesta para la evaluación de las competencias genéricas
.
Bilbao: Universidad de Deusto y Ediciones Mensajero.

178

179

Escritura de tesis: dificultades, desafíos y propuestas

Marcelo Casarin
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
e-mail: mrcl.casarin@gmail.com
Resumen
El trabajo desarrolla una reflexión con acento en la experiencia de trabajo
en dispositivos conocidos genéricamente como “talleres de tesis”. Estos
talleres suelen proponer un recorrido por contenidos diversos que van
desde la reflexión epistemológica, y la revisión métodos y técnicas de
investigación, hasta los referidos a la escritura en sus múltiples dimensio-
nes. Sobre este último aspecto se hace hincapié. Parte de la experiencia de
varios años en el desarrollo de una propuesta de praxis y reflexión sobre
la producción escrita orientada a la investigación que pretende facilitar
el complejo proceso de alfabetización que demanda la elaboración de una
tesis: un re-conocimiento de las reglas de la lengua, las estrategias de
comunicación y la familiarización con los diversos aspectos formales y
genéricos que se implican en este artefacto verbal.
Palabras clave: tesis, escritura, dificultades, propuesta pedagógica

Abstract
The paper develops a reflection with emphasis on work’s experience in
devices known generically as “thesis’ workshops “. These workshops
usually propose a tour of various contents ranging from epistemological
reflection, revision methods and research techniques, to those related to
the article in its many dimensions. The focus is on this last point. It starts
from the experience of several years in the development of a proposal of
praxis and reflection about the written production research- oriented that
aims to facilitate the complex literacy process demanded by the prepara-
tion of a thesis: a re-understanding of the language’s rules, the communi-
cation strategies and the familiarity with the various formal and generic
aspects that are involved in this verbal artifact.
Key words: thesis, writing, difficulties, pedagogical proposal

Revista Pucara, N.º 27 (179-188), 2016

180

Introducción
El trabajo pone el acento en el trabajo que comprende los dispositivos
conocidos genéricamente como “talleres de tesis”. Estos talleres suelen
proponer un recorrido por contenidos diversos que van desde la reflexión
epistemológica, la revisión métodos y técnicas de investigación, hasta los
referidos a la escritura en sus múltiples dimensiones. Sobre este último
aspecto profundiza mi exposición.
Reviso la experiencia de varios años de praxis y reflexión sobre la pro-
ducción escrita orientada a la investigación que supone ofrecer conte-
nidos conceptuales y procedimentales para facilitar el complejo proceso
de alfabetización que demanda la elaboración de una tesis: un re-cono-
cimiento de las reglas de la lengua, las estrategias de comunicación y
la familiarización con los diversos aspectos formales y genéricos que se
implican en este artefacto verbal.
Lo que sigue no significa, de ninguna manera, desconocer el papel funda-
mental y decisivo que debe cumplir el director/orientador de una tesis, en
definitiva responsable primero y último de acompañar al tesista. Pero las
instituciones, saludablemente a mi entender, han promovido instancias de
formación y entrenamiento que son necesarias para favorecer y profundi-
zar la alfabetización académica.

1. La escritura de una tesis: situación problemática
¿Cuáles con los problemas que enfrentan los estudiantes que deben
escribir una tesis?
¿Cómo llevar adelante ese cometido que implica, por lo menos, tres
acciones no necesariamente conectadas como investigar, leer y escribir?
Para los tesistas investigar significa, en principio, aprender algo de epis-
temología, metodología y técnicas de investigación. Es un aprendizaje
relativamente sencillo, pero no tanto: implica pasar de las ideas, de los
conceptos a los indicadores; o aprender a observar, a mirar y a escuchar
de una manera no ingenua, despejando los mandatos del sentido común;
y también requiere adoptar una matriz teórica que fundamente el uso de
esas técnicas.

181

Leer, qué es leer en un proceso de investigación. Algunas de las preguntas
recurrentes: qué leer, cuánto leer, qué hacer con lo que se lee. La lectura
de teoría, de antecedentes, de marcos: conceptuales, teóricos, contextua-
les, legales, etc. La lectura en una tesis puede convertirse en una gran
enemiga de la escritura: leer infinita y sintomáticamente. No poder parar
de leer.
Escribir. Los manuales de investigación suelen asignarle un lugar más que
marginal a la escritura en la secuencia de investigación: se habla de “la
redacción” como la última de las etapas; y en el desarrollo de los conte-
nidos se dice poco de la escritura. Ejemplos de esta naturaleza abundan
y no vale la pena presentarlos aquí. En todo caso, prefiero señalar que la
escritura escindida del proceso de investigación contribuye a una serie
de malentendidos que no hacen otra cosa que desorientar, más aun, a los
aprendices en escribir tesis.
Esta es una situación paradojal: cuando se les pregunta a los tesistas qué
están haciendo… por lo general responden: “escribiendo una tesis so-
bre…”, no dicen: “estoy haciendo una investigación sobre…”. Sin pre-
tender hacer de esto una interpretación psicoanalítica, señalo que hay en
estas repuestas algo que no se dice: cuando se dice “estoy escribiendo una
tesis sobre…” y no se dice “estoy investigando sobre…” qué se dice: se
nombra lo que no se puede hacer o lo que más dificultades trae, la escri-
tura.
La escritura entraña muchos desafíos y la escritura de géneros complejos
como los que corresponden al ámbito científico-académico, más aun. Se
ingresa en un proceso de alfabetización complejo que pone en juego, por
lo menos, el manejo de las reglas de la lengua, la gramática del texto y las
reglas del género.
Veamos esto con más detalle: la escritura nos incomoda al confrontarnos
con la inercia del silencio y la escritura académica nos impone sus bor-
des. Siempre encontraremos algo más gratificante que escribir y algo más
reconfortante que escribir una tesis. Nunca sentiremos un impulso más
poderoso a ordenar un placard o limpiar un rincón de la casa al que jamás
prestamos atención… ni hablar de cortar el césped del jardín. Cualquier
actividad física es más deseable que estar sentado escribiendo una tesis.
Un maestro solía decir: “para escribir una tesis no hace falta ningún talen-
to especial, solo es necesario… ¡paciencia!”. Se puede decir que es una

Escritura de tesis: dificultades, desafíos y propuestas

Revista Pucara, N.º 27 (179-188), 2016

182

verdad a medias, pero se debe profundizar en algunas de las dificultades
recurrentes que se asoman a los tesistas. Una lista provisoria debería in-
cluir los siguientes asuntos:
a) La lengua como horizonte negativo: los mecanismos represivos de la
gramática que aparecen en la escritura de cualquier texto y, también, en
las tesis.
b) Las reglas del género: el reconocimiento de las convenciones y estrate-
gias; identificación de las superestructuras de estos textos, las secuencias
textuales que se pone en juego; y otras características propias de estos
textos como repetición, circularidad, segmentación, autorreferencialidad.
c) Condiciones de enunciación. Un asunto fundamental es preguntarse
quién habla en estos textos: cómo se presenta, cómo se configura el autor
en el texto; y cómo se incorporan la otras voces en el texto: no sólo en
relación a las normas de citación sino, y antes, la citación como estrategia.
2. La propuestas de un taller de tesis
a) Primero, la escritura
Esta serie de dificultades que acabo de mencionar son, a mi juicio, las que
deben trabajarse y constituyen el desafío pedagógico de un taller de tesis.
Lo primero que es necesario desarmar es el pernicioso prejuicio de que la
escritura en una tesis es una de las etapas finales del proceso, cuando se
impone redactar el informe de investigación.22
Hay que romper con esa idea y darla vuelta: primero la escritura y luego la
investigación. Y señalar que así lo indican los protocolos: primero, antes
de comenzar a investigar, se elabora un proyecto… se elabora, dije y debí
decir: se escribe. Un proyecto es un artefacto verbal, una suerte de contra-
22 Un sinnúmero de manuales han contribuido a extender el malentendido.
Mencionaré dos muy famosos: el Manual de investigación en ciencias sociales de Quivy & Van
Campenhoudt (1998), que ha estado de moda en Argentina por años y coloca “la redacción”
como la última de las etapas del proceso; el también célebre libro de Umberto Eco (1982),
Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura,
desde el título coloca la escritura al final (de cualquier manera, el libro de Eco es un manual
que sigue prestando gran utilidad a los principiantes). Hay, en cambio, otros manuales que
ponen su eje en la escritura; recuerdo aquí dos: el de Robert Day (1990) Cómo escribir y pu-
blicar trabajos científicos; y el coordinado por Estrella Montolío (2000), en tres tomos Manual
práctico de escritura académica
.

Escritura de tesis: dificultades, desafíos y propuestas

183

to, promesa de lo que se hará. Es el instrumento a través del cual se valida,
se aprueba, se confía en que se llegará a buen puerto en una investigación.
Pero hay algo más: si se mira de cerca el proceso de investigación, aun
lo que señalan los propios manuales, se advertirá que en la génesis de la
investigación está el verbo… El proceso, repiten los manuales, no inicia
con la elección de un tema sino con la formulación de una pregunta/pro-
blema. ¿Qué quiero saber?23
Una vez instalada esta discusión –y su fórmula radical (primero la escritu-
ra, luego la investigación)– es necesario resituarla y decir que la escritura
es parte del proceso de investigación; es parte del proceso de producción
del conocimiento y, quizá, la mejor manera de decirlo es que escritura e
investigación se potencian recíprocamente. Esto es una verdad para las
ciencias en general, pero su gravitación es más decisiva en lo que se co-
noce como las ciencias sociales y las humanidades donde, por naturaleza,
el carácter instrumental del lenguaje verbal en la producción y comuni-
cación del conocimiento está siempre puesto en cuestión. La escritura,
ya se sabe, ayuda a aclarar las ideas, a organizarlas y, ante todo, permite
compartirlas con el otro.
Si, como señalé más arriba, hay una resistencia sintomática a la escritura,
lo mejor es pensar en distraer la neurosis y procurarse alguna serie de
estrategias que permitan combatir, de entrada, el horror de la página en
blanco; y, al mismo tiempo, aprovechar las oportunidades de escritura:
“si la inspiración llega, que me encuentre trabajando” o la traducción de
este dicho al hacer académico: “si me vienen las ideas debo tener lápiz y
papel a mano y estar dispuesto a escribirlas”. Los diarios de campo, los
cuadernos de notas, no deberían pensarse como elementos auxiliares, sino
como continentes de prototextos de tesis.

b) Ablandar la lengua, aflojar la mano
Uno de los principios inhibitorios de la escritura aparece de la idea que
tienen algunos tesitas de que se puede (o se debe) escribir bien de entrada,
desde las primeras versiones. Y es necesario enfatizar que la escritura es
un proceso, que atraviesa etapas y que el cumplimiento de esas etapas
23 Paradójicamente el libro de Quivy & Van Campenhoudt (1998) que mencioné
más arriba establece como primera etapa la que denomina “pregunta inicial”, que, según
estos sociólogos, sirve como norte del proceso de investigación; y debe reunir tres condicio-
nes: claridad, factibilidad y pertinencia; y la primera de esta condiciones refiere a la “calidad
lingüística” de la pregunta: precisión, concisión y univocidad.

Revista Pucara, N.º 27 (179-188), 2016

184

permite optimizar cada uno de los momentos y obtener mejores resulta-
dos. Por ejemplo, condensar la etapa de textualización con la de revisión
puede resultar un tormento para los autores. La tecnología favorece esta
colusión entre escribir un borrador y corregir… la corrección simultá-
nea a la redacción conduce a una suerte de afasia escritural… la pantalla
objetiva el texto y los programas marcan en rojo o en verde los errores
ortográficos y gramaticales, y le dicen al autor: ¡corrígeme!
En estos casos, una recomendación es tratar de escribir las primeras ver-
siones a mano, a lo que salga o –dicho más poéticamente, siguiendo a
Cassany (1999) –, practicar la “escritura automática”. La contracara de
este problema es la escritura farragosa e incontinente que se produce
cuando se parte sin un plan, sin una organización, sin la adecuada plani-
ficación. Lo recomendable, desde mi experiencia, es promover el uso de
algunas técnicas que permitan hacer más productivas las etapas de plani-
ficación (esquemas, índices, torbellinos de ideas) y la de textualización (la
mencionada escritura automática); y proveer las herramientas necesarias
(y promover su uso sistemático) para la revisión de prototextos o borrado-
res: gramáticas, diccionarios, manuales de redacción, etc.

c) La lengua como horizonte negativo
Se suele pensar que la alfabetización básica, la que proveen la escuela
primaria y la secundaria, es suficiente para que los estudiantes lleguen a
la universidad con los conocimientos necesarios para sortear con éxito los
desafíos escriturales que depara la educación superior. No es lugar aquí
de poner en cuestión la enseñanza elemental y la secundaria, ni de caer en
los lugares del sentido común: los jóvenes apenas leen y apenas escriben.
Sabemos ya que no es una cuestión cuantitativa y que, en todo caso, en
los últimos años se han transformado los modos de lectura y de escritura.
El problema es que en la educación superior –al menos en Argentina, y
por lo que tengo entendido en la mayor parte de las países de la región–,
las instancias curriculares de alfabetización académica brillan por su au-
sencia; incluso en las carreras de letras o de comunicación social. Pero los
estudiantes son compelidos a escribir monografías y ensayos;24 y también
24 Se trata de los géneros más populares y enigmáticos del ámbito académico ar-

Escritura de tesis: dificultades, desafíos y propuestas

185

artículos y, en algunas carreras, trabajos finales y tesinas. Todo ello sin la
provisión de las más elementales herramientas.
Esto ocurre en lo que se llama grado o pregrado. En las carreras de pos-
grado, maestrías y doctorados, la situación es bastante diferente. Aun-
que sea por cuestiones reactivas (la baja tasa de egresos, la sorprendente
cantidad de maestrandos y dotorandos sin título v.g.) la mayor parte de
estos trayectos han incorporado talleres de tesis y en buena parte de estas
carreras se han diagnosticado problemas de escritura y, consecuentemen-
te, incorporado a estos talleres algo de escritura académica (Casarin &
Irastorza, 2015).
Evidentemente, para escribir hay que familiarizarse con la gramática. Me-
jor dicho, amigarse. Escribir correctamente: la adecuación del texto a las
reglas de la lengua son exigencias para cualquier tipo de texto. No obs-
tante en el mundo académico esta exigencia se actualiza de una manera
particular: el tesista se convierte en un experto en la materia sobre la que
investiga y sobre la que debe escribir. Pero hay un compromiso tácito
de que no puede escribirse de cualquier manera, de que hay que hacerlo
correctamente y, si se pudiera, bellamente. La experiencia nos muestra
innumerables casos de excelentes investigaciones opacadas, cuando no
malogradas, por textos deficientes.
No tengo problema en señalar que mis talleres empiezan por el ABC de
la gramática y de la gramática textual. Recupero una noción de texto y
trabajo con las unidades, palabra, frase, párrafo; y me detengo en el uso
de los signos de puntuación, no para una revisión exhaustiva, sino para
reflexionar sobre algunos de los errores más frecuentes.

d) Las reglas del género
Otro de los problemas que deben enfrentar los estudiantes al escribir una
tesis es que se asoman a un hacer novedoso por varias razones: deben
construir un artefacto complejo, extenso, resultado de un trabajo de largo
aliento. Una tesis es un informe de investigación particular: no es apenas
un texto que debe exponer resultados; eso es, en todo caso, un artículo.
Una tesis presenta los resultados de una investigación, pero además debe
dar cuenta de todo el proceso que va desde la formulación del problema,
gentino: populares, porque todos los profesores los encomiendan; enigmáticos, porque nadie
dice qué son ni cómo se hacen.

Revista Pucara, N.º 27 (179-188), 2016

186

la justificación teórico-metodológica y las condiciones de producción en
todos sus detalles.
La reglas del género están determinadas por las tradiciones disciplinares.
Estas tradiciones son las que marcan algunos de los rasgos propios y es-
pecíficos; y el carácter redundante de las tesis es una característica de este
género que tiene como finalidad evaluar si un estudiante está en condicio-
nes de acceder a un título académico.
¿Qué proporción de una tesis es sustancial y cuál es accesoria? Un artículo
bastaría para dar a conocer los resultados de una investigación, pero las
reglas del género demandan una exhaustividad que se plasma en un texto
que es circular, fragmentario, repetitivo y autorreferencial. Y que tiene
una superestructura que alterna secciones obligatorias como introducción,
desarrollo y conclusión (o IMRYD),25 partes, capítulos, apartados, ane-
xos, bibliografía, dedicatorias, agradecimientos, etc.
Para escribir una tesis es necesario familiarizarse con estos rasgos básicos
que la definen genéricamente. Un tesista debe leer tesis. Y los responsa-
bles de orientar estos trabajos deben estimular la lectura de tesis por parte
de los estudiantes, que revisen buenas tesis para saber cómo están hechas:
cómo se numeran las páginas, qué justifica la segmentación en capítulos,
qué va en la introducción, qué proporciones del texto ocupa esta y la
conclusión en relación a la extensión total del escrito, etc. Leer y analizar
tesis, tanto como asistir a defensas, es una tarea necesaria para un tesista.

e) Las condiciones de enunciación
También, según las tradiciones disciplinares, los tesistas se confrontan a
la pregunta: quién habla en estos textos, es decir, cómo se presenta, cómo
se configura el autor en el texto. Primera persona del singular, plural de
modestia, estrategia de persona ausente son las formas canónicas y con-
troversiales que concentran la estrategia enunciativa. Pero aparecen tam-
bién en el horizonte del tesista algunas formas que han migrado de otros
campos discursivos –el periodismo, por caso– y que disfuncionan en los
textos académicos: pienso en las formas del nosotros que representa a un
colectivo o su versión inclusiva; o también las representaciones del otro
a partir del tú y sus variantes. Hacer conscientes estas elecciones forma
parte también de la alfabetización del tesista.
25 En la tradición de las ciencias biológicas este acrónimo, que lleva más de 60
años desde su adopción convencional, representa la estructura que se impone a los artículos
en estas disciplinas: Introducción, Métodos, Resultados y Discusión (en la actualidad se ha
agregado una M más: IMMRyD, que corresponde a Materiales).

Escritura de tesis: dificultades, desafíos y propuestas

187

Luego, aparece uno de los aspectos más problemáticos de los textos cien-
tífico-académicos en general y de la tesis en particular: la incorporación
de otras voces. La citación es un requisito en estos textos que no pueden
prescindir de citas. Pero… qué citar, cuánto citar y cómo hacerlo son parte
de las vacilaciones centrales de los estudiantes.
La citación es una segregación de la lectura y, ya dije más arriba, la lec-
tura puede convertirse en una gran enemiga de la escritura. Entonces es
necesario promover una economía positiva: escribir las lecturas, como
diría Barthes (1987). Por eso no debe perderse de vista que en trabajos de
largo aliento como el que demanda una tesis hay que insistir en que los
estudiantes –como todo investigador– deben procurarse algún sistema de
registro documental: cuaderno, libreta, fichas o archivos y capetas digi-
tales. La lectura sólo será productiva si se procesa, se anota, se comenta
y se vuelve materia prima de la tesis bajo los mecanismos de la citación.
Cómo se incorporan las otras voces en el texto: no sólo en relación a las
normas de citación sino, y antes, la citación como estrategia. La cita lite-
ral, la paráfrasis y la alusión, son las formas principales que se utilizan.
Los recién iniciados en esto de escribir textos académicos suelen enredar-
se en el cumplimiento de las normas de citación que, de tanto proliferar
y multiplicarse se han vuelto no convencionales. Pero, a mi juicio, es
necesario poner énfasis en la citación como estrategia: estudiar los me-
canismos retóricos de presentación de citas para que no aparezcan como
apósitos, como adornos, sino que se integren al texto de base y propicien
una textualidad verdaderamente dialógica (Casarin & Irastorza, 2014).

Conclusión
Hasta aquí mi exposición. Confirmo lo que anticipé: se trata más del co-
mentario de un programa para un taller de tesis que una exposición teóri-
ca. Podría, en todo caso insistir en que la alfabetización científico-acadé-
mica, soslayada en la currícula de nuestras universidades, es una situación
que debe revisarse.
En la segunda década del siglo XXI no podemos dejar de insistir en la
importancia que tiene para el mundo del trabajo la formación de lecto-
res y escritores competentes; pero esto se vuelve urgente en el mundo
académico, donde las exigencias de acreditación y graduación pone a los
estudiantes frente al desafío de escribir una tesis. Escribir una tesis, decía

Revista Pucara, N.º 27 (179-188), 2016

188

otro maestro, es un trámite y una oportunidad. El trámite: la obtención del
diploma que certifica que hemos pasado una línea y hemos demostrado
que somos merecedores de ese diploma; la oportunidad: escribir el primer
trabajo importante sobre un tema que nos interesa, que nos apasiona o nos
obsesiona. No es el más importante de los trabajos, decía el maestro, es
el primero.

Referencias bibliográficas:
Barthes, R. (1987). “Escribir la lectura”. En El susurro del lenguaje. Más

allá de la palabra y la escritura (p. 35-38). Buenos Aires: Paidós
Casarin, M. & Irastorza, R. (2014), “La citación en textos científico-aca-

démicos: normas, tradiciones y estrategias”. En Revista Educa-
ción y Desarrollo Social,
8 (1), pp. 180-191

________ (2015). “Viejas competencias, nuevos desafíos del siglo XXI:
leer y escribir en la propia lengua. El caso de la comunicación
científica”. En Alamo, O. (Coord.) Conexiones. Divulgación y
apropiación social del conocimiento en Ciencia y Tecnología.
Políticas Públicas y Ciudadanía
. Villa María, Argentina: EDU-
VIM.

Cassany, D. (1998). La cocina de la escritura. Barcelona: Lumen.
Day, R. (1990). Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Washington

DC: Organización Panamericana de la Salud.
Eco, U. (1982). Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de

estudio, investigación y escritura. Buenos Aires: Gedisa.
Montolío, E. (Coord.) (2000). Manual práctico de escritura académica

(vols. I, II y III) Barcelona: Ariel.
Quivy, R. & Van Campenhoudt, L. (1998). Manual de investigación en

ciencias sociales. México, D.F.: Limusa.

189

El contrato didáctico y la regulación de la escritura
en el aula universitaria

Esperanza Arciniegas L. Universidad del Valle, Colombia.
e-mail: esperanza.arciniegas@correounivalle.edu.co

Resumen
El interés por la transformación de las prácticas de lectura y de escritura
en el aula universitaria me ha llevado a desarrollar con los estudiantes de
la Universidad del Valle, una serie de intervenciones que han dado como
resultado dos propuestas de programas para trabajar los procesos de lectu-
ra y de escritura con función epistémica. Además, entre el 2011 y el 2014,
realicé una investigación cuyo objetivo era analizar el contrato didáctico
en el aula con enfoque metacognitivo, y las características del proceso de
regulación compartida en la escritura colaborativa de un texto argumenta-
tivo entre estudiantes universitarios. Finalmente, estas investigaciones me
permitieron construir la presente reflexión sobre cómo funciona el aula
durante un ejercicio de escritura socialmente compartida para facilitar y
promover la autorregulación de los estudiantes y, así, favorecer su auto-
nomía en relación con la escritura y los procesos de aprendizaje.
Palabras claves: Metacognición, escritura socialmente compartida, auto-
nomía, contrato didáctico.

Abstract
The interest in making changes in practices of both reading and writing
at university level has encouraged me to develop a series of interventions
with students of Universidad del Valle. This has resulted into two aca-
demic proposals to work on the processes of reading and writing with
an epistemic function. Moreover, between 2011 and 2015, I conducted a
research study in a university classroom which purpose aimed to analyze
both the didactic contract with metacognitive approach, and the charac-
teristics of the regulation process among students in collaborative writing
of an argumentative text. Finally, this research study provided me all the

Revista Pucara, N.º 27 (189-200), 2016

190

relevant information to write this article about how a socially shared writ-
ing task facilitates and promotes among students self-regulation in learn-
ing process, and consequently benefits their autonomy in the processes of
reading and writing.
Key words: Metacognition, socially shared writing, autonomy, didactic
contract.

***

La problemática de la escritura en el aula universitaria ha sido objeto de
muchas investigaciones y cuestionamientos en la vida académica. Esta
problemática surge por la falta del dominio básico de la lengua por parte
de los estudiantes, la falta de claridad frente a los textos y, sobre todo,
por la falta de manejo conceptual que los hace copistas de otros autores,
asunto que ha ocupado grandes debates en la vida universitaria, y nos he-
mos dedicado a controlar el plagio sin analizar el verdadero problema: la
incapacidad que tienen los estudiantes para regular sus procesos de apren-
dizaje, controlar la producción de sus textos y ejercer un comportamiento
autónomo frente al aprendizaje y el manejo de la información.
En estos años de investigación he realizado un seguimiento a las prácticas
de lectura y de escritura de los estudiantes universitarios de la Universi-
dad del Valle, he implementado programas de estrategias de lectura y de
escritura, y he analizado cómo es el comportamiento de los estudiantes y
los docentes en el aula. Este trabajo se ha consolidado alrededor de los
conceptos teóricos de los procesos metacognitivos, ya que al tener en el
aula estudiantes adultos, que manejan su lengua en lo oral y lo escrito,
el énfasis lo he puesto en la desautomatización de la escritura y la cons-
trucción de la conciencia del uso de la lengua en los diferentes espacios
académicos. Para ello, he pasado por conceptos como metacognición, re-
lación entre la metacognición y la didáctica del aula, y los procesos de
construcción de los estudiantes. Por ello, he hecho énfasis en el control
y la autorregulación en los procesos de escritura. Al respecto Baker, L.
(1994) afirma:

191

Cuando hablamos de metacognición hablamos de la conciencia y
el control que los individuos tienen sobre sus procesos cogniti-
vos. El término metacognición alude a dos componentes básicos:
el saber acerca de la cognición y la regulación de la cognición. El
primer componente se refiere a la capacidad de reflexionar sobre
nuestros propios procesos cognitivos, e incluye el conocimiento
sobre cuándo, cómo y por qué realizar diversas actividades cogni-
tivas. El saber metacognitivo abarca nuestras características como
sujetos que aprenden, las particularidades de una tarea cognitiva y
el uso de estrategias para realizar esta tarea. La regulación meta-
cognitiva implica el uso de estrategias que nos permiten controlar
nuestros esfuerzos cognitivos: planificar nuestros movimientos,
verificar los resultados de nuestros esfuerzos, evaluar la efectivi-
dad de nuestras acciones y remediar cualquier dificultad (p. 22).

Esta definición de metacognición plantea no una teoría para desarrollar
listados de estrategias para escribir mejor, sino una forma de vivir el aula
universitaria como un espacio de aprendizaje. Pensar en la construcción
de conciencia y de control implica que el aula es un espacio de trabajo, un
proceso en el que se piensa, se construye, se revisa y se proponen cambios
constantes que se fijarán como formas de trabajo en los estudiantes.
Aquí el docente de manera consciente construirá estrategias para pasar
del control progresivo del conocimiento y del trabajo en el aula a la re-
gulación y al control de los estudiantes de sus textos y, por lo tanto, de la
construcción de su conocimiento. Se busca, de esta manera, que en sus
prácticas de lectura y de escritura académicas, los estudiantes asuman un
comportamiento estratégico, mediante el que no solamente van a apren-
der sobre unas temáticas, sino sobre la lengua y sobre modos específicos
de escritura para llegar así a regular la construcción de sus textos y, por lo
tanto, de su aprendizaje.
La regulación metacognitiva es el componente de la metacognición que,
junto con la conciencia, le permite al sujeto controlar su aprendizaje. A su
vez, es el elemento fundamental para que el sujeto desarrolle sus procesos
cognitivos de atención y de comprensión, y diseñe las estrategias adecua-
das para resolver los problemas que surgen en sus procesos de aprendiza-
je. Además, le permite desarrollar la responsabilidad, la autonomía y una
constante autoevaluación en el desarrollo de sus tareas.

