Mozart, Kierkegaard y el patriarcado en La flauta mágica

Autores/as

  • ERNESTO CASTRO Universidad Autónoma de Madrid

DOI:

https://doi.org/10.18537/tria.11.01.01

Resumen

Por si no os acordáis del argumento de La flauta mágica, os lo resumo. La ópera empieza con un príncipe (Tamino) al que persigue una serpiente. Él se desmaya y, cuando está a punto de ser devorado por ella, irrumpen tres damas que la derrotan. Las tres desean quedarse a solas con el príncipe inconsciente, pero finalmente acuerdan marcharse juntas a informar de lo ocurrido a su superiora, la Reina de la Noche. Tamino se despierta y se encuentra con Papageno, un cazador de pájaros, también al servicio de la Reina, quien se atribuye la derrota de la serpiente. En ese momento, vuelven las tres damas y le cierran el pico al cazador de pájaros («Para que nunca más te jactes / de los actos heroicos / que han hecho otros»). Al príncipe le dan una flauta mágica y le encargan que rescate a la hija de la Reina, Pamina, quien ha sido secuestrada por el sumo sacerdote de la sabiduría (Sarastro). A Tamino le conducen tres muchachos hasta una encrucijada, en la cual se alzan tres templos: el de razón, el de la naturaleza y el de la sabiduría. En este último se encuentra Pamina, a la cual acosa sexualmente el negro Monostatos. Sarastro lo castiga y entonces se revela que él y sus hombres son los buenos. La Reina y sus mujeres son, en verdad, las malas. Ellos han secuestrado a Pamina para una causa tan bondadosa como es iniciarla en la sabiduría por medio del amor. Tamino y Pamina se enamoran; pero es él, no ella, quien hará frente, junto con Papageno, a las pruebas de iniciación. La primera consiste en quedarse callado. Papageno no lo consigue («¡Que yo no pueda dejar de parlotear / es realmente una vergüenza para mí!»); Tamino, sí. Hasta tal punto lo consigue que Pamina decide suicidarse porque su amado no le dirige la palabra. Papageno también va a colgarse de un árbol, pero en el último momento le obsequian su Papagena. En cuanto a Pamina, los tres muchachos la convencen de que no se mate («Una mujer que no teme / ni a la noche ni a la muerte / es digna de ser iniciada») y ayuda a Tamino a superar las dos últimas pruebas, atravesar el agua y el fuego, mientras él toca la flauta y a ella la guía el amor. «¡Gracias al poder de la música, / atravesamos alegres / la sombría noche de la muerte!». Final feliz. Telón. Aplausos.

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Publicado

2021-10-13

Cómo citar

CASTRO, E. (2021). Mozart, Kierkegaard y el patriarcado en La flauta mágica. Tsantsa. Revista De Investigaciones artísticas, (11), 1–7. https://doi.org/10.18537/tria.11.01.01