ISSNe 2661-6912
UNIVERSIDAD DE CUENCA
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación
REVISTA DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN PUCARA
ISSNe 2661-6912
Director
Horacio Cerutti Guldberg
Editor General
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Corrección de pruebas y revisión
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Publicación indexada en:
LATINDEX
Folio: 11915 / ISSN: 1390-0862
76
ÍNDICE
Empresarios y producción espacial en torno al club de
Fútbol León en México ______________________________ 9
Jonathan Montero Oropeza
Cuerpos, devenires y otras existencias __________________ 33
Claudia Piedrahita Echandía
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los
jóvenes en los territorios urbanos ______________________ 51
Oscar Useche y Clara Inés Pérez
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda
de un feminismo indígena ecuatoriano ___________________ 71
Adriana Rodríguez Caguana
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierra ________________ 91
Julie Manuela Mena
…hablando del derecho a la Educación
Sexual Integral: la voz de los adolescentes
en Ecuador _________________________________________ 121
Jéssica Castillo, Derluyn Ilse, Valcke Martin
Writing groups in Ecuador as support for academics
on the road to publication _____________________________ 147
Elisabeth Rodas Brosam, Laura Colombo
INDEX
Entrepreneurs and space production around club
de Fútbol León in Mexico __________________________ 9
Jonathan Montero Oropeza
Bodies, transformations and other existences _____________ 33
Claudia Luz Piedrahita Echandía
Territory, young people and city: The resistance
of young people in urban territories ____________________ 51
Oscar Useche y Clara Inés Pérez
Gender and interculturalism: towards the
search for an ecuadorian indigenous feminism ___________ 71
Adriana Rodríguez Caguana
Think peace... Just when i have the earth ________________ 91
Julie Manuela Mena
... speaking about the right to Integral
Sexuality Education: the voice of adolescents
in Ecuador _________________________________________ 121
Castillo Jéssica, Derluyn Ilse, Valcke Martin
Writing groups in Ecuador as support for
academics on the road to publication ____________________ 147
Elisabeth Rodas Brosam, Laura Colombo
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en México
9
Empresarios y producción espacial en torno al club
de Fútbol León en México
Entrepreneurs and space production around club de
Fútbol León in Mexico
Empreendedores e produção espacial ao redor do
club de Fútbol León no México
Jonathan Montero Oropeza
Universidad de Guanajuato y UNAM
E-mail: jonathanmon06@gmail.com
Recibido: 10: 08: 2018 Aceptado: 21:10:2018
Resumen
En el presente trabajo se analiza desde la geografía humana el proceso de
producción espacial en torno al futbol convertido en negocio empresarial
en León, Guanajuato. Se hace hincapié en las relaciones de los empre-
sarios inmersos en el futbol profesional y su impacto en la producción
espacial, las relaciones Estado-Empresa y el proceso identitario a través
del futbol en León.
Palabras clave: Empresarios, Espacio, Futbol, León
Abstract
In the present study analyzed from human geography the production
process space around football developed business in Leon, Guanajuato.
Emphasis in the relationships of employers engaged in professional
Pucara, Nº 29, 9-30, 2018
https://publicaciones.ucuenca.edu.ec/ojs/index.php/pucara/issue/archive
ISSNe 2661-6912
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
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football and its impact on the spatial production, the relationship between
State-Company, and the identity process through soccer in Leon.
Keywords: Entrepreneurs, Space, Soccer, León
Resumo
No presente trabalho, o processo de produção espacial do futebol, trans-
formado em um negócio em León, Guanajuato, é analisado a partir da
geografia humana, com ênfase nas relações de empreendedores imersos
no futebol profissional. e seu impacto na produção espacial, nas relações
Estado-Empresa e no processo identitário através do futebol em León.
Palavras chave: Empreendedores, espaço, futebol, León
***
Introducción
Este estudio inició con motivo de los estudios de Maestría titulado El
proceso de producción espacial en torno a la empresa del futbol en León,
Guanajuato (1943-2014). En las siguientes líneas, se analiza el papel de
diversos actores sociales empresariales que se relacionaron con el mane-
jo administrativo de un equipo de futbol profesional en México, el Club
León. El objetivo radica en comprender por qué diversos empresarios
buscaron ser protagonistas de las relaciones de poder espaciales para au-
mentar su capital económico y el volumen de su capital social a través de
su intervención en la propiedad de una asociación deportiva.
Un escrito de este tipo se justifica debido a la relevancia que tiene el
futbol en su versión profesional en León, Guanajuato, y en México, tanto
en el ámbito económico, como en el aspecto identitario. En ese sentido,
vale la pena reconstruir el proceso espacio-temporal del Club León, para
desentrañar los vínculos Estado-Empresa y comprender cómo las élites
empresariales configuran el espacio geográfico mediante una actividad
deportiva altamente lucrativa, lo cual incluso llevó a un sector del empre-
sariado y del Ayuntamiento de León a mantener una disputa legal por el
estadio Nou Camp, lo cual revela las relaciones de poder que mantienen
los actores sociales hegemónicos de una ciudad media mexicana.
Como sustento teórico se retoma la perspectiva del geógrafo inglés Da-
vid Harvey, puesto que permite analizar las relaciones de poder en el
espacio y sus implicaciones en el ámbito urbano. Su posición será de
utilidad para interpretar las acciones y alianzas de los empresarios que
fungieron como propietarios del Club León en diferentes periodos.
La metodología que sirvió como base a esta investigación, tuvo su pri-
mera etapa en el Archivo Histórico del Municipio de León (AHML),
para indagar sobre los diferentes dueños del Club León. Posteriormente,
se realizaron una serie de entrevistas semiestructuradas a actores sociales
involucrados con el medio futbolístico y empresarial local, para desen-
trañar el proceso de producción espacial y las relaciones de poder sobre
este equipo de futbol profesional.
En el primer apartado, se presenta el contexto geográfico de la ciu-
dad de León, con el propósito de mostrar las particularidades de
esta ciudad mexicana, sus transformaciones espacio-temporales y
el papel que en ese proceso tuvo la élite empresarial local y la clase
política. En el segundo punto, se explica brevemente el contexto
histórico-geográfico sobre cómo surgió el Club de Futbol León.
El tercer apartado plasma las implicaciones espaciales de la cons-
trucción del estadio Nou Camp, para mostrar las relaciones terri-
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
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toriales Estado-Empresa y la importancia que tuvieron en la ciu-
dad de León los megaeventos deportivos que ahí se albergaron. En
el cuarto punto, se describe cómo ante las crisis de la economía
mexicana, los empresarios leoneses dejaron de solventar econó-
micamente al Club León y de qué manera diversos empresarios
foráneos tomaron las riendas del equipo.
1. Contexto geográfico de León, guanajuato, México
La ciudad de León se localiza en el estado de Guanajuato, en lo que se
conoce como la región del Bajío. En términos geográficos e históricos, el
Bajío se asocia más a Guanajuato que a las zonas de los otros estados que
también conforman la región: Michoacán, Jalisco y Querétaro (Chávez,
2012: 21). León es el foco económico, político y empresarial del Bajío,
debido a las industrias zapatera local y automotriz transnacional con las
que cuenta, los centros de congresos y convenciones que alberga, los
servicios de los ramos hotelero y restaurantero que posee, la oferta edu-
cativa de nivel superior (pública y privada) que ofrece, la infraestructura
vial que tiene y la conectividad carretera que posee.
León se convirtió en un espacio geoestratégico entre Ciudad de México y
Guadalajara, Jalisco, las dos ciudades más importantes de México. Ade-
más, mantiene profundos vínculos económicos y culturales con los Altos
de Jalisco, una región mexicana que se identifica por su tradición ganadera
y el conservadurismo católico que profesan la mayoría de sus habitantes.
El estado de Guanajuato es una de las pocas entidades federativas en
México donde la capital (la ciudad de Guanajuato) no tiene la preponde-
rancia económica y política. De hecho, se puede hablar de Guanajuato
como uno de los estados menos centralizados del país. A pesar de esta
circunstancia, la infraestructura económica en Guanajuato, se concentra
en los municipios de León, Irapuato, Salamanca, Celaya, Guanajuato y
San Miguel de Allende.
¿En qué momento León tomó el protagonismo económico y político
en el estado de Guanajuato? Hacia mediados del siglo XIX, tras la
decadencia de actividad minera, la capital de Guanajuato, la ciudad de
Guanajuato, perdió su potencial como espacio económico, mientras
León, paulatinamente despuntó como consecuencia de la producción de
rebozos, la confección de artículos de piel y las migraciones realizadas
por los habitantes de los Altos de Jalisco. Desde inicios y mediados del
siglo XX, la capital estatal dejó de ser el espacio focal de la economía
guanajuatense. El reconocido escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia
(1928-1993) hizo alusión a la rivalidad entre ambas ciudades en su novela
Estas ruinas que ves. En esa obra, parodia el marco social de Guanajuato
y León, a las que cambia el nombre por “Cuévano” y “Pedrones”, respec-
tivamente, y señala que mientras los habitantes de la primera se sienten
“Atenas” los segundos confunden “lo grandote con lo grandioso”.
Cabe resaltar que una peculiaridad de León, es su marcada adscripción al
conservadurismo católico, herencia de la guerra cristera (1926-1929) y
de las migraciones de los habitantes de los Altos de Jalisco. A la influen-
cia de la Iglesia Católica, hay que añadir que los grupos de poder empre-
sariales y políticos de León conformaron un discurso donde se enaltece
la idea de Guanajuato como una de las entidades federativas más repre-
sentativas del país, donde se gestó la lucha de la Independencia, ade-
más del surgimiento en su seno de íconos de la “mexicanidad”, como el
charro del Bajío y en donde nacieron relevantes intérpretes de la música
ranchera, como José Alfredo Jiménez, Jorge Negrete y Flor Silvestre.
León se caracteriza por su vocación industrial en la producción de calza-
do, por ser la cuna de movimientos sociales identificados con la derecha
y la ultraderecha, la profunda religiosidad de sus habitantes, el carácter
conservador de la educación, el poco atractivo del electorado por los
partidos vinculados con la izquierda y un fuerte sentido de adscripción
local. En ese contexto, el equipo de futbol Club León, juega un papel
primordial en el proceso identitario al interior del municipio de León.
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
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2. Génesis del Club León
Durante las primeras tres décadas del siglo XX el beisbol y las corridas
de toros eran algunos de las principales atractivos que León ofrecía a sus
habitantes. Paulatinamente el futbol tomó un papel preponderante, como
consecuencia de la organización de equipos auspiciados por las empre-
sas curtidoras y zapateras que emergían en la ciudad, o bien por algunos
sacerdotes locales. El objetivo, tanto de los dueños de las fábricas, como
de los presbíteros, radicaba en evitar o retirar a los jóvenes y obreros de
vicios, para así mantener un estado físico y mental saludable, en armonía
con el higienismo social y los preceptos morales católicos.
Hacia 1942, el IX Campeonato Nacional de futbol se celebró en Irapuato,
Guanajuato, ciudad que albergaba un moderno estadio de concreto, a di-
ferencia de la mayoría en México, que eran de madera, por ese entonces.
La Selección de Guanajuato –que estaba encabezada por varios futbo-
listas de la ciudad de León- resultó la ganadora del torneo al derrotar a
la Selección de Jalisco. En ese año, se reavivó la polémica concerniente
a si el Campeonato Nacional de futbol mexicano, debía continuar en su
formato amateur o profesionalizarse. En realidad, eran torneos de corte
semiamateur, puesto que los futbolistas recibían remuneraciones econó-
micas por jugar; además en los estadios se cobraba la entrada y se ven-
dían bebidas y botanas, es decir ya existía una comercialización en torno
al futbol. El primer torneo de futbol profesional en México se efectuó en
1943.
La Federación Mexicana de Futbol (Femexfut), admitió al representativo
de la ciudad de León, el cual hasta ese momento se llamaba Unión de
Curtidores, equipo auspiciado por futbolistas de corte amateur. La Fe-
mexfut admitió al equipo, bajo ciertas condiciones: contar con una can-
cha reglamentaria para la celebración de los partidos profesionales; cons-
tituir una Asociación Civil no menor a 150 socios; y cambiar el nombre
del equipo por el de León. Para la Femexfut resultaba atractivo que los
conjuntos futbolísticos de ciudades relevantes llevaran el topónimo del
espacio geográfico que representaban, muy al estilo del futbol europeo o
de los deportes estadunidenses.
De tal manera, una serie de empresarios leoneses aprovecharon la opor-
tunidad para administrar esa asociación futbolística y quitar el nombre
de Unión de Curtidores -referente a una de las actividades laborales y
gremiales de mayor tradición en el municipio- para colocarle el nomina-
tivo de la ciudad. Así surgió el Club León, cuando empresarios zapateros
y comerciantes locales, conformaron una Asociación Civil para sostener
colectiva y económicamente al equipo, el cual fue aceptado para par-
ticipar en la liga mexicana en 1944. El Club León, jugó sus primeros
partidos en el estadio Patria y posteriormente en el estadio Enrique Fer-
nández Martínez, coso deportivo edificado en 1945, como parte de una
promesa del gobernador a los jugadores leoneses que participaron en la
Selección Guanajuato campeona del torneo amateur en 1942. Bourdieu
(1991) plantea que el poder simbólico es bien representado en cuanto a
los nombres propios se refiere, porque revelan muchas cuestiones so-
ciales y culturales que nos forman como individuos. En ese contexto es
que debe comprenderse que el nombre del estadio, llevara el nombre del
gobernador en turno, como una referencia así mismo.
Posteriormente, se conformó otro equipo en la ciudad, el San Sebastián
(nombre que aludía al santo patrono de León). Sus propietarios, edifica-
ron un estadio denominado La Martinica, el cual en 1947, pasó también
a ser el espacio de los partidos como local del Club León. El León, se
volvió un equipo protagonista del futbol mexicano, puesto que en su nó-
mina figuraban varios de los mejores jugadores mexicanos de la época y
los más destacados futbolistas extranjeros que llegaron a México en ese
momento. Esta situación no era fortuita.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el empresariado za-
patero se favoreció debido a la demanda de calzado que se requería en
Estados Unidos, puesto que este país al involucrarse en el conflicto béli-
co, abrió sus fronteras para atender la demanda interna de distintos pro-
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
1716
ductos, como los zapatos y las botas militares, por lo que en México se
intensificó su fabricación y exportación. Además, durante los sexenios
presidenciales de Manuel Ávila Camacho (1940-1946), Miguel Alemán
Valdés (1946-1952) y Adolfo Ruiz Corties (1952-1958) como parte de
un discurso mundial vinculado a la modernidad occidental, el Estado
mexicano impulsó como una de sus políticas “calzar al país”, es decir,
que todos los ciudadanos mexicanos accedieran al uso de zapatos en su
indumentaria cotidiana, aspecto visto como un elemento de progreso y
avance social.
Este contexto de bonanza económica de los empresarios zapateros, sirvió
para solventar al Club León mediante la Asociación Civil que lo aus-
piciaba monetariamente, por lo que se diseñó un equipo competitivo.
Los resultados no tardaron en llegar, puesto que el Club León logró los
campeonatos en las temporadas 1947-48, 1948-49, 1951-52 y 1955-56,
lo cual lo convirtió en el equipo hegemónico del momento y colocó a la
ciudad zapatera dentro del imaginario del aficionado al futbol en Méxi-
co. En ese entonces, el equipo tomó el mote con el que se conocía a los
leoneses en México, los “Panzas Verdes”, debido a las manchas en los
delantales de los obreros del sector cuero-calzado que trabajaban en la
ciudad.
3. La construcción de un espacio deportivo: el estadio Nou Camp
La Asociación Civil del Club León, en busca de generar mayores ganan-
cias económicas a través del equipo y aumentar el volumen del capital
social de los empresarios involucrados en su administración, gestionó en
1965, a través de dos de sus miembros, Manuel Ortega y Adolfo Sánchez
López, la realización de un nuevo estadio, y así obtener mayores recursos
económicos para la institución. El entonces gobernador de Guanajuato
entre 1961 y 1967, Juan José Torres Landa, realizó la donación de una
serie de terrenos para la construcción del nuevo estadio y detonar la ur-
banización en esa zona de la ciudad.
El nuevo estadio se contempló dentro del “Plan Guanajuato”, un proyec-
to urbano cuya intención era dotar de equipamiento vial, industrial, edu-
cativo y deportivo al estado, y que tenía como objetivo transformar a una
entidad federativa especialmente rural en un espacio de ciudades medias
interconectadas. Por ello, en términos generales, el “Plan Guanajuato”,
tuvo la aceptación de la ciudadanía, la Iniciativa Privada y el Gobierno
Federal, puesto que en el discurso oficial del momento, los procesos de
urbanización e industrialización se percibían como elementos de moder-
nidad. En su Primer Informe de Gobierno, Torres Landa, señaló:
“Desde hace casi cinco siglos, la estructura social de este mundo viene
transformándose de agraria en industrial. La base de este proceso consis-
te en que la agricultura va siendo sustituida gradualmente por la industria
como eje de la vida económica” (Torres Landa, 1961: 19).
El discurso es paralelo a la tendencia del entonces Presidente de México,
Adolfo López Mateos, por disminuir la inversión pública hacia el campo
y aumentar la industrialización del país, puesto que se percibía a ésta,
como un elemento de modernidad y progreso. En ese contexto, se cons-
truyó en León el Boulevard López Mateos. A partir del decreto 74 del
Congreso del Estado, se aprobó la construcción de esta vialidad que en-
carnó una transformación urbana en la ciudad de León (García, 2010: 97).
En consecuencia, la localización del nuevo estadio, se propuso en lo que
eran los límites espaciales de la zona urbana de León, a un costado del
novedoso boulevard López Mateos y de las instalaciones de la Feria de
León, inauguradas en 1962. En agosto de 1965 se inició la edificación
del estadio Nou Camp, a cargo de la empresa ARVA S.A., una empresa
inmobiliaria jalisciense.
El estadio Nou Camp se inauguró el 1° febrero de 1967, en un torneo
al que fueron invitados los equipos River Plate de Argentina y Santos
de Brasil, este último contaba entre sus jugadores con la estrella Edson
Arantes do Nascimento “Pelé”. El caso de la construcción del estadio
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
1918
Nou Camp, revela cómo la producción del espacio mediante la dotación
de infraestructura, permite a los involucrados intervenir territorialmente
y generar diferencias geográficas que permitan consolidar sus intereses
políticos y económicos. El gobernador Torres Landa, consiguió entre va-
rios sectores de la ciudadanía legitimación social, tras la generación de
un elemento espacial que marcó las pautas de urbanización en el muni-
cipio de León. La directiva del Club León obtuvo un inmueble deportivo
propio y mejoró su situación económica a corto plazo. La inmobiliaria
ARVA, logró ganancias económicas y consolidó su reputación como em-
presa constructora. El proyecto fue bien recibido por la ciudadanía, pues-
to que la idea se promocionó como una necesidad del Club León, uno de
los elementos de identidad territorial de la ciudad; además al considerar
el coso deportivo dentro del “Plan Guanajuato”, el proyecto se percibió
como un catalizador de la urbanización en el municipio.
El espacio no es estático, cambia constantemente su fisonomía, su apa-
riencia y junto con ello, sus relaciones. La construcción de un estadio
por lo regular redefine las funciones de una zona de la ciudad y puede ser
un mecanismo para que ésta se inserte en un proceso de competitividad
(regional, nacional o incluso global), debido a los espacios complemen-
tarios que se originan. Depende de la capacidad de los diferentes actores
sociales para generar la legitimidad social del proyecto, la infraestructura
vial y la accesibilidad para desplazarse al inmueble, el impacto ecológico
de la obra, la aplicación de tecnología en la construcción y los usos alter-
nativos que puede tener un estadio, como conciertos, mítines políticos o
eventos religiosos.
En este sentido, hay que recordar que el espacio no es un soporte de la rea-
lidad donde se localizan elementos, ni mucho menos un simple espejo de
la sociedad, como se pretende analizar desde la concepción espacial empi-
rista y la del reflejo. Existe otra manera de interpretar el espacio, compren-
diendo a éste como un producto social dentro de un sistema de relaciones
sociales (Ortega, 2000: 362). La construcción de un estadio ocasiona que
una ciudad, o más bien dicho, una región al interior de la ciudad, modifique
su aspecto, puesto que se originan a su alrededor espacios complemen-
tarios que repercuten en los procesos territoriales de sus habitantes, a la
vez que los ciudadanos depositan ahí sus lealtades, lo cual configura en el
espacio geográfico prácticas sociales y relaciones de poder.
Para David Harvey, existe un papel cambiante de la espacialidad en la
sociedad contemporánea, puesto que los capitalistas se muestran, cada
vez con mayor sensibilidad a las cualidades espacialmente diferenciadas
dentro de la geografía mundial (Harvey, 1989: 326, 334). Por tanto, es
posible que los poderes que controlan esos espacios los modifiquen con
el fin de ser más atractivos para el capital, puesto que la identidad se
convierte en un tema importante porque cada sujeto ocupa un lugar de
individuación (Ibíd. 334).
En este tenor se debe considerar el papel del estadio Nou Camp en los
Juegos Olímpicos México 68 y los Mundiales de Futbol de 1970 y 1986.
La celebración de siete partidos de futbol en León durante los Juegos
Olímpicos México 68, permitió a las élites empresariales y políticas lo-
cales percatarse de las ganancias económicas que arrojaba el arribo de
turistas. Un año después, en 1969 y previo al Mundial México 1970, se
inauguró en León una nueva Terminal de Autobuses. Posteriormente, el
Mundial de México 1970 fue exitoso para las élites políticas y económi-
cas de León.
Otro aspecto que es importante resaltar es que para el Mundial México
1970 se eligieron a cinco urbes como sede: Ciudad de México, Gua-
dalajara, Puebla, Toluca y León. A diferencia de Guadalajara, Puebla
y Toluca, León no era capital estatal, lo cual demostraba la hegemonía
empresarial, económica y política de la ciudad, la cual albergó siete
partidos del certamen futbolístico. Para el Mundial México 1986, León
repitió como sede para el megaevento, mientras que otra ciudad gua-
najuatense, Irapuato, también se designó como asiento del certamen,
lo cual revela la capacidad de gestión de las elites empresariales gua-
najuatenses para conformar a través del futbol profesional, espacios
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
2120
atractivos para el gran capital y para el máximo organismo regulador
del balompié en escala global, la Fédération Internationale de Football
Association (FIFA, por sus siglas en francés).
Se debe agregar que la celebración de los tres megaeventos deportivos,
permitió a las élites empresariales leonesas percatarse de la atracción
de recursos monetarios como consecuencia de la actividad turística. De
hecho, previo a los tres certámenes, creció el número de hoteles en la
ciudad, lo cual modificó la imagen urbana de León e implicó el afian-
zamiento de desarrollos geográficos desiguales en la urbe, mediante la
dotación de infraestructura en algunas regiones específicas al interior de
la ciudad.
4. Nuevos propietarios del club León y disputas espaciales en torno
al estadio Nou Camp
Hacia mediados de la década de los setenta y a lo largo de los ochenta
y los noventa, del siglo XX, las empresas del sector cuero-calzado
en León experimentaron una debacle financiera. En primer término,
hubo una crisis de insumos para la producción. Además, muchas com-
pañías zapateras tuvieron dificultades en la transición generacional de
la administración de sus empresas. Se suma también, la dificultad que
tuvieron para adaptarse al nuevo proceso de globalización contem-
poránea; paulatinamente la introducción más frecuente a México de
calzado procedente de China y Vietnam, afectó a las pequeñas, me-
dianas y grandes factorías de calzado de León. Al ser más barato, un
amplio sector de consumidores se declinó por adquirir los productos
asiáticos. A estos factores debe agregarse las crisis económicas que se
vivieron en México durante 1976, 1982 y 1994.
La conjugación de factores socioeconómicos locales, nacionales y
globales, condujeron al empresariado leonés a reestructurar sus es-
trategias de acción empresarial. La administración de la Asociación
Civil Club León, no fue la excepción. La disminución en la tasa de
ganancia de las empresas zapateras y de distribución de calzado, se
manifestó en la debacle deportiva del equipo cuando éste descendió a
la segunda categoría del balompié mexicano en 1987.
Ante esta compleja situación, los empresarios que financiaban y enca-
bezaban al Club León, decidieron transformar la personalidad jurídica
del equipo hacia una Sociedad Anónima, al vender sus acciones a un
único capitalista. Después de un breve periodo en que empresarios
agroindustriales y del calzado deportivo procedentes de San Francis-
co del Rincón, Guanajuato, administraran al Club León, en una tran-
sacción poco clara, el empresario y político leonés Roberto Zermeño
Vargas se hizo de la propiedad del equipo, constituyendo así al Club
León como Sociedad Anónima.
Después del ascenso a la Primera división en 1990, bajo el manto
de Zermeño, el Club León logró el campeonato del máximo circuito
del futbol mexicano en 1992. Dos años después, en 1994, Zermeño
transfirió el equipo al empresario inmobiliario Valente Aguirre Meza,
quien fungió como propietario del Club León hasta 1999, cuando
aceptó una oferta realizada por el propio Zermeño para que este to-
mará nuevamente la propiedad del equipo. Roberto Zermeño admi-
nistró al equipo entre 1999 y 2002, año en que descendió a la Segunda
División.
Tras el fracaso en 2002, Zermeño vendió al Club León al inmobiliario
argentino Carlos Ahumada Kurtz. Este empresario adquirió al equipo,
como una manera de acercarse al entonces Presidente de México Vicen-
te Fox Quesada, simpatizante de los “Panzas Verdes”. Sin embargo la
Femexfut le quitó la propiedad de la franquicia, tras los escándalos de
corrupción en que se vio envuelto el empresario, cuando él mismo evi-
denció una serie de videos en los que otorgaba grandes sumas de dinero
a servidores públicos para ser favorecido en las licitaciones de obras en
la Ciudad de México.
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
2322
Tras el bochornoso suceso conocido en México como los “videoescán-
dalos”, el Grupo Pegaso, vinculado al sector de las telecomunicaciones
adquirió la propiedad del Club León. Tras múltiples fallidos intentos por
ascender a Primera División y el rechazo de los aficionados al proyecto
de este conglomerado empresarial, en el año 2009 vendieron la franqui-
cia a un grupo de inversionistas procedentes de Torreón, Coahuila, la
familia Batarse, quienes se especializan en comercializar calzado, ropa y
artículos electrónicos. La familia Batarse era nueva en el negocio del fut-
bol profesional y tras las cuantiosas pérdidas económicas se deslindaron
del equipo y lo vendieron al Grupo Pachuca en 2010.
El Grupo Pachuca es un conglomerado empresarial, con base en el esta-
do de Hidalgo y cuyo Presidente es Jesús Martínez Patiño. Las unidades
de negocio de este grupo, se basan en la propiedad y el manejo admi-
nistrativo de equipos de futbol, entre los cuales se encuentran Tuzos de
Pachuca, Club León, Mineros de Zacatecas y Coyotes de Tlaxcala en
México y el Everton de Viña del Mar en Chile.
El cimiento de su proyecto inició en 1995. Tras la derrota en la final por
ascender a Primera División contra el representativo de Celaya, Martí-
nez Patiño compró al entonces gobernador del estado de Hidalgo, Jesús
Murillo Karam, la propiedad de los Tuzos de Pachuca.1 A partir de esa
transacción, Martínez Patiño generó una serie de contactos en red con
el Partido Revolucionario Institucional (PRI), organización política que
nunca ha perdido una elección por la gubernatura en el estado de Hidal-
go. Las alianzas Empresa-Estado permitieron a Martínez Patiño consoli-
1 Los ojos del mundo voltearon a ver a Murillo Karam, varios años después, en
2014, cuando era el Procurador General de la República en México. Ante la desaparición
de 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa, Guerrero, por parte de policías municipales
y grupos vinculados al narcotráfico, se desató por parte de la ciudadanía y de organiza-
ciones internacionales una ola de fuertes cuestionamientos ante la escasa transparencia
en las investigaciones. Ante las refutaciones en su contra, en una conferencia de prensa
mencionó la frase “Ya me cansé”, por lo que diversos sectores ciudadanos en México
y diversas organizaciones internacionales expresaron su repudio e inconformidad a sus
palabras y a su deficiente labor como de Procurador.
dar sus negocios y expandirlos geográficamente en la ciudad y producir
espacios con la marca de la institución que preside.
En Pachuca, Hidalgo, el Grupo Pachuca es propietario del estadio Hidal-
go, inaugurado en 1993, gracias a la donación de terrenos por parte del
Ayuntamiento de Pachuca y el estado de Hidalgo. Posteriormente conso-
lidaron el proyecto de la Universidad del Futbol y Ciencias del Deporte,
lo cual les brinda la oportunidad de incidir en el ámbito educativo. De su
propiedad también es El Museo de Futbol Salón de la Fama, un proyecto
el cual avala la FIFA. En el ramo hotelero participan a través del Hotel
Camino Real. También auspicia el Tuzo Fórum (Centro de convencio-
nes con capacidad para 2000 personas), un centro comercial denominado
Tuzo Plaza y una cadena de artículos deportivos llamada Tuzomanía. En
el mundo restaurantero participan mediante Tuzo Tacos, El Buen Bife y
Escargotes y poseen franquicias de Domino´s Pizza. Además participan
en el ámbito inmobiliario a través de Tuzo y Mar-Fas, dos empresas que
especulan con terrenos y rentan espacios a Banorte y Home Depot, quie-
nes a su vez son patrocinadores del Club Pachuca.
El éxito del modelo de negocios del Grupo Pachuca, llevó a que desde
la adquisición por parte de la familia Martínez, el equipo consiguiera
dos campeonatos de Segunda División (1995-1996 e Invierno 1997), seis
títulos en la Primera División de México (Invierno 1999, Invierno 2001,
Apertura 2003, Clausura 2006, Clausura 2007, Clausura 2016,) cinco
torneos de la Liga de Campeones de la Confederación de Norteaméri-
ca, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf) (2002, 2007, 2008,
2009-10, 2016-17) y una Copa Sudamericana (2006).
Para expandir sus negocios e incrementar el volumen de su capital so-
cial, el Grupo Pachuca adquirió al Club León en noviembre de 2010 y
se nombró como su Presidente a Jesús Martínez Murguía, vástago de
Murguía Patiño. Después de diez años en la segunda categoría del futbol
mexicano, en mayo de 2012, los “Panzas Verdes” ascendieron a Primera
División, lo cual les redituó en la legitimidad por parte de la afición hacia
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
2524
el proyecto de la directiva. Ese mismo año, en el mes de septiembre, se
anunció que Grupo Pachuca creaba una sinergia con el empresario Car-
los Slim, uno de los hombres más ricos del mundo.
Slim había tenido dificultades para entrar el mundo del futbol profesional
como propietario de algún equipo, debido a las diferencias con Emilio
Azcárraga Jean, dueño de la empresa Televisa y del Club América. Por
tanto, el capital económico de Slim sería una pieza fundamental para in-
vertir en el recién ascendido Club León, lo cual en consecuencia, le bene-
ficiaría al Grupo Pachuca, para fortalecer su capital social y económico.
Este tipo de alianzas revelan como el capital social de un actor social es
útil para quienes forman parte de la asociación, puesto que sus contactos
le son redituables al grupo al que pertenece.
Los éxitos deportivos del Club León no tardaron en llegar. El tener una
de las nóminas más caras de la Primera División les redituó para ser
campeones en los torneos Apertura 2013 y Clausura 2014, contra el Club
América y el Club Pachuca, es decir, contra el equipo del rival empre-
sarial de Slim, Emilio Azcárraga Jean, y contra el otro equipo del Grupo
Pachuca. La sinergia entre Grupo Pachuca y Slim culminó en septiembre
de 2017, cuando el segundo no quiso renovar la sociedad, la cual se pactó
por cinco años.
En el año 2018, el Grupo Pachuca anunció “con bombo y platillo” la
puesta en marcha del proyecto de un nuevo estadio para el Club León, el
cual se tiene previsto inaugurar en el año 2022. La propuesta en la inver-
sión de un novedoso coso deportivo es necesaria para el Grupo Pachuca,
puesto que el Nou Camp se encuentra en litigio por su propiedad.