El contrato didáctico y la regulación de la escritura en el aula universitaria

Revista Pucara, N.º 27 (189-200), 2016

192

En relación con la escritura, la regulación ha tenido un amplio desarrollo
investigativo en los últimos años (Castelló, Bañales y Vega, 2010, pág.
22). Ellos muestran como desde los aportes de Hayes y Flower (1996),
considerados en el marco del enfoque cognitivo, en el que se define la
escritura como un proceso cognitivo que necesita del ejercicio, por parte
del escritor, de tres momentos para realizar la tarea: planificar, textuali-
zar y revisar. El enfoque sociocognitivo que reconoce que la escritura,
como las demás formas de comunicación, está determinada por factores
sociales que el sujeto debe tener en cuenta en la elaboración del texto.
Este se produce en una situación social particular de comunicación, y los
procesos cognitivos que lleva a cabo el sujeto para producirlo deben ser
acordes con esa situación en la que el reconocimiento de un interlocutor
determina las decisiones de quien escribe el texto. Así, la autorregulación
del escritor está determinada no solo por el proceso de producción del
texto sino, además, por la situación de comunicación y el contexto social
al que debe responder.
Por su parte, el enfoque sociocultural va más allá, al reconocer que la
escritura es una actividad discursiva dialógica mediada por procesos so-
cioculturales de producción, y asume, entonces, el ejercicio de la escritura
como una tarea que implica procesos de construcción para la que se re-
quiere una madurez de los sujetos. Para este enfoque la escritura no es un
ejercicio solitario, pues el escritor, ya sea de manera presencial o mental,
necesita de un juego de voces para dialogar durante la producción textual.
De aquí surge el concepto de corregulación, ya que sobre la base del con-
cepto sociocultural de la producción escrita se ha implementado en el aula
el trabajo colaborativo en el que los escritores expertos, el profesor entre
ellos, participan activamente en la evaluación y corrección de los textos.
En el aula, en particular, se habla del traspaso de la regulación del exper-
to al aprendiz
, para determinar la relación entre el profesor y el estudiante
en proceso de convertirse en escritor.
Así mismo, se habla de la corregulación entre pares, ya que el ejercicio
de escritura se puede discutir y revisar entre los mismos aprendices, y del
proceso de corregulación entre profesor y estudiante. Finalmente, definir
la escritura como una actividad discursiva que se puede compartir entre
los miembros de una comunidad, ubicada en un contexto social, históri-
co y cultural determinado, permite hablar de la regulación socialmente
compartida
, para hacer referencia a un ejercicio de composición escrita
que tiene que ver con la co-construcción de un texto. En este proceso,
varios sujetos adelantan una misma tarea de escritura en la que comparten

El contrato didáctico y la regulación de la escritura en el aula universitaria

193

los objetivos, la planificación, la ejecución y la evaluación de esta. En
este ejercicio de escritura colaborativa el grupo se co-regula mediante la
generación de un espacio en el que cada uno asume un rol, y de la auto-
rregulación de cada sujeto depende el éxito de la tarea que se emprende
en el grupo.
Pensar en un aula de escritura con estas características y con estos pro-
pósitos implica establecer nuevas condiciones entre sus participantes, lo
que se conoce como contrato didáctico. Desde una perspectiva metacog-
nitiva, García, F. y Fortea, M. definen el contrato didáctico como un in-
tercambio discursivo entre profesor y alumno, resultado del conjunto de
códigos y pactos implícitos y explícitos que regulan los comportamientos,
interacciones y relaciones de los docentes y el alumnado (normas, progra-
mas de asignatura, etc.). Es un contrato en el que se cambian los paráme-
tros del discurso entre los integrantes del aula de tal forma que las normas
implícitas se cambian por normas explícitas, y el control del docente se
cambia por la autonomía del alumno (2006, pág. 2).
Esto posibilita un “aula diversificada” en la que los tiempos, los espacios,
los contenidos y las metas pueden ser diferentes. En esta aula, regulada
por sistemas de ayuda al aprendizaje, se pasa de un sistema educativo
basado en la transmisión de la información a la construcción de conoci-
miento regulado por el alumno. Los autores, además, determinan cuatro
principios para este contrato: consentimiento mutuo, aceptación positiva
del alumno, negociación de los diferentes elementos y compromiso re-
cíproco entre el profesor y el alumno de cumplir el contrato. Se trata de
una metodología de enseñanza-aprendizaje “personalizada” que permite
dirigir el trabajo independiente o no presencial del alumno, promoviendo
su autonomía y su capacidad de “aprender a aprender”. Esta definición de
contrato didáctico muestra que el modelo teórico de escritura o de apren-
dizaje es una forma de trabajo cuyo propósito es el de que los sujetos
asuman su aprendizaje de manera consciente.
Objetivos
El objetivo general del curso es que el estudiante asuma la regulación
de la escritura desarrollando estrategias cognitivas y metacognitivas que
le permitan tomar conciencia de la escritura como un proceso cognitivo
complejo y, de esta manera, asumir el control de las operaciones necesa-
rias para que su escritura sea un ejercicio epistémico.

Revista Pucara, N.º 27 (189-200), 2016

194

Objetivos específicos
— Asumir la regulación de sus procesos de escritura a partir de la escritu-

ra socialmente compartida.
— Desarrollar capacidades discursivas que le permitan expresarse con

fluidez y profundidad a través del texto escrito.
— Asumir la escritura como un proceso de producción de sentido en sus

dimensiones crítica y creativa para involucrarse en procesos de
aprendizaje desde la producción escrita.

— Tomar conciencia de la necesidad de involucrar la lectura y la escritura
con sentido crítico, como esenciales en su formación y en los
procesos investigativos propios de su carrera.

En relación con los contenidos, en el curso se propone a los estudiantes el
desarrollo de un proyecto de aprendizaje temático que implica el apren-
dizaje sobre un tema, y el aprendizaje sobre la lengua y los tipos de texto
que se necesita manejar para dar forma a ese proyecto. Para ello, se traba-
jan los siguientes contenidos: la escritura en la universidad como ejercicio
epistémico, la dimensión del texto escrito, la corrección de los textos, la
escritura socialmente compartida, el proyecto de aula y el ensayo.
Metodología
Lo fundamental del curso está en la forma como los contenidos se traba-
jan a lo largo del semestre. Esta perspectiva implica una transformación
de las características particulares de la relación social y del diálogo en el
aula, es decir, del contrato didáctico que se establece entre los estudiantes
y el docente en cuanto a sus responsabilidades en relación con el saber
que se enseña y el que se aprende, y el cómo se enseña y el cómo se
aprende en el aula.
Para la escritura del ensayo, como tarea significativa, los estudiantes
proponen y seleccionan el tópico del ensayo y se comprometen con la
construcción tanto del conocimiento como del texto para desarrollar la
tarea. Así, en el aula, se inicia un proceso de realización de actividades de
lectura y de escritura al servicio del aprendizaje: buscar información, to-
mar notas, reelaborar notas, escribir y leer a otros compañeros y redactar
nuevas versiones. Es decir, los estudiantes aprenden leyendo, escribiendo
y reflexionando sobre dichos procesos.
Para ello las actividades de clase se desarrollan de la siguiente manera:
de la regulación del profesor a la autorregulación de los estudiantes. El

El contrato didáctico y la regulación de la escritura en el aula universitaria

195

profesor en las tres primeras semanas de clase introduce los temas bási-
cos del curso mediante clases magistrales acompañadas de talleres que
buscan el aprendizaje de la corrección de textos, de la comprensión y del
compromiso con el trabajo colaborativo, de la escritura socialmente com-
partida y de la caracterización de los textos que se usan en el proceso de
escritura, la reseña y el ensayo. Por su parte, los estudiantes se encargan
de elaborar unas fichas metacognitivas en las que, día a día, registran y
reconstruyen sus aprendizajes en términos de los contenidos o temas, del
manejo de lo conceptual, de lo procedimental y de lo actitudinal. En estas
fichas los estudiantes dan cuenta del trabajo individual y grupal que se
desarrolla en el aula.
A partir de la cuarta semana, los estudiantes definen y planean su texto.
Para esto escriben y corrigen reseñas de textos que serán la base teórica
de su ensayo; organizan y planifican su trabajo en grupos, y empiezan a
desarrollar el trabajo colaborativo y la revisión entre pares. En esta parte,
el profesor sigue muy de cerca el proceso y hace revisiones y correcciones
constantes a los textos, y a las maneras como se trabaja en la clase. Sinte-
tiza y resume conceptos y formas de trabajo.
A partir de la séptima semana se inicia el proceso de escritura socialmente
compartida. Los estudiantes en sus grupos planifican y definen su trabajo
en términos de objetivos del tema, propósito de la tarea, objetivos del
texto y de la lengua. Así se inicia el proceso de textualización que se va
ejecutando por partes: hipótesis, argumentación y conclusiones.
En este proceso de escritura socialmente compartida los estudiantes asu-
men roles diferentes en los grupos (Arenas, K., 2014, pág. 45). En los
grupos se integra la reflexión constante de lo que se quiere decir, cómo se
quiere decir y a quién. Esto regula el trabajo del grupo en relación con la
tarea, permite y promueve la participación de cada uno de sus miembros,
ya que al realizar la tarea en el aula y dar cuenta de ella de la manera cómo
escriben y para qué lo hacen, mantiene la participación activa y responsa-
ble de los integrantes del curso. Mientras los estudiantes escriben su texto
el profesor se constituye en su colaborador. Su papel en el aula ahora es el
de velar por el progreso de la tarea y asesorar la escritura de los estudian-
tes en la medida en que ellos lo soliciten. En cada clase se leen las fichas,
y a partir de ellas se revisan y reconceptualizan los conceptos y las formas
de trabajo de los grupos.

Revista Pucara, N.º 27 (189-200), 2016

196

Resultados
De este trabajo en el aula se pueden destacar los siguientes elementos: el
contrato didáctico, que se evidencia en el aula con enfoque metacogniti-
vo, se caracteriza porque busca desarrollar la conciencia de los estudian-
tes y la del docente sobre los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Las
fichas metacognitivas en las que el estudiante registra sus conocimientos
y reflexiones en torno al proceso así lo evidencian. Las actividades en el
aula se centran en escuchar al estudiante, en saber qué aprende, cómo lo
aprende y establecer acuerdos de cómo lo puede hacer mejor.
El profesor cede paulatinamente el control de la clase al estudiante en tér-
minos de que el tiempo de él no se usa exclusivamente para instruir sino
que se utiliza para que los estudiantes construyan y el docente acompañe
al estudiante en este proceso. Si bien el docente tiene claros y hace explí-
citos los objetivos de enseñanza, también hace explícitos los de aprendi-
zaje, pero no tiene el control sobre los segundos, ya que el objetivo del
trabajo es que este control esté en manos de los estudiantes. Son ellos
los que definen los objetivos de aprendizaje del tema del ensayo y los de
aprendizajes de la lengua, que dependen de las necesidades de los escri-
tores en cada grupo, por eso el docente debe negociar con los estudiantes
la manera como se desarrolla el contenido del texto, y el proceso mismo
de escritura.
La manera como se organiza el desarrollo de las sesiones cambia el con-
trato en la clase: el docente formula un programa abierto en el que se par-
te de que el conocimiento que se construirá depende de la participación
activa y reflexiva de los estudiantes. En la primera parte del curso hay un
intercambio paulatino entre las actividades del docente y las de los gru-
pos con el objetivo de organizar el trabajo colaborativo y la asignación
de roles en cada uno. En la segunda parte, el docente cede el control de
construcción de conocimiento a los estudiantes, y su función es la de ser
guía en el proceso de escritura de los textos.
En relación con la aceptación del contrato por parte de los estudiantes,
hay que decir que estos lo aceptaron de manera positiva, puesto que en las
clases analizadas en la investigación de Arenas K. (2014), se observó la
participación activa de los estudiantes en su trabajo de grupo, el compro-

El contrato didáctico y la regulación de la escritura en el aula universitaria

197

miso con la construcción del texto, el compromiso con sus aprendizajes,
la organización de los grupos, la asunción de roles y las reflexiones sobre
el proceso desarrollado.
De acuerdo con lo propuesto por García, F. y Fortea, M. (2006, p. 2), se
puede destacar la utilidad del contrato seguido en el aula en los siguientes
términos:
— “Promover la autonomía y responsabilidad del alumno”. En este caso
el contrato didáctico dentro de una metodología con enfoque metacogni-
tivo sociocultural promovió el desarrollo de la conciencia, el control y la
autorregulación de los estudiantes mediante un proyecto de escritura so-
cialmente compartida que propició en el aula la negociación de todos los
aspectos de la tarea: conocimientos del tema, del texto, de la lengua, de
las formas de trabajo individuales y las formas de trabajo y construcción
social del conocimiento.
— “Incrementar la motivación e implicación del alumno en su propio
aprendizaje (toma de decisiones)”. Este contrato dejó en manos de los
estudiantes las decisiones necesarias para hacer del proceso de escritura
un proceso real de construcción0 de conocimiento, en la medida en que el
ejercicio de escritura socialmente compartida implica una escritura autén-
tica centrada en los intereses temáticos de los estudiantes.
— Estimular la actividad del alumno en el proceso de enseñanza-apren-
dizaje”. Al tomar como ejercicio de aula la escritura de un ensayo como
proyecto temático de aprendizaje, se dejó en manos del estudiante el tra-
bajo de documentación y la división de roles al interior de los grupos.
La manera como cada grupo asumió la tarea estimuló a los estudiantes
a participar en las discusiones de manera documentada, lo que los hizo
esforzarse en el trabajo extra clase.
— “Atender a las características personales de cada alumno/a: responder
a las necesidades, intereses, etc. del alumno como individuo”. Tanto en la
lectura de las fichas metacognitivas antes de proseguir el trabajo en cada
clase, como en el desarrollo de las temáticas del texto escrito se destacó
el papel de cada sujeto como aprendiz en el aula. La ficha busca recalcar
cómo en el aula los individuos aprenden de manera diferente, pero a la
vez cómo aprenden los unos de los otros, lo que hace del ejercicio del
aprendizaje una actividad social mediada por el lenguaje.

Revista Pucara, N.º 27 (189-200), 2016

198

— “Dirigir académicamente el trabajo independiente del alumno”. Al
iniciar el proceso las tareas centrales del aula se dirigieron al reconoci-
miento individual de los conocimientos previos de los estudiantes. Las
actividades centradas en la evaluación de la escritura y la revisión de las
concepciones sobre ensayo y trabajo cooperativo, permitieron al docente
redirigir la manera de trabajar y los conocimientos individuales de los
estudiantes sobre estos temas.
— “Democratizar” la educación, promoviendo procesos de negociación
y participación del alumno en el proceso de la docencia: desde el esta-
blecimiento de los objetivos y contenidos de la evaluación”. El trabajo
del aula se propuso como un ejercicio de escritura socialmente compar-
tido en el que los estudiantes formularon unos objetivos de trabajo y se
comprometieron a sacarlos adelante en grupos de tres integrantes. Este
ejercicio permitió que la regulación del aula pasara de manos del profesor
a los estudiantes. Es este punto tal vez lo que más propicia la didáctica
desde el enfoque metacognitivo sociocultural es aprender que un ejercicio
de escritura socialmente compartido entre pares hay que saber negociar,
autorregularse para regular el proceso en el grupo, en un continuo en el
que se pasa del control del docente a la autorregulación de los estudiantes.
— “Promover la capacidad de autoevaluación y pensamiento crítico del
alumno/a. Especialmente se estimula la capacidad de autorreflexión sobre
el propio aprendizaje”. Por una parte las fichas metacognitivas les permi-
ten a los estudiantes el desarrollo de la conciencia paso a paso y la escri-
tura socialmente compartida les exige una constante evaluación de sus
procesos, de sus conocimientos y del trabajo que desarrollan en el grupo.
Para culminar, se puede resaltar que el desarrollo de este contrato didácti-
co en el aula tiene, en determinados momentos del proceso, algunas difi-
cultades que obedecen a las costumbres arraigadas de los estudiantes y de
los docentes en lo que consideran un proceso de enseñanza y de aprendi-
zaje. Una de esas dificultades se presenta en las primeras fichas metacog-
nitivas en las que los estudiantes muestran que se les dificulta la autorre-
flexión. Por lo general, tienden a desarrollar, de manera exhaustiva, los
puntos que tienen que ver con el trabajo sistemático de los contenidos o
temas y el manejo de contenidos en lo conceptual, pero omiten lo proce-
dimental y lo actitudinal. Es decir, al iniciar el proceso los estudiantes se
resisten al desarrollo de la conciencia como aprendices. Este proceso se
va logrando en la medida en que se socializan las fichas, se corrigen y se
reescriben cuando es necesario.

El contrato didáctico y la regulación de la escritura en el aula universitaria

199

La segunda dificultad que se tiene con este contrato en el aula es la con-
cepción de escritura que manejan los estudiantes. Ellos consideran que las
tareas de escritura se hacen de un día para otro, que son resultado de la
inspiración y que el texto se escribe en una sola sentada. Así que, a medi-
da que avanza el proceso, se les debe ir involucrando de manera práctica
en la escritura. Además, los estudiantes están acostumbrados a trabajar de
manera repartida y no compartida. Abrir el espacio de escritura en el aula
los obliga a asumir la totalidad de la tarea.
Otra dificultad es la consideración de que en el ensayo predomina el punto
de vista del autor, entonces no puede ser un texto escrito a varias manos,
es decir, se considera que el punto de vista se dice y ya. Este trabajo en
el aula les enseña que el punto de vista no es un capricho sino que es la
expresión del conocimiento de un sujeto que toma partido. El trabajo so-
cialmente compartido les enseña a investigar para discutir y para escribir;
les enseña que se toman las definiciones y conceptos de otros textos para
dialogar con ellos. Pero, sobre todo, les enseña que el conocimiento que
se encuentra en los textos es para dialogar con él, para repensarlo y para
discutirlo, y le da al profesor la oportunidad de enseñarles a documentarse
y a discutir el conocimiento, a comprender cómo y para qué se cita a un
autor.
Estas concepciones van de la mano con la dificultad de reconocer al otro
como sujeto de aprendizaje. Los estudiantes consideran que aprender es
una relación de cada uno con el docente. En el aula con enfoque metacog-
nitivo y con este contrato didáctico es obligatorio cambiar esta concep-
ción, ya que la lectura y la discusión de las fichas y el trabajo colabora-
tivo les enseña que en el aula todos somos sujetos de aprendizaje, y que
cuando los compañeros leen y opinan se hace en función del aprendizaje
de todos.
Para el docente este trabajo implica la flexibilidad de sus programas y
sus contenidos, lo que genera resistencia en muchos docentes. Pero este
nuevo contrato tiene ventajas como: puntualizar el contenido que va a
enseñar, centrar en el proceso de escritura de un tipo de texto la totalidad
de la escritura misma, seleccionar los materiales de apoyo considerando
las necesidades de los estudiantes, y tener en cuenta que los contenidos
sobre el tema, el tipo de texto y la lengua son un continuo trabajo en el
aula. Él debe mantener una visión holística de la escritura para que los
estudiantes también lo hagan y comprendan la finalidad de ese proceso.
Debe repartir el tiempo de la clase en el acompañamiento a los grupos, lo

Revista Pucara, N.º 27 (189-200), 2016

200

que a veces lo obliga a asesorarlos fuera de clase, ya que el tiempo en el
aula no es suficiente. Finalmente, este trabajo, que durante las sesiones de
clase es arduo, al final le permite una evaluación rápida y completa sobre
el trabajo de cada uno de los estudiantes; el proceso mismo lo ha llevado a
conocer a profundidad las ventajas, las dificultades y los avances de cada
uno de los estudiantes.
En síntesis, el trabajo metacognitivo en el aula de escritura socialmen-
te compartida demanda una nueva forma de concebir la enseñanza y el
aprendizaje, lo que obliga a establecer una nueva forma de vida en el aula.

Referencias bibliográficas:
Arciniegas, E. & López, G. (2012). La Escritura en el Aula Universitaria:

estrategias para su regulación. Cali: Editorial Universidad del
Valle.

Arenas H. K. A. (2014). Tesis de Maestría. Características del proceso de
regulación compartida en la escritura colaborativa de un texto
argumentativo entre estudiantes universitarios
. Cali: Universi-
dad del Valle.

Baker, L. (1994). “Metacognición. Lectura y educación científica”.
En Minnick Santa, Carol y Alvermann, Donna E. (Comp.). Una
didáctica de las ciencias
. Procesos y aplicaciones.
Buenos Aires: Aique.

Castelló, M. Bañales, G. (2010). “En la investigación de la regulación de
escritura académica: Estado de la cuestión”. En Electronic Jour-
nal of Research in Educational Psychology
. 8.

García, F. & Fortea, M. (2006). Ficha metodológica coordinada por Uni-
versitat Jaume I
. Recuperado de http://personales.unican.es/sal-
vadol/programas/contrato_aprendizaje.pdf

201

Inclusión académica universitaria.
Cómo inciden las concepciones de los docentes sobre la
lectura, sobre la escritura y sobre los estudiantes en su

actitud inclusiva al inicio de tres carreras universitarias

Mónica Prior Navarro
Instituto Universitario CLAEH, Uruguay

e-mail: mprior@claeh.edu.uy

Resumen
En este estudio se describen las concepciones de cinco profesores uni-
versitarios sobre la lectura, sobre la escritura y sobre el rol docente ante
la alfabetización académica de estudiantes ingresantes. El propósito es
determinar en qué grado son inclusivos académicamente estos profeso-
res. Se realizó una investigación cualitativa de corte etnográfico a fin de
acceder a las creencias y los saberes de los profesores, a sus interpreta-
ciones de los fenómenos que se producen en el aula y a las explicaciones
que brindan sobre el accionar que declaran. Se emplearon entrevistas a
profundidad para recoger los datos, que se procesaron mediante análisis
de contenido. Se arribó a que los docentes que concebían la compleji-
dad de los procesos de lectura y escritura tendían a tener una actitud más
inclusiva y a usar la lectura y la escritura para enseñar la disciplina, no
únicamente para evaluar. Los docentes de talleres de escritura tendían a
considerarla como una habilidad transferible a otros contextos y áreas del
saber. En el pensar de los docentes menos inclusivos de la muestra, se de-
tectaron creencias de que lo que no se aprendió “en su momento” ya no se
puede aprender y que ayudar a los estudiantes es no permitirles madurar.

Palabras clave: Enseñanza universitaria, alfabetización académica, in-
gresantes, inclusión.

Revista Pucara, N.º 27 (201-214), 2016

202

Abstract
This work analyzes faculty conceptions about reading and writing as well
as their roles in the teaching of academic literacies to university first year
students. In order to determine the level of the faculty´s academic inclu-
siveness this qualitative study explored professors´ beliefs, knowledge,
and interpretation of classroom phenomena and their practices. Content
analysis from data gathered from in-depth interviews indicates that those
professors who acknowledged the complexity of the reading and writing
processes tend to be more inclusive and to use reading and writing to
teach and not just to evaluate students. Those who taught writing courses
considered writing as a general skill, susceptible to be transferred to other
contexts and spheres of knowledge. Less-inclusive teachers in our sample
claimed that students should already master reading and writing skills
and that the university setting was not the time and place to do so. They
considered that teaching these skills implied being overprotective and not
allowing learners to mature, reason why they did not offer guidance or
proposed remedial solutions.
Keywords: university teaching, academic literacies, first-year students,
academic inclusion

***

Introducción
Buscamos personas que sí pueden conseguir peras de lo
que otros consideran que son olmos…

KEIN BAIN

Para Bain, es un buen docente quien es capaz de confiar en las posibili-
dades del otro, de creer que con una buena enseñanza, el estudiante podrá
conseguir aún más de lo que consigue por sí mismo. Muchos de los lec-
tores seguramente han encontrado durante su etapa estudiantil, profesores
que confiaron en sus posibilidades y que los ayudaron a enfrentar retos
cada vez que lo necesitaron, profesores particularmente sensibles y aten-
tos a lo que como estudiantes les pasaba y capaces de proporcionar ayuda
adecuada en el momento justo.

203

¿Qué hace que algunos docentes tengan esa capacidad de generar situaciones
que nos hacen crecer intelectualmente, que nos ayudan a continuar aprendien-
do? ¿Por qué otros profesores no consiguen actuar de ese modo?
En esta comunicación presentamos algunos datos y conclusiones de una tesis
de maestría culminada en diciembre de 2014 en la ciudad de Montevideo. Esta
investigación surge de la preocupación sobre la inclusión académica en el ám-
bito universitario. Los profesores de lengua recibimos con frecuencia la queja
de que los estudiantes “no leen”, “no entienden los textos”, “no saben escribir”.
El problema parece estar en los estudiantes y, sobre todo, en los docentes de los
ciclos educativos previos. Esto no sería un problema si no fuera acompañado de
un importante rezago en muchos estudiantes, así como altos índices de deser-
ción, con la consiguiente frustración que embarga al joven que abandona porque
no pudo con lo que se le pedía, porque no logró “dar la talla”.
Hace unos años, a partir de la lectura de algunos artículos de la Dra. Paula Carli-
no, comenzamos a conocer investigaciones y experiencias educativas que bus-
can dar respuesta a estas preocupaciones. Ahondar sobre esos enfoques teóricos
nos llevó a la convicción de que se aprende a leer y escribir textos académicos al
tiempo que se aprenden los contenidos de la disciplina y que los saberes discipli-
nares se construyen leyendo y escribiendo en la mayoría de las áreas del conoci-
miento. Por lo tanto, esta suerte de doble agenda educativa, en el nivel superior,
debe estar en manos de los catedráticos, de los especialistas en las disciplinas.

El estudio
Se procuró acceder a las concepciones de algunos profesores de enseñanza su-
perior que se desempeñaban en la etapa inicial de tres carreras de grado de una
universidad privada uruguaya. Nos preocupaba identificar cómo concebían la
lectura y la escritura, cómo veían a los estudiantes y qué rol consideraban que
debían tener el profesor y la institución universitaria ante las dificultades que se
observaban en los estudiantes. Buscamos conocer cómo pensaban estos temas
y también qué acciones declaraban llevar a cabo en sus aulas para remediar los
problemas que se suscitaban. Nos interesaba identificar qué tan inclusivos eran
estos docentes y de qué dependía que lo fueran o no.
Para conocer sobre estos aspectos se realizaron entrevistas a profundidad a cin-
co profesores y se categorizaron sus respuestas en tres dimensiones: concep-
ciones sobre la lectura, concepciones sobre la escritura y concepciones sobre
el rol del docente en relación a la alfabetización académica de los estudiantes
ingresantes (tabla 1).

Inclusión académica universitaria

Revista Pucara, N.º 27 (201-214), 2016

204

Dimensiones Categorías Descripción breve
Concepciones so-
bre la lectura

Como transferencia
de información

Comprensión como resultado direc-
to de la decodificación y del cono-
cimiento del léxico (Cooper, 1990;
Cairney, 1992). Habilidad transferi-
ble a diferentes contextos y que se
aprende una vez y para siempre.

Como proceso inte-
ractivo

Proceso constructivo en el que inte-
raccionan los saberes del lector con
la información textual. La compren-
sión está condicionada por lo que
el lector sabe sobre el tema, por el
propósito con que lee y por las estra-
tegias cognitivas y metacognitivas
que ponen en juego al leer (Good-
man, 1986; Beck, 1996; Palincsar y
Brown, 1997; Carlino, 2009)

Concepciones so-
bre la escritura

Como producto El conocimiento del código escrito,
del léxico, de la gramática y la orto-
grafía bastan para producir cualquier
texto. Habilidad general y transferi-
ble.