Uno de los antecedentes que se tienen sobre los conflictos por la apro-
piación del estadio Nou Camp se remiten a 1999, cuando el entonces
gobernador de Guanajuato por parte del Partido Acción Nacional (PAN)
Vicente Fox Quesada, donó y escrituró una serie de terrenos aledaños al
estadio -sin que estos fueran propiedad del estado de Guanajuato- a favor
del entonces dueño del Club León, Valente Aguirre. Esta situación causó
suspicacia entre los palcohabientes del estadio, encabezados por perso-
najes vinculados al PRI. Este conflicto por la apropiación del estadio
Nou Camp, debe entenderse también dentro del marco de confrontación
entre el PRI de León y el PAN del estado Guanajuato, puesto que en ese
momento Fox se perfilaba como precandidato Presidencial de México.
Un sector de la cúpula empresarial de León, al querer dar un giro al
municipio, hacia una ciudad de turismo de negocios y congresos, plan-
tearon la realización del Polifórum León, con el argumento de que éste
sería un foco de atracción para eventos empresariales, académicos y so-
ciales. El entonces dirigente del Consejo Coordinador Empresarial de
León (CCEL), José Arturo Sánchez, el director del proyecto Polifórum,
Gerardo Alderete, y el Presidente del Patronato Polifórum, Roberto Pla-
sencia Saldaña, gestionaron los terrenos circundantes al estadio para la
realización de la obra. De esta manera, se habilitaron las hectáreas sufi-
cientes en los terrenos aledaños al estadio Nou Camp, para sostener este
proyecto. Si bien el equipo de futbol Club León podía devaluarse, no así
los terrenos colindantes al inmueble, debido a su posición geoestratégica
dentro de la ciudad de León.
El problema legal por el estadio Nou Camp, continuó en el año 2000
cuando Roberto Zermeño Vargas, quien ya era propietario del Club León
en ese momento, firmó a favor de que el estadio quedara en manos del
Municipio, por lo que renunció a los derechos sobre el inmueble a cam-
bio de unos terrenos contiguos solicitados al Ayuntamiento de León.
Como ya se mencionó, Zermeño vendió al Club León a Carlos Ahumada,
quien en 2004 fue encarcelado. Zermeño Vargas aprovechó la situación
y anunció que un juez le había devuelto la propiedad de la franquicia y
el manejo del estadio Nou Camp. En el año 2007, el Ayuntamiento enca-
bezado por el panista Vicente Guerrero Reynoso, adjudicó al Municipio
de León como único dueño del estadio Nou Camp, acción que desató un
conflicto legal, puesto que el estadio pasó al Ayuntamiento y Zermeño
Vargas comenzó a reclamarlo. De hecho, Roberto Adán Zermeño Reyes,
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
2726
hijo Zermeño Vargas, interpuso una demanda para reclamar la propiedad
del estadio en el año 2011.
A pesar del litigio jurídico por el estadio, durante 2012 y 2013, el Ayun-
tamiento de León, Grupo Pachuca y empresas patrocinadoras, invirtie-
ron 20 millones de pesos en trabajos de remodelación en el estadio Nou
Camp, entre las obras que se realizaron se encuentra la remodelación
de las taquillas, los vestidores, la instalación de un circuito cerrado de
seguridad y la construcción de una tienda deportiva. El Ayuntamiento de
León 2012-2015 (encabezado por la priista Bárbara Botello Santibáñez),
otorgó dos millones de pesos para la remodelación del estadio. El punto
anterior sirve para percatarnos de las relaciones Empresa-Estado y cómo
se regenera un espacio (en este caso deportivo), a pesar de los conflictos
por su apropiación. Para la Alcaldesa de León entre 2012 y 2015, Bár-
bara Botello Santibañez, resultaba importante legitimarse socialmente,
por lo cual aprovechó un referente espacial entre los leoneses como el
estadio Nou Camp.
Cabe apuntar que en mayo de 2014 se informó al Ayuntamiento de León,
que el Juez Tercero de Distrito resolvió a favor de Roberto Adán Zermeño
Reyes, la devolución de los derechos de propiedad sobre el estadio Nou
Camp. Grupo Pachuca no participa de manera abierta en el conflicto jurí-
dico por la apropiación del estadio, siendo el Ayuntamiento de León quien
pugna por la propiedad del inmueble. Puesto que los propietarios del Club
León son inversores de considerable envergadura, los diversos Presidentes
Municipales que han encabezado el Ayuntamiento buscan consolidar su
relación con los dueños del Club León y recuperar la propiedad del estadio
Nou Camp, para abrir la inversión a estos grupos capitalistas.
Al fundarse el estadio Nou Camp, en 1967, este se localizaba en los
límites de la ciudad, por tanto se convirtió en un espacio que detonó la
urbanización por la gran infraestructura que se asienta a su alrededor.
Actualmente el estadio, forma parte de un complejo cultural, donde se
encuentra el Polifórum, el Domo de la Feria, el Parque Explora, el Fórum
Cultural Guanajuato, el Museo de Arte e Historia de Guanajuato, el Tea-
tro Roberto Plasencia Saldaña y la Universidad de Guanajuato. En este
sentido, sale a relucir una vez más, que mientras el estadio es un espacio
simbólico para los aficionados, en contraparte para los empresarios y po-
líticos representa la oportunidad de obtener prestigio y legitimidad social
y aumentar sus capitales económico, social, simbólico y político.
Consideraciones finales
La revisión del proceso espacio-temporal del Club León, permite com-
prender las relaciones de poder empresariales en el futbol mexicano y
cómo los actores sociales generan estrategias de acción e intervención.
Por ello, en este texto se procuró identificar en León las relaciones espa-
ciales, empresariales, históricas, culturales, económicas y políticas, que
configuraron al futbol profesional como un mecanismo para que diversos
empresarios locales dieran a este deporte en su versión profesional un
uso utilitario, en contraste con la apropiación simbólica de la afición.
Hacia las décadas de los cuarenta y cincuenta, los empresarios locales
leoneses supieron aprovechar la bonanza económica de sus empresas, al
conformar un equipo muy competitivo, el cual forjó en esas dos décadas
su pasado dorado.
Uno de los símbolos de la identidad leonesa es el Club León. La época
dorada del equipo (entre 1944 y 1960), se encuentra impregnada de la
oposición leonesa con respecto al centralismo de la Ciudad de Méxi-
co y la preponderancia de Guadalajara en el occidente del país. Los
“Panzas Verdes” representaron en ese momento histórico una vitrina
para que la nación mexicana volteara a esta ciudad, la cual empezaba
a catapultarse como el corazón de región del Bajío, a la vez que fue un
mecanismo para que las élites locales ejercieran un poder discrecional
ante la población.
La crisis económica por la que atravesaba el país y las dificultades del
sector cuero-calzado al interior de la urbe, afectaron a muchos de los
Empresarios y producción espacial en torno al club de Fútbol León en MéxicoRevista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
2928
empresarios en León, por lo que mantener a un equipo de futbol, se
convirtió en una práctica insostenible. Este suceso no es aislado, puesto
que en el futbol mexicano desaparecieron las Asociaciones Civiles que
administraban a los clubes de futbol profesional y se dio paso a Socie-
dades Anónimas, las cuales se encuentran respaldadas por las empresas
hegemónicas del país, cuyos propietarios buscan en el futbol profesional
aumentar la acumulación de sus capitales.
Eso explica que el Club León, desde 1990 y hasta el año 2019, tuviera seis
propietarios diferentes, los cuales buscaban más un usufructo económico
que fortalecer la cohesión social de los leoneses, con base en este em-
blemático equipo de futbol. León es una de las ciudades mexicanas más
dinámicas, en los ámbitos económico, político, urbano e inmobiliario. Para
Harvey (1989: 327) “las ciudades forjan una imagen distintiva y crean un
atmósfera del lugar y la tradición, la cual actuará como señuelo tanto para
el capital”. Por ello, no es casualidad que diversos actores sociales capita-
listas participaran como propietarios del equipo, puesto que la ciudad de
León y la región del Bajío, les brinda una fuente para aumentar el volumen
de su capital social e incrementar las ganancias económicas de sus em-
presas. En contraparte con la perspectiva utilitaria, los simpatizantes del
Club León, profesan una lealtad singular al equipo, a pesar de los fracasos
administrativos y futbolísticos que ha tenido la institución, pero que para
ellos se equilibra gracias a los campeonatos obtenidos.
Si consideramos que para Claval (2002), el espacio es una traducción de
aspiraciones, proyectos y planes para los seres humanos, se comprenderá
cómo los dueños del capital aprovechan el deporte profesional para im-
plementar sus proyectos espaciales, sociales y económicos para incidir
el territorio. No en vano, Milton Santos (1986), afirma que gran parte de
las transformaciones espaciales se llevan a cabo a través de las empresas
y de las instituciones que sistematizan la vida social.
Este marco también conduce a comprender las disputas espaciales por el
estadio Nou Camp. De acuerdo con Lefebvre (2013: 213), un grupo se
apropia de un espacio para servir a sus necesidades y posibilidades. En
ese sentido, alrededor del estadio Nou Camp y en sus terrenos circundan-
tes, existen una serie de intereses económicos e inmobiliarios. El alegato
jurídico deja de manifiesto cómo los empresarios capitalistas y el Estado
ven en el estadio y las instalaciones circundantes un espacio utilitario,
ideal para incrementar sus capitales y afianzar su hegemonía; en contra-
parte con los aficionados al equipo, para los cuales el estadio representa
un referente espacial y un espacio simbólico.
Revista Pucara, N.º 29 (9-30), 2018
30
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Editorial Intercontinental: Guanajuato.
Cuerpos, devenires y otras existencias
33
Cuerpos, devenires y otras existencias
Bodies, transformations and other existences
Corpos, transformações e outras existências
Claudia Piedrahita Echandía
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
E-mail: claluz7@gmil.com
Recibido: 11: 07: 2018 Aceptado: 26:09:2018
Resumen
El objetivo de este artículo es presentar una perspectiva teórica y crítica
sobre cuerpos insurgentes que rompen con las corporalidades organiza-
das, el yo, la identidad y las capturas de la subjetivación para experi-
mentar en un devenir animal/monstruo. Esta perspectiva sobre cuerpos
monstruosos la estaremos abordando a partir de conceptos que surgen
de la filosofía de la diferencia de Deleuze y Guattari, enfatizando en el
devenir, el devenir animal/monstruo y el Cuerpo sin Órganos. Plantea-
mos la emergencia de cuerpos que transitan en un plano de inmanencia
y que generan resistencias a las capturas del plano de organización, pero
que también expresan límites a la experimentación, entendida ésta como
práctica prudente y afirmativa. El artículo recoge la perspectiva teórica
de dos tesis doctorales sobre subjetivaciones, cuerpos y diferencias ins-
critas en la línea de investigación en Subjetividades y Diferencias del
Doctorado en Estudios Sociales de la Universidad Distrital Francisco
José de Caldas de Bogotá.
Palabras Claves: Cuerpos, desubjetivación, devenir animal, devenir
monstruo
Pucara, Nº 29, 33-48, 2018
https://publicaciones.ucuenca.edu.ec/ojs/index.php/pucara/issue/archive
ISSNe 2661-6912
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
3534
Abstract
The objective of this article is to present a theoretical and critical
perspective on insurgent bodies that break with organized corporeality,
the self, the identity and the captures of subjectivation to experience in
an animal / monster becoming. This perspective on monstrous bodies
will be revised based on concepts of Deleuze and Guattari’s philosophy
of difference, mainly the becoming, the animal / monster becoming
and the Body without Organs. It will consider the appearance of bodies
that travel in a plane of immanence and that generate resistance to the
captures of the plane of organization, as well as the expression of limits
to experimentation, understood as prudent and affirmative practice. The
article includes the theoretical perspective of two doctoral theses on
subjectifications, bodies and differences inscribed in the line of research
in Subjectivities and Differences of the Doctorate in Social Studies of the
Universidad Distrtital Francisco José de Caldas of Bogotá.
Key Words: Bodies, desubjectivation, becoming animal, becoming
monster
Resumo
O objetivo deste artigo é apresentar uma perspectiva teórica e crítica sobre
corpos insurgentes que rompam com a corporeidade organizada, o self, a
identidade e as capturas da subjetivação para vivenciar um devir animal
/ monstro. Essa perspectiva sobre corpos monstruosos será revisada
com base nos conceitos da filosofia da diferença de Deleuze e Guattari,
principalmente o devir, o devir animal / monstro e o Corpo sem Órgãos.
Considerará a aparição de corpos que viajam em um plano de imanência
e que geram resistência às capturas do plano de organização, bem como a
expressão de limites à experimentação, entendida como prática prudente
e afirmativa. O artigo contempla a perspectiva teórica de duas teses de
doutorado sobre subjetivações, corpos e diferenças inscritas na linha
de pesquisa em Subjetividades e Diferenças do Doutorado em Estudos
Sociais da Universidade do Distrito Francisco José de Caldas de Bogotá.
Palavras chave: Corpos, dessubjetivação, tornando-se animal, tornan-
do-se monstro
***
Cuerpos, devenires y otras existencias
El organismo no es en modo alguno el cuerpo (…)
sino un estrato en el CsO, es decir, un fenómeno de
acumulación, de coagulación, de sedimentación que
le impone formas, funciones, uniones, organizacio-
nes dominantes y jerarquizadas, transcendencias or-
ganizadas para extraer de él un trabajo útil.
(Deleuze, 1994: 164) Mil Mesetas.
1. Introducción
Introducirnos en el devenir monstruo es en primera instancia entender
la vida de una manera “no orgánica” (Deleuze y Guattari, 1994) y “no
personal” (Deleuze y Parnet, 1980), esto es, una vida que transcurre en
su máximo nivel de desterritorialización, en la potencia de la creación y
en una apuesta por la desubjetivación. Coherente con esto, la propuesta
de este artículo está referida a la configuración de cuerpos conectados a
unas intensidades y afectos que sobrepasan todas las formas de organi-
zación y además cuerpos con posibilidades mutantes que le apuestan a la
despersonalización y que transitan en el devenir monstruo.
En el centro de esta propuesta sobre devenir monstruo está el concepto
de experimentación desarrollado por Deleuze en Mil Mesetas; para este
autor, nadie sabe de antemano lo que le conviene. “Nadie, ni siquiera
Dios, puede decir de antemano si dos bordes se hilaran o constituirán
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
3736
una fibra, si tal multiplicidad pasará o no a tal otra, o si tales elementos
heterogéneos entrarán ya en simbiosis, constituirán una multiplicidad
consistente (...) Nadie puede decir por donde pasará la línea de fuga”
Deleuze y Guattari 1994:255). No es posible saber previamente que le
conviene a un cuerpo, o sea, que encuentros son lo que más convienen
y cuáles traerán afectos alegres. Igualmente, tampoco es posible saber
que puede un cuerpo o hasta donde puede mutar sin experimentar con la
despersonalización.
Devenir monstruo involucra entonces experimentación y desestratifica-
ción; acercando este concepto a la propuesta deleuziana de hacerse un
Cuerpo sin Órganos_CsO y desubjetivarse, implica crear un cuerpo que
logra liberarse de las tres ataduras de la estratificación: la organización,
la subjetivación y la significación. El devenir que se libera en la deses-
tratificación y la experimentación se configura entonces a través de tres
destinos a) inorgánico: se deviene imperceptible en tanto se disuelve la
organización y se crea un CsO. Desaparece la forma organizada asignada
y se deviene gris sobre gris b) asignificante: se deviene indiscernible, o
lo que no puede ser nombrado, lo que no está significado c) asubjetivo:
se deviene impersonal; se difumina la identidad, el ego y el yo y aparece
la inmanencia de una vida.
Este artículo estará más centrado en lo inorgánico y lo asubjetivo, como
dos destinos del devenir. En esta dirección, definiciones que se relacio-
nan con la desorganización, la desubjetivación y la disolución de ego
serán el punto de entrada a la comprensión del devenir monstruo; ade-
más, la experimentación como operación que disuelve la captura de los
cuerpos en un plano de organización, tendrá también un lugar central en
esta discusión.
En esta perspectiva tanto lo inorgánico, representado en el CsO, como lo
asubjetivo que emerge como despersonalización, nombran experiencias
de margen o pasaje a una vida que transita en las conexiones extrañas,
los contagios, las mutaciones y conversiones. Igualmente, este devenir
monstruo involucra la prudencia enunciadas por Deleuze y Guattari
(1994), ya que una experimentación es también una línea que se juega
entre la vida y la muerte. Lo deseable para este autor es mantener un
mínimo de estratificación que permitan el tránsito entre la organización
y la composición, pero que al mismo tiempo preserve la vida y el deseo.
Finalmente, lo que va surgiendo como hipótesis, es que el devenir mons-
truo implica un trabajo sobre sí mismo, que rompa las capturas molares
y las ataduras del ego y que permita mutar hacia una vida que fluye en lo
imperceptible. Es una muerte aparente, o un paso a otra forma de vida.
Sobre este punto volveré en las conclusiones.
El interrogante central en esta discusión no está en el orden de lo iden-
titario y la esencial sino en las potencias y las diferencias. La pregunta
central no es ¿Qué es un cuerpo? ya que este interrogante nos lleva a una
identidad estática y a una respuesta estética y política predeterminada; la
pregunta es ¿Qué puede un cuerpo? ¿Cómo experimenta? o ¿Cómo ha-
cerse un cuerpo des-organizado o CsO? Y además, ¿Cómo desde el cuer-
po es posible constituir un dispositivo estético- político que desdibuje
identidades consolidadas para transitar en un devenir inhumano, animal,
monstruo e imperceptible?
2. La desestratificación del organismo
La desestratificación del organismo da paso a una idea de cuerpo abier-
to a la multiplicidad, la inmanencia y a una vida que se juega entre lo
orgánico y lo no orgánico que no implica algo sobrenatural, etéreo o un
escape del cuerpo material; por el contrario, des-estratificarse y des-sub-
jetivarse implica una experiencia de salir hacia el cuerpo, pero hacia un
cuerpo que puede contagiar, afectar y ser afectado y que está siempre en
capacidad de experimentar encuentros y relaciones con otros cuerpos.
Ahora, en esta visión ontológica se afirma que lo que impulsa estas cone-
xiones es el deseo afirmativo y no el deseo como carencia, planteado por
el psicoanálisis freudiano. Es un deseo que no está interiorizado y que
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
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se constituye precisamente en el encuentro con otras corporalidades con
las cuales se comparte, no segmentariedades, sino intensidades y afectos
que funcionan como máquinas deseantes que eventualmente producen
líneas de fuga que alcanzan el nivel máximo de des-territorialización
deviniendo imperceptible. Esto implica un procesos de desubjetivación,
o “haber deshecho su propio yo para estar por fin solo, y encontrar el
verdadero doble en el otro extremo de la línea (…) pero este devenir es
sólo precisamente para aquel que sabe no ser nadie, ya no ser nadie. Se
ha pintado gris sobre gris” (Deleuze y Guattari, 1994: 202)
Los afectos tienen un lugar central en este proceso de desorganización
que finalmente nos lleva a transitar por los cuerpos monstruosos y al de-
venir monstruo. Los afectos dan cuenta de lo que puede un cuerpo, esto
es, de la capacidad para establecer conexiones, dejarse afectar y estable-
cer resistencia frente a formaciones molares que restringen el potencial
de un cuerpo para expresar su intensidad, en tanto que capturan el deseo
y separan el cuerpo de lo que puede hacer. Esta sería la diferencia entre
un cuerpo organizado y un cuerpo que experimenta desde un deseo libre
que no tiene objeto, ni compromiso. (Braidotti, 2005: 134)
En esta propuesta sobre cuerpos des-organizados que proviene del no-
madismo filosófico, ya no existe una lucha entre cuerpo y mente, sino
entre diferentes modos del Cuerpo (Lee y Fisher 2009: 80) algunos de
los cuales se anclan en la estratificación y otros luchan contra ella en
tanto que se abren a la experimentación y en algunos casos avanzan ha-
cia los límites, o al máximo de desterritorialización o CsO. La propuesta
ontológica y política siempre estará orientada a una experimentación que
provoque la desarticulación del organismo y la des-subjetivación, pero a
través de una estética de la prudencia que enfrente los peligros y maneje
las dosis y las sobredosis que pueden llevar a la autodestrucción y la
muerte. (Deleuze y Guattari, 1994: 164) En la experimentación con el
CsO siempre acecha la posibilidad de una línea inversa de muerte. A esto
se refieren Deleuze y Guattari cuando nos presenta el escenario sombrío
de los cuerpos hipocondríacos, paranoicos, esquizofrénicos, drogadictos,
masoquistas que no supieron dosificar la experimentación y sus secuen-
cias y que fracasan en la des-organización del cuerpo.
Así pues, en la comprensión del devenir monstruo, el desdibujamiento
del plan de organización representado en el Cuerpo sin Órganos, adopta
un lugar central, dado que logra hacer visible lo intensivo o la diferencia
diferenciante2 en las existencias materiales de los individuos. El CsO
se entiende como el punto de entrada al deseo puro y a los tránsitos por
la inmanencia o la posibilidad de escapar a lo organizado. Este concep-
2 Deleuze, (2009) en su texto sobre Diferencia y Repetición, aborda este problema
a partir de los conceptos de diferencia en sí misma y repetición para sí misma, que no son lo
mismo que diferencia respecto de algo que se encuentra representado y tampoco repetición
como estereotipo. Se plantea un concepto de diferencia diferenciante que transita por fuera
de un original predeterminado y que constituye la virtualidad del simulacro. Lo virtual no es
análogo a lo posible ya que no tiene semejanza en el sistema de representaciones; es siempre
diferencia, diferenciación, divergencia. Igualmente el concepto de repetición para sí misma,
no incluye la repetición en bruto, sino la vivencia de todas las conexiones experimentadas
en un pasado puro y que al ser vividas en el presente adquieren un nivel de máxima con-
centración que le confiere la mayor potencia a la acción. Este concepto de pasado puro lo
retoma Deleuze de Bergson. No está limitado a lo vivido sino que es un movimiento ince-
sante entre pasado y presente que se enriquece en cada momento. Todo el pasado emerge
mezclado con el presente en un instante, constituyendo de esta manera la diferencia en sí.
Lo que retorna son todas las fuerzas, las voces, las experimentaciones que rompen con lo
representado para dar lugar a lo virtual. La diferencia diferenciante se recrea en el simulacro
que desdibuja el modelo y la copia, constituyéndose como elemento estético y también de
experimentación política y creación que transita entre el desplazamiento, la condensación y
la dramatización (Mengue, 2008). El simulacro muestran la posibilidad de avanzar en una
forma de existencia despersonalizada y desubjetivada-diferencia/diferenciante- sin modelo
ni fundamentos o puro devenir y experimentación que desequilibra el orden de la identidad
y la semejanza y remite a una apuesta por un plano de composición donde nos inventamos
de manera permanente. Des-sujetarnos de la semejanza es también la posibilidad de abrirnos
a la experimentación o a lo que puede ser y que no está atrapado en el presente. En la dife-
rencia/diferenciante se transita en una resistencia configurada en un tiempo-devenir que le
apuesta a las líneas de fuga y a un espacio creado, o sea, espacios lisos, no estratificados, no
pre-existentes sino configurados en relación a ciertas prácticas de territorialización y mane-
ras de existir que responden a dos interrogantes: ¿Cómo se ocupa un espacio? ¿Qué ocupa
un espacio? ¿Cómo van mutando las existencias en el acontecimiento y las líneas de fuga?
(Deleuze y Guattari, 1994).
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
4140
to filosófico está referido a prácticas políticas y experimentaciones que
configuran un devenir animal/monstruo/imperceptible que se juega en la
multiplicidad, el contagio, el exceso, el riesgo y el desdibujamiento de
las fronteras. El CsO es devenir permanente y mutaciones que no preva-
lecen en el tiempo y que no hacen relación a un individuo en particular,
sino a una constelación de conexiones o bloques de devenires, con posi-
bilidades de contagio o de afectar y ser afectados.
3. Devenir animal o bloques de devenir
Deleuze en su diálogo con Negri, recogido en el texto Conversaciones
(1999), establece la importancia de hacer una diferencia entre historia
y devenir, ligando más éste último al acontecimiento, o a aquello que
irrumpe para producir mutaciones. La historia muestra el estado de las
cosas pero no los componentes, las experimentaciones y los contagios
que dan lugar a bloques de devenir y a la creación. El devenir, al mostrar
todos estos elementos, se aparta de la historia, puesto que precisamente
para devenir y crear algo nuevo, debe hacerse una ruptura con la historia
y configurar un devenir animal, devenir monstruo, o como lo plantea De-
leuze, un devenir revolucionario de la gente, que precisamente da lugar
a otra forma de existir, otra gente, otra manera de pensar un mejor mun-
do para todos. El devenir siempre está impulsado por afectos y deseos
colectivos, o sea, por conexiones externas que no están supeditadas a la
historia y el control racional.
Ahora, concretamente el devenir animal, hace relación al desdibuja-
miento de las fronteras entre lo humano y lo no-humano y al énfasis en
una contaminación que interconecta lo animal, la naturaleza, lo humano,
restándole centralidad y trascendencia al hombre o al ideal estético y
moral articulado a lo racional, blanco, europeo, hetero y masculino. El
devenir animal se interconecta con un territorio que no se posee o se
domina; éste se cruza en manada configurando un cuerpo nómada en el
que se difuminan las especies para confluir en bloques de devenir que
no producen otra cosa que sí mismos. O sea, en los bloques de devenir, o
el devenir animal, los términos desaparecen y aparece el cuerpo nóma-
da. Y también, en esta misma dirección y más en referencia a procesos
políticos, se constituyen “máquinas de guerra”, que no implican alguna
forma de violencia sino una cierta manera de ocupar el espacio-tiempo
o de inventar nuevos espacios- tiempo (Deleuze, 1999) En este com-
ponente político del devenir animal cobra mucho sentido la ficción y
la experimentación, ya que desde allí se logran desmarcar los modelos
estéticos que segmentarizan las existencias contemporáneas. Ahora, lo
que es propio del devenir animal es que no hay modelo y siempre hay
contagio, y de ahí, precisamente, viene su potencia y su resistencia crea-
dora: en el contagio y la fabulación.
El devenir animal opera entonces por contagio y no por filiación pues-
to que ésta da lugar a las copias y los duplicados. Por el contrario se
avanza hacia la creación, a través de una implosión que pone en juego
reinos completamente diferentes, sin ninguna filiación posible y que
dan lugar a lo nuevo. Implosionar no es regresar, es simbiosis, conta-
gio o lo que es propio del devenir animal que opera como bloques y
como multiplicidad representada en la manada y el enjambre, donde
lo específico y lo particular queda totalmente diluido. Sin embargo, a
partir de la multiplicidad cualitativa a la que apelan Deleuze y Guttari
(1994) es posible hacer una diferencia entre masas y bandas, o entre
unidades molares y multiplicidades moleculares que puede darle mayor
comprensión al devenir animal. En la primera predomina la similitud
entre los miembros, las jerarquías y comparaciones y la organización
y estabilidad del territorio. En la segunda, o en la manada, hay disper-
sión, transformaciones, jerarquías variables y desterritorialización. La
relación del individuo con la manada o banda, siempre está en el límite,
mientras que en la masa hay una concentración lejos de las fronteras.
(Eliade, 1998)
Recurrir a lo animal para dar cuenta de los bloques de devenir que dan
lugar a lo nuevo, no tiene un sentido metafórico; se busca enfatizar en las
potencias transformadoras y la memoria encarnada e inscrita en los cuer-
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
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pos de los animales, para, a través de estos aspectos, comprender cor-
poralidades que expresan la zoe o una vida vivida a su máximo nivel de
expansión que supera los obstáculos del ego, el significante y la carencia.
En el proceso de devenir animal hay una transformación cualitativa que
permite ampliar las conexiones y constituir agenciamientos colectivos.
El devenir animal, expresa vidas transhumanas, experiencias en manada,
no unitarias e interconectadas, que transcurren articuladas a un territo-
rio que siempre se protege. El devenir animal, es entonces “mutaciones,
afectos, y relaciones incesantes (…) regidas por principios de afinidad,
(…) o sea de entrar en relación con otra entidad para producir encuentros
alegres. Son una expresión de la propia potentia y aumentan la capacidad
del sujeto para entrar en sucesivas relaciones, para crecer y expandirse”.
(Braidotti, 2005:169).
En general el devenir animal, es una manera de existencia de vivir un
cuerpo que rompe con el imperio de la conciencia y la racionalidad y
que se alía con la vida, con zoe, entendida ésta como fuerza afectiva
impersonal y desubjetivada que se acerca a lo posthumano, al estallar las
fronteras de un cuerpo demasiado humano generando un continuo hacia
lo indómito y lo animal que escapa a la captura de lo organizado. Expresa
también la codependencia del cuerpo con un territorio del cual se nutre y
con el que mantiene una relación de cuidado. Por todo lo anterior, cons-
tituye una verdadera experimentación que no es negativa y restrictiva y
que transita a través de intensidades, flujos o afectos complejos que están
más allá del bien y del mal, que nos habitan y dan cuenta de los sujetos
en los que nos estamos convirtiendo.
4. Devenir monstruo: más allá de lo estático
Antes de entrar en la discusión sobre el devenir monstruo, es importante
hacer la distinción que hace Deleuze entre monstruo extático y estático.
El monstruo estático no disuelve las formas pre-existentes. Las identida-
des permanecen representadas en formas que no dejan surgir el fondo.
Es más cercano a un calco o un pastiche que a un devenir monstruo. Por
su parte el monstruo extático existe en lo inmanente, disuelve las formas
anteriores, avanzando hacia lo nosntruoso/imperceptible. Son cuerpos
despersonalizados que avanzan por sí mismos, en la fuerza de los afectos
que van desdibujando sus formas anteriores, logrando devenir imper-
ceptibles. El monstruo extático es más cercano a Drácula o al devenir
vampiro que refleja la diferencia con sí mismo que se abre a múltiples
puertas sin ningún orden lógico y que no cesa de metamorfosearse. Es
el vampiro que deviene enjambre de moscas, neblina, lobo, con una esta-
bilidad temporal que se desdibuja en nuevas líneas de fuga. Hay un paso
del hombre, al animal, al vegetal, a las moléculas, que no es evolución u
orden lógico sino “compatibilidad alógica” azar, puro devenir. (Deleuze
y Guattari, 1994)
El devenir monstruo se comprende en relación con salir de un cuerpo or-
ganizado e ir hacia un cuerpo que se reinventa, o a una experimentación
que consume el organismo original y que nos lanza fuera de nosotros
mismos. Aquí se encuentra una clave que hace la diferencia entre el de-
venir animal y el devenir monstruo/imperceptible, en tanto que se invo-
lucran metamorfosis que se suceden en consonancia con ocasiones exte-
riores y que se expresan como automultiplicación, autodescomposición
y autoingestión. En el devenir monstruo hay una muerte simulada que
da lugar a alumbramientos y multiplicaciones que despliegan otra vida
que no es enteramente humana y tampoco un organismo. “Es máquina
abstracta que captura, transforma, y produce interconexiones” (Braidotti,
2005: 278) Entonces, en la metamorfosis que no es imitación o simple
trasformación de formas externas, se crea un fluir de la existencia que
representa una conversión que no atenta contra la vida. El devenir mons-
truo, pasa por el devenir animal y por el contagio con lo Anomal (Deleu-
ze y Guattari, 1994) o figuración que define los márgenes de la manada.
El Anomal, como lo plantea Deleuze, es al mismo tiempo fenómeno
de frontera, fuerza excepcional, individuo extraño, diablo, vampiro, con
potencia para ir al Afuera.
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
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El cuerpo organizado que deviene animal, manada, se contagia de lo ano-
mal que está en la frontera de la manada y devine monstruo extático a
través de conexiones extrañas o ceremonias de brujos (Deleuze y Guatta-
ri, 1994) que lo llevan a una zona de indiferencia y de imperceptibilidad.
Ahora, lo monstruoso siempre va a evocar fascinación, odio y rechazo,
en tanto que representa poderes extraños, o “las ansiedades negativas
o reactivas de lo mayoritario” (Braidotti, 2005: 245) representadas en
lo que escapa a lo antropocéntrico y moralizante o en metamorfosis no
controladas que hacen emerger precisamente lo que Deleuze denomina
como diferencia-diferenciante.
Deleuze en Nietzsche y la Filosofía (1971) plantea que el devenir es di-
ferencia con uno mismo, y en Diferencia y Repetición (2009), afirma que
la diferencia es precisamente el monstruo, así que lo que se logra en la
filosofía del devenir es la reconfiguración del valor de la diferencia y la
conceptualización del devenir monstruo como capacidad para metamor-
fosearnos, resistir y sobrevivir en este mundo contemporáneo. Y también
para desdibujar fronteras entre lo humano y lo no humano; lo blanco y lo
negro; lo masculino y lo femenino; el norte y el sur. El devenir monstruo
es la señal de algo que ya está ocurriendo y que resquebraja los cuer-
pos organizados, blanqueados y los devenires mayoritarios. Es, como
lo plantea Haraway, la promesa de los monstruos que da cuenta de una
ontología y una política que desmarca posiciones de sujeto esenciales y
fijas, en tanto que visibiliza sujetos sociales emergentes, denominados
por esta autora como los cyborg o los «otros inapropiados/ inapropia-
bles” que ya habitan este mundo y se configuran como “una implosión
de lo técnico, lo textual, lo orgánico, lo mítico y lo político en los pozos
gravitacionales de la ciencia en acción”. (Harawey, 1999:126)
Conclusiones
Ahora, volviendo a la hipótesis central en este artículo que establece la
importancia del trabajo sobre sí mismo en el devenir monstruo, es inelu-
dible, para finalizar, enfatizar en el devenir imperceptible y la des-subje-
tivación, asociados a procesos de tensamiento sensorial y perceptual que
incrementan la libertad y la potencia en una vida cada vez más intensa.
Con esta hipótesis volvemos a la afirmación de Deleuze y Guattari de ir
más allá de lo orgánico y lo subjetivo, o sea, a desestratificar el cuerpo y
enfrentar el CsO. Estas prácticas están más del lado de la ciencia ficción,
el chamanismo y la estética que de la ciencia o la filosofía en tanto que
configuran una forma de recuperar la experiencia de abrirse al cosmos
a través de un contagio con lo Anomal o el máximo de desterritoriali-
zación. Este encuentro, que es ejemplificado por Deleuze y Guattari a
través del Outsider de Lovecraft, es “la Cosa que llega y desborda por el
borde, lineal y sin embargo múltiple, rebosante, efervescente, tumultuo-
sa, espumeante, que se extiende como una enfermedad infecciosa, a ese
horror sin nombre” (Deleuze, citado por Lee y Fisher, 2009: 92).
En referencia a esta hipótesis, devenir monstruo es experimentar inten-
cionalmente hacia una corporalidad expandida, ampliada (Lee y Fisher,
2005) que disuelve los límites del yo sin caer en la psicosis, o en una lí-
nea de fuga inversa. Es tener claro que en un mundo en devenir la forma
apropiada de vivir es la experimentación y la propagación o el contagio.
A esto hacen referencia Deleuze y Guattari (1994) en su discusión sobre
los brujos en su “meseta” sobre el devenir. Para estos autores, el brujo es
quien experimenta y lo hace consigo mismo, desde su propia vida, cons-
tituyendo verdaderas metamorfosis que transitan en lo pre-individual y
lo contranatura que instaura el devenir monstruo. Este devenir incluye
en la reterritorialización no sólo procesos articulados al devenir animal,
como la propagación y la proliferación, sino una propuesta existencial y
espiritual que implica una conversión, o una práctica de desubjetivación
o desestratificación con claros efectos políticos y enmarcado esto en una
práctica prudente de experimentación.
En la conversión el cuerpo organizado ha de ser deshecho, de manera
prudente, o sea, arriesgando precisamente la vida, para dar paso a un
devenir monstruo. Ahora, estos procesos de desubjetivación, se presen-
tan de manera más comprensible a través del arte. Por esta razón voy
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
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a recurrir a la escritora Clarice Lispector, quien en su texto “La pasión
según GH” (2013) hace referencia no sólo a un contagio, sino a la in-
corporación de lo abyecto y repugnante en el cuerpo de la protagonista
de su novela, representada esta figura en una cucaracha. A partir de este
encuentro intensivo, de este devenir insecto, se produce una despersona-
lización y “desheroización” en GH (Lispector, 2013) que se traduce en
la supresión gradual de todos los estratos que configuran su subjetividad
en un plano de organización, para confluir en la inmanencia y conexión
cósmica.
Sabía que tenía que comerme la masa de la cucaracha, pero comér-
mela toda, y también comerme mi propio miedo. Comer la masa de la
cucaracha es el antipecado, pecado asesino de mi misma. El antipeca-
do. Pero a qué precio. Al precio de pasar a través de una sensación de
muerte. Me levanté y avancé un paso, con la determinación no de una
suicida, sino de una asesina de mi misma. (Lispector, 2013: 142).
Esta narración refleja la muerte del organismo, de lo subjetivo que da
paso al devenir monstruo imperceptible. Se recurre a una figura de muer-
te para vivir de otra manera.
(…) algo había ocurrido y no quería pensar, pero sabía. Tenía miedo de
sentir en la boca lo que estaba sintiendo. (…) y como quien regresa de
un viaje, volví a sentarme tranquila en la cama. Yo que había pensado
que la mayor prueba de transmutación de mí en mí misma sería poner-
me en la boca la masa blanca de la cucaracha y así aproximarme a lo
divino que es para mí lo real. (Lispector, 2013: 143).
El relato de GH muestra la manera como se deviene insecto/monstruo/
imperceptible o la desaparición de la persona, del ego civilizado que se
funde con todo lo vivo (Braidotti, 2005). La vida que surge de la co-
nexión con el evento intensivo se entiende entonces como una fuerza
impersonal, sin código ni representación, que persiste y pasa a través de
lo humano para interconectarse con un exterior que es cósmico, o sea,
infinito.
Esta fuerza de la vida que describe Lispector y que hace corte con la li-
nealidad de la vida anterior de GH, excede cualquier concepto clásico de
subjetividad o de un yo consciente, centrado y racional; es simplemente
diferencia impersonal que va más allá de lo que se significa como huma-
no. Lo que se narra es una experiencia de desubjetivación, de muerte que
refleja otras posibilidades de vida, interconectadas e impersonales y que
describe Lispector de la siguiente manera:
Ser, es ser más allá de lo humano. Ser hombre no es más que una vi-
cisitud; ser hombre ha sido una compulsión (…) ¿Estoy hablando de
la muerte? No, de la vida. No es un estado de felicidad, es un estado
de contacto. (…) Lo que llamaba “yo” solo era un añadido de mí. (…)
Camino en dirección a la destrucción de lo que he construido, camino a
la despersonalización. (…) La despersonalización como la destrucción
de lo individual inútil, la perdida de todo lo que se puede perder y, aun
así, ser.
(…) Con las manos tranquilamente cruzadas en el regazo, experimen-
taba un sentimiento de tierna alegría tímida (…) Me estaba aproximan-
do a lo más fuerte que jamás me ocurrió. Me sentía bautizada por el
mundo. Tenía en la boca la materia de una cucaracha y por fin había
realizado el acto ínfimo que siempre me había faltado. (…) No el acto
máximo, como antes había pensado, no el heroísmo y santidad. (…)
Me había desheroizado. (…) Por fin mi envoltura se había roto final-
mente, y yo era ilimitada. Por no ser, era.
(…) Yo era tan grande ahora que ya no me veía. Tan grande como un
paisaje lejano me hallaba lejana, pero perceptible en mis más últimas
montañas y en mis más remotos ríos. (2013: 148-154).
Todo este proceso relatado por la protagonista de Lispector, es un trabajo
sobre sí mismo, que danza con el azar y traza líneas de fuga. Lo impor-
tante es lo que se desencadena y no lo que sucede. El evento intensivo,
desheroizante, puede ser comerse una cucaracha, acercarse a las plantas
sagradas, separarse de la familia, enfrentar la soledad, ya que es una ex-
periencia que sólo tiene sentido para quien experimenta. El evento in-
tensivo es lo que desencadena y el acontecimiento, según lo presenta De-
Cuerpos, devenires y otras existenciasRevista Pucara, N.º 29 (33-48), 2018
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leuze (1989) en “Lógica del sentido”, es lo que sucede, aquello en lo que
nos transformamos. Es decir, el acontecimiento está en lo que sucede. Es
lo que nos espera en lo que sucede, lo que existe en la experiencia que no
comprendemos y que nos desgarra desde adentro, des-estratificándonos
y llenándonos de una intensidad que no poseíamos. Aunque nos enfrenta
a una muerte, también nos señala una vida que pasa a través de la finitud
del yo y que configura la creación. Finalmente, querer el acontecimiento
no es aceptar simplemente lo que sucede, es buscar intencionalmente la
transmutación y asumir una vida que transita en lo incierto y el azar.
Referencias bibliográficas:
Braidotti, R. (2005) Metamorfosis. Hacia una teoría materialista del
devenir. Madrid: Akal. Deleuze, G. Conversaciones. (1999)
Valencia: Pre-Textos.
Deleuze, G. (2009) Diferencia y repetición, Buenos Aires: Amarrortu
editores.
_________.dos sujeitos está em questão. (1971) Nietzsche y la filosofía.
Barcelona: Anagrama.
_________. (1989) Lógica del sentido. Barcelona: Paidós.
Deleuze, G y Parnet C. (1980) Diálogos. Valencia: Pre-textos.
Deleuze, G. y Guattari, F. (1994) Mil Mesetas. Capitalismo y
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Lee, M. y Fisher, M. (2009) Deleuze y la brujería. Buenos Aires: Las
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Lispector, C. (2013) La pasión según GH. Madrid: Siruela.
Eliade, M. (1998) Lo sagrado y lo profano. Barcelona: Paidós.
Haraway, D. (1999) Las promesas de los monstruos: política regeneradora
para otros inapropiados. Política y Sociedad, 30 Madrid, pp
121-163
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanos
51
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los
jóvenes en los territorios urbanos
Territory, young people and city: The resistance of
young people in urban territories
Território, jovens e cidade: A resistência dos jovens
nos territórios urbanos
Oscar Useche
E-mail: oscarusal@gmail.com
Clara Inés Pérez
E-mail: clarainesperez9@gmail.com
UNIMINUTO - BOGOTÁ3
Recibido: 08: 08: 2018 Aceptado: 22:09:2018
Resumen
¿Es posible concebir la ciudadanía como resistencia? Este interrogante
problematiza la acción política resistente que adelantas los(as) jóvenes en
los territorios y que desborda la representación. Se pone el acento en la
potencia transformadora que hay en los ensayos de democracia directa o
participativa, sostenidos en la acción micropolítica. En ellos se diseñan
otros modos de vida y otros territorios en los que el problema de la convi-
vencia humana traza nuevas coordenadas que cuestionan el patriarcado,
la omnipresencia del mercado y la guerra. Son territorios de la indig-
nación en los que se proclaman como objetivos vitales la igualdad y la
búsqueda de la paz con la naturaleza.
3 Este artículo es producto de la investigación “Bienes Comunes y terri-
torialidades para la paz en Colombia” del grupo “Ciudadanía, paz y desarrollo”,
de la Universidad Minuto de Dios, del que hacen parte los autores.
Pucara, Nº 29, 51-69, 2018
https://publicaciones.ucuenca.edu.e /ojs/index.php/pucara/issue/archiv
ISSNe 2661-6912
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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Palabras clave: Jóvenes, territorio, resistencias, ciudadanías.
Abstract
Is it possible to conceive of citizenship as resistance? This question
problematizes the resilient political action that young people are carrying
out in the territories and that overflows representation. Emphasis is placed
on the transforming power that exists in the trials of direct or participatory
democracy, supported by micropolitical action. They design other ways
of life and other territories in which the problem of human coexistence
draws new coordinates that question patriarchy, the omnipresence of the
market and war. They are territories of indignation in which equality and
the search for peace with nature are proclaimed as vital objectives.
Keywords:
Young people, territory, resistance, citizenship.
Resumo
É possível conceber a cidadania como resistência? Essa questão
problematiza a ação política resistente que os jovens dos territórios
estão tomando e que extrapola a representação. A ênfase é colocada no
poder transformador que existe nos julgamentos da democracia direta
ou participativa, apoiada pela ação micropolítica. Eles projetam outros
modos de vida e outros territórios nos quais o problema da coexistência
humana atrai novas coordenadas que questionam o patriarcado, a
onipresença do mercado e da guerra. São territórios de indignação em
que a igualdade e a busca da paz com a natureza são proclamadas como
objetivos vitais.
Palavras chave: Jovens, território, resistência, cidadania.
Introducción
El problema abordado por la investigación está referido a la relación de
los(as) jóvenes en la construcción de territorios urbanos y hasta que pun-
to, en medio de una violencia molecular creciente, desarrollan formas
de resistencia basadas en su capacidad de creación para participar de la
emergencia de nuevos modos de existencia. En esta dirección, el objetivo
principal planteado, atañe a las formas como los jóvenes, que resisten en
las ciudades a la violencia y a la dominación, participan de la configura-
ción de territorialidades emergentes en clave de paz.
Este estudio tiene su justificación en el despliegue, en las últimas décadas,
de la cuestión juvenil (Martín-Criado, 2005), que se ha expandido en las
grandes ciudades latinoamericanas, ligada a la necesidad de construir po-
líticas públicas que permitan a los Estados asumir medidas, casi siempre
de urgencia, para contener el desbordamiento de las manifestaciones más
violentas de la crisis social de sectores de la población, como los(as) jóve-
nes, a quienes no han podido darles un tratamiento regulatorio eficiente.
Algunos gobiernos hablan de producir “ciudadanía juvenil”. De hecho,
en Colombia, al tiempo que crecía el juvenicidio, tan emparentado con
la guerra, con las vidas precarias y con prácticas mortales “socialmente
aceptables” (Muñoz, G, 2015), se emitió en 2013 un Estatuto de ciudada-
nía juvenil que resalta los procesos de construcción de entidades territo-
riales para la juventud (Colombia Joven: Art. 31) para la implementación
de dinámicas propias y diversas.
Ahora bien, las “políticas de juventud” no son nuevas; desde comienzos
del siglo XX en USA, con Stanley Hall (2007) y en Alemania, se echaron
a andar “teorías científicas” que incorporaban el tratamiento a la adoles-
cencia a una perspectiva biomédica y dejaban ver la preocupación biopo-
lítica (Foucault, 1999) sobre los y las jóvenes alrededor de su potencial
de conflictividad y poder de transformación.
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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En este texto presentaremos algunas de las bases conceptuales sobre la
noción de territorialidad, en los contextos de los procesos de subjetiva-
ción que se dan alrededor de la ciudadanía que se ofrece a la juventud,
sitiada por las violencias de larga trayectoria en la sociedad colombiana.
La producción de los sujetos juveniles y de los territorios
El sujeto joven ha sido producido a través de dispositivos de subjeti-
vación que construyen diversos espacios de enunciación, ya sea el de
los jóvenes transgresores, violentos, o, de otra parte, el de los que ha-
cen parte de generaciones desafiantes y polisémicas que tienen tanto la
capacidad de configurar bandas y pandillas vinculadas al crimen y la
delincuencia, como dar a luz expresiones estéticas de la mayor calidad,
ser legiones de rebeldía o un segmento jugoso para el consumo. En todo
caso, como señala Roxana Reguillo, los jóvenes siguen haciendo estallar
las certezas y los aparatos institucionales se muestran incapaces de hacer
bajar las aguas de la inconformidad o el desencanto intentando desarro-
llar operaciones semánticas para nombrar estos fenómenos y políticas de
inclusión, casi siempre remediales.
“Rebeldes”, “estudiantes revoltosos”, “subversivos”, “delincuentes” y
“violentos”, son algunas de los nombres con que la sociedad ha bauti-
zado a los jóvenes a partir de la última mitad de siglo. Clasificaciones
que se expandieron rápidamente y visibilizaron a cierto tipo de jóvenes
en el espacio público, cuando sus conductas, manifestaciones y expre-
siones entraron en conflicto con el orden establecido y desbordaron
el modelo de juventud que la modernidad occidental, en su “versión”
latinoamericana, les tenía reservado”. (Reguillo, 2000: 21-22)
Uno de los problemas para la constitución de la ciudadanía moderna ha
sido su correlato territorial. Los procesos de ciudadanización impulsa-
dos por las burguesías latinoamericanas han sufrido de corta visión para
abordar la complejidad de la configuración de los territorios e instaurar
un Estado nacional suficientemente garante de derechos y con la legiti-
midad para contar con la lealtad de sus ciudadanos (Colom, F. 1998). Su
permanente negociación con las perspectivas más conservadoras no ha
hecho más que producir territorios en disputa en donde fuerzas prove-
nientes del pasado o los para- estados surgidos de la criminalidad o los
proyectos revolucionarios, que surgieron de la inequidades, desarrollen
composiciones territoriales que hacen que proliferen verdaderos estados
de excepción (Agamben, 2004) que vacían de contenido el paradigma de
la ciudadanía moderna.
Habría que intentar desarrollar herramientas analíticas más potentes para
abordar la cuestión del territorio y examinar si la constitución de fuer-
zas nuevas en sectores sociales como el de los jóvenes, anuncian otras
maneras de habitar el espacio de nuestras ciudades convulsionadas. La
construcción del territorio es un proceso social y cultural que llena de
sentido el espacio que se instituye como bio-espacio (Fals, 2000) o, lo
que es lo mismo, lugares para el florecimiento de la vida. El habitar es
la manera como emergen los modos de existencia que se dan los seres
humanos y éste se genera a la manera de una red ecológica que define los
vasos comunicantes entre las relaciones sociales y el intercambio con los
procesos de la vida propios del entorno natural.
Se puede aprender a concebir los territorios como rizomas, que se extien-
den a saltos y se organizan por intensidades antes que por evoluciones
lineales o dicotómicas. Con esto se alude a territorios de composición
múltiple en la que se combinan fuerzas de diversa proveniencia. “Cual-
quier punto del rizoma puede ser conectado con cualquier otro, y debe
serlo” (Deleuze & Guattari, 1997: 13). Así, la referencia a una unidad
territorial o a la constitución de sujetos de tales territorios está en rela-
ción con una dinámica permanente que produce variaciones que hacen
siempre relativa la idea de totalidad.
El territorio no nos precede. Se deviene territorio por la vía de una com-
binación de movimientos que puede expresarse en la serie conceptual:
territorialización- desterritorialización-reterritorialización. A través de
este proceso se intenta darle consistencia al espacio de vida de las co-
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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munidades, cuando estas se asientan sobre la tierra. Generalmente esto
ocurre por la vía de la territorialización, es decir, por el camino de ser
“capturado por unos aparatos geométricos, semiológicos o interpretati-
vos rígidos que hace que en nuestra vida no podamos abrirnos hacia un
acto creador” (Garavito, 2000: 58). En tal sentido, la historia colombiana
y de otros países latinoamericanos, está llena de momentos de territoria-
lización asociados a la difusión de distintos tipos y niveles de violencia,
que diagraman los territorios, los jerarquizan y constituyen las oposicio-
nes binarias que trazan las fronteras entre los aceptado y reconocido y lo
destinado a la exclusión.
Violencia, territorios juveniles y el lado oscuro del capital social
Para los(as) jóvenes, los trayectos para su reconocimiento como actores
decisivos en la edificación de las ciudades han estado definidos por la
urgencia de contar con referentes simbólicos, que les permita salir del
anonimato y establecerse en las coordenadas de la memoria urbana, así
como aparecer en los lineamientos de las políticas sociales. El ideal de
jóvenes como sujetos ciudadanos ha estado inscrito en las legislaciones
recientes, solamente después de que muchas de sus organizaciones mos-
traron su rostro de pandillas en armas, su capacidad de disturbio, sus
intentonas de delimitar sus territorios como espacios de guerra, imbuidos
de la lógica amigo-enemigo (Salazar, et al. 98).
La fragmentación urbana, que más que geo-económica, es de orden sim-
bólico y cultural hace que los islotes de riqueza y prosperidad constitu-
yan sus propias subjetividades que operan a la manera de barreras que
ponen en el afuera de sus imaginarios a todo lo que viene del margen. Así
las músicas de los(as) jóvenes de las barriadas irredentas, o sus escrituras
sobre el cuerpo, sus formas de rebusque económico o sus paisajes grises
se intentan mantener lejos de la memoria y solo existen con cada episo-
dio en que se ratifica su vocación de ruptura de los frágiles equilibrios
sociales, o su violencia cruel y excedente.
Esta es una dinámica que se naturaliza cuando tal tipo de confrontaciones
y de intercambios que dan contextura a la ciudad se eleva al estatus de
normalidad. Sin embargo este es solo uno de los planos de la vida urba-
na, a veces el que interesa hacerse más visible y ser amplificado por las
grandes máquinas de subjetivación del mercado y los grandes medios de
comunicación. Las otras facetas generalmente no están focalizadas por
las luces de las cámaras o por el acontecer noticioso. La cuestión es que
si los territorios se configuran como una composición de actos creativos,
entonces no admitirán ser congelados en la representación dura de la ad-
ministración de la vida que se proponen los poderes centrales.
Cualquier rendija por donde emerja el territorio asido a la potencia que
produce el vínculo con la tierra y la naturaleza, siempre dinámicos; cual-
quier eclosión de intensidades afectivas que hacen posible el goce esté-
tico o las prácticas de libertad de los(as) jóvenes; cualquier manifesta-
ción de subjetividad grupal y comunitaria entre ellos(as) producirán una
nueva composición del tejido social que hará las veces de agenciamiento
de modos de resistencia que esbozan otras territorialidades, que difícil-
mente podrán ser simplemente cartografiadas para ser incluidas en la
geografía económica del capital, o en las estrategias de la guerra.
Tal cosa no ocurre sino en medio de tensiones y conflictos de amplio
espectro. Incluso es válida la pregunta por: ¿Cuánto de construcción de
identidades y de lucha por el reconocimientos como fuerza social vigente
hay en las formas de violencia que aplican las bandas juveniles y otras
estructuras delictivas? Las teorías del capital social han intentado expli-
car estos procesos como de creación de capital social negativo. Hay que
recordar que los primeros expositores de este concepto le daban unas
connotaciones afirmativas, al enunciarlo como el volumen de recursos
del que disponen los individuos o colectivos a partir de las redes de re-
laciones, conocimientos y reconocimientos mutuos que han alcanzado
cierto grado de estabilización y/o institucionalización (Bourdieu y Wac-
qüant, 1995).
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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De alguna manera esto se aplica a los grupos en violencia. Desarrollos
posteriores idearon la noción del “lado oscuro del capital social” (Portes
y Landlot, 2000); o en investigaciones sobre jóvenes urbanos de Colom-
bia y Guatemala, la de “capital social negativo” (Moser y Mcllwaine
(2006), para caracterizar estas manifestaciones de los modos de violen-
cia organizada al que recurren segmentos de las juventudes de nuestras
ciudades, unas veces replicando y adscribiéndose a formas más organiza-
das de violencia adulta, otras intentando algún nivel de emancipación y
confrontación con otras violencias institucionales o extra institucionales
que habitan los territorios.
No cabe duda que allí se producen formas de desterritorialización, en el
sentido de que estos grupos juveniles tienden a desmarcarse de los terri-
torios de los poderes centrales legitimados. Para Deleuze, la función de
desterritorialización es el movimiento por el que se abandona el territorio
instituido; es entonces la operación de la línea de fuga (1997). En todos
los casos, los territorios están también configurados por vectores de des-
territorialización o de reterritorialización.
Pero generalmente se mueven en dos planos: el de las desterritorializa-
ciones suicidas que desembocan en un agujero negro catastrófico, que
puede ser el caso de los grupos juveniles en violencia, o el de la re-
territorialización. Esta puede darse como el producto de una operación
de cooptación de las resistencias para que se remitan a los territorios
instituidos del dinero, el trabajo o el poder político. En este caso hay un
bloqueo de la línea de fuga. O puede darse como un movimiento en que
se logra asumir prudentemente la fuga, teniendo “siempre un pequeño
trozo de una nueva tierra”; y desde allí multiplicar las conexiones y las
posibilidades de nuevas composiciones. (Deleuze, 2005)
La potencia de la des-territorialización
Por supuesto la densidad del tejido social que van hilando los(as) jóve-
nes desborda en mucho las estructuras en violencia. Ella está cargada de
campos de fuerza aptos para la creación y el entrelazamiento que da luz
a lo común. Es de allí que pueden surgir los mundos nuevos poblados de
cuerpos cuya potencia reside en la diversidad de posibilidades estéticas y
productivas. La singularidad de estos sujetos en movimiento y su capaci-
dad para establecer conexiones inéditas va configurando lo colectivo, la
enunciación de comunidades que nacen con sus propios ritmos, con narra-
tivas inesperadas, con experimentaciones que transforman el entorno y dan
lugar a otras interacciones con el deseo, con la tierra y con todo lo vivo.
Al crear sus propios nichos existenciales se desdibujan los espacios del
Estado y de los grandes artefactos institucionales y se mella su poder para
imponer suavemente sus aparatos rígidos, sus cuadrículas de ordenamiento
del territorio y sus agenciamientos de control sobre los(as) jóvenes que per-
siguen que lo local, lo cercano, no sea otra cosa que un calco del centro. Si
los jóvenes perseveran en su vocación vital, procurarán que prolifere lo di-
verso y se resistirán a las tentativas de homogenización territorial, buscan-
do otros tipos de enlaces con colectivos de pares que experimentan en bús-
quedas equivalentes para inventar otras maneras de funcionar en sociedad.
Aludimos con esto a procesos de desterritorialización que se esfuerzan
por deslindarse de la violencia, en los que incursionan los(as) jóvenes
como un camino para evadir las territorializaciones que implementan
los poderes centrales y que reproducen un tipo de normalización y de
legitimación de la autoridad como indispensable jerarquía organizadora
y proveedora de la disciplina conveniente a la división del trabajo y al
orden del mercado, del patriarcado y de la guerra.
Esta modalidad de desterritorialización circula por las matrices de lo
imaginable, de lo posible, a la manera de micro-territorios de lo utópico;
y, al mismo tiempo se convierten en intentos, en ensayos de micro-terri-
torios con un topos palpable, definible que, aunque efímeros, proveen
aprendizajes mayúsculos para la incorporación de elementos de culturas
emergentes que logran el despliegue de otras éticas y estéticas fundadas
en el amor y en la defensa de la vida.
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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Los ensayos de las juventudes del Sur de Europa en la primavera de 2011
son bien ilustrativas de estas emergencias territoriales. Así lo describen
Feixa, et.al:
“La ciudad indignada es una urbe al mismo tiempo tópica y utópica
(…) la micrópolis utópica (…) es la meta de todas las acciones, donde
se ensayan otras reglas de vida (…) donde todo es , si no posible, al
menos imaginable. Pero al mismo tiempo los campamentos (del 15 M)
construyen micrópolis tópicas, reales, humanizadas (y algo caóticas)
(…) creando espacios de la nada, marcando con cintas adhesivas calles
y plazas, lugares públicos y comunitarios, consiguiendo alimentos para
subsistir, organizando asambleas y comisiones, recibiendo simpatizan-
tes, visitantes y periodistas, y comunicando lo que sucede en las plazas
a la ciudad mayor y al mundo, cara a cara o a través de las redes socia-
les, de la ciudad virtual” (2015: 158)
Esto fue un acontecimiento que floreció en aquella movilización de la
indignación en las ciudades del territorio español; pero se produce a dia-
rio en la medida en que se consiguen otras vías de convivencia, donde
se practican otras relaciones de poder que desbordan las que han nacido
como producción de sujetos de la sujeción; allí donde surgen brotes de
culturas de la emancipación, que estarán situadas en contextos espaciales
y territoriales singulares.
Los(as) jóvenes son una de tantas singularidades, fruto de procesos de
normalización y subjetivación que emanan de la sociedad en su con-
junto, tal vez con un cuerpo más evanescente, en permanente mutación,
afectado por una multiplicidad de influjos que provienen del entorno,
de las culturas que se entrecruzan, de la fuerza con que se vinculen al
medio natural; a partir de débiles referentes que los convocan a ser
la imagen especular de un mundo adulto-céntrico. La opacidad de las
fronteras puede favorecer la irrupción de lo nuevo, o arrastrar a seg-
mentos de esta juventud indeterminada a los territorios de lo ya trillado
y envejecido.
Transiciones ciudadanas desde los territorios urbanos de los(as) jó-
venes
El mundo urbano de los jóvenes entró de lleno a la vivencia de la vio-
lencia banalizada, la que copó por tanto tiempo a Colombia, con el terror
indiferenciado al que fueron sometidas las poblaciones rurales, en ese
universo de masacres y destierros que se veían como parte de un país
ajeno, pero que fue extendiendo su manto de miedo y muerte en las ciu-
dades crecidas demográficamente y empequeñecidas simbólicamente en
las dimensiones que humanizan, entre ellas la dimensión de lo político.
La política perdido su potencia mediadora y se refundió en la confronta-
ción, en la más clásica simplificación: la política como guerra. Los mil
rostros de la violencia abierta como fenómeno generalizado que arrasa-
ron a nuestras juventudes deben ubicarse en el contexto de la historia co-
lectivamente vivida. En ella se han fraguado los procesos de disolución
de las identidades, de las redes y dispositivos de poder que han hecho
uso de la fuerza letal, de los proyectos políticos y ético-culturales que
no pudieron constituirse o no tuvieron capacidad de afirmarse; todos los
cuales remiten al problema de la legitimidad del proyecto político y so-
cial dominante, al asunto de porqué y hasta donde el modelo territorial
asumido por las élites, y erosionado en todos los confines, se presentó
como proyecto viable de la sociedad nacional y las razones que marcaron
su declive o desintegración .
De resto solo quedan sus rostros menos descifrados: el rostro de la polí-
tica-espectáculo como alienación de la naturaleza comunicativa del ser
humano, codificada en forma de política de representación de pésima
calidad, de política electoral expropiada al manejo del ciudadano común
y corriente, pues éste solo responde a la operación mediática que prece-
de y legitima los resultados. Este es el rostro del ejercicio sistemático
y permanente de la violencia directa e indiscriminada marcado por una
cada vez mayor indiferencia por el derecho del ciudadano hasta casi des-
aparecerlo como sujeto moderno, pues si no hay otra mediación que la
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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violencia soberana solo queda el imperio del más fuerte para dominar la
vida de las poblaciones y entonces la política y el derecho se desvanecen;
y, aparejado con ello, el rostro del consumismo que transforma a la so-
ciedad en mera sociedad para el consumo y a los potenciales ciudadanos
en vacías masas de consumidores. Estos tres rostros se superponen, se
hibridan, se bifurcan y colonizan el espacio de lo vivido.
Todo ello hace parte de la producción social de los territorios urbanos.
Pero en el sustrato de las ciudades múltiples que habitamos se da la inte-
racción de los más variados circuitos culturales, valorativos y percepti-
vos de aquellos a quienes Manuel Delgado (1999) llama los “urbanitas”.
Los jóvenes, por ejemplo, trazan trayectos, en apariencia caóticos, que
comparten contenedores espaciales similares y simultáneos (barrios, lo-
calidades), que son re-creados desde posiciones diferenciales a partir de
la posición de poder que se ocupe en los órdenes divergentes de la ciudad.
De allí la importancia capital de los ejercicios de construcción de esos
micro- territorios de los(as) jóvenes que hacen posible la emergencia de
campos topológicos tangibles que anuncian otros modos de existencia.
La apropiación colectiva de los territorios, su transformación en lugares
para la vida (bio-espacios) es un aspecto esencial para el surgimiento de
ciudadanías nuevas, si es que ello se mantiene dentro de los horizontes
de posibilidad. Este es un debate sobre la factibilidad de una paz creíble
que se exprese en otras maneras de ordenamiento territorial. Un ordena-
miento territorial que se plantee investir nuestra democracia de un em-
puje vitalista en donde el planeta (la biósfera) no sea un simple territorio
para conquistar y dominar, sino nuestra morada para habitar y valorar.
La pregunta por la vida, que es la que nuclea la nueva visión de los te-
rritorios, nos obliga a repensar lo público como potencia, redefinirlo y
abrirle paso a lo común, propiciando que nuestra relación con la tierra
sea también una experiencia estética, diferenciada del consumismo, la
depredación y la violencia. (Useche, 2009).
Se requiere entonces de un abordaje del problema del territorio y las
territorialidades que se proponga tejer una relación profunda entre vida,
espacio y convivencia pacífica. Esta cuestión es mucho más compleja
en lo referido a los territorios urbanos. Hay una insistente convocatoria
a los (as) jóvenes a trabajar en la producción de órdenes territoriales
emergentes. Si esta labor cívica la asumen a profundidad las organizacio-
nes y redes juveniles comunitarias es mucho lo que pueden contribuir a
vislumbrar relaciones sociales en los que se propenda por la pacificación
del encuentro entre las personas y de estas con el entorno natural, de
tal manera que se desplieguen las potencias adormecidas que propicien
otras percepciones y representaciones de la ciudad plural.