Como proceso com-
plejo de toma de de-
cisiones

Depende de variables como tema,
destinatario, contexto, género. Es
recursiva y tiene carácter epistémico
(Flower y Hayes, 1996; Bereiter y
Scardamalia, 1992).

Rol docente ante
la alfabetización
académica

No le compete Consideran que son aprendizajes
que se debieron dar en los ciclos
previos.

Perspectiva remedial Consideran que el espacio univer-
sitario debe proveer recursos para
resolver los déficits con que llegan
los estudiantes (talleres, laboratorios
de escritura)

Parte de la enseñanza
disciplinar

Entienden que deben enseñar a leer
y escribir en sus disciplinas. Perci-
ben las causas de las dificultades y
se hacen cargo (orientan y dan retro-
alimentación)

Tabla 1: Dimensiones y categorías empleadas en el análisis
de los datos.

Inclusión académica universitaria

205

Para cada categoría se definieron indicadores que permitieron localizar
evidencias en los discursos de los profesores entrevistados. Se utilizó el
método cualitativo de análisis de contenido (Bardin, 1986) para procesar
las entrevistas.

Concepto de inclusividad
Las tres dimensiones presentadas previamente nos proporcionaron rasgos
que nos permitieron determinar niveles de inclusividad en el pensar y en
el accionar declarado de los docentes entrevistados.
La palabra inclusividad no figura en el diccionario de la Real Academia
Española, pero en este trabajo elegimos usarla a los efectos de nominali-
zar un concepto que es el eje de este estudio: la cualidad de inclusivo de
un docente en relación a la alfabetización académica de los estudiantes
ingresantes. En la versión en línea del DRAE podemos leer: “inclusivo,
va. (De incluso e -ivo). 1. adj. Que incluye o tiene virtud y capacidad para
incluir algo”.
De algún modo, este estudio se propuso describir de qué manera incluían
los docentes y las capacidades o saberes que necesitaban poseer para con-
seguirlo. Ese conjunto de rasgos que conformaron los saberes y las prác-
ticas declaradas de los docentes es lo que aquí denominamos inclusividad
académica.
Consideramos que un docente tenía un nivel alto de inclusividad acadé-
mica
cuando sus concepciones sobre lectura y escritura consideraban la
complejidad de estas actividades y su poder epistémico, cuando entendían
las dificultades que enfrentaban los estudiantes y les daban orientaciones
y acompañamiento para sortearlas. Los docentes con un nivel medio de
inclusividad manejaban concepciones complejas de los procesos pero aún
no utilizaban todo el potencial epistémico de la lectura y la escritura. Per-
cibían que los estudiantes necesitaban ayuda pero proponían soluciones
remediales. En el nivel bajo de inclusividad encontramos docentes que
desconocían la complejidad de los procesos, no consideraban la función
epistémica y no brindaban ayudas a los estudiantes, ya que consideraban
que deberían poder hacerlo solos.
A continuación presentamos un cuadro que recoge los rasgos que defini-
mos para cada nivel de los mencionados:

Revista Pucara, N.º 27 (201-214), 2016

206

Nivel de
inclusividad

Rasgos
Cómo entienden la lectura y la es-
critura

Cómo entienden su rol
y qué acciones dicen
llevar a cabo

ALTO

Lectura
Asumen que el lector debe conectar
la información textual con saberes
previos.
Reconocen que se deben usar los
conocimientos previos para com-
prender la información implícita en
el texto.
Perciben que los diferentes tipos de
texto requieren diferente procesa-
miento.
Se dan cuenta que el contexto im-
pacta en la comprensión.
Entienden que el lector opera cogni-
tivamente sobre el texto.

Rol docente
Consideran que su res-
ponsabilidad es ir más
allá de enseñar conteni-
dos disciplinares.
Proponen tareas de lec-
tura y escritura que esti-
mulan enfoques profun-
dos de aprendizaje.
Conciben a los estudian-
tes ingresantes como
inmigrantes que deben
apropiarse de una nue-
va cultura que incluye
las prácticas discursivas
(Carlino, 2003).
Detectan los obstáculos
que enfrentan los estu-
diantes y ajustan las ayu-
das que les brindan.
Introducen acciones ten-
dientes a facilitar la in-
clusión académica.

Escritura
Conciben la escritura como un pro-
ceso complejo que involucra tiem-
po, que requiere un propósito y un
destinatario
Dan valor epistémico a las tareas de
escritura en sus materias.
Asumen que ciertos tipos de texto
solo se aprenden en la universidad.

Inclusión académica universitaria

207

MEDIO
Lectura
Todos o la mayoría de los rasgos del
nivel alto.

Rol docente
Consideran que los estu-
diantes vienen mal for-
mados del ciclo anterior.
Proponen la creación de
espacios institucionales
tendientes a compensar
los déficits.
Puede estar presente al-
gún rasgo del nivel alto.

Escritura
Todos o la mayoría de los rasgos del
nivel alto.

BAJO

Lectura
Atribuyen las dificultades de lectu-
ra que observan en los estudiantes a
problemas al decodificar o al voca-
bulario.
Consideran que mediante una co-
rrecta y atenta lectura se accede a
comprender cualquier texto inde-
pendientemente del contenido.

Rol docente
Consideran que los estu-
diantes son inmaduros y
que no tienen actitud de
universitarios.
Piensan que no hay que
brindar ayuda a los estu-
diantes.
Creen que los déficits
son irreversibles, que ya
no se puede aprender lo
que no se aprendió.

Escritura
Centran los problemas de escritura
en aspectos microestructurales (or-
tografía, sintaxis, léxico, estilo).
Al proponer tareas de escritura dan
pocas orientaciones, no explicitan
los propósitos y dan plazos breves
de elaboración.
Consideran la escritura como una
habilidad general, independiente del
contenido y que debe ser aprendida
en los ciclos de enseñanza previos a
la educación superior.

Tabla 2: Descripción de niveles de inclusividad

Revista Pucara, N.º 27 (201-214), 2016

208

Los niveles de inclusividad pueden considerarse supracategorías que
surgen de las interrelaciones entre las categorías de las tres dimensiones
analizadas.
El método de análisis de contenido nos permitió generar un instrumento
(tabla 2) que, al mismo tiempo, es herramienta para el análisis y producto
de este. Según Bardin sucede que los
0 “análisis orientados ya de partida por una problemática teórica, podrán
inventar sobre la marcha nuevos instrumentos susceptibles a su vez de
facilitar nuevas interpretaciones” (1986, pág.22).
En referencia, en forma específica, a los docentes de este estudio, las ca-
tegorías presentes en sus discursos los ubicaron en diferentes niveles de
inclusividad*, tal como muestra el siguiente cuadro:

ACADÉMICA INCLUSIVIDAD

información

DOCENTE LECTURA ESCRITURA ALFABETIZACIÓN NIVEL DE

+ Transferencia de Producto Remedial No le compete

No le compete

BAJO

D2
Proceso
interactivo Proceso complejo

Parte de la enseñanza
disciplinar ALTO

D3 Interactiva Transferencia Proc.
Complejo Producto Disc Rem. BAJO

D4 Proceso complejo Remedial MEDIO

D5 Proceso interactivo

Proceso interactivo

Proc. compl Producto Parte de
disciplina

Remedial MEDIO


Tabla 3: Inclusividad presente en los discursos
de los docentes estudiados

Las categorías consideradas por este análisis como inclusivas aparecen
con fondo más oscuro. La intención que tiene el uso de colores es poder
visualizar en forma rápida y clara las superficies de color oscuro presentes

Inclusión académica universitaria

209

o no en las concepciones de los docentes entrevistados.

• D2 presenta inclusividad total en todas las dimensiones, se ubica en
el nivel alto.

• D4 y D5 presentan dos tercios de los rasgos inclusivos y se adhieren
a una perspectiva remedial. Se encuentran en un nivel medio de in-
clusividad.

• D1 no presenta rasgos de inclusividad y D3 presenta menos de un
tercio de estos rasgos. En ambos discursos está presente la postura de
que alfabetizar académicamente no es competencia de la universidad.

Conclusiones

Al finalizar el análisis y discusión de los datos obtenidos pudimos arribar
a algunas conclusiones que enumeramos a continuación:
1. La comprensión de la complejidad cognitiva y contextual de los pro-

cesos de lectura y escritura se relacionó con una concepción inclusiva
del rol docente.26

2. La integración de la lectura y la escritura a la enseñanza disciplinar
–otorgándoles carácter epistémico– estuvo presente en el discurso de
quienes concebían la complejidad de los procesos.

3. Los docentes que se desempeñaban en los espacios propedéuticos
de taller de escritura tendieron a considerar la lectura y la escritu-
ra como habilidades independientes de los contenidos y por tanto,
transferibles.

4. Los docentes que consideraban que lo que no se aprendió en el ciclo
que correspondía ya no se puede aprender y los que creían que ayudar
a los estudiantes es sobreprotegerlos e impedirles madurar, tendieron
a no dar orientaciones ni a proponer soluciones remediales.

26 Esta vinculación –detectada durante el análisis de los datos– permitió cons-
truir los niveles de inclusividad, que recursivamente son producto o conclusión del análisis
y, al mismo tiempo, son instrumento para volver a analizar los datos. Esta cualidad nos lleva
a ubicar este hallazgo como primera conclusión.

Revista Pucara, N.º 27 (201-214), 2016

210

1. La primera conclusión a la que arribamos es que cuando los docentes
habían desarrollado una concepción compleja de los procesos que un lec-
tor o un escritor deben llevar a cabo para interpretar y producir conoci-
miento, eran capaces de poner en marcha los mecanismos de ayuda que
el estudiante necesitaba para poder desarrollar la tarea y aprender de ella.
Concebir las dificultades de las tareas de lectura o de escritura como espe-
cíficas de los contenidos disciplinares universitarios, permitía al docente
anticipar los problemas que podrían enfrentar los estudiantes y prever las
ayudas que podían necesitar. También le permitía dar sentido a los errores
que los estudiantes cometían y proporcionarles retroalimentación que les
fuera útil, que les sirviera para hacerlo mejor la próxima vez.
De los cinco docentes entrevistados, encontramos uno –el docente dos
(D2) – que mostró en su discurso una clara actitud inclusiva, ya que era
capaz de ponerse en el lugar del estudiante para darse cuenta de qué ayu-
das necesitaba para lograr los desempeños que se proponía. Entendía su
rol como mucho más que transmitir saberes, más que enseñar (Zabalza,
2013). Podemos ubicar su concepción de la enseñanza universitaria en el
nivel tres descrito por Biggs (2005) y también por Entwistle (2000): do-
cente preocupado por lograr que sus estudiantes aprendan, que alcancen
comprensiones profundas y duraderas.
Otros dos docentes también pusieron de manifiesto concepciones inclu-
sivas, aunque en algunas dimensiones presentaron oscilaciones entre ca-
tegorías más inclusivas y menos inclusivas. Esto los ubica en el nivel de
inclusividad media. Se trata de los docentes D4 y D5, cuyo discurso, de
algún modo, reveló concepciones complejas relacionadas con los usos de
la escritura, pero que no se reflejaron completamente en el accionar decla-
rado. Esto tal vez pueda explicarse porque sus concepciones provenían de
lecturas realizadas sobre alfabetización académica (D4) y de proyectos de
índole institucional, como el método ABP (D5). Es decir, ellos conocían
el “deber ser”. Estos docentes se ubican en el nivel dos de Biggs (2005),
ya que conocen formas eficaces de enseñanza, muestran preocupación por
hacer mejor su tarea, pero como dice el autor citado “saber qué hacer sólo
es importante si sabemos cómo y cuándo hacerlo” (2005, p. 43).
Consideramos que esta primera conclusión se consolidó con la obser-
vación de que los dos docentes que presentaron un bajo nivel de inclu-
sividad fueron precisamente los dos que mostraron concepciones de la

Inclusión académica universitaria

211

lectura y la escritura como habilidades menos complejas cognitivamente,
transferibles a diferentes contextos y que se aprenden en los ciclos ante-
riores de enseñanza. Además, fueron los únicos docentes que presentaron
indicadores dentro de la categoría no les compete la alfabetización aca-
démica, señalados con fondo blanco en el cuadro correspondiente. Los
docentes D1 y D3 se ubican en el nivel uno de Biggs (2005), ya que en
sus discursos revelan que para ellos las diferencias en los aprendizajes se
deben a las características (capacidad, formación, escolaridad previa) o a
las actitudes de los estudiantes.
2. En segundo término, podemos decir que los docentes que presentaron
una comprensión mayor de la complejidad de los procesos que implica
leer y escribir textos académicos y científicos, se valían de estas prácticas
para ayudar a los estudiantes a aprender, no solo para evaluarlos. Llevaban
los textos a la clase, buscaban generar discusión e intercambios y, de este
modo, los estudiantes aprendían a interpretar autores que les resultaban
complejos, al mismo tiempo que se apropiaban de los conceptos discipli-
nares. Proponían la producción de trabajos escritos que implicaban poner
en relación dos o más autores o vincular con la realidad del estudiante o
resolver un problema, favoreciendo un contexto de escritura epistémica, o
sea de transformar el conocimiento (Bereiter y Scardamalia, 1992). Esto
se observó en mayor proporción en D2 y en menor grado en los docentes
D4 y D5. En una pequeña proporción se constató en los dichos de D3. Y
no estuvo presente en el docente D1.
3. Dos de los docentes investigados, D1 y D4, tenían a su cargo talleres de
escritura que estaban ubicados al inicio de las carreras. Se trataba de un
curso presente solo en el primer semestre. Se pudo observar que, en dife-
rente grado, ambos docentes consideraban que la lectura y la escritura son
habilidades transferibles a cualquier contexto. D1, consideraba que una
vez que alguien sabe leer puede leer cualquier material, incluso aunque
pertenezca a una disciplina nueva para el lector. En referencia a la escritu-
ra, manifestó proponer tareas en las que el contenido le era indiferente, ya
que se proponía evaluar “cómo escribían”. D4 puso de manifiesto concep-
ciones más complejas de las prácticas discursivas, sin embargo, a la hora
de sugerir soluciones a la problemática de la alfabetización académica,
sus propuestas fueron todas remediales, aún no consideraba la posibilidad
del entrelazado de estos saberes con los disciplinares.
4. La última conclusión a la que arribamos nos permitió entender por qué
algunos docentes no se comprometían con la enseñanza de la lectura y la

Revista Pucara, N.º 27 (201-214), 2016

212

escritura en la universidad. La creencia de que ciertos aprendizajes sola-
mente se pueden producir en determinados estadios del desarrollo y que
cuando, esto no sucede, ya no hay nada que hacer (“está todo el pescado
vendido”, D3), obstaculizaba toda posibilidad de intervención. También,
la convicción de que dar orientaciones de lectura y escritura es sobrepro-
teger a los estudiantes (“no se los puede apañar tanto”, D1), impidiéndo-
les enfrentar la dificultad para que puedan madurar, amparaba las actitu-
des docentes de no involucramiento en estos temas. “El conocimiento y
las creencias de un profesor –sobre el aprendizaje, la enseñanza, el con-
tenido de la asignatura– son, en consecuencia, elementos que determinan
en gran medida la forma de enseñar de ese profesor” (Putnam y Borko,
2000, p. 226). Las creencias, en este caso, determinaban la resistencia a
proporcionar ayuda.
Si bien nuestra indagación se realizó en una muestra reducida de docen-
tes, creemos que nos permitió describir cómo piensan esos docentes los
temas de lectura y escritura académica, cómo conciben su rol docente y
qué piensan sobre los estudiantes ingresantes en relación a estos temas.
Pudimos detectar tres posturas o niveles de inclusividad que coinciden
con los niveles docentes observados por Biggs (2005) y Entwistle (2000),
en que los niveles más bajos muestran un docente centrado en “dar” los
contenidos disciplinares, “cubrir” el programa y que no se cuestiona en
profundidad ante los fracasos, porque los considera responsabilidad del
estudiante. Y en el otro extremo, el nivel superior o tres en que la pre-
ocupación del docente es que el estudiante aprenda y lo logra mediante
una permanente reflexión sobre la acción y sobre los resultados de los
estudiantes. Además nos permitió determinar cuáles eran las concepcio-
nes que propiciaban, en los docentes de la muestra, una actitud inclusiva
hacia los estudiantes ingresantes y también cuáles eran las creencias que
los conducían a actitudes que no favorecían ni facilitaban la inclusión.

Inclusión académica universitaria

213

Referencias bibliográficas:
Bain, K. (2007). Lo que hacen los mejores profesores universitarios.

Valencia: Universitat de Valencia.
Bardin, L. (1986). Análisis de contenido. Madrid: Ediciones Akal.
Beck, I. (1996). “El mejoramiento de la práctica mediante la compren-

sión de la lectura”. En Resnick, L. y Klopfer, L. Currículum y
cognición
. Buenos Aires: Aique, pp.75-104

Biggs, J. (2005). Calidad del aprendizaje universitario. Madrid: Narcea.
Cairney, T. (1992). Enseñanza de la comprensión lectora. Madrid: Mo-

rata.
Carlino, P. (2003). “Leer textos científicos y académicos en la educación

superior: Obstáculos y bienvenidas a una cultura nueva”. En
Uni-Pluri/Versidad, 3, (2), pp. 17-23.

__________ (2009). Escribir, leer y aprender en la universidad. Una
introducción a la alfabetización académica.
Buenos Aires: Fon-
do de Cultura Económica.

Cooper, J. (1990). Cómo mejorar la comprensión lectora. Madrid: Visor.
Entwistle, N. (2000). “Promotion deep learning through teaching and as-

sesment: conceptual frameworks and educational context”. En
Paper to be presented at TLRP Conference, Leicester, Novem-
ber.
Recuperado de http://www.tlrp.org/acadpub/Entwistle2000.
pdf

Flower, L. y Hayes, J (1996). “Teoría de la redacción como proceso cog-
nitivo”. En Textos en contexto. Buenos Aires: Lectura y vida.

Goodman, K. (1986). “El proceso de la lectura: consideraciones a través
de las lenguas y del desarrollo”. En Ferreiro, E, y Gómez Pa-
lacio, M. Nuevas perspectivas sobre los procesos de lectura y
escritura
Buenos Aires: Siglo XXI, pp. 13-28.

Palincsar, A. & Brown, A. (1997). “La enseñanza para la lectura autorre-
gulada. En Resnick, L. y Klopfer, L. (comp.). En Currículum y
cognición
. Buenos Aires: Aique.

Revista Pucara, N.º 27 (201-214), 2016

214

Putnam, R. & Borko, H. (2000). “El aprendizaje del profesor: implica-
ciones de las nuevas perspectivas de la cognición”. En Biddle,
B., Good, T. y Goodson, I. La enseñanza y los profesores I. La
profesión de enseñar.
Barcelona: Paidós.

Scardamalia, M. & Bereiter, C. (1992). “Dos modelos explicativos de
los procesos de composición escrita”. En Infancia y Aprendiza-
je
, 58, pp. 43-64.

Zabalza, M. (2013). “Ser docente es más que ser enseñante”. En REDU.
Revista de Docencia Universitaria
, 11(2), pp. 11-13.

215

Experiencias en el uso de la lectura como forma de
extraer lecciones metodológicas de artículos científicos

Esteban Samaniego
Universidad de Cuenca, Ecuador

e-mail: esteban.samaniego@ucuenca.edu.ec

Resumen
Este trabajo se basa en experiencias del uso de la lectura como forma de
extraer nociones metodológicas de artículos científicos. Las experiencias
se dieron en el marco de cursos de metodología de la investigación diri-
gidos a estudiantes de magíster en diversas áreas de la ingeniería. Aunque
el enfoque fue común, los artículos leídos y analizados se eligieron de
tal manera que fueran cercanos a los intereses de los estudiantes. Estos
artículos representaban ejemplos de buenas prácticas en el área de es-
pecialización del programa de magíster en cuestión. Este hecho cons-
tituye un punto clave de los ejercicios realizados, pues pretende dotar
de contexto a la lectura para poder facilitar la extracción de diferentes
lecciones metodológicas. La consigna era, por tanto, leer como autor. De
esta manera, se logró un primer acercamiento por parte de los estudiantes
a textos científicos actuales en sus áreas del conocimiento con una actitud
de lector activo, esto es, un lector que no espera solamente acercarse a los
contenidos, sino también pretende apropiarse de las herramientas usadas
para la investigación y para la consiguiente construcción del texto. Los
resultados obtenidos son preliminares y se describen de manera más bien
anecdótica.
Palabras Clave: lectura, investigación, metodología, contexto.

Abstract
This work is based on experiences on the use of reading as a means to
extract methodological lessons from scientific papers. These experiences
were part of several courses on research methodology within a diversity
of engineering master programs. Although there was a common approach,
the papers read and analyzed were selected in such a way that they were

Revista Pucara, N.º 27 (215-224), 2016

216

close to the students’ interests. The papers were examples of best research
practices in the specialization area of the corresponding master program.
This is a key point in the experiences. Providing the right context makes
the extraction of different methodological lessons more feasible. There-
fore, the main guideline was to be an active reader, i.e., a reader that looks
not only for contents, but also for the methodological tools underlying the
research that was in turn the base for the scientific text. The results are
preliminary and they are described in a rather anecdotal fashion.
Key words: reading, research, methodology, context.

***

Introducción
En algunas universidades los programas de magíster suelen incluir algún
curso con el nombre de metodología de la investigación u otro similar.
La idea fundamental es dotar al estudiante de ciertos conocimientos y
herramientas para encarar la realización de trabajos de investigación, en
especial el que lleva a la elaboración de su tesis de magíster. En mu-
chos casos, estos cursos son fundamentalmente normativos. En esta vena,
existen diversos textos –por ejemplo, Briones (1985)– que proporcionan
indicaciones sobre los pasos que se deben seguir para realizar el diseño
de un proyecto de investigación. Aunque un enfoque de esta naturaleza
puede ser valioso en alguna medida, no queda del todo claro si existe una
correspondencia fuerte entre lo dado como ejemplar y la práctica real de
la investigación.
Por otro lado, existe evidencia de la importancia que tiene la relación
de trabajo cercana entre un investigador experimentado e investigadores
con menor experiencia, Heinze et al. (2009). Por esta razón, como for-
ma de crear un ambiente más propicio para la creatividad científica, es
preferible que el tamaño de un grupo de investigación no sea demasiado
grande. Esto favorece la interacción entre el investigador líder y el resto
del grupo. Se podría entonces hablar de que el aprendizaje efectivo de la
investigación exige un efecto de inmersión en un ambiente propicio. Sin
embargo, en el caso de la mayoría de universidades ecuatorianas, debido a

217

la falta de institucionalización de la investigación, este ambiente puede no
ser tan fácil de encontrar. Como respuesta ante esta circunstancia, cabría
buscar alternativas que permitan subsanar esta carencia.
Otro problema que puede derivarse de un enfoque puramente normativo
es un exceso de generalidad. Muchas veces se dan guías que a grandes
rasgos describen el método científico. Esto puede causar una deficiencia
de motivación en los estudiantes, que no pueden vislumbrar la conexión
entre sus intereses y la posibilidad de afrontar los problemas de su área
del conocimiento mediante la investigación. Esto es análogo a lo descrito
en Carlino (2003) sobre la enseñanza de la escritura académica y la nece-
sidad de un contexto para aprender efectivamente.
Existen, en definitiva, varios problemas que se pueden ocasionar por la
utilización de un enfoque puramente normativo en un curso de metodolo-
gía de la investigación. Aquí nos concentramos en tres: la posible desco-
nexión con la realidad de la investigación, la falta de un efecto de inmer-
sión en un ambiente favorable a la actividad investigativa y la necesidad
de un contexto que vuelva significativo el aprendizaje. Como respuesta,
se propone en este trabajo una alternativa que intenta partir de la realidad
de la investigación en un contexto cercano al área de interés de los estu-
diantes. Se busca subsanar en alguna medida la falta de tutoría cercana
mediante el acercamiento a textos científicos que representen ejemplos
de las mejores prácticas en el área del conocimiento en que se enmarca el
programa de magíster. Para esto, se diseñaron una serie de ejercicios de
lectura activa, en los cuales el estudiante es expuesto a situaciones en las
que debe intentar adoptar la perspectiva de autor. De esta manera, se pre-
tende que se extraigan nociones metodológicas de los artículos revisados.
El enfoque da la vuelta al esquema DADA una metodología, DISEÑAR
una investigación
, para transformarlo en un esquema del tipo DADO un
artículo científico, ENCONTRAR su metodología.
Este artículo se organiza de la siguiente manera. En las dos secciones
que siguen, se describen las ideas que motivaron el enfoque adoptado:
1) concebir al aprendizaje de la metodología de la investigación como
un problema inverso y 2) la analogía con el aprendizaje de la escritura
académica. A continuación, se describen las experiencias derivadas de
la aplicación del enfoque. Se detalla un caso específico para ilustrar los
resultados obtenidos. El artículo finaliza con algunos comentarios relacio-
nados con estas experiencias.

Experiencias en el uso de la lectura como forma de extraer lecciones
metodológicas de artículos científicos

Revista Pucara, N.º 27 (215-224), 2016

218

El aprendizaje de la metodología de la investigación como problema
inverso
Uno de los conceptos más interesantes en la ingeniería es el de ingeniería
inversa
, Eliam (2011). Se trata en este caso de extraer los principios de di-
seño a partir de un artefacto ya construido. Contrariamente a la ingeniería
directa, en la cual se define el diseño tanto como sea posible para llegar
a una implementación lo más apegada a dicho diseño, la aplicación de la
ingeniería inversa no está en principio bien definida. Esto se debe a que
existen varios posibles principios de diseño que pueden llevar al mismo
artefacto. Es, por tanto, necesario realizar conjeturas para poder llegar a
una definición completa del diseño que condujo al artefacto que se está
analizando.
Los problemas de ingeniería inversa pertenecen a una clase mayor que
es el de los problemas inversos. En Bunge (2006), se realiza un análisis
bastante profundo de este tipo de problemas. Se pone de relieve el hecho
de que, a pesar de su importancia, no ha existido una preocupación real
en la literatura filosófica. La investigación implica abordar la resolución
de problemas cognitivos. Entre estos, los problemas inversos son pro-
bablemente los más duros de enfrentar, pero al mismo tiempo aquellos
que conllevan los avances más importantes en el conocimiento científico.
Bunge pone como uno de sus ejemplos la tarea de Newton al tener que
“inferir” (de hecho, como aclara el autor, sería preferible hablar de “gues-
sing
”, “conjeturar”) las leyes del movimiento de los planetas a partir de
las trayectorias observadas por Tycho Brahe y sistematizadas por Kepler.
Este es un problema inverso cuya resolución causó, como se sabe, cam-
bios fundamentales en la ciencia.
La constatación de la importancia de aprender a investigar investigando
es algo que cualquiera que haya realizado estudios que impliquen investi-
gación científica, por ejemplo estudios doctorales, puede atestiguar. Parte
fundamental de ese proceso investigativo es la lectura de artículos cien-
tíficos. Lo que se asume en este trabajo es que este proceso de lectura en
el marco de la actividad científica implica ir más allá de los contenidos
y extraer nociones metodológicas. Esto necesariamente conlleva realizar
conjeturas sobre las razones que llevaron a la toma decisiones metodoló-
gicas de los autores del artículo revisado. En definitiva, se debe intentar
asumir la perspectiva de autor. También se parte aquí de suponer que, en
general, este proceso se realiza de manera implícita, esto es, se trata de

219

conocimiento tácito, Polany (1966). Los ejercicios que se implementaron
en diferentes cursos de metodología de la investigación y que se descri-
ben más adelante en este artículo pretendían precisamente explicitar este
conocimiento para los estudiantes que participaron en ellos.

La importancia del contexto en el aprendizaje de metodología de la
investigación
Otro de los supuestos en que se basa el enfoque que se plantea en este
trabajo es el de la importancia del contexto para la efectividad de un curso
de metodología de la investigación. En este sentido, existe una analo-
gía clara, a entender del autor, con el trabajo desarrollado por Bazerman
(1988) con respecto al problema del conocimiento de la escritura (writing
knowledge
). Bazerman habla del problema práctico de preparar a estu-
diantes de diversas disciplinas para la escritura de ensayos académicos.
Se describe cómo la primera aproximación adoptada por él consistió en
usar las herramientas que típicamente se usan en un Departamento de
Lengua. Sin embargo, en poco tiempo quedó claro que los criterios ade-
cuados para juzgar un texto académico pasaban por “considerar la ac-
tividad social e intelectual de la cual el texto era parte”. Esto tiene que
ver en gran medida con la forma en la cual la actividad académica está
organizada desde el punto de vista sociológico, esto es, por comunidades
académicas.
Más allá de la importancia fundamental del método científico como es-
trategia general para describir, predecir y explicar el comportamiento de
sistemas reales, Bunge (1998), el emprender un proyecto de investigación
específico implica conocer los problemas y los métodos que han sido vali-
dados por la comunidad científica relevante. Vale mencionar que el acep-
tar la realidad de la importancia del control ejercido por una comunidad
científica, Bunge (2010), no implica de ninguna manera aceptar las tesis
del relativismo epistémico, Bunge (1983). Es, por tanto, importante que
alguien que desea incursionar en la investigación en cierta disciplina esté
expuesto a los estándares en cuanto a la relevancia de los problemas y la
validez de los métodos que se desprenden de la práctica de una comuni-
dad científica y que se reflejan especialmente en revistas especializadas.

Experiencias en el uso de la lectura como forma de extraer lecciones
metodológicas de artículos científicos

Revista Pucara, N.º 27 (215-224), 2016

220

La importancia del contexto está además relacionado con aspectos moti-
vacionales. Por lo general, un estudiante se siente motivado si la investi-
gación que realiza o que analiza está relacionada con el área del conoci-
miento de su interés. El conocimiento general de los pasos que llevan a la
elaboración de un proyecto de investigación puede ser interesante por sí
mismo, pero su incorporación al sistema de conocimientos de largo alien-
to de los estudiantes se va a dar efectivamente solo si se toman en cuenta
al menos en alguna medida sus intereses específicos.

Experiencias
Se trabajó con estudiantes de cursos de magíster en diferentes áreas de
la ingeniería (sistemas eléctricos de potencia, gerencia de sistemas de
información, gestión de la energía, geomática, transporte). Estos cursos
fueron impartidos en la Universidad de Cuenca, Ecuador. Es importante
mencionar que en esta institución se considera como indispensable que
cada programa de magíster incluya entre sus asignaturas la metodología
de la investigación.
El principal objetivo de estos cursos era proporcionar a los estudiantes las
herramientas metodológicas necesarias para elaborar su proyecto de tesis.
Para esto debían ser capaces de realizar una revisión adecuada del estado
del arte, plantear con precisión un problema de investigación, plantear
hipótesis, definir objetivos, definir la metodología adecuada y, a partir
de dicha metodología, definir las actividades necesarias para alcanzar los
objetivos propuestos. Para esto el estudiante debería ser capaz de seguir
la secuencia planteada en Bunge (2010) para una investigación científica:
elección del conocimiento base (background knowledge) – planteamiento
del problema – solución tentativa (hipótesis, técnica experimental, etc.)
– contrastación empírica – evaluación de resultados.
En este sentido, es
importante mencionar que uno de los primeros problemas que se presen-
tan en las ingenierías al querer adoptar un esquema normativo tradicional
sin recurrir a la realidad de la investigación es el de la artificialidad de
querer plantear hipótesis en muchos de los proyectos tentativos que in-
teresan a los estudiantes. Esto se debe a que el tipo de investigación que
se realiza en ingeniería se enmarca muchas veces en la llamada inves-
tigación constructiva
, Kasanen et al. (1993). Esta se enfoca en afrontar
problemas de la realidad mediante soluciones innovadoras. Se enfoca en

Experiencias en el uso de la lectura como forma de extraer lecciones
metodológicas de artículos científicos

221

construir soluciones más que en describir la realidad. En este caso, la so-
lución tentativa a un problema planteado no es una hipótesis sino un arte-
facto, ya sea real, como un prototipo, o un constructo, como un algoritmo.
El principal ejercicio planteado a los estudiantes fue el de escoger un ar-
tículo científico y analizarlo. La idea era que con el material obtenido de
dicho análisis debían realizar una presentación en la cual actuaban como
los autores de dicho artículo. La consigna era por tanto leer con perspec-
tiva de autor.
Como actividad previa, se realizó el análisis de dos artículos en clase.
En estos análisis se explicaba como extraer lecciones metodológicas.
Para empezar se explicitaba la estructura. Esto daba ya pistas sobre el
tipo de investigación. Por ejemplo, una estructura IMRYD (Introducción,
Materiales y Métodos, Resultados y Discusión) indicaba que muy pro-
bablemente se trataba de un estudio experimental. Otras estructuras muy
comunes en la investigación constructiva constaban de una introducción,
seguida de secciones en las que se explicaba la metodología de cons-
trucción del artefacto innovador propuesto. Este artefacto era evaluado
en una sección posterior. Una vez explicitada la estructura, se procedía
a identificar otras nociones presentes en el texto. Se mostraba cómo en
la introducción típicamente se explica el conocimiento base (background
knowledge) y el problema que se quiere abordar. Por otro lado, se identi-
ficaban los métodos usados para construir la solución tentativa, en el caso
de la investigación constructiva, o para contrastar la hipótesis de investi-
gación, en el caso de la investigación descriptiva. Se explicitaba además
la forma en la cual se realizaba el análisis de resultados.
En general, era posible identificar la secuencia correspondiente al método
científico en los artículos revisados. Sin embargo, el hacerlo en una inves-
tigación concreta relacionada con los intereses de los alumnos proporcio-
naba una cercanía que suscitaba interés por lo metodológico a través del
interés originado en los contenidos.
Se presenta a continuación uno de los resultados conseguidos por un gru-
po de estudiantes luego del análisis de un artículo científico seleccionado
por ellos. Este ejemplo específico se produjo en el marco de un programa
de magíster en Vialidad y Transporte. Se solicitó que se realizara una ficha
previa que se usaría como base de la presentación. La ficha elaborada es
la siguiente:

Revista Pucara, N.º 27 (215-224), 2016

222

Artículo elegido:
Cognitive load and detection threshold in car following situations: safety
implications for using mobile (celular) telephones while driving.
¿Cuál es la pregunta de investigación?
La carga cognoscitiva ¿afecta la capacidad de reacción en un conductor?
Las actividades que dividen la atención visual del conductor ¿afectan la
reacción del mismo?
Identificar la respuesta o solución tentativa (hipótesis)
Tanto las actividades que representan la carga cognoscitiva como las acti-
vidades que dividen la atención visual del conductor afectan la capacidad
de reacción en términos de tiempos de reacción de frenado y tiempos de
colisión.
Metodología
Se tomó una muestra de 19 participantes entre hombres y mujeres con
edades entre 20 y 29 años, con una experiencia de manejo entre los 2000
y 125000 km recorridos y todos tenían la licencia europea estándar. La
prueba se realizó para determinar el desempeño de los conductores en un
tramo de 30 km de autopista entre Helsinki y Porvoo. El vehículo guía
estaba equipado con cámaras y con un dispositivo radar laser multirayos,
capaz de medir la distancia entre vehículos con una precisión 0.1 m. El
vehículo que venía atrás, estuvo equipado con doble comando. Para reali-
zar la prueba, el conductor se familiarizó con el vehículo por un lapso de
quince minutos. Aproximadamente cuatro semanas antes del experimen-
to, a los participantes se les realizó dos exámenes cognoscitivos para de-
terminar su habilidad de realizar dos actividades a la vez. Las condiciones
probadas fueron:
Actividad de control
Una actividad de marcado de teléfono.
Una actividad cognitiva.
El vehículo guía desaceleraba y se medía la capacidad de reacción del
conductor del vehículo posterior.

Experiencias en el uso de la lectura como forma de extraer lecciones
metodológicas de artículos científicos

223

Como se puede observar, los estudiantes fueron capaces de extraer los as-
pectos fundamentales de la secuencia característica del método científico.
El valor añadido con respecto a haber simplemente asimilado de forma
normativa esta secuencia es precisamente que el tema del artículo era de
interés para los estudiantes. Este mismo grupo de estudiantes decidió lue-
go escribir su proyecto de tesis tentativo sobre la relación entre las cargas
cognitivas a la hora de conducir y la seguridad vial.

Comentarios finales
Este trabajo pretende compartir un enfoque al aprendizaje de la metodo-
logía de la investigación que parte de la realidad de la investigación, por
oposición a un enfoque puramente normativo. Los conceptos de lector
activo y de contexto son fundamentales para entender este enfoque. Sin
embargo, las experiencias presentadas aquí han sido relatadas desde una
perspectiva más bien cualitativa. Se plantea, entonces, como un posible
desarrollo futuro un estudio que intente medir de manera cuantitativa la
efectividad de la propuesta realizada.

Revista Pucara, N.º 27 (215-224), 2016

224

Referencias bibliográficas:
Bazerman, C. (1988). Shaping written knowledge: The genre and activity

of the experimental article in science. Madison: University of
Wisconsin Press.

Briones, G. (1985). Evaluación de programas sociales: Teoría y metodo-
logía de la investigación evaluativa
. Programa Interdisciplinario
de Investigaciones en Educación.

Bunge, M. (1983). Paradigmas y revoluciones en ciencia y técnica. Em
El Basilisco: Revista de filosofía, ciencias humanas, teoría de la
ciencia y de la cultura
, (15), pp. 2-9.

________ (1998). Philosophy of science: from problem to theory, 1. Lon-
don: Transaction Publishers.

________ (2006). Chasing reality: Strife over realism. University of To-
ronto Press.

________ (2010). “Knowledge: Genuine and bogus”. En Matter and
Mind
. A Philosophical Inquiry (p. 239-264). Montreal: Springer
Netherlands.

Carlino, P. (2003). “Alfabetización académica: un cambio necesario, al-
gunas alternativas posibles”. En Educere, 6(20), 409-420.

Eilam, E. (2011). Reversing: secrets of reverse engineering. John Wiley
& Sons.

Heinze, T., Shapira, P., Rogers, J. D., & Senker, J. M. (2009). “Orga-
nizational and institutional influences on creativity in scientific
research”. En Research Policy, 38(4), pp. 610-623.

Kasanen, E., & Lukka, K. (1993). “The constructive approach in manage-
ment accounting research”. En Journal of management account-
ing research
, (5), pp. 243-264.

Polanyi, M. (1966). “The logic of tacit inference”. En Philosophy, 41(155),
pp. 1-18.

225

“Consciencia” lingüística y desarrollo cognitivo
en la formación universitaria

Clemencia Ardila J.
e-mail: aardila@eafit.edu.co

Sonia López F.
e-mail: slopez@eafit.edu.co

Universidad EAFIT, Colombia

Resumen
En este trabajo se presenta el modelo teórico, pedagógico y didáctico
que rige en la actualidad los cursos de habilidades comunicativas en la
Universidad Eafit. Este modelo detenta un carácter comunicativo e in-
terdisciplinar cuyo centro lo constituye el estudiante y su universo lin-
güístico. Es un modelo sociocultural, de apertura hacia el lenguaje y su
función social, pragmática y comunicativa, cuya directriz es el desarrollo
de competencias comunicativas (lectura, escritura, escucha y habla).

Palabras claves: Consciencia lingüística, habilidades comunicativas, de-
sarrollo cognitivo, pragmática

Abstract
In this paper the theoretical, pedagogical and didactic model, that cur-
rently covers the courses of communicative skills at Universidad Eafit,
is presented. This model holds a communicative and interdisciplinary
character, which center is constituted by the student and his linguistic
universe. This is a sociocultural model, which opens towards the lan-
guage and its social, pragmatic and communicative function, whose
guideline is to develop communication skills (reading, writing, listening
and speaking).
Key words: linguistic awareness, communicative skills, cognitive devel-
opment, pragmatic.

Revista Pucara, N.º 27 (225-236), 2016

226

La Universidad Eafit tiene como uno de los pilares de la formación hu-
manística, el área de habilidades comunicativas, para lo cual se dispone
de un curso en los semestres iniciales con tres alternativas para su rea-
lización: Análisis Textual, Prácticas Textuales y Edición Textual. Estas
tres materias tienen en común un diseño curricular en el que participan
directrices teóricas, cognitivas y pedagógicas. Desde lo teórico se asume
un modelo de interacción comunicativa, entendida como un acto social,
más que como un hecho lingüístico y ello implica la participación de
disciplinas como la hermenéutica, la pragmática y el análisis del discurso
con las cuales se trata de demostrar una recepción y producción desde la
consciencia del lenguaje en todas sus manifestaciones. En relación con
lo cognitivo, las materias se trabajan bajo la perspectiva sociohistórica la
cual considera vital el reconocimiento del sujeto social como centro de la
educación y formación. En consonancia con dicho principio cognitivo,
se propone el taller como estrategia pedagógica de formación con el pro-
pósito de lograr la interiorización de los contenidos de cada asignatura.
A partir de estas tres directrices se propende por el dominio, el uso y
la consciencia de un saber acerca de la lectura, la escritura, el decir y
el escuchar. El objetivo, entonces, es agenciar una “consciencia”27 lin-
güístico/discursiva en el estudiante, lo cual supone, como bien lo señala
Gadamer, “un movimiento reflexivo en el que el sujeto pensante medita
partiendo de la realización inconsciente del lenguaje y se distancia de sí
mismo” (2006, pág. 147). Cuando se habla de “consciencia” lingüística/
discursiva, se alude, en términos de Vigostky (1991) a un proceso psíqui-
co superior a través del cual se interioriza un saber acerca de la lengua.
Como tal, se caracteriza por su naturaleza social, por cuanto se origina
y desarrolla a través de la participación del sujeto diversas prácticas so-
ciales; por el uso de formas de mediación diversas, particularmente, de
tipo semióticas. Es, además, un factor de regulación de la acción de los
seres humanos que permite a estos, en función de un control voluntario,
superar la dependencia e intervención por parte del entorno frente a su
hacer y, en esa dirección, puede afirmarse que si bien está normatizada
conscientemente o necesitó de una regulación en el proceso de su consti-
tución, ello no obsta para que pueda ser «automatizada».
Dadas estas características, en los cursos de habilidades comunicativas,
el objetivo es re- estructurar la “consciencia” lingüística del estudiante

27 La grafía (con sc) corresponde al uso que hace de este término Vigostky. Su
significado se aclarará posteriormente.

227

ante, primero, el hecho de que el lenguaje lo trama, lo envuelve, lo con-
diciona, lo determina y, segundo, ante el papel del discurso como un po-
deroso mediador de interacción social. Se enfatiza en que el estudiante,
ya sea que actúe consigo mismo o con los demás, reconozca que es un
sujeto inserto en el lenguaje y un sujeto hecho de lenguaje.

1. Fundamentación teórica
Con miras a este propósito, se asumen, como pilares fundamentales de la
propuesta, directrices conceptuales, tal como se dijo anteriormente, que
entrañan un carácter interdisciplinar. El punto de partida es una defini-
ción hermenéutica de la lengua que se aparta entonces de la lingüística
tradicional y de su consideración de la lengua como un sistema abstracto
y cerrado de signos que, cual medio o herramienta, le permite al hombre
comunicarse con los otros. Desde una perspectiva hermenéutica, y, más
precisamente, desde los postulados gadamerianos, se considera no ya la
lengua sino el lenguaje como un elemento constructivista en el sentido
de que

El conocimiento de nosotros mismos y del mundo im-
plica siempre el lenguaje, el nuestro propio. Crecemos, vamos
conociendo el mundo, vamos conociendo a las personas y en de-
finitiva a nosotros mismos a medida que aprendemos a hablar.
(…) Aprender a hablar significa la adquisición de la familiaridad
y conocimiento del mundo mismo tal como nos sale al encuentro
(Gadamer, 2006, pág.148).

Así, en la base de esta propuesta está el hecho de que el estudiante con
vive
con el lenguaje y con él está en constante “actuación” frente al grupo
y a los que pertenece en distintos momentos de su vida. Es innegable que,
gracias al lenguaje, el sujeto logra presentar sus pensamientos, creencias
y sus visiones del mundo, manifestar emociones y hasta crear y propo-
ner mundos ficcionales. Con él dialoga, resume, narra historias, explica,
comprende e interpreta sucesos, da instrucciones, elabora preguntas, hace
peticiones, expresa sentimientos, ordena y, por supuesto, escribe y lee.
Por él se generan los malos entendidos, la incomprensión, los equívocos,
las ambigüedades.

“Consciencia” lingüística y desarrollo cognitivo en la formación universitaria

Revista Pucara, N.º 27 (225-236), 2016

228

Habría que decir que acciones como las enumeradas no requieren de un
conocimiento disciplinar especializado. Su uso se hace de forma intui-
tiva, no consciente. Es más, los usuarios rara vez pueden señalar cuáles
son los componentes o los procesos del lenguaje de los que se sirven en
el día a día; por ello, y en pro del desarrollo de competencias comunica-
tivas, se hace necesario motivar una reflexión sobre el lenguaje y su fun-
ción social, pragmática y comunicativa para generar así una consciencia
lingüística en el estudiante. Este proceso, o movimiento, en términos de
Gadamer, sitúa al lenguaje en la base de un proceso hermenéutico para
cuyo desarrollo concursan diferentes disciplinas del lenguaje.
En primer lugar, se trata de destacar, tal como lo propone la pragmática,
el uso comunicativo de la lengua, esto es, re-presentarla como elemento
básico que permite coordinar las acciones de las personas, cualquiera que
sea su propósito, en los grupos sociales a los que pertenecen. Esta repre-
sentación es lo que entendemos como “consciencia” lingüística. Lo cual
no es otra cosa que entender la lengua como un hecho social, a través
del cual el sujeto establece lazos de pertenencia, actúa y se identifica con
su mundo y con sus grupos cualquiera que estos sean. De allí se colige,
como premisa directriz para el desarrollo de competencias comunicati-
vas, que no puede desconocerse en el aula de clase el hecho de que el
estudiante actúa continua y cotidianamente como un sujeto del lenguaje.
Por tanto, es necesario, de un lado, introducir la noción de actuación del
habla y asumir los discursos sociales como objeto de estudio, de otro,
hacer visible aquellas hablas cotidianas, con la riqueza, diversidad, crea-
tividad y valor comunicativo que las caracteriza.

Dicho de otra manera, se trata de que el estudiante reconozca su habla y la
de los demás y, lo más importante, que la vea expuesta en la multiplicidad
de discursos cotidianos que emite y percibe en su vida diaria. Cuando se
habla de discursos cotidianos se está designando una serie de prácticas
verbales, lingüísticas y no lingüísticas, portadoras de significado en las
que, según Benveniste es “la lengua en tanto asumida por el hombre que
habla y, en la condición de intersubjetividad, la única que hace posible la
comunicación lingüística” (Charadeau, 2002, p. 180). Las conversaciones
espontáneas, los graffitis, los avisos publicitarios y, en fin, todos aque-
llos “juegos del lenguaje” que proponen continuamente la publicidad, el
periodismo y la sociedad misma son, entre otros, ejemplos de discursos
cotidianos que bien pueden facilitar el desarrollo y el despliegue de habi-
lidades comunicativas por parte del estudiante.

229

El énfasis se centra en la manera como en tales modalidades de inter-
cambios comunicativos se produce, comprende e interpreta el sentido,
momento para el cual la teoría de los actos de habla enunciada por Austin
(1992) y Searle y el principio de relevancia o pertinencia presentado por
Sperber y Wilson (1994) constituyen el fundamento teórico de los dife-
rentes talleres y actividades a realizar por el estudiante en el aula de clase.
La pertinencia de estos conceptos pragmáticos estriba en que en genera
una reflexión en el estudiante acerca del porqué de los mal entendidos y
de la incomprensión presentes en situaciones de habla concretas; muestra,
además, cómo el desarrollo de un tema está sujeto a una organización y a
un tipo de información particulares y, por último, hace explícita la manera
como todo discurso obedece a los preceptos de economía y eficiencias
que la relevancia cognitiva provee.
El análisis del discurso, por su parte, suministra pautas y unidades de tra-
bajo para saber en qué contexto, con qué legitimidad y en qué condiciones
los discursos y los textos se exponen y adquieren uno u otro sentido. El
texto, considerado como unidad de interacción comunicativa, actualiza
diversas estrategias para la distribución, estratificación y desarrollo de
un tema, cualquiera que sea su filiación genérica. Es importante precisar
que antes que privilegiar un género textual en particular, se opta en esta
propuesta, como modelo de texto, por el que podría denominarse, con
Nuñez (1996), “el texto común” o “texto estándar”. Este autor propone
una nueva manera de clasificar los textos que, sin desconocer los modos
de organización discursiva –descripción, narración, exposición y argu-
mentación–, permite una aproximación a los diferentes tipos de textos
acorde con su función comunicativa. Los criterios para tal clasificación
de los textos son, primero, la manera como los enunciados se refieren a
la realidad y segundo, los modos de agrupar y desplegar la información.
Respecto del primero se anotan dos formas de referencia: la mimética –
información concreta– y la representativa –información abstracta–. Igual
sucede con el segundo criterio, y se señala entonces cómo la informa-
ción puede presentarse bien por acumulación, bien por secuencialidad. La
información concreta tiene como referente a objetos y acontecimientos,
la información abstracta, a las ideas. Cuando se presenta la información
concreta de manera acumulativa se acude al discurso descriptivo; cuando
se realiza secuencialmente, al narrativo. De la misma manera, la exposi-
ción privilegia una presentación acumulativa de la información, mientras
la argumentación, una secuencial (Nuñez, 1996, pp. 178-183).

“Consciencia” lingüística y desarrollo cognitivo en la formación universitaria

Revista Pucara, N.º 27 (225-236), 2016

230

De ello resulta que un texto común es aquel que “de forma trabada o
secuencial, combina en proporciones diversas los datos concretos (léase
narración, descripción) con las ideas abstractas (léase: exposición, argu-
mentación)” (Nuñez, 1996, p. 179). Así, en el texto común se realizan
recorridos temáticos que, explícita o implícitamente, van de uno a otro
modo de organización discursiva, “sin seguir reglas rígidas pero some-
tidos a los principios que hacen del texto una unidad de interacción co-
municativa” (p.197). Visto de esta manera, este tipo de texto se ofrece
como un modelo que bien puede encontrarse en ámbitos académicos y
cotidianos, especializados e informales, literarios y formales, y en fin,
en manifestaciones tanto orales, como escritas. Hecho que se aviene de
manera pertinente con los demás postulados de nuestro modelo.
9. Modelo cognitivo
Desde una perspectiva cognitiva y de acuerdo a los planteamientos Vi-
gostky (1964), se concibe al estudiante, como un sujeto inmerso en re-
laciones sociales e históricas al interior de las cuales se desarrollan su
conciencia y sus comportamientos; como un sujeto de interacción entre su
contexto cultural e individual; en fin, como un sujeto activo, en quien la
vida social y las condiciones históricas de existencia se replican, se hacen
cada vez más conscientes para lograr una transformación e interiorización
de cada experiencia.
Dicho en términos pedagógicos se trata de implementar en el aula de
clase una didáctica de carácter sociocultural y de filiación vygotskiana,
cuya directriz la constituye el concepto de ZONA DE DESARROLLO
PRÓXIMO o ZODEP28 como se le reconoce en el ámbito académico.
ZODEP es la distancia entre el nivel actual de desarrollo, determinado por
la capacidad de resolver independientemente un problema y el nivel de
desarrollo potencial, determinado por la resolución de un problema bajo
la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz
(Vygotski, 1964, p.133).
28 El concepto de Vygotsky sobre la “zona de desarrollo próximo” tiene, en primer
lugar, un alcance teórico. En la concepción sociocultural del desarrollo importan los vínculos
con los demás pues forman en el sujeto parte de su propia naturaleza. El concepto de zona
de desarrollo próximo ilustra precisamente este punto de vista. Tal zona se define como la
diferencia (expresada en unidades de tiempo) entre las actividades del niño limitado a sus
propias fuerzas y las actividades del mismo niño cuando actúa en colaboración y con la asis-
tencia del adulto. En esta concepción de zona de desarrollo la tesis del niño social se presenta
según un planteamiento metodológico de gran envergadura, ya que considera el desarrollo
en su aspecto dinámico y dialéctico.