La Ciudadanía como Resistencia: estrategias para la paz de las ciu-
dadanías de la diferencia
Definir una existencia en común, trazando reglas colectivas que surgen
del propio deseo, de la experiencia aprendida en los espacios en los cuales
se convive, hace inocua la suposición de un sujeto a priori inexistente (el
ciudadano) y unas instancias estatales trascendentales que, en la letra de
la Constitución, le otorgan y garantizan los derechos. En adelante los(as)
jóvenes que trasiegan por estas experimentaciones aprenderán a poner en
su justo lugar su relación con el Estado, a desconfiar de la exigencia de
obediencia universal a los mandatos que surgen de un pacto que no suscri-
bieron y que, no entienden cómo, se dice que aceptaron voluntariamente.
La pedagogía de la representación solo es efectiva si el Estado soberano
garantiza derechos y espacios de deliberación y toma de decisiones, y si
esto ocurre como reconocimiento de la fuerza que han ganado los sujetos
colectivos en medio de su acción micropolítica. No hay macropolítica
de representación, sin un correlato en la composición cotidiana de las
fuerzas sociales en los territorios. Cada vez es más claro para estas ju-
ventudes vinculadas a la acción social que el enfoque radicalmente indi-
vidualista que ha situado en la persona, y no en la comunidad, el sujeto
del pacto va en contravía de la justicia distributiva y hace imposible la
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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justicia restaurativa con las que se sanan las heridas de los conflictos y se
puede imaginar una vida plena.
De ese magma es que van emergiendo las nuevas ciudadanías construi-
das en la relación entre las prácticas comunitarias (micropolíticas) y las
prácticas institucionales (macropolíticas). Ciudadanías de la indignación
y ciudadanías de la dignidad capaces de imaginar sus micro-territorios
y de hacer una interlocución con el Estado para mejorar la calidad de la
política de representación. En ese circuito se fortalecerá lo público no
estatal y se abonarán los territorios de lo común, esto es los que atañen a
procesos de auto-organización y auto-valoración que son los que definen
las aptitudes para resistir (Negri, 2006).
En la medida que los colectivos juveniles admitan que se delega com-
pletamente al Estado la autoridad para unificar y articular la sociedad,
las políticas públicas serán exclusivamente un instrumento privilegiado
para el ejercicio del poder central. No hay que perder de vista, solo para
mencionar uno de los problemas que esto entraña, que los Estados y la
sociedad mercantil han contribuido a diluir el sentido ético de lo público,
tal como enfatiza par el caso colombiano el estudio de Edgar Reveiz:
“Muchas de las fortunas de los colombianos han surgido de la ambigüe-
dad del Estado entre lo público y lo privado, de la imbricación entre lo
político y lo económico. Se han hecho controlando el Estado y no desde
la sociedad civil. El Estado como sistema de contratación es el núcleo
central para entender la dinámica política y económica. (1997)”
La acción política del común en cuanto interpela y va más allá de la
normatividad del sistema institucional, permite reinventar lo público, de-
velar las interpretaciones institucionalizadas de los problemas políticos
y, como en el caso de las comunidades locales, transformar las tensiones
que el pensamiento político precedente concibió tan solo como un con-
flicto entre población subordinada y poder central. Esto es lo que diluci-
da el surgimiento de múltiples redes locales no institucionales.
Hay que trabajar por hacer posible que los habitantes jóvenes de los
territorios de la ciudad sean capaces de afectar todo un campo social, y
de contagiar a la sociedad entera de sus propuestas y proyectos de vida,
así como de dejarse afectar por las propuestas de otros segmentos de la
población. Por eso es que se requiere abrir espacios para que surjan po-
líticas desde las comunidades para transformar los modos de vida y de
constitución de los territorios.
Los trayectos ciudadanos de los jóvenes no son lineales ni están definidos
por las dicotomías del tipo lo público-lo privado. Se mueven en zonas
liminales en las cuales se hace posible el desarrollo de potencias creativas
inéditas, incluidas las de nuevas formas de existencia y el lenguaje, im-
pregnados del impulso transformador de la sociedad y dispuestos permear
a los demás para devenir la participación activa de los ciudadanos en la
construcción colectiva del orden social. En esos vectores se rehacen las
reglas del vínculo y mandato en los bordes comunes de los asociados que
resisten y del régimen institucional con el que se aprende a dialogar de
otras formas.
Como todo esto es un problema en el que el poder está inmiscuido, ine-
vitablemente se hace necesario concebir el ejercicio del poder como un
modo en que ciertas acciones modifican otras, y que existe solamente
cuando se pone en acción (Foucault, 1985). En términos de estrategia no
hay relación de poder sin los medios de posible fuga, esto es de resistir.
Finalmente cada una de las partes de esta relación (poder y resistencia)
constituye para la otra una especie de límite permanente: un punto de
retroceso posible.
Las resistencias ciudadanas juveniles se desenvuelven básicamente en el
ámbito de la micro política; esta es una dimensión en donde la potencia
de acción no está delimitada por territorios de poderes centrales, sino por
micro-poderes que trazan nuevos trayectos y líneas por donde emerge lo
actual, lo novedoso. Son formas de constitución de espacios de libertad,
donde se crean posibilidades para nuevas formas de ciudadanía, espacios
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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móviles de encuentro de diversas posiciones subjetivas. Da cabida a es-
feras como la estética, el lenguaje, la producción material, la generación
de nuevas relaciones humanas de convivencia o la producción simbólica.
(Useche, 2016)
A manera de conclusión
La obediencia a las leyes y mandatos no es garantía de que el Estado
pueda generar una cultura ciudadana, y menos en el contexto de las ac-
tuales sociedades urbanas. Hasta ahora se había tratado de dar poder de
participación a los ciudadanos comunes y corrientes para que accedieran
a las instancias de regulación y pudieran reclamar sus derechos. Pero,
finalmente se indaga por cómo involucrar a los(as) jóvenes ateniéndose
fundamentalmente a la especificidad de sus procesos y proyectos y pro-
curando la construcción concertada de las regulaciones que surgen en
el límite de cada renovación del pacto social, que exige la actualización
permanente del problema de los derechos.
Desde la potencia de la micropolítica es posible redefinir las relaciones con
la política de representación (macropolítica). Para ello es fundamental apo-
yarse en los rasgos de democracia social que afloran en las experiencias de
puesta en común de la vida, en donde se evidencian los múltiples trayec-
tos y deseos que constituyen las ciudadanías en ciernes. Allí, los actores
múltiples entretejen redes que luchan por convertir en acto (actualizar) sus
fuerzas y pugnan por hacerse visibles y ganar espacios de expresión.
El control de todas estas manifestaciones de la diversidad se hace cada
día más complejo para un centro único, como lo pretenden las políti-
cas de participación definidas desde el Estado para la población joven
(consejos juveniles, políticas públicas sectoriales, estatuto de ciudadanía
juvenil). La realidad del mundo de la participación que se ha ido confi-
gurando en Colombia, apunta a un tejido que se escribe y se reescribe,
que permite apreciar las huellas de las escrituras precedentes, pero que
continúa siendo, en esencia, un texto plural, escrito a muchas manos, del
cual apenas si se dibujan identidades y proyectos de auto-referencia, a
partir de los procesos de resistencia y afirmación de la vida.
En la tras escena de la acción de los(as) jóvenes emerge el reencuentro
de la dimensión política de trayectos subjetivos como el goce, el acer-
camiento humano pleno, el lenguaje, el juego. Es decir, la cultura como
acontecimiento político y ético, Se abre así una micropolítica de los
flujos culturales de resistencia, una disolución paulatina de los estratos
duros de la cultura que ahora se hace porosa y difumina las fronteras
entre los campos político y ético. Estamos ante el acontecimiento de una
política de la vida toda, de una especie de biopolítica de la resistencia,
que será el nicho para las emergencias ciudadanas que produzcan avan-
ces significativos en la democratización de la ciudad (Useche, 2016).
Las organizaciones juveniles pueden orientarse a crear fuerzas producti-
vas de naturaleza social, que se componen en los espacios y territorios de
las resistencias, que proyecten formas novedosas de lo común, alimen-
tadas por la diversidad y la capacidad generativa de cambios profundos.
Permitir la emergencia de territorialidades otras, que se creen desde las
redes de vínculos y encuentros de gran riqueza productiva y estética que
habita en los espacios locales que son re-imaginados a diario por los(as)
jóvenes que moran la ciudad y que sean, a su vez, forjados como sujetos
de esos nuevos tipos de ciudadanía, cívica, participativa, ecológica. Solo
así surgirán las subjetividades que puedan transformar el carácter vio-
lento de los conflictos urbanos y hacer de la diferencia una potencia de
cambio y no el motivo de las disputas violentas y los odios banalizados.
Territorio, jóvenes y ciudad: La resistencia de los jóvenes en los territorios urbanosRevista Pucara, N.º 29 (51-69), 2018
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Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un feminismo indígena ecuatoriano.
71
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un
feminismo indígena ecuatoriano
Gender and interculturalism: towards the search for
an ecuadorian indigenous feminism
Gênero e interculturalidade: a procura do feminismo
indígena no equador
Adriana Rodríguez Caguana
Universidad Andina Simón Bolívar
Email: adriana.rodriguez@uasb.edu.ec
Recibido:16: 08: 2018 Aceptado: 08:10:2018
Resumen
A partir de los distintos levantamientos indígenas en Ecuador, el derecho
educativo de los pueblos indígenas se fue consolidando en el terreno
normativo. En la cultura indígena Andina, la mujer es la representación
de la cultura, de la lengua, de la enseñanza, que simbolizan la propia
vida comunitaria. Por este motivo, no es casual que las primeras
reivindicaciones de las mujeres indígenas, además de los territoriales,
sea el derecho a la educación intercultural bilingüe, porque responde a
la propia dinámica organizativa de los pueblos. El territorio ocupa un
lugar determinante en estas demandas por su conexión cultural y evoca a
reflexionar en un feminismo distante del liberalismo y más cercano a los
derechos colectivos. Esta diferencia podría convertirse en un feminismo
práctico-comunitario que todavía está por desarrollarse.
Palabras clave: Educación intercultural bilingüe, feminismo indígena,
territorio, comunidad.
Pucara, Nº 29, 71-88, 2018
https://publicacio s.ucuenca.ed .ec/ojs/index.php/pucara/issue/archive
ISSNe 2661-6912
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un feminismo indígena ecuatoriano. Revista Pucara, N.º 29 (71-88), 2018
7372
Abstract
From the different indigenous uprisings in Ecuador, the educational law
of indigenous people began to consolidate in the normative field. In the
Andean Indigenous worldview, women are the representation of culture,
language and teaching, these elements symbolize their own communal
life. For this reason, it is no coincidence that the first claims of indigenous
women, in addition to the territorial ones, are the right to intercultural and
bilingual education, because it responds to organizational dynamic itself
of people. The territory occupies a decisive place in these demands for
its cultural connection and evokes to think of a type of distant feminism
from the liberalism and closer to the collective rights. This difference
could become a practical-communitarian feminism that is yet to be
developed.
Key words: Intercultural bilingual education, indigenous feminism, ter-
ritory.
Resumo
Das diferentes revoltas indígenas no Equador, o direito educacional dos
povos indígenas se consolidou no terreno normativo. Na cosmovisão in-
dígena andina, as mulheres representam a cultura, a língua e a educação,
simbologia de sua própria vida comunitária. Por esta razão, não é casua-
lidade que as primeiras demandas das mulheres indígenas, juntamente
com as reivindicações territoriais, tenham sido o direito à educação in-
tercultural bilíngue como resposta às próprias dinâmicas organizacionais
dos povos. O território ocupa um lugar decisivo nessas demandas por
causa de sua conexão cultural e convida a refletir sobre um feminismo
distante do liberalismo mas próximo dos direitos coletivos. Essa dife-
rença pode abrir o caminho para um feminismo prático-comunitário que
ainda está por ser desenvolvido.
Palavras chave: Educação bilíngue intercultural, feminismo indígena,
território, comunidade.
***
Introducción
El artículo estudia la relación que existe entre las demandas de los dere-
chos culturales y educativos en el Ecuador desde la década del ochenta
(1986) y el nacimiento de las primeras organizaciones indígenas: CO-
NAIE y ECUARUNARI, en las que se organizaron también las mujeres
y fueron constituyéndose desde lo que consideramos un naciente feminis-
mo práctico-comunitario. Si bien este feminismo no ha sido reconocido
en los estudios socio-históricos y de género en Ecuador, el desarrollo de
las propias organizaciones de mujeres en las comunidades corresponde
a un feminismo de la práctica que tiene múltiples dimensiones, las que
podemos resumir en las siguientes: contra la pobreza, el acceso a la tierra
y la educación intercultural bilingüe para el desarrollo de la cultura y las
lenguas indígenas.
El resultado de esta primera fase de investigación corresponde a una serie
de entrevistas a profundidad realizadas a mujeres docentes dirigentas, in-
dígenas y mestizas, que forjaron la educación intercultural bilingüe desde
la década del ochenta y fueron protagonistas de otros derechos que die-
ron como producto la declaración del Estado plurinacional e intercultural
del Ecuador. La metodología cualitativa de entrevistas a profundidad me
permite trabajar la realidad desde una perspectiva humanista, fenomeno-
lógica, que involucra el existencialismo y la hermenéutica. De esta forma,
lo que se trata es de comprender la conducta humana desde las propias
experiencias de los actores que hacen historia. Desde este enfoque que
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un feminismo indígena ecuatoriano. Revista Pucara, N.º 29 (71-88), 2018
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retoma las concepciones del feminismo de la diferencia surgen preguntas
que trataremos de indagar en este ensayo: ¿Podemos hablar de un femi-
nismo indígena en el Ecuador? La hipótesis guía de este trabajo es que
existen algunas aproximaciones hacia un feminismo indígena, que reivin-
dicó el acceso a la tierra y el derecho a la educación intercultural bilingüe.
Feminismo e interculturalidad
Sin duda, el concepto “género” es uno de los grandes aportes del femi-
nismo occidental contemporáneo. Sin embargo, el término también ha
sido usado para universalizar los valores construidos en la modernidad
occidental, alejados de otros feminismos que se edificaron en contextos
de diversidad y resistencia lingüística, cultural y religiosa. En otras pala-
bras, cuando hablamos de feminismo solemos pensar en un movimiento
histórico que permitió consolidar los derechos civiles y políticos de las
mujeres, como lo fue el derecho al voto y a participar activamente en la
política. Pareciera como si el feminismo contemporáneo se agotara solo
en estas raíces liberales, que son legítimas, pero no universales ni únicas.
Desde las primeras décadas del siglo XX emergió un feminismo anti-
rracista de las mujeres afro-descendientes que reclamaban la diferencia
esclavista como base de la reivindicación de derechos colectivos de la
clase trabajadora negra recientemente liberada de la esclavitud en los
Estados Unidos de América. El blues y el jazz fueron también parte del
movimiento y las primeras mujeres cantantes fueron consideradas las
pioneras del movimiento feminista negro. La subjetividad de la palabra
se expresa a través del canto y la música, que demuestra la espiritualidad
de la resistencia. Algo parecido ocurrió con la persistencia lingüística
de los pueblos indígenas del Continente, en el que las mujeres tuvieron
un rol protagónico. Y es que el pasado colonial y esclavista son parte
substancial de la historia de las mujeres afros e indígenas, por tanto, sus
propias reivindicaciones no pueden analizarse fuera de esta realidad.
Sin embargo, y a pesar de estas diferencias, lo cierto es que también
existen cercanías históricas significativas para entender lo que más tarde
llamaremos “interseccionalidad” feminista. Tal como lo sostiene Silvia
Federici en su conocida obra “El Calibán y la Bruja” (2004), fue la tran-
sición de la edad media al capitalismo la que produjo una masacre de
millones de mujeres consideradas brujas en Europa por no someterse
a la violencia de la familia moderna que las condenaba a la esclavitud
familiar. Estas mujeres, en su mayoría médicas y sabias, fueron sacrifi-
cadas en nombre del “progreso”. Este periodo de transición ocurrió casi
conjuntamente con la guerra de invasión a América, que dio inicio a la
modernidad (Dussel, 1990; Quijano, 2000). Una invasión de hombres
blancos, que tenían la firme convicción de “progreso” a través de la evan-
gelización. Las principales armas de guerras, además las armas y las en-
fermedades, fueron el uso engañoso de las palabras y la violación sexual.
La resistencia de las mujeres indígenas en este periodo sigue siendo des-
conocida para la historia oficial. Es interesante que la literatura regional
haya desarrollado episodios históricos en la literatura, como la obra de
Gioconda Belli (1990) “La mujer habitada” en el que se narra la historia
de las mujeres indígenas de Tegucigalpa que decidieron no tener relacio-
nes sexuales con sus esposos indios para impedir la procreación de hijos
legítimos que fueran luego esclavizados por los invasores. Tampoco se
ha investigado a profundidad el destino de las sacerdotisas Incas, Las ac-
llas, durante la colonización y el lugar decidor en la guerra de Conquista.
En todo caso, sabemos que los sexos, tanto de las mujeres “brujas” en
Europa como los pueblos indígenas, fueron sometidos al nuevo orden
moderno capitalista del heteropatriarcado colonial.
Por otra parte, Ruth Moya (entrevista, 2016) señala que la resistencia se
evidencia también a través de los MITOS en la zona Andina, en el cual
permanece el lugar simbólico de la función cósmica de los masculino y
lo femenino. La dualidad Andina corresponde a una construcción comu-
nitaria de la Complementariedad y la Armonía. Se diferencia de la cons-
trucción binaria de los roles masculino y femenino de occidente, por ser
una diferenciación cósmica del mundo de la vida, donde ni lo masculino
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un feminismo indígena ecuatoriano. Revista Pucara, N.º 29 (71-88), 2018
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ni lo femenino se encuentran en su estado biológico, sino en complemen-
tariedad con la naturaleza. De esta forma, una persona puede tener ambas
complementariedades y ser aceptado en la comunidad desde su diferencia.
Desde esta perspectiva, el feminismo desarrollado por las mujeres sub-
alternas, el de la diferencia y la fraternidad, se encuentra íntimamente
relacionado con el propio concepto de Interculturalidad, presente en las
Constituciones de Ecuador y Bolivia. La interculturalidad tiene varias di-
mensiones conceptuales; desde una perspectiva crítica y aliada al feminis-
mo poscolonial, podemos decir que consiste en el reconocimiento de los
colectivos históricamente discriminados para reparar una historia de (in)
justicia (Fornet-Betancurt, 2011). Significa también el intercambio entre
culturas en términos equitativos, que intenta romper con la relación histó-
rica de dominación y subordinación entre las culturas, con el fin de lograr
una convivencia (Walsh, 2009: 41).
La interculturalidad se presenta como superadora del multiculturalismo
neoliberal de la década de los noventa, porque pretende una transforma-
ción radical de las estructuras sociales, jurídicas y políticas. Esta intercul-
turalidad, además, es crítica de lo que se ha denominado como Coloniali-
dad del ser y del saber (Quijano, 2000), que es precisamente la imposición
de un sistema educativo, de saberes, que busca civilizar y castellanizar, tal
como se lo hizo en el último periodo colonial de la dinastía borbónica. En
este recorrido hacia la interculturalidad, las mujeres indígenas tejieron sus
propias resistencias que van desde la corporalidad hasta la reivindicación
de la educación intercultural bilingüe en la década del setenta.
La participación de las mujeres en las demandas indígenas
El feminismo subalterno es efectivamente una reflexión-acción desco-
lonial que tiene entre sus objetivos reconstruir la historia y analizar el
lugar de la resistencia de las mujeres en los diversos capítulos de la re-
sistencia y que poco o nada se conoce ¿Cómo resistieron las mujeres en
Wilcapampa en el siglo XVI? ¿Cuál fue el rol de Micaela Bastidas junto
a su esposo Túpac Amaru II en la revolución de 1780-1783? La historia
oficial apenas nos da algunos datos aislados. Además, en el proceso de
independencia participaron varios sectores de mujeres indígenas, como
las llamadas “rabonas”. Esta resistencia femenina inspiró a Flora Tristan,
la madre socialista del feminismo moderno del siglo XIX, a escribir “Pe-
regrinaciones de una Paria” en el Perú.
En la recién creada República del Ecuador, la participación de Manuela
León en la rebelión de Fernando Daquilema, también es poco conocida.
Manuela lideró a un grupo indígena hacía Punin donde destruyeron una
docena de casas de terratenientes de la sierra en búsqueda de la libera-
ción del concertaje. La historia, usualmente anecdótica cuando se trata
de mujeres lideresas, narra cómo Manuela le arrancó los ojos a quien
fuera su violador. No obstante, las docentes, mujeres indígenas ecua-
torianas, hacen referencia a Micaela Bastidas y a Manuela León como
las primeras en enfrentarse con fuerza al régimen del “hombre hispano”
(Entrevista, SISID, 2016). La memoria es probablemente la forma de re-
sistencia epistémica que está presente en las comunidades, precisamente
para fortalecer sus propias relaciones y tejidos sociales.
El socialismo de la primera mitad del siglo XX tuvo en sus orígenes
una profunda preocupación por los derechos indígenas. En el Ecua-
dor se dio el nacimiento de los partidos izquierda conjuntamente con
los primeros levantamientos modernos de Cayambe dirigidos también
por mujeres indígenas, como Dolores Cacuango y Tránsito Amagua-
ña, de la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI). Sin embargo, es a
partir de la década de los setenta, cuando surgen las primeras formas
organizativas de las mujeres indígenas, especialmente con el naci-
miento de la ECUARUNARI (Ecuador Runakunapak Rikcharimuy,
“El despertar de los hombres del Ecuador”).4 Si bien un sector de su
dirigencia quería en un principio darle un carácter clerical al movi-
miento, finalmente se convirtió en una de las organizaciones que rei-
4 Algunos de los datos fueron tomados de la página web de la ECUARUNARI. Con-
sulta: 15/08/2013. ‹http://ecuarunari.org/portal/info/historia›.
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vindicaron el componente clasista del movimiento y en el que par-
ticiparon activamente mujeres lideresas de la zona Andina.5 Una de
las mujeres más representativas de este periodo organizacional fue la
profesora Blanca Chancoso, quien fuera también una de las primeras
docentes bilingües y quien ha tenido una historia de lucha organiza-
tiva que sigue vigente hasta el día de hoy. En una entrevista realizada
por José Ramón Vidal en 2005, Blanca Chancoso manifestaba parte
de sus recuerdos en la escuela:
Cuando empecé en la escuela, mi abuela se emocionaba porque ya iba
a aprender a leer, y sabría el español un poco, entonces cada día era la
desesperación por saber qué te enseñaron en la escuela, quería escu-
char, que le enseñes qué fue lo que aprendiste, ella era analfabeta, para
mí era fuerte tener que decir, mira, aprendí esto, mostrarle en mis cua-
dernos lo que había hecho, y cuando recién iniciando el primer grado,
que comienzan a enseñar a unir estas letras para crear palabras, le leí
una palabra, pero deletreando todavía, uniendo sílabas ¿no?, entonces
fue de lo más emocionante para mi abuela ver que sabía leer, y salió al
corredor de su patio y me trajo una boleta, un papelito pequeño –era
una boleta de sentencia– y me dijo, quiero que me digas qué dice esto,
estaba recién comenzando a unir palabras, y tuve que deletrearle, para
saber qué decía, porque ni yo misma entendía, solo estaba deletreando,
y cuando acabé con gran esfuerzo de leerle lo que decía, pero uniendo
palabras, después me preguntó qué quería decir. Me estaba obligando a
que tenía que hacer algo más, porque la abuela se emocionaba de saber
que alguien más directo podría leer, que iba a saber leer, porque enton-
ces habría más seguridad de que no tendría que depender de una tercera
5 Parte de las resoluciones de este primer encuentro fueron:
• Concienciar a todos los indígenas del Ecuador para que se levanten en una sola
masa.
• Que sean las bases las que lleven el Movimiento. No se permitirá que ninguna
persona o institución extraña o ajena al Movimiento participe en él para mani-
pularlo.
• La lucha del Movimiento será pacífica, a no ser que en momentos difíciles se
pueda discutir este planteamiento.
• Como es un Movimiento Clerical, cada provincia tendrá como asesor a un sacer-
dote. (Documento, Primer Congreso).
persona para interpretar e informar a los afectados.6
Las primeras manifestaciones organizativas de las mujeres indígenas
dentro de la FEI nacieron con la reivindicación de la Reforma Agraria,
por el salario de las mujeres en el servicio doméstico y la erradicación
del analfabetismo en las comunidades; además, era evidente la necesidad
del desarrollo político de las mujeres en las organizaciones indígenas. Tal
como lo señala la lingüista Ruth Moya (2017), quien acompañó desde la
década del setenta al movimiento indígena ecuatoriano para la construc-
ción de la Educación Intercultural Bilingüe, señaló:
“Empezamos a trabajar sobre los derechos de las mujeres, primero con
capacitaciones a los hombres indígenas y en un segundo con las mu-
jeres, porque sabíamos perfectamente que si no cambiábamos la men-
talidad de los compañeros las organizaciones de las mujeres estaban
destinadas al fracaso. Si bien es cierto que al principio estaban aterro-
rizados y decían que éramos feministas occidentales, pronto se dieron
cuenta que no era así. Primero, porque la compañera Blanca Chancoso
es indígena y segundo, porque yo era una profunda conocedora de la
cultura y la lengua y no era feminista”.
Una de las estrategias de estas capacitaciones sobre los derechos de las
mujeres fue el uso de la tradición oral para analizar los roles de género
y cómo se representaba en la vida cotidiana de la comunidad. Desde una
perspectiva teórica y política, las primeras mujeres en hacer y crear es-
tos espacios de reflexión crítica fueron cercanas a lo que hoy se conoce
como un feminismo descolonial o poscolonial que critica las bases del
feminismo occidental blanco, puesto que el centro de análisis no es la
reivindicación de género, sino la denuncia de la condición de subalterni-
dad y racismo en la que se encuentran los pueblos indígenas, en especial
las mujeres indígenas. Tal como señala Espinoza-Miñoso (2014) La re-
flexión del feminismo poscolonial consiste en: “1) revisar el andamiaje
6 Entrevista realizada por José Ramón Vidal, en septiembre 2005Consulta:
16/8/2013. ‹http://www.capitulocubano.cult.cu/descargas/category/3-contracorrien-
te-i?download=51%3Anos-dejaron-sin-nombre-sin-religion-sin-el-espacio-de-las-tie-
rras-entrevista-a-blanca-chancoso-por-jose-ramon-vida›.
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teórico conceptual producido por el feminismo occidental blanco bur-
gués, al tiempo que 2) avanzar en la producción de nuevas interpretacio-
nes que expliquen la actuación del poder desde posiciones que asumen
un punto de vista subalterno (,,.).”
Ciertamente, varias mujeres de la intelectualidad mestiza que apoyaba al
movimiento de mujeres y a la construcción de la Educación Intercultural
Bilingüe en el Ecuador no se consideraban feministas porque en la déca-
da del setenta la hegemonía feminista era la occidental. Las razones son
variadas y tienen su explicación en la propia exclusión que se creó en la
época con la universalización de las demandas feministas.
De hecho, hasta en la actualidad esta tensión sigue vigente. En el En-
cuentro Nacional de las Mujeres en Salta- Argentina pude ser testigo de
un profundo debate en el que se presentaron las demandas de las muje-
res indígenas y las demandas de las mujeres blancas, interesadas en la
mesa de mujeres indígenas. Uno de los temas polémicos era el derecho
al aborto seguro y gratuito. Las mujeres indígenas sostenían que el tema
no estaba en su agenda principal de demandas, sino los desplazamientos
territoriales y la educación en su propia lengua, mientras que las otras
trataban de convencer de incorporar en la agenda principal el derecho al
aborto. Al final hubo un acuerdo de incorporar ambos enfoques, pero el
tema del aborto fue el primero de la lista en la agenda.
En las entrevistas a mujeres líderes indígenas de comunidades andinas
(no evangélicas) pude comprobar que el aborto no era un impedimento
entre ellas. La ruda es una de plantas más usadas para la interrupción
del embarazo en las primeras semanas y su uso es bastante común en las
comunidades. Si bien el aborto no constituye una demanda prioritaria en
la agenda de un sector de mujeres indígenas, en las manifestaciones por
el derecho a decidir asisten organizaciones de mujeres de todos los sec-
tores. De la misma forma, en las demandas de los derechos territoriales
de las mujeres indígenas amazónicas es más común ver a organizaciones
feministas acompañar en el proceso. Aunque todavía no hay una agenda
compartida que involucre tanto las demandas por el derecho al aborto
como los derechos territoriales y lingüísticos, parecería que hay lazos
que se están tejiendo en Ecuador.
Las guardianas de las lenguas y la educación intercultural
El 9 de noviembre de 1988, mediante decreto ejecutivo 203, se creó la
Dirección Nacional de Educación Indígena Bicultural (DINEIB). Tal
como lo sostiene Küper (1998, 10-2), con la DINEIB se inició una terce-
ra fase en la historia de la educación bilingüe en el país. La primera fue la
realizada por Dolores Cacuango por intermedio de la Federación Ecua-
toriana de Indios y el Partido Comunista; una segunda fase que tuvo dos
componentes vinculados con la Iglesia; por un lado, la Iglesia Evangélica
con el Instituto Lingüístico de Verano; y, por otro lado, la educación po-
pular de la Teología de la Liberación con Monseñor Leonidas Proaño en
el Chimborazo y los salesianos en la Amazonía. La tercera fase comenzó
cuando el Estado centralizó la educación intercultural bilingüe al sistema
nacional educativo.
La segunda fase, promovió el nacimiento de un sistema educativo finan-
ciado y promovido por el Estado, con cierto nivel de autonomía en su
gestión. En esta línea se gestionó la cooperación de la Confederación de
Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE7, para su construcción
pedagógica y administrativa. Uno de los principios rectores de la DI-
NEIB fue alcanzar la “igualdad educativa” que tuvo como antecedentes
la Conferencia Mundial de Educación Para Todos (Tailandia 1990). En
la década de los ochenta ya había organizaciones de mujeres indígenas
fortalecidas y apoyadas por toda la comunidad que se incorporaron como
7 La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE es una
organización que aglutina en su seno a las Nacionalidades, Pueblos, comunidades, Cen-
tros y Asociaciones indígenas del Ecuador. El nacimiento de la CONAIE es producto de
un auge de las organizaciones indígenas desde el nacimiento de la ECUARUNARI en
1976. Solo en 1988 se legalizaron 1.525 asociaciones y Comités campesinos agrícolas en
las nueve provincias de la sierra ecuatoriana (Rodríguez, 2017)
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un feminismo indígena ecuatoriano. Revista Pucara, N.º 29 (71-88), 2018
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docentes en las escuelitas de la EIB (Moya, 2017). Sin embargo, el no-
vedoso sistema EIB no contaba con la suficiente cantidad de centros de
formación docente, lo cual llevó a la política educativa a un camino de
incertidumbre.
El contexto en el cual se desarrolló la política educativo-cultural, en la
década del noventa, fue desde el Estado deficiente para las necesidades
educativas de los pueblos indígenas. Fase política conocida como multi-
culturalita-neoliberal (Rodríguez, 2017). El Estado multicultural sometía
a todas las relaciones sociales al juego del mercado. En este contexto,
los pueblos indígenas fueron objeto de este proceso de “ciudadanización
para el mercado”, responsables de su propio bienestar, autoregulación y
competencia exitosa en el libre juego de las fuerzas sociales (Blackwell,
M., Hernández Castillo, 2009).
Una de las formas de resistencia a la globalización neoliberal fueron las
redes de solidaridad internacional que se forjaron a partir de los prime-
ros levantamientos indígenas de la década del noventa en el Ecuador
y más tarde en México con el levantamiento del Ejercito Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) en 1994. En este sentido, la lucha por las
identidades, según Díaz Polanco (2005), es más general que las luchas
culturales, porque aquellas plantean un conflicto sociopolítico que critica
las propias bases del sistema liberal. Es así como existen fuerzas anta-
gónicas claramente visibles: por un lado, una etnofagia globalizadora y,
por el otro, el de la resistencia autonomista de las comunidades políticas
que plantean una nueva dimensión de los derechos culturales con las
identidades colectivas.