“Consciencia” lingüística y desarrollo cognitivo en la formación universitaria

231

De acuerdo con esta definición, se deben diseñar estrategias de apren-
dizaje ya no centradas exclusivamente en el desarrollo de la lectura y
la escritura como producto necesariamente evaluable; sino, como ya se
enunció, a partir de la inclusión de actuaciones de la lengua cotidianas
que aparentemente son “más difíciles”, pero que serán reconocidas por
los estudiantes con un poco de ayuda de otros más capaces, sea este el
profesor o sus compañeros de aula.
Con ello se busca que el aprendizaje se instaure como un proceso social,
no individual, donde los “otros” serán agentes de desarrollo. El razonar
juntos, el mirar cómo se ejecuta y resuelve una tarea es una estrategia
de avance, que implica asumir funciones otrora consideradas como in-
ternas, el pensamiento y el lenguaje mismo por nombrar solo algunas,
y que desde esta nueva perspectiva se enraízan en lo social y se revelan
como producto de intercambios comunicativos y de interacción. Bien lo
enuncia Vygotski, cuando afirma que “En el desarrollo cultural del niño,
toda función aparece dos veces, primero a nivel social, y más tarde a ni-
vel individual; primero entre personas y después en el interior del propio
niño. Todas las funciones superiores se originan como relaciones entre
seres humanos” (1964, pág. 94).
El papel de lo social y de los instrumentos culturales como la educación
son determinantes en el desarrollo de la consciencia lingüística. El juego,
el asombro, los errores, la pedagogía extraña a los ojos de los estudiantes,
son poderosas herramientas para “jalar” el desarrollo actual a una zona
potencial. La vía cultural es la que propone ZODEP para el dominio, ma-
nejo y representación de las herramientas materiales y cognitivas como el
lenguaje, la escritura y el habla.
Atendiendo a estas consideraciones y al objetivo propuesto, se asume el
Taller como estrategia didáctica de contextualización dado que permite
una participación múltiple y plural sobre un saber-hacer. Como su nombre
ya lo indica, es una metodología centrada en el ejercicio continuo con la
que se busca generar, primero, un ambiente de práctica e interacción so-
cial en el que se anudan unos propósitos o intencionalidades formativas;
segundo, desarrollar la zona de desarrollo próximo en sujetos con capa-
cidades asimétricas, entre quienes se establecen relaciones de “pares” y,
lo más importante para nuestros propósitos, permitir a sus participantes
ser conscientes de un lenguaje como mediación del pensamiento. Con “El
Taller”, se establece un sistema de comunicación en el aula de clase en el
que se actualizan códigos lingüísticos y no lingüísticos, como la palabra

Revista Pucara, N.º 27 (225-236), 2016

232

y la escritura, los gestos, el espacio, los tonos de la voz, los silencios, los
movimientos del cuerpo, los colores, lo visual, el tacto y las cercanías.
Ahora bien, los fundamentos cognitivos y el taller como mediación didác-
tica están al servicio de la que a falta de otro nombre, hemos denominado
una pedagogía de choque que consiste en términos simples en hacer del
asombro del estudiante la vía de entrada hacia el lenguaje. La estrategia es
simple: al aula de clase se llevan textos mal logrados, casos de hablas que
yerran discursos absurdos, si se quiere para, a renglón seguido, invitarlo a
una práctica de la lengua en la que media una reflexión y un uso conscien-
te de ella. En términos cognitivos y prácticos, se trata de una pedagogía
desarrollada en tres fases, a saber: Fase I: teórica, de dependencia cogni-
tiva, “yo sé”. Fase II: lúdico-práctica, de independencia cognitiva, “yo
sé hacer algo”. Fase III: de ejercitación en la producción, post-cognitiva,
“yo sé hacer algo especial”.
De forma breve, habría que decir que en la fase 1: teórica, de dependencia
cognitiva, “yo sé”, el docente atenderá y será sensible al desarrollo de
las competencias de su grupo y, por ende, realizará un proceso continuo
de evaluación y ajuste acorde con las características de sus estudiantes.
Usará, además, las dudas, las redundancias de la información y los errores
del estudiante como herramientas pertinentes y relevantes de su trabajo.
Al estudiante, por su parte, se le cederán, de manera progresiva, diversas
responsabilidades en la ejecución de las clases para que de espectador
pasivo, pase a ser un participante activo, de forma tal que la sentencia “yo
sé”, que caracteriza esta primera fase, agencie una consciencia lingüísti-
ca. Algunos operadores que den cuenta de tal acción, pueden ser:
─ Reconocimiento de las unidades presentes en un texto, oral o es-
crito y su función comunicativa.
─ Reconocimiento de las diferentes maneras en que un texto, oral o
escrito, se refiere a su entorno, genera significados y establece un proceso
comunicativo inscrito en un contexto determinado.
─ Reconocimiento de la presencia de otros textos, otros discursos
y otras voces, en un texto, oral o escrito, en su propósito comunicativo.
En la fase 2: lúdico-práctica, de independencia cognitiva, “yo sé hacer
algo”, el estudiante debe erigirse como un sujeto cuya independencia cog-
nitiva se demuestra a través de actos de autonomía tales como determinar
su nivel de responsabilidad, lograr el reconocimiento y el respeto por la

“Consciencia” lingüística y desarrollo cognitivo en la formación universitaria

233

diferencia, aprender de sus propias vivencias, otorgar sentido a situacio-
nes cotidianas que antes pasaban desapercibidas y valorar el error como
otra forma de dar sentido. Estos son actos de independencia cognitiva
que no requiere de la presencia del docente. Otros agentes, otros actores
pueden ayudar al logro de esta independencia, en la que el estudiante
reconoce que sabe hacer algo.
Por último, en la fase 3: de ejercitación en la producción, post-cognitiva,
“yo sé hacer algo especial”, el estudiante logra resolver problemas con
una alta independencia de la academia, lo cual significa que más que una
materia, ha interiorizado una “consciencia” lingüística que le servirá para
su vida académica y laboral.
A estas premisas pedagógicas corresponden tres modalidades de talleres,
de reconocimiento, de ejercitación y de producción, que constituyen los
módulos de talleres en sus dos versiones, textual y virtual, con los que se
desarrolla el trabajo en el aula de clase y en los que se proponen ejercicios
prácticos construidos a partir de hablas cotidianas y formales.
En los talleres de re-conocimiento (fase 1: “yo sé”) el objetivo es que el
estudiante re-conozca un uso particular del lenguaje con las características
propias de cada situación comunicativa representada. Es el caso, por citar
un ejemplo, de la lectura de los textos comunes, en los que el estudiante
podrá observar cómo se organizan y se combinan la información concreta
y la información abstracta por mediación de diferentes tipos de párrafos y,
desde otra perspectiva, cómo concursan en él diversas voces diferentes a
las del autor a través de la citación o el parafraseo. En los Talleres de ejer-
citación (fase 2: “yo sé hacer algo”), por su parte, la práctica se efectúa en
términos de las diversas estrategias que en su momento se requieren para
la comprensión y composición de discursos y textos. Continuando con el
ejemplo, debe redactar párrafos con información concreta e información
abstracta sirviéndose de los modelos de párrafo, o bien hacer uso de un
estilo directo o del parafraseo para elaborar un texto común. Por último,
a partir del reconocimiento y la práctica ya efectuados, los talleres de
producción (fase 3: “yo sé hacer algo especial”) suponen la recepción,
interpretación y realización de textos orales y escritos bajo la modalidad
de la disertación, la confrontación y el comentario, por ejemplo, o de tex-
tos comunes tales como cartas, desarrollo argumental de comentarios de
textos, columnas de opinión, informes de lectura, entre otros.
Ahora bien, es necesario precisar que en este modelo de interacción co-
municativa, lectura y escritura se asumen como dos procesos interrelacio-
nados y, por tanto, se propende por su desarrollo conjunto. A este efecto,

Revista Pucara, N.º 27 (225-236), 2016

234

una y otra habilidad se desarrolla a partir de una doble perspectiva, interna
y externa, que supone reconocer el texto y sus relaciones intratextuales,
tanto como sus nexos intertextuales y contextuales. Así, el punto de par-
tida, es una escritura centrada en las unidades básicas de composición,
verbi gracia tema y rema, significados denotativos, connotativos y con-
textuales, por citar algunos; en segundo lugar, de una escritura social-con-
textual en la que factores como el entorno cognitivo y pragmático juegan
un papel fundamental a la hora de seleccionar, organizar y presentar la
información, y en tercer lugar, de una escritura ideológica-intertextual
que supone una reflexión en torno al proceso de producción de significa-
dos y a la intención de quien escribe. La escritura se trabaja pues en varias
modalidades: desde la corrección de enunciados y textos no afortunados
e irrelevantes, pasando por descripciones de situaciones y objetos, por
elaboración de slogans publicitarios, por transformaciones de textos en
cuanto a estilos enunciativos y discursivos, hasta llegar a la composición
de una confrontación, de un texto argumentativo, de un comentario crítico
y de un informe de lectura. Todo ello acompañado de reflexiones acerca
de la manera cómo en un texto participan diversas voces, se presentan
informaciones concretas y abstractas y, en fin, se organiza el texto formal
y semánticamente.
Para finalizar y a manera de conclusión, debe anotarse cómo este modelo
de interacción comunicativa y de naturaleza sociocultural, implica en tér-
minos pedagógicos, varias decisiones:

a. Usar ejemplos cargados de significación cultural, de diversidad,
de diferentes fuentes para tener la consciencia de reglas distintas
(fase 1).

b. Trabajar talleres con distintas modalidades, con múltiples posi-
bilidades de realización. No todos los sujetos tienen las mismas
habilidades para la lectura, para la oralidad, para la escritura, para
la inferencia. El desarrollo de la consciencia lingüística no es idén-
tico en todos. Por ello se debe mostrar diversas modalidades de
expresión textual (fase 2).

c. Tener varios agentes promotores de desarrollo de la consciencia
lingüística, entre ellos, los módulos de talleres, textuales y virtua-
les, el estudio de televisión, la cabina de radio, entre otras (fase 2).
Es de anotar que las nuevas tecnologías juegan un papel impor-
tante en este proceso toda vez que apoyan la digitalización de los

“Consciencia” lingüística y desarrollo cognitivo en la formación universitaria

235

contenidos con la incursión de modalidades interactivas, multime-
diales y didácticas con el firme propósito de interiorizar los temas
de manera significativa.

d. Asumir que la consciencia lingüística se desarrolla primero en
colectivo y luego individualmente, que en situaciones reales de
solución de problemas no hay pasos predeterminados ni papeles
fijos de los participantes, es decir, que la solución está distribuida
entre los participantes y que es el cambio en la distribución de la
actividad con respecto a la tarea lo que constituye al aprendizaje
(fase 3).

Cada una de estas decisiones está presente en los módulos de talleres en
sus dos modalidades, textual y virtual, con los que se desarrolla el trabajo
en el aula de clase y en los que se proponen ejercicios prácticos construi-
dos a partir de hablas cotidianas y formales.

Revista Pucara, N.º 27 (225-236), 2016

236

Referencias bibliográficas:
Austin, J. L. (1992). Cómo hacer cosas con palabras. Buenos Aires:

Paidós.
Cassany, D. (2007). Taller de textos. Leer, escribir y comentar en el aula.

Barcelona: Paidós.
________ (2006). Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea.

Barcelona: Anagrama.
_________ (2009) Para ser letrados. Voces y miradas sobre la lectura.

Ecuador: Paidós.
Charaudeau, P. & Maingueneau, D. (2002) Diccionario de Análisis del

discurso. Madrid: Amorrortu editores.
Gadamer, H. (2006). “Hombre y Lenguaje”. En: Verdad y Método I. Sala-

manca: Ediciones Sígueme.
Nuñez, R. (1996). Semántica y pragmática del texto común. Madrid: Cá-

tedra.
Sperber, D. & y Wilson, D. (1994). La relevancia. Madrid: Visor.
Van Dijk, T. (1984). Texto y Contexto. Madrid: Cátedra.
__________ (1986). Estructuras y funciones del discurso. México D.F.:

Fondo de Cultura Económica.
Vigotsky, L. (1964) Pensamiento y lenguaje. Buenos Aires: Lantaro.
__________ (1991) Obras escogidas. Moscú: Visor.

237

Patologías lingüísticas escritas en estudiantes
universitarios de Periodismo en la era digital

Marc Bayés-Gil
e-mail: m.bayes@udlanet.ec

Universidad de las Américas, Ecuador

Resumen
Los alumnos, objeto de estudio, cometen con frecuencia faltas de ortogra-
fía cuando elaboran textos de cierta complejidad, como por ejemplo: una
crónica periodística informativa. El ortógrafo de programas como Word
les ayuda notablemente a reducir los errores, pero, pese a ello, los siguen
cometiendo. El error antinormativo más común es la coma. Los estudian-
tes prescinden de este signo de puntuación de uso reiterado y necesario,
especialmente cuando tiene la función de marcar la alteración del orden
prototípico del español. Asimismo, la omisión de la acentuación es común
en estos textos, del mismo modo que algunos errores que tienen base fo-
nética, como, por ejemplo: la confusión s/z; faltas que la bibliografía tilda
de errores de ortografía arbitraria.
Palabras clave: ortografía, ortógrafo, puntuación, acentuación
Abstract
Students often make spelling and grammar mistakes when composing
journalistic texts, especially when these belong to complex journalistic
genres, such as chronic or reportage. The spelling and grammar correc-
tor software, such as the one in Microsoft Word©, helps to dramatically
reduce writers´ errors, but despite this, they continue to make mistakes,
sometimes profusely, especially in the area of sentences or paragraphs. In
this linguistic level, the most common error is the anti-normative comma.
The students, who were the subject of the present research, do without
this punctuation mark, especially when it has the function to mark the al-
teration in the prototypical Spanish order. Also, in the scope of the word,
the omission of the accent is common, as well as the errors that have a
phonetic basis, such as: confusion s / z. All are faults that literature has
branded as arbitrary spelling errors.
Keywords: journalism, journalism genres, arbitrary orthography, spell-
ing and grammar corrector.

Revista Pucara, N.º 27 (237-246), 2016

238

Introducción
Las herramientas digitales de procesamiento de texto han ido ganando
protagonismo como apoyo para los estudiantes en la elaboración de ejer-
cicios de escritura de textos periodísticos en la Universidad de las Améri-
cas, en la carrera de Periodismo. Los aprendices de periodista confían en
la ayuda de estos software para lograr una mayor calidad de sus ejercicios,
pero, como señala la doctora María Ángeles García Asensio (2014, p.
48) en un magnífico capítulo del libro Manual de escritura académica y
profesional, las herramientas de corrección de los distintos dispositivos,
celulares, tabletas y ordenadores, sí ayudan, pero “existen múltiples li-
mitaciones, sobre todo cuando existen varias posibilidades gráficas para
representar un determinado fonema o para representar determinadas pala-
bras homófonas o extranjerismos, etc.”.
La doctora catalana se circunscribe al ámbito de la palabra cuando cues-
tiona las herramientas de corrección digital, pero cuando ampliamos el
campo del objeto de estudio, es decir, cuando tomamos en cuenta el ám-
bito del sintagma o de la oración, incluso del párrafo o del texto, el Word
no ayuda en nada, incluso puede perjudicar al discente si no tiene claro
que más allá de la palabra, el editor digital deja de prestar ayuda, excep-
tuando alguna orientación sintáctica (concordancia de género o número,
fundamentalmente) o de selección léxica. En otras palabras, si el alumno
confía en este software ciegamente los resultados pueden ser, cuando me-
nos, poco satisfactorios.
Uno de los programas más extendidos con los que los alumnos trabajan
es el Word, integrado en Microsoft Office. Este programa en sus múltiples
versiones cuenta con un software de corrección elaborado por una empre-
sa denominada Signum. Esta compañía radicada en Quito, Ecuador,
Inició –en 1994– el levantamiento del léxico español y su clasificación
formal en familias morfológicas, de manera que las palabras raíces, junto
con todas sus declinaciones, sumaron más de cinco millones de palabras.
En 1997 comenzó la adaptación del Ortógrafo para integrarlo completa-
mente dentro del ambiente de Microsoft Office, un trabajo eminentemente
de programación. También se inició el desarrollo del diccionario flexiona-
do de sinónimos y antónimos para lo cual fue necesario un estudio espe-
cial de las palabras que tienen cambio de género irregular (heterónimos)
y, sobre todo, un análisis semántico de las palabras que se ingresaban al
diccionario (Microsoft, 2004, párr. 9; Vela, 2012, p.121).

239

Estas apreciaciones nos indican con suma claridad el ámbito en el que
este y otros programas de corrección se inscriben, a saber: el ámbito de
la palabra. Si bien es cierto que en la sección de soporte de Microsoft, se
especifica que en el ámbito de la frase también se sugieren correcciones.
Por ejemplo, en azul la mala selección léxica:
El programa de Microsoft Office marca las palabras mal escritas [en rojo]
mientras trabaja para que pueda identificarlas con facilidad (…) Después
de habilitar la revisión gramatical automática, Word y Outlook marcan los
posibles errores gramaticales y de estilo mientras trabaja en documentos
de Word [en verde] (…) (Microsoft, 2007, párr. 3)
Objetivos de la investigación
La investigación se plantea el objetivo general de (i) analizar en qué medi-
da los recursos digitales ayudan al estudiante en la redacción de los textos
periodísticos que conforman el corpus. Entre los objetivos secundarios, el
estudio trata de (ii) recoger, clasificar y reflexionar sobre qué errores anti-
normativos se reflejan en los textos periodísticos de los discentes, cuáles
son propios de los escritos en soporte digital, y los propios de los textos
elaborados manualmente. Otro objetivo esencial es, además, (iii) compa-
rar el tipo de errores en uno y otro modo de escritura (digital y manual).
Corpus
Para esta investigación y para llegar a las afirmaciones anteriores se ha
reunido un corpus de 46 crónicas periodísticas escritas por los mismos
alumnos: 14 en soporte digital (7806 palabras) y 32 en soporte papel
(7745 palabras). La diferencia de número de crónicas analizadas en los
dos formatos, digital y manual, obedece al hecho de que las crónicas di-
gitales (CD) eran notoriamente más extensas. Los alumnos escribieron
las crónicas en soporte digital, mayormente con editores de texto (Word).
Para las crónicas manuales (CM), no contaron con herramientas de apo-
yo. Ambos textos se anunciaban como evaluables, es decir, que contaban
para la nota del curso.
Metodología
La investigación presenta varias fases metodológicas. En la primera fase
se daban instrucciones concretas de elaboración de la crónica a partir de
una hoja de pautas que tanto para las crónicas escritas a mano, como para
las escritas en soporte digital eran iguales (número de fuentes, titulares,

Patologías lingüísticas escritas en estudiantes universitarios de Periodismo en la era digital

Revista Pucara, N.º 27 (237-246), 2016

240

antetítulos, subtítulos, primer párrafo gancho etc.). No había limitaciones
en cuanto a la extensión y al tema. Se informaba, asimismo, al estudiante
de que los textos eran evaluables y de los plazos para entregarlos. En la
segunda de las fases, el alumno elaboraba la crónica. El tiempo dedicado
podía diferir entre la crónica digital y la manual ligeramente, ya que la
manual debían terminarla en clase y no podían llevársela a casa para re-
tocarla, mientras que la crónica digital sí podían llevársela para retocarla.
En la tercera fase, entregaban la tarea para ser corregida y el investigador
clasificaba los errores por tipo: errores ortográficos en el ámbito de la
palabra, errores de puntuación y otros errores sintácticos. Todos ellos,
errores de ortografía arbitraria (Codina y Fargas 1988, citado en Cassany,
Luna y Sanz 1998, pág. 410), es decir, errores que “comprenden los as-
pectos más convencionales de la ortografía que no afectarían a la lectu-
ra”. En la cuarta y última fase, se cuantificaron los errores para obtener
los más frecuentes y se compararon los resultados: por un lado, los más
frecuentes en las CM y, por otro, los más frecuentes en las CD, a fin de
buscar coincidencias y diferencias.
Discusión
La primera evidencia recogida en este artículo es que las herramientas
digitales ayudan significativamente, como recoge la escasa bibliografía y
como se pone de manifiesto en los resultados de esta investigación. Del
total de errores identificados en el corpus, el 69% pertenecen a las cróni-
cas escritas manualmente; el 31%, a las escritas en soporte digital.

La cuestión que puede suscitar un mayor interés, sin embargo, es diluci-
dar qué tipo de errores arbitrarios se cometen, en qué ámbitos y en qué
medida. En otras palabras, ¿en qué aspectos lingüísticos los recursos digi-
tales están ayudando más y en cuáles menos o nada?
En el ámbito de la palabra, hay aspectos ortográficos arbitrarios en los
que las herramientas digitales pueden socorrer notablemente al alumno.

241

Las tildes es el error más frecuente en las crónicas manuales (CM) y di-
gitales (CD). Observamos a la luz de los datos de este estudio que hay 52
incorrecciones con relación a las tildes en las CM, frente a las 10 de las
CD, lo que corresponde, en términos relativos, a un 84% de errores en las
CM, frente al 16% por ciento de las CD.

Es importante remarcar que ese 16% de las CD pertenece a palabras cuya escritura
sin tilde es correcta en español, pero tiene significado distinto si la lleva. Los ortó-
grafos digitales no discriminan la mejor opción por contexto. El caso de término,
termino y terminó es un buen ejemplo de ello. Las tres opciones son correctas en
español, pero caben en contextos distintos.
En las CM, el mayor número de incorrecciones en las tildes se da en las agudas;
en especial, en los tiempos verbales de pretérito.

Emma Zunz asesino a su jefe (asesinó)
Seguido de las llanas (sustantivos):
Coger el revolver, apuntar a la víctima y… (revólver)
Y de las esdrújulas (sustantivos y adjetivos):

La noche, complice de un crimen,… (cómplice)
Hay un grupo de palabras en las que las CD presenta un mayor número de casos
de error en las tildes que los que se producen en las CM: los interrogativos indi-
rectos. En los interrogativos indirectos es donde las CD tienen más casos de error,
incluso más que en las CM.

Sentir aquel sabor amargo y al mismo tiempo placentero, percibir cómo
los sentidos se vuelven más agudos…

La razón que explica este mayor número de casos de error en los interrogativos
indirectos es porque, como apuntaba García Asensio, existen palabras homófonas
que se distinguen por el acento o por cómo se escriben (juntas o separadas) y el
software de corrección no las detecta como incorrectas porque el corrector no
tiene en cuenta el contexto (García, 2014, p.48).

Patologías lingüísticas escritas en estudiantes universitarios de Periodismo en la era digital

Revista Pucara, N.º 27 (237-246), 2016

242

El segundo error más común que repiten los estudiantes es la mala escri-
tura de algunas palabras, por ejemplo: la reiterada confusión entre s y z
cuando no tienen un corrector digital cerca. En las CM hemos detectado
30 casos de palabras mal escritas, la mayoría (8) tienen que ver con la
confusión s y z; mientras que en las CD, solo hemos encontrado 6 casos
de escritura antinormativa. Los ocho casos de confusión s y z que apare-
cen en la CM, frente al solo caso que aparece en la CD, puede explicarse
más que por conocimiento del alumnos, por las herramientas de correc-
ción o los editores de texto, aunque si bien tiene sus limitaciones, como
vemos en el siguiente caso de una de las CD.

Aún recuerdan a la pareja recién cazada. (casada)
Hay dos casos repetidos que presentan mala ortografía en las CM: echó
(hechó), quema ropa (quemarropa); y una palabra en las CD que se es-
cribe mal repetidas veces, concretamente tres veces: femicidio (feminici-
dio)
.29
Por lo que atañe al ámbito de la oración y del párrafo, los errores más
abundantes son de puntuación; concretamente, en el uso de la coma. Se-
ñala Javier de Santiago Guervós (2014) que la experiencia demuestra que
la mayor de las dificultades en el uso de los signos de puntuación suele
encontrarse en los más básicos, como en el uso de la coma (p. 333).
Estamos hablando de 59 casos de ausencia de comas necesarias en las
CM, frente a los 46 casos de las CD. Las distancias entre la frecuencia
de errores entre las CD y las CM se acorta ostensiblemente y así queda
reflejado en siguiente gráfico.

29 Este error suscitó cierta confusión en los medios periodísticos, tanto es así que la
Fundéu lanzó un artículo para subsanarlo en el que concluía: Se recomienda evitar la for-
ma femicidio, calco del inglés femicide” (Fundéu, 2013, párr. 6).

Patologías lingüísticas escritas en estudiantes universitarios de Periodismo en la era digital

243

Si bien es cierto que en el cómputo total de errores de las comas, las CD
tienen menos errores que las CM, las herramientas digitales tienen claras
limitaciones, ya que en algunos usos de la coma, las crónicas escritas en
soporte digital, presentan más errores que en las CM:

─ Cuando se invierte el orden regular de las partes de un
enunciado, anteponiendo al verbo elementos que suelen ir pospues-
tos y estos elementos presentan una cierta complejidad

Como si estuviera en un camerino de teatro ▐ Carlos Gómez comienza a
maquillar su cara de blanco

─ Ante oraciones causales lógicas o explicativas,
No le molesta este sobrenombre ▐ ya que no lo considera ofensivo.

─ Ante el sujeto y el verbo de una oración es incorrecto es-
cribir coma, incluso cuando el sujeto está compuesto de varios ele-
mentos separados por comas.

Cientos de rescatistas, voluntarios y centros de albergue animal ▐ espe-
ran que se apruebe en la Asamblea esta ley.
Mientras que hay más errores en la CM con respecto a la CD en los si-
guientes usos de la coma:

─ Para delimitar incisos.
Emma Zunz ▐ una joven de casi 29 años de edad ▐ aún siente…

─ Coma detrás de determinados enlaces oracionales, con-
cretamente detrás de los elementos adverbiales para la expresión
temporal:

Luego ▐ tomó el teléfono y dijo…
─ Ante oraciones coordinadas adversativas introducidas por

pero, mas, aunque, sino (que)
Talvez cruzó por la cabeza de Lowenthal ▐ pero su instinto falló.

─ Coma detrás de los complementos encabezados por lo-
cuciones preposicionales de valor introductorio

…personas que han recibido formación de tipo ▐ dijo un experimentado
miembro de la policía.

Revista Pucara, N.º 27 (237-246), 2016

244

Tampoco las herramientas digitales pueden orientar al alumno respecto de
la decisión de si es mejor usar un punto o una coma, o una coma o un pun-
to y coma, etc., en determinados segmentos de la oración. De hecho, los
resultados de nuestro corpus muestran que hay más usos incorrectos que
tienen que ver con la confusión de una coma por otro signo de puntuación
en las CD que en las CM.

También en el ámbito de la oración, por último, se dan algunos aspectos
antinormativos donde el corrector digital no está ayudando tanto como se
esperaría: es el caso de la concordancia. En el corpus de textos manejado,
hay más casos de falta de concordancia en las CD que en las CM. Sin
ánimo de apabullarlos con gráficos, estamos hablando del doble de casos
de falta de concordancia en las CD que en la CM.
Un grupo de amigos salen del comedor y se dirigen a su aula de clases.
87 Por tanto, dejar al corrector la revisión de ese aspecto, como de los
tantos otros comentados, es perjudicial. En el ejemplo que traemos a co-
lación el corrector no señala el error porque las palabras inmediatamente
adyacentes: amigos y salen sí que concuerdan en número y género, lo
que no activa la alarma del corrector. Puede ocurrir en un sinfín de casos
donde el complemento del nombre está en plural, pero el núcleo del SN
está en singular, como por ejemplo: la mayoría de los ponentes/ la gente
de las comunidades
, etc.

Conclusiones y líneas futuras de investigación
Los resultados de la investigación ponen de manifiesto que los ortógrafos
digitales son una herramienta que ayuda ostensiblemente a los estudiantes
cuando elaboran sus textos periodísticos, pero presentan limitaciones sig-
nificativas, especialmente en los ámbitos más allá de la palabra.
Hay varios errores ortográficos que los estudiantes de Periodismo de la
Universidad de las Américas de segundo semestre cometen y que repiten
tanto en las crónicas escritas manualmente, como las escritas en soporte
digital. El primer error más frecuente tanto en la manual como en la digi-
tal es la ausencia de comas necesarias, especialmente aquellas que deben
escribirse cuando alteramos el orden prototípico del español. El segundo
error más representativo es el de acentuación, concretamente en las pala-
bras agudas, específicamente en la escritura del pretérito, seguido por las

Patologías lingüísticas escritas en estudiantes universitarios de Periodismo en la era digital

245

graves. El tercer error más repetido es un error de base fonética, el que
tiene relación con la confusión entre s/z.
Es necesario ahondar en el estudio de las dificultades sintácticas de los
alumnos que han participado en esta investigación con el objetivo de en-
contrar soluciones de mejora de la calidad sintáctica de sus textos, más
aún después de corroborar que el ortógrafo de los programas de edición
de texto tiene limitaciones claras en este ámbito.

Revista Pucara, N.º 27 (237-246), 2016

246

Referencias bibliográficas:
Cassany, D. Luna, M. & Sanz, G. (1998). Enseñar Lengua. Barcelona.

España: GRAÓ.
De Santiago Guervós, J. (2014). “Cuestiones de puntuación”. En Manual

de escritura académica y profesional. Estrategias gramaticales
(327-376). Barcelona: Editorial Planeta S.A.

García Asencio, M. (2014). “Ortografía: lo que el corrector automático
de textos no sabe corregir”. En Manual de escritura académica
y profesional
Estrategias gramaticales (45-70). Barcelona: Edi-
torial Planeta S.A.

Microsoft (2004). Casos de éxito. Recuperado de http://goo.gl/15dBp4
Microsoft (2007). Revisar la ortografía y la gramática. Recuperado de

http://goo.gl/he92vo
Vela Casado, C. (2012). La Industria del software. Quito: FLACSO.