En este contexto, se replantaron las identidades culturales como parte de
una estrategia de los pueblos indígenas para enfrentar a la Aldea Global.
Las mujeres indígenas tuvieron que enfrentarse al empobrecimiento de
las comunidades en la conocida crisis del fin siglo, la migración forzada
de los taytas (padres de las comunidades) y a los desplazamientos for-
zados de sus territorios empobrecieron a las mujeres. Tal como señala
Radcliffe, S. A. (2014: 14).: “Las probabilidades de que las mujeres indí-
genas ecuatorianas sean pobres es mucho mayor que la de cualquier otro
grupo demográfico: un 89% de probabilidad, comparado con un 84%
para los hombres indígenas, con un 55% para otros grupos de mujeres
no-indígenas, y con un 60% para hombres no indígenas (Larrea et al.,
2007: 89).”
Una de las estrategias para luchar contra la pobreza en las comunidades
ha sido la educación, el analfabetismo sufrido durante todo el periodo
republicano hasta los procesos de alfabetización de la década del ochen-
ta, no podía repetirse con la nueva crisis neoliberal. De esta forma, las
mujeres fueron forjando una protección interna de las lenguas y culturas
indígenas en la educación, que se mantiene y se revive en las escuelas
comunitarias que sobrevivieron al desarrollismo de la última década de
la llamada “Revolución Ciudadan”. Así lo sostiene la directora de una es-
cuela de EIB de SISID, provincia del Cañar, Juana Alulema cuando dice:
“Desde la fertilidad las mujeres somos las guardianas de la lengua. So-
mos las mujeres, madres y maestra, las que comunicamos y permane-
cemos con los estudiantes y con los hijos, en la familia y en las organi-
zaciones comunitarias. Las mujeres tenemos esa fuerza de guardianas
para proteger, como centro matriz, nuestra lengua, nuestra identidad
que luego transmitimos a nuestros hijos.
Entonces es un poco contradictorio lo que pasa en la familia y tam-
bién en los centros educativos, cuando los papacitos dicen, no pues, yo
quisiera que mi hijo aprenda la lengua castellana y hasta el inglés, en
el último plano está que aprendan el kichwa para los papás. ¿Por qué
ocurre esto? Porque la mayor parte de los papacitos tienen educación
por lo menos primaria, en cambio las mamás son las que menos tienen.
Entones, ahí está el asunto, porque desde la escuela se cultiva el valor
de la lengua castellana y no la lengua kichwa. Eso es lo que ha ocurri-
do, que los papacitos creen que la lengua castellana es la importante,
por eso ellos quieren que sepan esa lengua antes que el kichwa. Suelen
decir: “no, no queremos kichwa ya sabemos kichwa”. Entonces me doy
cuenta que en realidad, las guardianas, las que mantiene la identidad
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un feminismo indígena ecuatoriano. Revista Pucara, N.º 29 (71-88), 2018
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cultural somos las mujeres, por lo menos así lo he comprobado. En
los centros educativos las mujeres indígenas nos comunicamos con las
autoridades en nuestra lengua sin tener ningún miedo o vergüenza. Esto
no suele ocurrir cuando se trata de un profesor hombre indígena, que
muy poco se comunica en su lengua, porque está cultivado para eso”.
La zona donde se encuentra ubicada la escuela de SISID -EIB tiene un
alto porcentaje de emigración, especialmente de los hombres. Esto ha
contribuido a que la prioridad lingüística de los últimos años ha sido
el inglés. La enseñanza del kichwa se mantiene, pero con serias difi-
cultades. Tal como lo señala la directora y las docentes de la escuela,
las abuelas siguen ocupando un lugar fundamental en la escuela y en
las comunidades. No obstante, si no hay un compromiso de las políti-
cas educativas estatales, difícilmente las mujeres pueden contrarrestar la
arremetida globalizadora.
Movilidad y resistencia cultural-lingüística
Hemos visto que una de las problemáticas de las comunidades es la emi-
gración de los hombres que deja a las mujeres como jefas de hogar. Sin
embargo, en los últimos años ha ocurrido la movilización también de las
mujeres jóvenes que ha cambiado la noción misma de comunidad. Tal
como lo sostiene Blackwell, M., Hernández Castillo (2009:09):
“Las comunidades indígenas han redescubierto sus propias identidades
en el proceso migratorio pues éste hace que los mecanismos culturales
de pertenencia sean decisivos para la formación de comunidad. Sin em-
bargo, los significados y tradiciones tienden a fijarse en construcciones
nostálgicas de la cultura indígena, con lo cual se entronizan los roles
de género”.
Si bien esto ocurre en la realidad comunitaria, las comunidades también
han emigrado hacia las ciudades tratando de mantener sus propias cons-
trucciones identitarias. Solo en Quito se registran decenas de comunas
indígenas, lo cual interpela a la noción de ruralidad de las comunidades
y a la propia urbe que ve en su seno el crecimiento de una estructura ju-
rídico-político y cultural que difiere de la estructura jerárquica estatista.
Esta nueva realidad hace que exista confusión en la sociedad mestiza que
no entiende la dinámica interna de las comunas o comunidades, así lo
sostiene la docente universitaria Josefina Aguilar Guamán:
“Estamos ante una nueva realidad. No somos las mujeres indígenas de
otros tiempos. Nuestras abuelas nos enseñaron a llevar nuestra identi-
dad y nuestra lengua al lugar donde vayamos. Ahora hemos cambiado,
se ve hasta en nuestra estética, sentimos orgullo por nuestros anacos y
podemos también usar ropa occidental, pero sin olvidar quiénes somos.
El problema que más nos preocupa es la lengua, seguimos viviendo el
desplazamiento y eso me frustra como docente”.
Si bien la lengua indígena kichwa es reconocida como lengua de relación
intercultural desde la vigencia de la Constitución de 2008, la política de
Educación Intercultural Bilingüe, consagrada por la Carta Magna y la
Ley De Educación Intercultural (2010), ha sido nula, lo que ha llevado
a un estado de alto peligro a todas lenguas indígenas. Recién en el año
2016 salió a la luz el nuevo currículo nacional en lenguas indígenas, pero
realmente sólo se construyó la de la cultura y lengua kichwa que luego
fue traducido a las demás lenguas indígenas. Este plagio curricular evi-
dencia la carencia de una política integral de revitalización lingüística y
el poco conocimiento que existe sobre las demás lenguas en el país.
Conclusiones
Las mujeres indígenas del Ecuador se han organizado en torno a deman-
das concretas, que responden al contexto y necesidades reales comuni-
tarias. Indudablemente, las docentes han tenido un rol protagónico en la
construcción de la Educación Intercultural Bilingüe que les ha permitido
una vida organizativa al interior de las comunidades, muchas veces en
contra del mandato masculino castellanizador. Esta diferencia reivindi-
cativa de las lenguas indígenas con los hombres, podemos considerar-
le como una manifestación autoreflexiva de su condición de género y
Género e interculturalidad: hacia la búsqueda de un feminismo indígena ecuatoriano. Revista Pucara, N.º 29 (71-88), 2018
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una apuesta anti hegemónica. Si bien hay cercanías más evidentes con
el feminismo contemporáneo, también es cierto que todavía hace falta
más trabajo en la interseccionalidad, en el que no exista interposición
de agendas, sino solidaridades múltiples entre las mujeres que siguen
sufriendo la explotación, la pobreza y la discriminación en sociedades
racistas.
Por otra parte, otro de los desafíos a los que se enfrentan las mujeres es la
rearticulación de la Educación Intercultural Bilingüe en las comunidades
y comunas, que fueron profundamente debilitadas en la última década.
A pesar de estos obstáculos de un Estado plurinacional que no logra in-
terculturalizarse después de 10 años de vigencia, las mujeres indígenas
siguen organizándose, en las montañas, en la selva Amazónica y en las
ciudades, en busca de mantener viva la memoria de sus pueblos. Las
que están en ese camino se han autodenominado “Las guardianas de las
lenguas”.
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democracia en la diversidad. Quito: Editorial Abya-Yala. ISSN
0719-3092
Entrevistas:
1. Juana Alulema. Rectora de la Unidad Educativa SISID. Entrevista
realizada la segunda semana de abril de 2017.
2. Ruth Moya. Directora de la Carrera de Educación Intercultural Bilin-
güe de la UNAE. Entrevista realizada en diciembre de 2016.
3. Josefina Aguilar, docente universitaria indígena. Entrevista realizada
la primera semana se mayo de 2016.
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierra
91
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierra
Think peace... Just when i have the earth
Acho que a paz… somente quando ter você terra
Julie Manuela Mena
Investigadora independiente
Bogotá-Colombia
E-mail: julme87@hotmail.com
Recibido: 11: 05: 2018 Aceptado: 19:08:2018
Resumen8
En este texto se exponen algunos de los hechos históricos más relevantes
en el proceso de introducción de la agroindustria del monocultivo de
palma de aceite en el municipio de Tumaco, Nariño, el cual desde sus ini-
cios estuvo relacionado con hechos violentos de desplazamiento forzado,
amenazas y persecuciones a campesinos que se negaron a vender sus
tierras, quienes finalmente se convirtieron en jornaleros dejando de pro-
ducir sus propios alimentos para comprarlos, hasta que la plaga que secó
la palma y los dejó en el limbo. Razón por la cual la premisa que motiva
este análisis es que no es posible pensar el posconflicto en el marco de
las actuales negociaciones de paz entre la guerrilla y el gobierno nacio-
nal en La Habana, mientras la tierra de campesinos, afrodescendientes e
indígenas siga estando en prenda en nombre del desarrollo.
8 El presente artículo es extraído de mi investigación de pregrado en Antropo-
logía realizada entre 2011 y 2012, la cual es una aproximación a los impactos que sobre la
soberanía alimentaria y los territorios colectivos de las comunidades afrodescendientes
ubicadas en la parte alta del río Mira, en el municipio de Tumaco, Nariño, produjeron
sucesivos procesos económicos de tipo extractivo desde el siglo XIX, y la explotación
agroindustrial del monocultivo de palma aceitera, hoy devastada por una plaga, y que
desde sus inicios estuvo muy ligada a hechos violentos en la zona.
Pucara, Nº 29, 91-118, 2018
https://publicaciones.ucuenca.edu.ec/ojs/index.php/pucara/is ue/ rchive
ISSNe 2661-6912
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierraRevista Pucara, N.º 29 (91-118), 2018
9392
Palabras clave: Palma aceitera, monocultivo, afrodescendientes, terri-
torio colectivo.
Abstract
In this paper some of the most relevant historical facts are exposed in
the process of entering the agribusiness monoculture oil palm in the mu-
nicipality of Tumaco, Narino, which since its inception was related to
violent acts of forced displacement, threats and persecution of peasants
who refused to sell their land, who finally became laborers leaving their
own food to buy, until the plague that wiped the palm and left in limbo.
Why the premise that motivates this analysis is that it is not possible to
think about the post-conflict within the framework of the ongoing pea-
ce negotiations between the guerrillas and the national government in
Havana, while the land of peasants, Afro-descendants and indigenous
people continue to be in pledge in the name of development.
Keywords: Oil palm, monoculture, African descent, collective territory.
Resumo
Neste artigo alguns dos fatos históricos mais relevantes estão expostos
no processo de entrada no óleo de palma monocultura do agronegócio no
município de Tumaco, Nariño, que desde a sua criação foi relacionada
a atos violentos de deslocamento forçado, ameaças e perseguição dos
camponeses que se recusaram a vender suas terras, que finalmente tor-
nou-se trabalhadores que deixam a sua própria comida para comprar, até
que a praga que dizimou a palma da mão e deixou no limbo. Por que a
premissa de que motiva esta análise é que não é possível pensar no pós-
-conflito, no quadro das negociações de paz em curso entre os guerrilhei-
ros eo governo nacional em Havana, enquanto a terra dos camponeses,
afro-descendentes e povos indígenas continuam a estar em prometer em
nome do desenvolvimento.
Palavras-chave: Óleo de palma, monocultura, ascendência Africano,
território coletivo.
***
Introducción
Esta investigación tuvo lugar en el municipio de Tumaco, en el caserío
rural de Imbilí Carretera -perteneciente al territorio colectivo del Conse-
jo Comunitario Alto Mira y Frontera9-, en Candelillas y La Espriella, ve-
redas que no hacen parte del consejo comunitario en cuestión, buscando
de esta forma establecer un análisis comparativo, o lo que en Antropolo-
gía se llama un estudio “multi-situado”.
El análisis giró entonces alrededor de dos momentos que definí como
cruciales en la agroindustria palmera en Tumaco, los cuales están “de-
terminados” por la aparición de la Pudrición de Cogollo (PC), plaga que
devastó casi la totalidad de las miles de hectáreas sembradas con este
monocultivo. Esto es, que la PC establece una transición en el proceso
productivo de esa economía y especialmente sobre la producción ali-
mentaria local: del apogeo económico y productivo desde los años 80
del siglo XX, hacia su rotundo deceso en el nuevo siglo; un antes y un
9 Las comunidades afrodescendientes en Colombia se encuentran organizadas
en territorios de carácter colectivo reconocidos jurídica y legalmente por la ley 70 de 1993
como consejos comunitarios.
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después de la Pudrición de Cogollo.
La agroindustria de palma aceitera en Colombia ha significado grandes
transformaciones en la geografía humana, en el uso de la tierra y sobre
todo en los sistemas de producción campesina. Transformaciones estas
que para el caso del Pacífico sur, se han venido estructurando desde los
años 60 junto con la arremetida de una creciente ola de violencia exacer-
bada hacia los años 90 y manteniendo su visceralidad hasta la actualidad.
Debido a la envergadura de los contextos, los actores y los diversos im-
pactos que implica el estudio de esta temática, hasta ahora todavía poco
explorada por la disciplina antropológica, es cada vez más complejo
pretender agotar el análisis en toda su extensión. Por lo tanto, ese no es el
objeto de este artículo. Realmente mis reflexiones son una extensión de
las conclusiones de otros investigadores y todas las personas que me co-
laboraron con sus testimonios, su tiempo y sus conversaciones acerca de
este caso específico. Aspectos cruciales para el desarrollo de esta investi-
gación y que antes no había considerado sólo fueron posibles a través de
esas conversaciones enriquecidas por la amabilidad y la grandilocuencia
de las gentes del Pacífico sur nariñense.
Cabe aclarar que procurando preservar la seguridad de las personas que
me colaboraron con sus testimonios, relatos e historias de vida, he modi-
ficado sus nombres en las entrevistas citadas en este escrito, debido a los
temas sensibles que se abordan en el contexto de la problemática en sí.
El Tumaco no Pacífico
Camino hacia Tumaco son varias cosas las que uno puede observar con
curiosidad: Casi toda la vía panamericana está militarizada; son kilóme-
tros de kilómetros de oleoductos de Ecopetrol que vienen desde Orito
(Putumayo) hasta el puerto en Tumaco; y tal vez lo más impresionante,
los interminables desfiladeros de los cementerios de palma aceitera, que
es en lo que prácticamente se han convertido las plantaciones por la de-
vastación que provocó la peste de la Pudrición de Cogollo (PC). (Diario
de campo, mayo 2011).
Tumaco es un municipio ubicado en la costa Pacífica del departamento
de Nariño a 2 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura prome-
dio de 29ºC, una extensión territorial de 3.778 km2 y una población de
183.006 habitantes. De acuerdo con el CCAI10 (2011) el 54,2% habita en
la zona urbana y el 45,8% en la zona rural. Existen 15 Consejos Comuni-
tarios pertenecientes a la Red de Consejos Comunitarios del Pacífico Sur
(RECOMPAS), 12 Resguardos indígenas de los pueblos Awá y Eperara
Siapidara que ocupan el 48,21% y el 18,26% del territorio, respectiva-
mente.
Después de Buenaventura, es el segundo puerto más importante del
pacífico colombiano, y al ser parte de esa vasta región llamada Chocó
biogeográfico, presenta un clima tropical húmedo con precipitaciones
constantes en un rango que va desde los 3500 a 4500 mm anuales (CC
Alto Mira y Frontera 2003, 9), condiciones estas, entre muchas otras,
que explican la singularidad de su riqueza biodiversa en especies de flora
y fauna, única en el mundo. Sin embargo, esa misma diversidad natural
ha convertido a esta región del Pacífico sur en un objetivo estratégico
para la incursión de las economías extractivas del mercado neoliberal, la
colonización de la agroindustria nacional, y la invasión del narcotráfico
yuxtapuesto a la arremetida de los actores armados del conflicto interno.
Testimonio de ello ha sido la extensiva explotación de tagua, caucho y
la industria maderera durante poco menos de un siglo por parte del capi-
tal extranjero, y los megaproyectos agroindustriales del capital nacional
como la producción industrial de camarón y el monocultivo de palma
aceitera, los cuales a pesar de las catastróficas plagas y los gravísimos
impactos ambientales y económicos que han acarreado para la zona, si-
guen vigentes hoy en día. En ese sentido, el arribo de esos capitales ha
10 Centro de Coordinación de Acción Interagencial que hoy es el Centro de Coor-
dinación de la Política de Consolidación Territorial (PCT) CCAI-Colombia (2011).
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estado muy ligado con el aumento de los hechos violentos de desplaza-
mientos y homicidios selectivos en la región.
La privilegiada ubicación de Tumaco sobre el mar y los caudalosos ríos
que bañan su territorio caracterizan sus principales actividades econó-
micas como la pesca artesanal, la minería, la agricultura y el comercio
formal e informal. No obstante el papel fundamental de Tumaco como
puerto en la generación de divisas para la economía aduanera del país,
es una de las tantas regiones que no aparece dentro del mapa, o por lo
menos dentro del de una política soberana del Estado Social de Dere-
cho. Esto se ha hecho manifiesto desde los albores de la República cuyo
centralismo político determinó desde un principio la marginalidad en la
que ha permanecido relegada esta región del Pacífico sur colombiano de
cualquier proyecto de inversión social y de una presencia estatal diferen-
te a la militar y la extractiva. Es así a tal punto que hasta el día de hoy
la región no cuenta con las condiciones propicias para ejercer sus más
elementales derechos, lo cual se hace visible tanto en la ciudad como en
las zonas rurales donde se concentran aún más los altos índices de vio-
lencia y de mortalidad infantil por desnutrición, los servicios básicos son
casi que inexistentes, el desempleo arrecia, la pobreza es una constante,
los sistemas de acueducto y alcantarillado son totalmente deficientes, la
atención en el sector salud es insuficiente y las vías de acceso al territorio
rural son pésimas.
Aproximadamente hacia el kilómetro 25 de la vía panamericana, hay una
zona a la que le llaman “El Tigre” que es el terror de los transeúntes. Es el
asilo de miles de N.N., una fosa inmensa a donde va a parar la gente des-
aparecida, secuestrada, amenazada o señalada como objetivo militar de
algún grupo armado ilegal de todos los que hacen presencia en la región.
El lugar está lleno de manglar, es un territorio de nadie. Cuentan que
los concheros y piangüeras que van a los manglares a recoger piangua,
se han encontrado varias veces con restos humanos. Al parecer nunca
el CTI de la Fiscalía ha abierto una investigación en esa zona. Todos le
temen a ese lugar por lo desolado y hay muchas leyendas creadas a su al-
rededor. Según se dice, a algunos conductores les ha pasado que cuando
transitan por ahí, sienten que alguien se les sube en sus carros o en sus
motos de pasajero. Resulta que si se desaparece alguien de Tumaco, lo
van a buscar allí (Diario de campo, 21 de junio de 2011).
En el año 2009, el Observatorio del Delito en Tumaco informó para
este municipio de 160.000 habitantes 277 homicidios. En el año 2010
todavía fueron 230, lo que equivale a una tasa de más de 142 homici-
dios por cada 100.000 habitantes, cuando el promedio nacional es de
32 homicidios. Es decir: En el municipio de Tumaco son asesinadas en
promedio 4.4 veces más personas que en el resto del país (Diócesis de
Tumaco 2011, p. 52).
Por su parte el informe Forensis (2010) del Instituto Nacional de Me-
dicina Legal y Ciencias Forenses arroja los siguientes resultados sobre
los asesinatos en Tumaco para ese año por casos y tasas, así como por
género: 223 casos de homicidios masculinos, lo cual representa una tasa
de 248,02 homicidios por cada 100.000 habitantes. Los casos de femi-
nicidios fueron 22 los cuales representan una tasa de 24,69 homicidios
por 100.000 habitantes. Son 245 casos totales y una tasa total de 136,87.
A pesar de que La Violencia (años 50) no tuvo impactos tan radicales
en esta región como sí sucedió en el resto del país, su escalonamien-
to en fechas posteriores sí configuró un escenario imprescindible en la
historia de otros procesos importantes como la explotación de maderera
y camaronera, y el narcotráfico en la actualidad. La llegada tardía de
La Violencia al Pacífico sur, significó que los pobladores de la carrete-
ra, los ríos y demás zonas rurales, emigraran hacia Ecuador y hacia la
cabecera del municipio de Tumaco, mayoritariamente, a la vez que se
iban propagando milicias subversivas como los “pájaros” que llegaron a
sembrar el terror en las vidas y los oficios de la gente, transformando el
uso y la apropiación de los espacios cotidianos al propiciar los primeros
asesinatos y desplazamientos (Hoffmann 1999). “Ahí empezó, desde los
años 1950-60, la expansión de las grandes ganaderías y plantaciones de
palma africana que adquirieron la tierra por medios no siempre legales ni
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pacíficos” (Ibíd., p. 268).
“[…] aquí hubieron [sic.] ganaderos también de Cartago-Valle, del Va-
lle de todas esas partes, primero fueron ellos y después comenzaron las
empresas palmicutoras. Lo único que hacían ellos era decirle, ‘dígale
a la gente que venda, que venda eso y le damos tanto y que venga a la
empresa’; y los que no vendían entonces lo sacaban también, buscaban
su matraca y los mataban y ¿usted qué hacía? Pues irse”. (Entrevista
con líder comunitario 1, Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera.
Tumaco, 14 de junio 2011).
Después de 9 años de haberle declarado la guerra a los cultivos de coca a
través de las fumigaciones con glifosato y de haber desencadenado innu-
merables devastaciones ambientales envenenando los bosques nativos,
los cultivos de pan coger y los ríos, perjudicando la soberanía alimentaria
de las familias vecinas y productoras de los cultivos de hoja de coca,
durante la primera fase del plan, los resultados no son muy alentadores.
El municipio es hoy el mayor productor de coca con 5.025 hectáreas y el
mayor productor de cocaína representado por el 21% del total nacional
(SIMCI 2010 citado en CCAI-Colombia 2011).
Los procesos de titulación colectiva emprendidos por los consejos comu-
nitarios empezaron a reñir con el despliegue del Plan Colombia, en estos
términos el concepto propiedad colectiva pierde valía cuando las tierras
están invadidas por coca o por palma o por ganado. No es posible hablar
de soberanía alimentaria cuando no hay dónde cultivar, y por lo tanto
tampoco de vida digna o de paz si no se tiene garantías de derecho sobre
el territorio, así esté estipulado en una ley.
La tradición violenta y corrupta de la historia social, política y económi-
ca de Tumaco se intensifica en la década de los 90 con la consolidación
de los cultivos de uso ilícito provenientes del Putumayo y el Caquetá,
y la arremetida de los grupos armados que se disputan el negocio y el
control por el territorio. El estudio de esta época de los 90 en particular,
es angular para entender el papel que entró a desempeñar el monocultivo
de palma aceitera en este ya convulsionado contexto, teniendo en cuenta
todas las transformaciones sociales, económicas y culturales que se esta-
ban desarrollando a nivel nacional y local específicamente. La avanzada
de grupos ilegales como el frente 29 de las FARC, el frente Mariscal
Sucre del ELN y distintas organizaciones paramilitares como las Águilas
Negras, Autodefensas Campesinas de Nariño ACN, Rastrojos y Organi-
zación Nueva Generación, a finales de esta década, junto con la expan-
sión de los cultivos de coca, cambian las condiciones de vida tanto en el
campo como en la ciudad hacia su detrimento a través de las lógicas del
despojo y el terror (Diócesis de Tumaco 2011, 53).
“[…] desde el año 97, 98, grupos alzados al margen de la ley comen-
zaron a incursionar, después los otros grupos que enfrentaban a esos
grupos anteriores, o sea, supuestamente lo que se llamaba el remedio
resultó peor el remedio que la enfermedad, entonces eso después se
complicó, después ahora ya se generalizó y lo que todo el país tiene, los
problemas que tiene todo el país están concentrados acá. Esto no puede
ser ajeno a todos esos grupos para conseguir un dinero rápido, fácil y
lo que ha traído problemas, muertes, desolación, miseria, desconfianza
[…]” (Entrevista con Juan Escrucería, ex Superintendente de la empre-
sa de palma Palmas de Tumaco. 30 de junio de 2011).
Si bien en otras zonas de la geografía colombiana los fenómenos de des-
plazamiento forzado y violencia ya habían sucedido con anterioridad a
los 90, en el Pacífico sur esos episodios se dieron en una forma más ais-
lada, poco visible pero cada vez más creciente, a tal punto que hoy en día
muchos lugares, máxime rurales, son ya inaccesibles, etiquetados como
zonas rojas, territorio de guerrillas y paramilitares. Y ese es precisamente
el caso de los territorios donde fue introducido el monocultivo de palma
(como también lo ha sido con otros megaproyectos agroindustriales en
otras latitudes de la geografía nacional). La parte alta del río Mira en
Tumaco donde se encuentran principalmente las interminables extensio-
nes de palma de aceite11 es una de esas zonas críticas en las que el orden
11 Según el Centro de Coordinación de Acción Integral (2011) la reactivación de
los proyectos de palma se han llevado a cabo en el Bajo Mira.
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público está regulado por el régimen de los actores armados ilegales y
donde la muerte dejó de ser un fenómeno esporádico para lamentable-
mente normalizarse en la cotidianidad de sus habitantes.
De hecho, cuando por fin pude adentrarme a la zona rural de Tumaco, es-
pecíficamente en Imbilí y Candelillas a lo largo de la vía panamericana,
hubo que tener ciertas precauciones. A bordo de una moto con Mario12,
emprendimos en mi última semana en Tumaco, viajes muy pedagógicos
hacia las veredas durante cuatro y cinco horas aproximadamente, bajo
el sol incandescente de junio. A medida que avanzábamos en el camino,
yo iba grabando y Mario me contaba muchas cosas que conocía sobre
la agroindustria de la palma, explicándome cómo era el proceso de co-
secha y recolección del fruto, me indicó a qué empresas y empresarios
pertenecían las plantaciones de palma por cantidad de hectáreas, narraba
algunas experiencias de proyectos productivos de cacao de la zona, y
recordaba hechos históricos muy importantes con respecto a la industria
camaronera de los ochenta. Cuando pasábamos por Chilví y Tangareal,
me contó que por ser zonas muy peligrosas en donde no podíamos ex-
ponernos yendo dos días de seguido en una misma semana, había que
dejar un día de por medio para evitar ser advertidos por las suspicacias
de los informantes de los grupos armados irregulares (Jóvenes de la zona
que colaboran con los ilegales a cambio de dinero). Incluso hubo un
momento mientras yo trataba de sortear la interferencia del viento para
grabar, Mario inmediatamente me dijo: “Baja la cámara… esta es zona
de paramilitares, por acá los muchachos informan… por los pueblos más
que todo… lo mismo Imbilí, allá tremendo, por eso mostrar que vas a to-
mar una foto, que vas a grabar algo…no, es mejor pasar desapercibido.”
(Diario de campo, 21 de junio de 2011).
Al respecto, López (2008) del Proceso de Comunidades Negras, PCN,
señala:
12 Mario es un líder comunitario que fue sacerdote y que conoce muy bien el
territorio del Alto Mira, y por lo tanto fue un gran colaborador y guía para mi trabajo de
campo, además de ser un entendido en el tema del monocultivo de palma en la zona.
La evolución e intensidad de las acciones violentas en esta región, han
estado muy ligadas entre otros aspectos, con la invasión del monocultivo
de la palma aceitera en Tumaco, que cobró tan solo entre 1992 y el 2004,
lo que en la región calificamos como cinco afro magnicidios con todas
las secuelas que esto conlleva sobre un proceso social organizativo en
tan corto lapso: Rafael Valencia Camacho; Francisco Hurtado; Hermana
Yolanda Cerón Delgado; José Aristides Rivera y, Luciano Castillo.
“Paradójicamente, el inicio de los procesos de titulación de los territo-
rios colectivos y de constitución, ampliación y saneamiento de resguar-
dos indígenas coincidió con la intensificación de la violencia.” (Flórez y
Millán 2007, p. 98). La introducción de proyectos agroindustriales han
generado desplazamientos de las comunidades del Pacífico, aumentando
con el reconocimiento del carácter colectivo ancestral de las tierras de
los afrocolombianos, estipulado por la ley 70 de 1993 (Escobar 2004). Y
más tarde, con la irrupción de los paramilitares, hacia 1999 en Tumaco,
se inició una violenta disputa con la guerrilla por el control tanto del
territorio, corredor de estupefacientes, como de algunos megaproyectos
(Flórez y Millán 2007, p. 239; Escobar 2004). Estos hechos evidencian
el espacio geoestratégico que significa el Pacífico colombiano para el ca-
pital extranjero y nacional, por su inconmensurable patrimonio natural.
De ahí que “los desplazamientos no son aleatorios, sino selectivos y pla-
nificados… (Ya que) los mayores desplazamientos se han producido en
las zonas destinadas a la realización de grandes proyectos de desarrollo”
(Escobar 2004, p. 60), con costes humanos y ambientales muy elevados,
sin dejar de lado los grandes costes culturales.
Así lo confirma un líder del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera:
“[…] los primeros desplazamientos [sic.] que hubieron aquí en Tumaco,
en Nariño, acá en la costa del Pacífico, fue por la cuestión de la palma,
fue mucha gente que le tocó salir, irse, otros vender. En ese entonces
como no había todavía la ley 70, pero sí había desplazamiento por las
empresas palmicultoras de aceite”. (Entrevista con líder comunitario 1,
Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera. Tumaco, 14 de junio 2011).
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Para el 2011, aproximadamente 30 familias había huido del Consejo Co-
munitario Alto Mira por los enfrentamientos entre la policía antinarcóti-
cos y la guerrilla de las FARC (OCHA 2011 citado en CCAI-Colombia
2011). Sin embargo, el 2009 fue el año que registró la mayor cantidad de
desplazamientos en el municipio de Tumaco.
Desplazamiento en Tumaco 2002-2010
Fuente: Acción Social 2011 (citado en CCAI-Colombia 2011).
Hacia los años 90 la industria palmera crecía tanto como sus grandes
concentraciones de tierra; la expansión de las plantaciones de palma so-
bre el bosque nativo junto con el cultivo de coca se hizo, en muchos
casos, a la fuerza y por expropiación (Escobar 2010, p. 91). La compra
de las tierras por sumas ínfimas atropellando la presencia ancestral de las
comunidades asentadas en esa región, los fue convirtiendo en jornaleros
de sus propias parcelas.
“Hoy en día creemos que casi la mayor parte de las empresas aportan
a la violencia, no podemos decir que la financian directamente, pero
aportan a la violencia porque si ellos están en un territorio donde ahí
está un actor (armado), ese actor así sea a través de la vacuna pero le
tienen que dar y si le dan pues también tiene que ofrecerles respaldo
(seguridad privada)”. (Entrevista con líder comunitario 2, Consejo Co-
munitario Alto Mira y Frontera. Tumaco, 16 de junio 2011).
Un hecho que empeoró las cosas en la región y traumatizó los primeros
pasos del proceso de etnicidad local fue el asesinato del líder comunitario
Francisco Hurtado13, representante legal del Consejo Comunitario Alto
Mira y Frontera. Fue el 12 de febrero de 1997, en la vereda Pital, cuan-
do se encontraba realizando el censo de la población para cumplir con
los requisitos exigidos en el proceso de titulación colectiva del consejo
comunitario. Para entonces, Francisco ya había denunciado la invasión
de territorios ancestralmente habitados por comunidades afro por parte
de unas empresas de palma (Diócesis de Tumaco 2009, p. 61; Ramírez
2000; López 2008; Alfonso et al. 2011).