247

La lectura, de lo verbal a lo no verbal

Vicente Robalino
Pontificia Universidad Católica del Ecuador

e-mail: vrobalino@puce.du.ec

Resumen
La falta de interés por la lectura, entre los estudiantes universitarios, es un
problema que escapa a la propia iniciativa de las instituciones educativas
del estado. Dos factores que han impedido la formación de lectores han
sido el uso mecánico de la computadora y el celular, y la falta de una
metodología que comprenda, básicamente, la experiencia lectora y la po-
sibilidad de aprehensión de lo leído.
En este artículo se plantea la lectura como un tránsito de lo verbal a lo
no verbal, a partir de un reconocimiento de las reglas que permiten la
codificación y decodificación de un género determinado, sea este narrati-
vo, poético, periodístico, etc., y la construcción de la imagen de lo leído
dentro de un contexto específico que el lector va construyendo con su
experiencia en la vida cotidiana, como un acto de recreación lúdica de la
lectura.
Palabras clave: lector, géneros, texto verbal, texto no verbal, contexto,
imagen, ficción.

Abstract
The lack of interest in reading among college students has become a pro-
blem that escapes the initiative of governmental educational institutions.
Two factors that have prevented the education of readers have been the
mechanical use of computers and cell phones, and the absence of a metho-
dology that explicitly encompasses the reading experience and the possi-
bility to aprehend the text.
This article presents reading as the passage from verbal to non verbal
going from the acknowledgment of the rules that allow the codifi-
cation and decodification of a determined genre, such as narrative,

Revista Pucara, Nº. 27 (247-252), 2016

248

poetic, journalistic, etc.; as well as the construction of an image from
the reading within a specific context built by the reader, along with
his experience in his everyday life as a playful recreational act of rea-
ding.
Key words: reader, genres, verbal sign, non verbal sign, context, image,
fiction

***

Cómo podríamos llamar a nuestro estudiante, lector de comienzos del
siglo XXI. ¿Es el “desocupado” lector a quien invoca Cervantes, el “pío
lector” a quien acuden los narradores de la novela decimonónica o el “lec-
tor cómplice” en quien depositaba toda su confianza Julio Cortázar? Es
alguien que, además de estar por muchas horas pegado a la imagen del
computador y apremiado por dar respuesta a las decenas de mensajes que
llegan a su celular, lee por obligación algún texto o no lo hace, sino que
acude a los cientos de resúmenes que se han hecho sobre la obra que el
profesor le impuso que leyera, para de esta manera cumplir, bien o mal,
con la tarea. Pues estamos frente a un lector que, por comodidad o por
falta de motivación, se siente obligado a leer. Un lector que, concluido el
semestre y con una calificación aceptable en la lectura de su texto, se olvi-
dará de que los libros existen. El estudiante-lector al que me refiero no es
aquel que por vocación ha escogido la especialización de Lengua y Lite-
ratura y posee ya un camino trazado en la lectura, camino que lo afianzará
en la universidad, sino al común de los mortales; es decir, estudiantes de
las demás carreras y profesionales de esas carreras y a los ciudadanos en
quienes –con raras excepciones– no existe el hábito de la lectura.
Para este caso no voy a buscar culpables –el hogar, la secundaria o la pro-
pia universidad–, solo me atengo a esta desoladora constatación de que en
un país como el nuestro, igual que en tantos otros, la lectura no existe ni
como iniciativa individual ni como remembranza de doce años de estudio
(primaria y secundaria).
A pesar de las tareas que, con el fin de formar lectores, hace el Ministerio
de Educación y la campaña de lectura, que desde hace muchos años ha
emprendido el escritor ecuatoriano Iván Egüez, la carencia de lectores es
inobjetable. Si bien es cierto que los profesores de lengua y literatura no
tenemos la “fórmula mágica” para en uno o dos semestres entregar a la

249

sociedad asiduos lectores, sí poseemos una experiencia que bien podría
ayudar a orientar la lectura de los demás, en este caso de los estudiantes
universitarios.
Creo que la primera tarea que se impone en la formación de lectores es
la de romper con los innumerables prejuicios que los estudiantes traen
a la universidad. Tales perjuicios surgen del desconocimiento de las pe-
culiaridades que posee un discurso determinado, pues no es igual leer
una noticia que una crónica, una crónica que un reportaje, un cuento que
una novela, ni ninguno de los anteriores géneros narrativos se parece a la
lectura de un poema. De ahí que la lectura de cada uno de estos géneros
y subgéneros implica, desde el punto de vista de la pragmática, una acti-
tud descriptivo-interpretativa distinta; un proceso de decodificación muy
particular. Solo en un segundo momento se podría plantear una lectura
integradora, es decir, el descubrimiento de las posibilidades dialógicas
que un discurso, en su peculiaridad, propone.
Un tercer momento estaría dado por el reconocimiento del contexto en el
que ese discurso se inserta. Insisto en la peculiaridad del contexto de ese
determinado discurso, no en la aglomeración de datos histórico-cultura-
les, sino solo de aquellos a los que el discurso como tal alude o construye
su referencia, según el tipo de discurso de que se trate.
Si bien es cierto que los límites de la lectura, por ejemplo de un texto
narrativo, están dados por la textualidad lingüística, concretamente por
cada uno de sus niveles de configuración del sentido (las acciones y sus
actantes, la espacialidad y la temporalidad, la enunciación narrativa...), el
lector va construyendo, a medida que aprehende el texto, el signo-icóni-
co del universo narrado, es decir, la estructura no verbal, la imagen o el
conjunto de imágenes que se desprenden, precisamente del signo verbal.
Sin embargo, dicha representación no es un mero remedo del mundo, sino
una representación imaginaria, creativa, pues el lector está actuando no
como mero copista o transcriptor del mundo real, sino como su intérprete.
Entonces, la lectura, si bien parte del reconocimiento puntual de su ver-
balidad, asciende, por decirlo así, a la reconfiguración no verbal. En otras
palabras, lo verbal es “traducido”, por el lector, a la imagen y esta es la
imagen que, a manera de remembranza, perdura en la mente del lector.
Quién no recuerda las calles y los bulevares parisienses de Rayuela o el
México de Bolaño o las plantaciones de banano de Macando en los cuen-
tos de García Márquez o el Rincón de los Justos. Este tránsito de lo ver-
bal hablado a la imagen icónica es quizá más evidente en la radionovela.

La lectura, de lo verbal a lo no verbal

Revista Pucara, Nº. 27 (247-252), 2016

250

Recuerdo, por ejemplo, cómo al escuchar la descripción de los espacios
donde transcurría la acción de una de las radionovelas, yo reconstruía
imaginariamente dichos espacios: un patio, una calle y, sobre todo, el tro-
te de los caballos.
En la poesía, el efecto de iconicidad se produce de manera similar al de la
narración escrita (un cuento, una novela) y a la narración oral que propone
la radionovela. Pues la imagen visual, auditiva, táctil, olfativa, perdura en
la mente y en la sensibilidad del lector, enfatizada aún más por el juego
de las percepciones, es decir, por la sinestesia o simplemente por la com-
binación cromática, o por la onomatopeya, la aliteración y todo lo que se
conoce como simbolización del significante. Así, yo recuerdo los juegos
fónicos de Altazor, que hay que leerlos en voz alta. Los efectos visuales
de “Alturas de Machu Picchu” y los de Catedral salvaje. Estos mismos
efectos, aunque con fines distintos a los de la poesía, se pueden apreciar
en los anuncios publicitarios que hiperbolizan las percepciones para obli-
gar al oyente o televidente a comprar un determinado producto, como por
ejemplo una colonia, un perfume, una marca de cigarrillos, o los efectos
visuales, olfativos y hasta táctiles de la comida o el sabor refrescante de
una bebida gaseosa. En el fútbol –espacio privilegiado del intercambio de
lo verbal y de lo no verbal– es muy singular apreciar cómo los aficionados
mientras ven, o después de ver las imágenes de una jugada las verbalizan;
esto es lo que hacen los locutores deportivos: “traducir” las imágenes –las
jugadas– a palabras y acudir a lo paralingüístico –entonación, tono, ges-
tualidad– para transmitir al oyente la misma emoción que él está vivien-
do, de tal forma que ese “goool” sea escuchado con la misma intensidad
de la imagen aprehendida.
Otro arte que se caracteriza por la fluidez de lo verbal y no verbal es el
cine, no por los diálogos de los personajes sino por las posibilidades que
ofrece de traducir la imagen a la verbalidad narrativa: una historia conta-
da, unos personajes, un espacio, un personaje. Así, por ejemplo, para mí
ha sido muy grato recordar las imágenes del filme Atrapado sin salida,
con Jack Nicholson, o las de El Satiricón de Fellini o aquella maravillosa
imagen de la tortuga en un agua transparente en la película Las estaciones
de la vida
o las imágenes de las mujeres (muy parecidas a las de la novela
Pedro Páramo) de la película, basada en la obra de García Lorca, La casa
de Bernarda Alba
.
Estas apreciaciones sobre el acto de la lectura, es decir, la imagen como

251

interpretación del signo verbal, están orientadas hacia la escritura. Desde
esta perspectiva no estaría considerada la oralidad. Para Walter J. Ong,
la posibilidad que ofrece la escritura de convertir en imágenes lo leído,
constituye una verdadera “tiranía” de la escritura:
Aunque las palabras están fundadas en el habla oral, la escritura las encie-
rra tiránicamente para siempre en un campo visual. Una persona que sepa
leer y a la que se le pida pensar en la expresión ‘no obstante’, por regla
general […] se hará alguna imagen al menos vaga de la palabra escrita,
y será […] incapaz de pensar alguna vez en la expresión ‘no obstante’
durante, digamos, 60 segundos sin referirse a las letras sino sólo al sonido
(Ong, p.21; énfasis suyo).
Si bien es cierto que la “traducción” de lo verbal en imagen podría con-
vertirse en un acto mecánico de cosificación de la escritura, en este estu-
dio el tránsito de lo verbal a lo no verbal lo consideramos como un acto de
transformación estético-creativo y de motivación de la lectura. Para ello,
al signo no verbal lo hemos despojado de su carácter técnico-mecánico.
No es un recurso pedagógico, sino una actividad lectora eminentemente
creativa de la que emerge la experiencia y la memoria lectoras: leer es
construir imágenes, teniendo como código de base la cultura escrituraria
del lector que necesariamente dialoga con los signos y símbolos de la
cultura representada en el texto.
La otra gran dimensión de la lectura estaría dada por el reconocimiento,
por parte del lector, de los elementos de la cultura oral, que subyacen
–como afirma Ong– en todo texto escrito. Es importante destacar la dife-
rencia que establece este autor entre oralidad primaria y oralidad secun-
daria. La primera correspondería a toda una tradición, en la actualidad
prácticamente inexistente como tal; la segunda se encuentra unida a la
cultura letrada y a una oralidad tecnológica como la del teléfono, la radio,
la televisión y demás medios audiovisuales (Ong, p. 21).
Este carácter de permanencia que posee la imagen al que me he referido,
no se corresponde con la fugacidad de la oralidad, como bien afirma Ong:
“Cuando una historia oral relatada a menudo no es narrada de hecho, lo
único que de ella existe en ciertos seres humanos es el potencial de con-
tarla” (Ong, p. 20). Precisamente esta peculiaridad de lo fugaz del relato
oral, y al mismo tiempo de conocimiento de la memoria colectiva, está
muy presente en la capacidad innata –llamémosla así– que posee el ser
humano para contar de manera espontánea un relato que lo escuchó de
sus padres o de sus abuelos o unos versos que también fueron escuchados.
Así, en todos está presente –letrados o no– la idea de estructura narrativa,

La lectura, de lo verbal a lo no verbal

Revista Pucara, Nº. 27 (247-252), 2016

252

es decir, de principio, medio y fin de un relato, así como también la exis-
tencia de un narrador, de alguien que cuenta una historia a alguien, de un
escucha. En la poesía oral sucede algo similar, el escucha tiene una idea
muy clara de la rima y de los tropos que están en el habla, especialmente
de la metáfora. Además, el poema que surge de manera espontánea en la
colectividad está asociado a las canciones, digamos a los boleros, a los
pasillos, algunos de los cuales fueron en su origen poemas.
De esta manera he aludido a dos dimensiones de la lectura: la primera
que se refiere a la escritura y el lector letrado, que realiza la transición del
signo verbal al signo no verbal, para reconstruir no de forma mecánica
sino viva y creativa; pues la idea no es tanto fijar, como se fija un anun-
cio publicitario, sino comprendiendo la índole estética y creativa, en sus
distintos niveles, que tiene un texto sea este una crónica, una noticia, un
reportaje y, de manera especial, un cuento, una novela o un poema y de los
niveles de ficción que cada uno de estos géneros posee. A pesar de la fa-
mosa sentencia de que una noticia es objetiva, veraz e imparcial, siempre
hay un punto de vista desde el que se narra y una inclinación natural a fic-
cionalizar. Esto no quiere decir que el comunicador social debe tergiver-
sar los hechos, no, sino darle a su texto la expresividad y la amenidad que
demanda lo contado. Un ejemplo, maravilloso de ficción y expresividad,
en la crónica periodística, nos ha dejado nuestro escritor Raúl Andrade.
La segunda dimensión de la lectura está dada por la cultura oral. En ella
se trata de rescatar las aptitudes naturales del lector para contar un relato
o recitar un poema e inclusive para crear, sin que, necesariamente, este
posea la etiqueta social de “escritor”. Así es posible convertir a la lectura
en una actividad creativa y, al mismo tiempo, lúdica, en la que es factible
proponer un intercambio pragmático de papeles: el lector se vuelve escri-
tor y el escritor, lector; con ello, el derrocamiento de las imágenes rígidas
y conservadoras de autor y de lector es inevitable.
Esta sería una de las formas, sin que sea necesariamente la única, de acer-
car, orientar y motivar la lectura. Y crear un espacio donde autor, lectura
y lector realmente se reencuentren y dialoguen.

Referencias bibliográficas:
Ong, W. (1987). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México

D.F.: Fondo de Cultura Económica.

253

Comprensión lectora y elaboración de resúmenes

Sandra Guerrero Martínez
Universidad Casa Grande, Ecuador

e-mail: sguerrero@casagrande.edu.ec

Resumen

El ENES (Examen Nacional de Educación Superior) revela un marcado
déficit de lectoescritura; UCG propone Lengua I, con énfasis en procesos
de lectura textual e inferencial para producir resúmenes eficientes. El fun-
damento teórico incluye la visión pragmática constructivista del lenguaje
(Delors), en la escuela nueva (Zubiría Samper), con competencias propias
de educación superior con políticas de calidad (Tobón). La comunicación
académica como construcción entre lo leído y lo interpretado, es el logro
significativo de esta materia.

Palabras claves: Microhabilidades de lectura, microhabilidades de escri-
tura, redacción de resúmenes, elaboración de esquemas

Abstract

ENES reveals a huge deficit in reading and writing; UCG gives Lengua I,
with emphasis in reading comprehension to write efficient abstracts. The
theoretical framework includes Delors Constructionism, Zubiría Samper
New School, Tobón Quality Pliticas in Higher Education. The academic
comunication as a construction between the reading and the understood
by the student is the plus of this subject.

Key words: Reading, writing, abstracts, diagrams

Revista Pucara, N.º 27 (253-260), 2016

254

Introducción
El Examen Nacional de Educación Superior (ENES), revela un marcado
déficit en las microhabilidades de lectoescritura, o sea, de razonamiento
verbal en cuanto a uso de vocabulario e identificación de la cohesión y
coherencia de un texto, lo que implica que un 33.33% (Educación, 2013)
de la prueba, resulta deficitaria. Lo anterior conlleva un agravante, si un
bachiller no está en capacidad de comprender lo que lee, mal puede hacer
uso cabal de la investigación bibliográfica como herramienta de forma-
ción autónoma.
La Universidad Casa Grande a partir de lo antes descrito, propone la ma-
teria Lengua I, con énfasis en procesos de lectura textual e inferencial
para producir resúmenes eficientes. No sin antes hacer un Curso de In-
ducción para nuevos postulantes a ingresar, en el que se repasa destrezas
de reconocimiento de idea principal de un párrafo, tema de un texto, in-
tención comunicativa de un autor, redacción de resúmenes a manera de
párrafos de diversa tipología y elaboración de ideogramas o esquemas.
No basta con comprender lo leído, hay que tener la capacidad de extraer
lo relevante, lo substancial, para luego hacer el informe respectivo de una
investigación bibliográfica. En otras palabras, se busca que el estudiante
haga gestión de un hecho lingüístico invaluable en su aprender a apren-
der… desde la lectura (Skliar, 2011).
Esta ponencia mostrará la experiencia de aula en el desarrollo de habili-
dades cognitivas propias de la comunicación efectiva, con valor agregado
del uso del lenguaje académico. La comprensión lectora textual e infe-
rencial tendrán como fin el producir resúmenes tipo síntesis, paráfrasis
y esquemas; y en el caso de los resúmenes, con uso de la norma APA 6.
Las microhabilidades de lectura y escritura serán, precisamente, las que
se ponderen para demostrar que, aunque no se hayan desarrollados estas
en la escolaridad (Monje Margeli), la educación superior, sigue siendo y
debe ser la opción última para lograrlo y así evitar el lastre del analfabe-
tismo funcional.

255

Desarrollo
Aunque lo expuesto sea básicamente la experiencia de aula, ésta se fun-
damenta en la visión pragmática constructivista del lenguaje como la
planteara Delors y más comúnmente identificadas como las teorías de
Ausubel, Piaget y Vygotsky, en las que el aprendizaje significativo, el
desarrollo evolutivo y el aprendizaje social son criterios ineludibles, para
considerar que el estudiante es capaz de aprender desde el lenguaje, con el
lenguaje y para el lenguaje. Desde la comprensión lectora, con la palabra
escrita y para aprender desde lo leído. Bien se puede relacionar y sacar
provecho “del constructivismo radical, la biología de la cognición y la
teoría pragmática del lenguaje” (Romero, 2011).
Esto queda demostrado, cuando se le señala al estudiante el proceso de
lectura textual para lograr como producto una síntesis: 1. Leer el texto. 2.
Identificar ideas principales (o palabras claves) de los párrafos del texto
o capítulos (recordando que las ideas principales, generalmente, no están
escritas como oraciones, no son ideas explícitas, sino implícitas y que,
además, no suelen presentarse en la primera oración del párrafo, pues,
también se pueden presentar en la última, no en las centrales por ser éstas
las ideas secundarias, de ahí que la identificación de las palabras claves es
crucial, para identificar la idea principal del párrafo en cuestión). 3. Armar
oraciones con las ideas principales halladas (si éstas se encontraron como
palabras claves a lo largo del párrafo). 4. Armar un párrafo con lo anterior.
Este párrafo será, definitivamente un tipo de resumen: una síntesis de lo
leído., de lo más importante, de las ideas substanciales del texto, de las
ideas substanciales del autor. No es el resumen de lo interpretado, solo
de lo identificado, pero esto es el primer paso en la comprensión cabal
del texto, la identificación de las ideas del autor. Este resumen bien funge
como apunte de lo consultado bibliográficamente, por lo que desde ya hay
que considerar normas académicas vinculadas al rigor científico, tal el
caso de la Norma APA, por lo que se lo anotará con el formato respectivo.
Este producto de la lectura textual es la síntesis.
Si el estudiante practica el proceso señalado, los maestros comprobare-
mos que sí se pueden lograr microdestrezas de lectura y escritura, que
aunque no hayan sido trabajadas desde la reflexión y metacognición, sí se

Comprensión lectora y elaboración de resúmenes

Revista Pucara, N.º 27 (253-260), 2016

256

han dado, aunque de manera inintencional. La diferencia ahora, es que el
estudiante sabe por qué debe tomar atención a lo que lee y que esto tiene
un producto. Se lee para comprender y se comprende para resumir, lo
que evidencia que se comprendió. Este proceso puede ser transferido al
texto audiovisual, inclusive. En este caso, el proceso implica: Observar el
vídeo, identificar lo más importante de las escenas, escribir una oración
con ello, armar un párrafo y así se obtiene una sinopsis… una síntesis.
Esto enganchará a los jóvenes “reconociendo la fuerza enunciativa del
lenguaje cinematográfico” (Dente, L. y Brener, G., 2011), lo que es alta-
mente recomendado también, debido a que el formato audiovisual es un
fuerte competidor del texto escrito, y sigue siendo texto.
En la Escuela Nueva propuesta por Julián de Subiría Zamper se hace
constante hincapié en desarrollar procesos del pensamiento (observar,
comparar, caracterizar, clasificar, jerarquizar, analizar, sintetizar, concep-
tualizar) para garantizar una comprensión básica del mundo; que esos
procesos siempre serán cruciales al momento de hacer lectura compren-
siva, la cual debe arrojar indicadores (evidencias); lo que conlleva a la
formación de individuos autónomos con auténtico interés por el conoci-
miento, pero asimismo, hace énfasis que todo lo anterior no es posible sin
una escuela responsable, implicada en la educación y formación de este
individuo propio de la sociedad del conocimiento, en este analista simbó-
lico y de servicios, como se mencionara desde las propuestas de la Tercera
Ola de Alvin Toffler. Es propio de Subiría Zamper que la gran riqueza
del paidocentrismo estriba en el aprender haciendo, en la educación por y
para la vida, lo que en relación al tema que nos atañe en esta exposición,
tiene que ver con lo que él denomina el activismo de la comprensión lec-
tora
(Zubiría Samper, 2001).
Este activismo de la comprensión lectora lo podemos asumir desde el
siguiente proceso de comprensión lectora inferencial para lograr como
producto una paráfrasis: 1) Leer el texto. 2) Identificar ideas principales.
3) Armar oraciones con las ideas principales halladas. 4) Armar un párra-
fo con lo anterior (síntesis). Hasta aquí es el proceso de lectura textual.
Ahora se avanza al de lectura inferencial. 5) Releer la síntesis y deducir
(inferir) el tema y subtemas del texto. 6) Con lo deducido (interpretado)
armar un párrafo (paráfrasis). Este párrafo será, definitivamente, un tipo
de resumen: una paráfrasis de lo leído. De lo más importante o tema y de
lo que apuntala ello, los subtemas. Ahora sí es el resumen de lo interpre-
tado, son ideas del lector, producto de unir lo comprendido del texto con
sus experiencias y conocimientos previos, lo que le ha permitido inferir,

257

deducir, interpretar (o reinterpretar) lo señalado en la consulta bibliográfi-
ca. Esto es el segundo paso en la comprensión cabal del texto, la interpre-
tación de lo anotado por el autor.
Este resumen bien funge como apunte de lo consultado, con una profunda
diferencia, ahora es un apunte de lo entendido más allá de la superficie de
la identificación de las ideas substanciales del autor. Se recomienda que se
sigan también las directrices de escritura académica en el afán de habituar
al aprendiz en la escritura de este formato de texto, en este caso, Norma
APA 6. Este producto de la lectura inferencial es la paráfrasis o parafra-
seo, lo que, definitivamente, no es la sinonimia de lo leído, no es “decir en
tus propias palabras las palabras leídas”, no, es señalar en tus términos los
conceptos
deducidos como producto de la correlación entre lo ya sabido
y lo que aporta el texto.
Como indica Foster (2011) en su texto Los tejidos de la experiencia, el
sentido común, la experiencia común o la experiencia como sentido co-
mún, logra la posibilidad de narrar la vida. Cuando narramos la vida,
haciendo Ciencia, es cuando logramos resúmenes altamente efectivos, en
el sentido que logramos cerrar la distancia entre la Teoría y lo Empírico,
entre el Marco Teórico y la Realidad, porque hay que reconocer un hecho
irrefutable, la Ciencia es una Teoría, producto de la abstracción de la rea-
lidad en un momento y circunstancias específicas, repetidas, experimen-
tadas desde el Método Científico, pero que siempre guardarán rasgos di-
ferenciados con lo común, con lo cotidiano, con la experiencia de vida, ya
que ésta presenta un sin número de variables que mal puede considerarse
que hayan sido tomadas en cuanta en la experimentación y teorización del
fenómeno observado. De ahí, que al ir resumiendo lo que se investiga en
un Marco Teórico, no se puede desvirtuar lo anteriormente conceptualiza-
do, todo lo contrario, hay que redituarlo y colocarlo en el justo lugar que
merece como aprendizaje significativo, como nuevo aprendizaje a partir
del aprendizaje de otro (el del autor del texto leído).
Las competencias propias de la educación superior, hoy más que nunca,
deben conjugar con políticas de calidad (Tobón, 2006); un sistema de ase-
guramiento de la calidad, requiere de la medición de indicadores de des-
empeños, los que arrojarán como resultado si vamos por buen camino o si
se requiere de medidas correctivas o preventivas, en el peor y mejor de los
casos, respectivamente. Indicadores que deben ser observables y medi-
bles. En el caso de la UCG, como conclusiones del análisis de resultados
del examen de validación de Lengua versus los resultados de desempeños

Comprensión lectora y elaboración de resúmenes

Revista Pucara, N.º 27 (253-260), 2016

258

en clase, nos hemos percatado que tan solo con señalar, claramente, al
estudiante qué se espera de él en sus resúmenes de textos, ya estamos
haciendo una gestión transparente que marca la diferencia de percepción
del estudiante, en relación, si su nota es porque sí, o si su nota, él ya
podía preverla al remitirse a la matriz de evaluación correspondiente o
rúbrica. El uso de éstas, hace que el alumno se acostumbre a trabajar en el
desarrollo de competencias propias de la educación superior conjugadas
con políticas de calidad, en otras palabras, ser un estudiante autónomo,
un investigador y constructor de sus propios saberes, los que se pueden
evidenciarse a través de una síntesis, una paráfrasis o un esquema.
También un esquema, porque éste es un gráfico producto de la lectura
inferencial, es decir, también sirve de indicador de desempeños, como
los tipos de resúmenes antes señalados. ¿Qué desempeños? Compren-
sión lectora y elaboración de resúmenes
. Lo que ha demostrado que
estamos en un camino de innovación que responde a un imperativo de
la educación superior, por lo que ha sido incorporado a nuestro proyec-
to educativo, en sus aspectos formales, dinámicos y culturales (Zabalza,
2012); consta en el Plan Microcurricular y Syllabus de Lengua I; se logra
a través del modelo constructivista y premisa nuestra, aprender haciendo;
y se incorpora a los interés de cada carrera, al ser materia Interfacultades,
debido a que son los estudiantes quienes escogen qué texto leer, qué tema
es de interés en su formación académico-profesional .
El proceso de comprensión lectora inferencial para lograr como producto
un esquema, señala: 1. Leer el texto. 2. Identificar ideas principales. 3.
Armar oraciones con las ideas principales halladas. 4. Armar un párrafo
con lo anterior (síntesis). 5. Releer la síntesis y deducir (inferir) el tema y
subtemas del texto. 6. Con lo deducido (interpretado) armar un párrafo
(paráfrasis). Hasta aquí proceso de comprensión lectora inferencial para
lograr parafraseo. Ahora la diferencia. 7. Releer lo interpretado para
deducir además la intención comunicativa del autor u objetivo del autor
(describir, comparar, narrar o argumentar).
Este gráfico expondrá no solamente el tema y subtemas, sino cómo fueron
estos presentados. Si el texto describe un tema, el gráfico puede ser un
mapa de clasificación jerárquica, también puede ser un mapa de conste-
lación, un cuadro sinóptico, de tema, subtemas y características de estos.
Si el texto compara y contrasta dos temas, con aspectos o asociaciones o
subtemas, y con características diferenciadoras, el gráfico puede ser un
Diagrama de Venn. Si el texto narra un proceso o tema con sus pasos

Comprensión lectora y elaboración de resúmenes

259

o subtemas y sus características, o narra una cronología o tema con sus
momentos o subtemas y sus características, el gráfico puede ser un flu-
jograma. Si el texto presenta una argumentación, en la cual la tesis o
hipótesis es el tema y los argumentos con sus evidencias los subtemas
y las ideas derivadas del análisis de la argumentación, sus conclusiones,
el gráfico puede ser un mapa de clasificación jerárquica que inicie con la
aseveración clave, desarrolle con aseveraciones de respaldo y termine
con aseveraciones derivadas. Gráficos que son también, un tipo de resu-
men altamente efectivo porque visibiliza lo interpretado, vincula concep-
tos con conectores precisos y ayuda a que el mapa mental se presente de
manera exponencial.

Conclusiones

La universidad debe formar aprendices autónomos. Estos deben tener la
plena capacidad de investigar por su cuenta aquello que abunde su bagaje
de conocimientos. Toda investigación debe iniciarse con una investiga-
ción bibliográfica o lectura de un marco teórico. Este bagaje debe lograrse
a través de procesos de comprensión lectora y elaboración de resúme-
nes
. Estos procesos son secuenciales y de menor a mayor complejidad,
primero lectura textual y síntesis, luego lectura inferencial y paráfrasis,
finalmente lectura inferencial y esquema. Este conocimiento debe ser
producto propio del estudiante como construcción entre lo leído y lo in-
terpretado (constructo cognitivo). Éste debe ser un logro significativo, un
aprendizaje significativo. La materia de Lengua I en la UCG practica esta
propuesta académica con resultados altamente satisfactorios (porcentaje
de aprobación y comentarios de satisfacción en las evaluaciones del cur-
so). Este tipo de materias deben ser impartidas en los dos primeros ciclos
para vincular investigación bibliográfica y redacción de documentos aca-
démicos con rigor científico, en nuestro caso, con Norma APA.

Revista Pucara, N.º 27 (253-260), 2016

260

Referencias bibliográficas:
Dente, L. & Brener, G. (2011). “Jóvenes y escuela: con estos pibes sí se

puede”. En S. y. Finocchio, Saberes y prácticas escolares. Rosa-
rio: Homo Sapiens Ediciones.

Ministerio de Educación (2013). “Rueda de prensa”. Recuperado de http://
educacion.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2013/01/
RUEDA_DE_PRENSA_SENESCYT.pdf

Foster, R. (2011). “Los tejidos de la experiencia”. En C. y. Skliar, Expe-
riencia y alteridad en educación
. Rosario: Homo Sapiens Edi-
ciones.

Monje Margeli, P. (s.f.). “La lectura y la escritura en la escuela prima-
ria”. En Revista Interuniversitaria de formación del profesora-
do,
(18), pp. 75-82. Recuperado de http://w.aufop.com/aufop/
uploaded_files/articulos/1273155388.pdf

Romero, J. C. (2011). “La adquisición del lenguaje y la noción de la rea-
lidad”. En Revista de Psicología de la Universidad de Chile, 8
(1), pp. 33-41.

Skliar, C. (2011). Expriencia y alteridad en la educación. Santa Fe: Homo
Sapiens Ediciones.

Tobón, S. (2006). Competencias en la Educación Superior, políticas ha-
cia la calidad
. Bogotá: Ecoe Ediciones.

Zabalza, M. A. (2012). Innovación y cambio en las instituciones educati-
vas
. Rosario: Homo Sapiens Ediciones.

Zubiría Samper, J. D. (2001). De la Escuela Nueva al Constructivismo, un
análisis crítico
. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio.

261

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para
desarrollar la competencia crítica

Jackelin Verdugo Cárdenas
Universidad de Cuenca, Universidad del Azuay, Ecuador

e-mail: jverdugo_2000@yahoo.com

Leer supone dudar de todo permanentemente
DANIEL CASSANY

Resumen
Desde el análisis de la perspectiva sociocultural30 del mundo postmoder-
no, la lectura puede convertirse en una verdadera experiencia humana y
académica. En un mundo privado de prácticas propias, se vuelve nece-
sario ejercitar y desarrollar estrategias vinculadas con la formación del
criterio personal para cuestionar el punto de vista de los discursos con-
sumistas de los medios, la tecnología, la ciencia, las ideologías de poder.
Y luego, desde este juicio propio enfrentar a la globalización, a ese pen-
samiento unificador, que se identifica con el mercado. Resulta de interés
vital, promover la lectura no desde el mandato vacío del deber de leer del
que hablaba Noé Jitrik y que instalaba los procesos de lectura obligatorios
y aburridos en los sistemas educativos de América Latina, sino desde las
estrategias de la lectura crítica que deben planificarse como una praxis
que se cimienta en raíces emocionales, en la imaginación, en la pasión
individual. Así, se definen los procesos de comprensión que emplean las
bases intelectivas del sujeto lector y las conexiones de estas con las situa-
ciones reales en las que se realizan las prácticas. Es pues, un proceso de
comprensión de diversas textualidades que se definen por la integración

30 La orientación sociocultural de la literacidad crítica sugiere que leer y escribir
no son solo procesos cognitivos en actos de (des)codificación, sino también tareas sociales,
prácticas culturales enraizadas históricamente en una comunidad de hablantes. Usa signos,
pone en movimientos procesos cognitivos e interactúa con elementos de la sociedad y de la
cultura en general. En síntesis, la orientación sociocultural de lo letrado requiere un proceso
de lecto-escritura que activa una formación crítica del sujeto lector que incidirá activamente
en su formación pedagógica (Cassany y Castelló, 2010, p. 354).

Revista Pucara, N.º 27 (261-274), 2016

262

de teorizar la práctica y ejecutar la teoría, como lo propone Ángel Pérez
Gómez (2010). De esta manera, el problema de la lectura crítica requiere
el dominio de una serie de estrategias que están más allá del nivel de la
decodificación literal y que, una vez adquiridas y desarrolladas, garanti-
zan el logro de los objetivos de comprensión e interpretación en el estu-
diante universitario. En los últimos años, esta problemática ha llegado a
las universidades y ha obligado a planificar espacios académicos para el
desarrollo de estrategias que permitan alcanzar el ejercicio de la lectura
crítica (León 2005, Jurado, 2008, Casanny, 2013).
Se presenta a continuación una ‘tarea pedagógica auténtica’ (Pérez Gó-
mez, 2013) de lectura crítica, que visibiliza algunas de sus posibles estra-
tegias. Esta tarea se construye a partir de las propuestas teórico-metodoló-
gicas de la perspectiva sociocultural, de la pragmática, del análisis de los
discursos, de la intertextualidad, y desde las estrategias pedagógicas de la
relevancia del ‘practicum docente’, formulado por Pérez Gómez (2008).
Palabras claves: literacidad, lectura crítica, comprensión sociocultural,
estrategias lectoras, investigación-acción.

Abstract
From the analysis of the socio-cultural perspective of the post-modern
world, reading can turn into a truly human and academic experience. In a
private world of self-practice, is necessary to exercise and develop strate-
gies related with the construction of personal criteria to question the point
of view of consumerist discourse of the mass media, technology, scien-
ce, and power ideologies. And then, from this own judgement, confront
globalization, that unificating thinking, that identifies with the markets.
And so, it is result of vital interest, to promote reading not from an empty
obligation of duty of which Noé Jitrik exposed, and installed that the pro-
ceses of mandatory and boring reading as educational systems from Latin
America, but the strategies of critical reading that should be planned as a
praxis strongly based in emotional roots, imagination, and in the indivi-
dual passion. In this way, the processes of comprehension defines that the
intelectual bases of the reading subject and the conexions of these with
the real situations in which the practices are performed.
It is therefore a process of understanding various textualities defined by
the integration of theorize practice and implement the theory, as proposed

263

by Angel Pérez Gómez (2010). Thus, the problem of critical reading re-
quires mastery of a number of strategies that are beyond the literal level
decoding and, once acquired and developed, achieving the objectives of
understanding and interpretation guaranteed by the student university. In
recent years, this issue has come to the university and forced to plan aca-
demic spaces for the development of strategies to achieve the exercise of
critical reading (León 2005, Jurado, 2008, Casanny, 2013).
Keywords-component: literacidad, critical lectura, reading strategies,
investigation-action.

Presentación
Frank Serafine (2003) distingue tres perspectivas teórico-prácticas de la
educación lectora: la modernista, la transaccional y la crítica. Esta últi-
ma que es la que nos interesa, concibe el texto, como herramienta del
proceso lector, como un artefacto cultural con propósitos específicos que
se define en contextos sociales, históricos, políticos y culturales. En la
práctica educativa, los lectores, la clase y los centros educativos no son
neutros ni desinteresados; más bien, responden a comunidades particula-
res. Los textos que se emplean en el aula son variados, se relacionan con
el aprendizaje, indagan sus múltiples significados posibles, revelan cómo
se posiciona autor y lector, enfatizan el estudio de los contextos amplios
de las comunidades culturales. Todos los elementos enumerados influyen
en la comprensión, en la acción social de los procesos educativos que se
definen más allá de la clase, de las herramientas que se emplean, de los
sujetos que participan (Cassany, 2013, pp.79-80).
Por otro lado, la teoría contemporánea de la literacidad (Cassany, 2005)
sostiene concepciones relativistas sobre la naturaleza del conocimiento,
de la percepción, de la realidad y del papel que desempeña el discur-
so en la comunicación. Afirma que estos no poseen conocimientos por
sí mismos, sino que emergen al entrar en contacto con los significados
que aporta cada comunidad a través del lector. No hay realidades abso-
lutas u objetivas que puedan servir de referencia, sino que requieren de
los propósitos del autor como fuente básica de los significados; pero a
este ejercicio de intencionalidades deben sumarse otras que provienen de
los contextos, de la comunidad o de los actos de lectura. Por lo tanto, el
conocimiento no es natural o neutral, emplea reglas discursivas de las
comunidades particulares. Es por ello que, en cada lugar, la lectura y la

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para desarrollar la competencia crítica

Revista Pucara, N.º 27 (261-274), 2016

264

escritura han adoptado prácticas propias, desde los formatos de los géne-
ros discursivos requeridos.
Así, cada género desempeña funciones concretas, el lector y el autor rea-
lizan roles específicos, manejan recursos lingüísticos prefijados, se prac-
tica una teoría pre-establecida, se manejan los soportes de la escritura
del autor y el lector, quienes trabajan activamente en la elaboración de
significados que son delimitados por la acción de una comunidad especí-
fica. De esta manera, se pueden alcanzar distintos grados de aprehensión
de los sentidos de los textos desde los recursos del código, de los recursos
del significado, los recursos pragmáticos y los recursos críticos. Los últi-
mos miran al lector como un analista del texto, porque acoge los sentidos
y significados en forma parcial; busca los valores, actitudes, opiniones,
ideologías con las que define una perspectiva propia y formula constan-
temente preguntas orientadoras que guían sus estratégicas de búsqueda
(Cassany, 2013, pp. 82-83).
Además, se proponen tres planos de comprensión discursiva, se emplea
para distinguirlos, tres metáforas, estas son: estar en las líneas, entre lí-
neas, detrás de las líneas.31 En el tercero de estos planos se ubica la deno-
minada lectura crítica y pretende desarrollar una opinión propia, original,
matizada, diferente, coherente y originada en las experiencias personales.
Su orientación teórica, epistémica, se desarrolla desde las teorías críticas
que rechaza la aceptación abnegada del mundo, sus desigualdades e injus-
ticias, la dominación de una clases sobre otras (Cassany, 2013, pp. 85-90).
Estas realidades problemáticas no tienen justificación natural, sino que
están construidas por motivos históricos-sociales que conducen a un de-
terminado orden. Para comprenderlas se requieren habilidades de deco-
dificación lingüística, semántica, pragmática, de muchos conocimientos,
de información abundante, de tiempo y dedicación para procesarlas. Los
datos que se obtienen con el ejercicio de esta lectura van más allá del significado
proposicional del discurso y contribuyen a evaluar la práctica comunicati-
va. La información requerida proviene del lugar, el momento, las circuns-

31 Define el funcionamiento de esas metáforas en los siguientes términos: la pri-
mera, comprende el significado literal de un texto; la segunda, todo lo que es posible deducir
del significado de las palabras, aunque no se hay dicho explícitamente; las inferencias, las
presuposiciones, la ironía, los dobles sentidos; en la tercera, está la ideología, el o los puntos
de vista, la intención y la argumentación que apunta el autor. (…) Las fronteras entre estos
tipos de comprensiones es difusa, se pueden distinguir los tres planos o pueden aparecer las
tres funcionen en un mismo texto, en momentos y frente a intenciones y búsquedas distintas.
Pero, siempre hay contenidos escondidos que pueden y deben buscarse (Cassany, 2013, pp.
52-55).

265

tancias de producción de los textos, de otros discursos previos, del tema,
de los contextos, del origen de la construcción del discurso en cuestión,
del perfil del lector al que se dirige, de las referencias, las audiencias, los
conocimientos, los presupuestos, la imagen que se proyecta del lector, y
de la identidad del autor: sexo, edad, nivel cultural, ideología, otras.
Con estos antecedentes teóricos se puede afirmar que leer es compren-
der y para alcanzar este proceso es necesario desarrollar varias destrezas
mentales o procesos cognitivos, tales como: anticipar lo que dirá un escri-
to, aportar nuestros conocimientos previos, formular hipótesis y verificar-
las, elaborar inferencias para comprender lo que solo se sugiere, construir
significados. A este conjunto de destrezas se las denomina “alfabetización
funcional” (Halliday, 1978, 1982). De esta manera, una práctica lectora es
la apropiación particular del aparato letrado por parte del aprendiz, quien
lo usa de manera personal, lo integra a un conjunto de prácticas comuni-
cativas letradas y aporta con su voz. Desde esta perspectiva resulta clave
estudiar los ámbitos y contextos letrados del sujeto, porque solo de este
modo se podrá alcanzar una visión ecológica, global, contextualizada, in-
terrelacionada y émica de las prácticas lectoras (Cassany, 2008, p. 14).

Descripción de la propuesta
Leer críticamente no significa la exposición de una “libre opinión”. Este
tipo de lector surge del ejercicio intelectual de hacer inferencias simples o
complejas. Las asociaciones complejas surgen de las relaciones que sus-
citan los conocimientos del texto con los del lector. Estas dos visiones en
contacto instauran un juego de asombros en donde el objetivo central es
identificar las intencionalidades de lo leído. Esta lectura no puede desarro-
llarse si los acervos, textuales y contextuales del lector son limitados, por
ello se vuelve fundamental que se desplieguen estrategias pedagógicas
para que la diversidad de artefactos textuales y la formación pedagógica
de docentes y estudiantes se oriente a la consecución de lectores críticos,
de ciudadanos con posiciones definidas, personales, capaces de intervenir
en la formación y transformación de nuestras sociedades. Así, un lector
crítico es el modelo constructivo del “ideal de estudiante universitario”.
El trabajo estratégico para la formación de un lector crítico requiere de
tareas auténticas que se ejerciten sobre escenarios y contextos reales, des-
de donde se construyan, paulatinamente, sus niveles de comprensión, sus
puntos de vista en relación con los temas, con los géneros discursivos tra-

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para desarrollar la competencia crítica

Revista Pucara, N.º 27 (261-274), 2016

266

bajados y desde la reconstrucción de sus conocimientos previos. La meto-
dología elegida parte de las esferas de la acción investigación pedagógica
que sostiene la ‘relevancia del practicum’ que defiende el postulado de
teorizar la práctica y experimentar la teoría,32 que se vuelve fundamental
a la hora de definir, tareas, estrategias lectoras auténticas (Pérez Gómez,
2010, pág. 4).

Interacción de la teoría y la práctica en tareas de lectura crítica en
experiencias letradas universitarias
Una propuesta de este tipo de lectura parte de las pautas conceptuales y
metodológicas de la profesora Amparo Moreno Sardá,33 quien fundamen-
ta su propuesta en la definición teórica de la categoría ‘no-androcéntri-
co’, que se articula en la posibilidad de formular textos y discursos que
sean capaces de explicar nuestro pasado y nuestro presente no desde los
códigos de dominio de los valores impuestos por colectivo de los ‘varo-
nes’ que se autoubican como el centro hegemónico de la vida social. Se
propone la emergencia de una centralidad diferente que permita articular
una visibilidad desde las actuaciones y actitudes de los otros. Según Mo-
reno:la opacidad androcéntrica del discurso académico, el informativo,
o cualquier otro tipo de discurso, no sólo nos habitúa a confundir lo par-
ticular con lo general, a creer universal lo que no lo es, a acostumbrarnos
a una particular opción de la existencia humana con mayor voluntad de
dominar al mundo” (2005, p. 310).
Se trata, entonces, de un recorte de mirada desde la que se rescata otras
posibilidades de lectura o que da voz a otras voces que no formaban parte
de esta tradicional perspectiva androcéntrica, dominadora, ejercida por el
poder, la centralidad, unificadora, impositiva, jerarquizadora; pero poco
funcional en relación con la emergencia de otras posiciones, saberes y dis-
cursos que estaban ubicados en los márgenes de las ideologías y los poderes.

32 Ángel Pérez Gómez (2010) sostiene que las prácticas docentes que se desarro-
llan en contextos reales son la clave para el desarrollo de prácticas pedagógicas en la era
digital. Así, las teorías disciplinares son incapaces de reestructurar los hábitos y las creencias
que influyen en las interpretaciones de los aprendices y de los tutores del proceso didáctico.
Pero tampoco, la práctica por sí sola alcanza los sentidos y los aprendizajes deseados, más
bien acciones pedagógicas de este tipo, reproducen prejuicios y hábitos trasmitidos por las
prácticas tradiciones.

33 Amparo Moreno Sardá expone las ideas centrales de esta propuesta metodoló-
gica en su libro Mirada Informativa (1998) y en él se define la categoría ‘no androcéntrico’
como todos aquellos procesos que participa de una voluntad de poder o de hegemonía cen-
tral.

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para desarrollar la competencia crítica

267

La propuesta teórico-metodológica de la Dra. Moreno (1998), encuentra
relación con los ejes epistémicos de la literacidad crítica y los de la pe-
dagogía crítica, cuando estas consideran que, la lectura requiere buscar
de manera pertinaz, los rostros de las ideologías desde búsquedas parti-
culares para la formación de ciudadanos críticos. La lectura o la decodi-
ficación de discursos, nunca son actos neutros, requieren de la definición
de posiciones claras que posibiliten los cambios de estructuras sociales,
porque como afirma Paulo Freire:

La literacidad crítica tiene que ver con la identidad individual y
de clase, tiene que ver con la formación de los ciudadanos, si es
necesario, hay que tomarlo como un acto político, jamás como
un acto neutro. Así, da poder al aprendiz, le libera y le permi-
te seguir los caminos necesarios para mejorar su vida. De esta
manera, la educación es un acto político, además de pedagógico
(1987, pp. 65-69).

El objetivo de la presente estrategias es formar opiniones críticas y par-
ticulares frente a la información presente en los textos que circulan en
el medio periodístico y que muy bien pueden ser trabajados en distintas
cátedras del ámbito universitario, como muestra de un tipo de género dis-
cursivo que revela la vigencia de múltiples formas de ideologías presentes
en el texto, y que deben ser discriminados en sus más cercanos ejes de
significación para alcanzar la comprensión de sus mensajes y la definición
de determinadas posiciones semánticas frente a él.
Esta tarea se origina en la caracterización estructural y discursiva de un
texto periodístico que circula como artículo de opinión.34 El texto web
seleccionado ha sido escrito por Roberto Aguilar, en la sección “Estado de
propaganda”; su título es “Miseria de la Semiótica” y fue publicado el 14
de diciembre de 2014. Este género discursivo presenta algunas especifici-
dades que deben ser indicadas. Es multimodal, estático, trabaja con cuatro
sistemas discursivos predominantes: el de las palabras, el del gráfico ilus-
trador, el de los colores, el de la disposición tipográfica. Refiere un tema
controversial y polémico presente en el país y que tiene que ver con juego
de sistemas semióticos utilizados como oficiales en el manejo y el control
de la información que circula en forma virtual en el Ecuador. El tema que
desarrolla el artículo se sitúa y se define en los contextos socio-culturales
de una comunidad dada, a los que tendrá que acceder el lector-aprendiz
34 El texto de Roberto Aguilar, “Miseria de la semiótica”, puede ser consultado en:
http://estadodepropaganda.com/2014/12/02/miseria-de-la-semiotica/

Revista Pucara, N.º 27 (261-274), 2016

268

para alcanzar algunos de los sentidos que el género alberga, en el desarro-
llo de un propósito que le permita definir posiciones personales frente a
los mensajes seleccionados en el texto de lectura.
La concepción de lo semiótica y el manejo de lenguajes, desde lo que el
autor del artículo de opinión que sirve de base para la formulación de la
propuesta, llama, ‘el lenguaje correista’ (sic), están ocultos en los pliegues
del presente texto. Las interpretaciones que se manejen en torno a estas
categorías teóricas deben ser claras y deben permitir que se visibilice a
los sujetos históricos que aparece en el centro del discurso (León Duarte,
2006, pp. 09-330). En este sentido, la tarea crítica pendiente será visibi-
lizar las articulaciones discursivas con valor positivo y otras, con valor
negativo. Estas acciones rastrean lo que el texto incluye y también, lo que
excluye y silencia, para que, de esta manera, se pueda identificar y consta-
tar, el modelo particular de dialogismo que instauran las voces discursivas
protagonista del relato. Esta práctica de lectura permitirá visibilizar la
realidad histórica y cultural de las voces del margen, que están ocultas
tras las formas de las palabras y de los distintos niveles textuales en los
que se sitúan los significados. Además, se pueden averiguar relaciones
ocultas que se establecen con los centros hegemónicos de la vida social.
Esta experiencia implica llevar la crítica particular al universo mental an-
drocéntrico y a su sistema de valores.
Para el desarrollo de esta tarea, el pensamiento crítico requiere de la
activación de las dimensiones de la autocrítica35 en dos niveles. En el
primero, se ubican y se trabajan las categorías semánticas que estruc-
turan el texto-discurso, en el nivel léxico-semántico, de esta manera, se
registrarán algunos usos del denominado ‘lenguaje correísta’ (sic), que
aparece en el siguiente conjunto de términos empleados: el aparato de
control, nomenclatura institucional, intendencia nacional de monitoreo,
análisis de la información, intendencia nacional de vigilancia y control
de la comunicación social, intendencia nacional de procesos y sancio-
nes, informe de la Secom, entre otros. Luego se debe analizar los matices
lingüísticos y las referencias de sentido que los usos de estas categorías
generan; se debe revisar si éstas son categorías generales o específicas
de las disciplinas, de las profesiones, de la realidad cultural de un país; o
si son construcciones léxicas-semánticas particulares de un discurso ins-
tituido por el poder. Se trata de definir el conjunto de categoría sémicas
que forman el esqueleto central de los sentidos de este discurso. En este

35 Esta noción no enfrenta las categorías éticas de hechos o circunstancias infe-
riores o superiores

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para desarrollar la competencia crítica

269

nivel se trabaja minuciosamente con las herramientas que las disciplinas
semánticas-pragmáticas-lingüísticas despliegan.
En el segundo momento, se requiere precisar los ejes del modelo humano
conceptual, epistémicos, políticos, ideológicos que se filtra detrás de los
usos del lenguaje y que alcanzan definiciones de sentido específicas en
los contextos socio-culturales del Ecuador, en donde se produce y circula
este género discursivo.
La secuencia de actividades que se han desarrollado debe corresponderse
con el objetivo trazado y con otra actividad globalizadora que se planifi-
que, en este caso, se ha seleccionado el desarrollo de una tarea de escritura
específica, la elaboración de un ensayo argumentativo de cinco párrafos,
por ejemplo. Este trabajo permite visibilizar el proceso de desmontaje
teórico conceptual de los campos semánticos analizados en el artículo
de opinión seleccionado para la elaboración de la siguiente propuesta. El
tema del ensayo, lo definirá el lector-aprendiz, a partir de los aspectos que
le hayan llamado la atención del texto, definirá un punto de enunciación
propio y lo desarrollará con la formulación de argumentos pertinentes,
conectados con el tema que plantea.
Los distintos momentos del desarrollo de esta fase práctica residen en la
calidad de los procesos de guía y las respectivas devoluciones que la tuto-
ría académica realice (docente universitario). Esta es la acción fundamen-
tal de un pensamiento práctico que conecta la investigación-acción y que
potencia el aprendizaje autónomo, la formación de criterios personales y
la adquisición de conocimientos permanentes (Pérez Gómez, 2010, p. 8).
Esta propuesta parte de la urgencia de impensar36 y de abrir las ciencias
sociales y la polémica político-científica en América Latina y por qué
no, en el mundo. Esta discusión ha sido referida con interés por muchos
analistas sociales latinoamericanos que han hecho una reinterpretación de
la lectura crítica en función de lo cognoscitivo, lo ideológico y geográfico
(Moreno, 2005, pág. 36). En este punto, Renato Ortiz propone que se
deben evitar dos actitudes: la conservadora que toma a los clásicos como
fundadores de un saber acabado, lo que conduce a una ‘mineralización del
pensamiento’ y lo opuesto, que supone creer que todo ha cambiado y que
los tiempos actuales exigen una ciencia social distinta e incompatible con
lo que hasta entonces se ha practicado (Ortiz, 1999, p. 56).

36 Categoría teórica propuesta por Moreno al referir las acciones de replantea-
miento o reinterpretación de los acciones de la compresión lectora en relación con los con-
textos, sociales, ideológicos y geográficos.

Revista Pucara, N.º 27 (261-274), 2016

270

Finalmente, todo balance deberá considerar la existencia de una tradición
intelectual que se incorpora a las recientes y renovadas tradiciones aca-
démicas. Así, “El pasado es el presente que se manifiesta en el arsenal
de conceptos con los que operamos, en los tipos de investigaciones que
realizamos, en la bibliografía que seleccionamos, en las técnicas que em-
pleamos” (Ortiz, 1999, p. 57).
Frente a lo citado, se debe acotar que también se manifiesta en las formas
de vida que asumimos, en las maneras que estructuramos y comprende-
mos los artefactos letrados contemporáneos que nos circundan, en las es-
trategias discursivas que utilizamos en cada prácticas pedagógica a nivel
de nuestras universidades en América Latina. Porque como propone Van
Dijk (1999) la variación en el léxico implica que, como hablantes, tene-
mos opciones diferentes, visibilizamos ideologías, alternamos diferencias
de poder y autoridad. De esta manera, en todos los niveles del discurso
encontramos las ‘huellas de los contextos’, allí, las marcas de la clase,
edad, origen, posición u otras formas de pertenencia grupal: comunidad
lingüística, multiculturalidad, interculturalidad, entre otras, se expresan.
Pero estos contextos sociales-culturales están en constante movimiento y
en relación directa con los ejes y las estrategias de su criticidad (Van Dijk,
1999, p. 3).
Se puede deducir entonces que la práctica realizada, requirió del ejercicio
de las siguientes acciones:
— Búsqueda, selección, organización y discriminación de la información

presente en el género discursivo trabajado.
— Activación de los conocimientos previos, y a partir de ellos, definición

de una primera posición frente a los contenidos del texto.
— Reflexión de cada aprendiz sobre los contenidos de las lecturas.
— Focalización sobre los sentidos discursivos del texto, desde búsquedas

y planteamientos personales sobre el tema.
— Definición de posiciones propias desde las relaciones que se estable-

cen de la comparación de los sentidos que provienen de expe-
riencias personales con el conocimiento que ofrece las relaciones
lingüísticas, semánticas de las estructuras discursivas del texto.

— Propiciar aprendizajes activos: cimentar los niveles de comprensión
crítica, a partir de las creencias epistémicas de los estudiantes.

— Fomentar el desarrollo de actitudes estratégicas personales, y posi-

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para desarrollar la competencia crítica

271

cionamientos propios, frente a las prácticas sociales y culturales
vigentes.

— Formular tareas globales a partir de ejercicios y prácticas de escritura
con estructuras discursivas particulares.