El asesinato de Francisco Hurtado, entonces, derivó en una situación
de desconcierto en todos aquellos líderes y dirigentes empeñados en
que la ley 70 no se quedara en el papel, sino que fuera el instrumento
que les permitiera llevar adelante su plan de vida, es decir conquistar
y mantener la autonomía, la autogestión y la promoción de su cultura.
(Diócesis de Tumaco 2009, p. 61).
“[…] él era uno de los defensores de esas tierras; y con los mismos
sacadores de material de arrastre ya era la pelea, porque el Consejo Co-
munitario comenzó con los pleitos con las empresas, con los sacadores
de materiales ilegales, todo eso… Francisco enfrentó esa situación”.
(Entrevista con líder comunitario 1, Consejo Comunitario Alto Mira y
Frontera. Tumaco, 13 de junio 2011).
13 El caso de Francisco Hurtado es relatado muy de cerca por Ramírez (2000) en
su tesis de pregrado, cuyo trabajo de campo tuvo lugar en la vereda Vuelta de Candelilla
de donde era oriundo Francisco, quien se convirtió en amigo de Ramírez ejerciendo un
papel guía y orientador muy influyente en su investigación.
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Otro hecho violento se registró en septiembre de 2001, cuando fue ase-
sinada la religiosa Yolanda Cerón Delgado14 por sicarios paramilitares
frente a la Iglesia La Merced, en el Parque Nariño de Tumaco. Una ince-
sante activista por la justicia social, reclamó los derechos territoriales de
los afrocolombianos establecidos en la ley 70/93 y el artículo transitorio
55. Reconocida por su compromiso con la educación y la formación de
los niños en la escuela de La Playa de Salahonda, municipio Francisco
Pizarro -en la que se empezó a hablar de etnoeducación mucho antes que
en otros lugares del país- (Diócesis de Tumaco 2011). Asimismo, fue loa-
ble su acompañamiento a las comunidades en sus luchas sociales y étni-
cas, lo cual la llevó también a hacer graves denuncias, como las alianzas
entre la fuerza pública y grupos paramilitares (Alfonso et al. 2011, p. 37).
“[…] a la hermana Yolanda, finada, a ella […] la mataron por defender
los derechos humanos, ella denunció muchos crímenes, claro, la mayor
parte de los negros eran las víctimas no hay lugar a dudas. Defender los
derechos humanos, ese era el tema fuerte de la Pastoral […]”. (Entre-
vista con líder comunitario, Recompás. Tumaco, 18 de junio de 2011).
A pesar de las denuncias ante las autoridades, las amenazas y los homi-
cidios de líderes que defienden el territorio colectivo continúan, tal como
lo demuestra, una vez más, el asesinato de Armenio Cortés, miembro
del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera el 7 de octubre de 2008
(Ibíd.).
Según indicadores tomados en el período de 1998-2008 sobre las zonas
donde se han presentado combates entre fuerza pública y guerrillas, y la
fuerza pública con autodefensas, delincuencia común y “bandas crimina-
les emergentes”, se encuentran muchos municipios que tienen plantacio-
nes de palma. 64 de ellos en medio de combates ente guerrillas y fuerza
14 El ex comandante del Bloque Libertadores del Sur, Guillermo Pérez Alzate
alias “Pablo Sevillano” se atribuyó la autoría intelectual del crimen. Disponible en Ver-
dadAbierta.com: “Yolanda Cerón, religiosa de Nariño”. Sábado, 17 de octubre de 2009.
En: http://www.verdadabierta.com/nunca-mas/1769-yolanda-ceron-religiosa-de-narino
[Consultado mayo 2012].
pública y 63 como escenario de los combates de fuerza pública contra los
demás actores armados. Sin embargo, según el gremio palmero Fedepal-
ma “el mapa de la violencia en Colombia no coincide con el mapa de la
palmicultura nacional” (Rangel et al. 2009, p. 68).
El 2002 fue el año más violento en la historia reciente de Colombia y se su-
pone que el 2007 corresponde al año en que “desaparecieron” las autodefen-
sas AUC, dando inicio a otra oleada de violencia con las llamadas “bandas
criminales emergentes” BACRIM, cuya mayor diferencia con las anteriores,
según expertos en el tema, es “la ausencia de motivaciones y acciones con-
trainsurgentes” (Ibíd., p. 72). Sin embargo, se mantienen las disputas con la
guerrilla por los controles sobre el negocio del narcotráfico a pesar de las
coaliciones pactadas por ambas partes en el marco de sus intereses comunes.
De hecho, el territorio de Tumaco se lo han dividido las guerrillas de las
FARC y el ELN con los Rastrojos, las Águilas Negras y los Urabeños, en la
actualidad, para controlar las rutas de la coca. “Así, la guerrilla se ubica en
la parte alta de las carreteras fluviales y los paramilitares en las partes bajas
de los ríos, el casco urbano y la zona costera.” (Ibíd. p. 79).
Cuando estábamos en Candelillas haciendo una entrevista colectiva a los
ex-cultivadores de palma que trabajaron en distintas empresas de la zona
del Alto Mira, a pesar de las muchas dudas sobre la pertinencia de una
pregunta que deseaba hacerles, sin más vacilación la hice: ¿Qué tanto
han afectado los grupos armados del conflicto a la comunidad? Inmedia-
tamente se hizo un silencio sepulcral, nadie parecía siquiera respirar, fue
un bloqueo total de la productiva conversación que veníamos mantenien-
do (Diario de campo, junio de 2011). Sólo fue cuando Ramiro, el más
mayor de todos, que parecía no entender la mudez de los demás y como
sin esperar a que alguien más hablara, dijo:
“Mire, yo le comento sobre esa materia, aquí tuvimos un caso muy pú-
blico, eso que, aquí habían muchas muertes hermano… huy hermanito,
el río Mira haga de cuenta que el río Mira es un panteón, es un panteón
el río Mira… que usted venía subiendo o iba bajando y se encontraba
con el muerto, si no se encontraba con el muerto entero se encontraba
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con (los restos)”. (Ramiro, antiguo trabajador de Palmas del Mira y
pequeño productor de palma. Entrevista colectiva en Candelillas, 28
de junio de 2011).
Partiendo de una génesis histórica y social del monocultivo de la palma
aceitera en el país, Mondragón (2007b) señala que “En Colombia los
megaproyectos de palma aceitera, como otros, han estado estrictamente
asociados a la expansión del paramilitarismo.” Además asegura que la
producción de aceite de palma se vincula y se financia con el capital
del narcotráfico, lo cual le ha permitido a los socios mayores utilizar el
negocio de la palma para el lavado de activos con la aquiescencia del
Estado y la comunidad internacional, a través de “exenciones legales y
programas de fomento” (Seeboldt y Salinas 2010). Y es que los casos no
son pocos, en los que se ha detectado la penetración del paramilitaris-
mo en la agroindustria de la palma. El de Jiguamiandó y Curvaradó en
el Urabá chocoano ratificó estas afirmaciones (Roa 2006; WRM 2008;
Molano 2010); así como el de Mapiripán en el Meta cuando después
de la masacre en 1997 la gente huyó, y en 2002 el Bloque Centauros de
los Castaño apoderados, por sus testaferros, de las fincas El Agrado, El
Secreto y Madreselva, se convirtieron en grandes productores de palma
en esa región.15 Otros casos sucedieron en Puerto Wilches donde “[…]
se dice que algunas de las cooperativas de las empresas palmeras han
sido conformadas por desmovilizados […]” (Rangel et al. 2009, p. 76).
Asimismo, muchas de las empresas de palma se han asentado en tierras
de campesinos desplazados o que han sido obligados a venderlas o aban-
donarlas por presiones de grupos armados utilizados como seguridad pri-
vada para sembrar palma, como ha sucedido en Tumaco (Auto 005/2009;
Mondragón 2007b; Seeboldt y Salinas 2010; WRM 2008).
15 “Teodosio Pabón Contreras alias ‘El Profe’, asesor de los Castaño, hoy preso
en La Picota, dijo en una entrevista a VerdadAbierta.com que mientras el gobierno nego-
ciaba la desmovilización con el Bloque Centauros de las Autodefensas que se consolidó
en Mapiripán después de 2002, por debajo de la mesa sus jefes habían diseñado un plan
para convertirse en grandes productores de palma de la región. Según Pabón, tenían ya
montado un vivero con suficiente plántulas de palma para cubrir cinco mil hectáreas.” En
VerdadAbierta.com: “El secreto de Mapiripán”, 27 de julio de 2012.
Y aquí no se puede hablar de casos aislados cuando los costes ambien-
tales y sociales repercuten en toda la sociedad colombiana en problemá-
ticas más graves, de tipo económico, político y cultural, por ejemplo,
cuando el Estado no es capaz de garantizar la restitución de las tierras ni
el retorno efectivo y seguro de las familias desplazadas que migran a las
ciudades a mendigar en las calles, sumándose a la mezquina categoría
de desplazados y a la interminable lista que configura a Colombia en el
segundo país con más desplazados internos después de Sudán.16
A lo largo de los recorridos que hacíamos con Mario por las plantaciones
nos pudimos dar cuenta que las palmas estaban sembradas inmediata-
mente al borde de las casas de la gente, viven prácticamente en medio de
una y otra palma, es más, tienden sus ropas en las cuerdas que han puesto
entre las palmas (Diario de campo, 21 de junio de 2011). Así lo corrobora
el líder comunitario de RECOMPAS:
“[…] la gente no tenía tierra ni pa’ donde hacer el inodoro, y está la
tierra ahí al borde de la casa, de allí en adelante es de los palmeros […]
porque la palma se murió pero ellos son los dueños, la gente ahí no pue-
de sembrar su comida, en su propio territorito, no pueden presentar un
proyecto para agricultura porque las tierras que están ellos viviendo no
es tierra de ellos, […] no les queda otra. Pero los palmeros los sacaron
de manera sistemática y eso es un problema que tiene que ver con la
comida de la gente, la gente no tiene dónde sembrar su comida, ahora
como todos son… obreros de la palma, jornaleros de la palma” (Entre-
vista con líder comunitario, Recompás. Tumaco, 18 de junio de 2011).
Sembrar palma cosechar hambre
La promoción del monocultivo y su desarrollo se hizo visible, en prin-
cipio, en el gobierno Pastrana, cuando se abrió paso con el Plan Colom-
bia para continuar extendiéndose con mucha más fuerza en el pasado
16 Audiencia Pública sobre “Extranjerización de la tierra” de la Comisión V del
Senado de la República. 1 de noviembre de 2012.
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierraRevista Pucara, N.º 29 (91-118), 2018
109108
gobierno Uribe como componente estratégico en la guerra antinarcóti-
cos y contrainsurgente, y en el actual gobierno Santos con los planes de
erradicación de la palma muerta y el plan de renovación “Alto Oleico”
17 a través de una especie híbrida. “… La nueva etapa de cultivo de la
palma africana [sic.] empieza en 2002 con las políticas de sustitución
de cultivos ilícitos, implementadas por el Gobierno nacional… a través
del Plan Colombia” (Rangel et al. 2009, p. 60).
Para el segundo gobierno de Uribe (2006-2010) el Plan Colombia ad-
quiere un nuevo componente en su ofensiva contra el narcotráfico. En
esta segunda fase se impulsa el reemplazo de los cultivos de uso ilícito
por palma aceitera como la “alternativa social” para generar “empleo y
progreso”, mientras se “combatía” al narcotráfico con la erradicación
química y a los grupos terroristas con el incremento de las operaciones
militares abiertas del ejército ya reestructurado y bajo las órdenes del
Comando Sur Estadounidense (Pinzón 2007). Sin embargo, los resul-
tados subvirtieron esas proyecciones: masivos desplazamientos forza-
dos, sistemáticas y violentas expropiaciones de tierras a campesinos,
indígenas y afrocolombianos, multiplicación de las hectáreas cocale-
ras, escasez de alimentos, sofisticación de los carteles y las rutas de la
droga, aumento de homicidios selectivos, desapariciones, empobreci-
miento, encarecimiento del costo de vida.
}
“(De) esos grandes megaproyectos productivos uno piensa que están
pensando en muchos más, uno escucha la propaganda […], que allí
hay que sembrar otros productos, que son supuestamente de alto valor
comercial, y entonces eso nos va a molestar de manera muy importante,
17 El plan de renovación de palma de aceite híbrido OxG denominado “alto olei-
co” se obtiene a través del cruce de palmas de distinto origen la Elaeis oleifera (nativa de
centro y sur América) con la Elaeis guineensis jacq (nativa de Guinea, occidente de Áfri-
ca), el cual se viene sembrando en Tumaco desde hace 4 años (Cordeagropaz 2011). Se
dice y se reitera que este híbrido OxG es tolerante a la PC mas no resistente, sin embargo,
ya ha empezado a afectar incluso los viveros de la palma híbrida (Cenipalma 2007).
muy significativa la producción de alimentos porque a la gente le han
metido la lógica del consumo y la lógica del dinero y esa lógica no ha
sido de la cultura de las comunidades negras en el Pacífico, entonces va
a cambiar la lógica de la solidaridad para la producción de alimentos
propios por la lógica del consumo, por la lógica del enriquecimiento
y la lógica del consumo. Y ese consumo no es únicamente comida, es
todo lo que ofrece el mercado en el mundo, todo lo que ofrece el con-
sumismo, todo lo que ofrece la televisión, todo lo que ofrece la radio,
todo lo que ofrece la propaganda que finalmente es para el crecimiento
del capitalismo mas no de las comunidades. Porque una cosa sí sabe-
mos, que el capitalismo necesita más, cada día necesita más pobres
porque la pobreza es la razón de ser del capitalismo, entonces cuan-
do el capitalismo empieza a poner sus pies, sus manos y sus sentidos
en el Pacífico colombiano, lo único que viene a generar acá es mayor
pobreza so pretexto del desarrollo”. (Entrevista con líder comunitario
Recompás. Tumaco, 18 de junio de 2011).
“El propósito de crecimiento del mercado para obtener beneficios eco-
nómicos parte de una racionalidad privada e individualista que se su-
pone impacta en el crecimiento de la calidad de vida de la población,
lo cual termina por homogenizar sus proyecciones y sus procesos, ig-
norando la diversidad de capacidades y limitaciones que caracterizan y
definen el contexto sociogeográfico en que se desenvuelve esta dinámi-
ca. Desde esta perspectiva puede considerarse que el Plan Nacional de
Desarrollo Hacia un Estado Comunitario se alinea al Plan Colombia, al
ALCA y al TLC.” (Flórez y Millán 2007, p. 122).
Esto sin duda significó nuevas transformaciones a la “geografía humana”
a través de migraciones forzadas y voluntarias, muchos de los campesi-
nos convertidos en jornaleros y mano de obra barata, y el señalamiento
de líderes comunitarios y civiles que se oponían. La “geografía natural”
volvió a enfrentar la deforestación de los bosques nativos, la degrada-
ción del equilibrio de los suelos y la contaminación de los ríos (López
2008); y la geografía cultural, en definitiva, estuvo muy perjudicada por
el reemplazo que implicó el monocultivo sobre los tradicionales cultivos
del pan coger del sistema de producción local, empezando por la genera-
lizada escasez de alimentos imprescindibles en la dieta tradicional. Asi-
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierraRevista Pucara, N.º 29 (91-118), 2018
111110
mismo, algunos de los linderos de los territorios colectivos tuvieron que
ir reculando al avance expansivo de las plantaciones. Y peor aun cuando
llegó la PC, que acabó con cerca del 90% del área cultivada, empezó a
afectar la productividad del aceite, ya algo deprimida, tal vez, por la fu-
migación de los cultivos ilícitos.
Las grandes transformaciones culturales en la soberanía alimentaria fue-
ron visibles sobre todo en el sentido de la transición que se dio de la ló-
gica de producción propia de los alimentos hacia una lógica de consumo.
Situación que se complica, principalmente en las fincas de los pequeños
productores de palma, con la vulneración y el truncamiento que sobre
las economías locales provoca el fracaso rotundo en los controles sobre
la PC, la cual ya incluso está contagiando los viveros y las plantaciones
de palma híbrida que hacen parte del plan de renovación de palma de
aceite híbrido denominado “Alto Oleico”. De hecho, durante los años 90
el cultivo de palma se posicionó como el principal renglón de la econo-
mía local y de la inversión capitalista nacional e internacional (Restrepo
2004). Del mismo modo que son cada vez más las gentes que dependen
(directamente e indirectamente) de dicha economía.
“[…] como la gente tumbó todo entonces como en ese momento estaba
la palma en su producción y estaban empleados tenían que comprarlo
todo, todo lo compraban; y algunos que de pronto tenían porque no lo
tumbaron todo. Entonces eran fieles esclavos porque trabajaban de lu-
nes a sábado en la empresa y tenían que emplearse ellos el día domingo
para poder, ya, apuntalar una mata de plátano (en su propia finca). Pero
la relación en cuanto al cultivo de pan coger prácticamente fue una vai-
na más de, vista más por la parte del inmediatismo, si?, de tener plata
para el día sábado o de tener plata para que la mujer esté bien o que mis
hijos anden bien o que estudien en un buen lugar, si?, pero que si nos
damos cuenta hubieron [sic.] muchos que no pudieron alcanzar, si?,
sólo lo conseguían a medias y entonces esa relación se fue perdiendo
porque a la gente la fueron culturizando con la vaina del inmediatis-
mo”. (Entrevista con líder comunitario 2, Consejo Comunitario Alto
Mira y Frontera. Tumaco 16 de junio 2011)
A pesar de que durante unas cuantas décadas la palma resistió trayéndoles
abundantes rendimientos a los empresarios y lo necesario para los cam-
pesinos productores, no se puede señalar los tiempos de su auge como
el vértice de una política agraria basada en el compromiso con las nece-
sidades sociales y económicas de la comunidad del Pacífico nariñense,
teniendo en cuenta que en la región se concentran índices muy altos de
violencia, corrupción, homicidios, desplazamiento forzado, mortalidad
infantil y pobreza. Porque sobre el espejismo en que se erigió el mono-
cultivo de la palma aceitera muy difícilmente se habría podido construir
un proyecto de vida social familiar ni mucho menos una economía comu-
nitaria a largo plazo. Desafortunadamente la agroindustria a gran escala
en Colombia muy pocas veces ha estado orientada a una transformación
real de las condiciones de vida en el campo, a una asistencia técnica y
capacitada sin que por medio esté en prenda la tierra, la mano de obra o
un endeudamiento tenaz con los bancos, con el vecino de la tienda o el
colegio de los niños. Las fracasadas y míseras reformas agrarias año tras
año cojean en el sentido vertical de los protocolos demagógicos de sus
etiquetas y campañas publicitarias para agrietar cada vez más los abis-
mos entre ricos y pobres, porque el blanco siempre ha sido la tierra del
campesino y su mano de obra.
El Pacífico sur colombiano ya no es una región marginal, ha venido
siendo “integrada” a la nación a través de una economía extractiva so-
bre el oro, el caucho y la tagua en un primer momento durante el siglo
XIX, y posteriormente sobre la madera, el mangle y el palmito en el
siglo XX, por parte de un capital de origen extranjero. Después de la
segunda mitad del s. XX comienza a configurarse poco a poco sobre la
región una economía de mercado por parte de una agroindustria nacio-
nal del sector privado hacia la apertura del capital neoliberal global en
la década de los 90 en el gobierno Gaviria, orientada a los monocul-
tivos como la palma aceitera, el camarón en cautiverio, el cacao. Este
segundo momento en la política integracionista del Pacífico sur co-
lombiano dentro del sistema económico nacional, constituye una nueva
lógica de discriminación, más hipócrita por su corte multiculturalista,
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierraRevista Pucara, N.º 29 (91-118), 2018
113112
que una política verdaderamente inclusiva en términos de equidad so-
cial, económica y cultural.
Finalmente con el estudio de este caso podemos darnos cuenta que evi-
dentemente los impactos generados por la agroindustria del monocul-
tivo de palma sobre la soberanía alimentaria de las comunidades y los
derechos territoriales del Alto Mira son el resultado de la configuración
de procesos extractivos anteriores. La escases de algunos de los pro-
ductos fundamentales de la dieta tradicional en el Alto Mira afectaron
la disponibilidad y el acceso a un suministro seguro de alimentos y
sobre todo, la capacidad y los medios para producirlos propiamente
cuando la lógica del enriquecimiento se consolida sobre la lógica de
la solidaridad y la soberanía alimentaria. Por supuesto, los proyectos
extractivos y agroindustriales que han marcado la parasitaria historia
económica de la región de Tumaco debieron de haber acarreado crisis
alimentarias similares de las cuales no se ha encontrado una rehabili-
tación efectiva por parte de las asociaciones y los gobiernos locales ni
por parte de las comunidades y sus líderes, porque frente a las coyuntu-
ras políticas caracterizadas por una tradición clientelista y corrupta, y
una historia social condenada por un convulsionado orden público, no
se han tomado las medidas preventivas que la experiencia permite ni se
ha buscado un entendimiento consensuado entre las distintas partes que
son las protagonistas de una transformación estructural socio-cultural
y económico-política de la región, esto es, las instituciones, los go-
biernos y las autoridades locales, las asociaciones públicas y privadas,
las comunidades indígenas y afrocolombianas y la sociedad civil en
general, sin que ello desestime la responsabilidad y la deuda del Estado
nacional con esa zona del país.
Reflexiones finales
Sin duda el carácter colectivo del territorio del Consejo Comunitario
Alto Mira y Frontera se vio tremendamente afectado sobre todo por los
conflictos de intereses entre el marco normativo y tributario que promo-
ciona la producción del monocultivo de palma y agrocombustibles, que
los exime de impuestos y les procura prerrogativas financieras frente a la
ley 70 de 1993, el decreto 1745 de 1995 y el artículo transitorio 55 de la
Constitución que le confiere a las tierras colectivas de afrocolombianos
la calidad de inalienables, inembargables e imprescriptibles.
La escandalosa concentración de tierras en manos de los grandes em-
presarios sigue sembrando muchas dudas sobre la legalidad de su ad-
quisición cuando observamos las grandes cosechas de desplazamientos
masivos de gente humilde. Luego, la agroindustria palmera en Colombia
no sólo introduce el monocultivo de palma, impone además una mo-
noeconomía estrictamente capitalista en la que no tienen cabida otros
tipos de economías; coloniza con una monocultura basada en los indivi-
dualismos y la verticalidad plutocrática; radicaliza un monopensamiento
empresarial de corte tecnocrático por fuera del cual sólo hay “atraso” y
“subdesarrollo”.
Para terminar sólo tengo como aporte a las reflexiones finales más pre-
guntas, sobre todo en estos momentos en el marco de la vigencia de 14
TLC’s firmados, el Plan Nacional de Desarrollo del presidente Santos, y
el proceso de negociaciones en la Habana entre la guerrilla las FARC y
el gobierno, muy a propósito de los temas álgidos que se están tocando
en la mesa como el actual sistema económico, la concentración de tie-
rras, la situación agraria, sin los cuales no se puede hablar de paz ni de
posconflicto.
Teniendo en cuenta que la agroindustria de la palma de aceite sigue sien-
do un sector en la economía nacional que concentra un importante núme-
ro de mano de obra, lamentablemente los millones de activos que mue-
ven las empresas palmeras en el procesamiento del aceite de palma y en
cuanto a financiación y apoyos tanto nacionales como internacionales y
sobre todo en cuanto a exenciones tributarias legalmente estipuladas, no
se redistribuyen en mejoras equitativas a largo plazo e inversión social
estructural sino meramente coyuntural. No es posible hablar de algún
Pensar la paz… sólo cuando tenga la tierraRevista Pucara, N.º 29 (91-118), 2018
115114
tipo de compensación por los impactos ambientales, económicos y so-
cio-culturales que desata la producción de gran escala de los monoculti-
vos agroindustriales, porque es la vida la que está en juego. En estos tér-
minos, la agroindustria palmera no puede significar como una alternativa
a los cultivos de uso ilícito, ni mucho menos hablar de sostenibilidad, de
compromiso social, de rentabilidad, de progreso. Esta política fracasa en
su abanderada batalla contrainsurgente y antinarcótica.
Y, finalmente, ¿Es posible que hablar de militarización y violación de
derechos humanos se nos haya convertido en un pleonasmo? Cuando
a 4 años de implementación del Plan Troya Pacífico por el presidente
Santos, los réditos recibidos por esta región tan golpeada por el conflic-
to armado interno, solo son de abusos, violencia sexual y feminicidios
(CCAI 2011).
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…hablando del derecho a la Educación Sexual Integral: la voz de los adolescentes en Ecuador
121
…hablando del derecho a la Educación Sexual
Integral: la voz de los adolescentes en Ecuador
... speaking about the right to Integral Sexuality
Education : the voice of adolescents in Ecuador
... falando sobre o direito à educação sexual integral:
a voz do adolescentes no Equador
Castillo Jéssica
Universidad de Cuenca, Ecuador.
E-mail: Jessica.castillo@ucuenca.edu.ec
Derluyn Ilse
Department of Social Work and Social Pedagogy, Ghent University, Gent,
Belgium
E-mail:
Valcke Martin
Department of Educational Studies, Ghent University, Gent, Belgium
E-mail:
Recibido: 13: 04: 2018 Aceptado: 26:07:2018
Resumen
En base a la premisa de la importancia de la voz de los adolescentes en
el diseño de propuestas de educación sexual, el presente estudio explora
las necesidades de los adolescentes de educación sexual con enfoque in-
tegral en el sistema educativo y sus percepciones respecto al desempeño
de sus docentes en el tema, considerando diferencias de género. El estu-
dio de corte cuantitativo involucró a 780 estudiantes entre 11 y 19 años
Pucara, Nº 29, 121-145, 2018
https://pu icaciones.ucuenca.edu.ec/ojs/index.php/pucara/issue/archive
ISSNe 2661-6912
…hablando del derecho a la Educación Sexual Integral: la voz de los adolescentes en EcuadorRevista Pucara, N.º 29 (121-145), 2018
123122
de edad. El análisis descriptivo indicó que las necesidades de educación
sexual son altas y la satisfacción con el desempeño de sus docentes es
media. La regresión logística multinomial reveló que no existen diferen-
cias significativas entre adolescentes varones y mujeres en cuanto a las
necesidades de educación sexual pero sí en cuanto a la percepción del
desempeño de sus docentes. Los resultados tienen claras implicaciones
para el diseño e implementación de programas de educación sexual, y
para fortalecer propuestas de formación docente aportando así, al empo-
deramiento del derecho a la educación sexual.
Palabras Clave: educación sexual integral, adolescentes, docentes,
Ecuador
Abstract
Grounded on the premise of the importance of adolescents´ voice in se-
xuality education proposals design, this study explores adolescents´ needs
of sexuality education from a comprehensive approach in the education
system, and their perceptions regarding their teachers’ performance in
the topic, considering gender differences. The quantitative study invol-
ved 780 students between 11 and 19 years old. The descriptive analysis
indicated that the needs of sexual education are high and the satisfaction
with the performance of their teachers is middle. The multinomial logis-
tic regression revealed that there are no significant differences between
male and female adolescents in terms of sexuality education needs, but
there are in terms of the perception of their teachers’ performance. The
results have clear implications for the design and implementation of se-
xuality education programs, and to strengthen proposals for teacher trai-
ning thus contributing to the empowerment of sexuality education right.
Key words: comprehensive sexual education, adolescents, teachers, Ec-
uador
Resumo
Com base na premissa da importância da voz dos adolescentes no projeto
de propostas de educação sexual, este estudo explora as necessidades
dos adolescentes na educação sexual com uma abordagem abrangente
do sistema educacional e suas percepções sobre o desempenho de seus
professores no assunto, considerando as diferenças de gênero. O estudo
de corte quantitativo envolveu 780 estudantes entre 11 e 19 anos de ida-
de. A análise descritiva indicou que as necessidades da educação sexual
são altas e a satisfação com o desempenho de seus professores é média.
A regressão logística multinomial revelou que não há diferenças signifi-
cativas entre adolescentes do sexo masculino e feminino em termos de
necessidades de educação sexual, mas em termos de percepção do des-
empenho de seus professores. Os resultados têm implicações claras para
a concepção e implementação de programas de educação sexual e para
fortalecer as propostas de formação de professores, contribuindo assim
para o empoderamento do direito à educação sexual.
Palavras-chave: educação sexual abrangente, adolescentes, professores,
Equador
…hablando del derecho a la Educación Sexual Integral: la voz de los adolescentes en EcuadorRevista Pucara, N.º 29 (121-145), 2018
125124
1. Introducción*18
Actualmente y a nivel mundial, cada vez más los adolescentes son reco-
nocidos como sujetos sexuados y, por lo tanto, con el derecho primordial
de acceder a una educación de la sexualidad y salud sexual y reproduc-
tiva basada en fundamentos científicos y sensible a realidades socio-cul-
turales (Allen, 2005; Santelli et al., 2006; Haberland & Rogow, 2015;
UNESCO, 2015). Así, la educación sexual para la juventud es crucial
para su bienestar y desarrollo.
A pesar de no existir un consenso generalizado respecto a los mecanis-
mos mas efectivos para lograr la promociòn y empoderamiento de los de-
rechos sexuales y reproductivos en los adolescentes (Hirst, 2008; Denno,
Hoopes, & Chandra-Mouli, 2015), existe evidencia científica que apoya
el hecho de que el desarrollo o mejora de propuestas de educación se-
xual, deben partir de los intereses y necesidades de los distintos grupos
de adolescentes y sus particularidades (Allen, 2005; Helmer, Senior,
Davison, & Vodic, 2015) .
En este sentido, la relevancia de la participación de los adolescentes en
el desarrollo de propuestas educativas relacionadas a educación sexual
es reconocida (Kirby, 2002; Forrest, Strange, Oakley, & Ripple Study
Team, 2004), pero su voz es casi ausente, sino nula en este escenario. En
la gran mayoría de los casos, son los adultos quienes deciden las necesi-
dades e intereses de educación sexual de los adolescentes y quienes, por
lo tanto, diseñan propuestas educativas en la temática frecuentemente en
base a estándares predefinidos en otros contextos (Santelli et al., 2006).
Sin embargo, no queda claro si propuestas desarrolladas de esta manera,
responden a las necesidades e intereses de los mismos adolescentes (Fo-
rrest et al., 2004).
18 * Agradecemos al Programa de Cooperación entre la Universidad de Cuenca y
las Universidades Flamencas (VLIR-UOS) que auspició el presente estudio.
Un espacio estratégico, que se ha visto influenciado por esta mirada adul-
to-céntrica de las necesidades de educación sexual de los adolescentes,
es el sistema educativo formal y sus propuestas en la temática. Si bien,
el sistema educativo formal es reconocido como clave para promover
el derecho al acceso a una educación sexual integral (UNESCO, 2015),
también la escuela y/o colegio se han visto en la disyuntiva de buscar
formas de implementar un tema con una larga trayectoria de controver-
sias (Bay-Cheng, 2003), especialmente en contextos como el ecuato-
riano.
A pesar de las inminentes dificultades de implementar la educación
sexual en el sistema educativo, el potencial de la institución educativa
formal es claro pues, constituye un ambiente relativamente seguro y
confiable para abordar el tópico y, permite llegar a un grupo importan-
te adolescentes de diferentes contextos (Thomas & Aggleton, 2016).
Además, existe evidencia de que los mismos adolescentes reconocen
la importancia del rol del colegio en la provisión de educación sexual
(Walters & Hayes, 2007).
Es reconocido, tanto a nivel mundial como latinoamericano, que muchos
sistemas educativos formales, abordan la educación sexual; sin embar-
go, la participación de los niños, niñas y adolescentes escolarizados en
su diseño es exigua (Bay-Cheng, 2003; MacDonald et al., 2011). Esta
situación es preocupante si se considera, como se mencionó anterior-
mente, que abarcar las perspectivas del grupo cuyas necesidades e inte-
reses aspiran a ser atendidas en las escuelas y colegios, es crucial para el
involucramiento de los estudiantes en el currículo de educación sexual
(Allen, 2008); además que se les visibiliza como sujetos sexuados y con
derechos (Santelli et al., 2006; Haberland & Rogow, 2015).
La Literatura científica en torno a programas de educación sexual en
escuelas o colegios, se ha centrado más en los resultados luego de imple-
mentar un programa respectivo (Suellentrop, 2011); o en obstáculos en
la implementación (Simovska & Kane, 2015). Además, varios estudios
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tienen más un acercamiento a un enfoque preventivo de riesgos más que
a otros enfoques que vayan más allá de esta visión negativa de la sexua-
lidad, como lo es el enfoque integral por ejemplo (Kirby, 2002; Rijsdijk,
Lie, Bos, Leerlooijer, & Kok, 2013).