Algunos resultados preliminares
Hemos examinado algunas estrategias pedagógicas que provienen de
las dimensiones teórico-metodológicas diversas que miran desde aristas
distintas la importancia de la lectura crítica como eje fundamental en la
formación del lector-aprendiz universitario. Lo factible de estas doctrinas
es que presentan algunos puntos de coincidencia que nos han permitido
vincularlas y articular algunas generalizaciones:
— La propuesta yuxtapone principios teóricos y acciones lectoras prác-

ticas que visibilizan ciertos problemas implicados en las esferas
socioculturales.

— El pensamiento crítico busca fortalecer las responsabilidades en las
ideas propias, la tolerancia con los otros y el intercambio libre
de opiniones, acciones que deben contribuir a la formación de la
ciudadanía democrática.

— El acto de elaborar un significado varía según el discurso, la discipli-
na y el contexto. En cada ámbito de la comunidad se han desa-
rrollado históricamente formas particulares de trasmitir e inferir
significados, que las personas aprendemos cuando participamos
en la actividad lectora.

— Leer desde las esferas de la criticidad y desde la perspectiva socio-
cultural permite formar un lector-escritor universitario ideal. Un
lector-aprendiz capaz de comprender y producir textos acadé-
micos propios en sus disciplinas. Sus niveles de comprensión
crítica trascienden el estímulo planteado, y van al análisis de los
contextos socioculturales que lo circundan, recuperan inferen-
cias, complejizan los planteamientos iniciales, dialogan con sus
propias ideas, definen miradas más amplias e intertextuales con
las cuales construyen y definen planeamientos propios, postulan
agudos argumentos y asumen un locus de enunciación personal

Revista Pucara, N.º 27 (261-274), 2016

272

desde donde expresa sus puntos de vista.
De esta manera, formar lectores críticos es, sin duda, una tarea riguro-
sa, exigente, pero necesaria, se enfoca en la activación de un proceso de
comprensión centrado en el aprendiz, que es quien tiene la posibilidad de
desarrollar su competencia reflexiva particular.
De la mano de Cassany (2013), concluimos que un método efectivo para
generar lectores críticos es la escritura, porque esta ofrece al lector, la
posibilidad de comprender cómo funciona el lenguaje, el estilo que desa-
rrolla cada individuo, los grupos y los usos que determinan y las razones
que se esconden detrás de esos usos.
Finalmente, la estrategia propuesta asume a la lectura y a la escritura
como artefactos culturales, como prácticas sociales situadas, de manera
que el único modo de comprenderlas es prestar atención a los contextos,
a las comunidades en las que circulan. Así, el acto de elaboración de un
significado varía, según el texto, la disciplina y el contexto. En las co-
munidades académicas universitarias sucede lo mismo, el aprendiz-lector
crítico se apropiará con mayor vehemencia de aquellas significaciones
teórico-disciplinares, cuando es él, quien selecciona, ejecuta teoriza y de-
fine sus rutas lectoras y, cuando desde posicionamientos personales, se
conecta con la interrogante que nos propone Bajtín (2011) -y decide-:
¿Qué hacer con la palabra del otro en el discurso propio?

Referencias bibliográficas:
Arce, L.C. (2009). “Del papel a la mente: La lectura literaria desde una

Las prácticas lectoras, hoy, una estrategia para desarrollar la competencia crítica

273

perspectiva psicolingüística”. En M.E. Hauy (Coord.). Leer li-
teratura: trayectorias y horizontes de la lectura literaria en la
escuela
. Córdoba: Brujas.

__________ (2012). Procesos cognitivos en la lectura crítica de textos
literarios: aportes científicos desde Humanidades. Catamarca:
Editorial Científica Universitaria.

Bajtín, M. (2011). Las fronteras del discurso. Buenos Aires: Las cuaren-
ta

Benveniste, E. (1966). Problemas de lingüística general I. México D.F.:
Siglo XXI.

Caron, Betina. (2012). Postmodernidad y lectura. Buenos Aires: Libros
del Zorzal.

Cassany, D. (2004). “Explorando las necesidades actuales de comprender.
Aproximaciones a la comprensión crítica”. En Lectura y Vida,
25 (2), pp. 6-23.

__________ (2008). “Literacidad crítica: leer y escribir la ideología”.
Recuperado de http://sedll.org/es/admin/uploads/congresos/12/
act/10/Cassany,_D..pdf

__________ (2010). “Prácticas letradas contemporáneas: claves para su
desarrollo”. En Leer.es. Gobierno de España. Ministerio de Edu-
cación. Recuperado de https://repositori.upf.edu/bitstream/hand-
le/10230/21294/Cassany_LEERES.pdf?sequence=1

__________ (2013). Tras las líneas: sobre la lectura contemporánea.
Barcelona: Ed. Anagrama-Compactos.

__________ (s/f). “Investigaciones y propuestas sobre literacidad actual:
multiliteracidad, internet y criticidad”. Cátedra Unesco para la
Lectura y la Escritura. Universidad de Concepción. Recuperado
de: http://www2.udec.cl/catedraunesco/05CASSANY.pdf

Casanny, D.; Joseph M. Castellá (2010). “Aproximación a la literacidad
crítica”. En Florianópolis, 28 (2), pp. 353-374. Recuperado de:
http://www.perspectiva.ufsc.br

Denevi, M. (1966). Falsificaciones. Buenos Aires: Eudeba.
Foucault, M. (1999). Estrategias del poder. Barcelona: Paidós.
Freire, P. (1982). La importancia del acto de leer (en tres artículos que se

Revista Pucara, N.º 27 (261-274), 2016

274

han completado). Prefacio por Joaquim Antonio Severino. Re-
cuperado de: http://media.utp.edu.co/referencias-bibliograficas/
uploads/referencias/articulo/524-la-importancia-de-leer-frei-
re-docpdf-mh5tB-articulo.pdf

Halliday M. A. K. (1978:1982). El lenguaje como semiótica social. La in-
terpretación social del lenguaje y del significado. México D.F.:
Fondo de Cultura Económica.

Jurado Valencia, F. (2005). “Lectura crítica: el dialogo entre los textos”.
En Rutamaestra ediciones. Recuperado de: http//www.santilla-
na.com.cl/rutamestra/edición-8/articles//3.

León Duarte, G. (2005). “Ejercicios de la Lectura Crítica No Androcén-
trica en el Texto Académico de la Comunicación”. En Ámbitos,
(13-14), pp. 309-330.

Martínez, M. (2001). Análisis del Discurso y Práctica Pedagógica. S/c:
Homo Sapiens ediciones.

Módulo de lectura crítica. Saber pro (2014). Icfes Mejor Saber. Recuperado
de http://www.icfes.gov.co/index.php/docman/estudiantes-y-pa-
dres-de-familia/saber-pro-estudiantes-y-padres/estructura-ge-
neral-del-examen/modulos-saber-pro-2014-2/782-lectura-criti-
ca-2014-2/file?force-download=1

Pérez Gómez, Á. (2010). “La formación inicial del profesorado basado
en competencias. La revelación del practicum”. Recuperado de
http://www.ces.gob.ec/doc/8tavoTaller/el%20practicum.pdf

Van Dijk, T. A. (2001). “Ideología”. En El discurso como estructura y
proceso
. Barcelona: Gedisa.

Noticia sobre los autores
Alba Clementina Ardilla.
Doctora en Literatura de la Universidad

275

de Antioquia. Profesora-Investigadora, Departamento de Humanida-
des. Coordinadora Académica del Centro de estudios de lectura y
escritura – CELEE, Universidad EAFIT.
Alejandro Caamaño. Licenciado en Filología Clásica por la Uni-
versidad de Santiago de Compostela, España. Doctorado en Filolo-
gía Hispánica en la Universida de da Coruña, España, en la línea
de literatura femenina y de matrimonio medieval y renacentista en
España. Actualmente trabaja su tesis doctoral «Mujer y hermosura
en El carnero, de Juan Rodríguez Freyle». Profesor Investigador del
Departamento de Humanidades de la UAM Azcapotzalco.
Alejandro Rodríguez Campo. Fonoaudiólogo de la Universidad del
Valle (Colombia), maestrando en Ciencias Biomédicas en la misma
Universidad. Docente de la Escuela de Rehabilitación Humana y del
Departamento de Morfología de la Universidad del Valle. Investiga-
dor en el área de alfabetización académica en las disciplinas de las
ciencias de la salud, de Morfología y de los procesos de habla y voz.
Coordinador del Grupo de Apoyo a la Cultura Académica –GRACA–
de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle.
Alfredo González Morales. Máster en Filología española, Univer-
sidad de Oviedo, España, y PhD en Ciencias Pedagógicas por la Co-
misión Nacional de Grados Científicos de Cuba. Ha sido Director del
Centro de Estudios de Educación Superior y Coordinador del Pro-
grama de Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad
Central “Marta Abreu” de Las Villas, Cuba. Actualmente se desem-
peña como profesor de la Universidad Tecnológica de Israel y de la
Universidad Católica del Ecuador.
Ana Isabel Torre. Profesora de sordos y terapeuta del Lenguaje,
especialista en docencia universitaria, especialista en Ciencias del
Lenguaje. Magíster en Lectura y escritura. La evaluación de las pro-
ducciones escritas fue el tema de su tesis de maestría. Docente inves-
tigador categoría III (Programa Incentivos del Ministerio de Educación
de la Nación). Profesora titular de Evaluación de los Trastornos de la
Lectura y la Escritura
. Facultad de Educación Elemental y Especial
(FEEyE). Universidad Nacional de Cuyo. Codirectora del Instituto
de Logopedia de la FEEyE por el período 2008/2011. Miembro ase-
sor del Instituto de Lectura y Escritura. Directora de Investigación

Revista Pucara, N.º 27 (275-283), 2016

276

de la Secretaría de Investigación de la FEEyE por el período 2008-
2014. Responsable del Semillero de Investigadores de la Universidad
Nacional de Cuyo por el período 2014/2018. Miembro asesor del
Consejo de Investigación de la Facultad de Educación Elemental y
Especial. Codirectora del Departamento de Ciencias del Lenguaje de
la Facultad de Educación Elemental y Especial. Ha expuesto en nu-
merosos congresos nacionales e internacionales y es autora y coau-
tora de artículos y capítulos de libros con temáticas relacionadas a la
producción oral y escrita. Se desempeñó como compiladora del libro
Investigación y educación: de la agenda global al contexto local,
(2014) compilado por Daniel Israel, Alejandra Grzona y Ana Torre.
Ana María Mendez Puga. Profesora e Investigadora en la Univer-
sidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Doctora en Filosofía
y Ciencias de la Educación. Realiza investigación en temas de litera-
cidad, migración, formación de docentes e interculturalidad, en con-
textos de pobreza y exclusión. Ha dirigido y participado en diversas
investigaciones, de las cuales se han derivado artículos, capítulos de
libro y tesis. Es docente en el programa educativo de licenciado en
Psicología, de la maestría en Psicología y del doctorado interinsti-
tucional en Psicología. Promueve la vinculación de la universidad
y de los estudiantes con situaciones diversas que podrían mejorar la
condición del contexto y motivar el aprendizaje en todos los que par-
ticipan.Actualmente investiga la migración interna y el aprendizaje
de los profesores que trabajan en esos contextos, así como la pro-
ducción escrita de universitarios. Uno de los artículos en los que ha
colaborado es: “People in motion: a look at the indigenous cultures
in modern Michoacan”.
Claudia Menna (argentina): Diploma Superior y especialización en
Lectura, Escritura y educación (FLACSO). Licenciada en Enseñanza
de la Lengua y la Comunicación (CAECE). Profesora de Lengua,
Literatura e Historia (ICES. Venado Tuerto; Sta. Fe). Profesora en
IFD de Firmat y Venado Tuerto (Sta. Fe). Referente Territorial del
Plan de Mejora Institucional de escuelas secundarias en el Ministerio
de Educación de la provincia de Santa Fe.
Esperanza Arciniegas Lagos. Profesora Titular de la Universidad
del Valle, licenciada en Lingüística y Literatura, magíster en Litera-
tura de la Pontificia Universidad Javeriana. Coordinadora del Nodo
Univalle de la REDLEES, Red de Lectura y Escritura en la Educa-

277

ción Superior. Docente de la Universidad del Valle 1997-hoy. Do-
cente Universidad de la Amazonía, 1992-1997. Investigación: De-
sarrollo de estrategias metacognitivas en la comprensión de textos
académicos escritos a nivel universitario, Univalle, 2002.
Esteban Samaniego. Profesor titular principal de la Universidad
de Cuenca. Obtuvo el título de Ingeniero Civil en la Universidad
de Cuenca, Ecuador, en 1995. Luego obtuvo el grado de máster en
Métodos Numéricos por la Universidad Politécnica de Cataluña en
1998. En 2003, culminó sus estudios de doctorado en esta misma
universidad en el área de la Mecánica Computacional. Ha realizado
estancias posdoctorales en Estados Unidos e Italia.
Jackelin Verdugo Cárdenas. Profesora principal de Universidad
de Cuenca, en las asignaturas Lingüística I–II y Poesía Latinoame-
ricana, y profesora de la Universidad de la Azuay. Ha obtenido los
títulos de profesora de Segunda Enseñanza y Licenciada en Filosofía,
Letras y Ciencias de la Educación, especialidad Lengua y Literatura
española por la Universidad de Cuenca. Es Diplomada en Docencia
Universitaria por Florida Atlactic University y Pan American Cen-
ter. Florida-Cuenca. Es doctora, en Lengua y Literatura Espa-
ñola por la Universidad Técnica Particular de Loja. Magíster
en Letras por la Universidad Andina Simón Bolívar. Cursa el
Programa de doctorado en la Universidad Católica Argentina
(UCA) en Buenos Aires.
José Sarzi Amade y Leonor Taiano Campoverde son dos
investigadores de Ciencias Humanas y sociales. Han realizado
varias investigaciones juntos, entre las que destacan estudios
sobre los estereotipos en la cultura latinoamericana, los arque-
tipos en el Laberinto de la soledad, la migración medio-orien-
tal en Uruguay, el nacionalismo puertorriqueños y la figura del
“hombre nuevo”.
Karen Shirley López. Docente del Departamento de Comu-
nicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana de
Cali. Coordinadora Académica del Centro de Escritura Jave-
riano. Psicóloga, fonoaudióloga, magíster en lingüística y es-
pañol (Universidad del Valle- Colombia) y estudiante de Doc-
torado en Educación (UNED-España). Miembro del grupo de

Noticias sobre los autores

Revista Pucara, N.º 27 (275-283), 2016

278

investigación Procesos y Medios de Comunicación, en la línea
Comunicación y Educación.
Karina Alejandra Arenas Hernández. Fonoaudióloga y ma-
gíster en Lingüística y Español de la Universidad del Valle
(Colombia). Docente del Departamento de Lingüística y Filo-
logía y de la Escuela de Rehabilitación Humana de la institu-
ción mencionada. Integrante del grupo de investigación “Leer,
escribir y pensar” de la Escuela de Ciencias del Lenguaje de
la Universidad del Valle. Además de las vinculaciones como
docente, es coordinadora de los Grupos de Apoyo a la Cultura
Académica –GRACA– de la sede Meléndez de la Universidad
del Valle.
Luis Emilio Mora C. Profesor Titular de la Universidad del
Valle, Licenciado en Español y Literatura, magíster en Lin-
güística y Español de la Universidad del Valle. Experiencia
laboral: Universidad del Valle 1997-hoy; Universidad de la
Amazonía 1980-1997. Investigación: Descripción Fonológica
de la Lengua Tama, Español para estudiantes que ingresan a la
universidad por condición étnica 2007.
Manuel Villavicencio Posdoctorado en Ciencias Sociales, Hu-
manidades y Artes en el Centro de Estudios Avanzados (CEA)
de la Universidad de Córdoba, Argentina. Doctorado en Li-
teratura Latinoamericana, Universidad de Concepción, Chile.
Magíster en Letras, mención en Literatura Hispanoamericana
en la Universidad Simón Bolívar de Quito, Ecuador. Pregrado
en la Universidad de Cuenca en la Carrera de Lengua y Lite-
ratura de la Universidad de Cuenca, Ecuador. Ha participado
en eventos académicos sobre lingüística y literatura en Perú,
Colombia, Brasil, Cuba, Chile, Canadá, Argentina, Bolivia,
Costa Rica y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Ciu-
dad tomada y ciudad ausente: los paradigmas del imaginario
urbano en la narrativa latinoamericana (2011); Escribir en la
universidad (2011); Itinerantes: escritos sobre literatura ecuatoriana y
latinoamericana (2008); Ciudad, palimpsesto e ironía: las voces
subterráneas en la narrativa de Dávila Vázquez; co-autor de

279

La jerga juvenil en la ciudad de Cuenca (1998). Sus artículos
sobre lingüística, literatura y cultura ecuatoriana y latinoame-
ricana han sido publicados en revistas nacionales y extranjeras.
Ejerció las funciones de Director del Departamento de Inves-
tigación y Posgrado de la Facultad de Filosofía (2010-2014).
Actualmente es docente de la Carrera de Lengua y Literatura
Española, miembro del Grupo de investigación sobre escritu-
ra, Director de KILLKANA: Programa de Lectura y Escritura
Académicas de la Universidad de Cuenca, Coordinador de la
Cátedra UNESCO para la Lectura y la Escritura, sede Ecuador,
y Director de la Revista de Humanidades Pucara.
Marcelo Casarin. Doctor en Letras Modernas por la Univer-
sidad Nacional de Córdoba, donde dirige el programa “Escri-
tura, difusión y publicaciones científicas”. Ha publicado más
de 30 artículos sobre cuestiones referidas a redacción y publi-
caciones científicas, y a la cultura y la literatura argentina y
latinoamericana, además de los siguientes libros, entre otros:
Daniel Moyano. El enredo del lenguaje en el relato: una poé-
tica en la ficción (ensayo, 2002); Vicisitudes del ensayo y la
crítica
(ensayo, 2007). Coordinó la edición crítica de Tres gol-
pes de timbal
de Daniel Moyano, para la colección Archivos
(CRLA-Université de Poitiers, 2012).
María Julia Simoni. Especialista en Educación y TIC. Profe-
sora en Letras. Adjunta, dedicación semi-exclusiva, Taller de
Comprensión y Producción de Textos. Facultad de Humanida-
des de la Universidad Nacional del Nordeste. Docente investiga-
dora en el Proyecto Producción y comprensión de discursos de circu-
lación social en la región NEA. Descripción, análisis y aplicaciones.
PI H023-11. (Período 1/01/2012 – 31/12/2015) Secretaría General de
Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional del Nordeste. Resolu-
ción Nº 142/12 CS; dirigido por el Doctor Hugo Roberto Wingeyer.
Marta Pasut (argentina). Licenciada en Enseñanza de la Lengua y
la Comunicación (Universidad CAECE). Posgrado de Lectura, Es-
critura y Educación (FLACSO). Profesora de Castellano, Literatura
y Latín (Instituto del Profesorado “Dr. J. V. González” -Bs. As.-).
Capacitadora Docente y Consultora en el área Lengua para el Minis-

Noticias sobre los autores

Revista Pucara, N.º 27 (275-283), 2016

280

terio de Educación de Córdoba. Profesora en el Instituto del Profe-
sorado “Dr. J. V. González” (Bs. As.).
Mauricio Zabala Hernández. Magíster en Historia, Universidad
Nacional de Colombia; profesor de tiempo completo de la Univer-
sidad de Ibagué.
Myriam Merchán Barros. Magíster en Docencia Universitaria e In-
vestigación Educativa, Pontificia Universidad Católica Del Ecuador.
Licenciada en Literatura, Universidad Aristóteles De Tesalónica. Ac-
tualmente se desempeña como docente de la Pontificia Universidad
Católica del Ecuador.
Mónica Prior. Es profesora de idioma Español, especialista en Di-
ficultades del Aprendizaje y magíster en Didáctica de la Educación
Superior (IU CLAEH). Se desempeña como docente de Lengua
en Enseñanza Secundaria y Superior y coordina la Especialización
y maestría en Docencia de la Educación Media del IU CLAEH de
Montevideo, Uruguay.
Nancy Karen Ramírez Sánchez. Es tesista de Psicología en la Uni-
versidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, tutora durante tres
años, dentro de la Facultad de Psicología U.M.S.N.H, estudiante de
intercambio en La Universidad de La Frontera en Chile. Actualmente
labora para el Ayuntamiento de Morelia, Michoacán en el proyecto
Habitat y es integrante de la Sociedad Novomexicana De Estudios
Sociales Filosóficos y Humanísticos (ANEFH. A.C) en México.
Cuenta con diplomados en Pedagogía Crítica, Psicodiagnóstico In-
fantil y Tutoría Académica en la Universidad, por la Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Ha participado como autora
y coautora en diversos trabajos sobre ética y Psicología, y escritura
académica dentro de la universidad, entre otros.
Olga López Pérez. Licenciada en Psicología. Técnico académico
de tiempo completo en la Facultad de Psicología de la Universidad
Michoacano de San Nicolás de Hidalgo. Docente en la Universidad
sobre Psicología y educación. Responsable del Programa de tutoría y
colaboradora en proyectos de investigación sobre Escritura, Lectura
y Aprendizaje. Línea de investigación: alfabetización académica y
escritura en las disciplinas. Artículos científicos: “Tutoría entre pa-
res y escritura en la universidad”. “Alfabetización académica en los
primeros años de formación disciplinar”. Actual interés en la parti-

Noticias sobre los autores

281

cipación de los profesores en la enseñanza a partir de la escritura en
las disciplinas.
Patricia del Carmen Guerrero de la Llata. Doctora en Ciencias
Sociales por El Colegio de Sonora. PTC en el Departamento de Le-
tras y Lingüística de la Universidad de Sonora. Trabaja en dos líneas
de Investigación 1) Construcciones de sentido: discurso y estudios
culturales
, y 2) Desarrollo de habilidades de lecto-escritura en la
universidad
. Miembro del SNI, Coord. Posgrado en Humanidades
y Pte. Academia en Lengua Escrita. Autora de libros, capítulos de
libro, artículos académicos y de divulgación.
Paulina Zary Corral. Máster en Tecnologías de la Información y de
la Comunicación Aplicadas a la Educación, Universidad Autónoma
De Barcelona. Licenciada en Ciencias de la Educación y profesora
de Segunda Enseñanza en la Especialización de Letras y Castellano,
Pontificia Universidad Católica Del Ecuador. Actualmente se desem-
peña como docente de la Escuela Politécnica Nacional

Sandra Guerrero Martínez. Obtuvo su título de magíster en Ge-
rencia y Liderazgo Educacional en la UTPL, actualmente profesora
y coordinadora del área de Lengua de la Universidad Casa Grande
(UCG). Catedrática con 28 años de experiencia en los ámbitos de:
Lenguaje, Lengua, Comunicación, Desarrollo Pensamiento Crítico y
Creativo, Inteligencias Múltiples y Modelos Pedagógicos Innovado-
res. Ha colaborado con la Universidad Estatal de Guayaquil, UEES
y FASINARM.

Sonia Inés López F. Candidata a Doctora en Humanidades, Uni-
versidad EAFIT. Profesora titular, Departamento de Humanidades:
Coordinadora Académica del Centro de estudios de lectura y escritu-
ra –CELEE–, Universidad EAFIT.
Vicente Robalino. Doctor en literatura (PUCE). Doctor en Letras
(UNAM). Director de la Escuela de Lengua y Literatura (PUCE).
Coordinador de la Maestría en Literatura Hispanoamericana y Ecua-
toriana (PUCE). Profesor invitado de la Universidad Andina Simón
Bolívar. Profesor- investigador en lengua y literatura. Escritor y crí-
tico.

Revista Pucara, N.º 27 (275-283), 2016

282

Violeta Molina Natera. Docente del Departamento de Comunica-
ción y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali. Di-
rectora del Centro de Escritura Javeriano. Fonoaudióloga, magíster
en lingüística y español y estudiante de Doctorado en Educación
(Universidad Pedagógica Nacional). Miembro del grupo de investi-
gación Procesos y Medios de Comunicación. Coordinadora de la Red
Latinoamericana de Centros y Programas de Escritura.

Noticias sobre los autores

283

Información a los autores
A lo largo de sus 30 años de existencia, la Revista de Humanidades
Pucara de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educa-
ción de la Universidad de Cuenca (Ecuador), se ha constituido en
un referente de consulta especializada por parte de estudiantes, do-
centes e investigadores que trabajan las diferentes manifestaciones
de la cultura y la sociedad, desde perspectivas literarias, históricas,
filosóficas, antropológicas, sicológicas y educativas.
En este sentido, Pucara, como espacio de diálogo e intercambio aca-
démico, convoca a expertos nacionales y extranjeros para presentar
sus avances y productos finales de proyectos de investigación inédi-
tos avalados por instituciones de educación e investigación de pres-
tigio.
Normas de publicación:
1. Requisitos formales Los trabajos completos deben enviarse al
correo pucara@ucuenca.edu.ec con el nombre “Versión final. Prime-
ro(s) apellido(s)”, en formato Word o compatible.
2. Datos del autor. En hoja aparte adjunta se debe incluir la filia-
ción del autor (o los autores), su dirección (apartado postal), correo
electrónico y las cualidades principales del autor (grado académico,
nombre, categoría, área de trabajo y vinculación institucional) en
hoja separada.
3. Tiempos y proceso editorial. Una vez recibidos los artículos, el
Comité Editorial evaluará el cumplimiento básico de los requisitos.
Obtenido el visto bueno del Comité, el documento será evaluado por
un par académico anónimo y externo.
4. Artículos aceptados. El / los autores de los artículos aceptados
para la publicación serán notificados vía correo electrónico y recibi-
rán dos ejemplares de la revista.
5. Parámetros y presentación de artículos. Los textos no deben so-
brepasar las veinticinco (25) páginas, incluidos las notas al pie, ane-
xos y bibliografía. Deben presentarse en su redacción definitiva, en
forma clara y nítida, escritos a doble espacio. El tipo de letra utilizado
es Times New Roman 12.

Revista Pucara, N.º 27 (275-283), 2016

284

6. Los trabajos podrán estar escritos en español, inglés o portugués.
7. Normas de estilo. Pucara basa su estilo en la Sexta Edición de la
Asociación de Psicología Americana (APA).
8. Organización del texto.
— El título del artículo debe aparecer centrado en letra Times 12
negrita mayúscula. Su extensión no debe exceder las 20 palabras. El
título debe estar traducido al inglés y portugués.
— A continuación, debe incluirse un RESUMEN del trabajo de no
más de ciento cincuenta palabras.
— Seguidamente, debe incluirse el ABSTRACT en inglés.
— Finalmente, RESUMO, en portugués.
— Además, debe incluir cuatro palabras clave que caractericen el
trabajo tanto en español inglés y portugués.
— Los títulos de las partes (en caso de que el trabajo los tenga) que
componen el escrito deben utilizar la letra Times 12 negrita minús-
cula.

EL DIRECTOR

Noticias sobre los autores

285

PUCARA
Revista de Humanidades y Educación

Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación
Universidad de Cuenca

Av. 12 de abril. Ciudadela Universitaria.
Teléfono (593) 07 4051125

e-mail: pucara@ucuenca.edu.ec
Cuenca - Ecuador

Revista Pucara, N.º 27 (275-283), 2016

286

La REVISTA DE HUMANIDADES PUCARA N.º 27
se terminó de imprimir en julio de 2016

en los talleres Gráficos de la Universidad de Cuenca,
con el auspicio de la Facultad de Filosofía,

Letras y Ciencias de la Educación.

Humberto Chacón Q.,
DECANO

Elena Jerves
SUBDECANA