La falta de estudios investigando las necesidades e intereses de los niños,
niñas y adolescentes respecto a un enfoque integral de sexualidad en los
colegios, es más evidente en países de bajos y medianos ingresos. Es
en estos países, donde la salud sexual y reproductiva de los adolescen-
tes es pobre (Patton et al., 2012); se presentan altas tasas de embarazo
adolescente, de violencia de género, y contagios de SIDA, junto a una
debilidad general de programas educativos centrados en adolescentes
(Chandra-Mouli et al., 2015).
Esta situación es también evidente en el contexto ecuatoriano. Ecuador
reflejó una de las tasas más altas de embarazo adolescentes en Latino
América en 2010 (MSE, 2012) con un alto crecimiento de embarazo en
adolescentes a cada vez, más temprana edad; además, una alta preva-
lencia de violencia de género (INEC, 2014). De hecho, en el contexto
ecuatoriano, las diferencias de género se encuentran frecuentemente
asociadas a inequidad, subordinación, discriminación y heteronorma-
tividad (Viveros, 2010). Estos hechos confirmar, entre otros aspectos,
las limitaciones en los programas de educación sexual en el Ecuador.
En el presente estudio, en base a la premisa de escuchar la voz a los
adolescentes respecto a sus necesidades e intereses en cuanto a la edu-
cación sexual, se busca explorar las percepciones de los adolescen-
tes respecto a sus necesidades de educación sexual en el colegio des-
de un enfoque integral y su posible asociación con el género de los
adolescentes. Así mismo, se pretende examinar las percepciones de los
adolescentes respecto al desempeño de sus docentes en la temática de
educación sexual y también, su posible asociación con el género de los
adolescentes.
1.1. Educación Sexual Integral
La educación sexual integral u holística, refleja una visión integral de
la sexualidad humana. Esta se fundamenta en un enfoque de educación
sexual basado en derechos y centrado en el género como lo promueve la
UNESCO (2009) y el UNFPA (2014). Así, la educación sexual integral
sostiene que se deben abordar diferentes dimensiones, incluida la vida
familiar, las relaciones, la cultura, los roles de género y la violencia se-
xual:
“La educación integral en sexualidad busca equipar a los jóvenes con el
conocimiento, las habilidades, las actitudes y los valores que necesitan
para determinar y disfrutar su sexualidad, física y emocional, indivi-
dualmente y en las relaciones. Considera la sexualidad de manera ho-
lística y en el contexto del desarrollo emocional y social. Reconoce que
la información sola no es suficiente. Los jóvenes deben tener la opor-
tunidad de adquirir habilidades esenciales para la vida y desarrollar ac-
titudes y valores positivos. La educación sexual integral debe ayudar a
los jóvenes a adquirir información precisa, desarrollar habilidades para
la vida y alimentar actitudes y valores positivos “ (IPPF, 2006 p. 6).
Así, la educación sexual integral debe ser apropiada para la edad y co-
herente con las capacidades en evolución de los jóvenes, debe ser cultu-
ralmente relevante y científicamente precisa, y debe proporcionar infor-
mación realista y sin prejuicios. Además, la educación sexual integral no
solo debe pasar información, sino que debe generar oportunidades para
explorar sus propios valores y actitudes y, para construir habilidades de
toma de decisiones, comunicación y reducción de riesgos con respecto a
la sexualidad.
En el presente estudio, se ha considerado el marco de la educación sexual
integral propuesto por la IPPF (2006) que abarca siete dimensiones: roles
de género, salud sexual, derechos sexuales, placer, violencia, diversidad
y relaciones.
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1.2. Educación sexual integral en el contexto ecuatoriano
En Ecuador, ha habido continuas modificaciones en la visión educativa
sobre la educación sexual (MEE, 2012). Hace unos 6 años, en Ecuador
se adoptó un enfoque de Educación Integral de la Sexualidad como una
parte obligatoria del currículo escolar general. Además, la educación se-
xual integral se estableció como un eje transversal dentro del currículo
escolar. Esto implicaba que cada maestro, en cualquier nivel educativo
y responsable de cualquier asignatura, debe ser capaz de abordar la edu-
cación sexual en su aula. A pesar de estas regulaciones de política, hubo
una falta de implementación sistemática de este programa además de
ningún seguimiento.
En el año 2016, la educación sexual en el Ecuador tuvo un retroceso con
el establecimiento del “Plan Familia” que retomaba valores tradicionales
de la familia como el marco de abordaje de la sexualidad de los adoles-
centes (CGPGEE, 2016). En mayo de 2017, el plan familia fue cancelado
(Carvajal, 2017) y las políticas de educación sexual han dado un giro con
la propuesta de 3 proyectos de ley que buscan fortalecer la educación se-
xual con un enfoque de género. Lamentablemente la información sobre
esta propuesta ha sido tergiversada, recibiendo el rechazo de gran parte
de la población.
Hasta el momento, hay muy poca evidencia empírica sobre la naturaleza
y el impacto de las iniciativas sobre programas de educación sexual en
las escuelas y colegios ecuatorianos (ver, por ejemplo, Pineda & Jerves,
2015). Los datos disponibles reflejan un desajuste entre las regulaciones
nacionales para la educación sexual en las instituciones educativas y las
disposiciones reales en las escuelas (Ortiz & Palacios, 2009). Esta si-
tuación es alarmante ya que Ecuador tiene una de las tasas más altas de
embarazo temprano en América Latina (Lora Rocha, Castro Mantilla, &
Salinas Mulder, 2009; MSE, 2012).
3. Métodos
El estudio fue de corte cuantitativo transversal, nivel exploratorio.
3.1. Participantes
Los participantes fueron estudiantes adolescentes de Unidades Educa-
tivas (UE) y Colegios19 fiscales mixtos de áreas urbanas, semiurbanas y
rurales de la provincia del Azuay. Los participantes fueron seleccionados
mediante un proceso de muestreo estratificado en múltiples etapas:
En un primer momento, en base a la información demográfica de la pro-
vincia del Azuay (INEC, 2010), ocho cantones fueron seleccionados
(50% de todos los cantones). Seguidamente, revisando la base de datos
de las escuelas públicas de Azuay, 18 UE/Colegios fueron seleccionados
al azar en estos ocho cantones: de cinco cantones: uno urbano y otro rural
(diez en total); de dos cantones rurales: una UE/Colegio de cada cantón
(dos en total); y del cantón Cuenca, dos UE/Colegios urbanos, dos rura-
les y dos urbano-marginales (seis en total).
En un segundo momento, se consideraron tres categorías de grupos de
estudiantes en cada UE/Colegio seleccionado. Grupo 1: estudiantes de
8vo a 9no de básica (adolescencia temprana); grupo 2: estudiantes de 10mo
de básica y de 1er año bachillerato (adolescencia intermedia); y grupo 3:
estudiantes de 2do y 3er año de bachillerato (adolescencia tardía).
Finalmente, en un tercer momento, un grupo de al menos 15 (5 % error
muestral) estudiantes fue seleccionado al azar de cada categoría expli-
cada anteriormente, considerando un balance entre hombres y mujeres.
La muestra total estuvo constituida por 780 adolescentes entre 10 y 19
19 Puesto que el levantamiento de datos para el presente estudio se realizó en un
momento de transición de los Colegios Secundarios a Unidades Educativas, se conside-
raron Unidades Educativas o Colegios que tenían estudiantes de entre 11 y 19 años en la
misma institución.
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años. De este grupo, N= 398 (51.1%) adolescentes fueron varones y N=
382 (48.9%) fueron mujeres. Para el caso de la segunda escala, se tomó
en cuenta solo los adolescentes que reportaron haber recibido educación
sexual. Así, 702 adolescentes, de los cuales 354 (50.4%) varones y 348
(49.6%) mujeres, reportaron haber tenido educación sexual en sus cole-
gios. Esta muestra refleja las características demográficas de la población
del Azuay en términos género de los adolescentes (INEC, 2010).
3.2. Procedimiento
Después de obtener la respectiva autorización de parte de las autoridades
locales del Ministerio de Educación, las UC/Colegios seleccionados fue-
ron visitadas. Los rectores de las UE/Colegios después de verificar la res-
pectiva carta de autorización permitieron a los encuestadores capacitados
para el efecto, aplicar el instrumento a los participantes. Los encuestado-
res, conjuntamente con los inspectores/profesores de los colegios, selec-
cionaron al azar los tres grupos de adolescentes en cada colegio en base
a una revisión y selección de los respectivos listados de estudiantes. La
aplicación de la encuesta empezó indicando a los adolescentes acerca de
los objetivos del estudio, luego se revisó y firmó un consentimiento in-
formado. Todos los adolescentes seleccionados, aceptaron participar en
el estudio. Después de llenar la encuesta los adolescentes participantes
recibieron un snack.
3.3. Instrumento
Para llevar a cabo el estudio se desarrolló un cuestionario. Aparte de una
sección inicial para obtener información sociodemográfica. el cuestiona-
rio estuvo compuesto por dos escalas.
La primera escala evaluó las percepciones de las necesidades de educa-
ción sexual integral de los adolescentes. La escala estuvo constituida por
42 ítems: 6 ítems por cada una de las siete dimensiones de la educación
sexual integral propuestas por la IPPF (IPPF, 2006; IPPF, 2012; WHO,
2010).
Las siete dimensiones evaluadas fueron: roles de género, salud sexual,
derechos sexuales, placer, violencia, diversidades y relaciones. La esca-
la fue de tipo Likert con valores del 1 al 6 para indicar en qué medida
cada ítem era considerado como más o menos importante aprender a los
adolescentes; donde 1 fue el valor menos importante y 6 el más impor-
tante. Ejemplo de item: dimensión salud sexual “evitar embarazos no
deseados”.
La segunda escala evaluó las percepciones de los adolescentes respec-
to al desempeño de sus profesores en el tema de educación sexual. La
escala estuvo constituida por 6 ítems y fue desarrollada en base a Ban-
dura (2006) and (WHO, 2010). La escala también fue de tipo Likert con
valores del 1 al 6 para indicar en qué medida los adolescentes estaban
de acuerdo con el desempeño de sus docentes; donde 1 fue el valor de
menos acuerdo y 6 el de mayor acuerdo. Ejemplo de ítem: “mis profeso-
res nos pueden motivar a sentirnos cómodos mientras abordamos temas
relacionados con educación sexual”.
El cuestionario fue sometido a un proceso previo de validación a través
de la revisión de expertos y una prueba piloto. La prueba piloto fue con
una muestra de estudiantes distinta a la del estudio definitivo, pero con
similares características. Los índices de confiablidad de Cronbach del
cuestionario final son aceptables al ser mayores a a = 0.70 en todas las
escalas.
3.4. Análisis de datos
Siendo un estudio exploratorio, se inició con un análisis descriptivo.
Puesto que los datos reflejaron en general resultados altos, la escala
original fue colapsada y recodificada en tres nuevos valores: 1, 2 y 3.
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Siendo 1 el valor mínimo y 3 el valor máximo. Este tipo de procedi-
miento es usado con frecuencia en investigaciones que involucran te-
mas sensibles, cuando los participantes seleccionan un rango pequeño
de valores dentro de una escala más amplia (ver e.g., Matthias, Lubben,
Atchison, & Schweitzer, 1997). Se aplicó la guía de Linacre (2002)
para colapsar los valores iniciales y obtener las nuevas categorías de
respuestas.
Los porcentajes presentados fueron calculados en base a las escalas re
categorizadas. Posteriormente, también con las escalas recategorizadas,
se realizó un análisis inferencial. Se aplicó una regresión logística multi-
nomial para establecer diferencias de las variables de estudio en relación
al género de los participantes. En el modelo de regresión, el género de
los adolescentes fue ingresado como predictor de la importancia dada a
los puntajes de las siete dimensiones de la educación sexual en un pri-
mer momento. En un segundo momento, el género fue ingresado como
predictor del acuerdo con el desempeño de los docentes en educación
sexual.
Antes de ejecutar la regresión logística multinomial, fue examinada la
homogeneidad de varianzas. El test de Levene reveló que el supuesto de
la homogeneidad de varianzas fue consistentemente logrado. El nivel de
significancia fue establecido a .05 y el análisis se desarrolló usando el
SPSS 19.0.
4. Resultados
El objetivo del presente estudio fue explorar las percepciones de los ado-
lescentes varones y mujeres respecto a a) sus necesidades de educación
sexual con un enfoque integral en el colegio b) el desempeño de sus
docentes en la temática de educación sexual.
En cuanto a las necesidades de educación sexual, los resultados indican
que los adolescentes expresan tener necesidades muy altas de educa-
ción sexual en todas las dimensiones evaluadas (Tabla1) . Esto es es-
pecialmente notorio al considerar los valores 2 (importante) y 3 (muy
importante) juntos los cuales son mucho más altos que el valor 1 (menos
importante). La tendencia general indica necesidades más altas en las
dimensiones de salud sexual y violencia; mientras que las necesidades
más bajas son en la dimensión de placer.
Tabla 1. Necesidades de los adolescentes de educación sexual con
enfoque integral según género (N=780)
Roles de
Género Salud Sexual Derechos
Sexuales
Valores 1 2 3 1 2 3 1 2 3
Género
Hombres (%) 35.9 40.2 23.8
20.1 35.1 44.7 21.8 42.4 35.6
Mujeres (%) 30.1 39.8 30.1 13.6
32.4 54.7 21.2 38.7 40.5
Placer Violencia Diversidad Relaciones
Valores 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3
Género
Hombres (%) 36.1 42.7 21.1 23.1 28.6 48.2 25.4 41.2 33.3
30.9 41.2 27.8
Mujeres (%) 35.6 41.0 23.2 18.8 21.7 59.4 23.0 33.2 43.7 28.7
40.1 31.1
Nota: 1= Menos importante; 2 = Importante; 3 = Muy importante.
Los resultados de la regresión logística multinomial para las necesidades
de educación sexual se presentan en la tabla 2. Según indican los resulta-
dos, la variable género no indica asociación significativa con ninguna de
las siete dimensiones de la educación sexual integral.
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Tabla 2. Regresión logística multinomial para las dimensiones de
educación sexual integral asociadas a las necesidades de educación
sexual por género
b(SE)φ
Roles de GéneroΠ Salud Sexual Derechos
Sexuales
Odds
Ratio
b(SE) Odds Ratio b(SE) Odds
Ratio
b(SE)
Menos importante (1) vs. muy
importante (3)
Genderθ
Female -0.39(0.19) 0.68 -0.58(0.21) 0.55 -0.09(0.20) 0.91
Importante (2) vs. muy important (3)
Gender
Female -0.22(0.18) 0.80 -0.27(0.16) 0.76 -0.19(0.16) 0.82
b(SE)φ
Placer Violencia Diversidad Relaciones
Odds
Ratio
b(SE) Odds
Ratio
b(SE) Odds
Ratio
b(SE) Odds
Ratio
Menos importante (1) vs.
muy importante (3)
Genderθ
Female
-0.6(0.19) 0.93
-0.38(0.19) 0.68
-0.39(0.19) 0.67
-0.15(0.19) 0.85
Importante (2) vs. muy important (3)
Gender
Female -0.06(0.19)
0.93 -0.45(0.17)
0.63 -0.51(0.17) 0.59 -0.11(0.17) 0.89
*** p<.001
Π Categorìa de referencia= último valor
φ Valor de beta y error standard
Θ Referencia: Hombre
Respecto a las percepciones de los adolescentes en cuanto al desempeño
de sus docentes en la temática de educación sexual, el porcentaje más
alto de adolescentes expresó estar medianamente de acuerdo con el des-
empeño de sus docentes en educación sexual (tabla 3) , pero con peque-
ñas diferencias en porcentajes respecto a menos acuerdo y acuerdo muy
alto.
Tabla 3. Satisfacción de los adolescentes con el desempeño de sus docentes
en el tema de educación sexual (N=702)
Acuerdo con el desempeño de docentes en ES
Valores 1 2 3
Género
Hombres (%) 34.4 35.3 30.2
Mujeres (%) 26.1 37.3 35.9
Nota: 1= Menos acuerdo; 2 = acuerdo mediano; 3 = acuerdo muy alto.
La regresión logística multinomial indicó una asociación significativa
entre las percepciones de los adolescentes respecto al desempeño docen-
te en educación sexual y el género de los adolescentes. Así, las adoles-
centes mujeres estuvieron 1.50 veces más medianamente de acuerdo con
el desempeño de sus docentes en educación sexual en comparación con
los hombres. Estos resultados se pueden ver en la tabla 4.
Tabla 4. Regresión logística multinomial para el acuerdo con el desempeño
docente en educación sexual por género (N=702)
Acuerdo con desempeño docente ES
b(SE)b Odds
Ratio
Medianamente de acuerdo (2) vs menor acuerdo (1)a
Genderc
Female 0.40
(0.19)
1.50*
Total acuerdo (3) vs menor acuerdo (1)
Gender
Female 0.53(0.19) 1.70
*** p<.001
a Categorìa de referencia= último valor
b Valor de beta y error standard
c Referencia: Hombre
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5. Discusión
Los resultados del presente estudio revelan que, en general, los adoles-
centes ecuatorianos de la provincia del Azuay expresan a) necesidades
altas de educación sexual desde un enfoque integral y b) satisfacción
media con el desempeño de sus docentes en la temática. Estos resultados
indican que el sistema educativo formal no constituye un espacio que
provea de la educación sexual que responda a los intereses y necesidades
de los adolescentes. Así mismo, los resultados sugieren la necesidad de
revisar latentes encuentros y desencuentros entre la educación sexual que
actualmente reciben los adolescentes y sus necesidades expresadas.
Los hallazgos de este estudio además insinúan que los adolescentes tie-
nen necesidades más maduras, complejas, amplias y diversas como ya lo
ha indicado Allen (2008). Esta situación es particularmente interesante
en contextos latinoamericanos donde suele prevalecer un enfoque nega-
tivo de educación sexual, basado en la salud y el riesgo (Darré, Jerves,
Castillo, & Enzlin, 2015). La visión medicalizada y de riesgos limita a
los adolescentes en su posibilidad de abordar la sexualidad en todas sus
dimensiones. Afecta también la toma de decisiones conscientes y respon-
sables en su vida sexual, aspectos que constituyen un derecho fundamen-
tal de esa etapa de sus vidas.
En términos de las necesidades de educación sexual de los adolescentes,
los hallazgos del presente estudio, concuerdan con reportes de trabajos
previos que indican que, desde el punto de vista de los adolescentes, la
educación sexual debería enfatizar un enfoque integral y, más específi-
camente, debería usar un marco más amplio que únicamente un enfoque
sobre las consecuencias negativas de la actividad sexual (Allen, 2005;
O’Higgins & Gabhainn, 2010) o en una dimensión particular de la sexua-
lidad, como su base biológica (Rijsdijk et al., 2013).
Al mirar los resultados porcentuales, las adolescentes mujeres expresa-
ron mayores necesidades de educación sexual en comparación con los
adolescentes varones. Esto coincide con estudios previos que sostienen
mayores preocupaciones de las adolescentes mujeres en torno a su se-
xualidad y salud sexual (Forrest et al., 2004; O’Higgins & Gabhainn,
2010). Sin embargo, el análisis inferencial no evidenció diferencias esta-
dísticamente significativas entre las necesidades de adolescentes hombre
y mujeres. En general, interpretando estos resultados dentro de la reali-
dad de contexto ecuatoriano, se podría sugerir un par de hipótesis para
explicar los resultados. Primeramente, al parecer hay una particular falta
de empoderamiento de los derechos sexuales de las adolescentes muje-
res. En segundo lugar, se podría sugerir una tendencia a “normalizar” las
actuales normas de género presentes en la sociedad ecuatoriana. Ambos
aspectos definitivamente requieren mayor investigación.
Los resultados de las percepciones de los adolescentes respecto al des-
empeño de sus docentes difieren en relación a estudios previos. Investi-
gaciones en el área han documentado que los estudiantes no están satis-
fechos con la manera como sus maestros manejan la educación sexual
por un lado y, consideran que sus profesores necesitan mejorar sus cono-
cimientos, habilidades, actitudes y métodos de enseñanza, por otro lado
(Hilton, 2003; Allen, 2005; Muhanguzi & Ninsiima, 2011).
Estos resultados se podrían explicar considerando que el involucramien-
to de los estudiantes con el aprendizaje está influenciado por dinámicas
culturales más amplias (Adams Tucker, George, Reardon, & Panday,
2016). Puesto que los valores culturales a menudo se legitiman a través
de mecanismos institucionales que resultan en códigos de práctica para
docentes y profesionales de la salud (Shoveller, Johnson, Langille, &
Mitchell, 2004), es importante considerar las dinámicas sociales especí-
ficas del contexto de estudio. Hasta la fecha, los valores religiosos tradi-
cionales son todavía muy importantes en Ecuador. Esto significa que es
aceptable abordar temas relacionados a la anatomía, biología, reproduc-
ción y enfermedades de transmisión sexual. Pero, temas que vayan más
allá de esta perspectiva biológica son difíciles de abordar. Entonces, es-
tos resultados podrían sugerir que los adolescentes ecuatorianos podrían
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considerar que requieren menos en términos de educación sexual y sus
requerimientos, y estos, al ser menores, serían satisfechos más pronto.
Estas hipótesis requieren mayor investigación.
Complementariamente, los resultados acerca del menor nivel de satisfac-
ción de los adolescentes varones con el desempeño de sus docentes en
educación sexual son consistentes con estudios previos (Lupton & Tu-
lloch, 1996; Hilton, 2003; Muhanguzi & Ninsiima, 2011). Estos hallaz-
gos pueden también ser explicados por patrones culturales influenciando
el comportamiento sexual de adolescentes varones y mujeres. Esto es, los
adolescentes están expuestos a cierta información y viven determinadas
experiencias respecto a las distintas dimensiones de la sexualidad (Allen,
2005). En este sentido, (Measor, 2004) indica que los adolescentes varones
aprenden más acerca de la sexualidad excluyendo a los adultos (es decir
adquieren mayor educación de los medios de comunicación y pares). Esta
situación puede crear tensiones entre el contenido de educación sexual que
aprenden y la forma como sus profesores lo manejan en los colegios y UE.
Los hallazgos de este estudio tienen algunas implicaciones. En primer
lugar, es necesario conocer e incluir las necesidades e intereses autoper-
cibidos en programas de educación sexual. Estos pueden proporcionar
una base sólida sobre cómo las culturas locales están influyendo en la se-
xualidad de los adolescentes. Los programas de educación sexual serán
mucho más eficaces cuando se consideren estas necesidades “locales”
autopercibidas en su diseño, en combinación con ciertos temas centra-
les que se consideran esenciales para mantener una cierta calidad en el
programa y para cumplir con los estándares internacionales (UNESCO,
2015). Además, este estudio insta a escuchar las voces de los adolescen-
tes, ya que esto los reconoce como sujetos sexuales y aumenta el ejer-
cicio de sus derechos. Respetar los puntos de vista de los adolescentes
sobre las necesidades de educación sexual también puede ayudar a mejo-
rar su bienestar sexual (MacDonald et al., 2011). Finalmente, para poder
considerar y respetar las perspectivas de los adolescentes en el plan de
estudios, se requiere un mayor desarrollo profesional de los docentes.
En último lugar, algunas limitaciones del presente estudio se deben con-
siderar. Primeramente, los resultados están relacionados con un contexto
ecuatoriano en particular, los resultados pueden no ser aplicables a otras
regiones del Ecuador. Se necesita más investigación sobre las necesi-
dades de sexualidad de los adolescentes en otras regiones de Ecuador y
otros países andinos.
En segundo lugar, el estudio solo involucró a estudiantes de UE/Colegios
secundarios públicas, a los que asisten predominantemente adolescentes
con un estatus socioeconómico bajo y medio. Los resultados podrían va-
riar al considerar estudiantes de colegios privados, sobre todo aquellos
que pertenecen a órdenes religiosas. Los colegios privados pueden tener
otras iniciativas de educación sexual para sus estudiantes.
Finalmente, dentro de la complejidad de las investigaciones asociadas a
la sexualidad y educación sexual, es importante considerar que podría ser
difícil para los adolescentes expresar sus necesidades reales con respecto
a la educación sexual. Para ello, se recomendaría complementar la inves-
tigación utilizando otros tipos de recopilación de datos para confirmar
nuestros hallazgos. Un estudio cualitativo podría proporcionar informa-
ción más profunda respecto a las necesidades de educación sexual de los
adolescentes y de cómo estas podrían ser satisfechas. Así mismo podría
conocerse más sobre las eventuales barreras que los adolescentes experi-
mentan para el empoderamiento de sus derechos.
6. Conclusión
La real implementación de la educación sexual desde un enfoque integral
debe considerarse si se busca atender a las necesidades e intereses de los
adolescentes de la región de estudio y aportar a mejorar su educación
sexual y por ende el ejercicio de sus derechos. Esta implementación debe
ir acompañada de un proceso sistemático de formación docente, prefe-
rentemente amparado en políticas educativas nacionales.
…hablando del derecho a la Educación Sexual Integral: la voz de los adolescentes en EcuadorRevista Pucara, N.º 29 (121-145), 2018
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Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publication
147
Writing groups in Ecuador as support for academics
on the road to publication
Grupos de escritura en el Ecuador para el apoyo a
académicos en su camino a la publicación
Grupos de redação no Equador para apoiar acadê-
micos no caminho da publicação
Elisabeth Rodas Brosam
Universidad de Cuenca, Ecuador
E-mail: elisabeth.rodas@ucuenca.edu.ec
Laura Colombo
CONICET, Instituto de Lingüística de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina
E-mail: laura.colombo@conicet.gov.ar
Recibido: 24: 07: 2018 Aceptado: 29:09:2018
Abstract
Writing groups where authors get constructive feedback to improve
their drafts are quite innovative in South America, especially for those
not used to sharing their work in progress with academic readers, even
more so when texts are produced in English as a second language. This
paper presents the experience of a writing group in English which took
place at a public Ecuadorian university. The participants revised and sent
for publication a conference paper. To determine the usefulness of this
initiative, group meetings were recorded, a short anonymous survey was
administered, and a semi-structured focus group was conducted with
Pucara, Nº 29, 147-167, 2018
https://publicaciones.ucuenca.edu.ec/ojs/index.php/pucara/issue/archive
ISSNe 2661-6912
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
149148
the participants. Results show that, in line with previous research, this
writing group presented benefits to help support academics on the road
to publication such as experiencing and learning how to give and receive
written feedback and learning literacy practices in a situated manner
through dialogue.
Key words: writing groups, publishing, teacher development, second
language writers
Resumen
Grupos de escritura donde los autores reciben feedback constructivo
para mejorar sus textos son bastante novedosos en América Latina,
especialmente para aquellos que no acostumbran compartir su trabajo en
progreso con lectores académicos; y más si es que los textos son escritos
en inglés como segundo idioma. Este trabajo presenta la experiencia de
un grupo de escritura en inglés que tuvo lugar en una universidad pública
ecuatoriana. Los participantes revisaron y enviaron a ser publicado una
ponencia. Para determinar la utilidad del círculo, las sesiones de trabajo
fueron grabadas para su análisis, se administró una encuesta corta, y se
mantuvo un grupo focal semi-estructurado con los participantes. Los
resultados muestran que, de acuerdo a la literatura, los grupos de escritura
presentan beneficios para dar apoyo a los académicos en su camino a
la publicación, tales como experimentar el dar y recibir feedback y el
aprender las prácticas letradas de manera situada por medio del diálogo.
Palabras clave: círculos de escritura, publicación, desarrollo docente,
escritores de segunda lengua
Resumo
Os grupos de escritores em que os autores obtêm feedback construtivo
para melhorar seus rascunhos são bastante inovadores na América do Sul,
especialmente para aqueles que costumavam compartilhar seu trabalho
com os leitores acadêmicos, ainda mais quando os textos são produzidos
em inglês como segunda língua. Este artigo apresenta a experiência de
um grupo de escrita em inglês, realizado em uma universidade pública
equatoriana. Os participantes revisaram e enviaram para publicação em
um documento de conferência. Para determinar a utilidade do círculo,
as sessões de trabalho foram registradas para análise, realizou-se uma
breve pesquisa e um grupo focal foi mantido com os membros do grupo
de pesquisa. Os resultados mostram que, de acordo com a literatura, os
grupos de redação apresentam três benefícios fundamentais para apoiar
os estudiosos no caminho da sua publicação, como experimentar e
aprender como dar e receber feedback por escrito e aprender práticas de
alfabetização em um diálogo menos estruturado.
Palavras chave: grupos de escritores, publicação, desenvolvimiento de
profesores, escritores de segunda língua
***
Introduction 20
In most countries, university professors are expected to conduct research
and publish besides teaching particular courses in their field of study (Lee,
2013; Nygaard, 2015). This is related to the fact that university as well as
20 Este trabajo forma parte del Proyecto PICT 2014 financiado por la Agencia
Nacional de Promoción Científica y Técnica de Argentina del cual es integrante la segun-
da autora.
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
151150
faculty performance is usually measured through publication rates (McGrail,
Rickard, & Jones, 2006). Actually, for tenured professors, publication is
generally tied to promotion or to the attainment of research grants, and
for those new to the higher education environment, it can constitute a
means of becoming a member of specific discourse communities. Thus,
professors are confronted with the need to write academic genres (e.g.,
research articles and conference papers) for which they might not have
been prepared (Antoniou & Moriarty, 2008; Boud and Lee, 1999). This
lack of preparation is often the case because writing for publication is
mistakenly understood as something that academics already know how to
do and need little to no guidance in developing research and writing skills
(Blaxter, Hughes, & Tight, 1998; Thomson & Kamler, 2010).
Another important consideration is that if academics’ first language is
not English, they seem to be further challenged given its dominance
in the publication world. These “geopolitics of academic writing”
(Canagarajah, 2002) frequently place non-English speakers at a
disadvantage (Bazerman, Keranen, & Encinas Prudencio, 2012; Curry
& Lillis, 2007; Kirkpatrick, 2010; Ortiz, 2009). In fact, it has been noted
that publications in other languages besides English do not have the same
impact factor because they are not cited as often, and thus are not as
widely read as those in English (Van Leeuwen, Moed, Tussen, Visser, &
Van Raan, 2001). Even if it could be argued that “citations are a shallow
measure of research quality or impact” (Lillis & Curry, 2010: 15), the
need to write in English continues to create pressure for academics.
Some universities, mainly in North America and Europe, have made
provisions to address the issue of teacher development in the area of
research writing through different types of interventions such as writing
workshops, writing tutorials, and writing groups (McGrail et al., 2006).
Nevertheless, in most institutions this has been more often than not a
neglected area (Boud & Lee, 1999; Gómez Nashiki, Jiménez-García, &
Moreles Vázquez, 2014; Kwan, 2010; McGrail et al., 2006).
In the case of Latin America, in the last decades there has been an
increase in research regarding writing and reading in different academic
areas, focusing mainly on student writing at the secondary and university
level (Navarro et al., 2016; Navarro, 2017). Interventions in behalf of the
development of professors’ academic and professional writing have not
been a priority and thus are uncommon. As a matter of fact, academic
writing or writing for publication initiatives in most Latin American
universities are offered at the postgraduate level (Carlino, 2015;
Colombo, 2013), with few of them directed at faculty development.
When the latter occurs, institutions usually offer workshops or seminars
but do not include them as part of professors´ working hours. As a result,
it seems that most universities demand professors to publish but do
not openly support this activity (Narváez, 2010). Furthermore, if these
initiatives aimed at teaching writing for publication are uncommon,
even less frequent are those aimed at writing in a second language. As
a consequence, researchers are left alone and have sole responsibility
for learning to participate in disciplinary conversations in English
(Englander, 2009). Thus, this situation continues to place non-native
English speaking academics at a disadvantage.
Considering these challenges, the reading and writing program of one
of the main public universities in Ecuador had as one of its objectives to
strengthen the practice of academic and scientific writing at the univer-
sity for students and professors. One of the initiatives put forth for this
purpose consisted of writing groups as a tool to accompany professors’
transition from only teaching to teaching and researching. This paper
analyzes this initiative born of an international collaboration (Ecua-
dor-Argentina) between the two authors: starting a writing group with
professors who needed to finish a conference paper in English as a se-
cond language. The first author was a member of the Academic Reading
and Writing Program and acted as coordinator of the writing group, and
the second author, who had experience implementing and researching
writing groups, acted as a consultant.
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
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In the following sections, we first offer a description of writing groups
and a brief account, based on previous research, of the benefits associa-
ted with them. Then, we present the experience carried out at the Ecua-
dorian university, followed by preliminary results of its implementation.
Finally, we conclude with some considerations for the organization of
future similar initiatives.
Writing groups and the situated learning of literacy practices
Writing groups provide a space where writers get together to provide
constructive feedback on each other’s drafts before submitting them for
publication. As such, they have a long trajectory, especially in English-
speaking environments (Gere,1987). However, their use in South
American universities is still infrequent (Colombo & Carlino, 2015).
Although there are other types of interventions whose purpose is to
increase the number of publications at the university level, three benefits
of writing groups are highlighted that make them an interesting option.
First, writing groups offer a first-hand experience in the scholarly practice
of giving and receiving feedback from peers in a safe environment (Boud
& Lee, 1999). Becoming used to peer feedback is a key social practice in
the scientific community (Carlino, 2008, 2015; Colombo, 2013; Kumar
& Aitchison, 2017; among others) since prior to their acceptance, articles
and conference papers are usually peer reviewed. Once published,
scientific texts also come under the scrutiny and commentary of other
community members. Nevertheless, peer feedback is a practice that is
barely taught and, unfortunately, is usually learned through trial and
error (Boud & Molloy, 2012). Participating in a writing group gives
academics the benefit of becoming used to readers’ critical comments
and of learning how to evaluate and offer constructive feedback to peers.
In this sense, they can constitute a friendly arena where writers can enact
and learn these practices that commonly take part in the publication
world (Colombo, 2013; McGrail et al., 2006).
Additionally, by having preliminary readers, writing group members
are also faced from the very beginning of their writing process with the
need to consider their audience, another key element in academic and
scientific writing. Learning to consider the reader is of utmost importance
since knowledge of the needs and interests of the audience affects the
content of the text (Swales & Feak, 2004). Furthermore, instead of being
an isolated activity, writing is viewed as an exchange between writer
and reader, through the understanding of the rhetorical situation, an
awareness of social context, and the expectations this exchange creates
(Hyland, 2016).
Second, writing groups work in tandem with academics’ need to have a
higher writing production (Galligan et al., 2003). Through the organization
of the group, members establish schedules, are accountable for giving
feedback to each other on a weekly or bi-monthly basis, and are expected
to maintain a commitment to writing until finishing a specific text, all of
which helps to create and maintain the habit of frequent writing. Along
these lines, it has been noted that where writing groups have been used
to support academics’ writing, this type of intervention has been better at
helping to increase publication rates as well as the quality of the writing
(Colombo & Carlino, 2015; McGrail et al., 2006).
Third, writing groups support the idea that writing is not a solitary
endeavor, but it entails the construction of knowledge through interaction
with others (Aitchison, 2003; Van der Linden & Renshaw, 2010). By
being part of these groups, academics can learn and develop as writers
of specific academic-scientific genres (Swales, 1990). The exchange
of ideas and opinions with other participants can lead to making more
explicit and thus manageable the interpretations and assumptions of
readers from different scientific communities, the expected structure of
texts, and the common linguistic devices used. Based on this, members
of the group can make the necessary adjustments to improve their
writing. In this sense, dialogue can lead to learning since by talking
and exchanging ideas with others, meaning is negotiated and jointly
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
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constructed (Dysthe, Bernhardt, & Esbjorn, 2013; Wells, 1990, 2007).
This supports the belief that the construction of knowledge does not
only happen through the writing of draft texts, but also through the
interaction among members of the group, who each bring different
perspectives and levels of experience that can benefit everyone
(Aitchison, Kamler, & Lee 2010; Dysthe, 1996).
The aforementioned characteristics of writing groups suggest that
they are aligned with a situated framework for the teaching and
learning of scholarly writing practices (Colombo, 2012). The situated
learning theory (Lave & Wenger, 1991) proposes that people learn
by fulfilling activities which are peripheral but productive and thus
grant newcomers the opportunity to explore viewpoints while getting
involved in various social relations in the community. In effect,
participating in writing groups allows members to interact with others
while facing real writing tasks (i.e., legitimate publication practices)
in specific disciplinary fields (i.e., disciplinary communities of
practice). Therefore, the joint revision of texts allows academic
writers to negotiate in a low-stake environment how to participate
in disciplinary communities through written communication. This
pedagogical potential of writing groups led us to propose it as a
viable option to help fulfill one of the Academic Reading and Writing
Program’s objectives: strengthen the practice of academic and
scientific writing at the University.
The writing group experience
The writing group experience analyzed here was carried out in one
of the main public universities of the Ecuadorian Andes in 2016 and
it was sponsored by its Academic Reading and Writing Program as a
means to support scientific writing for publication in English. The group
was coordinated by one of the authors of this paper and participation
was voluntary. Two research groups from the Department of English
Language and Literature were interested in participating; however, one
of them decided not to due to time constraints and other obligations. The
other group participated in this initiative since it needed to finish a text
in English for publication.
Before the first group meeting, several emails were exchanged with
the four participants and an online tool was chosen as a means to share
the group’s draft and other relevant documents, such as a calendar to
determine the best time to meet and a document that suggested different
areas that needed to be agreed upon (e.g., meeting place and time, sections
to be reviewed, etc.). Concurrently with these preparation activities, the
coordinator in Ecuador exchanged information and received suggestions
on the formation of the writing group from the co-author of this paper
in Argentina, based on her experience implementing this type of
pedagogical initiative.
Typically, in a writing group each participant brings his or her own
writing and thus there are as many drafts as participants. In this case,
however, all the participants except the coordinator were authoring the
same paper. As a result, the text only had one source of external peer
feedback, instead of two or three as it is the case in most writing groups.
Despite this, the initiative proceeded as the ultimate goal was to support
the writing and publishing of scientific texts, in general.
The English text to be commented was a conference paper, meant to
be published in a conference’s proceedings. Since participants had a
complete first draft and the deadline for presenting the paper was close,
one-hour meetings were held once a week. The draft was reviewed
before each meeting and comments were shared orally on the scheduled
day and time. Each meeting focused on a specific section of the paper;
thus for the first meeting participants worked on the introduction, the
second meeting on the methodology, the third meeting on the results, and
for the fourth meeting they reviewed the final version of the paper. The
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
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discussion and the conclusion sections of the paper were not reviewed in
a group session, but the feedback for these sections was shared through
the online tool before the last meeting.
Since the members of the group as well as the coordinator shared the same
field of study in English, it was agreed that all meetings would be held in this
language to facilitate comments and suggestions about the draft, and they were
recorded with the participants’ consent. In addition to the session recordings,
printed and electronic documents were collected for analysis. Of the four
members of the research group, two of them attended the writing group’s
meetings consistently, with the other two missing at least one of the meetings
due to other university-related responsibilities. After the fourth session, once
the text was completely reviewed, the writing group was concluded as it had
achieved the purpose for which it had originally been created: to provide
support to faculty to advance and finish a publication project.
Results
Even though the writing group described here had only one text to receive
feedback and only one reader, the experience did provide results that
make this type of initiative positive to accompany academics’ need to
write at the university level. To analyze this first implementation, a focus
group was held to gather information about the members’ experience in
the writing group. Additionally, a short, anonymous survey was sent to
the participants five months after the initiative ended. The questionnaire
gathered information about their experience receiving feedback, their
perception of the writing group as a means to improve their writing
skills and habits, as well as their feelings about presenting their text
for publication after having been previously reviewed by an outside
reader. In line with previous research and based on the data gathered,
participants agreed that the writing group was beneficial and it provided
opportunities to develop the three aforementioned aspects that facilitate
learning academic writing practices.
The first aspect, the giving of feedback through a safe and friendly
environment, was mentioned in the last meeting where one of the
participants asserted: “I feel very comfortable working with you . . . and
receive all your feedback and it is so direct, so face to face so that the
environment also, I think, it’s very positive.” As this quote shows, the
writing group created a space where the members could discuss their ideas
and receive comments on their writing without feeling attacked or exposed.
In the same vein, another member of the research group expressed, “I feel
good when I work in this way. So for me everything is positive.” With the
other participants agreeing, it seems that in this case, as in the experiences
reported by the literature, the writing group provided a secure space where
writers engage in the receiving and giving of feedback, a useful scholarly
practice. Through the survey, the respondents stated that what they enjoyed
most about the writing group was that each meeting provided “feedback
that was very relevant to the text,” and “how the feedback was given”
was regarded as positive. In general, criticism, even when it is meant
as constructive feedback, is usually hard to receive; thus, this first-hand
experience gained by the participants in the writing group provided them
with a glimpse of the peer interaction common in academic environments,
such as the peer review process.
At the same time, peer feedback was the means by which the reader’s
perspective was transmitted to the authors, thus having participants
experience this important aspect of scientific writing. In this sense, the
comments shared orally during the writing group meetings provided
its members with the opportunity to envision their audience, often a
difficult task for novice writers, by examining its possible expectations
of the text’s structure and content, what Hyland (2016) considers the
reading approach to writing. This was possible thanks to the intervention
of the coordinator, who guided participants on how to give feedback
and asked “reflective questions” (Hyatt, 2005) to better understand the
research that had been done and how this was transmitted in the text
itself. Through these types of questions, the purpose was to have the
authors consider not only the content but also the language used and how
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
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it could be modified in order to make it understood by an outside reader.
The respondents to the survey indicated that “having the viewpoint of
another person allowed me to see things that, as the author, I couldn’t
have seen,” as well as “listening to the opinion of another person about
my work” was the most useful aspect of the writing group. Once again,
having the opportunity to access readers’ interpretations of a text before
sending it for evaluation was a valuable tool since it allowed the authors
to anticipate some criticisms and improve their draft.
In this writing group, the second benefit of this type of initiative was met
by reviewing the whole text before sending it for publication. The weekly
meetings structured the writing process and kept members accountable for
devoting time to this task. Additionally, it allowed authors to experience
writing as an iterative process where usually more than one revision is
needed once you have a complete draft. The regular encounters, then,
compelled the participants not only to devote time reviewing the text
but also to break down the reviewing activity into more manageable
and feasible tasks. As a result, at the end of the meetings, the text had
been commented on, suggestions received and considered, and changes
made as the research group deemed necessary. The conference paper
was completed and sent to be evaluated to be part of the conference
proceedings, as it was confirmed later via email to the coordinator. The
participants felt more confident about sending their paper for publication
once it had already been reviewed inside the writing group, as survey
results indicated.
Finally, another benefit of writing groups is working with others to
build knowledge (Aitchison, 2003; Van der Linden & Renshaw, 2010).
In this regard, the usefulness of the writing group is expressed thusly
by a member during the last meeting: “The first time we wrote it, we
said ‘it is fine, we are okay.’ And then, after going through this whole
process and looking at all the changes we have made, we realized: no,
no. You definitely need someone else’s perspective; otherwise, there is
no way something like this can be accomplished.” Through the different
questions asked by the coordinator to clarify sections of the text and the
group discussions that these questions triggered, the authors were able
to view their writing and the ideas conveyed through it from a different
perspective. Additionally, through dialogue, they clarified ideas and
considered other ways to more clearly express them on paper.
Of special importance in this specific group was the fact that all
the members were English professors, including the coordinator, as
mentioned earlier. This created an environment where it was possible to
collaborate with each other in order to clarify the use of different terms,
expressions, and organizational and structural questions in this second
language. Thus, this particular situation helped to directly address the task
of scholarly writing in another language to meet standard conventions.
Conclusion
This first experience of a writing group yielded several positive
conclusions. First, it provided guidelines to consider when organizing
new writing groups at the university level, especially the importance of
having more than one reader. Although the feedback provided during the
group meetings to a text co-authored by four professors was relevant and
beneficial to improve the draft, as indicated by the participants, comments
and suggestions from more than one reader would have presented richer
feedback and a more varied audience.
Second, this experience has contributed with important insights about
how feedback could be shared and made available. In this writing
group, feedback was mainly shared orally, with written comments and
suggestions later shared through an online tool. However, based on
comments from the members, the coordinator considered that not all
feedback given during the meetings could be assimilated in detail or
written down as it happened; feedback was generally expanded on
and discussion of sections provided the research group a different
perspective of their own work that went beyond short annotations on
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
161160
the margins of the text. These oral interchanges were important since
they allowed the joint construction of knowledge and the negotiation
of meaning, something that probably would not have happened if the
reader had given only written feedback. This led to the reflection that
comments need to be shared in different ways in future writing groups,
by using the technology that currently makes group collaboration much
easier. One of these ways would be to share the audio recordings with
the members of the writing group, making them available for future
review. Another option would be to share written feedback through
an online collaboration tool before each meeting, thus having all
comments ready for discussion and expansion, if needed, during face-
to-face interactions.
Third, as all the members were users of the English language, the writing
group provided a means to reaffirm and consolidate the use of this language
in academic writing, considering the syntax, lexis, and organization to
best convey the content of the article as it had been intended and thus
better fulfill the specific discourse community demands (Lave & Wenger,
1991). Additionally, working on an authentic use of the language through
the writing of a real text (Roberts & Banegas, 2018), a conference paper
to be submitted for evaluation, allowed members to access legitimate
peripheral participation (Lave & Wenger, 1991) in literacy practices. It
also made explicit the fact that learning is a continuous process in an
academic’s life (Flowerdew, 2000).
As a whole, based on a first analysis of the sessions, this initial experience
of a writing group instituted through the Academic Reading and Writing
Program at a public Ecuadorian university can be considered positive.
Not only did the writing group come to be, but it also produced results,
with a finished paper that was consequently sent, evaluated and accepted
for publication. It also provided valuable insights for the coordinator and
the consultant for the implementation of future writing groups. This first
experience can serve as inspiration for similar pedagogical initiatives in
other contexts. So far, it seems that writing groups have the potential to
contribute in positive ways to the development of professors’ academic
and scientific writing skills, considering that becoming a mature and
effective writer is a lifelong process (Bazerman, 2013). Since academics’
need to become involved in literacy practices will no doubt continue to
increase, institutions should provide as well as maintain the tools to meet
this challenge.
Writing groups in Ecuador as support for academics on the road to publicationRevista Pucara, N.º 29 (147-167), 2018
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Noticia sobre los autores
Noticia de los autores
Jessica Castillo Núñez. Psicóloga Educativa, Diploma Superior en For-
mulación y Evaluación de Proyectos de Investigación y Diploma supe-
rior en pedagogías innovadoras, Master en Desarrollo del Pensamiento,
Master en Estudios Educativos, Doctor (PhD) en Ciencias Educativas
(Universidad de Gent, Bélgica). Profesora en la Carrera de Educación
General Básica e investigadora en la Facultad de Filosofía, Letras y
Ciencias de la Educación de la Universidad de Cuenca en el área de
educación sexual, Identidad profesional docente, formación docente, in-
vestigación. Coordinadora y miembro de proyectos de investigación. Ha
participado en varias conferencias nacionales e internacionales. Ha pu-
blicado en distintas revistas y libros internacionales.
Laura Colombo es doctora en Lenguaje, Literacidad y Cultura y ma-
gíster en Comunicación Intercultural por la University of Maryland
Baltimore County. Tomando aportes de las teorías socioculturales y los
estudios sobre Literacidad, desde hace 14 años, investiga el aprendizaje
de las prácticas de escritura académica en primera y segunda lengua. Es
investigadora asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Cientí-
ficas y Técnicas de la Argentina y ha presentado resultados de investi-
gación y experiencias innovadoras en numerosas conferencias así como
organizado conferencias, workshops y jornadas de trabajo en Estados
Unidos y Latinoamérica. Posee más de 20 años de experiencia docente
en el nivel primario, secundario, superior (universitario y no universita-
rio) y posgrado. Ha llevado a cabo acciones de formación de docente,
tanto en los Estados Unidos como en Latinoamérica. Ha integrado comi-
siones evaluadoras de materiales pedagógicos, diseñado e implementado
programas y acciones institucionales dirigidos al desarrollo de la escritu-
ra académica a nivel de grado y posgrado.
Ilse Derluyn. Profesora en el Departamento de Trabajo Social y Pedago-
gía Social de la Universidad de Gante. Ha participado en varios proyec-
tos de investigación en los campos de la migración (forzada), refugiados
y niños y adolescentes afectados por la guerra, atención terapéutica para
171170
Noticia sobre los autoresRevista Pucara, N.º 29 (169-173), 2018
menores refugiados. Imparte diferentes cursos sobre migración, salud y
diversidad de refugiados en la Universidad de Gent. Dirige el Centro de
Investigación de Interfaz para el Estudio Social de las Migraciones y los
Refugiados (CESSMIR) en la Universidad de Gent y es codirectora del
Centro para Niños en Situaciones Vulnerables (CCVS). Ha publicado en
una gran variedad de estudio en revistas y libros internacionales.
Julie Manuela Mena. Antropóloga de la Universidad del Cauca de Po-
payán, Colombia. Nací en el municipio de El Tambo, Nariño y estudié el
bachillerato en el colegio de las Hermanas Bethlemitas. Me gusta escribir
cuentos, pero también ensayos y artículos. En la escuela primaria gané
un concurso de cuento. En 2014 la revista literaria del Colectivo Cultural
Kaminu Limay de mi municipio publicó en su 4º número un cuento de
mi autoría titulado Por el río; ese mismo fue publicado el portal web de
la emisora virtual Contagio Radio en su sección Viaje Literario. En 2015
fui ganadora de la primera mención de honor con el ensayo La palma fi-
nalmente nos puso de jornaleros en nuestra propia tierra en el Concurso
de artículos, ensayos y fotografías “Alimentos y pensamientos 2015”,
organizado por Instituto para el Desarrollo Rural de Suramérica IPDRS
y publicado en la serie Exploraciones del sitio web de esa institución.
Jonathan Montero Oropeza. Licenciado en Geografía por la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Maestro en Geografía
Humana por El Colegio de Michoacán, Extensión La Piedad. Actual-
mente cursa el Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad de
Guadalajara y es profesor de asignatura en la Universidad de Guanajuato
(UG) Campus León y en la Escuela Nacional de Estudios Superiores
(ENES) de la UNAM, Unidad León. Sus líneas de investigación son:
futbol profesional e identidad territorial; empresas y empresarios en el
Bajío guanajuatense; geografía urbana y procesos de metropolización en
México; geografía del turismo; y desarrollos geográficos desiguales.
Clara Inés Pérez. Doctorado en Educación y sociedad, Universidad de
la Salle, 2011. Magíster en Investigación social interdiciplinaria, Univer-
sidad Distrital Francisco José de Caldas.
Claudia Piedrahita Echandía. Postdoctora en Ciencias sociales, Niñez
y Juventud. Doctora en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Magíster
en Psicología Clínica y de Familia, Psicóloga. Directora del Doctorado
en Estudios Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Cal-
das, Bogotá – Colombia. Codirectora de la Red Iberoamericana en Estu-
dios Sociales – RIES. Directora de la Red colombiana de Doctorados en
Estudios Sociales. Co-coordinadora del GT CLACSO “Subjetividades,
Ciudadanías críticas y Transformaciones Sociales”. Directora del grupo
de investigación “VIVENCIAS” clasificado en categoría A de Colcien-
cias. Líneas de investigación: Subjetividades, diferencias y narrativas;
Mujeres y Subjetividades. Proyectos de investigación desarrollados:
Pensamiento crítico para la innovación y la investigación: Comunidades
de saber y de práctica pedagógica UDFJC - IDEP. 2017; Construcción
de Territorios de Paz: Subjetivaciones, Resistencias Ciudadanas y Peda-
gogías para la No-Violencia UDFJC - IDEP. 2016; Estudio en Gestión,
Liderazgo y Comunidad en la Escuela UDFJC - IDEP. 2015; Estudio
en Liderazgo y Gestión Escolar: Sostenibilidad y Proyección Distrital
UDFJC - IDEP. 2014.
Elisabeth Rodas es magíster en la Enseñanza del Inglés por la Univer-
sidad de Reading, Inglaterra. Tiene más de quince años de experiencia
en la enseñanza del inglés como lengua extranjera tanto en secundaria
como a nivel universitario, además de más de doce años de experiencia
en la coordinación y dirección de programas de inglés. Actualmente es
docente del Instituto Universitario de Lengua y miembro del Programa
de Lectura y Escritura Académicas, Killkana, de la Universidad de Cuen-
ca. Sus líneas de investigación son los grupos de escritura académica y la
escritura en inglés como segundo idioma.
Adriana Rodríguez Caguana. Lingüista y pedagoga ecuatoriana, quien
tiene cerca de cuarenta años de experiencia en educación con pueblos in-
dígenas. Ha contribuido al desarrollo de la Educación Intercultural Bilin-
güe (EIB) en varios países de América Latina, especialmente en Ecuador,
Bolivia y Guatemala. Su trayectoria como investigadora y docente de
las lenguas y culturas originarias de la región la hace parte del conjunto
173172
Noticia sobre los autoresRevista Pucara, N.º 29 (169-173), 2018
de lingüistas que se mantuvieron junto a las reivindicaciones y derechos
de los pueblos indígenas. Entre sus temas de investigación encontramos
la sociolingüística, los estudios culturales, las políticas lingüísticas, así
como cientos de textos escolares destinados a docentes de contextos in-
dígenas. Trabajó como Directora de la carrera de Educación Intercultural
Bilingüe de la Universidad Nacional de Educación del Ecuador (UNAE).
Óscar Useche Aldana. Doctorado en la Universidad de Gra-
nada en Paz Conflictos y Democracia (2014). Magíster en Mi-
cropolítica de las Resistencias Sociales No- violentas, Universi-
dad Distrital Francisco José de Caldas, 2002. Magíster en Paz,
conflictosy Democracia, Universidad de Granada 2006. Especializa-
ción Interdisciplinaria en Poder, miedo y resistencia, UNIMINUTO.
Martin Valcke. Profesor titular en el campo de Ciencias de la instruc-
ción en la Universidad de Gante, Bélgica y es director del Departamento
de Estudios Educativos de la Facultad de Psicología y Ciencias de la
Educación de esta misma Universidad. Su campo de investigación se
centra principalmente en la innovación de la educación superior. Ade-
más, es promotor de estudios en el campo de indicadores de desempeño,
formación docente, estilos de aprendizaje y enfoques de aprendizaje. Ha
participado en un gran número de proyectos nacionales e internacionales
de investigación y consultoría en países de África, Sud-América y Asia.
Ha publicado en una gran variedad de estudio en revistas y libros inter-
nacionales.
Manuel Villavicencio. Posdoctorado en Ciencias Sociales, Humanida-
des y Artes en el Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Universi-
dad de Córdoba, Argentina. Doctorado en Literatura Latinoamericana,
Universidad de Concepción, Chile. Magíster en Letras, mención en Li-
teratura Hispanoamericana en la Universidad Simón Bolívar de Quito,
Ecuador. Pregrado en la Universidad de Cuenca en la Carrera de Len-
gua y Literatura de la Universidad de Cuenca, Ecuador. Ha participado
en eventos académicos sobre lingüística y literatura en Perú, Colombia,
Brasil, Cuba, Chile, Canadá, Argentina y Estados Unidos. Ha publicado
los libros: Ciudad tomada y ciudad ausente: los paradigmas del imagina-
rio urbano en la narrativa latinoamericana (2011); Escribir en la universi-
dad (2011); Itinerantes: escritos sobre literatura ecuatoriana y latinoame-
ricana (2008); Ciudad, palimpsesto e ironía: las voces subterráneas en la
narrativa de Dávila Vázquez; co-autor de La jerga juvenil en la ciudad de
Cuenca (1998). Sus artículos sobre lingüística, literatura y cultura ecua-
toriana y latinoamericana han sido publicados en revistas nacionales y
extranjeras.
175
PUCARA
Información a los autores
A lo largo de sus 40 años de existencia, la Revista de Humanidades Pucara
de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Univer-
sidad de Cuenca (Ecuador), se ha constituido en un referente de consulta es-
pecializada por parte de estudiantes, docentes e investigadores que trabajan
las diferentes manifestaciones de la cultura y la sociedad, desde perspectivas
literarias, históricas, filosóficas, antropológicas, sicológicas y educativas.
En este sentido, Pucara, como espacio de diálogo e intercambio aca-
démico, convoca a expertos nacionales y extranjeros para presentar sus
avances y productos finales de proyectos de investigación inéditos avala-
dos por instituciones de educación e investigación de prestigio.
Normas de publicación:
Las personas interesadas en publicar en Pucara deberán tener en cuenta
las siguientes consideraciones:
1. Son sujetos de evaluación tres clases de trabajos:
Tipo A: Artículos sobre aspectos teóricos, críticos o ensayísticos rela-
cionados con la literatura.
Tipo B: Reseñas sobre libros o documentos, vinculados a la teoría,
investigación o creación literaria.
2. Se consideran trabajos del tipo A los productos de investigación teó-
rico o ensayístico y las revisiones bibliográficas sobre el estado actual
del conocimiento en un tema determinado. Se dará prioridad a los re-
portes de investigación originales que constituyan un aporte significa-
tivo al campo específico sobre el que versan.
3. Los trabajos deben ser inéditos, escritos en el idioma del que tratan, y
no estar sometidos a evaluación simultánea en otra revista.
4. Los trabajos tipo A tendrán una extensión máxima de veinte páginas,
y los de tipo B no pasarán de seis.
177176
5. Los materiales se remitirán en formato A4, a doble espacio interlineal,
por una sola cara, con márgenes de tres centímetros arriba, abajo y a
los lados y en letra Times New Roman tamaño doce a las direccio-
nes electrónicas: pucara@ucuenca.edu.ec, ó manuel.villavicencio@
ucuenca.edu.ec, a fin de garantizar el anonimato durante el proceso de
arbitraje, la identificación del autor (o los autores) aparecerá solo en
la primera página.
6. Los trabajos tipo A que el Consejo Editorial considere potencialmente
apropiados para su publicación serán sometidos a doble arbitraje ciego
por especialistas independientes, quienes propondrán que el trabajo
se publique, con modificaciones o sin ellas, o que no se publique. En
caso de discrepancia entre los árbitros el trabajo se enviará a un tercero
y la decisión será tomada por mayoría. Si a juicio de los evaluadores
el trabajo es publicable con modificaciones, le será devuelto oportu-
namente al autor con las observaciones de los árbitros, quien a partir
de ese momento tendrá un mes para reenviar el trabajo corregido. De
no recibirse en ese plazo, el Comité Editorial dará por sentado que el
autor ha desistido de su intención de publicar en la Revista.
7. Los trabajos tipo B serán revisados por el Consejo Editorial, que deci-
dirá sobre su publicación.
8. En los dos primeros tipos de trabajos, el autor (o autores) se compro-
mete(n) a aceptar los cambios que los árbitros o el Consejo Editorial
estimen convenientes.207
9. Los autores de los trabajos no admitidos para publicación serán noti-
ficados oportunamente de la decisión de los árbitros, pero no les serán
devueltos los originales.
Manera de presentar los originales
Artículos:
1. Página inicial. En ella aparecerán: a) título del trabajo (en lo posible
no mayor de trece palabras) en español, inglés y portugués; b) fecha de
finalización del escrito; c) nombre del autor o autores; d) adscripción
institucional; e) direcciones (personal y laboral), teléfonos y correos
electrónicos.
2. Resumen. En página/s aparte se incluirán el resumen, el abstract (ver-
sión del resumen en inglés) y el resumo (versión del resumen en por-
tugués). La extensión de cada uno estará entre 100 y 150 palabras
transcritas a un espacio. Al final se incluirán entre tres y cinco palabras
clave, Key Words o Palavras chave. Siempre que sea posible, el orden
irá, de izquierda a derecha, de lo más general a lo más específico.
3. Agradecimientos. Si los hay, aparecerán en nota a pie de página cuya lla-
mada será un asterisco ubicado en el primer título (INTRODUCCIÓN*,
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA* o lo que corresponda). Este
es también el lugar en el que el autor dará noticia (si así lo desea) de las
ayudas, becas o financiamiento que ha recibido para el desarrollo de la
investigación, lo mismo que de cualquier otro dato al margen del conte-
nido del trabajo que considere oportuno hacer público.
4. Texto. Se iniciará a partir de tercera página. Los artículos que expon-
gan los resultados de una investigación deben contener claramente de-
finida la estructura de un plan coherente: Introducción (planteamiento
del problema, objetivos, justificación, posicionamiento teórico…),
Desarrollo, Conclusiones y Bibliografía. Cada autor es libre de amal-
gamar o subdividir estas categorías, pero deberán estar presentes de
algún modo como muestra de que la investigación se ajusta a los pa-
trones generales de la ciencia.
5. La estructura de las revisiones teóricas o ensayísticas tendrán un
carácter más libre. Seguirán, sin embargo, un orden expositivo asi-
mismo lógico y estarán divididas en partes tituladas (y si es preciso,
subtituladas), que permitan seguir ordenadamente el contenido del
artículo.
6. Los encabezados dentro del texto indican su organización y estable-
cen la importancia de cada tema. Todas las partes que posean idénti-
ca importancia llevarán el mismo nivel de encabezado a lo largo de
todo el texto. Se emplearán caracteres arábicos seguidos de punto en
las partes principales (1. 2. 3.) y los subapartados se iniciarán con
el número de la sección mayor de la que forman parte seguidos de
nuevo por números arábicos separados por puntos (1.1., 1.2., 1.2.1.,
1.2.2.).
7. Para los títulos se emplearán VERSALES y en los subtítulos cursivas.
179178
8. Las citas y referencias se ajustarán a las normas de la American Psy-
chological Association (APA). A continuación, se describen algunas
de las más usuales:
8.1. Todas las citas estarán incorporadas al texto; en consecuencia, no
aparecerá ninguna a pie de página.
8.2. Cuando las citas textuales contengan menos de cuarenta palabras,
se incluirán en el párrafo correspondiente y entre comillas (“...”).
En caso de tener cuarenta o más palabras, formaran un párrafo apar-
te con sangría de cinco espacios en ambos márgenes, sin comillas
y escritas a doble espacio interlineal. Si se parafrasea a algún autor
debe dársele el correspondiente crédito. En todos los casos se em-
pleará el sistema año: página y se incluirá la referencia completa en
la bibliografía. 209
8.3. Las referencias se relacionarán al final del trabajo por orden alfa-
bético. Deberán aparecer todos los autores y trabajos citados. No se
incluirán referencias a autores o publicaciones no mencionados en
el cuerpo del artículo.
8.4. Las ilustraciones, tablas y/o figuras (gráficos, dibujos o foto-
grafías) se limitarán al menor número posible. Se presentarán en
blanco y negro, y deberán aparecer numeradas correlativamente y
reseñadas en ese orden dentro del artículo, con cabeceras de texto
apropiadas, leyendas explicativas y fuentes. El Consejo Editorial
podrá decidir sobre la ubicación de las ilustraciones, tablas y/o figu-
ras de acuerdo con las necesidades de diagramación.
Reseñas:
Las reseñas o recensiones constituyen noticias sobre la publicación de
libros o documentos de reciente aparición. Pueden ser simplemente des-
criptivas, pero se recomienda que incluyan algún comentario crítico en
tanto que su finalidad es orientativa para el lector. Siempre que sea po-
sible se acompañarán de una reproducción nítida en blanco y negro de
la portada y contraportada del libro, documento o publicación, o de una
fotografía clara en blanco y negro del material, instrumento o equipo al
que hacen referencia.
Al igual que los artículos, se incluirá una página inicial independiente
que contendrá a) la fecha de realización de la recensión, b) el nombre
del autor, c) la institución a la cual está adscrito y d) sus direcciones (de
domicilio y trabajo), correo electrónico y teléfonos.
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Informaciones finales:
1. Todos los trabajos incluirán en una hoja aparte un breve currículo del
(de los) autor(es) con una extensión de diez líneas, en el que se descri-
ba su perfil académico y profesional, así como sus principales líneas
de investigación.
2. Los trabajos que no se ajusten a estas normas, tanto en el fondo como
en las formas, no serán considerados para el proceso de arbitraje.
PUCARA
Revista de Humanidades y Educación
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación
Universidad de Cuenca
Av. 12 de abril. Ciudadela Universitaria.
Teléfono (593) 07 4051000 Ext. 2514
e-mail: pucara@ucuenca.edu.ec
Cuenca – Ecuador